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Etiqueta: Carbono

Implantar la energía verde genera grandes emisiones de carbono

Cambiar el sistema energético mundial de los combustibles fósiles hacia fuentes renovables generará emisiones de carbono por sí mismo, advierte una nuevo estudio publicado en PNAS.

La construcción de aerogeneradores, paneles solares y otras nuevas infraestructuras consume energía, parte de la cual procede necesariamente de los combustibles fósiles.

 

Pero la buena noticia es que, si esta infraestructura se pone en marcha rápidamente, esas emisiones se reducirán drásticamente, ya que una mayor cantidad de energía renovable desde el principio significará que se necesitará mucho menos combustible fósil para impulsar el cambio.

Este estudio calcula por primera vez el coste de una transición ecológica no en dólares, sino en gases de efecto invernadero.

«El mensaje es que va a hacer falta energía para reconstruir el sistema energético mundial, y tenemos que tenerlo en cuenta –destaca en un comunicado el autor principal, Corey Lesk, que realizó la investigación como estudiante de doctorado en el Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Escuela del Clima de Columbia (Estados Unidos)–. De cualquier forma que se haga, no es despreciable. Pero cuanto más se puedan incorporar inicialmente las energías renovables, más se podrá impulsar la transición con ellas».

Los investigadores calcularon las posibles emisiones producidas por el uso de la energía en la minería, la fabricación, el transporte, la construcción y otras actividades necesarias para crear parques masivos de paneles solares y turbinas eólicas, junto con una infraestructura más limitada para la geotermia y otras fuentes de energía.

Investigaciones anteriores han proyectado el coste de las nuevas infraestructuras energéticas en dólares: 3,5 billones de dólares anuales hasta 2050 para alcanzar las emisiones netas cero, según un estudio, o hasta unos 14 billones de dólares sólo para Estados Unidos en el mismo periodo, según otro. El nuevo estudio parece ser el primero en proyectar el coste en gases de efecto invernadero.

Al ritmo actual de producción de infraestructuras renovables (que se prevé que provoque un calentamiento de 2,7 grados C a finales de siglo), los investigadores calculan que estas actividades producirán 185.000 millones de toneladas de dióxido de carbono de aquí a 2100. Esto equivale a cinco o seis años de emisiones mundiales actuales, lo que supone una fuerte carga adicional para la atmósfera.

Sin embargo, si el mundo construye la misma infraestructura con la suficiente rapidez como para limitar el calentamiento a 2 grados -el acuerdo internacional actual pretende situarse por debajo de esta cifra-, esas emisiones se reducirían a la mitad, a 95.000 millones de toneladas. Y, si se siguiera una senda realmente ambiciosa, limitando el calentamiento a 1,5 grados, el coste sería de sólo 20.000 millones de toneladas en 2100, apenas seis meses de las actuales emisiones mundiales.

Los investigadores señalan que todas sus estimaciones son probablemente bastante bajas. Por un lado, no tienen en cuenta los materiales y la construcción necesarios para las nuevas líneas de transmisión eléctrica, ni las baterías para el almacenamiento, productos ambos que consumen mucha energía y recursos.

Tampoco incluyen el coste de sustituir los vehículos de gas y diésel por otros eléctricos, ni el de hacer que los edificios existentes sean más eficientes desde el punto de vista energético. Además, el estudio sólo tiene en cuenta las emisiones de dióxido de carbono, que actualmente causan alrededor del 60% del calentamiento actual, y no otros gases de efecto invernadero como el metano y el óxido nitroso.

Otros efectos de la transición a las energías renovables son difíciles de cuantificar, pero podrían ser sustanciales. Todo este nuevo hardware de alta tecnología requerirá no sólo cantidades masivas de metales básicos como el cobre, el hierro y el níquel, sino también elementos raros antes menos utilizados como el litio, el cobalto, el itrio y el neodimio.

Muchas materias primas probablemente tendrían que proceder de lugares hasta ahora intactos con entornos frágiles, como las profundidades marinas, las selvas tropicales africanas y la Groenlandia que se derrite rápidamente. Los paneles solares y las turbinas eólicas consumirían directamente grandes extensiones de tierra, con los consiguientes efectos potenciales sobre los ecosistemas y las personas que viven allí.

«Estamos estableciendo el límite inferior –señala Lesk sobre las estimaciones del estudio–. El límite superior podría ser mucho más alto, pero el resultado es alentador».

