Comienza un romance y, con él, la incertidumbre. Desearíamos tener la bola de cristal para saber qué va a suceder con esa incipiente relación y caemos en la ansiedad. Si bien no hay recetas en lo que al amor refiere, estar en calma y dejar que las cosas fluyan es la mejor manera de transitar los primeros tiempos de cualquier pareja.
Nada en la vida se construye de un día para el otro. Imagina comenzar una amistad y pretender que esa persona conozca todo de ti de un día para el otro y se comporte conforme a tus deseos. Aunque suene absurdo, solemos llevar estas pretensiones absolutas a vínculos amorosos que recién se inician, precipitando de este modo su final.
Si quieres que esta vez funcione porque ese hombre (o esa mujer) valen la alegría, he aquí algunos tips:
· No te apures: estuviste toda tu vida sin ese otro ser. ¿por qué pretendes hacerlo parte de tu cotidianeidad de inmediato? Paso a paso, date tu tiempo – y dáselo al otro – para que puedan conocerse de manera gradual.
· No hagas interpretaciones: estás prácticamente ante un desconocido, así que evita las especulaciones sobre sus conductas. Esta es una práctica femenina muy habitual, cuyas conclusiones suelen tener poco que ver con la realidad.
· Evita obsesionarte: de pronto, esa persona pasó a ser “todo” para ti. Nunca es sano que alguien acapare toda tu energía, aunque estés enamorándote. La obsesión es enemiga del buen amor.
· Guarda el misterio: nada hace perder el interés más rápido que contar todo, revelar las intimidades y no dejar espacio para la sorpresa. Así como un mago no revela sus trucos, reserva tus mejores cartas para ir sorprendiendo a ese hombre o a esa mujer a medida que la relación vaya creciendo.
· No idealices: cuanto más alto pongas a alguien en tus calificaciones, más puntos le bajarás cuando lo veas en su plena humanidad. Si bien es parte del enamoramiento endiosar a quien nos hace perder la cabeza, cuando pasen las mariposas te encontrarás con alguien de carne y hueso. Relativiza las virtudes.
· Gradúa la intensidad: nada aleja más que la presión. Si deseas que lo que está comenzando se asiente, no demandes ni trates de controlar el curso de los acontecimientos. Lo que ha de ser, será y no justamente de la mano de la exigencia. Quien está en control de su vida y satisfecho con la misma no anda pidiendo con desesperación la compañía de nadie. Simplemente disfruta y se deja llevar por la vida de manera natural.
· Baja las expectativas: son el camino hacia la frustración. ¿Qué tal si te dejas sorprender por esa persona que ha llegado a tu vida? Quizás no se ajuste ciento por ciento a tu lista de deseos pero te revele aspectos de ti mismo que ni conocías. Sé flexible y puede que tengas una grata impresión.