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Etiqueta: Deforestación

La deforestación en Colombia bajó un 37 % en el segundo trimestre del 2022

El ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Carlos Eduardo Correa, dio a conocer que para el segundo trimestre de 2022, la deforestación disminuyó en el país en un 37 %, comparado con el mismo periodo del 2021.

Este resultado se evidenció gracias al Boletín de Detección Temprana de Deforestación generado por el Ideam. “Este es el resumen de las alertas tempranas emitidas por el Ideam. Lo que evidenciamos es que en el primer trimestre tenemos un aumento de la deforestación del 10 %, frente al mismo periodo del año anterior. Sin embargo, para el segundo trimestre identificamos una disminución de la deforestación del 37 %, un resultado muy positivo. Es por esto por lo que hay que seguir trabajando y seguir haciendo esfuerzos para proteger y conservar los bosques del país”, aseguró Correa.

 

Asimismo, el jefe de la cartera ambiental destacó las acciones de control que se adelantan en los departamentos más afectados por la deforestación e informó las dinámicas que allí se presentan.

“Con la implementación de la Ley de Delitos Ambientales se han imputado 94 personas por delitos como la deforestación, promoción y financiación de la deforestación, daño ambiental y ecocidio, invasión de áreas de especial importancia ecológica, entre otros. Un parche de 190 o 200 hectáreas no es deforestado por un campesino, es deforestado por grupos ilegales, y allí es donde hemos enfocado la campaña Artemisa, donde están los parches más críticos. En el 2022 se han realizado nueve operaciones de esta campaña”, dijo.

Durante los últimos cuatro años se logró contener el comportamiento creciente de este flagelo. En el 2021 se presentó un aumento de 1,5 % de la deforestación frente al año 2020. Sin embargo, las cifras oficiales identificaron que la curva ascendente se quebró y hoy el país presenta una reducción acumulada de 45.449 hectáreas.

“El Plan Nacional de Desarrollo (PND) plantea reducir el 30 % de la tendencia del crecimiento de la deforestación para el año 2021; las cifras nos demuestran que, en promedio, este fenómeno se redujo en un 34 % frente al modelo de tendencia generado por el Ideam”, resaltó el ministro.

La deforestación disminuyó en los Parques Nacionales Naturales Tinigua (-6 %), Sierra de La Macarena (-11 %), La Paya (-17 %), Paramillo (-28 %), Cordillera de los Picachos (-30 %) y la Reserva Nacional Natural Nukak (-33 %). Estas áreas protegidas nacionales, durante los últimos años, han concentrado la mayor proporción de este fenómeno. En el caso del Parque Nacional Chiribiquete, hubo un aumento del 13 % durante el 2021, con respecto al 2020.

Finalmente, el ministro Correa explicó que las principales causas de la deforestación en el país son la praderización orientada a la usurpación y acaparamiento de tierras, la implementación de malas prácticas de ganadería extensiva, los cultivos de uso ilícito, la ampliación no planificada de infraestructura de transporte, la extracción ilícita de minerales, la tala ilegal y la ampliación de la frontera agrícola en áreas no permitidas.

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Deforestación depende directamente de las temperaturas

Deforestación. Además de contribuir a la acumulación de dióxido de carbono atmosférico, la deforestación tropical altera las propiedades biofísicas de la superficie. La influencia de estos cambios ha sido apreciada durante largo tiempo por las comunidades de modelado climático regional y global. Se sabe que la deforestación contribuye al calentamiento y secado en esa zona, cambios en la circulación de la humedad y en las teleconexiones de mayor alcance.

Los estudios que utilizan modelos climáticos coinciden en que la deforestación amazónica tiene los impactos climáticos más fuertes, provocando el calentamiento regional y la disminución de las precipitaciones. Por su parte, la respuesta climática a la deforestación en África tropical y el Sudeste Asiático es más débil en magnitud, escenario que se relaciona a las diferentes formas de cambio de la cubierta terrestre, los estados climáticos de referencia, patrones espaciales de deforestación, diferencias geográficas en la topografía y la proximidad de los bosques a regiones oceánicas cercanas.

 

deforestación: impacto en bosques tropicales

Para aclarar más lo que está ocurriendo, una investigación publicada en la revista Nature Communications comparó la magnitud relativa del costo biofísico del carbono con la pérdida directa de biomasa aérea por la deforestación tropical. El estudio se llevó a cabo en tres regiones continentales distintas: Amazonas, Congo y el continente marítimo de Asia tropical.

