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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Corrupción

Procuraduría abre indagación en el Ejército por sobrecosto en prendas

La Procuraduría abrió indagación en contra funcionarios adscritos a la Central Administrativa y Contable Puente Aranda del Ejército Nacional -CENAC-, por posibles sobrecostos en adquisición y confección de prendas para los militares.

Según el ente de control habrían irregularidades en la contratación con un mismo proveedor por 7.500 millones de pesos para la creación de gorras, hebillas y morrales.

«El análisis de los documentos que se recauden estará a cargo de funcionarios de la Dirección Nacional de Investigaciones Especiales -DNIE- de la Procuraduría», señaló el ente de control.

Una vez la Procuraduría sospechó de las irregularidades pidieron las copias de los contratos e hizo una cotización para analizar los insumos que se adquirieron. Con la indagación se espera determinar si hubo o no corrupción por compra de insumos.

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*Foto: procuraduria.gov.co

Fiscalía radicó escrito de acusación contra Óscar Iván Zuluaga y su hijo

Por el escándalo de Odebrecht y el financiamiento de la campaña presidencial de 2014, la Fiscalía presentó escrito de acusación en contra de Óscar Iván Zuluaga y su hijo -también gerente de su campaña- David Zuluaga.

A los dos los acusan de recibir y no reportar aportes de Odebrecht para cubrir gastos de publicidad. También los señalan de omitir información ante el CNE (Consejo Nacional Electoral) sobre dichos aportes y eso hizo que el organismo cerrara la investigación por error

«Las evidencias dan cuenta de que Óscar Iván Zuluaga sabía que recibir financiación de fuentes internacionales era ilícito, y presentó ante la autoridad electoral los informes de ingresos y gastos de primera y segunda vuelta sin reportar la contribución económica de Odebrecht. Así obtuvo por concepto de reposición de votos más de 25.291 millones de pesos», explicó la Fiscalía en un comunicado.

Finalmente, la Fiscalía por medio de un fiscal delegado acusó a Óscar Iván Zuluaga por dos hechos de falsedad en documento privado, tres de fraude procesal y uno de enriquecimiento ilícito de particulares; mientras que a David Zuluaga por un hecho de fraude procesal. Ambos deberán ir a juicio.

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Mal hecha la ley para que quepa la trampa

Hace 10 años acuñé este corolario a la frase común que dice “hecha la ley, hecha la trampa”, al preguntarme cuál podría ser la lógica detrás de leyes y normas que permiten una creciente corrupción, todos los días, y que, aunque estén claramente identificadas, los Congresistas no las arreglan. No hay explicación lógica, salvo que los Congresistas no quieran arreglarlas. (Esta expresión popular parece provenir del medioevo en Europa y hay referencias del siglo XVI en España (una de ellas se cita en la revista UIS (UIS,2018); salen frecuentemente artículos que se refieren al tema e incluso se titulan como tal; muy pertinente el del exministro Cardona (El Tiempo, 2021)).

En estos días el abogado Ernesto Matallana, haciendo patria, está demandando ante la Corte Constitucional que deje sin piso el artículo 92 de la ley 1474 de 2011 mediante el cual se permite que las empresas industriales y comerciales del Estado ejecuten contratos de obra, lo cual, a su vez, habilita para que otras entidades del Estado hagan convenios interadministrativos con ellas y se salten la ley 80 de 1993, debido a que la magia de estas empresas es que pueden ejecutar los recursos públicos con régimen privado, es decir, siguiendo su propio manual de contratación, o sea, ¡a dedo! No sirven para nada más, aunque les armen unas fachadas de maravilla.

Estos son los ya famosos contrataderos (ConfidencialColombia, 2023). Aunque puede haber otras paternidades, el que más ha popularizado el término es el ingeniero Rodrigo Fernandez, con sus trinos fiscalizadores todos los días detrás de casos y casos en los que detecta que va a haber corrupción. Las entidades de control del Estado siguen su cuenta, y saben sobradamente lo que está pasando, pero no hacen mayor cosa. La única lógica de ese comportamiento es que tuvieran la misma lógica de los Congresistas que no arreglan las leyes y normas, para poder participar en el festín de los recursos públicos; no es de extrañar puesto que se han sabido muchos casos sonoros (ConfidencialColombia, 2022). Todos con la lógica perversa que adoptan muchos de nuestros políticos, la de que los recursos públicos no son de nadie y por lo tanto son de ellos, y se los apropian ilegalmente.

Pero la demanda del abogado Matallana fue inadmitida y ahora le queda el recurso de súplica ante la Corte. Recientemente fue entrevistado en “Sigue la W” para explicar la situación. Sintetizo lo más paradójico que resulta de su intervención.

Él le explicó a la Corte que, por el principio de igualdad, si se les prohibió la celebración de contratos interadministrativos para hacer contratos de obra a las sociedades de economía mixta con capital público mayoritario en la Ley 1474, también se debe hacer con las empresas industriales y comerciales del Estado que tienen igual régimen público. Argumentó que, el artículo 92 tiene una prohibición para ambos tipos de entidades, pero que en el artículo 93 el legislador (Congreso) dejó un “detallito” mediante una excepción que las faculta para establecer un régimen privado “si están en competencia con el sector nacional o internacional.

Con este “detallito” pueden hacer contratos interadministrativos con entidades públicas que tiene que hacer contratos de obra pública, pero sin tener que acudir a procesos de convocatoria pública, ni aplicar pliegos tipo, ni control de recursos públicos; solo su manual de contratación con régimen privado. En la práctica aportan experiencia que no es de ellas, puesto que no ejecutan nada, solo sirven para contratar a otros, invitan a tres en cada proceso para aparentar, y casi siempre dos no resultan habilitados o no subsanan algunos requisitos; y el que gana, claro, se contrata por el máximo valor posible. No hay proceso de selección en el que compitan varios proponentes, ni hay trasparencia de nada. Por eso las entidades publicas como gobernaciones y alcaldías hacen contratos interadministrativos con estos contrataderos para no tener que cumplir con procesos licitatorios regulados y vigilados, y así consumar la corrupción más fácilmente.

Lo más increíble es que la Corte le responda al abogado que la interpretación debe ser al revés: que por el principio de igualdad habría que ampliar el “detallito”, la excepción a las empresas de economía mixta con capital público mayoritario, y así también pudieran ser contrataderos y nidos de corrupción. Otra vez, ¿cómo se entiende esta lógica?

Ahora está suplicando, literalmente, que la Corte no frustre la posibilidad de cerrar esa herida desde donde sangra el presupuesto estatal a chorros, y a la vista de todos los ciudadanos, que no entendemos el mecanismo de corrupción, pero que sí sabemos que se roban la plata en grandes cantidades.

Como lo he explicado en artículos anteriores, no solo es grave que se roben la plata de los proyectos, que claro que es grave. Tiene al menos dos efectos colaterales graves también:

Uno, que los que gestionan los proyectos en los municipios y departamentos no están interesados en el desarrollo y bienestar para los ciudadanos que debe resultar de un proyecto, sino del contrato respectivo, mediante el cual se pueden asaltar los recursos asignados al proyecto; por supuesto no importa si el proyecto está mal concebido, mal planeado, mal licitado, mal ejecutado, mal construido el objeto del contrato o si termina siendo un elefante blanco. Finalmente, el objetivo de llevar desarrollo y bienestar a los habitantes, es lo de menos.

