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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Conflicto

La advertencia del Estado Mayor Central para elecciones

Con el pretexto de la ruptura del cese al fuego bilateral temporal por el gobierno, el Estado Mayor Central de las FARC anunció una serie de medidas de cara a las elecciones regionales de octubre.

«Entendiendo que en Colombia hay partidos políticos, sectores militaristas, dirigentes políticos o congresistas que atizan la guerra y que pretenden desarrollar las campañas electorales regionales en áreas sobre las que tenemos control político militar, se les informa que desistan de ingresar a dichas áreas, no son bienvenidos, serán devueltos del grupo de control», señaló el comunicado difundido.

 

El grupo insurgente instó a que los candidatos locales y de la comunidad se abstuvieran de recibir apoyos de partidos políticos tradicionales.

La advertencia recae en zonas de influencia donde el Estado Mayor Central de las FARC al mando de alias ‘Iván Mordisco’ como los departamentos de Caquetá, Meta, Putumayo y Guaviare.

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Hacia un acuerdo de paz que beneficie la vida, la cultura y el territorio

Hemos señalado en varios escritos la complejidad del Conflicto Colombiano e identificado algunos de los ciclos multicausales que lo retroalimentan periódicamente. Este Conflicto Armado Interno-CAI conformado por múltiples expresiones que nos han afectado como proyecto de sociedad y de Estado, por lo menos durante los últimos 60 años, requiere romper los esquemas tradicionales de negociación, resolución o transformación pacífica a la que hemos estado acostumbrados, y que aunque han des escalado la ferocidad o intensidad de las consecuencias violentas de este y han ayudado a mejorar el ambiente político y social, para promover los relevos políticos y administrativos de gobierno, no han logrado la fuerza y el dinamismo necesarios, que nos permitan gozar de un ambiente de convivencia y democracia, capaz de llevarnos y mantenernos en un escenario de paz política, económica y social.

No se trata de solo establecer unas mesas de negociaciones en donde participen delegados del Gobierno en representación de un Estado, que es señalado de haber perdido el control de los territorios y su esencia como garante de derechos fundamentales de sus asociados, y que concurran delegados de Grupos Armados No Estatales – GANE, cuestionados políticamente, así sus reivindicaciones gocen de buena salud, o dedicados a cometer acciones criminales para beneficio individual de sus miembros, que manifiesten su interés en sentarse bajo unas condiciones a pactar un acuerdo, y buscar rápidamente su Desarme, Desmovilización y Reincorporación (DDR) como algunos de forma ingenua o manipuladora piensan o presionan, tampoco se trata de instalar unas mesas de negocio en donde dos partes ganan y cada uno se va feliz para su casa con una bolsa de acuerdos que, seguramente serán incumplidos por una o las dos partes.

 

No se trata solo de, si una parte o ambas están maduras para un proceso de paz o pacificación. El espíritu que hoy recorre calles y veredas de este hermoso y adolorido País, es más grande, más altruista, más generoso y exigente. Es el deseo de una sociedad profundamente afectada, que quiere pactar un gran acuerdo nacional por la paz y la reconciliación, al centro del cual estén, no las víctimas como una masa amorfa a la que se le puede incumplir su reparación integral, sino esencialmente unos acuerdos fundamentales para transformar las realidades políticas, económicas y sociales que alimentan el CAI y que deben ser cumplidos, a corto mediano y largo plazo, por todos, todas y todes los miembros de la sociedad, y especialmente por ese aparato que, obliga ser curado de enfermedades crónicas como la corrupción y el narcotráfico, que lo han llevado casi a la muerte, me refiero al Estado y sus diferentes instrumentos de gobierno, de justicia y de construcción normativa.

El abordaje complejo (Morin, 1998)[1] sistémico, para la transformación del CAI y la construcción de la Paz Total, integral estable y duradera, requiere reconocer que se generaran muchas incertidumbres para acercarse con más probabilidad al éxito de su cometido, lo que invita no solo a instalar espacios de diálogo diversos, en relación con los actores, la solución a las múltiples causas y las múltiples consecuencias, sino también (y esto reviste la mayor importancia), instalar mecanismos formales y no formales de comunicación e interacción horizontales entre las rutas y los escenarios establecidos, de tal forma que se alcance la integración de la mayoría de la sociedad y el acuerdo asuma un plano nacional.

Es la interrelación e interacción comunicativa (Luhmann, 1998)[2] y dialógica la que nos permitirá construir conocimientos, identificar y potenciar la emergencia de transformaciones novedosas y ponerle orden al caos inevitable del diálogo en múltiples escenarios, y a su vez la que nos conducirá a superar las incertidumbres propias de la complejidad que nos impone solucionar un conflicto fragmentado, multicausal y de tanta permanencia en el tiempo, como el colombiano.

