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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Antonio Sanguino

Tenemos un súper ministro

La cartera del Ministerio de Trabajo pasa a manos de los verdes, el personaje Antonio Eresmid Sanguino Páez, oriundo de Ocaña, Santander, criado en Valledupar, en pleno Guatapuri. Es el menor de una larga lista de hermanos, como se solía criar en las familias. Influenciado por su hermano y tocayo, se inició en la revuelta estudiantil, en el frente, sin pedir permiso a nadie. Un auge de las izquierdas en las universidades públicas de todo el país fue el primer escenario que tuvo Antonio Sanguino. A finales de los ochenta, se unieron las izquierdas y Antonio fue creciendo de la mano de Toño López, Manuel Manotas y Javier Darío Vélez. Con los verdaderos aires de Camilo Torres y el Amor Eficaz, conformaron la corriente de renovación socialista, firmaron La Paz y él fue director de la Corporación Nuevo Arco Iris.

En una apuesta por apoyar las izquierdas en Bogotá, fue elegido concejal, destacándose por su lucha contra la corrupción y por denunciar toda irregularidad que afectara el proyecto político, que es mucho más grande que la izquierda propuesta por nuestro presidente. Luego fue candidato a la Alcaldía, senador de la República, jefe de gabinete y hoy, ministro del Trabajo. Con este triunfo, se da la revancha de una clase de derecha insípida y clasista, sin mucha historia que contar, porque grande es el rabo de paja que tienen. Sin embargo, el hijo de la vieja Carmen siempre ha salido victorioso y adelante.

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Hemos caminado juntos y también nos hemos separado, pero el sentimiento de cariño sigue intacto. Solo la vida te da y te devuelve lo que mereces. Ahora, te cantamos mi hermano y yo, y nos alegramos por ti, por tu lucha, por tu esfuerzo y, sobre todo, por el país. Siempre criticarán y vociferarán, porque a pesar del progreso, les cuesta compartirlo y, sobre todo, que nos sentemos a la misma mesa.

El gran reto: la reforma laboral, la reforma pensional, el diálogo sindical y, sobre todo, avanzar aún más con los derechos de la mujer trabajadora, ya sea formal, informal o contratista, que tiene vulnerada parte de su vida prestacional.

Así que, con toda, Sanguino, ¡con toda! Ni un paso atrás; este es el camino del gobierno del cambio y, con él, el equipo del cambio.

Marcela Clavijo

Antonio Sanguino llega al Gobierno Petro

El exsenador y exconcejal de Bogotá, Antonio Sanguino ingresa al Gobierno Nacional desde el cargo de ministro de Trabajo en reemplazo de Gloría Inés Ramírez.

El anuncio lo hizo el presidente de la república, Gustavo Petro, desde su cuenta de X.

Antonio Sanguino fue concejal de Bogotá durante tres períodos consecutivos de donde se retiró para aspirar al Senado de la República en donde hizo parte de la bancada de la Alianza Verde, durante el período del presidente, Iván Duque.

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Sanguino conoce al primer mandatario durante mucho tiempo atrás, y lo apoyó durante su paso por la Alcaldía de Bogotá. Durante la campaña presidencial respaldó su candidatura.

Derecha descolocada

Inverosímil. Nadie hubiera podido imaginar que la descolocada política mas grotesca de la derecha criolla, corriera por cuenta del máximo exponente de la derecha supremacista gringa. Es lo que está ocurriendo con las movidas políticas, declaraciones y anuncios desafiantes que en ráfaga dispara a los cuatro vientos Donald Trump en los primeros días de su segundo mandato, que vienen dejando fuera de juego al uribismo y sus aliados.

El cerebro nublado de ideologismo, no les ha permitido calcular la dimensión del discurso de posesión del Presidente Norteamericano. En cabeza de quienes concurrieron como invitados de tercera al acto de investidura, los energúmenos voceros del uribismo no se cansaron de aplaudir la promesa Trumpista de “acabar la decadencia de los gobiernos anteriores”, para que “Estados Unidos reclame el lugar que le corresponde como la nación mas grande, mas poderosa y mas respetada de la tierra”, “empezando por  el proceso de devolver a los millones de extranjeros criminales de vuelta a donde vinieron”, “declarando una emergencia energética nacional para perforar, perforar, perforar”, rematando con la sentencia de que “a partir de hoy solo habrá dos géneros: hombre y mujer”. Elocuente fue el silencio de los voceros de la derecha ante la advertencia de que Estados Unidos reclamaría la “devolución del Canal de Panamá”, que “las fuerzas militares tendrán una única misión: derrotar a los enemigos de Estados Unidos”, o que impondrán aranceles a los países extranjeros.

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En correspondencia con ese libreto, estos huérfanos del poder acudieron en jauría a linchar con alevosía al Presidente Petro por su osadía de negar el aterrizaje en Bogotá de dos aviones militares norteamericanos repletos de migrantes colombianos deportados y transportados indignamente con esposas y grilletes como si se tratara de peligrosos criminales. Petro, se negó a que en suelo nuestro se repitieran las vergonzosas imágenes que ya circulaban de migrantes encadenados arrojados en aeropuertos de Brasil y otros países del continente. Ante la reacción virulenta del Gobierno Norteamericano en cabeza del propio Presidente Trump y su Secretario de Estado Marco Rubio, que incluían sanciones económicas y comerciales, se fue fraguando una narrativa política y una matriz mediática que justificaba por completo a Estados Unidos y condenaba sin contemplación al gobierno colombiano.    

La derecha política y mediática no ha contado con suerte en este episodio. El Gobierno Nacional, mediante la eficiente tarea del entonces Canciller Murillo y nuestro embajador en Washington Daniel García Peña, pudieron en pocas horas superar la tensión diplomática, desactivar las amenazas económicas y comerciales y al final de la semana reestablecer los servicios consulares de Estados Unidos en Bogotá. A pesar de que varios medios de comunicación le siguen otorgando gran despliegue al supuesto trato hostil que reciben nuestros connacionales por parte de las autoridades migratorias en los aeropuertos norteamericanos o que siguen añorando que lleguen aviones gringos con colombianos encadenados para demostrar una derrota de Petro, lo que vimos fue la llegada de nuestros compatriotas en aeronaves colombianas y en condiciones de dignidad.

La cascada de sucesos de toda la semana ha dejado mal parada a la derecha doméstica. Estados Unidos ha declarado la guerra comercial a México, Canadá y China imponiendo aranceles de un 25% para los productos de los dos primeros y del 10% para el segundo; ha anunciado medidas similares para las importaciones de Brasil y la Unión Europea; ha suspendido la cooperación internacional para todo el mundo, salvo para Israel y Siria; ha rebautizado el Golfo de México como Golfo de América; y amenaza con encarcelar 30 mil migrantes en Guantánamo. Paradójicamente un emisario suyo se reunió con Nicolás Maduro en el Palacio de Miraflores de Caracas y tramitó un acuerdo de repatriación mutua con el Gobierno Venezolano, preciso cuando la derecha fustigaba a nuestro Mindefensa Iván Velásquez y al Presidente Petro por establecer un canal de dialogo con Venezuela para enfrentar conjuntamente la crisis de seguridad en la frontera a la altura del Catatumbo.    