 Y dos, que esto sucede cada vez más a la vista de los ciudadanos, que no se desmoralizan, sino que más bien se “inmoralizan” a través del mal ejemplo de sus dirigentes corruptos. La ética ha muerto entre los colombianos comunes, y se ha cambiado por la mala cultura, la de saquear al Estado como premio de ser dirigente político; así, todos envidian al villano que lo hace.

¿Cómo es posible que hayamos vivido con estos mecanismos corruptos tanto tiempo? ¿y que todos los días se sepan tantos casos y no pase nada? Señores de la Corte Constitucional, ustedes son la última frontera para atajar esta corrupción enorme que está llevando al país al no futuro. De resto, tendremos que estar seguros de que no es que “hecha la ley, hecha la trampa” sino “mal hecha la ley para que quepa la trampa”.

Rafael Fonseca Zárate
@refonsecaz

Sin corrupción podríamos cubrir las necesidades de Bogotá

En Colombia, la corrupción es un tema de todos los días y por eso lo hemos normalizado como sociedad. Sin embargo, este problema que aniquila los sueños de los colombianos, no debe ser olvidado ni menospreciado. Es por esto que como Concejal de Bogotá, no me canso de repetir que los recursos públicos son sagrados y no me detendré en mis denuncias. No pararé hasta que como sociedad comprendamos que la gravedad de las acciones de pocos afecta a miles de personas.

Debemos interiorizar como sociedad que el hecho de que unos pocos llenen sus bolsillos con los recursos de los bogotanos es muy grave y que no podemos seguir permitiéndolo. El rechazo social en contra de estos actos es fundamental y no podemos dejar de expresarlo. Gracias a este rechazo, podemos forjarnos un criterio de cara a las votaciones del próximo 29 de octubre.

Es cierto que a nuestra sociedad le cuesta mucho dimensionar la cantidad de dinero que perdemos con cada acto de corrupción. Es por esta razón que me parece muy ilustrativo el siguiente ejercicio:  

Recordemos el caso de ETB y el de los cementerios en Bogotá. En el primero, ETB perdió 685 millones de pesos en el negocio de móviles entre otras cosas, por la extraordinaria y costosa asesoría que pagó a la consultora Delta Partners, cuyas proyecciones no sólo nunca se materializaron, sino que resultaron en un rotundo fracaso, entre 2013 y 2016.

Delta Partners fue contratada en 2012 por Sergio González, cuando fue vicepresidente, sin cumplir con los requisitos del Manual de Contratación. Además, la Contraloría advirtió que el documento formato solicitud de bienes y servicios dentro de uno de los contratos, se estimó en un precio de COL$858.400.000, el cual no fue soportado en ningún estudio económico (Contraloría de Bogotá, 2016, Informe de Auditoría de Regularidad, Contrato No. 4600011841).

Con esta suma, con 685 millones, en Bogotá se podrían tapar 5 millones de huecos o se podría duplicar el presupuesto de la Universidad Distrital del año pasado y sobraría dinero. Esta cantidad no es despreciable, es una cantidad que significaría enormes cambios para Bogotá.

Y el segundo caso, el de los cementarios, ocurrió por un presunto pago de coimas por $1.500 millones, y el contrato de concesión para la operación de los cementerios distritales tuvo un valor de $41 mil millones (2021-2026). Sin embargo, hoy que se está terminando anticipadamente el contrato debido a los escándalos de corrupción, no está claro cuánta plata se habrá perdido. Esto es muy doloroso porque con el dinero se pueden resolver muchos problemas y se puede hacer feliz a los bogotanos.

Con la suma de $1.500 millones podríamos pagarle los gastos de inversión al Instituto Distrital del patrimonio cultural (IDPC) que equivale a 480 millones de pesos, más los gatos de inversión de la Orquesta Filarmónica de Bogotá que son 507 millones de pesos, o podríamos cancelar los gastos de inversión de la Fundación Gilberto Álzate Avendaño que suma 1.317  millones de pesos.

Concienticémonos del valor y la importancia que tienen los recursos públicos para cada entidad e institución del Distrito, no sigamos dándole nuestro voto a políticos tradicionales que están del lado de quienes apoyan a personas como Sergio González, ex presidente de la ETB.

Diego Cancino

La exgobernadora del Magdalena, Rosa Cotes, está imputadísima

La Fiscalía General de la Nación tiene en su poder el suficiente material probatorio y evidencia física que advierte la presunta participación de la exgobernadora del Magdalena, Rosa María Cotes de Zúñiga, en un entramado de corrupción que causó grave afectación a los recursos públicos de ese departamento.  

El material probatorio da cuenta que la hoy acusada usando su cargo habría direccionado a través de distintos funcionarios de la gobernación la adjudicación de manera directa de tres contratos a una empresa de la cual era representante legal, una mujer que hizo parte de su campaña política en el 2015 en calidad de contadora. 

De acuerdo con la investigación, «la adjudicación de los contratos se hizo de manera directa, eliminando cualquier proceso licitatorio público que brindara garantías de transparencia, selección objetiva, planeación y la participación de distintas propuestas económicas y técnicas que permitieran seleccionar al mejor oferente».

Se advierte además que la exmandataria local habría contratado con personas de círculo más cercano, sin  cumplir con los principios de selección objetiva, transparencia, además de no controlar ni supervisar la contratación.

Los contratos investigados por la Fiscalía son el 798 de 2016, 822 de 2017 y 566 de 2018. Estos documentos alcanzaron un valor de 1.023 millones de pesos y tenían por objeto implementar las normas internacionales de contabilidad en los procesos de la gobernación. 

Contrataderos, la burla planificada desde la ley para facilitar a corrupción

En días pasados el secretario de la Transparencia de la Presidencia de la República Andrés Idárraga, señaló en Sigue La W que “hay que acabar con los regímenes especiales para evitar que continúen los ‘contrataderos’ en las regiones del país”. Estaba hablando de Empresa Comercial e Industrial del Estado Faro del Catatumbo S.A.S., como un muy probable caso descarado de corrupción; pero no solo no es el único, sino que ya es generalizado en la contratación pública en una gran cantidad de los municipios y gobernaciones a lo largo y ancho del país.

La palabra “CONTRATADERO” fue acuñada en 2020 por el ingeniero Rodrigo Fernández como resultado de su seguimiento a la gestión contractual de las Entidades Públicas y las Entidades Territoriales, en el que protuberantemente encontró que Empresas Industriales y Comerciales del Estado, de origen ordenanzal o de acuerdo municipal, vienen siendo utilizadas masivamente por las Entidades Territoriales para eludir la Ley 80 de 1993 y los Pliegos Tipo.

Al eludir la Ley 80 y los Pliegos tipo, pueden poner condiciones en el pliego a la medida (pliegos sastre) del proponente que ya se sabe que la va a ganar (el ungido) porque ha sido previamente escogido por el Gobernador o Alcalde y que además, seguramente obedece a una componenda previa con un Congresista que ha “facilitado” la asignación de recursos de una entidad central del Estado, por lo que también pueden haber participado funcionarios de alto rango, hasta Ministros… Final y normalmente sólo se presenta el ungido, o acompañado por uno o dos más que, ¡oh sorpresa! no terminan el trámite de la licitación satisfactoriamente por algún motivo. Toda una metodología paraestatal ilícita para esquilmar los recursos públicos que se ha propagado como cáncer en todo el país.

