La Procuraduría General de la Nación suspendió de manera provisional al alcalde de Medellín, Daniel Quintero, en medio de la apertura de investigación disciplinaria por presunta participación en política.
El anuncio lo hizo la procuradora Margarita Cabello Blanco quien señaló que la decisión de apertura de investigación se extiende al alcalde de Ibagué, Andrés Fabián Hurtado, el concejal Gustavo Zapata y un personero del departamento de Huila.
La decisión fue tomada, luego de que el mandatario local publicara un video, con doble sentido, en el que aparecía en un carro diciendo “cambio en primera”, lo que fue leído como un apoyo al candidato a la presidencia por el Pacto Histórico, Gustavo Petro.
La Procuradora Margarita Cabello, insiste en que si tiene competencia sobre las personas que acceden a los cargos públicos por elección popular. Lo anterior, haciendo referencia a lo dictado por la CIDH.
“La Procuraduría General de la Nación tiene la competencia legal y constitucional para investigar, suspender provisionalmente y sancionar hasta con destitución e inhabilidad a todos los servidores públicos del país, incluso a los que han nombrados por elección popular”, afirmó Cabello al anunciar las sanciones.
Desde su cuenta de Twitter, el alcalde Daniel Quintero expresó: “Ha iniciado el golpe de Estado en Colombia”.
El alcalde de Medellín, Daniel Quintero Calle, celebró la decisión del Consejo Nacional Electoral que dejó sin efecto la revocatoria de mandato en la ciudad.
El mandatario local resaltó que la postura del ente nacional respalda el trabajo realizado por la Administración Municipal por brindar igualdad de oportunidades, gobernar con transparencia y eficiencia, iniciar Matrícula Cero, convertir a Medellín en un Valle del Software y una Ecociudad, construir el Metro de la 80, entregar un computador a los niños y niñas de la ciudad y reducir los índices de homicidios a cifras históricas.
“Vamos a trabajar para que sean los jóvenes los que tengan una oportunidad y no los corruptos. Vamos a luchar hasta el último día contra las mafias que nos querían afuera, contra los que no querían que esta fuera una buena administración. Los hemos derrotado con resultados (…) A ellos les dolía que pudiéramos demostrar que se podía ser un gobierno alternativo eficiente, correcto y honesto, y por eso nos querían afuera”, sostuvo el mandatario.
La decisión del CNE que hundió la revocatoria de Quintero
El Consejo Nacional Electoral abrió investigación y formuló cargos en contra del comité promotor de la iniciativa de revocatoria de mandato en contra del alcalde de Medellín Daniel Quintero, denominada “Pacto por Medellín te salvará, porque te amamos te vamos a recuperar” y en contra de la corporación “Medellín cuenta conmigo” y su representante legal.
La sala se abstuvo de certificar los estados contables de la iniciativa.
Los investigados son: los miembros del comité Andrés Felipe Rodríguez Puerta, Jorge Alejandro Posada Jaramillo, Luis Alfonso García Carmona, Jaime Gonzalo Torres Ojeda y Julio Enrique González Villa. El contador de la campaña de revocatoria Raúl Bautista Quiroga.
Y en contra de Andrés Felipe Rodríguez Puerta, Representante Legal de la Corporación “Medellín Cuenta Conmigo”.
Salvaron voto los magistrados Hernán Penagos y Pedro Felipe Gutiérrez.
El alcalde de Medellín Daniel Quintero Calle anunció este lunes cambios en su Gabinete luego de la renuncia de Esteban Restrepo, quien desde el 1 de enero de 2020 se desempeñaba como secretario de Gobierno y Gestión del Gabinete, y Juan Pablo Ramírez, quien desde el año 2021 fungió como secretario de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos.
“Yo tengo que decir de estos hombres que hoy dejan la Alcaldía, que primero difícilmente se va a encontrar un hombre con mayor carácter social y sentido humano que Juan Pablo Ramírez(…) Y de Esteban Restrepo, que difícilmente la ciudad va a encontrar una persona con más visión de futuro, capacidad de coordinar, disciplina y trabajo constante”, dijo el alcalde.