La investigación sostiene que la retroalimentación climática biofísica positiva de la deforestación tropical, también llamado calentamiento y reducción de las precipitaciones, tiene implicaciones importantes para evaluar los riesgos climáticos futuros de la humedad tropical. A partir del análisis realizado con simulaciones LUMIP – CMIP6, la deforestación idealizada en un 45% contribuye a una disminución de las precipitaciones amazónicas de hasta 150 mm/año. Si se asume que estos efectos pueden combinarse linealmente, se traduce en una reducción de la precipitación de 325 mm/año para una climatología de 2.240 mm/año.

Investigaciones en el Congo

Por el contrario, la disminución de las precipitaciones provocada por la deforestación en el oeste del Congo y en algunas zonas de Asia tropical, puede verse parcialmente compensada por el efectos radiativos y fisiológicos del aumento de dióxido de carbono. Como consecuencia, se podría registrar un aumento de las precipitaciones en estas regiones debido a las interacciones entre los cambios biofísicos en la superficie y la circulación atmosférica en esas latitudes.

Sin embargo, el cambio del clima por la deforestación aún implica la posibilidad creciente de una estación seca más prolongada, una amplitud creciente de eventos de sequía extrema y una mayor probabilidad de incendios forestales en los trópicos, si la deforestación continúa en el futuro. Esta investigación proporciona un medio para estimar las pérdidas de carbono adicionales asociadas a los efectos biofísicos de la deforestación a escala regional y continental. Además, de su impacto en el clima regional y las reservas de carbono de los bosques cercanos no perturbados.

En el Amazonas

Para la Amazonía, evitar la deforestación proporciona un beneficio adicional de 5,7±3,7% para el almacenamiento de carbono de la vegetación. Para el Congo, esta adicionalidad es de 3,8±2,5%. Se encontró que estos costos biofísicos de carbono de la deforestación, surgen de las disminuciones regionales en la precipitación. Es más, se amplifican por los aumentos en la temperatura del aire.

Esto, en combinación con la fuerte retroalimentación de carbono de la vegetación y el clima, enfatiza la amenaza adicional del estrés hídrico. Todo ello, generado por la deforestación y la efectividad potencial de las estrategias de mitigación climática que mantiene o expande ecosistemas de bosques tropicales robustos.

Finalmente, el calentamiento global tiene el potencial de contribuir a una retroalimentación positiva, provocando que los bosques tropicales pierdan carbono. De esa manera, se vuelve cuesta arriba la estabilización del clima de nuestro planeta. Durante los últimos siglos, la expansión de la agricultura en las regiones tropicales ha contribuido a la pérdida generalizada de este tipo de bosques en varios continentes. Y, a esto, hay que sumar la sobrepoblación que se proyecta para unas décadas más.

Deforestación, ¿hay opciones?

El reciente informe de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la situación de los derechos humanos en Colombia, tiene importantes recomendaciones que deben ser tenidas en cuenta por el gobierno nacional, pues indirectamente aportan a la disminución en las altas tasas de deforestación en Colombia, las cuales han hecho que en los últimos 5 años hayamos perdido aproximadamente medio millón de hectáreas, afectando valores importantes de biodiversidad y reduciendo los beneficios que estos ecosistemas generan a la sociedad.

La Alta Comisionada textualmente “Exhorta al Estado a redoblar esfuerzos para implementar el Acuerdo de Paz, en particular la Reforma Rural Integral, los programas de desarrollo con enfoque territorial y el capítulo étnico, a fin de combatir las desigualdades estructurales”.

 

Esta reforma rural integral, debidamente implementada para reconocerle y facilitarle a los campesinos en condición de vulnerabilidad sus derechos a la tierra y al uso sostenible del bosque, es un elemento estructural que encamina a detener la deforestación y especialmente, a lograr una “presencia estatal” que va mucho mas allá de seguir evaluándola como el área en kilómetros cuadrados bajo responsabilidad de tal o cual funcionario del sistema nacional ambiental. Es ni más ni menos que ganar en gobernabilidad, pero también en generar gobernanza y empoderamiento de esas comunidades campesinas, de la mano del propio Estado.

Las familias campesinas que habitan las reservas forestales (baldíos de la Nación) son parte de la solución a la deforestación, mas no el problema. Muchos de ellos, como en el caso de la Reserva Forestal de la Amazonía, llegaron allí buscando una alternativa de vida que inicialmente se basó en la hoja de coca. Esta dinámica ha ido transformándose hacia otro tipo de actividades productivas alternativas o complementarias a la ganadería y sus subproductos pero que hoy en día encuentra en el uso sostenible del bosque, una importante opción que les permite permanecer y generar un mayor arraigo por la tierra y sus frutos, mejorando paulatinamente sus condiciones de vida.

La cooperación internacional ha visto aquí un potencial inmenso y tiene una apuesta de largo plazo para detener la deforestación, incluyendo esas dos variables claves: acceso a la tierra y uso sostenible de los bosques.