Lesk afirma que, dadas las recientes bajadas de precios de las tecnologías renovables, en las próximas décadas podría instalarse entre el 80% y el 90% de lo que el mundo necesita, especialmente si las actuales subvenciones a la producción de combustibles fósiles se desvían hacia las renovables.

«Si tomamos una senda más ambiciosa, todo este problema desaparece –asegura–. Sólo es una mala noticia si no empezamos a invertir en los próximos 5 o 10 años».

Como parte del estudio, Lesk y sus colegas también examinaron las emisiones de carbono derivadas de la adaptación a la subida del nivel del mar; descubrieron que la construcción de diques y el traslado de las ciudades hacia el interior donde fuera necesario generarían 1.000 millones de toneladas de dióxido de carbono para 2100 en el escenario de 2 grados.

Esto, de nuevo, sería sólo una parte del coste de la adaptación. No consideraron la infraestructura para controlar las inundaciones en el interior, la irrigación en zonas que podrían volverse más secas, la adaptación de los edificios a las temperaturas más altas u otros proyectos necesarios.

«A pesar de estas limitaciones, llegamos a la conclusión de que la magnitud de las emisiones de CO2 incluidas en la transición climática más amplia son de importancia geofísica y política –escriben los autores–. Las emisiones de la transición pueden reducirse en gran medida si se acelera la descarbonización, lo que confiere una nueva urgencia a los avances políticos en el rápido despliegue de las energías renovables».

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Foto: Pexels

Aquí tiene 10 tips claves para «ahorrar energía»

El cambio climático es un fenómeno científicamente comprobado que demanda no solo el compromiso de los gobiernos del mundo, sino la atención y la participación de todos los actores, incluyendo a los individuos.

En ese sentido, es muy importante conocer cómo las actividades diarias y los patrones de consumo de las personas inciden en la generación de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) y cómo esto se convierte en un factor que aporta al aumento de la temperatura del planeta.

 

Por eso es relevante generar un plan de cambio y explorar acciones, medidas o hábitos que contribuyan a disminuir las emisiones.

¿Sabes cómo calcular tu huella de carbono?

Calcular la huella de carbono de una persona depende de diferentes variables, entre las más relevantes se pueden destacar: capacidad económica, hábitos de consumo, localización geográfica, desplazamientos, generación de residuos y consumo energético.

El cálculo de huella de carbono individual utiliza los datos de consumo y las actividades de una persona con el fin de identificar cuantas emisiones de GEI está generando, por ejemplo, el uso de vehículos particulares para desplazarse, la compra de alimentos que no sean locales, una gestión ineficiente de los residuos y el abuso del consumo de energía, entre otros.

Estas variables son propias de cada habitante, es decir, no existirán dos huellas de carbono iguales, ya que cada persona vive y consume de forma diferente. En general, se estima que un individuo con un mayor poder adquisitivo tiene hábitos de consumo más elevados, lo que deriva en una alta generación de GEI. Por lo tanto, una persona con una capacidad económica menor generará menos emisiones.

Tips de ahorro de energía

Para romper este paradigma, brindamos las siguientes recomendaciones para iniciar el cambio de hábitos con el consumo de energía:

  1. Planchar una sola vez: Las planchas necesitan una gran cantidad de energía para alcanzar temperaturas altas. Por eso se recomienda planchar todas las prendas en una misma tanda. Además, se recomienda evitar las horas pico de 6 am a 9 am y de 5 pm a 6 pm.
  2. Evitar abrir y cerrar constantemente las neveras en los hogares: Cuando se abre la nevera entra calor y el frío que genera el aparato se pierde rápidamente, obligando a que el electrodoméstico gaste más energía para recuperar su temperatura ideal.
  3. Desenchufar dispositivos que no estén en uso: Existen diferentes dispositivos que así estén apagados siguen consumiendo energía, en especial aparatos a control remoto y cargadores.
  4. Implementar sensores de tecnología de automatización del alumbrado: La iluminación en salones, pasillos y oficinas son los principales consumidores de energía en los lugares de estudio y trabajo, por esto, tener tecnología inteligente que se active solo cuando se ocupe un espacio puede reducir considerablemente las emisiones.
  5. Nunca conectar varios aparatos en una misma toma: Si se requiere es mejor optar por multitomas para este fin. Esto produce sobrecargas en la instalación, mayor sobrecalentamiento en la toma y riesgo de incendio. También provoca una operación deficiente, posibles interrupciones, cortocircuitos y daños a largo plazo.
  6. Aprovechar la luz natural en las actividades cotidianas: Apagar los bombillos que no se necesitan permitirá ahorrar energía y un mejor descanso visual al combinarlo con pausas activas.
  7. Pintar las paredes con colores claros: Esto ayuda a aprovechar mejor la luz, tanto natural como artificial. 8. Cambiar las bombillas por unas más eficientes: Las bombillas LED consumen 2,5 veces menos que una de bajo consumo convencional y hasta 8,9 veces menos que una incandescente. Con esto no solo se optimiza el consumo de energía, también se ahorra dinero debido a su larga duración y mejor calidad de luz.
  1. Evitar la introducción de alimentos calientes dentro de la nevera: Se recomienda enfriar los alimentos a temperatura ambiente antes de guardarlos, pues de este modo el aparato trabaja con mayor eficiencia. Si se mantienen los alimentos cubiertos, se conservan mejor y se acumula menor humedad al interior de la nevera.
  2. Borrar los correos electrónicos que ya no se necesitan: Los correos no deseados o no leídos se almacenan en la nube, consumen mayor cantidad de energía y producen más emisiones de CO2. Se calcula que, por cada 50 correos eliminados al día, la huella de carbono puede reducirse hasta en 200 gramos.

