Cuando el orgasmo no es la meta

El sexo tántrico es una práctica de origen oriental que no tiene como objetivo principal llegar a la eyaculación, sino disfrutar de cada momento del encuentro sexual.

El tantra, una filosofía de vida de origen oriental con más de 4.000 años de antigüedad, en la que se usa la energía sexual para encontrarse consigo mismo, es el pilar del sexo tántrico.

Esta es una manera de asumir los encuentros amorosos, en la que se desvincula el sexo de los órganos genitales, ya que la idea es que todas las partes del cuerpo sientan excitación, retrasando la llegada del orgasmo y disfrutando del camino sin obsesionarse ni perseguir un final.

Actualmente, diferentes escuelas tántricas alrededor del mundo, ayudan a las personas a descubrir estas ancestrales técnicas y a vivir experiencias con esta filosofía oriental. Aunque también es posible encontrar escuelas en donde las enseñanzas del Tantra se nutren de la Gestalt, una corriente psicológica que tiene su origen en Alemania y es un tipo de terapia cuyo objetivo es “darse cuenta” de lo que te ocurre en el encuentro con la otra persona.

No obstante, en cualquiera de estos talleres de crecimiento erótico y emocional, siempre el objetivo es el mismo: se busca que los asistentes comprendan y experimenten las cuatro llaves del tantra:

  1. Vivir el momento: Si durante el acto sexual alguno de los implicados se encuentra distraído, será imposible que disfrute del acto.
  2. Aceptarse a sí mismo y a los demás: Si se está pensando en los kilos de más, la celulitis de las piernas… será muy difícil tener una relación plena. “En el tantra se adora cada poro de la piel de la persona con la que estás: sea el amor de tu vida o una relación de una noche”.
  3. Seguir un movimiento armónico y fluido: “En un ritual ortodoxo de sexo tántrico se prepara la atmósfera, la luz, los olores, incluso la comida…es lo que se llama el Maithuna”.
  4. Expresar lo que se siente y se piensa: En el sexo tántrico se entiende la relación como un acto de comunicación íntimo.

De esta manera, cuando los asistentes van a su casa a tener un encuentro sexual, les es posible darle más importancia a los preliminares, es decir, disfrutar del proceso que “antecede al acto de la penetración, el juego amoroso antes del coito y que tiene como finalidad la excitación”.

Lo que permite sentir, pedir lo que se desea, admirar el cuerpo de la pareja, escuchar y recibir placer, sin que el tiempo sea un impedimento. En el caso de las mujeres, cuando estas aplican las enseñanzas tántricas, les es posible tener el mayor número de orgasmos posibles, mientras el hombre aguanta la eyaculación “para así poder durar el tiempo que quiera”.

Pero ¿cómo hace un hombre para no eyacular cuando tiene un orgasmo? Para ello, el especialista Diego Jiménez les da a los hombres tres consejos:

  • Fortalecer la musculatura pubococcigea (la que rodea la zona de la pelvis) .
  • Practicar y conocer cuál es su punto de no retorno, mediante la masturbación.
  • Controlar la respiración.

De esta forma se consigue tener un orgasmo controlado por el propio hombre y se impide que se eyacule, por lo que puede continuar con el acto sexual. No obstante, se ha de tener especial precaución con este método ya que “si no se es precavido y se hace sin ningún control puede llevar a una afectación de eyaculación retardada o incluso a pérdidas del apetito sexual. Es decir, que cuando quiera eyacular, ya no pueda. Hay que practicarlo de forma responsable”, afirma el sexólogo el sexólogo Ruiz Ejarque.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que los juguetes sexuales no son viables en este tipo de prácticas, ya que se trata de sentir el cuerpo del otro de una manera directa.

Diez claves para iniciarse en el sexo tántrico

1) Cuanto menos, mejor. “Los seguidores del tantra recomiendan hacer el amor una sola vez al mes para acumular energía sexual. La abstinencia logra increíbles resultados. Quizás una vez al mes es demasiado poco; empieza por practicarlo una vez a la semana, pero con toda la conciencia en el acto”, publicaron en e-sexualidad.com, el sitio de la sexóloga Diana Resnicoff.

