Skip to main content

Horarios de atención

De lunes a viernes:
8:00 AM – 5:00 PM

Whatsapp: (+57) 317 599 0862
Teléfono: (+57) 313 7845820
Email: [email protected]

Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Consideraciones

Los retos de Galán

Muchos son los retos que tiene el nuevo alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, y concuerdo con quienes consideran que la movilidad y la seguridad son los más grandes y en donde tendrá que tomar decisiones desde el momento de su posesión, porque son temas que no dan espera y que tienen desesperados a los ciudadanos.

Me gusta la prudencia con la que asumió el proceso de empalme con Claudia López, porque no se dejó tentar por la calentura del debate que suele estar a la orden del día ni por las decisiones de última hora que, con un claro ánimo provocador tomó  la administración saliente como por ejemplo,  firmar la contratación de la ciudadela educativa de Suba y la continuidad del proceso de licitación del Corredor Verde entre la calle 100 y la Calle 32, muy a pesar de las solicitudes que hizo Galán para que se le permitiera revisar estos proyecto una vez tome posesión del cargo.

Ojalá que mantenga la misma prudencia durante su período como alcalde de Bogotá y no caiga en las provocaciones de quienes no han entendido que su tiempo ya pasó y que son otras las ideas que hoy gobiernan. Que se llene de calma y no permita que el presidente Gustavo Petro se dedique a amargarle su administración con cada obstáculo que lance para la ejecución de obras de gran infraestructura en Bogotá como el metro, los regiotram o la ampliación de la Avenida Boyacá, por ejemplo.

Otro grande reto que le espera a Galán, es el de trabajar por una educación pública de calidad en primaria y secundaria, donde a pesar de los grandes esfuerzos que han hecho las últimas administraciones en la capital, esta continúa siendo deficiente. Ojalá que tanto el alcalde como su secretaria de Educación sean conscientes de que no sirve de nada tener colegios con edificios faraónicos, si los resultados de la enseñanza no son buenos.

En educación lo que importa no es lo hermoso de la edificación donde se imparten las clases a niños y jóvenes, sino el éxito en la enseñanza y esto va de la mano de contratar más y mejores maestros e implementar una metodología que incentive en los estudiantes las ganas de aprender.

No podemos olvidar tampoco la necesidad que tiene Bogotá de trabajar en los barrios de estratos 1 y 2 en las localidades de Suba, Ciudad Bolívar, Kennedy, Bosa, Usaquén, Tunjuelito, etc.,  pensando además en brindarles la posibilidad de ayudar a esta población a mejorar las condiciones de vivienda, dándoles acceso a los servicios públicos pero sin caer eso sí en las extravagancias de Enrique Peñalosa, quien cree todavía que con pintar con colores fuertes a la fachada de las casas en las zonas periféricas de la ciudad, se le cambia la cara a estas zonas.

Está también el reto de dotar a la ciudad de una mejor y mayor tecnología para lo cual debe trabajar de la mano con la empresa privada, en lo que no tengo la menor duda que sabrá hacer una buena gestión.

Quizá otro de los retos que tiene es el de no dejarse distraer por los debates en las redes, en los que sin duda alguna sus adversarios le lanzarán anzuelos, y en el que no faltarán los exalcaldes reclamando como propia la concreción de una obra, y en donde no me cabe la menor duda, estará también Claudia López, de quien esperaría se dedique a cumplir su papel de exalcaldesa y entienda que su tiempo ya pasó.

Mis mejores deseos para el nuevo alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, a quien recomiendo hacer un llamado a los bogotanos a calmar las ansias y que entiendan que la concreción de un buen trabajo requiere de tiempo y que no se pueden pedir milagros que lleguen de la noche a la mañana, mucho menos en temas como la movilidad y la seguridad donde la ciudad en los últimos cuatro años parece haber claudicado.