Para ayudarle al Secretario Idárraga, a continuación una lista no completa de contrataderos identificados en estos años de seguimiento, por sus prácticas presumiblemente corruptas en la contratación pública:

Agencia de Desarrollo local de Itagüí ADELI, Itagüí, Antioquia.

Asociación Regional de Municipios del Caribe Colombiano AREMCA, Barranquilla, Atlántico.

Asociación de municipios de Urabá ASOMURA, Antioquia.

Asociación de municipios solidarios y sostenibles ASOMUSSIN, Montería, Córdoba.

Banco Inmobiliario de Floridablanca BIF, Floridablanca, Santander.

Empresa de desarrollo urbano de La Ceja EMDUCE, Antioquia.

Empresa de desarrollo urbano de Marinilla SUMAR, Antioquia.

Empresa de desarrollo urbano del norte de Antioquia EDUNA, Antioquia.

Empresa de desarrollo urbano y hábitat sostenible de Turbo EDUH, Antioquia.

Empresa de desarrollo urbano de Barranquilla EDUBAR, Atlántico.

Empresa de desarrollo urbano y rural del municipio de Bello EDUNORTE, Antioquia.

Empresa de desarrollo sostenible de Rionegro EDESO, Antioquia,

Empresa de desarrollo urbano de Medellín EDU, Antioquia.

Empresa de desarrollo urbano de Apartadó, Antioquia.

Empresa para el desarrollo territorial PROYECTA, Armenia, Quindío.

Empresa de desarrollo local de Itaguí ADELI, Antioquia.

Empresa de vivienda y desarrollo urbano y rural del municipio de Envigado DESUR, Antioquia.

Empresa para la competitividad territorial del municipio de Girardota GIRACOM, Antioquia.

Empresa Autónoma de Guatapé EAG, Antioquia.

FARO DEL CATATUMBO, Cúcuta, Norte de Santander.

Fondo de desarrollo de Proyectos de Cundinamarca FONDECUN, Cundinamarca.

FUNDACIÓN FONDO MIXTO PARA ETNOCULTURA, MEMORIA Y CONVIVENCIA DEL CHOCÓ, Chocó.

FONDO MIXTO SIERRA NEVADA, Valledupar, Cesar.

FONDO MIXTO para la promoción del deporte, el desarrollo integral y la gestión social, Cali, Valle del Cauca.

Fondo mixto para la promoción de las energías renovables, el desarrollo integral y la gestión social FONER, Cali, Valle.

Fondo mixto para el desarrollo integral y la gestión social de Colombia FONCOLOMBIA, Bucaramanga, Santander.

Fundación Universidad del Valle FUV, Cali, Valle.

PROFLORIDABLANCA, Floridablanca, Santander.

PROMUEVE MÁS, Departamento de Caldas, Manizales.

PUERTA DE ORO, Barranquilla, Atlántico.

UNIDOS CAUCASIA, Caucasia, Antioquia.

Desde la sanción de la Ley 2195 de 2022 y, en cumplimiento de lo previsto en el artículo 56 (aplicación de los documentos tipo a entidades de régimen especial) EDUBAR acogió la norma y está utilizando pliego tipo; pero otros contrataderos “aprovecharon” el parágrafo del artículo 56 para seguir contratando sin pliego tipo. Una burla planificada desde la ley misma.

Trabajo que deberían haber hecho la Contraloría, la Procuraduría y la Fiscalía para haber evitado la propagación de este flagelo en nuestro territorio. Cuando hacen trampa en una licitación, el asunto es mucho más grave que solo el robo de dineros públicos para coimas y sobornos, sino por al menos dos razones peores: la primera es que, como el objetivo es la corrupción en un contrato, lo que importa es hacer el contrato y no el proyecto de desarrollo a contratar, por el que se generan elefantes blancos, proyectos no prioritarios y proyectos de mala calidad, impactando negativamente a la población afectada (que debería ser beneficiada) retrasando la salida del subdesarrollo en términos generales; y la segunda, es que todo el mundo lo sabe (menos la Contraloría, la Procuraduría y la Fiscalía, a juzgar por su impresionante propagación) y eso tiene un efecto terrible en la población al validarle con ejemplos cercanos la idea de que la corrupción es “el nombre del juego” y que para ser exitoso hay que ser corrupto. Como advertía antes: ¡gravísimo!

El mismo Secretario de la Transparencia dice que “se ha naturalizado que haya una relación entre la política, entre algunos congresistas, entre organismos de control, entre las autoridades locales…” (Sigue La W, 2023) para… corrupción. En las narices del Estado, de los organismos de control y de todos nosotros, los colombianos. Fuerza y respaldo total al Secretario Idárraga. Pero la solución es cerrarles el paso a estos regímenes especiales: todo dinero público invertido debe pasar por los controles de la Ley 80 y los Pliegos tipo, al menos. Pero esa solución ya sabemos que está en manos del Congreso: los mismos autores de esa burla planificada desde la ley que ellos, desde luego, no han querido arreglar.

Rafael Fonseca Zarate

¡A la mierda los corruptos!:

Por: Diego Cancino

En esta oportunidad quisiera que el lector se preguntara, ¿Cómo estoy reaccionando ante la corrupción? En una escala de 1 a 10, ¿Qué tanta indignación me produce? Al responder esta pregunta no puedo evitar sentir que la sociedad colombiana ha pasado por tantos hechos de corrupción que está en shock, que parece que ya no reacciona. Pero cuáles son las razones por las cuales, en la actualidad, ya no reaccionamos ante actos de corrupción, ¿Acaso estamos tan acostumbrados que otro hecho más no nos sorprende?

¿Es esto perjudicial para nuestra sociedad? Yo creo rotundamente que sí, que esta actitud no nos deja progresar, veamos:

En primer lugar, porque esta actitud pareciera sucumbirnos en un “ya no importa nada” y eso es absolutamente perjudicial. Esto nos lleva a ya no querer saber más de política, a ya no querer escuchar a ningún(a) candidat@.

Y en segundo lugar, porque con esta actitud, la desconfianza se apodera de la sociedad. Lo que hace que sea imposible tejer redes y trabajar unidos por causas comunes.

La situación es tan grave que la sociedad bogotana se indigna más por un “MIERDA” al aire en un canal de televisión nacional, que cuando un político se roba los recursos públicos para comprar relojes caros y autos de colección. Lo anterior porque como sociedad tenemos absolutamente alterada nuestra capacidad para indignarnos, llevamos tantos años viendo y escuchando corrupción que lamentablemente lo naturalizamos, es parte de nuestro paisaje.

Pero no lo sigamos permitiendo, tenemos que recuperar esta capacidad e indignarnos justamente por los hechos que son realmente graves. Aprendamos de nuevo, volvamos a sentirnos realmente molestos con quienes se roban nuestros sueños porque esta indignación es el fundamento del reproche moral que como sociedad hacemos a los corruptos y la condena que estos pueden recibir de nuestra parte.

