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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Conflicto Armado

¿Ha degenerado el conflicto armado interno en sólo criminalidad organizada?

El conflicto político armado entre la institucionalidad colombiana y los sectores que optaron por la insurgencia o la resistencia armada, como vía para cambiar al Estado, pareciera estar llegando a su fin. Más de 60 años de confrontación, han agotado generaciones enteras de luchadores sociales o políticos que optaron por la equivocación de la guerra, mientras la institucionalidad degradó el conflicto con acciones genocidas practicadas por cuerpos francos paramilitares y otras formas violentas de daño a los insurgentes y a la población civil afectada.

Luego del acuerdo con las ex-FARC, los grupos que no se acogieron a ese acuerdo, los entrampados por el incumplimiento y las guerrillas del ELN, no han podido convencer al pueblo colombiano de que aún persiguen ideales de cambio social, de transformación política y menos que estarían interesados en abandonar las violencias y sus consecuencias sobre los territorios afectados, para pactar una solución negociada que fortalezca los cimientos de una paz duradera y culmine con la dejación de armas.

Por largos periodos se muestran más interesados en comportarse como señores de la guerra, enseñoreados en los territorios y sobre las gentes. No parecieran encontrar salidas en los fundamentos políticos de un acuerdo de paz y se aferran a los fierros convirtiendo un instrumento de guerra, en un objetivo en sí mismo. Creen demostrar algún nivel de poder frente al Estado y se disputan procederes de delincuencia común con las llamadas bandas criminales que son ahora el gran motivador de los repartos territoriales y de las rutas del narcotráfico, entre otras.

El Derecho Internacional Humanitario (DIH) reconoce que, en el contexto de un conflicto armado no internacional, los actores pueden tener motivaciones políticas legítimas, lo que habilita los diálogos y negociaciones como vía para la resolución del conflicto; sin embargo, este reconocimiento no es absoluto. Para que un Grupo Armado Organizado sea considerado como una fuerza política con legitimidad para negociar, su comportamiento debe ajustarse a normas básicas del DIH, como la protección de civiles, el respeto por los bienes indispensables para la supervivencia de la población y la no utilización de métodos de combate prohibidos.

El derecho a la rebelión, consagrado en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, establece que los pueblos tienen derecho a levantarse contra la opresión cuando no existen vías democráticas para el cambio. Aunque nuestra democracia sigue teniendo serias imperfecciones, como que la participación ciudadana con poder decisión no ha adquirido el reconocimiento necesario; no se garantiza el goce pleno de los Derechos Humanos; se reportan altas tasas de pobreza monetaria y multidimensional; esto no significa que todos los canales democráticos estén cerrados.

El conflicto armado en Colombia, que durante décadas tuvo un claro componente político desde la rebelión insurgente, sigue transitando hacia una dinámica donde predominan los intereses económicos y criminales. Adicionalmente, las estrategias desarrolladas o manifestadas por los grupos guerrilleros no contemplan con claridad una ruta política y social más o menos coherente con su desempeño territorial, para transformar estas realidades. Si esto es cierto y los grupos siguen empecinados en continuar por la ruta de la lumpenización, se generarían grandes desafíos para la sociedad colombiana, los gobiernos y el Estado.

Los diálogos con actores armados deben mantenerse e incentivarse, pues siempre serán la mejor vía, y tal vez la única, para cerrar el ciclo de violencia armada. Será necesario e igual de importante, debilitar el negocio ilegal de la cocaína y los precursores, mejorar los programas de sustitución de cultivos de coca, insistir en la legalización del comercio del alcaloide, y combatir la minería ilegal mientras se fomenta la formalización de la minería ancestral y tradicional con un esquema que recupere la comercialización exclusiva del oro para el Estado.

Se requiere un nuevo modelo institucional en el territorio, que integre la persecución de las estructuras delincuenciales, cero tolerancia a la corrupción, el fortalecimiento de la organización social, la movilización y la participación ciudadana, y el desarrollo de procesos basados en la equidad, la justicia social y la democracia. Solo así podrá emerger y consolidarse el Estado en los territorios históricamente marginados. El nuevo acto legislativo para el Sistema General de Participación y la Ley de Competencias son una oportunidad significativa para avanzar en este propósito, siempre y cuando se promueva la planeación participativa y el control social.