@sevillanojarami

Encuentre aquí más columnas de Oscar Sevillano

El sueldo a un congresista no le alcanza, es cierto

Se equivocaron los colombianos que votaron por aquellos candidatos al Senado y a la Cámara que durante la campaña prometieron que harían todo lo que estuviese en sus manos para reducir el salario de quienes hoy ocupan una curul en el Congreso de la República, es decir, de ellos mismos.

Ningún político que tiene la posibilidad de darse lujos y ostentar una vida de millonario así no lo sea va a renunciar a ella, seamos sinceros, por tanto, no es posible que existan personas en nuestro país que crean esta promesa, que sí se llegase a convertir en realidad, no se implementará de manera inmediata porque se dará sobre los congresistas que llegarán a partir de 2026.

Es de ingenuos pensar que un congresista en ejercicio va a votar para que le reduzcan una asignación mensual de $ 43.418.152, especialmente si se tiene en cuenta que muchos de ellos al tomar posesión de su curul, olvidan lo que significa la palabra sencillez y en adelante comienzan a ejercer una vida ostentosa, llena de extravagancias.

Es así como se les ve entrar y salir con escoltas a lado y lado junto con un sequito de asistentes que los siguen a todas partes cargándoles incluso los maletines y las chaquetas. A partir del momento en que se sientan en la silla del legislativo difícilmente ingresan a un restaurante donde se consume comida casera y excusas para no hacerlo hay muchas, la primera de ella, el de la seguridad y también, que les puede hacer daño la sazón porque el nuevo estatus les vuelve delicado el estómago.

Por supuesto, ellos quieren vivir en un lugar seguro y nada mejor que los barrios exclusivos de Bogotá donde no llega cualquiera y el que lo logra necesita un buen pase de ingreso. En estas zonas de la capital del país un apartamento o una casa no baja de los mil millones de pesos, lo que además impone unos valores en los servicios bastante altos y una vida de gastos con altísimos valores que convierte el sueldo de un congresista en el equivalente al salario mínimo que devenga gran parte de la población colombiana.

Pero a ellos poco les importa esto, y no sería extraño que para esto deban vivir como bien lo describe Rubén Blades, “ahogados en deudas para mantener su estatus social en boda o coctel”.

Es cierto y a la vez triste, que para un congresista en Colombia una curul en el Senado o la Cámara les represente una especie de Baloto que les hace olvidar que su llegada al Capitolio tiene un único objetivo y es el de representar a los colombianos del común de las diferentes regiones del país.

Por lo anterior, no es extraño que las senadoras Isabel Cristina Zuleta y Karina Espinosa protesten porque cursa un proyecto que amenaza con reducirles el estatus social. Lo extraño es que ellas sean sinceras y lo expresen, cosa que no hace el resto de sus colegas.

Óscar Sevillano

@sevillanoscar

 

 

 

 

La anti pareja del año

Es indudable que el joven diputado e hijo del presidente Gustavo Petro, Nicolás Petro Burgos y su exesposa Daysuris Vásquez, quedarán en los recuerdos del año 2023 como la antipareja del año, y no precisamente por su fallido romance.

Es doloroso ver como todo un proyecto político de reinvindicación de deudas sociales que el país ha dejado de atender durante décadas enteras, se empiece a derrumbar por culpa de la ambición desmedida de dos personas que provienen de las entrañas de la familia presidencial.

Los únicos responsables de todo este tsunami que amenaza con desbaratar a un Gobierno, se llaman Nicolás Petro Burgos y Daysuris Vásquez, quienes no supieron entender el papel que entraron a ocupar en la política nacional desde el momento en que Gustavo Petro decidió presentar su nombre a consideración del electorado para competir por la Presidencia de la República.

Ha quedado en evidencia además que la poca preparación de personas que jamás han estado en el escenario de la política nacional y la inmediatez de la opinión pública, las lleva a cometer hechos llenos de torpeza que les destruye su vida profesional, arrinconándoles y obligándoles al olvido y a la indiferencia social.

