Muchos consideran que la culpa ha invadido el cuerpo de su pareja, que el desempeño fue tan malo que sólo el llanto pueda calmar la angustia, que las lastimaron o simplemente que algo malo ocurre con ellas, porque el orgasmo masculino no provoca nada similar. Ella se convierte en víctima de los ojos voraces de su pareja que con desconcierto, no sabe hacia dónde mirar para hacer que ella deje de llorar.
Muchos se asustan y no saben cómo reaccionar cuando su pareja entra en un clímax tan grande que el éxtasis la lleva a sollozar. Ellas aseguran que se trata de un momento en el que se sienten parte de un mismo ser, en el que su pareja ha logrado lo impensable: que los cuerpos se fundan y olvidar que el resto del mundo existe. Porque en ese instante preciso en el que dejamos que todo escape, algo ocurre que no hay forma de parar el sentimiento.
El grito casi sordo se esparce por la habitación, dejamos de pensar y nos concentramos en sentir, queremos que lo que hubo en unos segundos sea infinito y por más que intentamos que las lágrimas no salgan, aparecen de la nada, o tal vez de todo. En ese momento, existe una descarga de tensión sexual como ninguna otra, en la que los cuerpos quedan extasiados y, al mismo instante, plenos, llenos de algo que no sabemos qué es pero que podríamos denominar como felicidad. Una descarga de oxitocina, prolactina y endorfinas que provocan un llanto ajeno, involuntario, que no sabemos cómo llegó ahí.
Algunas aseguran que se trata de un momento en el que el orgasmo es contenido por demasiado tiempo, “los sentimientos eran tan grandes que la única manera de sacarlos era echarme a llorar” mencionan cientos de mujeres. Porque el gozo es tan intenso y la conexión a un nivel cósmico, que lo único que parece ocurrir es que, en ese instante, alcanzamos el Nirvana.
La artista del performance y poeta Diana Pornoterrorista ha declarado sobre las lágrimas orgásmicas: “Creo que pasa por el subidón de serotonina y me puede pasar en todas las circunstancias, desde una paja hasta un polvo, en general cuando estoy premenstrual y cuando el orgasmo es de los intensos”.
Llorar después de tener sexo simplemente significa que la experiencia fue sumamente placentera. Las mujeres disfrutan el orgasmo de manera distinta, y el llanto involuntario es una de las mejores maneras para que los caballeros sepan que han hecho perfectamente bien su labor. Muchos consideran que el llanto femenino es un golpe al ego, un indicador de que algo malo ocurre, pero es todo lo contrario.
En un lapso de 5 a 10 segundos, las emociones estallan y la tensión acumulada se libera por fin: contracciones genitales, gritos, gemidos, aumento de frecuencia cardiaca, transpiración y por último, si el orgasmo no ha sido suficiente para liberarnos totalmente, el llanto o la risa, todo depende de la persona.
Sin angustia y sabiendo que el llanto es siempre un halago en lugar de un momento de tensión, déjala disfrutar su orgasmo y tú también aprende a disfrutar del llanto. No esperes que siempre podrás traerlo a escena, muchas veces requieres de un momento ideal, del escenario perfecto y las caricias adecuadas para hacerlo. Pero cuando ella llore, recuerda que lo único que puedes hacer es abrazarla fuerte y dejar que las cosas fluyan.
*Con información de Cultura Colectiva