Luis Emil Sanabria D

Gustavo Petro rechaza los ataques del ELN

El presidente, Gustavo Petro, ha denunciado este viernes el incremento de la violencia en el país, alertando de que «quien pierde es Colombia», todo ello en el marco de una visita al departamento de Arauca, en el este del país, donde el pasado 17 de septiembre tres soldados perdieron la vida y 28 resultaron heridos en un ataque del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

«Cuando no se hace la paz, quien pierde es Colombia. Cuando los jóvenes se matan entre sí, cualquiera que sea el uniforme, quien va perdiendo es Colombia. No hay ganador allí, solo hay perdedores; cada joven enterrado es una derrota de la patria. Al proteger una patria, se protege la vida de su pueblo, de sus jóvenes, de sus mujeres, que no deben perder la dignidad por nada», ha expresado el mandatario.

Petro ha señalado durante la misma intervención que su Gobierno «defiende la vida» y no la muerte y ha puesto el foco en «las fuerzas que se construyen a través de la codicia» y en «la corrupción dentro del Estado» como símbolo de «derrota», lamentando que «hay gente que se hace matar por ellos (los negocios) o por un sueldo y cambian la patria por la codicia».

Asimismo, el presidente se ha hecho eco de las protestas de «las madres que están en manifestación»: «Tienen una razón en el fondo y es que su departamento de Arauca no debería ser tierra de violencias y que los jóvenes en Arauca no tendrían por qué matarse entre sí».

A este respecto, Petro ha asegurado que «quienes dispararon los cilindros» el pasado 17 de septiembre «sabían que podían hacer la paz con este Gobierno, que les ha tendido la mano y está dispuesto a transformar Arauca hasta donde (pueda)».

El presidente de Colombia ha pronunciado estas palabras durante un recorrido por las instalaciones de una unidad militar ubicada en Puerto Jordán (Arauca), cuando se cumple un mes del atentado atribuido al ELN, que empleó «artefactos explosivos improvisados de forma indiscriminada, a tan solo 900 metros de una escuela con más de 300 menores», según indicó entonces el Ejército nacional a través de su perfil en la red social X.

La democracia en los siglos XX y XXI y sus conflictos

Detrás de cada conflicto, siempre hay una causa. Una pretensión de justicia, de un mundo mejor. Un ideal consustancial que tiene la función de dar sentido y, en últimas, legitimidad. El fin, que justifica –o no- los medios, creyendo tendenciosamente que es posible separar estos de aquellos.

Causas las hay unas más nobles y loables que otras, algunas más bien instrumentales y oportunistas, ventajistas. Pero cuando una idea toma forma, cuando hace séquito y comienza a ser parte de la agenda pública de una sociedad, merece ser tramitada.

La democracia del siglo XX se consolidó alrededor de la representación política, bien con mecanismos institucionales a través de corporaciones públicas con mecanismos de elección popular, o bien mediante dispositivos de participación civil, “alternativas” frente a sistemas políticos que operan con lógicas selectivas de participación, sistemas excluyentes. Precisamente estas democracias cerradas fueron el caldo de cultivo que justificó y validó la vía armada y, por ahí derecho, la insurrección frente al Estado-Nación.

El asunto espinoso es que estas causas siempre reclaman la construcción narrativa de un sujeto desvalido a nombre del cual se reclama. Grupos organizados, alzados en armas, se reclaman como representantes legítimos “del pueblo”, de los “sin voz”, de la “voluntad popular” o incluso de “la sociedad civil”. Los esgrimen, instrumentalmente, para dotar de validez sus medios.

Pero la democracia que madura, llega al siglo XXI con la pregunta de ¿quién habla a nombre de los marginalizados? ¿y por qué?

La crisis de la representación política no solo encubre a las instituciones públicas y a los cargos de elección popular. Llega también a las organizaciones y movimientos sociales, y con especial contundencia a los grupos alzados en armas. La ciudadanía, actor cada vez más activo en la apertura democrática, no permite que se le utilice. Nos muestra lo difícil que es ahora mismo tomar la voz por los otros, y reclama una participación directa.

Siempre hay algo de grosero en comparar guerras, que debe ser compensado con la bondad que hay al comparar experiencias de construcción de paz. Tal sea el faro que guie el camino de estas líneas.