En adelante pocos querrán llamar a Nicolás y Day, ni siquiera para preguntarles como amanecieron. Así se comportan las élites políticas y económicas de la sociedad; viven del que dirán y se cuidan de ser vistas en compañía de quienes están señalados de haber cometido algún pecado.

Eso lo debió pensar y analizar Nicolás Petro quien iniciaba una carrera política y pudo sacarla adelante de la mano de su padre y así de esta manera, sanar las heridas que pudo dejar la ausencia de Gustavo Petro durante la niñez y la adolescencia del joven exdiputado del Atlántico. Ahora su futuro es bastante incierto.

El caso de Day Vásquez puede ser mucho peor, sobre todo si se tiene en cuenta lo machista de la sociedad de la Costa Caribe en donde ella se desenvuelve. La exesposa de Petro Burgos quiso buscar venganza porque fue victima de una infidelidad contando al país los negocios turbios a los que se prestó en compañía de Nicolas Petro en medio de la campaña, pero, no calculó que las cosas en cualquier momento se le iban a volver su contra. Que no iba a ser comprendida sino todo lo contrario, y que quedaría con el estigma al igual que su exesposo de ser una persona que con tal de satisfacer sus ambiciones y ver complacidas sus excentricidades, poco le importan los métodos para conseguirlas.

El daño ya está hecho y no solo se ha golpeado moralmente a todo un Gobierno sino además a una familia y nada menos que la familia presidencial, recibiendo dineros turbios,  y ya nada se puede hacer porque es claro que Gustavo Petro quedó en manos de la oposición, que por supuesto aprovechará la ocasión para hostigar y para instigar.

Y por cierto, todavía no se ha dicho quien llevó a Nicolás Petro hasta el Hombre Marlboro y el hijo del Turco Hilsaca o como hizo el hijo del primer mandatario para llegar hasta allá.

Óscar Sevillano

La desgracia de las campañas presidenciales

Está visto que en Colombia las campañas presidenciales se han convertido en una verdadera desgracia, porque está demostrado que sin importar la candidatura por la cual se vote, tras bambalinas habrá algún tema oscuro por debajo de la mesa que en algún momento saldrá a la luz pública.

La duda que dejó el excongresista Armando Benedetti, al insinuar que la campaña ‘Petro Presidente’ habría recibido 15 mil millones de pesos que al parecer, no quedaron registrados en la contabilidad, puso una vez más la lupa sobre la manera en cómo se están financiando las campañas presidenciales.

No es la primera vez que sucede, ya vimos como las campañas de Juan Manuel Santos y Óscar Iván Zuluaga quedaron estigmatizadas por los dineros de Odebrecht en 2014. La campaña de Iván Duque fue señalada de haber recibido en 2018, financiación del Ñeñe Hernández, un narcotraficante de la Costa Caribe. En 2002, Enilce López Romero, capturada por lavado de activos, aportó dineros a la campaña de Álvaro Uribe, hecho reconocido por el mismo expresidente, y por supuesto no se puede olvidar el ingreso de dineros del narcotráfico a la campaña de Ernesto Samper en 1994.

Todo lo anterior deja claro que no importa quien sea el candidato, en todo caso siempre existirá el riesgo de que algo turbio se pueda mover por debajo de la mesa para conseguir el fin de llevar a determinada persona al poder nacional.

Pero además es claro que también, quien aspire a la presidencia debe saber rodearse y rechazar a todo aquel que más adelante pueda generarle algún dolor de cabeza.

Me cuesta creer que Gustavo Petro no sepa o no conozca los alcances de un personaje como Armando Benedetti, acostumbrado a hacer lo que se le da la gana y sin pedir permiso a nadie.

No puede ser que el primer mandatario, que de bobo no tiene un pelo, no haya calculado a lo que se sometía recibiendo en su círculo a este excongresista que ahora amenaza con convertirse en una especie de Yidis Medina, a quien el Gobierno Uribe no le cumplió todo lo prometido para que cambiara su voto y permitiera la aprobación del articulito que abrió paso a la reelección presidencial, y ella, -llena de rabia acudió a la venganza- confesando sus culpas, llevándose por delante a todo el que pudo.