El mandatario local también exaltó el aporte de ambos funcionarios en pro de los proyectos bandera de la actual Administración Municipal como la vacunación, la reactivación económica, convertir a Medellín en un Valle del Software y una Ecociudad, proteger a Empresas Públicas de Medellín (EPM) e Hidroituango, aumentar el espacio público para la ciudadanía, la recuperación del proyecto del Metro de la 80, la consolidación de los últimos dos años como los más pacíficos de la ciudad en 40 años, la gratuidad de la educación superior con Matrícula Cero, entre otras iniciativas.
Según ha trascendido, los dos hombres que son del círculo íntimo de Quintero Calle, dejan la Alcaldía de Medellín para sumarse a la campaña presidencial de Gustavo Petro.
Lo anterior, con el propósito de ayudarle a sumar votos en Medellín y Antioquia, luego de los resultados regulares que obtuvo la consulta del Pacto Histórico el pasado 13 de marzo.
¿A quién no le han dicho una mentira? Creo que todas las personas, en algún momento de sus vidas han sido víctimas de la mentira: hay unas llamadas piadosas y otras que socialmente son consideradas despiadadas; existen algunas que para la mayoría son imperdonables, y otras cuya modalidad es decir una verdad a medias, para hacer que las mentiras sean más creíbles.
Esto recuerda lo planteado por el pensador francés Michell Foucault, para quien el sentido de llamar a algo «verdad» poco tenía que ver con la rigurosidad o metodología de verificación de las conclusiones tras arduos procesos de investigación. Se trataba más de un juego de poder, de decir “yo soy el sabio” como quien dice “yo soy el dueño de la verdad”.
Durante las últimas décadas, los habitantes de nuestro amado departamento de Antioquia, y su capital Medellín, han recibido un discurso basado en verdades a medias y que corresponden con la realidad, pero al ser dichas desde un escenario de poder, como el gobierno y los grandes empresarios, ha sido fácil de creer para un sinnúmero de personas. Pero que poco a poco, con procesos de disrupción y por su propio peso, ha ido cayéndose ese discurso y saliendo a la luz la verdad.
El discurso que hemos recibido durante los últimos años, y que en parte es una verdad, es que la estrecha relación entre grupos empresariales y los gobiernos ha contribuido, en cierta medida, al crecimiento de la economía, a destrabar situaciones adversas y generar empleos, esto no lo duda nadie. Y esa reafirmación, que fue inundando eventos, simposios, artículos de periódicos, publicidad pagada con recursos público, impuso en la práctica un saber o una verdad dominante, por ejemplo frases como “el GEA es el futuro de Medellín y Antioquia, así como la esperanza de Colombia”.
¿Dónde reside el peligro de estas verdades a medias difundidas si desde el derecho a la libre expresión cualquiera podría decir lo que desee? Su peligrosidad reside en el hecho que al ser enunciado desde un grupo de poder político y económico, ha implicado negar, esconder y minimizar otras verdades que guardan mayor relación con nuestra cotidianidad, como por ejemplo hablar de que a Medellín la construye sus trabajadores, las clases más vulnerables, las pequeñas y las medianas empresas, los trabajadores informales, los obreros, todos.
Lo evidente, es que esa estrecha relación entre los políticos y los grandes empresarios, terminó llevando a que en Medellín y Antioquia, los primeros fueran los mandaderos de los segundos, ante la ausencia de gobiernos fuertes y coherentes, lo que hizo que la clase política dirigente perdiese capacidad de actuación y decisión frente al fuerte empresariado para resolver los problemas, necesidades y pretensiones de la ciudadanía, y empeñando el futuro de todo en favor de los intereses de estos empresarios.