Hoy digo “a la mierda los corruptos” y lo sostengo sin titubeos en todos los canales y emisoras de radio hasta que nuestra sociedad colombiana despierte y recupere la justa capacidad de indignación. Los recursos públicos son sagrados y no podemos seguir permitiendo que los corruptos se apoderen de ellos.

Cuando volvemos a indignarnos, vuelve a interesarnos la política, volvemos a creer en el progreso y en que con pequeñas acciones como el votar a conciencia, podemos cambiar el mundo.

 

 

¿Qué resultados producen los pequeños remedios para un gran mal?

Este tema tiene que resultarnos interesante porque vivimos con grandes males. Solo para enunciar algunos: corrupción, narcotráfico, pobreza, desigualdad, y un largo etcétera en todo tipo de asuntos de la vida cotidiana. Y todo a lo que podemos aspirar es a que se planteen pequeños remedios, y si nos va bien, a que se implementen esos pequeños remedios.

La frase original es del filósofo y economista británico John Stuart Mill (1806-1876) y es de hace más de un siglo: «Contra un gran mal, un pequeño remedio no produce un pequeño resultado; simplemente no produce ningún resultado«. Una frase tremendamente actual.

Mill es un autor muy importante en economía por su defensa al libre mercado, a la teoría del valor subjetivo y también a su defensa de la función reguladora del Estado para corregir las fallas del mercado. Claro que, quienes conocen el “principio de la utilidad” de Mill, con la que se le considera como unos de los principales exponentes del utilitarismo, pueden no estar de acuerdo con una faceta de la frase que explicaré en forma breve. El utilitarismo sostiene que el principio moral para una decisión consiste en maximizar el beneficio para el mayor número de personas; suena lógico, pero se puede interpretar que tiene una extensión: por encima del derecho individual.

El utilitarismo puede conducir a resultados éticamente controvertidos. El ejemplo clásico es alrededor de la pena de muerte: los utilitaristas sostienen que la pena de muerte es moralmente justificable si disuade a otros de cometer delitos; sin embargo, otros sostienen que la pena de muerte es moralmente incorrecta, incluso si disuade a otros de cometer delitos, porque viola los derechos individuales. Para terminar sobre el tema, en nombre del utilitarismo se podrían argumentar decisiones que estarían cercanas a movimientos discriminatorios, al fascismo y a la validación de tiranías.

Comentar sobre Mill era necesario para evitar que se usara una falacia ad-hominen y así quitarle valor a esta frase, tan interesante, que desde luego tenemos que encuadrar siempre dentro de la ley y los derechos humanos. Pero sí nos permite reflexionar mucho.

La reflexión de fondo tiene que ver con la real posibilidad de establecer un gran remedio para un gran mal, o de lo contrario, no desgastarnos más haciendo pequeños remedios que nos mantengan entretenidos y abobados, a sabiendas que no producirán ningún remedio. Aunque suene tonto esto, en eso nos la pasamos: leyes, políticas de Gobiernos, decretos, estrategias, programas y planes, que no solucionan ningún problema. Y en todos los períodos repetimos la dosis, una y otra vez como si careciéramos de inteligencia.

Y caben más sub reflexiones, puesto que es usual que nos quejemos de que los demás son los que no hacen lo debido, pero no hablamos sobre qué es lo que podemos hacer nosotros para contribuir a la solución. Para que quede claro, aquí va una lista de lo que cada colombiano puede hacer para ayudar, entre todos, a formar un gran remedio al mas grave gran mal, la corrupción.

  • No ser pícaro, tramposo, mañoso, ni corrupto en forma alguna.
  • No participar en ningún acto corrupto en ninguna forma.
  • Evitar a personas que se sabe son corruptas, pícaras, tramposas, o mañosas.
  • Denunciar todo acto o forma corrupta que se conozca, sin importar que prospere o no la denuncia. Hay que lograr que a punta de persistencia se avance en la lucha contra la corrupción, así sea de forma anónima.
  • Votar por candidatos que de ninguna forma aparezcan asociados con actos corruptos en el pasado.

Algunas organizaciones que ayudan a esta lucha: Pacto Global Red Colombia, Transparencia por Colombia, Secretaría de Trasparencia de la Presidencia.

No nos quejemos más por la corrupción: ¡actuemos en contra de la corrupción!

Rafael Fonseca Zarate

Corrupción de alto nivel

El caso del grupo AVAL y Corficolombiana está debidamente explicado por periodistas de la talla de Ana Bejarano Ricaurte (Cambio, 2023) y María Jimena Duzán (Cambio, 2023), cuyos artículos es importante leer para entender, no solo el caso en sí mismo, sino cómo opera la tergiversación de la información para hacer pasar un acuerdo de enjuiciamiento diferido que tiene un pago (enorme, 80 millones de dólares) para no hacer los cargos ahora, y esperar a que se cumplan algunas condiciones en tres años para archivar el caso o formular los cargos entonces y continuar con el juicio. Nada que ver con el cierre del caso con el pago de una multa como lo han querido hacer pasar El Tiempo y la revista Semana.

En estos dos medios es habitual que la información se tuerza y tergiverse para que la realidad se convierta en conveniente para sus accionistas, no importa lo grave que sea. Peor en este caso, que se trata nada menos que del más rico de Colombia, dueño también del periódico El Tiempo. Para el público se convierte en desinformación. No solo la enorme corrupción que está involucrada en el caso sino esta otra forma de corrupción que considera que los seres humanos son tontos, y que se les puede inocular información falsa. Bueno, sí pasa; si no, no lo harían: saben que funciona. ¿Dónde, se pregunta uno, está el sentido profesional y ético de los “periodistas” que trabajan en estos medios? La respuesta es obvia; no hay necesidad de desplegar más desprecio por el valor de sus conciencias que resulta tan escaso.

Por fortuna, aún tenemos algunos periodistas que son nuestra última frontera de esperanza. Cualquiera que lea las explicaciones del caso, de inmediato llega a la pregunta ¿y qué pasó con la justicia en Colombia? ¿no hizo nada? ¿hubo que esperar que en Estados Unidos se persiguiera al enorme grupo económico y tan importante entre nosotros, por usar el sistema bancario de ese país para pagar sobornos, para que confirmáramos lo que ya se sabía a voces aquí? Desafortunadamente, como me recordaba ayer un taxista opinador, la justicia en nuestro país sí es para los de ruana; lamentablemente es así, y este caso, como ninguno otro, lo confirma plenamente. En Colombia, entre más rico y poderoso se es, menos probabilidad hay que lo toque la justicia ante un delito. Hay artículos de opinión sobre el caso, en todos los medios, que recuerdan que el Fiscal Martínez era juez y parte para el grupo Aval (su cliente); empezando por ahí…

Pero quedan también otros interrogantes, de esos que mal llamamos en estas tierras “de malicia indígena”, como por ejemplo: teniendo semejante poder, que puede poner presidentes y congresistas, que hace algunos pocos años se jactaba de tener el “pasatiempo” de escribir las leyes, que da el visto bueno para las grandes políticas que se le ocurren a los gobernantes de turno… ¿cómo es que tiene que pagar sobornos (coimas, mordidas) para obtener contratos del Estado? Esta pregunta podría tener dos lecturas en la mente siempre suspicaz de los colombianos de a pie, a cual más de desesperanzadoras y graves. La primera, expresada con otra pregunta ¿es que así ha hecho su fortuna? ¿a punta de sobornos, torcidos y corrupción? Y la segunda, también con otra pregunta: si el más rico, el que manda, tiene que pagar para trabajar, ¿Cómo será la podredumbre generalizada que hay en el Estado colombiano?