El discurso patriotero de Uribe y sus súbditos se ha vuelto añicos ante una evidente conducta que pordebajea la soberanía nacional y pisotea la dignidad de los colombianos, los que han migrado para buscar las oportunidades que ellos en el sempiterno ejercicio del poder les negaron. En medio de su descoloque han desnudado su noción de patria: la del tamaño de sus mezquinos intereses.           

Antonio Sanguino

«El Catatumbo es una región débil institucionalmente»: Antonio Sanguino

El excongresista, Antonio Sanguino, en entrevista para Confidencial Colombia -desde su punto de vista-, explica lo que ha sucedido en el Catatumbo desde hace más de 50 años en el Catatumbo, donde según dice, «es una región con una debilidad institucional muy fuerte».

Sanguino describe las características geográficas, sociales y culturales del Catatumbo, detallando además a cada uno de los actores armados ilegales que han hecho presencia en este territorio, valiéndose de la falta de autoridad estatal en la zona, producto del abandono de más de dos décadas. El exsenador criticó fuertemente a la oposición por no rechazar a los actores armados y sí en cambio responsabilizar al Gobierno actual.

«Es curioso que la oposición de derecha que siempre condena a las organizaciones armadas y que han desatado una violencia en este territorio, hoy no las condene sino que le indilgan las responsabilidades al actual Gobierno», comenta el excongresista.

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Los paragestores de paz

Puede ser un cabezazo. O derivar en una equivocación. En todo caso, el Presidente Gustavo Petro ha asumido el riesgo en declarar “gestores de paz” a 18 exjefes paramilitares, varios de ellos extraditados a EEUU en el año 2003 por el entonces Presidente Álvaro Uribe Vélez. En la Resolución 453 del 12 de noviembre del 2024, el Gobierno busca con los Exparas cerrar la desmovilización de sus antiguos grupos que quedó en vilo por su extradición, al tiempo que estos “contribuyan con su conocimiento y experiencia al desarrollo de actividades de construcción de paz y garantías de no repetición, estructuración de procesos de paz y estrategias de acercamiento con actores armados ilegales”.

El invento semántico de “gestor de paz” se lo debemos al propio Uribe Vélez y su entonces Comisionado de Paz, el prófugo ternurólogo Luis Carlos Restrepo. Esta figura surgió en el 2009, para hacer creer que existía un interés de paz en el Gobierno Uribe, mientras se desplegaba la estrategia de guerra de “Seguridad Democrática”. Los más conocidos “gestores de paz” de aquel entonces fueron los exguerrilleros de las FARC alias “Karina” y “Ovidio Saldaña”, así como los voceros insurgentes Rodrigo Granda y “Francisco Galán”. Ahora, la figura de “gestor de paz” es uno de los instrumentos que la Ley de Paz Total le entrega al Presidente de la Republica para superar las violencias por la vía de las negociaciones de paz.

En esta ocasión resulta audaz y plausible que el Presidente Petro busque cerrar de una vez por todas el fenómeno paramilitar, cerrando una reincorporación interrumpida hace mas de 20 años, pero haciendo honor a los derechos de las victimas de estas bandas a la verdad, la justicia, la reparación y la garantía de no repetición. Recordemos que la extradición de estos jefes paramilitares ordenada por Uribe, priorizó el delito del narcotráfico y la justicia gringa por encima de los graves crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad por los que debían responder en los tribunales de justicia y paz creados como mecanismo de justicia transicional por el Congreso de la República a instancias de las negociaciones entre el Gobierno y las AUC.

Lo que genera muchos interrogantes jurídicos y políticos en esta sui generis decisión de Petro, es que se habilite a estos “paragestores de paz” capacidades para facilitar nuevos escenarios de negociación con expresiones criminales pos paramilitares, a no ser que se reconozca un actual vínculo entre unos y otros. En el caso de Salvatore Mancuso, la Corte Suprema de Justicia acaba de hacer serias advertencias sobre las implicaciones jurídicas de ello, que podría poner en tela de juicio la seguridad jurídica de este propósito de la paz total. Y en todo caso, esta por demostrarse la capacidad de persuasión que sobre bandas criminales remanentes del viejo paramilitarismo puedan tener estos nuevo “paragestores”.

Y la preocupación mas sentida por sectores de sus victimas es la condición de “gestor de paz” otorgada a jefes paramilitares que han preferido la cárcel a contar la verdad y reparar a quienes sufrieron por sus crímenes. Se preguntan por los incentivos que ahora tendrían personajes como “Jorge 40”, “Macaco” o “Hernán Giraldo” para que entreguen verdad y reparación, cuando han sido expulsados de Justicia y Paz o no han sido admitidos en la Jurisdicción Especial para la Paz por su reiterada negativa a ello.

Sortear exitosamente estas dos preocupaciones desde el gobierno garantizan que los “paragestores de paz” sean un audaz cabezazo para la paz de todos.

Antonio Sanguino

Y Vicky salió del clóset

Estaba cantado. Vicky Dávila, más temprano que tarde saldría del clóset. No sabemos si su candidatura presidencial fue concebida desde que el Grupo Gilinsky le entregó la Revista Semana para que la convirtiera en su instrumento propagandístico y en una suerte de Fox colombiano, pasquín digital e impreso de lo que Stafanony denomina “la derecha alternativa”; o si más bien se fue emocionando para mutar de avezada a periodista a activista política poseída por un sarampión retardado, que quienes hemos batallado en la lucha política, gozamos y padecemos a temprana edad.

La candidatura de Vicky arrancó hace rato. Quizás desde el mismo 7 de agosto del 2022, día de la posesión de Gustavo Petro, luego de su frustrada y descarada intervención en favor, primero de Fico Gutiérrez y luego de Rodolfo Hernandez. El primer tramo de su campaña que termina con su “renuncia” a Semana, ha sido una intensa campaña publicitaria que alimentó una narrativa a punta de fake News o postverdades que con portadas, titulares, columnas, crónicas y noticias no dejó títere con cabeza en el bando ideológico contrario, en los posibles competidores en el centro político y hasta en la derecha uribista. Ahora inicia un segundo tramo, seguramente en solitario. Todo indica que no concurrirá a ninguna consulta, que se desmarcará de los partidos de la derecha ideológicamente dura -cambio radical y centro democrático- y de la derecha tradicional y clientelista -Liberal, Conservador y la U-, para construirse y venderse como la outsider de la contienda. Querrá ser la Milei, la Bolsonaro, la Bukele o la Trump, con rostro de mujer.

