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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Covid19

Descubren red que defraudaba al Estado con falsas afiliaciones al sistema de seguridad social

La Fiscalía General de la Nación imputó cargos a una red integrada por personas que creaban empresas de papel en Cali, Tuluá, Sevilla y Palmira (Valle del Cauca) para simular afiliaciones fraudulentas de trabajadores independientes al Sistema de Seguridad Social, para acceder a subsidios y otros beneficios monetarios que ofrecía el Gobierno nacional para conjurar la emergencia económica y social por el Covid – 19.

Estas personas son señaladas de simular actividades económicas en sectores como vigilancia, aseo, construcción, servicios temporales y cooperativas; e inducir a trabajadores independientes para que firmaran documentos falsos que no reflejaban su realidad laboral.

 

En algunas oportunidades los empleados se acercaban voluntariamente para que les fueran liquidados los aportes a seguridad social a un menor valor de lo que en realidad debían cotizar.

Un juez de control de garantías y les imputó los delitos de fraude a subvenciones, fraude procesal y enriquecimiento ilícito de particulares. Los cargos no fueron aceptados por los procesados, que deberán cumplir medida de aseguramiento privativa de la libertad en establecimiento carcelario.

Y ¿a dónde quedaron las enseñanzas de la pandemia?

Pareciera que nunca hubiera ocurrido y, sin embargo, sí que pasó.  La pandemia por Covid-19, no solo dejó más de 140 mil compatriotas fallecidos, sino que aún vemos sus consecuencias en múltiples dimensiones de nuestra realidad cotidiana, por ejemplo, en la recuperación de las coberturas de vacunación del Plan Ampliado de Inmunizaciones (PAI) o, el menor crecimiento económico del 80% de los países en la Tierra, comparado con el periodo pre-pandémico, según lo ha dicho el Banco Mundial.

Casi como un síndrome postraumático, nos resistimos a recordar aquellos días aciagos, de encierro, incertidumbre, miedo y desesperanza. Pero, lo queramos o no, es necesario aprender y recordar algunas lecciones de ese episodio de nuestra historia reciente, máxime cuando aparecen brotes infectocontagiosos como el actual por MPox —antes, conocida como viruela símica—, declarado en semanas recientes, como emergencia de salud pública de importancia internacional.

 

Pero, ¿qué tipo de lecciones de la pandemia son las que debemos tener presentes, más allá del coloquial uso o no del tapabocas? —recuerdo con cierta jocosidad la obsesión que llegamos a tener sobre su obligatoriedad por esos momentos en los que estuve en el Gobierno Nacional participando en la regulación del tema—. Bueno, una de las más importantes es que la globalización es un hecho inexorable, que interconecta a los seres humanos más que nunca y dificulta aún más la tarea de lograr la contención de brotes epidémicos.  Hagamos una suerte de comparación rápida sobre el cierre de fronteras durante el Covid, en donde creo que, como sucede en casi todo en la vida, los extremos siempre terminan siendo perjudiciales. Mientras que hubo países con una política de frontera abiertas desde muy temprano como Estados Unidos, aún estando en una fase de crecimiento de casos muy acelerada, hubo otros que tomaron la postura de “Covid cero,” como China.

Para el caso de Estados Unidos, las consecuencias fueron muy severas en número de casos y muertes, provocando el desborde de servicios de salud en ciudades como Nueva York.  Por el otro lado, la política de China también provocó el desborde la capacidad hospitalaria pero casi dos años después; mientras que el resto de la población mundial tenía un alto grado de inmunidad natural —porque “les dio Covid” — o por la masiva vacunación, en ese país, ni lo uno, ni lo otro, así que cuando el Covid terminó retornando al país en donde comenzó —paradójico ¿no? — y fue evidente el fracaso de dicha política, existía una enorme población en la cual el virus pudo diseminarse.  Para hacer la situación todavía más compleja, el brote tardío de China generó millones de replicaciones virales que pudieron terminar en alguna de las famosas variantes que agregaban complejidad al abordaje de la enfermedad.  Finalmente, éste último episodio del gigante asiático, cerró sus enormes y estratégicos puertos, causando traumatismos en la economía global, justamente cuando el mundo comenzaba a consolidar una leve recuperación.

Entonces, ¿cuál fue la verdadera lección de todo esto? La respuesta —como casi todo en salud— es un poco compleja. De una parte, es necesario reforzar los sistemas de vigilancia epidemiológica y respuesta ante epidemias locales que deben tratarse de contener de manera inmediata; por el otro, debe mejorar la coordinación de una respuesta internacional ante aquellos que se van a salir de ese primer momento, a ejemplo el de MPox que estamos viviendo.  En otras palabras, tenemos que prepararnos para los dos escenarios, uno donde sea imperativo el control oportuno, muy exhaustivo y una repuesta dura local —como sucede en los brotes de Ébola— y, otro, donde sabemos que las medidas domésticas no serán suficientes y nos preparemos para la internacionalización de la epidemia.