Santiago Sánchez Jiménez

Sociólogo-Antropólogo

Sin egoísmos o posturas mesiánicas

La transición de una sociedad que padece un Conflicto Político Armado Interno con más de sesenta años de existencia, degradado y alimentado por fenómenos delincuenciales como la corrupción, el narcotráfico, la minería ilegal, el tráfico de especies, el tráfico de armas y municiones, la trata de personas y el lavado de activos, entre otros, hacia una sociedad pacífica, democrática, transparente, justa y equitativa, debe contemplar, además de una acción coordinada del Estado y los gobiernos para erradicar las causas estructurales que le dieron origen y lo retroalimentan, un profunda y decidida estrategia de Estado que instale en la conciencia y los corazones de la gente, una cultura de paz que nos conduzca a la reconciliación, el reconocimiento, la protección y la defensa de los Derechos Humanos.

A buena hora, las organizaciones de la sociedad civil y algunas entidades de gobierno que trabajan por la paz, dinamizadas por la Unidad de Implementación del Acuerdo de Paz, decidieron convocar y organizar la Cumbre Nacional de Experiencias de Pedagógicas de Paz. Un hermoso acontecimiento, en este mar de violencias y señalamientos, que pasó desapercibido para los medios de comunicación y seguramente para las y los tomadores de decisiones sobre el presente y el futuro del país. Del 24 al 26 de abril, se dieron cita en el Centro de Memoria Paz y Reconciliación de Bogotá, más de 100 experiencias locales y nacionales de organizaciones e instituciones que a diario y sin descanso, han tomado en sus propias manos e iniciativa, la construcción de pedagogías, de didácticas, y de acciones que hacen posible que la paz, más allá de las definiciones académicas, sea una vivencia de las comunidades.

Delegaciones de casi todos los departamentos del país, artistas y académicos reconocidos de diferentes partes de América y Europa, juntaron sus experiencias, para que, en un futuro cercano, se fortalezca, como es necesario, un programa nacional de Cultura para la Paz. Delegaciones de los pueblos indígenas y afrodescendientes, de población LGBTIQ+, de población con discapacidad, de comunales y campesinos, de firmantes de los acuerdos de paz, expusieron sin el más mínimo asomo de egoísmo o de posturas mesiánicas, sus propuestas, sus avances, sus dificultades y lo profundamente solos que se sienten, en medio de una sociedad que prefiere voltear la cara y olvidarse de la importancia de construir un nuevo ser humano para la vida y la armonía.

Me atrevo a afirmar, luego de escuchar y observar las diferentes propuestas y de resaltar la decisión final de mantenerse coordinados en una plataforma pedagógica nacional para la paz, que existe entre las experiencias una inquebrantable decisión por instalar una amplia y generosa acción pedagógica que, anide en los corazones de las colombianas y los colombianos, el amor, la solidaridad, el respeto a la vida, la dignidad, la justicia y la equidad, que hagan posible que emerja un torrente arrollador de voluntades, capaces de transformar las violencias en convivencia y convertir el dolor en alegría, la tristeza en felicidad y la angustia en esperanza.

Decididos a recrear los sueños, recuperar la creatividad y convocar desde la fragilidad de la esperanza a la utopía de un mundo mejor, este colectivo, que no representa a todas las experiencias pedagógicas de paz que transversalizan el país, pero si una importante muestra, manifestó en todas las conversaciones, algunas más optimistas que otras, la disposición de declararse, desde la fuerza de los corazones descalzos, en desobediencia transformadora frente a los formatos y las competencias individualistas. Han reafirmado que, saldrán a cantar con toda su fuerza, enredados con los hilos del amor, como tercos sinsontes, para que su poesía sea escuchada en todos los rincones, para que su mirada sea aceptada y sus abrazos recibidos.