Pero a Vicky le quedará difícil ocultar la verdadera naturaleza de lo que es y representa. Tiene vínculos familiares directos con el Clan Gnecco, uno de los más truculentos y judicialmente emproblemados clanes de la política caribeña y colombiana. Un Clan, cuyo jefe fundador Lucas Gnecco, su suegro, falleció condenado por la justicia por graves delitos a cuyo funeral Vicky asistió de luto cerrado. Un Clan, que gobierna el Cesar a punta de clientelismo, corrupción y captura de rentas ilegales y que tiene relaciones familiares estrechas con el impresentable Kiko Gómez en La Guajira. Para que no quede duda de los entramados políticos a los que acudirá para representarlos, Vicky arrancó su primera gira nacional en Medellín de la mano de Fico Gutiérrez, fiel expresión de la truculenta política paisa, quien sin sonrojarse se entarimó con la candidata sin despojarse de su investidura de Alcalde. Y no hay duda que esta Vicky candidata es una hechura de Gabriel Gilisnky y su grupo empresarial familiar que busca la captura del Estado para multiplicar, sin limites legales y sin reatos éticos, la prosperidad de sus negocios y riquezas.

Esta muy bien que Vicky saltara a la política electoral de frente. Así haya dicho lo contrario meses atrás. Francamente le estaba haciendo daño por igual al periodismo y a la democracia. Al periodismo porque su agenda política y sus intereses electorales, distorsionaban y socavaban el rigor de ella y el medio que dirigía, tan necesario en un oficio llamado a informar verazmente y a construir opinión pública. Y a la democracia porque emboscada en un medio y en un oficio, desequilibraba la sana competencia política destruyendo malévolamente opositores y contradictores, sin que estos puedan controvertir en igualdad de condiciones. Ahora Vicky, aun si sigue tendiendo Semana a su servicio, tendrá que untarse del barro electoral en circunstancias menos desiguales para sus competidores.

Vicky desenclosetada mueve el tablero electoral en la derecha. Ya los partidos liberal, conservador y la U anuncian una consulta para elegir un candidato anti Petro, Vargas Lleras pretende enviar al olvido el coscorrón que le dañó la aspiración anterior, y el Centro democrático busca sortear las trampas de Uribe Turbay para escoger su carta presidencial. Además de la ideología y de los negocios, la ambición que los une no es derrotar a Petro, es desterrar para siempre la alternancia política izquierda/derecha que por fin llegó a nuestra democracia con Petro en el poder presidencial, para que nadie distinto a su exclusivo club oligárquico, alguien que huela a pueblo y que sienta y sueñe en consecuencia, repita o vuelva a la Casa de Nariño.

Antonio Sanguino

Alharaca uribista

Una tormenta en un vaso de agua. En eso ha terminado la alharaca uribista por los cambios que el alto mando militar y el Ministro de Defensa Iván Velásquez anunciaron en días pasados en la estrategia y operatividad de nuestras fuerzas militares. La narrativa opositora de quienes se proclaman como los únicos defensores de la fuerza pública, en su afán por golpear a Petro, construyeron el Fake News de que se trataba de su desmantelamiento para favorecer a las organizaciones armadas ilegales y a las estructuras criminales que este gobierno heredó de ellos.

El grito en el cielo lo pusieron para aprovechar la resolución firmada por el Ministro de Defensa que ordena la transformación de los “Comandos Conjuntos” y las “Fuerzas de Tarea” tal y como se conocen hasta ahora, que fueron creadas a comienzos de siglo, en el primer Gobierno de Álvaro Uribe, para que Ejercito, Armada y Fuerza Aérea, encararan la confrontación con las guerrillas, principalmente las FARC, que habían entrado a una fase de guerra de movimientos, dejando atrás la típica modalidad de guerra de guerrillas.    

El oportunismo de los sectores de la derecha política no ha podido prosperar porque ha sido el propio alto mando militar el que ha salido a dar las explicaciones sobre estas medidas y decisiones. En su boletín de prensa del 2 de noviembre del 2024, las Fuerzas Militares aclararon que estos cambios ocurren “tras un análisis detallado del contexto estratégico y una revisión a la estrategia militar mediante mesas de trabajo de equipos multidisciplinarios incluyendo inteligencia, operaciones, planeación y un análisis de la amenaza y retos que enfrentan las Fuerzas Militares…”. Advierten además que “los cinco Comandos Conjuntos, continuaran con su misionalidad en el planeamiento y evaluación del ambiente y contexto estratégico en cada una de sus áreas geográficas asignadas.” y a renglón seguido reiteran que “las Fuerzas de Tarea Omega, Hércules y Vulcano continúan operando en las áreas actuales y serán orgánicas del Ejercito nacional”.

Estos energúmenos críticos del gobierno no quieren reconocer o no logran dimensionar que, al adentrarnos en el cierre definitivo del conflicto político armado con el Acuerdo de Paz del 2016, a pesar de la subsistencia del ELN, ha ocurrido una transformación de la criminalidad en Colombia. Y que las nuevas amenazas surgidas de dicha transformación no es posible atenderlas con la doctrina y organización militar propia de la guerra anterior. Se requiere examinar que aporta cada fuerza –Ejercito, Armada y Fuerza Aérea- a la acción y operación conjunta. Quizás, la evaluación del alto mando ha concluido que los comandos y unidades conjuntas que fueron definitivos para cambiar la correlación de fuerzas militares a favor del Estado, se empoderaron de tal forma que debilitaron cada una de las fuerzas regulares.

Las nuevas circunstancias de afectación de la seguridad en la Colombia de hoy ameritan cambios audaces. Mas inteligencia y contrainteligencia, fortalecimiento y cualificación del mando de cada fuerza, identificación y promoción de la virtud en la juntanza y coordinación de las fuerzas militares, y capacidad de despliegue rápido para responder oportunamente a los ataques y amenazas en los territorios. Y, sobre todo, no distraerse con alharacas electoreras.    

Antonio Sanguino

Derrotando el miedo a la autonomía

Pocos lo esperaban. Pero está a punto de aprobarse, con un amplio consenso en el Congreso de la República, la reforma constitucional que modifica el Sistema General de Participaciones –SGP-. Se trata de un verdadero revolcón al modelo actual de transferencias de recursos de la nación a los departamentos y municipios. Y no deja de ser sorpresa que este proyecto de tanta trascendencia no sea de origen gubernamental, como es habitual, sino de congresistas de varias bancadas, y que haya logrado un rápido consenso, incluyendo el apoyo del propio Presidente Gustavo Petro, a pesar de las resistencias iniciales del Departamento Nacional de Planeación y del Ministerio de Hacienda.

Los sectores amañados con nuestro sempiterno centralismo asfixiante no daban un peso por el futuro de este Acto Legislativo. Confiaban en que el Congreso de la Republica mantendría el libreto fiscalista del 2001 y el 2007 cuando, mediante sendas reformas peluqueó la Constitución, para ponerle un freno de mano a los recursos que el Gobierno Central debería enviarle a Alcaldes y Gobernadores para atender las necesidades y derechos de los ciudadanos en sus territorios, principalmente en educación, salud, agua y saneamiento básico. El Proyecto de Acto Legislativo, contra todo pronóstico, arribó esta semana a su sexto debate en la plenaria del Senado de la Republica y se apresta a cerrar su trámite exitoso con los dos últimos debates en una Cámara de Representantes de total composición regional.       