Para robustecer los acuerdos que se vayan estableciendo en los diferentes escenarios de diálogo tanto de los actores armados como de la sociedad, y las necesarias conferencias con la comunidad internacional, será necesario adelantar encuentros periódicos, intercambiar documentos, según los avances de los acuerdos logrados, de tal forma que los acuerdos específicos temáticos y territoriales, se encuentren en un acuerdo nacional  para avanzar en una estrategia de implementación pertinente, en tiempos, temas y territorios.

No busquemos un acuerdo nacional en donde se contemple o se plasmen las demandas de los actores armados, o en donde gane o se impongan los intereses de quienes representan el Estado débil y cuestionado que hoy tenemos. El acuerdo que se debe buscar, es el que mas y mejor beneficie a la sociedad, a su gente, a quienes han sido tradicionalmente excluidos o marginados, a las víctimas de todos los actores armado incluido el Estado, a las niñas, niños y adolescentes cuyo futuro hoy es incierto, a la naturaleza exuberante pero lastimada, a la vida, la cultura y el territorio.

Luis Emil Sanabria D.

 

[1] Morin, E. (1998). Introducción al pensamiento complejo. Gedisa.

[2] Luhmann, N. (1998). Sistemas sociales, Lineamientos para una teoría general. Barcelona: Antropos.

Lo que se sabe del supuesto asesinato de alias «Siopas»

Este viernes se conoció que alias «Siopas» -cabecilla el Clan del Golfo después de alias «Otoniel»- podría haber sido asesinado hace varios días.

Según informa El Tiempo, el asesinato Wilmer Antonio Giraldo Quiroz (su nombre de pila) se dio por una disputa interna. En la información difundida se señala que una de las causas habría sido el desacuerdo de «Siopas» con sumarse a la Paz Total del gobierno nacional y desde ahí se generaron los enfrentamientos.

 

De alias «Siopas» se desconoce su paradero desde el pasado 14 de febrero, por lo que también sería un hecho que tras el asesinato lo habrían desaparecido.

Por el momento no hay un pronunciamiento oficial de la muerte de uno de los principales cabecillas del Clan del Golfo. Las autoridades tampoco han podido determinar la veracidad de su muerte.

Agentes infiltrados presentes en zonas de influencia del líder de la organización delictiva señalan que no tienen información de su ubicación o movimientos. Los investigadores que aún siguen el caso para determinar dicho asesinato, señalan que se habría dado en Chocó, zona en la que él generalmente se mueve.

En todo caso, si se confirma la muerte de «Siopas» culminaría un enfrentamiento por el poder en la interna de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia contra alias «Chiquito Malo» y alias «Gonzalito». Por información sobre él se llegó a ofrecer hasta 5 mil millones de recompensa.

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El coraje de la verdad

Nos recuerda Michel Foucault que la parresía es “el coraje de la verdad en quien habla y asume el riesgo de decir, a pesar de todo, toda la verdad, pero es también el coraje del interlocutor que acepta recibir como cierta la verdad ofensiva que escucha “.

Estas afirmaciones de Foucault cobran especial vigencia a propósito del reciente informe entregado por la Comisión del Esclarecimiento de la Verdad en Colombia , instancia que fue creada en el marco de la negociación del Acuerdo de paz entre  el gobierno colombiano y las Farc , hoy partido de los Comunes, en el cual para darle cumplimiento a la premisa de considerar los derechos humanos de las víctimas de la guerra , cerca de 10 millones de personas ,   puso en  el centro , en  corazón del proceso de paz, las víctimas del conflicto armado .

 

Para cumplir este compromiso se creó el Sistema de Verdad, Justicia, Reparación y condiciones de No Repetición, sistema del cual hace parte la Comisión de la Verdad.  Durante todos estos años el Padre Francisco de Roux, su presidente y los comisionadas y comisionados se consagraron a viajar por Colombia entera y a visitar a cerca de 12 país para escuchar en el sentido fuerte de la palabra, para escuchar los testimonios de miles de personas víctimas de esta guerra cruel que a veces parecería perpetua.

