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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Derechos Humanos

La protesta contra Duque en el Parlamento Europeo que no se vio en Colombia

El presidente de Colombia, Iván Duque Márquez, intervino este martes ante el pleno del Parlamento Europeo reunido en Estrasburgo (Francia). Un hecho del que se supieron detalles en el país por cuenta de los reportes oficiales de la Casa de Nariño; los cuales no mostraron la protesta de un grupo de eurodiputados que llamó la atención por la situación de derechos humanos en Colombia y la responsabilidad del Ejecutivo.

Durante la intervención del mandatario colombiano donde reclamó al bloque retomar el diálogo con América Latina, varios eurodiputados elevaron su voz de protesta por su presencia en la duma portando mensajes como “Paren la matanza en Colombia”, “Quién dio la orden” o “Respeto a los Acuerdos de Paz”.

 

Una de las voces de protesta fue la de la eurodiputada Sabrina Pignedoli, quien sostuvo que al presidente “se le acusa de graves delitos” y que organismos como Amnistía Internacional o la ONU han expresado su preocupación por la situación de derechos humanos en el país.

El eurodiputado Miguel Urbán Crespo también elevó su voz de protesta por el discurso de Duque en el recinto, al tiempo que criticó la decisión del Paralamento Europeo

«La vida del pueblo colombiano y los DDHH valen mucho más que sus intereses políticos y comerciales», dijo.

Cepeda explica por qué demandaron la Ley de Seguridad Ciudadana

El senador Iván Cepeda Castro explica por qué junto a un grupo de congresistas y organizaciones sociales radicaron una acción de inconstitucionalidad contra la Ley de Seguridad Ciudadana con la que esperan que la Corte derogue esta norma que entró en vigencia a finales de enero cuando fue promulgada por el presidente Iván Duque.

Transmilenio ¿un escenario civil de transporte o un teatro de violencia autoritaria?

El pasado 2 de febrero, junto con la concejala Susana Muhamad y el ex referente de derechos humanos de la Alcaldía Local de Kennedy, Cristian Cabrera, denunciamos que el Portal Américas fue utilizado por la Policía Nacional para realizar detenciones ilegales y posibles torturas. Lo más grave del asunto es que esta práctica se dió el 29 de abril de 2021, un día después del inicio del Paro Nacional, y no el 3 de mayo, como lo aseguró la Policía Nacional y la empresa Transmilenio.

En la noche del 3 de mayo, el ciudadano Diego Luna se encontraba en el sector e inició una transmisión en vivo en su cuenta de Facebook, mostrando lo que ocurría. Este video evidencia que Diego Luna solamente estaba grabando lo ocurrido, cuando fue abordado por un agente de Policía y uno del ESMAD, quienes, según el video, golpean al joven. Posteriormente, el video registra cuando el joven es obligado a pasar por un torniquete del sistema de Transmilenio, él pregunta por qué le hacen esto si solamente estaba caminando y grabando. Estando dentro del Portal, el video registra a más miembros de la Policía y a otros jóvenes. En un momento, Diego Luna dice “¿por qué hay gas acá, por qué hay gas acá?”. A los pocos segundos, los policías le inician una requisa a Diego Luna. Cuando le piden que guarde el celular, la transmisión se corta. Tiempo después se reinicia la transmisión y se ve Diego Luna fuera del Portal y con la cabeza ensangrentada. Una persona que lo acompaña dice “lo entraron al Portal, en el Portal están gaseando a la gente, le rompieron la cabeza”.

 

El video de Diego Luna se viralizó en redes sociales, por lo cual la empresa Transmilenio, la Inspección General de la Policía y la Policía Metropolitana de Bogotá confirmaron que entre la noche del 3 de mayo y la madrugada del día siguiente hubo diez personas detenidas (nueve hombres y una mujer) dentro del Portal Américas ¿Cuántas denuncias de violaciones de derechos humanos han sido negadas por las instituciones al no contar con registros audiovisuales o fotográficos? De hecho, según el entonces Gerente de Transmilenio, Felipe Ramírez, este fue “un hecho único en la historia del sistema”.