Las reacciones no se han hecho esperar. Desde los sectores más conservadores y nostálgicos del centralismo bogotano propio de la Constitución de Núñez y Caro de 1886, se ha puesto el grito en el cielo para insistir en que tal reforma pone en “riesgo la sanidad de nuestras finanzas públicas”. Con tal argumento quieren hacernos creer que dicha estabilidad fiscal no depende de la racionalidad y disminución de los gastos y la burocracia del nivel central, sino de lo que desde Bogotá se le transfiera a gobernaciones y alcaldías para atender demandas crecientes en derechos fundamentales. Otras voces mas sensatas que se proclaman amigas de una mayor descentralización, reclaman mas cuidado en una reforma de esta naturaleza. Piden revisar primero las nuevas competencias y funciones que se deberían transferir a los entes territoriales, antes de discutir el monto de la plata del presupuesto nacional que será enviada a gobernaciones y alcaldías.

Unos y otros olvidan los perversos efectos de las reformas que redujeron dramáticamente las transferencias territoriales del 2001 y del 2007. Invocando la sanidad de nuestras cuentas públicas, que según ellos, se afectó a finales del siglo pasado por el aumento de estas transferencias desde 1980, se hacen los de la “vista gorda” ante el inocultable aumento de las brechas sociales y territoriales y el incremento de la pobreza en los territorios excluidos. La autonomía de los gobernantes territoriales respecto a los gobiernos nacionales de turno y a la intermediación parlamentaria clientelista y corrupta para movilizar inversiones nacionales en los territorios ha aumentado exponencialmente. Y los cada vez mas limitados recursos de los entes territoriales para atender necesidades nuevas y crecientes como, por ejemplo, los Planes de Alimentación Escolar -PAE- o la construcción de vías terciarias, se combina con una inusitada ampliación de funciones, competencias, recursos y burocracia publica en el nivel central.

El acuerdo logrado en la plenaria del Senado expresado en un porcentaje de aumento del 26 al 39% de las transferencias a departamentos y municipios respecto de los ingresos corrientes de la nación, resulta razonable para disipar algunas dudas y preocupaciones. Y que ello ocurra en un periodo de transición de 12 años y no de 10 como venía en el proyecto original, también envía un mensaje de tranquilidad. Al gobierno le queda la tarea de presentar un proyecto que redefina las nuevas funciones y competencias de los entes territoriales, así como ponerle dientes al control público, social y ciudadano para que los recursos transferidos no terminen en una piñata en manos de clanes y mafias familiares que hoy por hoy ejercen un autoritarismo corrupto en muchas regiones.         

Que este inesperado, pero bienvenido acuerdo político en el Congreso, derrote el miedo a una mejor y profunda democracia.

Antonio Sanguino

¿Safari o estrategia?

En días pasados la derecha se dió garra con los selfis que se tomaron y circularon por sus redes altos funcionarios y funcionarias en El Plateado. Ocurrió en la visita de una numerosa delegación del Gobierno Nacional a este corregimiento del Municipio de Argelia (Cauca) en medio de la Operación Perseo ordenada por el Presidente Petro y desplegada por las Fuerzas Militares en cabeza del Ministro de Defensa Iván Velázquez y el alto mando militar. Las imágenes de Ministros, viceministros y directores de entidades estatales con cascos y uniformes impecables en medio de soldados y oficiales que exhibían el rigor de las acciones militares, fue un innecesario papayaso para los detractarores del gobierno. La puesta en escena parecía mas un safari que una estrategia integral de anclaje del Estado en este especialmente complejo territorio.

La operación militar y la acción integral del Estado que esta visita promete, tiene un especial significado para la estrategia de seguridad del actual gobierno. El Plateado, es una población situada en el núcleo del Cañón del río San Juan del Micay en la cordillera occidental. Es un corredor obligado de oriente a occidente entre Popayán-El Tambo con Belén de Guapí por donde está proyectada la vía al mar; y de sur a norte conectando a Argelia con Lopez de Micay. Este corregimiento se consolidó desde la década de los ochenta como un enclave de la economía cocalera y de otras actividades ilícitas asociadas a ella, como un corredor de circulación de la coca proveniente de Nariño y Cauca hasta las costas del Pacífico y como un sitio de control militar de estructuras armadas ilegales con una hegemonía hasta el 2016 de las FARC y ahora de las disidencias comandadas por “Ivan Mordiscos” y la “Segunda Marquetalia. Desde el Cañon del Micay, hoy “Mordisco” pretende desafiar al Estado, luego de la ruptura de las negociaciones con el sector de la banda disidente que Él comanda.

La presencia territorial del Estado en El Plateado ha sido tan accidentada como la geografía en la que se encuentra situada. Su desarrollo como un centro poblado de 8.000 habitantes que llega a los 12 mil los fines de semana, pero que tiene un área de influencia de 30 mil, ha ocurrido al ritmo de la coca. Además de su condición de corredor, la productividad de la coca puede ser tres veces superior a otras regiones, facilitada por la disponibilidad de servicios comerciales y mano de obra disponible. La presencia de la fuerza publica ha sido espasmódica y las expectativas del Acuerdo de Paz dejaron proyectos inconclusos y promesas incumplidas en un corto periodo entre el 2015 y el 2017, entre ellas el fracaso del Programa de Sustitución de Cultivos Ilícitos PNIS. Luego, en el gobierno que se propuso “hacer trizas La Paz”, se incrementó la economía ilegal y las disidencias se hicieron fuertes en la región. Hoy El Plateado exhibe una infraestructura publica precaria: un hospital en ciernes, una limitada oferta educativa alrededor del I.E.T Miguel Zapata, uno de los colegios mas grandes del departamento; un problema crítico de acueducto y alcantarillado, y un deplorable estado de las vías de acceso y la malla vial del corregimiento.

A excepción del Ministro de Defensa, algunos funcionarios y funcionarias que han asumido la vocería de esta operación no pasan de los lugares comunes y las explicaciones pandas. Más allá de esos discursos vacíos, el Gobierno Petro tiene entre manos una extraordinaria oportunidad para probar una estrategia novedosa en la intervención integral de territorios excluidos y conflictivos como El Plateado. La Fuerza Publica puede desplegar una acción militar que doblegue y reduzca a su mínima expresión estructuras armadas carentes de motivaciones políticas y ocupadas en la captura de rentas. Allí, el trabajo de inteligencia y contrainteligencia debe acompañar la presencia y acción de la tropa, rompiendo los canales de relación con estructuras y mercados ilegales de cobertura nacional e internacional. Como es una operación integral contra bandas armadas dedicadas a las economías ilegales, la estrategia económica de copamiento del territorio es fundamental, y será una prueba de fuego de la nueva política de sustitución de economías ilegales del Gobierno que sustituyó al PNIS. Y el paquete de inversiones que suman 40 mil millones de pesos, requieren acción demostrativa, sostenida en el tiempo y eficaz para romper el imaginario de las promesas incumplidas por parte del Estado.