Esta es una radiografía de nuestro alto nivel.

¿Podrá alguien señalar el camino que nos saque de esta inmundicia? Sin derrotar a la corrupción, de alto, medio, bajo nivel, la de los enormes negociados hasta la cotidiana, la de la trampa al vecino, no vamos a dejar atrás el subdesarrollo, la pobreza, la desigualdad, la falta de justicia y la impunidad resultante, y así no tendremos chance de mejorar el bienestar para todos los que vivimos en esta tierra.

Rafael Fonseca Zárate
@refonsecaz

Corrupción, sólo 500 años de experiencia

En días pasados el secretario general de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas -ACCE-, Alcides Gómez, durante la instalación del foro La corrupción en Colombia y las propuestas para su eliminación, organizado en conjunto con el Colegio Máximo de las Academias de Colombia -COLMAC-, y el Instituto Anticorrupción -IA-, hizo la presentación histórica del problema de la corrupción, remontándose hasta la colonia.

Presentó algunos fragmentos tomados del libro Corrupción: metáfora de ambición y deseo de Hermes Tovar Pinzón (Ediciones UniAndes, 2014) que nos llevan directamente a las raíces del problema más sofocante que tenemos, que es a su vez causa de la mayoría de los demás problemas que sufrimos, que no solo no nos deja avanzar sino que nos mantiene anclados al subdesarrollo y sin esperanza de salir de la pobreza y mejorar la desigualdad.

Las tres instituciones que nos trajo la colonia fueron la encomienda, la alcabala y la iglesia católica. El recorrido por estos fragmentos nos da una repasada sobre cómo estas instituciones forjaron una cultura de corrupción muy arraigada que fomentó la pobreza, la desigualdad, el racismo y la injusticia. Son hoy, esos resultados con los que nos ha tocado vivir.

Por considerarlo de gran importancia para la comprensión real del problema mayor de los colombianos, comparto los fragmentos de la conferencia (en una adaptación libre) que permiten visualizar aquella época infortunada:

La colonia tuvo una historia de poder, de familias poderosas y caciques locales que cayeron en la tentación de la corrupción y el fraude. En la sociedad colonial, funcionarios estatales, líderes religiosos y gamonales utilizaron lo ilícito para enriquecerse, generando malestar social. Las relaciones de poder se basaban en conveniencia, amiguismo, parentesco y prejuicios, lo que permitía el acceso a tierras, negocios y cargos mediante prácticas corruptas.

Durante la colonia, burocracia, empresariado e iglesia explotaron y dominaron la sociedad, incluyendo a indios, negros y mestizos. Esta «Santa Trinidad» creó sistemas de opresión, soborno e injusticia, con tribunales propios para castigar y torturar. Se unieron para controlar la tierra, ingresos fiscales y todas las estructuras de poder, afianzando su hegemonía e inmoralidad.

A lo largo del tiempo, se estableció la exclusión social y el racismo como formas de marginar y establecer una nueva estructura de castas en las colonias. Surgieron sistemas que limitaban las oportunidades de desarrollo para unos pocos. Se forjaron los pilares para mantener la impunidad y reprimir a aquellos que desafiaban su poder y privilegios en busca de libertad, democracia y derechos fundamentales. Los que controlaban el poder público ignoraron que, si el costo de la ley supera sus beneficios, la ley se incumple y se consolida la ilegitimidad.

En el mundo colonial, se aceptaron y promovieron conductas de despilfarro, violencia e impunidad, lo que dio lugar a una cultura de saqueo arraigada en el Estado colonial y posteriormente en la República, aún bajo los estandartes de libertad y orden. A pesar de los controles fiscales y restricciones comerciales, el desfalco, robo y evasión de impuestos fueron comunes, al igual que el contrabando de diversos bienes, respaldado por las autoridades aduaneras y militares de puertos y ciudades pequeñas.

La ilegalidad y la informalidad se afianzaron con el respaldo de funcionarios de alto y bajo nivel, así como de personas interesadas en beneficiarse de estas prácticas opacas de la economía. Desde mercaderes hasta oficiales reales, gobernadores y hasta obispos, todos se vieron involucrados en la corrupción, como se decía en la época alrededor de 1630.

Estas conductas operaron como la principal forma de acumulación de capital y riqueza para algunos en la época colonial, mientras que para otros eran medios de supervivencia. La escasez de oportunidades económicas impulsó el enriquecimiento de grupos que se establecieron en ciudades, villas y poblados, a través del uso de recursos públicos, la sobre explotación de los tributos y la evasión de impuestos. Esta ambiciosa economía de codicia y corrupción llevó a los menos favorecidos a imitar a predicadores de normas y leyes sobre el orden y la moral.

Los gobernantes, quienes debían promover la honestidad, equidad y equilibrio social, no fueron un buen ejemplo para los grupos subalternos que siguieron sus prácticas éticas. Un ejemplo de esto fue el fiscal de la audiencia de Panamá en 1608, quien reportó grandes fraudes en las aduanas durante la llegada de las flotas a Portobelo (Panamá) pero culpó a personas pobres de Sevilla (España) por dejarse sobornar.

Alrededor de 1620, los oficiales reales en Cartagena de Indias dejaron de inspeccionar los navíos a cambio de sobornos para permitir la introducción ilegal de negros y otros bienes de contrabando. Aproximadamente la mitad de los negros introducidos entre 1618 y 1620 fueron contrabando, y las autoridades recibían un tercio de los impuestos recaudados, que se repartían entre el teniente Gobernador, el tesorero y el contador. Un grupo de subalternos y colaboradores facilitaban el funcionamiento de estos sistemas corruptos, donde la inequidad en los ingresos y la impunidad en la justicia se consolidaron como los principales pilares de la corrupción desde el siglo XVII.

Durante la primera mitad del siglo XVIII, el contrabando se convirtió en un modo de vida que unía a políticos, funcionarios militares y comerciantes en una poderosa y persistente camarilla de contrabandistas. Incluso el virrey Villalonga fue acusado de extorsión y destituido debido a su complicidad con el gran grupo de contrabandistas establecido en Cartagena.

Después de 1830, quienes lideraron la construcción de la República heredaron los antivalores y corrupción del pasado, considerando legítimo mantener el dominio sobre cabildos, gobernaciones y aparatos estatales, así como los recursos públicos, sin los controles impuestos desde la metrópoli colonial. Estos herederos de la cultura de la venalidad y el cohecho establecieron una ética republicana basada en sus antiguos vicios y privilegios. Aunque ya no pagaban por los cargos burocráticos, utilizaron los recursos públicos para enriquecer a sus allegados.

Casi todas las guerras civiles buscaron intereses burocráticos más que fines políticos, ya que el botín estaba en las rentas públicas, utilizadas para recompensar a sus seguidores con pensiones, bienes y cargos oficiales. Los partidos luchaban por obtener el control de la administración pública para favorecer a sus allegados y familiares. Al ser denunciada la corrupción, los grupos en el poder respondieron con represión y violencia para silenciar a los críticos.