Precisamente, esta duda se incrementa con el relato de Cristian Cabrera, ex referente de derechos humanos de la Alcaldía de Kennedy, y quien realizaba seguimiento en terreno durante el Paro. Según Cristian, lo ocurrido el 3 de mayo en el Portal Américas no fue “un hecho único en la historia”, sino que este ya había empezado, al menos, desde el 29 de abril. En la noche del 29 de abril, en un chat creado para atender los derechos humanos durante el Paro y en el que participaban varias entidades distritales, se registró que la Policía había detenido a nueve personas, incluyendo a un menor (quien fue liberado en poco tiempo, al conocerse su edad), y las condujeron al interior del Portal. Según los chats que muestra Cristian, esa situación fue informada al Centro de Comando, Control y Comunicaciones (C4), del que hace parte la Alcaldía Mayor de Bogotá y la Policía Metropolitana.

Por otra parte, la Personería de Bogotá ha confirmado que esta práctica contraria a los derechos humanos también ocurrió el 19 de mayo de 2021 en el Portal Suba; y hay indicios que indican que iniciaron en el Paro del 21N (21 de noviembre de 2019). Es urgente que la Policía Nacional asuma su responsabilidad institucional y tome medidas para que no se repitan estos hechos. De igual forma, Luis Ernesto Gómez, quien se desempeñó como secretario de Gobierno en aquella época, y Felipe Ramírez, otrora Gerente de Transmilenio, deben explicarle a la ciudad por qué no denunciaron estos hechos y cuál fue su actuación para evitar la repetición.

Este es un nuevo hecho que justifica realizar una reforma estructural a la Policía. Las violaciones a los derechos humanos, como esta, deben ser investigadas y juzgadas por la justicia ordinaria, no por la justicia penal militar. La formación en derechos humanos no debe limitarse a charlas impartidas en salones de clase, sino que estos conocimientos deben implementarse en terreno. Sin embargo, la reforma impulsada por el gobierno de Iván Duque, así como su ley de seguridad ciudadana, van por el camino contrario.

¿Quién asume la responsabilidad política por las violaciones a derechos humanos en Transmilenio?

Esta semana, junto a mi colega Susana Muhamad, denunciamos cómo las instalaciones de Transmilenio, específicamente de los portales Suba y Américas, fueron usados por la Policía Nacional para violar los derechos humanos de los jóvenes que protestaban en el marco del paro nacional del 29 de abril del 2021.

Un nuevo testimonio, el de Cristian Cabrera, exfuncionario de la Alcaldía Local de Kennedy, relata cómo en ejercicio de sus funciones de seguimiento pudo constatar que la Policía Nacional retuvo a por lo menos 9 personas incluido un menor de edad, el día 29 de abril en el Portal Américas.

 

Los jóvenes le relataron a Cristian que llevaban cuatro horas retenidos, que fueron bajados de sus bicicletas y trasladados al Portal, donde en un “cuartico” fueron golpeados con distintos elementos incluidos cinturones. En ese mismo “cuartico”, les lanzaban gases lacrimógenos buscando asfixiarlos. Todo indica que en Transmilenio torturaron jóvenes.

Y más grave es que funcionarios del distrito y el comando de la policía tenían conocimiento desde ese mismo día de estas detenciones ilegales, según revelan conversaciones de WhatsApp del día 29 de abril a las 7:43 p.m., en un chat en el que estaban entre otros, delegados de la Secretaría de Gobierno. En la conversación se lee que un miembro de la Policía “detuvo” a varias personas en el Portal Américas. El hecho fue puesto en conocimiento del Centro de Comando, Control, Comunicaciones y Cómputo de Bogotá (C4), que se encuentra vinculado a la Alcaldía Mayor y a la Policía Nacional. Es decir, que tanto la Alcaldía distrital como la Policía Metropolitana estaban al tanto de la situación que esa noche se estaba presentando en el portal y, hasta hace unos días, sólo reconocían que esta práctica había ocurrido durante el 3 y 4 de mayo y el 19 en Suba. Pero este hecho de extrema gravedad y anterior a los que habían admitido no había sido aceptado, o, en otras palabras, había sido ocultado.