La estrategia de El Plateado debe fundamentarse en una permanente, fluida, constructiva y transparente relación con las comunidades y ciudadanías. También debe poner a prueba una relación estable de concurrencia de los niveles locales, municipales, departamentales y nacionales de Gobierno. Y debe convocarse a la comunidad internacional para convertir este corregimiento en un referente de paz y seguridad territorial. Si hacemos todo ello, las selfis de estos días no parecerán las de un safari.

Antonio Sanguino

Derecha negacionista

Como una vaca muerta atravesada. Así se comporta la derecha en el mundo y en Colombia respecto al reconocimiento de los impactos de la crisis climática. Su negacionismo no tiene limites para proteger los negocios, la producción de bienes y su consumo desaforado, sin ningún tipo de miramientos sobre el agotamiento de los recursos naturales y el riesgo para la sobrevivencia de la especie humana y de la vida en el planeta.

Para esa corriente política, el cambio climático es un invento de hippis ambientalistas o marxistas reciclados que no merece ninguna atención. Luis Carlos Vélez, el agitador político empaquetado de periodista de la FM, nos regaló una gala de esa conducta, pordebajeando con una ignorancia sin límites, la COP16 sobre biodiversidad que entre el 21 de octubre y el 3 de noviembre sesionará en Cali, puerta de entrada a nuestro pacifico biodiverso. Fue tan bochornoso el episodio que precipitó su salida de esta cadena radial propiedad de uno de los grandes grupos económicos del país.

Pero esta ceguera ideológica que se expresa en negar el cambio climático y sus impactos, deriva en con especie de ignorancia cognitiva respecto a la incidencia que tiene este fenómeno planetario sobre la democracia, incluso en su versión mas formal y procedimental. Porque hay suficientes evidencias de la afectación en la disponibilidad de recursos y en la seguridad económica que exacerban la desigualdad y la pobreza que traducidas en malestar social incrementan la inestabilidad política, estimulan nuevos conflictos y fenómenos migratorios, por cuenta de la crisis climática. Ello genera una enorme presión sobre el proceso de toma de decisiones publicas de los parlamentos y los gobiernos.

Lejos están de entender, los energúmenos de la derecha que las barreras que tenemos para enfrentar el cambio climático son de naturaleza política. Si bien, el cambio climático nos llama la atención sobre los modelos económicos extractivistas e intensivos en el uso de recursos naturales como las energías fósiles, su control y transformación desde una perspectiva limpia y sostenible no será el resultado de la acción de la “mano invisible” de los mercados. Son decisiones que se adoptan en escenarios globales como las Naciones Unidas o regionales como la Unión Europea o la Organización de Estados Americanos, como también los gobiernos y parlamentos de las naciones.

El mayor peligro del negacionismo de la derecha consiste en la imposibilidad de construir los consensos necesarios como sociedad global, nacional y local para proteger la especie humana del apocalíptico riesgo climático que nos acecha. Se oponen o no les interesa que avancemos en cerrar las brechas entre científicos y académicos con las ciudadanías y los tomadores de decisiones públicas que inspiren, documenten y entreguen evidencias a los poderes públicos para adoptar las decisiones adecuadas en su oportuno momento.

A esta derecha que convirtió el lucro y la ganancia en una religión le interesa relativamente poco que el cambio climático ocupe un lugar prioritario en las agendas públicas, que atraviesen como eje articulador los planes de desarrollo, los programas de gobierno y las políticas publicas superando el cortoplacismo y formulando soluciones y acciones de un alcance que supere el periodo de un gobierno. Las emergencias y desastres por razones climáticas obligan a superar el burocratismo, la paquidermia y los procedimientos engorrosos que pululan en las entidades públicas.

Pero son las ciudadanías quienes pueden quitar esta vaca muerta del camino para avanzar en una perspectiva de justicia social y ambiental, y de democracia de alta intensidad. Por ello, el repertorio de formas y escenarios de participación o de democracia directa combinada con democracia representativa es fundamental en una apuesta por la vida desde la política. Y en ello, Colombia viene conquistando un lugar de liderazgo mundial, a pesar de los negacionistas.    

Antonio Sanguino

El coscorrón a Vargas Lleras

La elección de Gregorio Eljach como nuevo Procurador General de la Nación fue un verdadero coscorrón al hombre de los coscorrones, el huérfano de poder Germán Vargas Lleras. Vargas, en trance de candidato presidencial quería repetir en el 2026 con la Procuraduría, lo mismo que hizo sin éxito con la Fiscalía General en manos de Néstor Humberto Martínez en la campaña del 2018, eliminando a la brava y con expedientes fabricados a competidores y adversarios. Y digo sin éxito, porque ni el control del organismo investigador, ni su alianza con clanes mafiosos, ni el poder burocrático en el Gobierno Santos, ni la manipulación de las encuestas, ni los ríos de dinero financiando su aspiración, le sirvieron para evitar quedar regado en el camino.

De nuevo Vargas Lleras movió hábilmente sus hilos en las altas cortes para ganar con cara o con sello. Su estrategia dio resultado en la primera etapa. Después de un largo proceso de selección logró que el Consejo de Estado se decantara por Luis Felipe Henao, uno de sus más fieles alfiles, prescindiendo de connotados juristas que le hubiesen dado estatura a la terna. Pero la Corte Suprema de Justicia no se quedó atrás y se decidió por Germán Varón Cotrino quien fue por mucho tiempo el congresista estrella del vargasllerismo. Si la terna adquirió un perfil notablemente político fue por cuenta de las Cortes, con el agravante de ser políticos ligados a Cambio Radical, el partido con mayor tradición corrupta.

Pero le salió “el tiro por la culata”. Porque cuando se sentía ganador por haber puesto contra las cuerdas al Senado de la República y al Presidente Petro obligándolos a elegir entre dos candidatos provenientes de sus entrañas, Petro sacó el as debajo de la manga que le permitía evitar las perversas pretensiones del candidato presidencial en ciernes. A la terna llegó entonces, por cuenta de Palacio de Nariño un gallo jugado en el Senado de la Republica en donde ha ejercido como Secretario General por 12 años, un candidato curtido en asuntos legislativos y un amigo de todas las fuerzas políticas del Congreso. Si Gregario Eljach fue derrotado con cero votos en la Corte Suprema en donde compitió y perdió con Varón Cotrino, en la terna a la que llegó de la mano de Petro, era inderrotable. Y la paliza que le propinó a sus contendores así lo confirma: 95 votos de 105 posibles, frente a 3 de Henao y 2 de Varón.

A Petro le han cuestionado el perfil político de Eljach, como si la composición política de la terna no tuviese origen en las Cortes. Olvidan los críticos que el propio Eljach pasó con éxito por el filtro jurídico de la Corte Suprema quedando seleccionado entre los últimos 10 candidatos sobre los que decidió el alto tribunal. Y en todo caso, si Petro hubiese ternado al mismísimo Francisco de Paula Santander, el resultado hubiese favorecido a Vargas Lleras haciéndole un enorme daño a este poderoso organismo de control y a la máxima expresión del Ministerio Público.