Más allá de investigar si hubo o no hubo dineros extraños o manejos por debajo de la mesa en la campaña presidencial de Gustavo Petro, es necesario que el Estado en su conjunto se una y trabaje en la idea de evitar actuaciones fraudulentas en las organizaciones de quienes aspiren a la Presidencia de la República, porque no puede que cada cuatro años el país se vea inmerso en escándalos por la misma causa.

@sevillanoscar

 

Laura en su laberinto

Verdaderas horas de infierno debe estar viviendo la secretaria privada del Palacio de Nariño, Laura Sarabia, por cuenta de las declaraciones entregadas por su exempleada a la Revista Semana en donde cuenta lo ocurrido, luego de que su exjefa descubrió un supuesto robo de un dinero de su propiedad.

Puede ser que el robo haya ocurrido, eso no lo dudo, la pregunta es, ¿era necesario someter a la parte más débil de la cadena a una prueba de polígrafo?, de manera irregular además porque la exniñera no trabajaba para la Presidencia de la República. Estaba contratada de manera privada por Laura Sarabia por tanto, sí alguna sospecha tenía sobre la señora, el caso debió dejarse en manos de la Fiscalía General de la Nación, sin meter las manos en el asunto aprovechando el poder que otorga un cargo como el de la secretaria privada de la Presidencia de la República.

Aunque Sarabia lo niegue, es claro que aquí hubo un abuso de poder porque primero, no se puede ingresar a una persona por el sótano de Palacio de Nariño con el claro fin de someterla a una prueba de polígrafo para un asunto que nada tiene que ver con la Presidencia de la República, y si así lo fuese, debía hacerse con orden expresa de la Fiscalía General de la Nación en el marco del proceso judicial y no por recomendación de alguien o lo que es peor, porque a una persona cercana a la funcionaria se le ocurrió.

La verdad es que luego de conocerse este delicado asunto en el que una persona de origen humilde fue sometida durante cuatro horas a una tortura psicológica, a uno le queda la duda de sí es la primer vez que en el Palacio de Nariño se procede de esta manera y, sí el presidente de la república estaba enterado de lo que ocurría a su alrededor o si por el contrario, «todo fue a sus espaldas».

Laura Sarabia podrá dar cualquier explicación para tratar de justificar este procedimiento, pero lo cierto es que es injustificable utilizar las instalaciones del palacio presidencial para ejecutar una prueba de polígrafo para un tema que no es de carácter público sino privado, en un gobierno que se precia de ser defensor de los derechos humanos y vocero de la clase humilde, dejando además la duda de si las locaciones del Palacio de Nariño son una especie de centro de interrogatorio al mejor estilo fascista.

El asunto no es de poca monta, y Sarabia deberá responder no solo a la opinión pública sino además a los órganos de control en el caso de que encuentren mérito para abrir investigación sobre el caso.

 

De nada sirve un cese a fuego con el ELN

Si se llegase a pactar un cese al fuego bilateral entre el Gobierno y el Ejército de Liberación Nacional, este no ayudaría a reducir la conflictividad que se vive en los diferentes territorios del país donde se vive la confrontación armada con mayor intensidad porque los demás actores ilegales no entran en ese trato.

Que el Ejército y la Policía no se enfrente con el ELN no significa de ninguna manera que esta guerrilla dejará de enfrentarse con el Clan del Golfo, ni con las disidencias de las Farc ni mucho menos con el Estado Mayor Central de las Farc.

Por lo anterior, el gobierno de Gustavo Petro debe insistir dentro del marco de la Paz Total de buscar un cese al fuego de carácter multilateral para que baje la conflictividad en regiones como el Catatumbo, el departamento del Cauca, etc.