En su momento el entonces gerente de Transmilenio, no admitió el hecho. En respuesta oficial a un derecho de petición en donde se indagó por las retenciones ilegales ocurridas en Transmilenio, aseguró que la retención de jóvenes en instalaciones de Transmilenio sólo ocurrió una vez: entre la noche del 3 de mayo y la madrugada del 4 de mayo de 2021, cuando admitió que nueve hombres y una mujer fueron ingresados al Portal Américas y que algunas de esas personas se encontraban heridas. Además, aseguró que se trataba “de un hecho único en la historia del Sistema”.

Pues bien, hoy tenemos certeza de que tanto antes como después de esta fecha, se utilizaron las instalaciones de Transmilenio, empresa a la que los bogotanos le acaban de entregar 1.1 billones de pesos, para detener y golpear jóvenes. El relato del exfuncionario Cristian Cabrera demuestra la comisión de graves violaciones a los derechos humanos, así como la respuesta de la Personería Local de Suba que después del 4 de mayo también fueron retenidos jóvenes en Transmilenio. Según la Personería Local de Suba, el 19 de mayo 4 jóvenes fueron detenidos y conducidos al interior del Portal Suba y además ratificó que “la Policía Metropolitana estaba utilizando el portal como centro de acopio no apto para retener personas, ya que no es un Centro de Traslado por Protección ni una Unidad de Reacción Inmediata”.

Es entonces evidente que el exgerente de Transmilenio no aportó información clave y completa sobre la violación de derechos humanos a la juventud bogotana y colombiana. La responsabilidad de los funcionarios públicos, independiente de su rango, es ante todo, proteger los derechos, actuar con transparencia, honestidad y justicia, cuidar la vida. Alguien debe responder no sólo judicial, sino políticamente por estos lamentamos hechos.

S.O.S Aracua

Se ha vuelto costumbre querer arreglar todo con militarización y “pie de fuerza”. Esa es la lógica que el Gobierno Duque ha implementado en diversas zonas del país y que ahora quiere llevar a Arauca; territorio azotado por la violencia, y el cual se encuentra bajo el sometimiento de los grupos armados. No hay explicación que permita entender, cómo un territorio con la mayor cantidad de militares desplegados, tenga los problemas de seguridad que está enfrentando desde el 2 de enero del 2022.

Hay que decirlo sin titubeos: el gobierno nacional lleva más de 20 días construyendo una dinámica facilista, reduciendo el recrudecimiento de los índices de violencia a enfrentamiento entre ELN y las disidencias de las extintas FARC. Arauca es uno de los departamentos donde más presencia militar y policial se tiene por metro cuadrado; con la llegada de 680 hombres desplegados en Saravena, Arauquita, Tame y Piedemonte se completa el número de 7 mil hombres del ejército nacional. Lo que hace preguntar, si hay tantos militares, ¿por qué el ELN se pasea por el casco urbano de Arauquita como la fuerza Estatal, a pocos metros de la visita oficial de Duque?

 

Ahora bien, el Gobierno Duque, durante sus 4 años, se acordó de Arauca solo en tiempos de crisis humanitaria, de lo contrario, pareciera que no existiera en el mapa nacional. Tanto así, que después de 1 meses y veinte días, Arauca se encuentra sin Gobernador. Hay que recordarle al Presidente Iván Duque y su gabinete, que Arauca, no solo es territorio para explotación de hidrocarburos, es un territorio llamado a ser laboratorio de paz, esa misma que han intentado destruir durante los últimos cuatro años. El recrudecimiento de la violencia en Arauca, que dejó 27 asesinados, más de 2 mil desplazados y 10 mil familias afectadas, es la muestra que la ‘promesa de seguridad’ del uribismo 2.0 se quedó en palabras y, al contrario, el país se les salió de las manos.

