Viña Tarapacá presenta su Master Plan de Biodiversidad: El Origen de un Vino Excepcional

La viña chilena que posee más de 145 años de tradición y excelencia enológica, presenta por primera vez el plan de clase mundial, que ha desarrollado en el ámbito de la viticultura sustentable y de la biodiversidad, y el impacto de éste en el terruño de su fundo, ubicado en el corazón del Valle del Maipo.

El Fundo Tarapacá, situado en el Valle del Maipo, es un lugar único y privilegiado que se encuentra rodeado por los Altos de Cantillan, un cordón montañoso de la Cordillera de la Costa y el río Maipo, creando un “Clos Natural”, es decir, murallones naturales que protegen las más de 2 mil hectáreas donde se encuentran los viñedos de la histórica viña. Este se encuentra dentro de uno de los 35 hotspots globales de biodiversidad, siendo considerado un lugar prioritario para la conservación de esta.

Para proteger y preservar la Biodiversidad del fundo y con el objetivo de resguardar su legado, Viña Tarapacá ha tomado una serie de medidas que forman parte de un Plan Maestro con una proyección a siete años, que busca proteger y fomentar el desarrollo de la flora y fauna endémica y nativa, propia de la zona central de Chile. Entre estas acciones destacan: promover la restauración pasiva y la creación de una red de corredores biológicos que restablezcan la conexión entre el macizo de Cantillana y el Río Maipo, a través de los viñedos del fundo, lo cual al mismo tiempo nutre el terruño de la bodega chilena.

“Con este plan, nuestro objetivo es sensibilizar y compartir buenas prácticas de agricultura sustentable en favor de la enología y del planeta. Sabemos que es un camino que va a traer beneficios y sostenibilidad a largo plazo. Estamos adoptando un nuevo modelo de gestión agrícola para mantener los servicios ecosistémicos en equilibrio y visibilizar la relevancia de la conservación en las áreas productivas”, comenta Sebastián Ruiz, Enólogo Jefe de Viña Tarapacá.

A su vez, Ruiz enfatiza que existe una conexión entre la biodiversidad y el terruño de Viña Tarapacá, y que el desafío es mantener una conversación entre la flora, la fauna nativa y la uva para lograr una mejor fruta, más fuerte y con una mayor identidad de origen.

“La influencia que posee la reincorporación de la vegetación nativa a los suelos fortalece los ciclos de nutrientes, aportando mayor vida al suelo y por ende, un carácter más territorial al vino en el largo plazo. Al mismo tiempo, un viñedo en equilibrio, logra una larga durabilidad de la parra, lo que sostiene la calidad de producción a largo plazo, promoviendo un cambio en el paradigma de los procesos en el viñedo”, cierra Sebastián.

El plan contempla la reintegración de un total de 110 hectáreas de vegetación nativa: 40 hás con la creación de red de corredores biológicos y 70 hás en laderas, en un proceso de restauración pasiva. Al 2021 Tarapacá lleva más de 12 hás en corredores biológicos y 22 hás de restauración pasiva.

Esto se transmite en una mejora continua y una innovación en la industria del vino, donde Viña Tarapacá da sólidos pasos a un camino que va a seguir garantizando la calidad y consistencia enológica de sus vinos, a través de esta viticultura sustentable en su fundo.

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