La fotógrafa Jill Peters, ha viajado hasta la península Balcánica, para retratar la vida cotidiana de un grupo de mujeres que renunció al matrimonio y a las relaciones sexuales, para obtener los privilegios reservados para los hombres.
Las vírgenes juradas son mujeres balcanas, que deciden renunciar a las relaciones sexuales y al matrimonio para tomar el papel del hombre en la familia.
Para poder convertirse en una virgen jurada ó burneshas, las mujeres balcanas deben jurar celibato ante los ancianos de la comunidad y, a partir de ese momento, usar ropa masculina, cortarse el cabello y portar armas.
Aunque la tradición proviene del siglo XVI, todavía queda una treintena de ellas, ubicadas en su mayoría en pequeñas aldeas del norte de Albania.
Las burneshas, son la única forma institucionalizada de cambio de género en Europa y una de las pocas existentes en el mundo, ya que apenas unas pocas comunidades del norte de América y Asia realizan prácticas similares.
Vivir como hombres, es para algunas mujeres de la región la única manera de conservar su honor y resistirse a las normas sociales del código del Kanun, viviendo como vírgenes juramentadas, les es posible acceder a oportunidades reservadas para hombres, como votar, conducir, ganar dinero ó llevar pantalones.
La fotógrafa Jill Peters, cuya obra está caracterizada por cuestionar el sistema de género binario, viajó hasta Península balcánica, para retratar la vida cotidiana de estas mujeres.