Además, debe también crear un ambiente favorable hacia la paz total y para esto es necesario que acuda a la sociedad civil, a la academia y a la opinión pública para convencer al país que se requiere desactivar todos los factores de violencia armada alimentada por el narcotráfico, la minería ilegal, el contrabando, etc., y que esto solo será posible si y solo si se trabaja en este sentido.

El presidente Gustavo Petro debe aceptar que hasta el momento ha actuado torpemente, y que no ha dado prioridad a asuntos como de la Paz Total por querer jugar con el efecto regadera, disparando a todo lo que puede sin lograr mayor efecto más allá de unas cuantas notas en la prensa.

Que tampoco ha sabido conducir el proceso de paz ni demostrarle al ELN que como jefe de Estado tiene la sartén por el mango, y que puede darle golpes contundentes haciendo uso de las capacidades de la Fuerza Pública y de la Policía, y que no es haciendo concesiones de manera generosa, como va a ablandar a una guerrilla complicada, ciega y testaruda conducida por personas que se quedaron viviendo en los años 70.

La idea de buscar una paz multilateral en Colombia no es mala, y sería lo mejor para todos los colombianos, incluso para aquellos políticos que necesitan de la guerra para conseguir votos porque solo así podrán visitar cualquier territorio del país sin miedo a que su integridad se vea afectada por la acción de algún actor violento.

El tema, es que por buena que sea esta idea, no es fácil de lograr, que requiere de paciencia, inteligencia y apoyo de la sociedad civil.

En lugar de buscar el apoyo popular a unas reformas que no se aprueban en la plaza pública sino en el Congreso de la República, Petro debe buscar el respaldo de la gente en todo el país a temas como la paz total, porque de nada vale firmar un acuerdo con un grupo armado ilegal, cuando los otros factores de violencia en los territorios quedan activos.

 

 

Francia Márquez, compórtese como la vicepresidenta del país

Los colombianos esperamos que muy pronto Francia Márquez entienda que ya no es la empleada de servicio doméstico en una casa de familia pudiente sino la vicepresidenta de todo un país y la mujer más importante en todo el territorio nacional.

Que por tanto debe adoptar un buen comportamiento y expresarse en los términos adecuados dejando el odio y el resentimiento social que parece no querer abandonar aun con el cargo que hoy ostenta y que le obliga a mantener unas buenas relaciones con todos y con todas.

No le queda nada bien a una vicepresidenta de la república hablar de manera desafiante cuando se le cuestiona por utilizar un helicóptero de las Fuerzas Militares para sus paseos a la zona de Dapa para visitar a su familia porque, aunque sea vicepresidenta está bajo la vigilancia y escrutinio de todos los colombianos, incluso de los que no votaron por ella.

Al parecer nadie le ha dicho a la vicepresidenta que al ocupar un cargo en la función pública debe dar explicaciones a todos los colombianos por todo lo que haga en ejercicio de su cargo y por cada recurso público que utilice.

Artículo relacionado: Francia Márquez seguirá paseando en helicóptero, ¿y de malas?

En este sentido, la doctora Francia Márquez no puede enojarse porque se le piden las explicaciones por el uso de un artefacto para fines que no tienen nada que ver con las funciones que cumple y que además por el ruido que hace se convierte en un factor de contaminación auditiva para quienes habitan el territorio que suele visitar de viernes a domingo.

La desgracia de todo funcionario público es que debe explicar y rendir cuentas y si la vicepresidenta no está dispuesta a que se le pregunte y se le pida cuentas, lo mejor que puede hacer es renunciar a su cargo y dedicarse a actividades de tipo privado.

No le luce a la señora Márquez responder en una entrevista a la Revista Semana con la frase “de malas”. Nada de eso señora vicepresidenta, porque si usted no lo sabe, quienes la llevan a usted hasta Dapa son unos soldados del Ejército que están bajo la órbita de la Procuraduría, quien les puede investigar disciplinariamente y sancionarlos por utilizar un helicóptero de las Fuerzas Militares para llevarla a pasear, ¿Qué les va a responder si esto llegase a pasear?, ¿Qué de malas?