A pesar de las dificultades logísticas, producidas por la escasez de recursos y otras consideraciones, me atrevo, con las disculpas anticipadas a la cumbre, a afirmar que en general la asistencia se comprometió en mayor o menor medida a:

a)            Promover nuevas pedagogías que hagan posible la inclusión, el amor, el respeto y la dignidad, reconociendo la importancia de la otredad, la diversidad étnica, cultural y espiritual, para construir, un acuerdo nacional de vida que haga posible la felicidad en el territorio;

b)            abrazar la noviolencia para generar didácticas, metodologías y procesos ciudadanos, que coadyuven a la construcción de una sociedad sin violencias físicas, económicas, sexuales, sociales, psicológicas o políticas;

c)            acompañar, ampliar y fortalecer, con sus experiencias y pedagogías, los procesos ciudadanos que quieran comprometerse con la construcción de un país en paz, respetuoso de la vida, la diversidad y los Derechos Humanos;

d)            poner a disposición de la sociedad, del Estado y los gobiernos, todas sus capacidades y recursos materiales e inmateriales, para poner fin a las violencias que nos afectan, en especial, aquella que se ejerce en contra de las niñas, los niños y adolescentes;

e)            promover la democracia y el poder ciudadano para generar las transformaciones pacíficas de los conflictos sociales, políticos, económicos y culturales, colocando al centro el diálogo y la escucha, que construye soluciones y crea compromisos;

f)            aportar a la construcción de una cultura de paz libre de armas, promoviendo el rechazo social al uso de la violencia armada y al armamentismo en Colombia y el mundo;

g)            acompañar los procesos de diálogo social y político para la construcción de paz integral, y las estrategias de vinculación de los y las firmantes de paz, a la vida social, política y económica.

h)            fortalecer los procesos de reparación integral a las víctimas del conflicto armado, desde un enfoque psicosocial, de memoria transformadora, verdad y justicia, para fortalecer el tejido social golpeado por las violencias.

Finalmente, resalto las afirmaciones y el llamado de la cumbre, para que los gobiernos locales, las instituciones del Estado y el Gobierno Nacional, apoyen y respalden con recursos económicos, logísticos y garantías a la vida, los planes, programas y proyectos pedagógicos que buscan, desde la comunidad, construir una sociedad en paz, garante de los Derechos Humanos y reconciliada. Ojalá se continue por este camino, y que la cooperación internacional vea en estos colectivos, el germen que hará posible a largo plazo y en constante articulación con los programas que buscan superar las causas estructurales del conflicto, el surgimiento de una paz estable y duradera.

Luis Emil Sanabria D

Asesinan a José Alirio Chocué, líder indígena del Cauca

Otro hecho de violencia se presentó en el departamento del Cauca en el municipio de Caldono con el asesinato de José Alirio Chocué, líder social indígena.

En la mañana del pasado viernes 19 de enero, hombres armados llegaron a su vivienda y lo asesinaron sobre las 7. Los hechos continúan siendo materia de investigación todavía.

Chocué era firmante del acuerdo de paz y miembro del resguardo Pueblo Nuevo, perteneciente al Pueblo Nasa de la comunidad indígena. En la zona opera el Estado Mayor Central de las FARC-EP y bandas criminales.

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*Foto: Facebook

Asesinan en Huila a otro firmante del Acuerdo de Paz

José Enrique Roa se convirtió en el tercer firmante de los Acuerdos de Paz del Teatro Colón en ser asesinado en lo que va del 2023. El hecho se presentó en Pitalito (Huila).

Según dio a conocer Indepaz, mientras el estaba con su esquema de seguridad en el corregimiento de Gucacayo cuando fue abordado por hombres armados que posiblemente pertenecerían al frente Ismael Ruiz del Estado Mayor Central de las FARC-EP.

Además de Roa, sus escoltas Luis Eduardo Sterling y Yílber Silva también fueron encontrados sin vida después de que fueran retenidos por este grupo el pasado 14 de diciembre.

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Cruz Roja denunció ataque de grupo armado en Arauca

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) denunció que un grupo armado ha interceptado este domingo un convoy que estaba realizando una evacuación de una persona herida en una zona rural de Arauca. Sin embargo, el paciente y el personal médico fueron liberados horas más tarde.

El CICR ha hecho un llamamiento «enfático a todos los actores armados» a respetar y proteger la vida e integridad de las personas heridas, así como al personal sanitario, al transporte y las instalaciones de salud, ya que quedan amparados por el Derecho Internacional Humanitario.

