La “Candela” detrás de la Marcha de las Putas

La marcha de las putas se celebrará por segunda vez en Colombia el próximo 6 de abril, la cita será a las 11 de la mañana en el parque Nacional y desde allí partirá hacia la Plaza de Bolívar. Confidencial Colombia habló con Mar Candela, la activista de derechos humanos que implementó esta pedagogía en nuestro país.

Toronto, inicios del 2011. Durante una conferencia en la facultad de Derecho de Osgoode Hall, sobre cómo evitar la violencia sexual, el policía Michael Sanguinetti, aseguró que “Las mujeres deberían dejar de vestirse como putas para evitar violaciones”. Ante estas declaraciones, Sonya Barnett y Heather Jarvis organizaron la primera marcha de las Putas, en pro del derecho de las mujeres a vestirse como quieran sin ser acosadas o correr riesgos de abuso y violencia.

En poco tiempo la marcha se replicó en más de 40 ciudades alrededor del mundo, convirtiéndola en un claro mensaje en contra de la justificación de la violencia hacía la mujer.

Sin embargo, para hablar de la marcha de las putas en Colombia, es necesario hablar de la activista Mar Candela y remitirse unos años atrás del 2011.

Como parte de sus actividades en pro de los derechos humanos, Mar puso a disposición la línea telefónica de su casa, para que todas aquellas mujeres que necesitaran alguien con quién hablar, pudiesen comunicarse con ella a cualquier hora.

Las llamadas que recibía, eran de toda índole. “Allí llamaban las mujeres a decirme: “tengo un novio, me muero por él, pero el “man” siempre que está borracho me viola”; o “la niña que estaba llorando porque el papá no le había dado dinero para comprar el pantalón de 250.000 pesos”, asegura.

No obstante, dentro de las llamadas que recibía habitualmente, había una en especial con la que se sentía conectada. Frecuentemente recibía llamadas de una mujer que cambiaba sexo por drogas. Ella era drogadicta y su “jíbaro” tenía la costumbre de llevarle hombres para que la violaran a cambio de un poco de drogas. Pese a la insistencia de Mar, esta mujer nunca quiso denunciar el caso, argumentando que lo que le sucedía se lo buscaba por “puta”, por promiscua, “consideraba que sus violadores tenían la razón”.

Un día sonó el teléfono y al otro lado de la línea hablaba aquella mujer, llamaba a dar las gracias. “muchas gracias, tu red es muy chévere, tú hablas muy bonito, gracias por tu tiempo, pero a mí me van a matar” dijo.

A los pocos días, un periódico amarillista de la capital publicó en primera página, la historia de una “puta” que cambiaba sexo por drogas y que habían matado, el nombre y el apellido correspondían a la mujer con la que Mar Candela había hablado desde hacía poco más de una año, “yo hubiera querido que fueran mentiras, si está viva quisiera saberlo. Coincide el nombre y el apellido, pero hay homónimos, sería muy chévere saber que es un homónimo y que no es ella” dice la activista con la voz un poco quebrada.

Después de este suceso, Mar decidió adoptar la pedagogía de la marcha de las putas y traerla a nuestro país. Fue así como el 25 de febrero de 2012, vestida con un traje de muñeca, se paró a la 1:30 de la tarde al pie de la Torre Colpatria en Bogotá y rodeada de manifestantes y curiosos, alzó su voz en contra de la violencia de género.

Junto con la marcha, también se gestó Feminismo Artesanal, un movimiento que “nace del corazón” y “acoge todas las mujeres de todas las posturas y colores”. Allí convergen feministas cristianas, krishna, ateas… y aunque muchos incrédulos le aseguraron que no funcionaría, la postura de Mar fue clara desde un principio: “feminismo artesanal combate la violencia contra la mujer, pero la primera violencia que combate es la violencia mujer con mujer, esa violencia simbólica que nos enseñaron que, como mi amiga está muy buena es mejor que yo no se la presente a mi marido; feminismo artesanal combate la violencia de los hombres contra las mujeres, pero cree que si nosotras no nos unimos, eso no va a funcionar”.

En pocas palabras, se trata de combatir la violencia hacia la mujer pero desde la raíz, no desde las ramas, desde la estructura singular, particular e individual para poder afectar las pluralidades y los colectivos. “Si yo soy una mujer empoderada, autodenomiada y autodeterminada nadie me mangonea y nadie me vulnera” concluye la activista.

No obstante muchos podrían pensar que esta es entonces una causa netamente femenina, pero no es así. Feminismo Artesanal también propone una masculinidad artesanal que teje y desteje conceptos, que confronta absolutos y cuestiona obsoletos, en esa medida los hombres constituyen parte importante de este movimiento. “Así es posible empezar a construir una sociedad en la que seamos iguales, pero no una igualdad cognitiva, ni física, ni humana, sino una igualdad en derechos, opciones y libertades. Cuando nosotros nos referimos a igual de género, no nos referimos a una igualdad orgánica y física; en ese orden aplicamos la igualdad de género y el derecho a ser diferentes en humanidad. Defendemos las singularidades para defender las pluralidades”, concluye.

La cita este año será el 6 de abril a las 11 de la mañana en el parque Nacional. Desde allí partirán hasta la Plaza de Bolívar, “las putas de oficio y a las putas por sospecha”. La fecha ha cambiado porque “una de nuestras apuestas políticas es que la mujer no sea una hora y en día en el calendario, no nos interesa eso, nos interesa que el tema de la mujer sea todos los días porque cada 4 días estamos siendo asesinadas”, dice Mar Candela.

Finalmente se espera superar la meta del año pasado, en cuya marcha participaron ocho ciudades. Este año se espera que sean diez o doce, aunque a Mar no le gusta cuantificar, para ella, el hecho de ver a su abuela, su vecina y a miles de mujeres empoderadas es más que suficiente, aunque admite que siendo soñadora, le gustaría “lograr que hombres y mujeres dejen la estúpida guerra de los sexos, que la mujer se reconcilie con su masculino interno y el hombre con su feminismo interno y construyamos juntos el país que queremos, porque no vamos a hallar un país coherente con la constitución colombiana desde que existe la hegemonía sexual”.