La elección de Eljach como nuevo Procurador deja varios mensajes. El Presidente en cumplimiento de sus funciones y en ejercicio de las competencias que le otorga la Constitución, ha roto la tradición presidencial de ternar candidatos para los organismos de control y de justicia que provienen de las huestes o del entorno del mandatario de turno. Eljach proviene políticamente del Partido de la U, pero en el caso de la Fiscalía optó, sin antecedentes, por una terna solo de mujeres de altas calidades en el derecho penal; y para la Defensoría del Pueblo le entregó a la Cámara de Representantes una terna de mujeres con una incuestionable trayectoria en la defensa de los derechos humanos.

A Eljach le corresponde cerrar la etapa de una Procuraduría convertida en trinchera de oposición política. Tiene la oportunidad de demostrar que el máximo organismo de control disciplinario no seguirá siendo un botín burocrático de los Congresistas y sus partidos; que no le temblará la mano a la hora de investigar y juzgar a los servidores públicos, incluidos los parlamentarios comprometidos en graves hechos de corrupción; que defenderá los derechos humanos, de las victimas y de la paz sin sesgos ideológicos; y que aplicará con todo rigor el principio de convencionalidad que significa ser guardián del acatamiento de los convenios y tratados internacionales suscritos por Colombia, en particular la Convención Americana que, protegiéndonos de los golpes blandos, en su artículo 23 prohíbe que una autoridad administrativa como la Procuraduría destituya servidores públicos elegidos popularmente si no existe una sentencia judicial.    

Eljach puede ser una pieza clave en la convocatoria a un Acuerdo Nacional que ha planteado el Presidente Petro. Un Acuerdo que puede arrancar con una cumbre de los poderes públicos que restituya un ambiente de estabilidad institucional. Eso sería un segundo coscorrón para Vargas y uno colectivo para toda la extrema derecha.         

Antonio Sanguino

Tatucos elenos a la paz total

Delirante y condenable. La acción del “Frente de Guerra Oriental” del ELN con una volquetada de explosivos tipo “tatucos”, ocurrida el pasado 17 de septiembre contra la base militar de Puerto Jordán entre los municipios de Tame y Arauquita (Arauca), que dejó como saldo 2 soldados muertos y 27 heridos, no solo dinamita el proceso de paz con esta organización insurgente y la deja en cuidados intensivos, sino que estalla en el corazón de la política de paz total.

Es el hecho más grave cometido por los elenos 45 días después de terminado formalmente el cese al fuego pactado con el Gobierno Petro y cuatro meses después, desde mayo de este año, de suspendidos los diálogos en medio de acusaciones mutuas de incumplimiento de lo hasta ahora acordado en la Mesa de Conversaciones, sumiendo la negociación en una grave crisis.

 Según Carlos Velandia o Felipe Torres, ex comandante, ex vocero del ELN y Gestor de Paz, el ELN en estas seis semanas ha realizado tres ataques a la Fuerza Pública en el Catatumbo que dejaron un soldado muerto, seis ataques en Arauca con dos policías y dos soldados muertos y nueve voladuras de oleoductos, seis al de Caño Limón-Coveñas y tres al Bicentenario, sembrando nuevas dudas sobre su voluntad real de paz.

La naturaleza política del ELN y su reivindicación como guerrilla de izquierdas hace aún más incomprensible e inverosímil su actuación. No solo porque le dispara a un gobierno con el que en teoría comparte el mismo campo ideológico, sino porque se atraviesa como vaca muerta a la posibilidad de que sea en cabeza de la propia izquierda que se logre una negociación del final del conflicto político armado con el mayor y mas cualificado proceso de participación ciudadana y popular, abordando incluso  asuntos relacionados con el modelo económico y social, tan negados en las paces anteriores.

La paz con el ELN es fundamental en la política de paz total, porque es el proceso más típicamente político de todas las conversaciones en curso. Mientras las otras ocho mesas de negociaciones con actores armados de diversa naturaleza podrán avanzar en  desarmes, reincorporaciones, sometimientos a la justicia y modestas acciones de transformación territorial en donde estos hacen presencia, con el ELN es posible incorporar nuevas transformaciones que le den mayor alcance a la agenda de cambios que hoy, no sin dificultades y resistencias del establecimiento, quiere abrirse paso en la sociedad colombiana.          

El ELN, si conserva su vocación de proyecto político transformador debe saber leer que la Paz Total es un imperativo para el país hoy gobernado por las izquierdas. Petro recibió como herencia de Duque, un deterioro de las condiciones de seguridad producto de la reconfiguración de las violencias, la actividad criminal y las economías ilícitas. Duque cerró su gobierno con un Clan del Golfo expandido a 241 municipios, mientras las disidencias de las Ex Farc comandadas por el entonces “Gentil Duarte” hacían presencia en 119 y la Segunda Marquetalia de Iván Márquez en 61 municipios. En otras palabras, según fuentes como Indepaz y Pares, Duque entregó a Petro, un país con 420 municipios con presencia de grupos armados, el 37% del territorio nacional. Construir la paz y el desarrollo común en semejante escenario sigue siendo una prueba de fuego de la capacidad de las izquierdas para ofrecer además de prosperidad y derechos sociales, convivencia y seguridad.    

Hay que salvar la paz política, corazón de la paz total, que es el proceso con el ELN. Con un espacio político mas estrecho y el sol a las espaldas, el Gobierno Petro debe hacer todos los esfuerzos para descongelar prontamente la negociación, pero a los elenos le corresponde la mayor cuota de responsabilidad con el país y con el mundo progresista al que dicen pertenecer.  Que la historia no les cobre su incapacidad de entender el clamor de los colombiano por la paz y los cambios que ofrece el gobierno del presidente Petro.

Antonio Sanguino

Bloqueo inédito

Siempre me pareció una tontería o una torpeza, que “no es lo mismo pero es igual”, como dice Silvio Rodriguez. Por mi paso de diez años en el Concejo de Bogotá y cuatro en el Senado de la República, me pareció una actitud ingenua y equivocada votar en contra de los 14 proyectos de presupuestos, presentados por los sucesivos gobiernos, que tuve la oportunidad de examinar y votar en estas corporaciones de elección popular. No solo porque al votar NO me negaba a introducir modificaciones que respondieran a necesidades concretas y derechos vitales de las ciudadanías que delegaron su mandato en la curul que ostentaba, sino porque, en el caso hipotético que mi oposición al presupuesto obtuviera la mayoría, el Alcalde o el Presidente tiene en sus manos las facultades para evitar un bloqueo institucional.