«Para el CICR resulta inaceptable que se vulnere la protección de las personas heridas y el respeto de quienes les brindan asistencia de salud. Esta es una de las normas básicas y fundamentales del Derecho Internacional Humanitario. Por eso, insiste enérgicamente en que se respete, en toda circunstancia, la labor del personal de salud», señalaron.

La organización ha recordado a través de un comunicado publicado en su página web que «cada parte de un conflicto armado debe respetar y proteger» tanto la evacuación de heridos como el transporte de personal, material médico y entrega de suministros. Así, ha insistido en el respeto de la acción humanitaria.

Mientras que el CICR ha aseverado que busca las garantías de seguridad de todas las partes del conflicto presentes en las zonas donde lleva a cabo su misión humanitaria, ha indicado que seguirá cumpliendo con su labor en Colombia.

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Extienden cese al fuego con el Estado Mayor Central

El gobierno nacional anunció, por medio de un decreto, la prórroga del cese al fuego con el Estado Mayor Central de las FARC-EP se extendió a seis meses más.

«El Mecanismo de Veeduría, Monitoreo y Verificación del Cese al Fuego Bilateral y Temporal de Carácter Nacional con impacto Territorial CFBTNT recomendó su prórroga considerando los resultados contenidos en su informe periódico. De acuerdo con lo anterior, las partes en la Mesa de Diálogos de Paz acordaron la prórroga del CFBTNT del 16 de enero al 15 de julio de 2024″, señala el decreto.

Vale la pena recordar que el cese al fuego entre el gobierno y dicho grupo ilegal se dio con el decreto 1684 del 16 de octubre de 2023, se firmó el cese al fuego bilateral y temporal hasta el 15 de enero de 2024.

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*Foto: Europa Press

Ecuador suma más de 1.100 detenidos

La Presidencia de Ecuador ha informado de que desde el 9 de enero, cuando se declaró el «conflicto armado» con las bandas criminales, han sido detenidas 1.105 personas, de las cuales 94 están acusadas de terrorismo.

En este plazo de cinco días se han realizado 10.478 operativos de la Policía y de las Fuerzas Armadas en el marco del denominado Plan Fénix en los que han sido desarticulados 28 «grupos terroristas», informa el diario ecuatoriano ‘El Telégrafo’.

El balance incluye además cinco «presuntos terroristas» abatidos, 27 presos capturados tras fugarse de las cárceles, ocho policías liberados y dos policías fallecidos.

Entre los detenidos hay dos presuntos terroristas «de alto valor» que fueron capturados en Esmeraldas tras un operativo coordinado con las Fuerzas Armadas. Uno de ellos ordenaba muertes violentas a través de sicarios.

En estos cinco días se ha informado de ocho atentados contra infraestructuras policiales y trece atentados contra infraestructuras públicas y privadas. Se han incautado 413 armas de fuego, 224 armas blancas, 14 embarcaciones, 324 vehículos, 338 explosivos, 8.709 cartuchos de munición, 160 motocicletas, 100 teléfonos móviles, 4.213,57 kilogramos de droga, combustible y 1.487 dólares en efectivo.

En la noche del sábado se produjo un tiroteo en el norte de Quito que se ha saldado con un muerto y cinco heridos, informa el diario ‘El Universal’. Seis llegaron a un local de billar del barrio de Atucucho en tres motocicletas y abrieron fuego.

Mientras, el director de la Policía Federal de Brasil, Andrei Rodrigues, ha ofrecido su colaboración a las autoridades de Ecuador en un mensaje remitido a través del secretario ejecutivo de la Comunidad de Policías de las Américas (Ameripol), Milton Fornazari Junior, informa la cadena O Globo.

Rodríguez ha planteado el envío inmediato de agentes de la Policía brasileña, apoyo de inteligencia sobre narcotráfico y cursos de formación. Además, plantea «ofrecer otro tipo de apoyo» conforme a las necesidades ecuatorianas.

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Ejército reportó asesinato de dos soldados en Riohacha

El Ejército de Colombia informó del asesinato de dos militares en Riohacha (La Guajira), mientras sostenían enfrentamientos contra insurgentes del Clan del Golfo.

«Con profundo dolor de soldado de Colombia, comunico que hoy nuestra institución se enluta por el asesinato de nuestros valientes militares… Acompañamos a sus familias y enviamos nuestras sentidas condolencias. A los dos militares heridos pronta recuperación y todo nuestro apoyo», señaló el Ejército en una publicación de X.

