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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Comisión de la Verdad

Conozca los ejes temáticos que traerá el informe final de la Comisión de la Verdad

La Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, mecanismo de carácter temporal y extrajudicial del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición – SIVJRNR, se prepara para presentar su informe final que contiene la verdad y los detalles lo ocurrido en el marco del conflicto armado.

El informe que busca contribuir al esclarecimiento de las violaciones e infracciones cometidas durante el mismo y ofrecer una explicación amplia de su complejidad a toda la sociedad se presentará al país el próximo martes 28 de junio, fecha determinada por la sentencia C-337 de la Corte Constitucional que a finales de 2021 determinó extender el plazo de funcionamiento de la Comisión de la Verdad.

 

De acuerdo con información oficial de la Comisión de la Verdad en el informe final se expondrán hallazgos, reflexiones y conclusiones sobre lo que pasó durante más de 50 años de conflicto y un conjunto de recomendaciones para que esa historia de guerra y horror no se repita.

Listen to «“El Informe final es el resultado de un gigantesco proceso de escucha”» on Spreaker.

El pleno de comisionadas y comisionados han planteado algunos ejes temáticos sobre los cuales giraría el Informe Final. Algunos de ellos son:

Narrativa Histórica

Abordará los periodos del conflicto colombiano, los hitos que han marcado la historia y las explicaciones claves de esta evolución, así como los factores de persistencia hasta la actualidad.

Violaciones a los DDHH y al DIH

Este eje temático explicará las violaciones en los diferentes periodos, las responsabilidades colectivas y las lógicas que ayudan a comprender su intencionalidad, modus operandi y sus impactos. Este eje buscará responder a las preguntas: ¿qué pasó? ¿cómo pasó? ¿por qué pasó? y ¿a quién le pasó?

Mujeres y población LGBTQ+

Se abordará desde dos perspectivas: la primera sobre la violencia contra las mujeres y su papel en la construcción de la paz; la segunda sobre la violencia contra la población LGBTQ+. También expondrá las formas de resistencia.

Étnico

Analizará las causas, dinámicas e impactos del conflicto armado en los pueblos étnicos, quienes han sido afectados de manera desproporcionada por el conflicto. También profundizará en cómo los territorios de estas comunidades se han convertido en zonas de disputa por su consideración estratégica y riquezas naturales.

Niños, niñas, adolescentes

se basará en las historias de vida de quienes vivieron el conflicto siendo menores de edad y que han dado su testimonio a la Comisión. El punto clave de este análisis será la desprotección de la infancia en Colombia y el impacto de la orfandad y el reclutamiento.

Impactos, afrontamientos y resistencias

Se centrará en la experiencia de millones de víctimas y en las consecuencias individuales y colectivas que la guerra ha dejado. También hablará sobre las fracturas sociales y las formas en que las comunidades han superado los hechos de violencia sufridos en el marco del conflicto armado.

Exilio

Abordará la experiencia invisibilizada de la población colombiana que ha tenido que salir del país para defender su vida por motivos del conflicto armado. Hay muchas verdades de Colombia fuera de Colombia y es la primera vez que una Comisión asume un reto así.

Testimonial

recogerá relatos de víctimas y responsables que contarán cómo la violencia afectó su vida cotidiana en medio del conflicto armado. Estas historias se dividirán en tres grandes partes: antes de la violencia, en medio de la guerra y las perspectivas de futuro a partir de una selección de testimonios.

Territorial

Explicará las dinámicas locales del conflicto armado en diferentes regiones de Colombia. Sería una narración para recoger la evolución de la guerra, la experiencia de las víctimas y movimientos sociales. Además, abordará las maneras de entender las diferencias y similitudes en las dinámicas e impactos del conflicto armado en los territorios.

Síntesis, hallazgos, conclusiones y recomendaciones para la no repetición

Estará basado en el análisis explicativo que dará las claves para leer el impacto de la guerra, su evolución en el tiempo y lo que la Comisión considera sus hallazgos fundamentales que ayuden a entender las claves del conflicto más en profundidad.

El Informe Final también incluirá una Declaración o Manifiesto, que será un documento corto y recogerá el mensaje que la Comisión dejará al país en una perspectiva transformadora.

 

ONU ve con preocupación el robo de las grabaciones de ‘Otoniel’

La Oficina en Colombia de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha emplazado a las autoridades colombianas a adoptar «medidas inmediatas y urgentes» tras el robo de las grabadoras con el testimonio del narcotraficante y líder del Clan del Golfo, Dairo Antonio Úsuga, alias ‘Otoniel’, quien había anunciado su intención de colaborar con la justicia y denunciar a altos cargos militares.