Esta dimensión humana de la corrupción y su evolución histórica se encuentran registradas en archivos históricos de Europa y América Latina. El impacto económico y los costos sociales de este desfalco han sido devastadores para el crecimiento y desarrollo de las regiones y de la nación colombiana.

Que legado tan funesto. Los 500 años de experiencia en todo tipo de prácticas corruptas explican nuestra cultura tan fuerte al respecto, y nos deja con la necesidad de ser más agudos y ácidos en la auto reflexión, en la reflexión conjunta y en el diseño de soluciones, desde puntuales hasta generalizadas, desde individuales hasta colectivas, desde legales hasta éticas, que nos permitieran tener al menos la esperanza de que algún día podríamos mejorar.

Rafael Fonseca Zárate
@refonsecaz

Balance desolador pero bien conocido: corrupción e impunidad

La impunidad es sobre todo una recompensa. Una recompensa para los corruptos que pueden llevarse el botín y los alienta a seguir robando. Recuerda esto una frase de Ayn Rand: “cuando caes en cuenta que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un sacrificio personal, entonces podrás afirmar sin temor a equivocarte que tu sociedad está condenada». Así estamos, condenados si no logramos hacer que una parte importante de la política colombiana haga los arreglos que se necesitan para parar la corrupción generalizada.

Sobre el “hallazgo desolador” del Secretario de la Transparencia, no hay nada de qué sorprendernos (CM&,2023). Es cierto que una impunidad del 94% es asombrosa. No se entiende cómo una sociedad puede vivir sin justicia. Pero no puede sorprendernos cuando es normal y cotidiano, desde hace décadas, que se destapen nuevos “escándalos” (no se escandaliza nadie ya) de personajes de la política. Los conocemos a través de los titulares de periódicos, revistas y sitios de internet que usualmente aprovechan para atacar a quienes les sean contrarios a los intereses de los dueños de su medio de comunicación, en el ejercicio, también corrupto, del oficio de “informar”. Lo único que ha ido cambiando, francamente al alza, es el monto de tales “escándalos”.

Por lo cual, lo “destapado” por el Secretario de Transparencia de la Presidencia Andrés Idárraga sí constituye un balance desolador, como él lo llama, pero no es un gran descubrimiento. Sí podría ser muy importante si en realidad este Gobierno estuviera dispuesto a “meterle ganas” para disminuir la corrupción. Si sólo es un mecanismo para desprestigiar al Fiscal y enviarle un mensaje de “hagámonos pasito” entonces no pasará nada diferente a todo lo anterior; no nos olvidemos que, en los hervores de todas las campañas, sin excepción, todos los candidatos han prometido que atacarán la corrupción, y nosotros, el pueblo bobo, vuelve y cree. Cínicamente, porque sabían que no lo iban a hacer, como en efecto, no lo hicieron. Ninguno.

Hay que advertir que no todas las denuncias tienen que terminar en encarcelamientos o terminan siendo “un positivo”, lo que significa que el número de denuncias que se manejan puede ser más alto que lo debido, y por su parte, la más grave, no todos los actos corruptos tienen su denuncia, lo que significa que el número de denuncias puede no reflejar un número mucho más grande de contratos con corrupción porque no hubo denuncias. Esto puede tener muchas causas (ejemplos): a la gente le da miedo denunciar, o piensa que no va a pasar nada denunciando y para que perder su tiempo, o porque se terminó la ejecución con todo y corrupción, o porque ya ha hecho carrera que así es el asunto y hay que aceptarlo.

Como todos podemos inferir, en la medida que haya más impunidad hay más corrupción por no haber ninguna consecuencia adversa por cometer ilícitos. Sin tener en cuenta la aclaración del párrafo anterior, con total impunidad (94%) pues debemos tener total corrupción. Algo así es lo que se percibe. No tenemos una cifra cierta sobre la corrupción, solo algunas estimaciones de las entidades de control de años recientes que hablaron de 50 billones anuales (ElPaís, 2017)(Alponiente, 2022); es posible que se queden cortas.

El sistema de control (Contraloría, Procuraduría y Fiscalía) y el judicial (jueces, tribunales y altas cortes), como se sabe con casos ciertos, han entrado en la cadena de corrupción y que, como dice el Secretario, son responsables de la impunidad. Desde que los montos de corrupción son enormes se habilitó también que hubiera dinero para silenciar y torcer a todos los posibles actores en el proceso. Pero, desde luego, la mejor forma de que no haya impunidad es que no haya corrupción a la cual procesar judicialmente y no termine en impunidad al final. De Perogrullo.

Y hay varias medidas preventivas de bulto, que se le pueden sugerir al Secretario con el mejor ánimo de proponer los cambios necesarios.

Posiblemente el aumento de los montos de la corrupción haya influido en forma directa en una mayor impunidad, porque habilita el pago de los torcidos en todo el sistema, desde los que entregan el contrato, los de los entes de control y los jueces hasta las altas cortes. Por lo tanto, hay que prohibir la agregación de contratos y en lo posible que, al revés, se desagreguen en partes más pequeñas. ¿Para qué agregar muchos colegios regados en la geografía nacional en un solo contrato, como lo hizo el FFIE? Con contratos pequeños, el monto es menor y la corrupción no alcanzaría para pagar a toda la cadena.

La más importante en todo caso, es prohibir las figuras que posibilitan que los dineros públicos no se controlen como públicos sino como privados, es decir, al antojo de quien los contrata. Ese es el caso de las entidades de economía mixta, de moda entre las entidades territoriales, que van desde poblaciones pequeñas hasta la mismísima Medellín. Al poder establecer las reglas como privado no se utilizan pliegos tipo para escoger al contratista; por supuesto, el pliego de condiciones se hace a la medida (sastre) del contratista que viene escogido de antemano. Esta cadena de corrupción, como ya se sabe también desde hace años, parte desde el Congresista que “consigue” los recursos y llega hasta el Alcalde, y seguramente funcionarios que se puedan atravesar o deban participar, que hacen caso y también participan del botín. Hay para todos. Desde luego, el contratista es parte de la banda.

En el Gobierno Duque y en este, los Presidentes han prohibido que no se usen pliegos tipo en las contrataciones del orden nacional mediante sendas “directivas presidenciales” a las que ninguno de sus funcionarios ha hecho caso y que terminaron siendo retiradas sin pena ni gloria meses después. A este nivel es la fuerza del “sistema corrupto” que hasta el todo poderoso Presidente de turno resulta pintado en la pared, seguramente por condicionamiento de los Congresistas que le advierten al mandatario que no lo acompañarán en sus iniciativas en el Congreso si no tienen como hacer fluir el dinero ilícito al que están acostumbrados.

Si el señor Presidente y su Secretario de la Trasparencia quieren de verdad impactar positivamente y en forma descomunal al país, lo que tienen que hacer es desmontar la posibilidad de saltarse la Ley 80 de 1993, a través de la figura descrita, que incluye la mermelada como se le conoce a los “acuerdos” que hace el Ejecutivo con los Congresistas para garantizar su “gobernabilidad”.

