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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: corte interamericana de derechos humanos

Gobierno Petro acude a la IDH

El vicecanciller, Jorge Rojas, anunció que el Gobierno Nacional acudió ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), luego de conocer la decisión del Consejo Nacional Electoral de abrir investigación en contra de la campaña de Gustavo Petro a la presidencia de la República.

El Gobierno considera que el organismo de control electoral viola el voto popular que eligió a Gustavo Petro como presidente en 2022.

 

«El CNE no tiene competencia para investigar al presidente y su decisión de formular cargos en su contra viola el debido proceso y busca generar un ambiente de inestabilidad con la clara intención política de torpedear la acción del gobierno», escribió el vicecanciller en su cuenta de Twitter.

La decisión de acudir a una instancia internacional por la decisión del CNE de aceptar la ponencia que establece que la campaña presidencial de Gustavo Petro violó el tope de financiación permitido.

#ParaQueNoSeRepita

En audiencia pública ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos celebrada en San José, Costa Rica el 12 de y 13 de mayo de 2022, el equipo de la Corporación Colectivo de Abogados “José Alvear Restrepo” -CAJAR-, presentamos los hechos de hostigamiento en contra nuestra labor de defensa de derechos humanos de los que hemos sido víctimas por décadas. Exigimos verdad, justicia y reparación para estos hechos, y que no se repitan.

Los hechos se inician en 1980 cuando en ese entonces el Ministerio de Gobierno, hoy Ministerio del Interior, nos niega la constitución legal basándose en el Estatuto de Seguridad del presidente Julio César Turbay Ayala, por nuestro trabajo de defensa de presos políticos. De ahí en adelante los hechos de hostigamiento, estigmatización y desprestigio pasan por la inclusión de varios integrantes en informes de inteligencia de la Policía, el Ejército y el Departamento Administrativo de Seguridad, DAS, campañas de desprestigio mediático, amenazas, robos, atentados, desplazamientos y exilios, así como una gigantesca operación de inteligencia cuyo objetivo era silenciarnos. Estas acciones para restringir nuestra labor no han cesado hasta la fecha. La continua persecución a las víctimas en este caso se basa en la noción de “guerra jurídica”, según la cual, quienes hacemos uso del derecho para prevenir y responder a violaciones de derechos humanos somos –bajo la doctrina de seguridad nacional–, parte del enemigo a combatir.

 

En la audiencia resaltamos el abuso de inteligencia de parte del Estado a la luz de las operaciones denominadas Transmilenio, Intercambio, Imprenta, Europa, Arauca, Encuentro, entre otras, ejecutadas para afectar las diversas dimensiones del trabajo del CAJAR. Estas operaciones nos generan profundos cuestionamientos: ¿Qué efectos tiene la información falsa consignada en informes de inteligencia que relaciona a integrantes de CAJAR con grupos armados?, ¿Cuál es el uso que el Ejército Nacional iba a dar o dio a los perfilamientos ilegales develados en 2020?, ¿Qué ha hecho el Estado con la información de inteligencia ilegal recopilada respecto de la misma Corte Interamericana, la Comisión Interamericana y las ONG’s litigantes CAJAR y CEJIL, en el marco de la operación intercambio del DAS?.

El Estado sostiene que la adopción de la ley 1621 de 2013 de inteligencia y contrainteligencia representó “un avance significativo” en la regulación interna. Sin embargo, según el perito Federico Andreu esta normativa tiene falencias importantes: 1) permite el monitoreo del espectro electromagnético, es decir la captación masiva de metadatos sin autorización judicial; 2) el ejercicio de inteligencia no cuenta con adecuados controles civiles independientes previos, durante o posteriores; 3) no existe un mecanismo de acceso, corrección y depuración de la información recaudada y la ley prevé la reserva de la información recopilada por un espacio de 30 años; y 4) por el tiempo en que fue expedida –hace 10 años– no tuvo en cuenta las nuevas tecnologías que permiten acceder a equipos de manera remota.

Por su parte el perito Rodrigo Uprimny dijo que la ley de inteligencia y contrainteligencia debe ser reformada, avanzando con un control civil autónomo e independiente. Es necesario avanzar hacia la entrega de la información recopilada respecto de las victimas de nuestro caso, sumando los articulos 11, 13 y 25 de la Convención Americana, y cumplir las recomendaciones del órgano político emitidas por la Comisión Asesora de Depuración de Datos y archivos de inteligencia y contrainteligencia, instalada en 2014.

¿Qué esperamos de la Corte?