2) Encuentros sin sexo genital. “Tenemos que estar dispuestos a vivir una experiencia diferente en la cual el placer no esté enfocado en el orgasmo sino en el disfrute de los sentidos. Para eso vamos a dedicar no menos de cuatro encuentros a explorar diferentes sensaciones sin llegar a la penetración ni al orgasmo”, sugiere Ezequiel López Peralta, psicólogo y sexólogo, en su sitio.

3) tampoco eyaculación. “Para el tantra, el orgasmo no es sinónimo de eyaculación y por eso el hombre ‘normal’ se desconcierta cuando le dicen que el 90% de los hombres desconocen el orgasmo. La eyaculación aleja al hombre del orgasmo verdadero, del éxtasis sexual”, explican en e-sexualidad. “La solución tántrica es prolongar la etapa última, la más intensa, inhibir el espasmo para permanecer indefinidamente en el punto límite. Ese es el verdadero orgasmo masculino”, agregan.

4) A puro preparativo. “Comenzamos preparando el ambiente, poniéndolo agradable en lo referente a temperatura, música, sábanas suaves, aromas, bebidas y, por supuesto, privacidad. Acondicionamos nuestro cuerpo con un buen baño, peinado y depilación”, detalla López Peralta.

5) El poder de la mirada. “Llegado el momento del encuentro, nos dedicaremos a mirarnos bien cerca, de forma fija, hasta que el deseo se vaya encendiendo”, agrega el sexólogo.

6) Caricias y masajes. Empujadas por el deseo, las caricias serán el paso siguiente. “Masaje a tu pareja lentamente. Explora todo su cuerpo excepto los pechos y genitales. Haz movimientos largos, circulares y busca el propio placer de hacer el masaje. Después de quince minutos, cambien”, detalla el sitio de Resnicoff.

7) Inhalar y exhalar. “La respiración es primordial en el sexo tántrico. El hombre se sienta con las piernas abiertas, las rodillas lo más cerca del piso y los talones uno frente al otro. La mujer se sube en el hombre y lo “abraza” con sus piernas. Comienzan a respirar en forma pausada. Cuando uno exhala, él otro inhala; la idea es que él respire de tu aire y tu del suyo”, explican en e-sexualidad.com.

8) ¡A jugar! “Una posibilidad es ‘el beso del deseo’, que consiste en recostarse uno junto al otro, mirarse a los ojos y besarse sin tocarse. Deben seguir el ritmo de la respiración. Otro juego es ‘más cerca’: la pareja debe mirarse fijamente y besarse la piel. Poco a poco y sin apresurarse van llegando a los genitales con suavidad y dulzura”, agrega el mismo sitio.

9) Las mujeres arriba. La postura clásica de dominio es conocida como Kali. “Para emular a Kali, la mujer se pone en cuclillas y el juego sigue. Los movimientos pueden ser lentos o vigorosos, la mujer puede detener el movimiento pélvico y dedicarse a usar los músculos internos de la vagina para apretar, acariciar el pene. El hombre está quieto, se relaja y deja que la mujer haga lo suyo. Cuando una mujer logra en la postura de Kali llegar al orgasmo y que el hombre llegue al orgasmo también, habrá dejado atrás muchos bloqueos o karmas”, explican en e-sexualidad.

10) Un largo y profundo orgasmo. “El orgasmo no es el final de la fiesta sino el principio de la celebración”, describen en Akirelax.com. “Permanezcan unidos, mediten relajados, disfruten de él. Hay que prolongarlo, liberarse de todo lo que pesa, abandonarse por completo. Entregarse el uno al otro, no pensar en nada, sentir. Que no se apague la llama en un simple desahogo sexual. Tengan la valentía de ir más allá del placer”.