Los funcionarios de todas partes de la geografía nacional dirán que entonces no van a poder hacer mayor cosa en sus periodos puesto que los procesos de contratación son muy engorrosos. En la medida en que lo que les interese a los gobernantes sean los contratos y no los proyectos, la demora en los procesos perjudica a sus infames bolsillos. Pero es que los proyectos bien pensados para mejorar algún aspecto en el bienestar de los habitantes, bien planeados, bien licitados, bien contratados y bien desarrollados tienen ciclos de madurez que requieren tiempo. No obstante, se podría estudiar cómo mejorar los tiempos en esos procesos, puesto que siempre se encontrarán oportunidades dentro de la legalidad y con mayor uso de la tecnología. Se necesita que Colombia Compra Eficiente desarrolle un proceso eficiente al mismo tiempo de salvaguardar la trasparencia en la adquisición de bienes y servicios del Estado. Y en últimas, solo al principio habría un impacto en la ejecución mientras se hace el ajuste requerido, porque después los procesos fluirían con sus tiempos necesarios, aunque algunos pasarán de un período anual al siguiente, asunto que tampoco les gusta a los funcionarios corruptos porque les quita manejo frente a los otros actores corruptos coequiperos en el robo de los dineros públicos.

En este tema, especialmente, saber lo que se debe hacer esta bien pero no significa mayor cosa. Lograr hacerlo es lo que se lleva todos los méritos. Ninguno de los que pertenecen a este sistema corrupto querrá ayudar, como es apenas lógico. Y eso puede significar una gran soledad en una batalla peligrosa al máximo, que exige entonces mayor inteligencia y coraje. La gran oportunidad para, de verdad, cambiar al país y de paso para cumplir con la promesa de campaña y ganar una enorme cantidad de puntos en la opinión pública. Sin duda.

Rafael Fonseca Zárate

@refonsecaz

La impunidad en Colombia para casos corrupción es del 94%

El Secretario de Transparencia, Andrés Idárraga, dio a conocer a la opinión público el documento que denominó como ‘El mapa de la impunidad en Colombia’.

De acuerdo con el funcionario, “esta es una herramienta que permite realizar un seguimiento más detallado de la actuación de la justicia frente a los delitos contra la administración pública”.

El documento comprende el periodo comprendido entre el año año 2010 hasta 2023, abarcando diez departamentos del país con el más alto porcentaje de procesos con delitos asociados a la corrupción.

De acuerdo con el consolidado del estado de denuncias asociadas a corrupción, hay en total 57.582, entre los años 2010 y 2023, de las cuales el 93.99% no tienen condena; el 89.7% sin captura, y el 77.15% están en indagación.

En el top 10 de los delitos asociados con corrupción administrativo 2010-2023 ocupa el primer lugar el peculado por apropiación con un 26%; seguido del contrato sin cumplimiento de requisitos legales, 24.6%; concusión, 10.1%; cohecho por dar u ofrecer, 9,8%; interés indebido en la celebración de contratos, 7.4%; cohecho propio, 3.7%; peculado por aplicación oficial diferente, 3.5%; enriquecimiento ilícito, 3.1%; tráfico de influencias de servidor público, 2.4%, y peculado por uso, 2.1%.

En las denuncias asociadas a corrupción sin condena por departamento se encuentra San Andrés, 99.1%; Guaviare, 99%; Bolívar, 98.5%; Putumayo, 97.6%; La Guajira, 97.5%; Casanare, 97.5%; Córdoba, 97.2%; Vaupés, 97.2%; Arauca, 97% , y Sucre, 96.8%.

En el top 10 de los departamentos sin capturas por delitos asociados a corrupción se encuentran: Vaupés, 98.6%; Guaviare, 98%; Guainía, 96%; Boyacá, 95.7%; Cundinamarca, 95.4%; Putumayo, 95.1%; Caldas, 94.5%; Huila, 94.4%; Casanare, 94.1%, y Santander, 94.1%.

Para finalizar, en el top 10 de los departamentos sin condenas por delitos asociados a corrupción, encabeza la lista San Andrés, 99.1%; seguidos de Guaviare, 99%; Vaupés, 98.5%; Arauca, 97.6%; Casanare, 97.5%; Putumayo, 97.5%; La Guajira, 97.2%; Córdoba, 97.2%; Bolívar, 97.2%, y Sucre, 97%.

El secretario Andrés Idárraga afirmó: “Estos datos son irrefutables, Colombia agoniza en un mar de impunidad, la aplicación de la justicia en los casos de corrupción, apenas se asoma a un tímido y cobarde 6%, hecho que como como Nación causa vergüenza”.

De 32 departamentos, 20 tienen un porcentaje de impunidad superior al 95%, y 12 están entre el 90% y el 94.9% de impunidad, solo superado por Bogotá que tiene un 88% de impunidad.

En síntesis, la impunidad en Colombia, en los delitos asociados contra la administración pública, se ubica en un 94%.

El secretario anunció que convocará a la “Comisión Nacional de Moralización, máxima instancia nacional anticorrupción, en cabeza del presidente Gustavo Petro,  integrada por el ministerio del Interior, Procuraduría, Contraloría, Auditoría, Fiscalía, Corte Suprema de Justicia, Consejo de Estado, presidentes de Senado y Cámara, y Defensoría, entre otros.

Anuncian la destitución del fiscal general en Haití

El Ministerio de Justicia de Haití ha anunciado la destitución del fiscal general de Puerto Príncipe, Jacques Lafontant, en el punto de mira desde hace meses de las autoridades judiciales por negligencia en el cargo y posible corrupción, en medio de la ola de violencia que sacude desde hace meses la capital del país.

El Ministerio ha hecho pública la destitución a última hora del pasado viernes, en el que designó al ex fiscal del Gobierno en el municipio de La Croix des Bouquets y Hinche, Edler Guillaume, como sustituto de Lafontant.

Esta decisión tiene lugar después de varios robos en la sede de la Fiscalía donde los ladrones se habrían llevado documentos importantes, en medio de acusaciones vertidas contra Lafontant por el Consejo Superior de la Judicatura del país, informa el portal de noticias haitiano Loop.

El Consejo había recomendado el cese fulminante de Lafontant, así como de varios magistrados del país, por «falta de integridad moral, abuso de autoridad y abuso de alcohol».

Hace meses que el sistema judicial haitiano está al borde del colapso, entre la inseguridad reinante por el dominio de las bandas callejeras y las huelgas de magistrados que reclaman mejores condiciones laborales.

La escalada de violencia en que vive sumido a Haití, con zonas prácticamente controladas por bandas armadas e incidentes diarios de ataques y secuestros, se ha cobrado la vida desde principios de año de más de 1.400 personas, según una estimación de Naciones Unidas, que ha reclamado «apoyo urgente» para el país más pobre de las Américas.

El aumento de la violencia armada ha provocado a su vez un empeoramiento en las cifras del hambre, hasta el punto de que este año habrá un 30 por ciento más de niños afectados por desnutrición aguda grave, según el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), que teme que las cifras pasen de 87.500 a 115.600.