Primero, que Estado debe reconocer el carácter pluriofensivo, circular, continuado y sistemático de las agresiones, como señaló la perita Ángela María Buitrago. Debe asegurar investigaciones diligentes, que comprendan todos los autores y todas las conductas, que consideren impactos diferenciales en las mujeres, y cuyos resultados sean públicos.

Segundo, que ordene que en la investigación de los hechos del caso, se atienda a estándares internacionales contemplados para otros graves crímenes, que comprenda: el desarrollo de investigaciones en contexto, la construcción de comunidad de prueba e identificación de patrones, la utilización del tipo penal de tortura, desplazamiento y otros, la atención al fin de las agresiones.

Tercero, que disponga la adopción de una política pública integral para la protección y garantía de las personas defensoras, que tome en cuenta lo establecido en el Acuerdo de Paz, las propuestas de las redes de derechos humanos y los lineamientos señalados en la pericia escrita de Lourdes Castro y Leonardo Díaz.

Cuarto, que en línea con las pericias de Federico Andreu y Rodrigo Uprimny, disponga la modificación de la ley de inteligencia y contrainteligencia, que incluya un control civil autónomo e independiente. Se debe disponer la entrega de la información recopilada respecto de las victimas de este caso, y cumplir las recomendaciones de la Comisión Asesora de Depuración de Datos y archivos de inteligencia y contrainteligencia.

Quinto, que la Corte reconozca a todas las víctimas que representamos y ordenar al Estado reconocer y reparar a otras incluidas en archivos e informes de inteligencia que no conocemos dado el secretismo estatal.

Sexto, que ordene un acto de reconocimiento presidido por el Presidente de la República en el que se exalten los aportes de CAJAR a la justicia y al fortalecimiento democrático.

Septimo, que la Corte ordene el desarrollo de una campaña permanente para legitimar en la opinión pública el ejercicio de defensa de derechos y rechazar los sesgos y prejuicios existentes derivados de doctrinas militares que nos ven como “enemigos”, las cuales deben desmontarse.

Si no se protege a quienes defendemos derechos humanos ¿de qué democracia estamos hablando? #ParaQueNoSeRepita

La vergüenza internacional continúa

Los agravios del Estado colombiano contra la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Corte IDH, no paran. Los presidentes de la Cámara, Jennifer Kristin Arias Falla, y el Senado, Juan Diego Gómez, enviaron una carta al alto tribunal del 31 de diciembre de 2021, protestando contra la Resolución de seguimiento del 25 de noviembre, donde el tribunal internacional sostuvo que los ajustes realizados a la Procuraduría General de la Nación no cumplen con el fallo sobre la destitución de Gustavo Petro.

Añadieron Arias y Gómez que la Corte IDH intenta “repercutir en el poder soberano que tiene todo Estado de crear sus propias leyes o de diseñar sus instituciones en los términos que lo designen sus representantes electos”-como si la decisión del estado colombiano de someterse a la supervisión del Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos no fuera soberana-, y le pidieron que no se pronuncie antes de que la Corte Constitucional colombiana falle sobre el tema, con lo cual se violaría el “control de convencionalidad” que ejerce el alto tribunal interamericano sobre el juez constitucional.

 

El senador Iván Cepeda el 4 de enero manifestó que la carta de los presidentes del Senado y la Cámara “fue un atrevimiento” debido a que hablaron en nombre de todo el Congreso ante un organismo internacional. En la misma dirección veintiseis congresistas le dirigieron una carta el 5 de enero a la presidenta de la Corte IDH en la que manifestaron que los dos directivos no representan la posición institucional del Congreso de la República de Colombia, pues obedece a una valoración personal de éstos y, porque la comunicación no fue discutida ni aprobada por las plenarias de la Cámara o del Senado de la República.

El senador Gustavo Petro el 5 de enero sostuvo que no se trata de opinar sobre una sentencia. El Congreso estaba obligado a cumplirla porque es una sentencia judicial de máximo nivel en el país, agregando que los congresistas que votaron la ley de la Procuradora Margarita Cabello y ella misma “desacataron la justicia y desobedecieron la sentencia que buscaba democracia y respeto a los derechos humanos. El presidente del Congreso como la Procuradora deberían ser investigados por la justicia”.

La procuradora Cabello el 18 de enero volvió a insistir que conserva todas las facultades para actuar de manera preventiva y disciplinaria frente a presuntas faltas que cometan todos los funcionarios públicos, incluidos los de elección popular. Añadió que “Muy equivocados están los que creen que la sentencia de la Corte IDH les ampara para incurrir en infracciones de carácter disciplinario”, comentario que distorciona por completo el sentido de la sentencia Petro. Al dia siguiente le abrió investigación disciplinaria a la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, por supuestos trinos de contenido político.