¡Ojo! El segundo escenario no significa no hacer nada, todo lo contrario.  Implica afinar y reforzar la vigilancia epidemiológica, entrenar y reentrenar al personal de salud y hacer mucha, pero mucha comunicación del riesgo, entre otros. Como me gusta la Historia, quiero hacer un símil a uno de los momentos más decisivos de la Segunda Guerra Mundial, el día D. Los alemanes sabían que la creación de un segundo frente por Europa occidental era inminente —una invasión anfibia—, lo que no sabían era, desde dónde llegaría, así que afinaron su red de espionaje y cayeron “redonditos” en la trampa de los aliados —por fortuna—, quienes les hicieron pensar que ésta se daría por el Paso de Calais y no en Normandía, donde finalmente ocurrió —valga decir que esto no quiere decir que la tuvieran fácil los aliados, pues sigue siendo el desembarco anfibio más grande de la historia y uno de los más sangrientos—.  Utilizando, pues, este ejemplo, debemos afinar nuestra red de inteligencia en salud —los sistemas de vigilancia epidemiológica— y colocar todas las baterías antiaéreas y fuerzas —instituciones prestadoras de salud, tecnologías, medicamentos, vacunas, talento humano— lo más estratégicamente posible para cuando llegue el “enemigo” —virus, bacteria, hongo—.

Ahora bien, existe otra gran lección que, al parecer; no la hemos aprendido del todo bien: la responsabilidad con nosotros mismos —autocuidado— y con los demás.  Para salirnos del trillado tema —aunque, no menor— del tapabocas, aventurémonos al terreno de la conducta humana, esta vez, en lo relacionado al brote presente de dengue —el más grande en la historia de las Américas—. En los países tropicales, es virtualmente imposible eliminar el zancudo transmisor pues, al final, estamos rodeados de selvas y bosques; sin embargo, algo que sí podemos hacer, es modular su reproducción en los sitios cercanos a donde vivimos.  En mis visitas a campo con nuestros equipos comunitarios —hemos hecho más de 14 mil inspecciones a hogares, una cifra que no deja de sorprenderme y por la cual me siento muy orgullo de los funcionarios de la Secretaría Distrital de Salud de Cali—, he presenciado en una gran proporción de ellos, la existencia de recipientes con agua almacenada y o estancada en patios, lavaderos, baldes, materas, etc., a pesar del trabajo de pedagogía que se ha hecho desde hace décadas para evitar que esto suceda.  Las razones para que siga pasando son múltiples y enredadas —sociológicas, socioeconómicas, culturales, en fin—, pero llegamos al mismo punto: el cuidado y la responsabilidad con nosotros mismos, las personas que viven en ese hogar y los que nos rodean.

Con el cambio climático, la mayor demanda y producción agropecuaria, y la globalización como catalizadores de más infecciones zoonóticas y humanas, los ciclos entre pandemias serán, con seguridad, más cortos. Si no logramos transformarnos, veremos mucho sufrimiento traducido en carga de la enfermedad, muertes, inestabilidad socioeconómica y política, hambre.  Queda en todos poderlo hacer. Desde los gobiernos, con mayores capacidades institucionales de sus sistemas sanitarios, portuarios y de protección social; desde las personas, con el cambio de los comportamientos propios, enfocados en la responsabilidad que nos asiste hacia nuestra vida y la de los demás; y desde la academia, con conocimiento útil para la toma de decisiones informadas.

Germán Escobar Morales

Mucho cuidado con la salud mental

Después de la pandemia COVID-19 sea vuelto muy común hablar de salud mental, al parecer el encierro de esos meses confronto a la humanidad, la depresión, la ansiedad, las manías, las rumias, empezaron a hacerse visibles en las familias. La medicación para el sistema nervioso no se hizo esperar, lo cierto es que ya hace 4 años que este flagelo conmocionó a la humanidad y en Colombia se incrementó y más de un millón y medio de personas fueron diagnosticadas con trastornos y enfermedades mentales en los primeros meses de este año.

Según los datos de la Dirección de Epidemiología y Demografía del Ministerio de Salud y Protección Social presentados por la Procuraduría, 1.517.933 personas fueron diagnosticadas con trastornos y enfermedades mentales entre enero y mayo de 2023. Entre los trastornos mentales más comunes se destacan la ansiedad, la perturbación de la actividad y de la atención, la depresión y la esquizofrenia.

 

Por otra parte, el DANE reporta que 3.017 personas tomaron la decisión de quitarse la vida en 2022, y el 66,3% de los colombianos declara que en algún momento de su vida ha enfrentado algún problema de salud mental. Este porcentaje es significativamente mayor entre las mujeres en un (69,9%).