Entendí que entregarle al gobierno de turno el presupuesto para su gestión gubernativa es un acto de responsabilidad política. Incluso, siendo concejal o congresista de oposición, aproveché la presentación del proyecto de presupuesto para adelantar un detallado ejercicio de control político a la ejecución presupuestal en cada uno de los sectores y entidades publicas. El trámite del presupuesto es una extraordinaria oportunidad para resolver dudas y señalar responsabilidades respecto a los bajos niveles de ejecución, los problemas de corrupción y la situación de las finanzas públicas. A la hora de votar las ponencias, siempre me incliné por hacerlo positivamente, dejando mis reparos como constancias y poniéndolas en consideración a manera de proposiciones. Lo contrario, a mi juicio, era un saboteo sin ningún efecto concreto sobre la marcha de la administración publica.

Es lo que esta por ocurrir en el Congreso de la Republica con el proyecto de Presupuesto General de la Nación para el año 2025 presentado a consideración del legislativo por el Gobierno del Presidente Gustavo Petro. Las voces de la oposición y de algunos autodenominados “independientes” acuden a argumentos que bien pueden hacer parte del debate legislativo, para mejorar el articulado o dejar las constancias que expresen su posición política y sus reparos técnicos. Han dicho que se debe ajustar el monto global, toda vez que el gobierno incorpora ingresos sobre expectativas de recaudo exageradas o de una reforma tributaria o Ley de Financiamiento que espera recoger 12 billones de pesos nuevos. Han reclamado por los bajos niveles de ejecución que harían injustificables nuevas solicitudes para las carteras con tan pobre desempeño. Y hasta se atreven a vaticinar un comportamiento similar en la vigencia fiscal que viene. Pero esta narrativa, como nunca antes le había ocurrido a gobierno alguno, se usa como justificación de la negación del monto global en las sesiones de las comisiones terceras y cuartas de Senado y Cámara o comisiones económicas, que es el primer paso para abortar el trámite legislativo del presupuesto 2025.

Es tradición que los proyectos de presupuesto estén soportados en expectativas de ingresos que son hipotéticas y que dependen de la gestión de la hacienda publica, utilidades de las empresas del Estado o la aprobación posterior de operaciones de endeudamiento. El Presupuesto del Gobierno Petro en ello no incorpora ninguna novedad. Pero además, el proyecto en consideración mantiene las inflexibilidades habituales, esto es, gastos de funcionamiento, servicios de la deuda y pago de compromisos de los gobiernos anteriores. En el proyecto de Presupuesto 2025 tasado en 523 billones, la flexibilidad sólo está representada en el 4,6% de gastos de inversión del monto total. En plata blanca, la oposición que anunció hundirla sin conocer la Ley de Financiamiento, “olvida” el lesivo recorte que la Corte Constitucional hizo a los ingresos provenientes de la actividad minera en la reforma tributaria aprobada en el 2022, y castiga sobre todo la inversión social en el inicio del cierre del actual gobierno. “Olvidan” o no han querido leer los Congresistas encabezados por el Presidente del Congreso Fincho Cepeda que el articulo 347 de la Constitución señala que “El Presupuesto podrá aprobarse sin que se hubiese perfeccionado el proyecto de Ley referente a los recursos adicionales, cuyo trámite podrá continuar su curso en el periodo legislativo siguiente”.

Aunque nunca haya ocurrido, la Constitución del 91 se “curó en salud” ante el riesgo de bloqueos institucionales como este. En su articulo 348 advierte que “si el Congreso no expidiere el Presupuesto, regirá el presentado por el Gobierno….” Más aún, la carta política y la ley orgánica de presupuesto establece que toda proposición al proyecto de Presupuesto presentada por los congresistas deberá ser avalada previamente por el Ministerio de Hacienda, como criterio de responsabilidad fiscal. Lejos estaban los constituyentes del 91 de imaginar este bloqueo inédito al primer gobierno de izquierdas en la Colombia contemporánea, pero impusieron esta suerte de “dictadura fiscal” para garantizar la estabilidad y el funcionamiento de la administración publica. Tampoco imaginaron los asambleístas que la subversión al orden constitucional corriera por cuenta de la clase política tradicional, pero esa facultad entregada al presidente sofoca esta suerte de asonada, que seguramente no pasara de ser una inútil alharaca.

Antonio Sanguino

El fantasma de la expropiación

Un fantasma recorre el Congreso de la República; es el fantasma de la expropiación. Todas las fuerzas del viejo establecimiento se unen en santa cruzada contra ese fantasma: El ‘Patrón del Ubérrimo’ y ‘Presidente Eterno’, sus áulicos, los despojadores de todos los pelambres y de todas las tonalidades del bipartidismo, los radicales y los moderados enemigos del cambio, y hasta algunas voces impostadas autodeclaradas de ‘centro’.

Todos, en algarabía, se congregan para atajar este ‘peligro’ incrustado en el nuevo proyecto de ley que busca establecer el funcionamiento de la jurisdicción agraria y que acaba de radicar el gobierno del presidente Petro para su respectivo trámite parlamentario. 

Pero, la gritería que proviene de la caverna política es un efecto retardado de sus exponentes. El nuevo proyecto que entra a discusión requirió de la aprobación previa, en la legislatura anterior, de la Ley Estatutaria de la Jurisdicción Agraria que estableció los lineamientos en correspondencia con la reforma a la Constitución Política, que la incorporó en junio de 2023.

En otras palabras, este proyecto de ley ordinaria, vuelto a presentar luego de su hundimiento como producto de cierto sabotaje de la oposición uribista en las sesiones de la Comisión Primera que terminaron el 20 de junio pasado, propone determinar las competencias de la jurisdicción agraria y rural y establecer su procedimiento y funcionalidad. Es una especie de reglamentación necesaria de la Ley Estatutaria.

La derecha sabe que la ley ordinaria, en lógica legislativa, es inevitable, por lo que sus reparos no son otra cosa que una inocultable estrategia de saboteo para demorar la entrada en operación plena de los jueces y los tribunales que llevarán la justicia al campo colombiano.

El bullicio de los retrógrados del Congreso viene cargado de falacias. Han inventado un discurso contra la expropiación, como si su sola mención significara una invocación diabólica y extraña a nuestra historia y tradición jurídica.

‘Olvidan’ o no se han tomado el trabajo de recordar, estos bien remunerados parlamentarios, que el Artículo 32 de la Constitución de 1886 expedida en el gobierno conservador de la regeneración, en cabeza de Rafael Núñez, establece que “por graves motivos de utilidad pública, definidos por el legislador, podrá haber lugar a enajenación forzosa, mediante mandato judicial, y se indemnizará el valor de la propiedad antes de verificar la expropiación”.

Más aún, el presidente conservador Miguel Abadía Méndez sancionó la Ley 74 de 1926 que advierte, en su Artículo 34, que si existe una o varias extensiones de tierra improductivas cerca de los centros urbanos, cuyos propietarios se nieguen a su venta, el Ministerio de Agricultura podría expropiarlas, previa declaratoria de utilidad pública.

A quienes se proclaman liberales y agitan el trapo rojo en el Capitolio, mientras llaman por sus celulares a los capataces de sus haciendas, no sobra recordarles que en la revolución en marcha de López Pumarejo se aprobó unánimemente el Acto Legislativo 01 de 1936 que elevó a rango constitucional la función social de la propiedad y estableció que “por motivos de utilidad pública o de interés social definidos por el legislador, podrá haber expropiación mediante sentencia judicial e indemnización previa”.