Las grabadoras y un ordenador fueron robados en la residencia del investigador de la Comisión de la Verdad Eduardo Andrés Celis Rodríguez, según ha denunciado la propia organización.

 

Así, el organismo internacional «insta al Estado a tomar medidas inmediatas y urgentes para garantizar y proteger la labor de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición» tras los «graves hechos» que han trascendido y que «ponen en riesgo los derechos a la integridad y a la vida de quienes conforman la Comisión y el derecho de las víctimas a la verdad», según ha publicado la organización en Twitter.

ONU Derechos Humanos pide así una «investigación eficaz, el esclarecimiento de los hechos denunciados por la Comisión, la determinación de los responsables y la protección de sus funcionarios y de la información que recaben en el desarrollo de su mandato».

«La Comisión tiene un rol fundamental para satisfacer los derechos de las víctimas, en particular el derecho a la verdad, por eso es indispensable su autonomía e independencia», ha concluido el organismo.

El sábado la defensa de ‘Otoniel’ solicitó acogerse a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) pactada en virtud del acuerdo de paz entre el Gobierno y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016.

La solicitud de los abogados de ‘Otoniel’ fue presentada el 13 de febrero y recoge el argumento de que el líder narcotraficante colaboró en acciones criminales en alianza con integrantes del Ejército y del extinto Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), informa la prensa colombiana. Así, ‘Otoniel’ se presenta como «tercero colaborador de las Fuerzas Armadas y promotor y financiador de grupos paramilitares».

‘Otoniel’ fue detenido a finales del pasado mes de octubre y ya ha prestado declaración ante la JEP a petición de las víctimas del conflicto armado de Urabá, aunque se ha negado hasta ahora a dar nombres de militares que tendrían nexos con organizaciones armadas.

Permitido cambiar de opinión

Cuando nacía un niño en la primera mitad del siglo pasado lo más probable es que de una vez fuera bautizado como chulavita o cachiporro, y lo más seguro era que así muriera, no sin haberse “hecho matar” a diario por sus creencias durante su vida. Las creencias eran las de su padre realmente, pero le tocaba hacerlas suyas por “honor familiar”. Durante su vida recibía un entrenamiento en “creer” muy fuerte, desde la religión hasta la política, pasando incluso por los mitos y leyendas. No había la más mínima posibilidad de cambiar de opinión, porque ni siquiera eran opiniones. Eran dogmas. Los dogmas tienen la particularidad de castrar la necesidad de información; con el dictado del dogma termina la búsqueda de conocimiento. Y la persona se siente bien anclada, sin vacíos ni dudas metafísicas.

Como el conocimiento libera a las personas de las cadenas de la ignorancia, lo más interesante de nuestra época actual es que existe la oportunidad de buscar y entender la información que se quiera, y por lo tanto, poder romper a voluntad cuantas cadenas en diversos temas se desee, pese a que aún seguimos siendo entrenados en “creer”. Entre esos temas, la política. Quien no aprovecha esa oportunidad sabiendo que existe, es más ignorante que aquel que no sabe que es ignorante sobre algo, porque no ignora que es ignorante y quiere seguir siéndolo a voluntad.

 

Aquellos que heredan dogmas o se dejan llenar su cabeza de dogmas han tomado una decisión similar, por cuanto la fe y las certezas anulan la necesidad de sentir esa curiosidad que lleve a la búsqueda incesante de conocimiento para encontrar lo verdadero de algo. Con las certezas pasa igual. La fe es una certeza lograda por implantación mientras que algunas otras certezas son logradas por experimentación (el efecto de la gravedad, por ejemplo), pero la mayor parte de las certezas podrían ser el resultado de una auto imposición: después de un proceso liviano de pensamiento la persona decide parar su racionalidad y “tener” certeza en algo.

Los pensamientos se pueden clasificar (del filósofo español Ayllón) en dudas, opiniones o certezas, dependiendo de la disposición de la persona a cambiar su pensamiento por uno diferente mediante un proceso mental. Cuando se tiene una duda, con cualquier argumento que parezca mejor se puede cambiar el pensamiento. Cuando se tiene una certeza, con ningún argumento se puede cambiar. Paradójicamente, las dudas pueden ser síntoma de una mente que usa más su inteligencia que la de aquel que tiene más certezas. Para Russell este asunto era taxativo: “El drama de nuestra época es que los tontos están llenos de certezas mientras que los inteligentes están llenos de dudas”.

