La Infidelidad ¿Tabú, Adicción o Necesidad?

En nuestra cultura la infidelidad hace parte de las preocupaciones que aquejan a las parejas tradicionales y modernas. Siempre nos preguntamos: ¿Cuál de los dos es el culpable de esto? O de pronto, ¿son las mismas condiciones de la época en la que vivimos? Confidencial Colombia habló con un experto sobre las causas de la infidelidad y sus motivaciones.

Nadie está exento de ser causante o víctima de la infidelidad. Es un fenómeno inherente a la naturaleza humana que no respeta raza, credo, género, nivel educativo ni escala social. ¿Cómo enfrentarla, cómo superarla, se puede convivir con ella? Hablamos con el psicólogo Daniel García, quien tiene 10 años de experiencia tratando esta temática.

Confidencial Colombia: ¿De dónde proviene la infidelidad. Desde qué momento en la historia se tiene registro de esto?

Daniel García: La infidelidad ha existido a lo largo de la comprensión de los comportamientos sexuales de los sujetos, de acuerdo a que ésta ha tenido varias maneras de ser comprendida o entendida. Porque se puede entender la infidelidad a partir de la cultura, el contexto social, el sistema religioso o depende también de las prácticas que realicen las personas.

La palabra Infidelidad cómo tal, es una palabra que está acotada a una serie de comportamientos y prácticas de unos u otros que han establecido que tener más de una pareja sexual o tener más de una pareja afectivo-erótica, responde a lo ilícito, de los acuerdos que se hacen en ciertas culturas, sobre todo en las culturas monogámicas como en occidente. Asimismo, existen otras culturas polígamas que no consideran que tener más de una pareja o tener sexo con otras personas de manera grupal o de manera individual, sea un acto infiel.

En occidente somos monógamos. La gente no concibe que las personas tengan más de una pareja. Por lo mismo, comportamientos y prácticas como las parejas ‘swingers’ son tan criticadas por aquellas personas que juzgan esto a partir de una mirada tradicional, donde se comprende que la sexualidad tiene que ser entre dos personas.

Parejas Swingers: Se entiende por esto, aquellas parejas que por decisión propia optan por hacer intercambios sexuales con otras parejas por diversión y placer.

C.C.: ¿Por qué una persona siente la necesidad de ser infiel?

D.G.: Yo creo que todos los seres humanos de una u otra manera estamos movidos por el deseo. En nuestro sistema occidental, las personas hacen acuerdos que se legitiman a través de una serie de contratos como los religiosos, por ejemplo. Cuando la gente se casa por la iglesia o por lo civil, de una u otra manera está haciendo unos acuerdos donde está implícito el hecho de la fidelidad.

Sin embargo, hoy por hoy, hay muchas parejas que conviven en núcleo donde no consideran que sea un requisito o prerrequisito el hecho de una monogamia, y vinculan a un tercero o una tercera persona en sus prácticas sexuales.

Por estos días, creo que la gente se ha venido liberando del tabú de la fidelidad. Yo personalmente creo que son más las personas que están deseando la mujer del prójimo, religiosamente hablando, que las personas que no lo están deseando.

También pienso que son más las personas que desearían tener prácticas sexuales con otras personas. Sin embargo, como somos hijos e hijas de una cultura netamente religiosa, tenemos muy arraigado una serie de sistemas y creencias que nos dicen que esta mal y bien.

Yo siento que la gente de hoy está más preparada o simplemente es mas atrevida para hablar a fondo del tema. Las personas han llegado hacer acuerdos en donde la monogamia no tiene lugar. Nadie tendría porque juzgar si una pareja decide hacer un trío, un cuarteto o una práctica sexual en grupo. Eso es respetable. La gente decide sobre su propio cuerpo y sus propios actos.

Creer en las estadísticas o encuestas que afirmen por que los hombres o mujeres son infieles, tal vez podría tener un alto grado de incredibilidad. Esto, debido a que en nuestra cultura son muy pocas las personas que se atreverían a decir o a reconocer públicamente que desean estar con otras personas. Aún seguimos tras bambalinas con esta temática y es por lo mismo. Una encuesta o un estudio con estas características podría tener mucho de incierto.

C.C.: ¿Quién es más infiel: la Mujer o el Hombre?

D.G.: Yo creo que los hombres siguen siendo los más infieles, pero pienso que también es una cosa muy cultural. Nuestro sistema es un sistema patriarcal, es un sistema androcéntrico. Los hombres seguimos teniendo poder en muchas cosas. De alguna manera seguimos reproduciendo un estereotipo de género y seguimos reproduciendo unos estereotipos tradicionales de lo que representa la hombría, lo que conlleva a muchos a pensar que van hacer “más machos”, entre más relaciones sexuales tengan.

Mientras que las mujeres, haciendo excepción de muchas también, afortunadamente ya no cumplen con esos imaginarios y están pensando en su sexualidad y en su derecho al placer de una manera más asertiva.