Foto: Pexels

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Sostenibilidad: Las 7 tendencias que la están rompiendo

Sostenibilidad. De acuerdo a las tendencias marcadas por un mercado cada vez más atento al cuidado del medio ambiente, son los consumidores quienes están obligando a las compañías a minimizar su impacto a través del activismo y presión sobre sus políticas y actitudes a favor del medioambiente y el momento en que todos se están reinventarnos ante la situación.

Eslas son las tendencias principales en sostenibilidad que estamos viviendo en 2022:

 

Descentralización y teletrabajo: Con la irrupción de la pandemia los trabajadores se adaptaron a esta nueva forma de trabajo a distancia. El teletrabajo ha llegado a muchas empresas para quedarse. Incluso algunas, optan por el equilibrio entre la presencialidad y el teletrabajo. El solo hecho de teletrabajar implica una gran reducción de CO2 por parte de cada una de las personas. Es decir, el teletrabajo supone una menor huella de carbono.

Energía renovables: Como parte de los acuerdos de la COP26, se hizo un llamado para eliminar gradualmente el uso y subsidios de combustibles fósiles e iniciar a potencializar acciones para acelerar el uso de energías renovables alrededor del mundo. La transición hacia energías renovables no convencionales será cada día más rápida. Esto lo veremos durante todo el 2022

Carbono Neutralidad, Adaptación y Resiliencia. Cada día son más las empresas que comienzan a tomar acción frente a la crisis climática y optan por la carbono neutralidad. Midiendo, reduciendo y compensando sus emisiones de gases de efecto invernadero, pero que también están revisando y ajustando sus modelos de negocio, procesos y productos para adaptarse.

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“Compliance first”. Nuestra sociedad se encuentra organizada y basa el buen vivir y convivir en un pacto social que conlleva la necesidad de que todos cumplamos con las leyes y normas sociales, económicas y ambientales. Las personas y las empresas se verán cada vez más obligadas o motivadas a adherir y demostrar el cumplimiento de las normas de emisiones. Probablemente veremos más control y multas por cumplimientos.

Pensar como Startup Frente a los problemas de la sostenibilidad de las empresas cada día nacen nuevas startups que están proporcionando soluciones basadas en tecnología para resolver los problemas ambientales y sociales. Las empresas deben estar atentas a buscar, conocer e incorporar estas soluciones que sin duda le ahorrarán mucho tiempo y recursos. Veremos más compras de startups por parte de grandes empresas.

Los datos, fundamentales: Poder medir el impacto de los esfuerzos de sostenibilidad es un verdadero reto para las organizaciones. En los próximos años, las prácticas de análisis de datos serán cada vez más utilizadas para garantizar que las empresas obtengan resultados.

La responsabilidad comienza en casa. Basta de culpar al gobierno, las instituciones o las empresas de los problemas de sostenibilidad. Los problemas nacen y terminan en nosotros las personas, no en las organizaciones e instituciones. Las personas decidimos qué comprar y que no comprar, por quienes votar, en mantener nuestro medio ambiente limpio, disponer los residuos correctamente e implementar buenas prácticas en nuestra vida diaria, en el hogar, lugar de trabajo, estudios, etc.