En política lo vemos a diario en nuestros días, lo cual es toda una extrañeza, dados los avances en la educación y las facilidades para conseguir información. En ese pasado de chulavitas y cachiporros se podría explicar por la ignorancia generalizada que a su vez alimentaba un contexto avasallador; pero en la actualidad, francamente, resulta difícil de explicar.

Debemos, por tanto, hacer el esfuerzo de repensar esas certezas llevándolas al nivel de las opiniones. Como las opiniones se forman partiendo de una información existente, específica, de contexto o de ambas, y a través de un proceso mental. Sin importar que tan hábil es cada quien en sus procesos mentales, sería de esperar que si cambia la información o el contexto, la opinión cambie. Por pura lógica.

Como resultado, deberíamos darnos el derecho y permitirnos cambiar de opinión sin sonrojarnos siquiera, cuando ha cambiado la información. Si era precaria y ha mejorado, con mayor razón. Es la manifestación de una inteligencia trabajando.

En estos tiempos en que la verdad empieza a aflorar, transitando de rumor a testimonio, confesada por sus mismos actores terribles, nos está cambiando la información específica y también el contexto. Por lo que, con el uso de nuestra inteligencia, debemos darnos la orden de pasar de certezas a opiniones, y volver a pensar esas opiniones que nos habíamos formado a partir de una información diferente, que había sido manipulada. Ahora ya sabemos, a partir de cada vez más testimonios que narran la verdad del conflicto que vivimos, los móviles y los actores del despojo a fuego y sangre (literalmente) de las tierras de pequeños campesinos, y de todos aquellos que ayudaron a que esta bacanal de violencia pudiera convertirse en una “bonita” historia de terceros compradores de buena fe.

Es permitido cambiar de opinión en esta era. Es un derecho personal. Pero, dado que vivimos en una sociedad en la que la interdependencia entre todos hace que cada acto individual afecte a los demás, es también un deber. Es una obligación ser críticos ante la verdad y edificar unas condiciones que aseguren la no repetición de ninguna de estas barbaries a través de la elección de políticos íntegros en las elecciones, que sean capaces de construir diques de justicia real para acabar con la violencia y la corrupción generalizadas. No podemos dejar que sigan aquellos politiqueros y sus cómplices, ninguno de los que participaron de alguna forma en la desgracia de colombianos, indefensos, campesinos. Es también nuestra desgracia. No debe continuar.

*@refonsecaz – Ingeniero. Consultor en competitividad.

Por qué nos cuesta tanto la verdad

El 4 de enero le entregaron al expresidente Uribe la “primicia” de los gastos de la Comisión de la Verdad para que él la trinara de primero, para que después la revista Semana, RCN y demás medios de su cuerda le dieran la dimensión de escándalo. Como si fuera una verdadera primicia que solo Uribe era capaz de ventilar. Pero correspondía a un informe de la misma Comisión para solicitar el presupuesto de los últimos 7 meses que le restan. No era primicia alguna. Lo gastado en el último año es similar en monto a la cifra promedio anual de los tres años de su existencia.

Pero lograron poner a hablar a la gente de semejante gasto, de que así cómo se podía tener “austeridad” según el quejoso Uribe. Lo que nunca estuvo claro era ¿en qué se basaban para protestar de que era demasiado alto, o siquiera alto? Ese tipo de pregunta normalmente no tiene respuesta, porque la crítica airada seguramente se lanzó para otra cosa. Tal vez evidente, en campaña hay que figurar y poner a hablar a tanto incauto como se pueda.

 

El trabajo de la Comisión de la Verdad consiste en “Escuchar a víctimas, responsables y testigos del conflicto armado de todos los sectores, regiones y condiciones sociales en el país para lograr un relato amplio y comprensivo de los hechos y contextos que explican medio siglo de guerra. mecanismos ampliamente utilizados en todos los procesos de construcción de paz resultado de un acuerdo. Estos organismos recuperan los relatos de la violencia, no para ensalzarla, sino para presentar una memoria de los hechos que garantice la no repetición”. Es decir, es un trabajo para la paz.

Es posible que sea en extremo difícil cuantificar el valor que genera la verdad, aunque intuitivamente todos lo presentimos. Paradójicamente, aquellos que no quieren que se ventile la verdad saben muy bien su valor y su impacto contrario a sus intereses, claro. Pero el valor de la paz sí se ha cuantificado ya.