Biológicamente hay algunos estudios que dicen que los hombres venimos programados a tener un vida sexual más activa que las mujeres. Hay otros estudios socioculturales que demuestran lo mismo. Los hombres tendemos a tener una vida sexual más activa y a tener múltiples parejas sexuales, ya que la cultura de una u otra manera nos ha preparado para eso y además nos lo permite.

Para tenerlo claro: Usted va caminando por el centro de Bogotá y se da cuenta de la existencia de muchos lugares donde se realiza trabajo sexual. La mayor parte de estos, por no decir el 99,9% son lugares donde se realizan trabajos sexuales destinados a los hombres. De allí, se da lugar a que de una u otra manera los hombres sigan siendo o estando dentro de los mayores índices de infecciones de transmisión sexual.

C.C.: ¿Es más factible que la infidelidad se de en un matrimonio o en una relación sin ese ‘compromiso’?

D.G.: Es muy relativo. Las personas que son infieles, lo son porque quieren. Puede que cualquiera este muy enamorado y puede que en su pareja encuentre una satisfacción sexual muy asertiva. Pero la persona siente la necesidad, las ganas, el deseo por tener otra pareja sexual.

De ahí parten muchos ejemplos más. Así como hay personas que se sienten bien en una pareja siendo fieles. También existen las personas que dicen: “Yo me siento bien con mi mujer, yo amo a mi esposa, tengo una relación estable, muy asertiva sexualmente, pero me gusta la secretaria, la empleada”. Entonces es una cuestión de querer.

En esas circunstancias me atrevería a pensar que los hombres suelen ser más de una “doble moral” frente a eso. Hay un estudio muy interesante de la Universidad Santo Tomás donde se comprobó que los sitios de trabajo sexual eran visitados la gran mayoría los días lunes, martes y miércoles durante la hora que denominamos “pico”.

Muchos hombres pasan las horas “pico” en estos lugares. Entonces, no le ven nada de malo a ‘echarse un polvo’ mientras esperan que pase el pico y placa para irse a casa.

Esta es un cuestión bastante subjetiva y no la juzgo. Yo creo que lo que tiene que primar por encima de cualquier practica sexual de una persona, es el respeto por las otras personas, y ese es el derecho a la libre elección del otro. Considero de esta manera que si una pareja decide en un momento determinado tener o involucrar un tercero en las relaciones sexuales, va ligado al libre albedrío, responsabilidad y derecho de decisión de quienes participan de eso, lo cual me parece un acto ético. Moralmente sano.

C.C.: ¿En un matrimonio, después de cuanto tiempo de estar casados, es más posible la infidelidad y por qué?

D.G.: Eso es muy variable, porque hay personas que después de haber convivido durante 5 años, dicen: “Me canse de ser fiel”. O puede ser después de 10 años o de 12, tal vez. En sí, no hay un límite de tiempo para medir esta situación.

C.C.: ¿Se puede recuperar el deseo después de haber perdido esa chispa en muchos años de matrimonio?

D.G.: Es algo netamente proporcional. El deseo se puede apaciguar. El enamoramiento es el resultado de la amistad, de la complicidad, de los afectos y las emociones. Pero también, del deseo. Yo soy de los que piensa que Creo que el sexo y más el buen sexo, es la columna vertebral de una relación de pareja muchas veces, independientemente que sea heterosexual u homosexual.

El tiempo disminuye la libido, porque esto es una cuestión también de novedad. Por qué las otras personas quieren estar con otros y otros. Por la novedad del cuerpo, por la novedad de las sensaciones, por la novedad de saber cómo esta persona tiene relaciones sexuales. Hoy por hoy es un ejercicio bastante difícil pero no imposible, que las personas después de compartir muchísimos años de casados tengan la oportunidad de reconquistarse nuevamente los cuerpos.

Los cuerpos son un vehículo de placer, de emociones, de sentimientos, que continuamente tiene que ser descubierto por las otras personas. Si bien es cierto, es lo que se debe hacer en el tiempo de los años de convivencia en los matrimonios tradicionales, o en las relaciones de convivencia. Yo no hablaría de matrimonio, esa es una categoría que está mandada a recoger. Está comprobado que las personas ya casi no se casan, al menos bajo los rituales religiosos. la gente se va a convivir y me parece muy sano también. Yo soy un enemigo de que la gente establezca vínculos oficiales, religiosos o jurídicos sin antes conocerse. Creo que la gente debería irse a vivir con su pareja de una manera tranquila y luego de varios años, vincularse a este ritual político por así decirlo.

Prevenir ser infiel

Aunque para muchos la fidelidad significa mantenerse en un estatus donde se cumple con acuerdos previamente establecidos en una unión marital o civil, según investigaciones hechas por autores como Walter Riso en su publicación Jugando con Fuego; las personas que son fieles pueden ser personas con diferentes tipos de personalidad pero siempre siguiendo un factor común: Permanecer siempre alertas.

Entonces, para evitarla, es mejor seguir el consejo de Riso en su libro: “La mejor manera de prevenir la infidelidad es conocer su dinámica, desprenderse de los mitos que la rodean y entender las causas que la activan sin olvidar sus consecuencias. La fidelidad es un acto de la voluntad, no del corazón”.