De poco ha servido, que el Gobierno Duque tuviera el diagnóstico de lo que sucede en esta región si las alertas tempranas no fueron atendidas a tiempo, y el Ministerio de Defensa solo se dedica a realizar anuncios, contradecir “foto montajes” o hacer consejos de seguridad que no terminan en nada. Sin duda, la labor de la fuerza pública es fundamental para lograr una intervención humanitaria en la zona y se fortalezca la institucionalidad. No es posible que este departamento sufra por escenarios predecibles y que la institucionalidad funja como notario y no como Estado que vele por los derechos de los ciudadanos.

No basta realmente con lamentar la tragedia que se pudo evitar; se requiere una verdadera acción del Gobierno en la que participen todos los actores y conlleve a lograr una estrategia efectiva que evite y contrarreste el baño de sangre que se está viviendo en el departamento.

El camino a seguir para Arauca es una intervención humanitaria, con todos los organismos internacionales y nacionales que contribuyan a desencalar la violencia en un territorio que también se encuentra permeado por la corrupción. Desde 1992 hasta 2020 Arauca ha tenido 15 gobernadores, 6 de ellos en calidad de encargados y de ellos, 8 recibieron sanciones de distinto tipo o fueron condenados por la justicia.

Con Arauca se tiene una deuda histórica, este es un territorio que según el índice de competitividad departamental 2020-2021 presenta: Bajo porcentaje de vías primarias en buen estado, escasa adopción de tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), baja cobertura de educación superior, técnica y tecnológica, deficiencias estructurales en el mercado laboral y escaso por no decir nulo, desarrollo empresarial e industrial.

Esta situación tiene que cambiar, este territorio rico en sus paisajes y sus riquezas naturales, debe ser recuperado por el Estado, se debe garantizar el buen vivir y seguridad de sus habitantes y ello inicia con sentarse a escuchar a las comunidades, comprender el conflicto y buscar soluciones tanto en materia de seguridad, como en los temas sociales y económicos que aquejan a la región. La violencia no solo se erradica con las armas.

El gobierno nacional debe garantizar que la Comisión de Paz y los organismos internacionales puedan ir a verificar la situación de los habitantes de la zona y la efectividad de las medidas que se han adoptado para proteger y garantizar el buen vivir de las araucanas y araucanos.

La paz debe llegar a Arauca, no nos está permitido guardar silencio sobre la situación del departamento fronterizo, ni ser indiferentes al sufrimiento de un pueblo, que exige la implementación del Acuerdo de Paz y el que se retomen las relaciones fronterizas con Venezuela.

Consolidar la paz en Arauca, debe estar mediado porque el gobierno deje su terquedad y se retomen los diálogos con el ELN. Solo la salida dialogada y negociada puede lograr que cese la horrible noche en Arauca.

Arauca merece la paz, y esta solo se logra haciendo un llamado al ELN y a las disidencias de las FARC para que de manera inmediata se realice un cese al fuego, que permita la construcción de una agenda de diálogo y se retomen las negociaciones de paz con el ELN. También, es necesario que el gobierno deje su terquedad y rencores heredados con el país vecino de Venezuela y se adelanten conversaciones binacionales con el objetivo de avanzar en una resolución dialogada y pacífica de los conflictos.

Arauca exige la paz y la presencia integral de las instituciones estatales. Paz para Arauca.

La vergüenza internacional continúa

Los agravios del Estado colombiano contra la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Corte IDH, no paran. Los presidentes de la Cámara, Jennifer Kristin Arias Falla, y el Senado, Juan Diego Gómez, enviaron una carta al alto tribunal del 31 de diciembre de 2021, protestando contra la Resolución de seguimiento del 25 de noviembre, donde el tribunal internacional sostuvo que los ajustes realizados a la Procuraduría General de la Nación no cumplen con el fallo sobre la destitución de Gustavo Petro.