En el Informe se confirma que en esta guerra no sólo los actores armados estuvieron involucrados, sino que muchos políticos, funcionarios y empresarios participaron para lograr mantenernos por décadas bajo fuego, en especial en los territorios de la Colombia profunda. En el tomo llamado “No matarás “se afirma que esta guerra ha sido una permanente disputa por el poder, la representación y el cambio social y que a pesar de todo lo vivido “no existen leyes que de manera inexorable nos condenen a la guerra “

El Informe acoge el inconmensurable dolor de las, víctimas, pero también reconoce su fuerza y resistencias para seguir adelante, porque han sido las campesinas y campesinos, las poblaciones empobrecidas, las mujeres y los niños, los grupos étnicos y la población LGTBIQ+ donde se ensaño la crueldad, pero también han sido ellas y ellos quienes se convirtieron en la reserva ética para transitar de la guerra a la paz. Han sido las víctimas quienes han exigido verdad, justicia y reparación, pero al mismo tiempo han expresado estar dispuestas a perdonar y a explorar la búsqueda de la reconciliación.

L a publicación del Informe ha despertado múltiples reacciones en nuestro país. La verdad y la memora en un país tan fragmentado y lleno de dolor como el nuestro, son campos de disputa para las explicaciones y comprensiones sobre lo ocurrido. Las expresiones de rechazo y descalificaciones, como era de esperarse, han venido en especial del Centro Democrático.  Nunca han reconocido la legitimidad de la Comisión y han acusados a quienes la conformaron de mentirosos, de comunistas, de presentarle al país una versión sesgada del conflicto y de lo que ha significado la macabra operación de esta máquina de guerra arrasadora de proyectos de vida y de esperanza.

Pero los Comisionados y en especial el Padre Francisco De Roux, su presidente, han asumido una valerosa actitud de mantenerse en el lugar de su mandato ético:  contarle a nuestro país el horror de lo vivido. Con este arduo y doloroso trabajo buscan acercarse a las incesantes y dolorosas preguntas sobre lo que nos ha ocurrido como país.

¿Dónde estábamos, nos interpela el Padre De Roux, cuando se vulneraron las vaginas en Tierra Alta, las cabezas cortadas en el Salado, los hombros despedazados en el Urabá, el estómago reventado en Tumaco, el cuello degollado en el Catatumbo, el rostro quemado en Machuca, los pulmones perforados en las montañas de Antioquía, el alma indígena en el Vaupés?  Esto no puede volver a pasarnos, lo repite una y otra vez, haciendo eco a los miles de testimonios que fueron escuchados a lo largo y ancho de nuestro territorio.

Por ello corren tiempos para la parresia, para decir la verdad. Para que emerja una actitud cercana a la virtud, que se encarna y se expresa en una voz clara que habla por otras voces, que en ocasiones puede traer peligros, y a pesar de ello se dice la verdad. Pero también son tiempos para aquellos  que se verán  concernidos, interpelados de manera incesante ,   por esa verdad que duele y  que ha sido expresada desde muchas voces . Escuchar esa dura verdad y acogerla también será una actitud cercana a la virtud.

 

Ella va escondiéndose de aquellos que la quieren silenciar

Marlene Zambrano, Líder de víctimas del conflicto armado ha estado cuerpo a cuerpo con la guerra. Hoy reconoce que de tanto sostenerle la mirada le perdió el miedo. Esa valentía la ha llevado, por más de una década, a ser una líder dedicada a la defensa de los derechos humanos de las víctimas del conflicto armado. Su casa es el país, porque lo recorre buscando a los que necesitan ayuda y, de paso, va escondiéndose de aquellos que la quieren silenciar.

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Subsanar la concentración informativa, contrarrestar la censura y garantizar la presencia masiva de las víctimas, son algunos de los aspectos que deben articular las políticas públicas alrededor de los medios de comunicación.

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En la edición número 29 de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, víctimas del conflicto armado, se reunirán con dos premios Nobel: Jody Williams, premio Nobel de Paz en 1997 y Svetlana Alexievich, premio Nobel de literatura, en 2015.

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¡Basta ya, no más violencia!

El actor y antropólogo, Nicolás Montero, quien dirigió la serie audiovisual «No más violencia», en la que 50 reconocidos actores narran testimonios desgarradores de las víctimas del conflicto, habló con Confidencial Colombia acerca del proyecto. Con él, pretende que la ciudadanía entienda el dolor por el que han pasado los afectados de la guerra en el país.

 

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Termina el conflicto – estalla el posconflicto

Luego de más de 1.100 días de diálogos ininterrumpidos entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP, en el propósito de poner punto final a la guerra, y dejar sentadas las bases para la ampliación y profundización de la democracia; como punto de partida para que la sociedad, sin exclusiones, construya la justicia social y la sostenibilidad de la paz, que garantice que nunca más el ejercicio de la política esté acompañada por la violencia; éste proceso ha alcanzado su madurez, pasando su punto de no retorno y encaminándose hacia su recta final, que será coronada con la firma del acuerdo de final del conflicto.

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