Acaba con el mito de las malas suegras

Si estás en pareja y todo anda sobre rieles hasta que tu suegra entra en escena, es probable que tengas más responsabilidad de la que crees. La conducta más habitual es tratar de hacer cargo a la madre de él o de ella de los malos entendidos. Pero… ¿Es en verdad la culpable de todo? ¿Qué hay de tu parte? Para bailar el tango hacen falta dos…

Todos, alguna vez, hemos tenido –o tendremos– una suegra. La relación que con ella construyamos es en gran parte nuestra responsabilidad, desde el inicio de nuestro vínculo de pareja. Muchas son un sostén enorme de los hogares de sus hijos y grandes compañeras de sus nueras o yernos. Si éste no es tu caso, prueba a romper el mito de la “suegra mala”.

Aquí, algunos tips para forjar una buena relación con ella:

· Trátala con consideración y amabilidad: parece obvio pero no siempre se lleva a la práctica. Es probable que puedan compartir buenos momentos y tú aprender de su experiencia vital. Sé tolerante y empático/a: si algo nos resulta difícil en los tiempos que corren es practicar la paciencia e intentar ponernos en el lugar de los demás. Piensa que algún día puedes estar en sus zapatos. Ella –con sus equivocaciones, seguramente– ha llevado adelante un hogar y ha aprendido bastante en el proceso. Acepta sus aportes, ¿quién ha dicho que tú te la sabes todas?

· Ponte en su lugar: eres tú quien está compartiendo la vida con su ser más amado y quizás se sienta desplazada. Es probable que no haya una cuestión personal contigo, sino que esté tratando de asimilar los cambios en su propia vida, a partir de la partida de su hijo/a del hogar familiar, por ejemplo. Ten en cuenta que tanto tú como tu pareja provienen de estructuras familiares –e historias– diferentes y lleva un tiempo acomodarlas a un nuevo hogar. No sientas a tu suegra como una amenaza y verás que ella se relajará.

· No se trata de una disputa “suegra vs. tú”: aquí no es cuestión de quién se queda con el triunfo sino de intentar buscar la armonía y que todos estén cómodos. Tratar de ganar este tipo de batallas sólo lleva a que las familias pierdan en convivencia, tranquilidad y proyectos. Si ves que el consenso está costando más de la cuenta, toma un café con ella, ábrele tu corazón y dile que sólo quieres que se lleven bien, para poder crear buenos lazos.

· No critiques ni te dejes criticar: la negatividad sólo acentúa las divisiones. Trata de generar consenso. La mayoría de los problemas con las suegras se suscitan por la intromisión en el funcionamiento del hogar. Si éste es el caso, con firmeza y amor, hazle saber que ésta es la dinámica de tu casa, aunque entiendes que a ella puede parecerle rara. No la critiques, todo vuelve.

· Si te pelea, sonríe: aunque suene absurdo, para iniciar una disputa hacen falta, por lo menos, dos partes. No participes de la batalla, prueba con sonreír. El amor termina ganando siempre.

· Pon límites: los límites son un acto de amor, si están puestos de manera diplomática y sin agresión. Conversa acerca de ellos con tu pareja, es su madre y parte de vuestra familia. Cuando los límites son saludables, ayudan a preservar las relaciones.