Añadieron Arias y Gómez que la Corte IDH intenta “repercutir en el poder soberano que tiene todo Estado de crear sus propias leyes o de diseñar sus instituciones en los términos que lo designen sus representantes electos”-como si la decisión del estado colombiano de someterse a la supervisión del Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos no fuera soberana-, y le pidieron que no se pronuncie antes de que la Corte Constitucional colombiana falle sobre el tema, con lo cual se violaría el “control de convencionalidad” que ejerce el alto tribunal interamericano sobre el juez constitucional.

 

El senador Iván Cepeda el 4 de enero manifestó que la carta de los presidentes del Senado y la Cámara “fue un atrevimiento” debido a que hablaron en nombre de todo el Congreso ante un organismo internacional. En la misma dirección veintiseis congresistas le dirigieron una carta el 5 de enero a la presidenta de la Corte IDH en la que manifestaron que los dos directivos no representan la posición institucional del Congreso de la República de Colombia, pues obedece a una valoración personal de éstos y, porque la comunicación no fue discutida ni aprobada por las plenarias de la Cámara o del Senado de la República.

El senador Gustavo Petro el 5 de enero sostuvo que no se trata de opinar sobre una sentencia. El Congreso estaba obligado a cumplirla porque es una sentencia judicial de máximo nivel en el país, agregando que los congresistas que votaron la ley de la Procuradora Margarita Cabello y ella misma “desacataron la justicia y desobedecieron la sentencia que buscaba democracia y respeto a los derechos humanos. El presidente del Congreso como la Procuradora deberían ser investigados por la justicia”.

La procuradora Cabello el 18 de enero volvió a insistir que conserva todas las facultades para actuar de manera preventiva y disciplinaria frente a presuntas faltas que cometan todos los funcionarios públicos, incluidos los de elección popular. Añadió que “Muy equivocados están los que creen que la sentencia de la Corte IDH les ampara para incurrir en infracciones de carácter disciplinario”, comentario que distorciona por completo el sentido de la sentencia Petro. Al dia siguiente le abrió investigación disciplinaria a la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, por supuestos trinos de contenido político.

No es la primera vez que altos funcionarios estatales se van lanza en ristre contra Corte IDH. El 15 de marzo de 2020, en el caso Bedoya Lima vs. Colombia, el director del Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado, Camilo Gómez, recusó a cuatro de los seis jueces del Tribunal, al cuestionar su poder de realizar preguntas, y se retiró de la audiencia, alegando supuestas faltas de garantías de los magistrados.

Recusar a un número elevado de jueces y levantarse de la mesa fue una bofetada para la victima, la periodista Jineth Bedoya, quien fue secuestrada, abusada sexualmente y torturada, y también un agravio para todas las victimas de graves violaciones a los derechos humanos en Colombia y en el hemisferio. La Corte IDH en Resolución de 17 de marzo de 2021, calificó la decisión del Estado de abandonar la audiencia, como “una actuación inédita en la historia de esta Corte; carente de justificación, y absolutamente desproporcionada, todo lo cual ha supuesto además una revictimización de la señora Bedoya Lima”.

La actitud de reproche se extendió a otros organismos internacionales. La Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia publicó un informe referido a los hechos que se llevaron a cabo entre el 28 de abril y el 31 de julio de 2021, en el marco de las protestas en todo el país provocadas por la reforma tributaria del gobierno Duque, que terminaron en 63 muertos, 60 casos de violencia sexual y 27 personas que aún están desaparecidas. La vicepresidenta y canciller, Marta Lucía Ramírez, lo rechazó porque no se puede permitir que descalifiquen “la institucionalidad y el Estado de derecho, sobre todo, porque aquí hay políticos que están haciendo la política a costa de destruir la confianza ciudadana en las instituciones”.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el 7 de julio de 2021, dio a conocer su informe sobre el Paro Nacional que contradijo la postura internacional del gobierno, de que en el país existe una democracia garantista al derecho fundamental de la protesta y que las violaciones a los derechos humanos durante el paro eran “casos aislados” en la Policía Nacional. Todo lo contrario, el informe evidenció una “sistematicidad” de la represión policial a las protestas legítimas en Colombia que no requiere de órdenes explicitas ni escritas de las autoridades, y emitió 41 recomendaciones para evitar repetición de lo mismo en el futuro. La vicepresidenta Marta Lucía Ramírez lo impugnó argumentando que “Colombia dispone de mecanismos internos para atender las denuncias presentadas por presuntos casos de vulneraciones a los derechos humanos”, que “las recomendaciones de la CIDH no son vinculantes para el Estado” y por lo tanto, el gobierno no va a cumplir algunas de ellas.