Por supuesto que usted puede visitar a su familia y por supuesto que el Estado debe brindarle las garantías de seguridad que usted necesita pero ojo no es con base en extravagancia ni exponiendo a quienes cumplen con esta a función a una investigación de los órganos de control como se debe exigir el cumplimiento de este derecho.

Pero lo más importante, señora vicepresidenta, es totalmente válido el reclamo que hacen los colombianos y usted como funcionaria pública que es, está en la obligación de dar las explicaciones que se le exigen porque los helicópteros de las fuerzas militares no están para llevarla de paseo a Dapa.

@sevillanoscar

 

Alejandro Gaviria

Una pregunta llegó a mi cabeza luego de que se conoció la noticia de la salida de Alejandro Gaviria del gabinete ministerial del presidente de la república, Gustavo Petro, ¿Qué hacía el ministro de Educación en los temas de salud?

Alejandro Gaviria estuvo al frente de la cartera de Educación, pero extrañamente hasta el momento no se ve o no se conocen los resultados de su gestión al frente de este ministerio, ni siquiera se le vio haciendo alguna declaración pública sobre este asunto.

No quiero entrar a descalificar a la persona de Alejandro Gaviria porque se de ante mano que es una un personaje con la suficiente inteligencia y capacidad para trabajar y sacar adelante las metas que se le impongan, y es precisamente por esto que se me hace supremamente extraño que su paso por este ministerio se haya dado sin pena ni gloria.

No entiendo porque Gaviria estaba dedicado a los temas de salud si su misión se supone que estaba en corregir las fallas que existen y que evitan que Colombia tenga un cubrimiento total en educación básica para niños y jóvenes, y por supuesto, procurar para que se ampliaran los cupos en las universidades públicas del país y para que se construyan más y mejores centros académicos de formación superior, técnica y tecnológica en todos los departamentos del país.

Nada de esto se vio y sí se lo empezó a planear, tampoco se lo divulgó ni se lo puso en el debate público como era lo lógico.

He visto a muchos y muchas bastante preocupados y conmovidos por la salida de Alejandro Gaviria del gabinete, que muy posiblemente pudo ser injusta, pero a ninguno he visto preguntándose el por qué un ministro de Educación tiene que meterse en los temas de salud.

Es como si a la ministra de Agricultura, Cecilia López, valiéndose de que sabe y conoce sobre los temas de presupuesto público, administración e impuestos, se le diera por hablar de lo que hace o deja de hacer el ministro de Hacienda.

Es indudable que el exministro conoce de los asuntos relacionados de la salud porque estuvo al frente de esta cartera en el gobierno de Juan Manuel Santos, y claro que sus aportes pudieron ser valiosos. El problema es que cualquier opinión que se tuviera en torno al proyecto de reforma a la salud debió hacerse al interior del equipo de ministros y no hacia fuera, y mucho menos en los micrófonos de los medios de comunicación.

No dudo que Alejandro Gaviria debió sentirse maltratado y por supuesto que mi mayor solidaridad, más no por esto voy a dejar de preguntar por su gestión como ministro de Educación, que insisto no la vi por ninguna parte, en cambio si vi a un ministro de Educación dedicado a hablar sobre la reforma a la salud.

 

 

 

 

Cálmese alcaldesa, serénese

El discurso de la alcaldesa Claudia López el pasado lunes 16 de enero cuando se dirigió a los bogotanos que esperaban una explicación sobre el escándalo que rodea a la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP) se me hizo muy similar a lo que decía el expresidente Álvaro Uribe cuando la justicia abría investigación a alguno de sus allegados por vínculos con el paramilitarismo.

De manera muy enérgica la mandataria de Bogotá tildó de delincuente a Sergio Vanegas, el empresario que en entrevista para la Revista Cambio aseguró que entregaron sobornos a funcionarios de la UAESP, entre ellos a quien ocupaba el cargo de directora, es decir, Luz Amanda Camacho.

