Marmorado: como el arte y el trabajo a mano me han empoderado y permitido cumplir mis sueños

“La gente no adora tu producto, adora lo que le aporta a su vida”. Andrew Hanelly

Pensé que crear era algo que yo jamás lograría, sin pensar que, nací siendo creadora y que, en cualquier momento, todos podríamos llegar a serlo.

Desde pequeña, fui siempre inquieta, soñadora y optimista. Tuve la gran fortuna de crecer junto a 3 seres y maestros increíbles que son mi familia. Mi mamá, siempre me enseñó la importancia de la humildad y el servicio hacia los demás, mi papá, me sembró la dedicación, la perseverancia y cómo el trabajo duro trae grandes frutos, y mi hermano, me mostró la importancia de caerse para volverse a levantar.

Así, cualquier proyecto que empezaba estaba fundado alrededor de estos valores y, Marmorado no fue la excepción. A mis 20 años, comencé a tener el impulso de emprender. Era estudiante de psicología con poco conocimiento en administración de empresas, pero con muchos sueños y ganas de no solo ayudar a mi país, sino también a generar un impacto en las personas.

No sabía muy bien cuál iba a ser mi proyecto y definitivamente, el arte y el trabajo a mano jamás fueron una opción, hasta que tuve la gran fortuna de conocer este tejido llamado “Peyote”. En ese momento, no lo comprendí muy bien, pero hoy entiendo que fue una conexión profunda e instantánea con aquella creación que tenía en mis manos, con sus colores y su forma. Aquel tejido, revolucionó mi mundo, me quedaba horas observándolo y tratando de comprender cómo se creaba una pieza que podía transmitir tanto como lo hacía esta.

Después de aquel encuentro, no tuve que pensarlo mucho más pues así no supiera muy bien hacia donde me iba a dirigir aquel proyecto, sabía que lo había encontrado.

Desde entonces, comenzó el verdadero viaje: emprender hacia lo desconocido. Le llamo así porque verdaderamente no tenía NADA. Ni el conocimiento ni tampoco el talento (eso creía). Sin embargo, tuve la gran fortuna de encontrarme con personas increíbles, una de estas fue Adelaida Acosta, mi profesora y maestra del tejido. Aquella que sin saberlo y creo sin tenerme mucha fe, me inculcó no solo el amor por el tejido y el trabajo a mano, sino que también la importancia que tiene la calidad en las piezas que tejemos.

Luego, vino la creación de la marca. Necesitaba un nombre del cual no me cansara y que tuviera un gran significado para mí. Fue así, como pensé en “mar”, aquel lugar del universo que desde pequeña sacaba lo mejor de mí. Pero especialmente, me producía inmensidad. El hecho de que esta creación de agua se encontrara con el cielo, me llevaba a la curiosidad, a la introspección y a la creación. Mirar hacia el horizonte, era un momento efímero pero indispensable para conectarme con mi ser y con mi corazón. Para reconocer mis sueños, mis anhelos y para encontrarme con mi voz interior. Pero sobretodo, este momento, se llenaba aún más de sentido cuando el sol caía, y de repente aparecía sobre mi un “mar morado”.

Después de tener el nombre, llegó el momento de lanzar al mundo la marca. En aquel momento, Instagram no tenía tanta fuerza como ahora, no sabia cómo tomar una buena foto, como mezclar colores o como diseñar. Así que, me lance a las redes con las creaciones que había hecho en mis clases.

Mirando hacia atrás, recuerdo con estrés y ansiedad aquel momento. Cometí muchos errores en calidad, en tallas, en ventas y en material. Tuve que arreglar varios pedidos porque no quedaban bien e incluso hubo algunos que se desarmaban. Cada vez que un cliente me volvía a escribir pensaba que era para generar alguna queja. Sin embargo, pienso que esta etapa fue indispensable para mejorar, no solo el producto ni la marca, sino uno como emprendedor. Aprendí que las adversidades deben enfrentarse como oportunidades de crecimiento. Pero lo más fundamental fue que aprendí a no rendirme a pesar de la dificultad.

La verdad, es que, en aquel momento, Marmorado no tenía una comunicación solida. Jamás planeé mi proceso al pie de la letra, simplemente me aventé y desde ahí comencé a construir mi marca. Lo cual pienso que hoy, ha hecho que sea una marca completamente transparente con lo que comunica y con lo que es, ya que, en el proceso, fui descubriendo el verdadero valor que tenía en mis manos. Comprendí lo valioso que es poder trabajar a mano, pues es literalmente plasmar tu alma en el tejido. Entendí y valoré el hermoso y gran trabajo que hacen nuestros artesanos colombianos y como pocas veces lo entendemos y compramos sus piezas a $10,000-50,000 pesos. Comprendí, que más allá de piezas de joyería, Marmorado era arte y conexión. Era una manera de expresión y una búsqueda interna hacia la autenticidad de cada ser humano que usaba nuestras piezas. Y fue por esto que Marmorado se transformó a ser una joyería del alma.

La creación de Marmorado ha sido el proyecto no solo más importante de mi vida sino el que he hecho con más sentido. Como joven emprendedora y estudiante he podido tener el privilegio de aprender valores indispensables para la vida, como lo son la disciplina, la perseverancia, la rectitud y el liderazgo. Pero también, he comprendido que los límites a nuestros sueños solo los ponemos nosotros mismos. Pues, como he mencionado anteriormente, al comenzar este emprendimiento lo único que tenía eran ganas y sueños y el camino me enseñó que, al tener estos dos factores, lo demás llega por añadidura. Claro, debemos poner de nuestra parte, pero las puertas del universo tienden a abrirse cuando uno también está abierto a lo que el universo quiera traernos.

Hoy, no estamos ni cerca de lo que quiero que sea de Marmorado y de igual manera se que me he disfrutado cada momento del proceso. Hoy, somos 3 tejedoras creando en este universo, a las cuales se les valora el trabajo a mano y a las que he querido empoderar desde el primer momento que llegaron a trabajar conmigo. Al igual que a mis clientes, a los cuales les he agradecido siempre no solo por la acogida y la lealtad que nos han brindado, sino también por permitirse adentrarse en su propio proceso creativo, el cual es un regalo permanente y duradero que tendrán con ellos siempre. Hoy, comprendo que no es que no seamos creativos, es que no nos atrevemos a conectar con nuestro interior y a confiar en nuestro trabajo para poder serlo. Hoy, entiendo que el miedo es una emoción necesaria en el proceso, no obstante, es importante no dejar que nos paralice, sino por el contrario, a pesar de sentirla tener el coraje y el valor de luchar por aquello que queremos. Hoy, puedo decir que yo no sería quien soy sin Marmorado y no me imagino una vida donde no pueda tener el privilegio de trabajar a mano.

Finalizo mi historia invitándote a conocer este emprendimiento de joyería colombiana y apoyar la mano de obra local.

Marmorado | Art Jewelry
Instagram: marmoradoo
TikTok: @marmoradojoyeria
Email: [email protected]
Cel. 314 4715053

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