No es la primera vez que altos funcionarios estatales se van lanza en ristre contra Corte IDH. El 15 de marzo de 2020, en el caso Bedoya Lima vs. Colombia, el director del Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado, Camilo Gómez, recusó a cuatro de los seis jueces del Tribunal, al cuestionar su poder de realizar preguntas, y se retiró de la audiencia, alegando supuestas faltas de garantías de los magistrados.

Recusar a un número elevado de jueces y levantarse de la mesa fue una bofetada para la victima, la periodista Jineth Bedoya, quien fue secuestrada, abusada sexualmente y torturada, y también un agravio para todas las victimas de graves violaciones a los derechos humanos en Colombia y en el hemisferio. La Corte IDH en Resolución de 17 de marzo de 2021, calificó la decisión del Estado de abandonar la audiencia, como “una actuación inédita en la historia de esta Corte; carente de justificación, y absolutamente desproporcionada, todo lo cual ha supuesto además una revictimización de la señora Bedoya Lima”.

La actitud de reproche se extendió a otros organismos internacionales. La Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia publicó un informe referido a los hechos que se llevaron a cabo entre el 28 de abril y el 31 de julio de 2021, en el marco de las protestas en todo el país provocadas por la reforma tributaria del gobierno Duque, que terminaron en 63 muertos, 60 casos de violencia sexual y 27 personas que aún están desaparecidas. La vicepresidenta y canciller, Marta Lucía Ramírez, lo rechazó porque no se puede permitir que descalifiquen “la institucionalidad y el Estado de derecho, sobre todo, porque aquí hay políticos que están haciendo la política a costa de destruir la confianza ciudadana en las instituciones”.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el 7 de julio de 2021, dio a conocer su informe sobre el Paro Nacional que contradijo la postura internacional del gobierno, de que en el país existe una democracia garantista al derecho fundamental de la protesta y que las violaciones a los derechos humanos durante el paro eran “casos aislados” en la Policía Nacional. Todo lo contrario, el informe evidenció una “sistematicidad” de la represión policial a las protestas legítimas en Colombia que no requiere de órdenes explicitas ni escritas de las autoridades, y emitió 41 recomendaciones para evitar repetición de lo mismo en el futuro. La vicepresidenta Marta Lucía Ramírez lo impugnó argumentando que “Colombia dispone de mecanismos internos para atender las denuncias presentadas por presuntos casos de vulneraciones a los derechos humanos”, que “las recomendaciones de la CIDH no son vinculantes para el Estado” y por lo tanto, el gobierno no va a cumplir algunas de ellas.

La relatoría independiente para el esclarecimiento de los hechos ocurridos en el marco de las protestas del 9 y 10 de septiembre de 2020 en Bogotá, producto del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, coordinado por ex Defensor del Pueblo Carlos Negret, y publicado a mediados de diciembre de 2021, concluyó que durante esos dos días se perpetró una masacre cuya responsabilidad recae en la Policía Nacional. El informe fue rechazado por el presidente Iván Duque, el 15 de diciembre de 2021: “Construir aspiraciones políticas de cuenta de lacerar las instituciones es un acto de vileza, es un acto de villanía y es además una actitud contraria al deber de estar guiado por la verdad y por los procedimientos establecidos por la Constitución y la ley”.

Seamos claros: el gobierno de Iván Duque y sus aliados se han caracterizado por desacatar los informes y las decisiones de entidades multilaterales de derechos humanos cada vez que les caen mal o que vayan en contra de intereses netamente políticos. Su actitud es inconsistente con el verdadero apoyo para los derechos humanos y el estado de derecho. El país merece menos resistencia y politicizacion por parte de las autoridades y más cumplimiento pleno.


* Fundador e integrante del colectivo de abogados José Alvear Restrepo, CAJAR y representante de víctimas de graves violaciones a los derechos humanos en lo nacional e internacional.

CIDH condena al Estado por Holocausto del Palacio de Justicia

La Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó al Estado colombiano, por los hechos ocurridos entre los días 6 y 7 de noviembre de 1985 cometidos por el grupo guerrillero M-19 en el Palacio de Justicia. En el documento expedido por la Corte, no solo resalta “la toma del Palacio de Justicia” por parte del grupo insurgente, sino la “retoma del Palacio de Justicia” por parte de la Fuerza Pública acción que era conocida por el Estado”.

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