La relatoría independiente para el esclarecimiento de los hechos ocurridos en el marco de las protestas del 9 y 10 de septiembre de 2020 en Bogotá, producto del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, coordinado por ex Defensor del Pueblo Carlos Negret, y publicado a mediados de diciembre de 2021, concluyó que durante esos dos días se perpetró una masacre cuya responsabilidad recae en la Policía Nacional. El informe fue rechazado por el presidente Iván Duque, el 15 de diciembre de 2021: “Construir aspiraciones políticas de cuenta de lacerar las instituciones es un acto de vileza, es un acto de villanía y es además una actitud contraria al deber de estar guiado por la verdad y por los procedimientos establecidos por la Constitución y la ley”.

Seamos claros: el gobierno de Iván Duque y sus aliados se han caracterizado por desacatar los informes y las decisiones de entidades multilaterales de derechos humanos cada vez que les caen mal o que vayan en contra de intereses netamente políticos. Su actitud es inconsistente con el verdadero apoyo para los derechos humanos y el estado de derecho. El país merece menos resistencia y politicizacion por parte de las autoridades y más cumplimiento pleno.


* Fundador e integrante del colectivo de abogados José Alvear Restrepo, CAJAR y representante de víctimas de graves violaciones a los derechos humanos en lo nacional e internacional.

Una masacre cada dos días, el triste récord que ya deja el 2022 en Colombia

El año 2022 inició con un triste récord en materia de masacres, que da cuenta del deterioro de la seguridad en el país y el fracaso de las medidas implementadas por el Gobierno del presidente Iván Duque.

Este jueves el Instituto de estudios para el desarrollo y la paz, Indepaz, reportó la décima masacre en lo corrido del 2022, lo que da a entender que en los primeros 20 días de enero, en el país se ha registrado un hecho de homicidio colectivo cada dos días, en promedio.

 

Según Indepaz, la décima masacre del 2022 tuvo lugar en Ocaña, Norte de Santander, donde fueron asesinados tres hombres, de los cuales dos fueron identificados como Danuil Manzano, Deimer Martínez; mientras que las autoridades avanzan en la identificación de la tercera víctima.

De acuerdo al reporte de la organización, los tres hombres fueron ultimados en la vía que conduce de Ocaña a San Calixto, Norte de Santander, la tarde de este jueves 20 de enero.

Aunque hasta el momento las autoridades no responsabilizan a ningún grupo armado, en la zona hacen presencia el ELN, EPL y de los frentes 33 y 41 de las neofarc.

Cabe señalar que más temprano, Indepaz había reportado la masacre número nueve que daba cuenta del asesinato de otras tres personas en la zona del Bajo San Juan en el departamento del Chocó.

1,5 millones de víctimas requieren asistencia «urgente» por violencia asociada a temas de género

Un total de 1.493.270 personas desplazadas en Colombia requieren de asistencia «urgente» por violencia por razones de género, según un informe de la ONG Alianza Por la Solidaridad-ActionAid publicado este martes, que pone el foco en la falta de medidas de prevención e información por parte de las autoridades para asistir a las mujeres en situación de vulnerabilidad.

El desplazamiento de miles de mujeres por Colombia conlleva unos índices de «desprotección muy elevados», según la organización, que ha señalado que estos movimientos están azuzados por la crisis de migrantes de Venezuela y el aumento de la violencia en el país latinoamericano, concretamente en el departamento Norte de Santander, donde el 12 por ciento de las personas están consideradas como población con necesidades humanitarias. De estas, más de 157.250 tienen necesidades severas.

