La pregunta del millón en cualquier relación sentimental que se inicia es si seremos compatibles con ese otro que tantas sensaciones nos despierta. La química es indiscutible: está en el aire, hace que sintamos cosquilleos e idealicemos a ese otro al que le atribuimos características mágicas.
La realidad es que cuando nos enamoramos, nos volvemos propensos a actuar con muy poca lucidez. Entender cómo funciona la química del amor resulta iluminador para saber si tenemos chances de construir una relación con cierto futuro.
El enamoramiento y la química del amor
La doctora Helen Fisher, investigadora del comportamiento humano, que estudia al amor y su relación con las neurociencias sostiene que cuando nos enamoramos generamos una intensa actividad cerebral vinculada con el deseo y la necesidad de establecer vínculos profundos con el elegido generándose algo parecido a una adicción. Desde la primera mirada entre dos que se gustan, comienza a producirse actividad en algunas regiones del cerebro. El cerebro enamorado genera dopamina y produce una disminución de la serotonina. Fisher asegura que “la intervención de la dopamina puede inclusive explicar por qué los hombres y mujeres enamorados se vuelven tan dependientes de su relación romántica y por qué ansían la unión emocional con su amado. La dependencia y el ansia son síntomas de adicción, y todas las adicciones importantes están asociadas con altos niveles de dopamina”.
El apego, por su parte, tiene relación con el incremento de dos hormonas: la oxitocina y la vasopresina. Es decir que, a medida que una pareja consolida su relación, comienza gradualmente a disminuir la dopamina. ¿Será por eso que la pasión comienza a dar paso a la construcción real?
¿Deseo o compatibilidad? ¿Qué priorizar?
En estado de enamoramiento, creemos que podremos encontrar solución a cualquier diferencia que surja con esa persona a la que tanto deseamos. ¿Cómo no vamos a poder resolver pequeños detalles si daríamos la vida por él o por ella? Alguien que nos devuelve la ilusión en el amor nos hace sentir poderosos.
La mala noticia es que el amor no lo puede todo ni lo resuelve todo así que es bueno usar la razón para elegir un compañero de ruta que sea compatible, además de deseable.
Ty Tashiro, experto en relaciones de la Universidad de Maryland asegura que solo tres de cada diez parejas terminan felizmente casadas y sostiene que es más importante “gustar” de alguien que “desear” a alguien. De acuerdo a su investigación, el deseo declina a un promedio de 8 % por año de casados mientras que el gusto por alguien lo hace a un promedio del 3 %. De lo que se deduce que es mejor realizar las elecciones priorizando la compatibilidad.
¿Y cómo saber si existe afinidad si no le damos a ese otro una segunda – o a veces tercera – oportunidad?
De acuerdo al estudio “Solteros en América” que lleva a cabo anualmente el sitio Match.com, el 41, 6 % de los entrevistados aseguró que no tiene expectativa de tener química en una primera cita.
De los datos anteriores se deduce que, si bien todos soñamos con escenas de amor hollywoodense, no está mal usar la razón cuando de construir una relación sentimental se trata.
¿Y si usamos la cabeza además del corazón?
Una manera “inteligente” de buscar una pareja compatible es a través de los portales de citas. Funcionan a base de algoritmos que sugieren compatibilidades de acuerdo a las características y búsquedas de las personas. Está comprobado estadísticamente que las parejas que nacen en sitios de encuentro tienen más perspectivas de durar en el tiempo que otras nacidas a la llama de la pasión, sin similitudes en estilo de vida,pensamientos, etc.