Y lo han hecho muchos economistas con resultados desde 0.3% hasta 4.4% del PIB anual. “Varios estudios realizados entre 2003 y 2015 por entidades como el DNP, Cerac, Fedesarrollo, CID-Universidad Nacional, CEDE-Universidad de los Andes y Bank of America, se propusieron estimar las magnitudes de este dividendo para Colombia. … Teniendo en cuenta los resultados que se concentran en los efectos sobre el crecimiento del PIB y haciendo un análisis estadístico de los mismos, encontramos que en promedio, cabe esperar un dividendo de paz equivalente a 0,7% del PIB por año”. (Portafolio, Cuál es la magnitud del dividendo de la paz, 2016).

En un cálculo rápido, para el PIB de 2020, y tomando 0.7% la contribución de la paz al PIB anual, en una serie de 10 años (descontada con 7% de la rentabilidad de los TES), todo el costo de la Comisión de la Verdad hasta hoy, dividido por el valor presente del beneficio de la paz, sería de tan solo del 2.4%. Como es una inversión en la paz, y aunque hay que tener en cuenta que hay más costos para lograrla, es fácil prever que es un muy buen negocio. Además de que el sentimiento de bienestar, esperanza y prosperidad que genera vivir en paz, no tiene precio.

También aportaron respuestas los mismos funcionarios de la Comisión que explicaron que la logística de su proceso de escucha en todos los rincones del país resulta costoso (El Espectador, 2020). Por otra parte, es posible que los testigos que presentaron a nombre de las víctimas para reforzar la crítica del expresidente, los que tildaron a la Comisión de “derrochona” por comparación con lo entregado por las FARC hasta ahora (falacia de falsa argumentación), no sean tan genuinos; faltaría que un periodista acucioso se pusiera a develar su validez, ya que por obvias razones debe estar en duda. En todo caso no hay forma de tener un comparativo válido como para decir que la Comisión ha gastado poco o mucho, y por lo tanto es una mera opinión de los que no les ha gustado desde el principio que la verdad salga al aire.

Quienes se dejaron incitar por la “noticia” y se indignaron, y actuaron indignados, deben estudiar su comportamiento. Pueden estar enfermos de polarización, sectarismo, caudillismo, y han perdido del todo su sentido crítico. Hubieran podido hacer una referencia rápida y reciente: los 1208 cargos de la Procuradora Cabello, sacados en época electoral y a todas luces muy sospechosos de corrupción electorera, que trataron de pasar como una respuesta a los requerimientos de la CIDH y que prestantes abogados columnistas han demostrado que en nada tiene que ver, tiene un costo que supera el de la Comisión de la Verdad, con la diferencia que el de la Comisión sí está bien invertido con una misión clara y específica. Solo hay que hacer la cuenta: el costo anual de los 1208 cargos que acaba de crear la Procuraduría será de 143 mil millones de pesos anuales (Infobae, 2021) bastante más que los 117 mil millones de la Comisión. El truco consistió en que los medios publicaron la cifra mensual y no la anual, para que no pareciera tan grande: 11.930 millones al mes. Es posible también que la queja contra la Comisión de la Verdad hubiera sido planeada para desviar la atención a la, esa sí, anti-austeridad que representan los 1208 cargos de la Procuradora, aprobados por el MinHacienda, o sea, por el Gobierno Duque.

Para aquellos que tienen una relación directa o indirecta con las atrocidades que se han cometido en las masacres y los desplazamientos de campesinos, con el fin de despojarlos de sus tierras y apropiarse de ellas (un ejemplo duro “Cartografías de la vergüenza y de la verdad pendiente”), resulta apenas lógico que no quieran el trabajo de la Comisión de la Verdad. De esa gente de mal, disfrazada de empresarios, ganaderos o políticos y de quienes ejecutaron las barbaridades bajo su mando, no podemos esperar ninguna otra reacción sino la de sabotear y tratar de que no termine su trabajo la Comisión.

Aquellos que sintieron indignación por el “polémico” (según El Colombiano, RCN, entre otros) gasto de la Comisión sin haber siquiera dudado de la manipulación de la que podían estar siendo objeto, hacen recordar la frase de George Orwell: “Cuanto más se aleja una sociedad de la verdad, más odia a quienes hablan de ella”. No podremos alcanzar nunca la paz que necesitamos para construir un buen país para vivir, si no partimos de nuestra dura realidad. Es preciso saber la verdad de los actos atroces (que aún suceden), y así alejar la posibilidad de que se repitan.

Twitter: @refonsecaz – Ingeniero, Consultor en Competitividad.