Los militares fueron el cabo primero Elkin Campos Pulido y el soldado Robinson Pushaina Uriana. Ambos hacían parte de las fuerzas del Batallón de Infantería Mecanizado N.º 6 Cartagena 

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*Foto: X @COMANDANTE_EJC

Primera masacre del 2024 se dio en Putumayo

A la cifra de dos excombatientes y tres líderes sociales asesinados se suma la primera masacre registrada en Colombia, que se dio en Putumayo.

Las víctimas fueron tres hombres identificados como Brayan Santiago Gómez y Miguel Ángel Vaquiro Palencia oriundos de Garzón (Huila) y Déimer Rosario Cuadrado de Córdoba.

Los hechos se registraron específicamente en el barrio El Edén de La Hormiga (Putumayo) el pasado lunes festivo 8 de enero.

Por el momento la masacre continúa siendo materia de investigación. En la zona operan grupos armados de la Segunda Merquetalia y el Estado Mayor Central de las FARC.

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Daniel Noboa dice que en Ecuador hay un conflicto armado

El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, ha firmado este martes un decreto en el que declara «la existencia de un conflicto armado interno» en el país latinoamericano debido a la espiral de violencia desencadenada por la actividad de grupos «narcoterroristas».

En el decreto, que entrará en vigor a partir de este mismo martes, ordena a las Fuerzas Armadas «ejecutar operaciones militares» bajo el Derecho Internacional Humanitario y respetando los Derechos Humanos con el objetivo de «neutralizar» a los grupos armados.

En el texto se nombran a organizaciones y actores no estatales beligerantes como la banda delictiva Los Águilas, la pandilla de Los Lobos, los conocidos Latin Kings, la banda criminal de Los Tiburones o el cartel del narcotráfico Los Choneros, entre otros.

Esto se produce después de que Noboa decretase en la víspera el estado de excepción para permitir a los mandos policiales y militares intervenir las cárceles tras asegurar que el país vive «una crisis de seguridad penitenciaria».

La proclamación del estado de excepción se da después de que las autoridades confirmaran la evasión de ‘Fito’ de la cárcel Regional Guayas, en Guayaquil, una de las implicadas en la reciente ola de violencia e inestabilidad dentro de los presidios ecuatorianos.

Este mismo martes un grupo de delincuentes encapuchados ha tomado las instalaciones de la cadena TC Televisión en Guayaquil. La Policía de Ecuador ha rodeado la zona y ha logrado evacuar a los trabajadores.

Juan Gabriel Hurtado, segundo firmante asesinado de 2024

Indepaz (Instituto de estudios para el desarrollo y la paz) reportó este martes 9 de enero el asesinato del segundo excombatiente de las extintas FARC-EP y firmante de los Acuerdos de Paz del Teatro Colón. Se trata de Juan Gabriel Hurtado en Meta.

El hecho se registró en el municipio de La Macarena el pasado 6 de enero y él se encontraba en su proceso de reinserción en dicho departamento.

Según se reseña, hombres armados retiraron a Hurtado de su vivienda en la vereda Jordania y lo asesinaron en el sector conocido como Caño Yamu.

En la zona el frente Jorge Suárez Briceño del Estado Mayor Central de las FARC-EP y bandas criminales. Los hechos todavía son materia de investigación.

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*Foto: X @YuriCaComunes

Condenan a coronel retirado por masacre de Buga en 2001

Con una condena de 31 años y 11 meses, el Tribunal Superior de Buga (Valle del Cauca) condenó al coronel en retiro, Jorge Alberto Amor por estar implicado en masacre que dejó 24 víctimas en el municipio vallecaucano.

Los hechos se remontan al 10 de octubre de 2001 y lo responsabilizan por la participación directa en este suceso después de establecer las responsabilidades de las cadenas de mando.

“Hombres armados con fusiles recorrieron varios inmuebles, agruparon a 24 pobladores señalados equivocadamente de colaborar con otras organizaciones criminales que delinquían en la región, y le dispararon a quemarropa y de manera indiscriminada», dijo Hugo Tovar, director especializado contra las Violaciones a los Derechos Humanos.