Mientras eso pasaba, esta clase política dirigente con los recursos de la ciudadanía, reprodujo en grandes medios de comunicación su “verdad”, siendo relatores de ese discurso que los mantenía en el poder, y así acomodaron la gestión pública a su favor, llevando la inversión lejos de aquellos que, en su mismo discurso, no eran los gestores del desarrollo.
¿En dónde está lo problemático de todo lo anterior? Precisamente en que termina siendo completamente antidemocrático, puesto que por un lado el Estado debe ser el protagonista en la defensa del bien común y generar condiciones para la organización del sistema productivo, mientras que el empresariado le apunta a su crecimiento y a generar utilidades económicas a unos particulares, esa es su naturaleza.
El ideal en una democracia, es que quien tenga el poder social y económico para incidir en la toma de decisiones de un territorio sea la gente; pero hace muchos años el modelo democrático ha sido una verdad a medias, algo hipotético, teórico y utópico. En el siglo pasado, el poder lo tenía la clase política, pero a inicios de este siglo hubo una transición en la que ese poder fue endilgado a la clase empresarial, llevando a la acción el significado claro de neoliberalismo.
Ese proceso de transición de poder de la clase política, al empresariado, se realizó de manera premeditada, articulada y sistemática. Por mencionar algunos ejemplos, de las juntas de las Universidades privadas se apoderaron corporaciones como la Cámara de Comercio y Proantioquia, a entidades como EPM, Sapiencia y el Aeropuerto Olaya Herrera ingresó el Grupo Empresarial Antioqueño y personas naturales cuyos nombres ya han salido a la luz pública, haciendo del conglomerado público de la ciudad una estructura al servicio del empresariado, por encima de los intereses de los y las habitantes de Medellín y Antioquia.
Dicho modelo corporativo también contó con diferentes alianzas con medios de comunicación, cajas de compensación familiar y periodistas financiados con los capitales de cementeras, aseguradoras y bancos que ya se estaban beneficiando de lo público.
Esa forma de gobernar tuvo tanto posicionamiento en la ciudad que en cada barrio, vereda, comuna y corregimiento de Medellín era reiterativo escuchar la frase: “el alcalde de Medellín siempre lo pone el GEA”.
Pero era necesario acabar este modelo de gobierno en Medellín, era urgente devolver el poder a los verdaderos herederos: la gente. También era lógico y previsible que desmontar ese modelo de gobierno requería disrupción e incomodar a quienes estaban muy cómodos. Por mencionar un ejemplo, con la sola demanda de 10 billones de pesos, por parte del alcalde Daniel Quintero Calle, en contra de los responsables de la crisis que había en Hidroituango, que buscaba que los sobrecostos del proyecto hidroeléctrico más importante del país no lo pagara la ciudadanía sino los verdaderos responsables, la representación de la clase empresarial se salió de todas las juntas directivas y se evidenció que había una asociación sistemática de diferentes grupos empresariales e instituciones.
Hoy hemos comenzado a ver algunos cambios en las formas que, sin duda, va a favorecer a la gente. Antes, para que un representante de una Junta Administradora Local hablara con un secretario de despacho, debía realizar una intermediación con su concejal aliado, mientras que ahora un edil, que es representante de la ciudadanía, hoy en día tiene contacto directo con el alcalde o con cualquier miembro de su gabinete.
Estas nuevas formas, necesarias para independizarnos, devolver el poder a la ciudadanía y dejar de favorecer a emporios económicos y personas que ya lo consiguieron todo, muchas veces con los recursos del Estado, sin duda van a mejorar la economía y la competitividad, puesto que es claro que si no hay un monopolio empresarial en el tuétano de lo público, habrá más posibilidad de que surjan negocios e ideas de negocios en todas las comunas y corregimientos de Medellín, y en las subregiones de Antioquia.
Hoy, la verdad sobre Medellín no les pertenece. Hoy, el gobierno de la ciudad le pertenece a todos sus habitantes. Hoy, las oportunidades de un mejor futuro son para todos. Por todo eso, hoy defender la independencia implica defender la verdad.