Esta reforma constitucional y la Ley 200 de 1936 o Ley de Tierras advirtió que “por razones de equidad… habrá casos en los que no se aplique la indemnización”. Esta disposición, la expropiación sin indemnización, fue acogida por la Constitución de 1991, aunque luego fue derogada mediante el Acto Legislativo 01 de 1999.

Los energúmenos enemigos de la justicia agraria y rural nos quieren ‘meter gato por liebre’ en el debate. Nos quieren hacer creer que la expropiación es lo mismo que la confiscación, que sí está expresamente prohibida en nuestro ordenamiento jurídico, aunque está prevista la extinción de dominio sobre aquellos bienes obtenidos como producto de actividades ilegales.   

El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, se ha encargado de develar otras falacias en la discusión pública. Ha aclarado que es absolutamente falso que el Gobierno quiera otorgar a la Agencia Nacional de Tierras funciones de expropiación. El Artículo 9 del proyecto, en su numeral 1, define con claridad las competencias de los tribunales agrarios y rurales en materia de “la expropiación de que tratan las leyes agrarias”. También es falaz afirmar que el proyecto de ley busca que la ANT defina arbitrariamente cuándo un predio es de utilidad pública.  

‘Olvidan’ estos defensores del despojo y el acaparamiento que, desde hace 63 años, con la Ley 135 de 1961, ratificada con la Ley 160 de 1994, la reforma agraria es de utilidad pública y de interés general y que desde entonces se facultó al Incora, luego Incoder y hoy Agencia Nacional de Tierras, para hacer expropiaciones administrativas en virtud de esas definiciones.

Remata el ministro Cristo, aclarando que los procesos agrarios especiales que son competencia de la ANT no la autorizan para expropiar, facultad que recaerá sobre los jueces. Lo que sigue bajo la competencia de la Agencia Nacional de Tierras es la fase administrativa, esto es, el deslinde, la clarificación, la extinción, la recuperación de baldíos y la reversión, así como la negociación de los predios y los estudios técnicos necesarios para su compra.    

Esta alharaca de los de siempre y sus aliados de última hora pretende escamotear el papel que una jurisdicción agraria y rural tiene para llevar justicia a un escenario que, como el campo, ha estado plagado de fenómenos históricos de acaparamiento de tierras, atormentado por violentas operaciones de despojo y ocupado por ilegalidades de todo tipo. Es la justicia como una condición para la paz territorial y la seguridad alimentaria de los colombianos. Ese es el fantasma que los atormenta.    

Antonio Sanguino

Ahora si Escazú

Sucedió el 10 de diciembre del 2019, hace casi 4 años y 8 meses. El entonces y liviano Presidente Ivan Duque, a la salida de una pomposamente instalada Mesa Ambiental en medio del Paro Nacional de finales de ese año, prometió que Colombia suscribiría el Acuerdo de Escazú, “se conversa y se actúa”, remató con tono de mandatario en la respectiva rueda de prensa en Palacio. 

La firma del Escazú había sido uno de los reclamos del movimiento ambiental en las masivas y multicolores protestas en todo el país, y Duque, después de responder violentamente con la fuerza pública a los manifestantes había convocado a una “Conversación Nacional” para atender los reclamos.

La operación tortuga desplegada por la retrograda derecha en el Congreso de la República contra Escazú, tenía el inocultable propósito de convertirla en un enorme conejo por parte del anterior Presidente.

En efecto, luego del anuncio en medio del paro del 19 y calmadas las aguas, el Gobierno Duque radicó, después del inicio de la legislatura del 20 de julio del 2020, en el Congreso de la República el proyecto de ley para la ratificación del Acuerdo de Escazú, luego de reiteradas solicitudes de organizaciones ambientalistas de Colombia y el continente, congresistas alternativos y organismos internacionales. Pero el Gobierno lo dejó morir deliberadamente, mientras sus congresistas desplegaron todo tipo de artimañas para que se ahogara sin que se surtiera ningún debate del mismo.

La presión del movimiento ambiental que reiteró esta demanda en el estallido social del 2021 y las solicitudes de sectores académicos y comunidad internacional obligó a que Duque presentara de nuevo el Proyecto ante el Congreso en octubre de ese año. Pero de nuevo, la coalición duque/uribista le puso de nuevo freno de mano al proyecto para repetir su hundimiento. 

Duque y sus aliados no tuvieron éxito. Los ponentes en representación de las fuerzas alternativas y progresistas Iván Cepeda, Feliciano Valencia y yo radicamos la pronuncia positiva desde febrero del 2022 y debimos hacer uso del estatuto de oposición para obligar a la mesa directiva de la Comisión Segunda del Senado para agendar su debate y oposición. Aun así, los opositores a Escazú se ausentaron tratando infructuosamente de romper el Quorum. El Acuerdo de Escazú pudo sortear las maniobras del uribismo y lograr su aprobación en primero y segundo debate en el periodo que culminó en julio del 2022. Ello permitió que el gobierno del Presidente Petro y las nuevas mayorías del Congreso de la República culminaran rápidamente y sin mayor dificultad su tramite, logrando su aprobación definitiva en octubre del 2022. Sin embargo, debimos esperar dos largos años más para que la Corte Constitucional, como ocurre con todo tratado internacional, ratificara esta semana que pasó su aprobación e incorporación a nuestra Constitución Política, convirtiendo a Colombia en el catorceavo de 33 países que deben hacerlo.

La importancia de Escazú radica no solo en que sea el primer acuerdo regional ambiental de América Latina y el Caribe, sino que además es el único en el mundo que contiene disposiciones específicas que obligan a los Estados en la protección de la vida y la actividad de los líderes ambientales.

En especial para Colombia calificado como el país de mayor riesgo para quienes ejercen un liderazgo en defensa de la naturaleza y la vida. “Colombia es el mayor cementerio mundial de defensores de la tierra” tituló con dolorosas cifras el País de Madrid el 13 de septiembre del 2023.

Escazú, cuyo nombre del tratado se lo debemos a la población costarricense del mismo nombre en la que los Estados latinoamericanos suscribieron su acuerdo de creación el 4 de marzo del 2018, tiene como propósitos la garantía y compromiso de los países que lo ratifiquen al acceso a la información de la ciudadanía y la participación pública de la misma en la toma de decisiones ambientales, el acceso a la justicia en asuntos que impliquen afectaciones a la vida y el ambiente, y como ya se ha dicho, proteger  efectivamente la vida de quienes defienden estas causas.

Vendrá ahora una tarea de implementación de las disposiciones emanadas de este Acuerdo. El compromiso del Gobierno y el Estado será posible si hay una sociedad movilizada que ponga la vida y el planeta por encima de cualquier otra consideración. Es la única garantía de evitar las pretendidas trampas de los negacionistas de derecha.

Antonio Sanguino