En su intervención, Claudia López reiteró además que la Administración Distrital fue la primera en instaurar las demandas respectiva ante la Fiscalía y los organismos de control.

Lo primero que debo decir, es que aquí nadie está preguntado el nombre del primero que acudió a la Fiscalía, la Procuraduría y la Contraloría para pedir las debidas investigaciones. Eso es lo de menos, aquí lo que se necesita es una pronta respuesta a los hechos que rodearon la firma de los contratos para la operación de los cementerios en Bogotá, y que se diga quienes fueron los empresarios que pagaron sobornos y cuales son los nombres y cargos de los funcionarios de la UAESP que los recibieron.

Sí los resultados de las investigaciones de la Fiscalía y de los organismos de control determinan que en la UAESP se configuró un soborno, es claro que hubo dos partes: el que lo ofreció y el que lo recibió. Sorprende que la alcaldesa Claudia López solo se haya referido a los primeros en su discurso y se haya olvidado que puede haber una segunda parte, y que muy posiblemente tiene que ver con funcionarios de su administración.

Nota relacionada: La respuesta de Claudia López al escándalo que enfrenta la UAESP

Lo anterior, también me recordó al expresidente, Álvaro Uribe Vélez, cuando en su función de primer mandatario hablaba de la Yidispolítica, refiriéndose a Yidis Medina como una “bandida”, olvidando que había otros bandidos, y que estos eran parte de su equipo de Gobierno.

Dijo además la alcaldesa que el señor Vanegas era un delincuente, no se si con el ánimo de decir o insinuar que, según ella, siendo quien es, no se le puede creer. Lo mismo hacía Uribe cuando algún exmiembro de las autodefensas confesaba que tuvo tratos con algún político miembro de la coalición del expresidente o que hacia parte de su equipo de Gobierno y ya vimos lo que sucedió después: Jorge Noguera, Salvador Arana, Álvaro Araujo, Mario Uribe, y demás, fueron condenados por sus relaciones con el paramilitarismo.

En lo que tiene que ver con la delicada afirmación de Vanegas, donde dice que se utilizaron los hornos de los cementerios para cremar de manera clandestina los cuerpos de personas desaparecidas en medio de la protesta social, lo que hay que hacer, es pedirle a la Fiscalía que investigue si es cierto o no, y dejar que los resultados de este trabajo hablen. Este asunto no se puede ni se debe menospreciar.

La alcaldesa Claudia López debe entender que esto no es ningún ataque hacia ella, nadie ha dicho que sea corrupta o que tenga que ver con hechos oscuros que pudieron suceder alrededor de la contratación de una entidad del Distrito. Lo que sí se ha dicho, es que se debe investigar y juzgar a los culpables si los hay, no importa si son empresarios o funcionarios públicos.

Puede que la señora Luz Amanda no se haya prestado para ningún tipo de soborno y que Vanegas esté mintiendo, pero no por eso vamos a desconocer que por ser la persona que estaba al frente de una entidad, le cabe una responsabilidad por lo que sucedió con un contrato que ella debía revisar con ojo de lupa para evitar alguna irregularidad. Si esto sucedió, es claro que hubo un tema de ineficiencia que permitió que se llegara a este punto.

Aquí el tema del “principio de la buena fe” no puede servir de excusa para justificar la ineptitud de algunos funcionarios públicos.  Si la señora Luz Amanda falló en su gestión, le cabe una responsabilidad que en este caso es política.

Es mejor que la alcaldesa Claudia López se tome unos vasitos con agua y se calme y deje que sea la justicia la que determine quien es culpable y quien no, y sobre todo, que ésta aclare si hubo o no hubo desaparecidos en Bogotá en medio del estallido social, hecho que es independiente al ocurrido el 9 de septiembre, cuando se presentaron ataques a los CAI, tras el asesinato del ciudadano Javier Ordóñez a manos de varios agentes de la Policía al interior del CAI de Villa Liz.

Oscar Sevillano