La danza de los millones en las alcaldías locales de Bogotá

La contratación de Alcaldías Locales sigue demostrando que es rueda suelta en la administración de Claudia López. Llama la atención que predomina la tendencia de los zares de la contratación, que por medio de uniones  temporales y consorcios siguen ganando contratos, no están ausentes los multipropósitos que hacen cuestionar la eficiencia e idoneidad al interior de las localidades

Durante las vigencias 2020, 2021 y 2022 se encontraron 66.686 compromisos por un valor de tres billones de pesos los temas que más contrataron las alcaldías son: subsidios por $184.481 millones, obras por $135.002 millones, suministros $44.895 millones, incentivos económicos por $38.416 millones, publicidad por $29.599 millones, interventoría por $23.916 millones, eventos por $8.736 millones. Al revisar la ejecución de las alcaldías se encuentra que en sus procesos contractuales alertan los siguientes hallazgos:

  • En los zares de concentración se encuentran 5 empresas que recibieron cuantiosos contratos por más de $121 mil millones: ESTUDIOS E INGENIERIA SAS ($51.467.402.735), ALIANZA PÚBLICA PARA EL DESARROLLO INTEGRAL – ALDESARROLLO ($20.671.329.781), CONSORCIO PROVIAS CB ($16.917.381.818), CONSORCIO UD 2022 ($17.314.000.000) y CONSORCIO FONTIBON 004 ($17.527.272.727).
  • ALDESARROLLOfue creada el 19 de julio de 2017 por tres instituciones educativas del Valle del Cauca y en 2021 cambió su objeto social, pasando de actividades relacionadas con educación formal o informal, aquellas relacionadas con la ciencia y tecnología, la construcción, montajes, etc. Es decir, se convirtió en multipropósito. En la actualidad tiene 37 compromisos con:  Santa fé (4) por $ 1.877.429.880, San Cristóbal (5) por $ 3.557.749.530, Usme (5) por $ 3.166.004.893, en Fontibón (4) por $ 404.071.766, en la localidad de Los Mártires (2) por $ 1.557.685.972, en la localidad de Puente Aranda (6) por $ 1.010.190.321, en Rafael Uribe (2) por $ 3.831.906.889, en Ciudad Bolívar (2) por $ 2.603.709.144  y en Sumapaz (7) por $ 2.662.581.386.
  • ESTUDIOS E INGENIERIA SAS tiene 26 compromisos con 10 alcaldías por $51.467.402.735: Usaquén (5) $5.942.275.720, Santa fé (4) $3.591.763.537, San Cristóbal (2) 14.900.820.381, Usme (2) $3.560.513.564, Tunjuelito (1) por $972.278.940, Bosa (3) por $4.328.789.077, Kennedy (1) por $1.462.643.673, Engativá (1) por $2.315.681.818, Barrios Unidos (2) por $1.881.060.120 Ciudad Bolívar (5) por valor de $ 12.511.575.905. Iván Pardo, uno de sus propietarios, también es dueño de EDS Ingenieria SAS, que hace parte INTERMEJORAS, consorcio que hace interventoría en el proceso UAESP-687-2021 con la UAESP y que tiene irregularidades en la documentación que vengo denunciando hace meses.
  • INCITECO SAS concentra la contratación de OBRAS con 8 localidades por un valor total de $27.271.885.671 con: Usaquén, Bosa, Fontibón, Suba, Teusaquillo, Rafael Uribe, San Cristóbal, Antonio Nariño. También hace parte de el CONSORCIO NORPARQUES que tiene un compromiso con la localidad de USAQUÉN por valor de $1.335.062.856.
  • La fundación ECODES es un contratista multipropósito. Según Portal Anticorrupción de Colombia – PACO entre 2017 y 2022, contrató con el distrito por un valor de $13.662.876.170 en su mayoría en temas relacionados con servicios veterinarios (esterilización). En 2019 firmó un contrato con la Alcaldía Local de Mártires por valor de $323.931.010 en temas de recuperación de espacio público. Y en 2022 firmó un contrato con la Secretaría Distrital de Integración Social por $337.362.710 cuyo objeto era atender a personas mayores. También conformó el Consorcio Educación Ambiental
  • El consorcio UD conformado por las empresas CONSTRUCTORA OSSA LÓPEZ S.A, MIROAL INGENIERÍA  S.A.S  e INGENIERÍA Y DESARROLLO URBANÍSTICO SAS ha contratado con las localidades de Ciudad Bolívar, Rafael Uribe, Usme, y San Cristóbal para sede de la Universidad Distrital francisco José de Caldas, suministro e instalación de mobiliario urbano en parques vecinales, conservación de puentes vehiculares-peatonales y obras  de malla vial.
  • Las localidades de Bosa, San Cristóbal, Kennedy, Usme, Tunjuelito, Ciudad Bolívar, Rafael Uribe Uribe y Suba realizaron autocompromisos por $319.978 millones para subsidios de Bogotá Solidaria en Casa y subsidios poblacionales (adulto mayor y jóvenes) no queda claro el motivo de este tipo de movimientos financieros al interior de las alcaldías.
  • EGESCO – Corporacion Estrategica En Gestion E Integración Colombia suscribió contratos por$2.049 millones con Suba por $ 949.412.596, Kennedy $ 722.811.000, Rafael Uribe Uribe $ 221.560.645 y Chapinero $ 156.061.009. Es multipropósito, desarrollando procesos de educación ambiental y al mismo tiempo actividades para la prevención de violencia para niños, niñas y adolescentes, jóvenes y familias. El Objeto Social de EGESCO es el mejoramiento y bienestar en la calidad de vida de los niños, niñas y adolescentes. Conforma UT EGESCO,que tiene como socio a CORPORACION ESTRATEGICA EN GESTION E INTEGRACIÓN COLOMBIA

Solicito a los entes de control que velen por la transparencia en las alcaldías locales. La información debe ser clara y transparente para poder corroborar las sumas comprometidas por los fondos de desarrollo local. Entregar miles de millones, sin presentar una base de datos que justifique ese gasto, puede ser la apertura de la caja de pandora.

Parece solo interesarles hacer una resolución, que diga cuánto dinero transferir sin justificante alguno, esto es inaceptable, se están usando los fondos de la ciudad, está acabando el periodo de gobierno y esto no puede convertirse en un fantasma dentro del presupuesto, solo las 5 primeras “auto obligaciones” representan más de 222 mil millones de pesos. Los subsidios no se pueden convertir en un mecanismo para mover dinero a diestra y siniestra. No podemos permitir una danza de los millones.

Lucia Bastidas

Exministro boliviano se declara inocente tras arresto por posibles cargos de corrupción

El exministro de Medio Ambiente y Agua de Bolivia Juan Santos Cruz ha asegurado ser inocente tras su detención el pasado martes en el marco de una investigación por posible corrupción.

«Soy inocente. Voy a demostrar en la investigación», ha declarado el exministro antes de ser trasladado a la cárcel de San Pedro, donde estará detenido de forma preventiva durante al menos seis meses, según la emisora boliviana ERBOL.

Las autoridades investigan un supuesto caso de sobornos a cambio de adjudicaciones de obras de su ministerio, cantidad que llegaría a 19 millones de bolivianos (unos 2,5 millones de euros).

Además del exministro, su sobrino y una funcionaria también fueron detenidos por haber tenido transacciones bancarias con él y por la compra de inmuebles por cantidades que no concuerdan con sus ingresos.