 

En Colombia, casi 580.000 mil personas se han visto forzadas a desplazarse internamente desde la firma del Acuerdo de Paz en 2016. Además, el país acoge a 1,7 millones de refugiados y migrantes provenientes de Venezuela. En Norte de Santander actualmente los refugiados suponen un 11,83 por ciento de la población del departamento.

El informe de Alianza Por la Solidaridad-ActionAid se centra en las mujeres que se ven obligadas a desplazarse y en los abusos y agresiones sexuales a las que se ven sometidas durante el proceso y también pone de manifiesto los principales riesgos a los que se enfrentan, como son la violencia intrafamiliar, la violencia de pareja, la violencia sexual, la explotación sexual y el tráfico de personas.

Así, la situación de desprotección social y económica, la pérdida de empleo, la sobrecarga de labores del cuidado en el hogar y la falta de información y rutas a seguir frente a la violencia han llevado a muchas mujeres a introducirse en actividades como la prostitución, los matrimonios a temprana edad y las relaciones de pareja forzadas.

Esta situación se mezcla con la explotación y comercio sexual que vive el país, sobre todo en la zona fronteriza con Venezuela, acrecentando la trata de mujeres, niñas y adolescentes ejercida por distintos grupos armados, según el trabajo.

Por otro lado, la ONG ha denunciado «amenazas y limpieza social» contra mujeres en situación de prostitución y la comunidad LGTBI. El feminicidio es «la última y más grave amenaza» a la que se ven sometidas estas mujeres, unos crímenes que «ocurren a diario en Colombia» y «afectan principalmente a mujeres lideresas y defensoras de los Derechos Humanos». El municipio más afectado es San José de Cúcuta, la capital del departamento Norte de Santander.

Vacíos en la ayuda

Por ello, la organización española ha hecho un llamamiento a las autoridades colombianas y ha denunciado que hay un vacío en las actuaciones denunciando que hay un «vacío» en las actuaciones realizadas para las supervivientes de violencia por razones de género. «De todas las personas que ha solicitado atención, sólo el 10 por ciento han recibido alguna ayuda», ha destacado el trabajo, realizado por el apoyo del programa EU Aid Volunteers, impulsado por la oficina de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea.

Alianza Por la Solidaridad-ActionAid ha incidido en la necesidad de que se fortalezcan las estrategias de comunicación e información para la difusión de información sobre rutas de atención y acceso a servicios básicos, así como estrategias de mitigación y prevención de todo tipo de violencias en un contexto en el que las ‘trochas’ –caminos ilegales utilizados por el cierre de caminos oficiales por la pandemia, plagados de traficantes que cobran dinero a los migrantes para cruzar de forma segura– y la presencia de grupos ilegales aumentan la vulnerabilidad de las personas refugiadas de Norte de Santander.

Lo que esperamos de la Corte IDH en el 2022

Tres casos que litiga el Colectivo de Abogados “José Alvaear Restrepo”, CAJAR, ante el Sistema Interamericano de Derechos Humanos serán considerados por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Corte IDH, en el primer semestre de 2022. Se trata de la desaparición forzada de Pedro Julio Movillla Galarcio, la persecución contra los integrantes del CAJAR, y las violaciones a los derechos humanos de la Nación U´wa. Por razones de espacio y dado que las audiencia públicas se avecinan, me referiré a los dos primeros.

La desaparición forzada de Pedro Julio Movilla, líder sindical, militante del Patido Comunista Colombiano – Marxista Leninista, PCC-ML, y activista social colombiano, ocurrió el 13 de mayo de 1993. Cabe acordar que la desaparición forzada es un crimen de lesa humanidad. La audiencia pública se llevará a cabo en San José, Costa Rica, el 15 de febrero de 2022, durante el 146º período ordinario de sesiones.

 

De acuerdo al resumen del caso de la Corte IDH, existen múltiples elementos indiciarios, circunstanciales y de contexto para atribuir la desaparición de Movilla al Estado de Colombia. Los tres contextos relevantes del caso son la identificación de sindicalistas dentro de la noción de “enemigo interno” en los manuales estatales de inteligencia y contraguerrilla; la violencia política en Colombia, que derivó en alarmantes cifras de ejecuciones; y las desapariciones de personas vinculadas con los partidos políticos de izquierda como el PCC-ML.