Inicialmente, Jorge Alberto Amor había sido absuelto de los hechos y su condena económica ronda los 2.230 salarios mínimos dejando un precedente en cuanto a consecuencias de actos ilícitos por el Ejército de Colombia.

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El día que me puse el saco al revés

Ayer, el registrador del Chocó fue víctima de un secuestro. Hasta ahora, la policía no ha logrado obtener información sobre el autor o el motivo del delito, reflejando la realidad del 60% de los casos registrados. En el período comprendido entre agosto de 2022 y octubre de 2023, se documentaron 287 secuestros, según datos proporcionados por el SIEDCO de la Policía Nacional. Es probable que este periodo culmine con la cifra más alarmante desde la firma del acuerdo de paz con las FARC en 2016, evidenciando una tendencia al alza que suscita una preocupación generalizada.

El aumento no puede atribuirse al acuerdo de paz ni a la supuesta «entrega del país a las FARC». Más bien, se debe al enorme vacío dejado tras dicho acuerdo, combinado con el crecimiento desmedido en número y capacidad de estructuras criminales organizadas. Actualmente, contamos con 196 de estas estructuras solo en las 7 principales ciudades, y la extorsión se convierte cada vez más en una fuente de financiamiento. Entre 2018 y 2022, Colombia experimentó un aumento de 18 a 33 Grupos Armados Organizados (GAO), un mercado que se sofistica diariamente y resulta cada vez más difícil de combatir. La justificación de toda nuestra violencia mediante el narcotráfico también se torna cada vez más insostenible.

La política de paz total no es la única responsable del incremento en secuestros, pero tampoco ha contribuido a mitigarlo hasta el momento. Considerando que el ELN puede estar asociado al 11% de los casos y el EMC al 10%, y que solo con estos dos grupos hay mesas de diálogo, incluso con un cumplimiento del 100% de lo pactado, nos enfrentamos a un universo del 80% restante, con poca información y una alta impunidad.

El secuestro, especialmente el extorsivo, se ha vuelto atractivo para el crimen organizado y grupos armados. No requiere una logística particularmente costosa y cuenta con el respaldo del control territorial ejercido por estos grupos. Utiliza las mismas rutas controladas por los violentos y ofrece una rentabilidad inmensa a un costo mucho menor que otras actividades informales o ilegales, solo comparable con la extorsión.

La concentración territorial refuerza esta hipótesis. A nivel departamental, Antioquia (67 casos), Norte de Santander (60 casos) y Valle del Cauca (55 casos) son los más afectados. Sin embargo, a nivel de ciudades, Cali (23), Bogotá (23), Cúcuta (21), Medellín (20) y Buenaventura (12) destacan la urbanización del fenómeno. En el caso del Valle del Cauca, Buenaventura y Cali concentran el 63% de los casos.

En contraste, la capacidad de la Policía Nacional y de la Fuerza Pública en general se encuentra limitada. Se requiere una mayor aplicación de tecnología y una mayor eficiencia en el seguimiento de los casos en las primeras horas. La falta de coordinación eficiente también es un obstáculo, sumado a la enorme impunidad, donde muchos casos se resuelven únicamente con el pago de rescates. Esto implica que los responsables no enfrentan consecuencias penales, aumentando la probabilidad de que vuelvan a cometer el delito.

Hasta ahora, nos enfrentamos a un fenómeno que se urbaniza no solo en las grandes capitales sino también en centros poblados urbanos. El secuestro, de bajo costo y baja probabilidad de judicialización, se ve facilitado por el control territorial ejercido por actores armados. La Fuerza Pública tiene una capacidad limitada para perseguir y capturar eficientemente, mientras que la justicia enfrenta dificultades para condenar el delito. Todo esto, junto con la sofisticación de las redes de extorsión y el alto número de estructuras armadas organizadas, conforma un cóctel perfecto donde los incentivos negativos superan ampliamente a los positivos.

Toda esta información salió a la luz ayer en uno de los noticieros de mayor audiencia nacional, tras el secuestro del gobernador. En retrospectiva, durante la entrevista, no me di cuenta de que llevaba mi saco al revés. Sin embargo, al reflexionar sobre la atención generada por este hecho, creo que no solo mi saco estaba al revés, sino también nuestras prioridades como sociedad.

#LibertadparalosSecuestrados.

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