El DPN aseguró que para el primer semestre de este año se ha logrado un cumplimiento de un 80,76% de las acciones de política pública, sin embargo, la articulación intersectorial, sigue siendo el objetivo que menos avanza y su importancia radica que la presencia del Estado avance del papel a la implementación y ejecución en los territorios.

Y aunque se resalta la importancia de promover la salud mental desde el bienestar y no cómo una patología, es importante reconocer el aumento en la demanda de estos servicios, situación que antes no se daba, y después de esta emergencia global del COVID 19 se generó una preocupación por parte de las entidades y prestadores de servicios de salud frente a la necesidad de atención de la salud mental. Y es que los trastornos de la conducta están en la cotidianidad de nuestra sociedad, pero debemos sacarlos de closet, la salud mental es en términos generales, un estado de equilibrio social y conductual donde la persona interactúa con su entorno sociocultural, y este le garantiza su participación social, para poder desarrollar la capacidad de afrontar dificultades, percepción y juicio de la realidad y de sí mismo para alcanzar el bienestar y una buena calidad de vida.

Pero además del COVID-19 en nuestro país se viven las consecuencias invisibles de la guerra, ya que se firma un tratado de paz y el sistema de salud no actúa de manera interviniente ni menos preventiva, sino que en letargo se espera el turno en esa demanda que se congestiona con las múltiples dificultades que en si ya tiene el sistema.

La guerra trae consecuencias graves para el desarrollo del ser humano, no solo físicas sino psicológicas. Se manifiesta en la pérdida del sentido de la vida, los sentimientos de odio, la desesperación, el desprecio, la ira, los síndromes del trauma de la violación, el trastorno por estrés postraumático, transformaciones persistentes de la personalidad tras experiencias catastróficas, angustia, trastornos depresivos. En lo social la guerra afecta a todos los sectores, se produce una desorganización de la sociedad. En el aspecto humano se presentan olas de violencia, violación de DDHH, atropellos, deshumanización por el ocupante, perdida de la espiritualidad, y de la autoestima.

Uno de los mayores elementos de estrés que sufre una sociedad durante una guerra es la violencia. El rompimiento del tejido social y el desgaste de la mente de las personas durante el transcurso del conflicto. Las guerras conducen a una serie de costos que van desde la destrucción del capital físico como de las infraestructuras carreteras, de comunicaciones, de producción de bienes, hasta las consecuencias humanas, tanto las irreparables pérdidas de vidas, como los desplazamientos y sufrimientos de la población afectada.

Es por ello que debemos pararle bolas a la legislación acerca de la salud mental y la reciente comisión accidental de salud mental creada por el Congreso de la República, donde cursa un proyecto de ley que busca instituir la educación emocional en la formación de niños y de los jóvenes en el país, para tratar de disminuir los problemas alrededor de la Salud Mental, el consumo de drogas e incluso el suicidio -y esto está muy bien- pero no debemos dejar de lado la tarea de la reparación emocional que necesita nuestra sociedad por la guerra vivida, por una paz firmada pero emocionalmente no reparada.

Es deber de todos los gobernantes incidir en el desarrollo de la política pública de salud mental, y asignar recursos para la plena ejecución de esta, si hay salud mental hay bienestar y si hay bienestar hay productividad. Este es un mecanismos eficaz y veraz para hacer de la paz, una paz total y verdaderamente sostenible.

Desde casa desde el autocuidado se puede mantener la salud mental y sirve de apoyo para su tratamiento y recuperación, en caso de que tenga alguna inquietud de Salud Mental acá les dejamos algunos ítems para ejercitarla:

Haga ejercicio con regularidad.

Consuma alimentos saludables y con regularidad.

Manténgase hidratado. 

Dele prioridad al sueño.

Intente practicar una actividad relajante.

Establezca metas y prioridades.

Practique la gratitud.

Centre su atención en las cosas positivas.

Comuníquese con amigos o familiares que puedan ofrecerle apoyo emocional

¿Y tu ya revisaste tu estado de salud mental?

Marcela Clavijo

¿Por qué Petro pedirá al FMI ampliación de los plazos para pago de deuda?

El presidente Gustavo Petro Urrego anunció que el ministro de Hacienda de Colombia, Ricardo Bonilla, propondrá a la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, ampliar el plazo para el pago de la deuda con este organismo, incluido el préstamo a tres años que el país contrajo para atender en su momento la emergencia​ por el covid-19.

Desde Caucasia, Antioquia, donde lideró una jornada de formalización de pequeños y medianos mineros, el mandatario precisó que el objetivo es “cambiar esa deuda de corto plazo por la misma deuda, porque hay que pagar, y nosotros pagamos, pero en el largo plazo”.

 

Señaló que se trata de “abrir un espacio de financiación mayor que el que tenemos para el gasto social del pueblo colombiano”.

Recalcó que el mensaje a la directora del FMI es cómo las dos partes vuelven mejor el perfil de la deuda de Colombia, “porque nos están ahogando y ahorcando” entre las EPS y la política del Congreso.