Usar sosteniblemente el bosque y en general la naturaleza, como mecanismo para su conservación, es la ruta lógica que planteó desde hace décadas el Convenio de Diversidad Biológica y que en países como el nuestro, la falta de oportunidades, la violencia, el despojo y la pobreza extrema lo hacen más que necesario. Pero ello implica reconocer que el problema no es solamente para el ambientalismo y ecologismo, sino para sectores como el agropecuario y sobre todo para las instituciones que fueron creadas para viabilizar el acceso de las familias campesinas a sus derechos sobre la tierra.

Usar sosteniblemente los bosques implica acceder legal y técnicamente a cosecha, transformación y comercialización de productos no maderables como asaí, moriche, canangucha y mil opciones más. Pero no es la única forma. La posibilidad de aprovechar sosteniblemente los propios productos maderables no debe ser descartada ni estigmatizada por el propio gobierno: debe ser potencializada, técnicamente acompañada y desarrollarse en un contexto que combine derecho a tierras y sus frutos.

De otra parte, la adecuada aplicación del acuerdo 118 de la Agencia Nacional de Tierras ANT relacionado con el reconocimiento de derechos de uso a quienes habitan las reservas forestales de Ley 2ª, que fueron creadas para desarrollar la economía forestal y proteger la naturaleza, es una herramienta muy útil, pero compleja en su implementación a cargo de Minagricultura a través de la Agencia Nacional de Tierras y el Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos Ilícitos PNIS. Es necesario sentarse a la mesa con estos colombianos asentados en las reservas forestales que son los potenciales interesados de esta figura jurídica con lenguaje pedagógico, conocimientos básicos de uso sostenible y buena voluntad de diálogo, para así evitar que ellos se sigan estrellando continuamente con mensajes políticos encontrados, interpretaciones erróneas del Acuerdo y su eterno temor de cómo cualquier firma suya en un documento con el gobierno, implica que algún día van a perder su tierra o sus derechos.

Pero así como hay herramientas para abordar acuerdos con quienes están asentados al interior de las Reservas Forestales de Ley 2ª, de manera paralela es urgente la adjudicación en áreas que fueron sustraídas de estas reservas desde incluso más de 40 años y donde no en pocos casos, la deforestación es incluso más dinámica. El Estado tiene un pasivo inmenso en esta y otras regiones del país, donde se prometió tierra, se hicieron significativas sustracciones de reservas forestales y poco o nada se adjudicó.

Hay opciones socio ambientales para detener la deforestación. Es urgente ponerlas en práctica. Ni siquiera es un tema económico: es más un tema estratégico y de derechos. Y la cooperación internacional está lista a apoyar.

La exposición que busca generar conciencia sobre la deforestación

Estructura ósea del loro andino – Foto: Confidencial Colombia

 


Bajo el lema “ven a ver las especies que pronto dejarás de ver”, el Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional y Havas Creative lanzan Huesos Deforestados, una exposición enfocada en 9 especies colombianas en peligro de extinción. A esta exhibición podrán asistir todos los capitalinos que quieran conocer, a través de una muestra artística y didáctica, cómo la deforestación está impactando nuestro ecosistema y las especies que viven en él.

Estas esculturas, hechas con partes de las ramas y chamizos de las zonas más afectadas por esta problemática, recrean el esqueleto de animales que están en peligro de extinción debido a la degradación de sus hábitats. El Mono Araña, el Loro Andino y el Mono Titi son tres de las especies cuya situación es más crítica. “La deforestación en Colombia está fuera de control. Cada día que pasa perdemos más y más hectáreas de bosques y, como consecuencia de esto, también nuestras especies animales”, expresó Andrés Norato, director general creativo de Havas Creative.

El objetivo principal de la exposición, según sus creadores, es buscar que cada vez más personas tomen conciencia del impacto de la deforestación en todo nuestro ecosistema. “Es un mensaje de urgencia porque, como lo decimos, hoy podemos verlos pero, si no generamos ningún cambio, en cuestión de 5 años o menos dejaremos de verlos”, agregó Carlos Sarmiento Director del Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional.

Huesos Deforestados estará abierta al público hasta el 10 de diciembre de 2017, convirtiéndose así en el mejor plan para toda la familia por lo que resta del año. El costo al público general es de $4.000 pesos, las personas de instituciones educativas, $3000 y los menores de tres años y mayores de 60 años no pagan.

Las personas podrán asistir a esta exposición en el Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional, ubicado dentro de la ciudad universitaria en el primer piso del Instituto de Ciencias Naturales edificio 425, de lunes a viernes de 8:00 a.m. a 11:30 am y de 1:00 p.m. a 4:30 p.m. Además los días sábados, la exposición estará abierta entre 8:00 a.m. y 1:00 p.m. y ofrecerá recorridos guiados entre 9 y 11 a.m.


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