Entre los elementos indiciarios está el hecho que el habeas corpus presentado por sus familiares para dar con su paradero fue rechazado, lo que se tradujo en una negativa a establecer la detención y destino de la víctima. Además, en los diez días siguientes a la denuncia de su desaparición las acciones emprendidas por el Estado no fueron suficientes para revelar la suerte o el paradero de Movilla. Tampoco las acciones de ubicación física de la víctima se realizaron en forma oportuna y eficaz, sino quince años después de su desaparición, por lo que la omisión de buscar diligentemente a Pedro Julio contribuyó al encubrimiento de su detención y destino o paradero.

El Estado no logró explicar la naturaleza de los seguimientos y anotaciones de inteligencia de Movilla Galarcio y la relación de las mismas con su desaparición, contribuyendo a la incertidumbre y encubrimiento de lo sucedido. A la fecha, no se conoce su paradero.

El caso paradigmático del CAJAR se trata de los hechos de violencia, intimidación, hostigamiento, amenazas y seguimientos en contra de sus integrantes desde 1990 hasta la actualidad, vinculados a las actividades que desarrollamos de defensa de los derechos humanos. Esperamos que la Corte IDH fije audiencia púbica en este caso para el 147º periodo ordinario de sesiones del 21 de marzo al 8 de abril de 2022.

La identidad de todos los responsables de la persecución sistemática del CAJAR no se encuentra acreditada; por eso, sigue sin establecerse si se trató o no de agentes estatales. Pero sí se sabe que el Estado realizó acciones que contribuyeron activamente a la materialización de los hechos de violencia, como labores arbitrarias de inteligencia y pronunciamientos estigmatizantes por parte de altos funcionarios. Las actividades de inteligencia del Departamento Administrativo de Seguridad, DAS, a través de un grupo especial de inteligencia estratégica, incluyeron monitorear las actividades laborales de los miembros del CAJAR; interceptar nuestras llamadas de teléfonos fijos y celulares y correos electrónicos; y realizar fichas de cada integrante con sus datos personales.

En la realización de las actividades de seguimiento y vigilancia a los miembros del CAJAR, Colombia no satisfizo el requisito de legalidad. Se realizaron sin ningún tipo de control judicial. El Estado no justificó ni invocó finalidad legítima alguna perseguida mediante tales labores de inteligencia, ni presentó elementos que permitieran efectuar un análisis de idoneidad, necesidad y proporcionalidad de tales medidas a la luz de una posible finalidad legítima. Por estas razones las labores de inteligencia del DAS en perjuicio de los integrantes del CAJAR fueron ilegales y arbitrarias.

Adicionalmente, las medidas de protección física a nuestro favor adoptadas por el Estado, al evaluarse dentro de un contexto de falta de esclarecimiento e impunidad total de los hechos denunciados, de labores arbitrarias de inteligencia y seguimiento, así como de pronunciamientos estigmatizantes por parte de altos funcionarios, resultan manifiestamente insuficientes para acreditar que el Estado cumplió su deber de protección.

Las acciones y omisiones de parte del Estado afectaron las actividades regulares de la organización, y generaron un efecto amedrentador para los integrantes del CAJAR en su libertad de expresión y asociación y en sus labores de defensa de los derechos humanos. Tampoco se realizó una investigación seria y exhaustiva para conocer la verdad sobre los hechos y lograr la individualización de los responsables, para desentrañar las fuentes de riesgo.

Realizadas las audiencias públicas, las partes deberán presentar dentro de un mes sus escritos finales, luego pasarán los casos a estudio de la Corte IDH para emitir las sentencias. En ambos casos esperamos que el fallo sea a favor de Movilla Galarcio, el CAJAR y sus familias, por la contundencia de las pruebas que militan en contra del Estado de Colombia y para que brille la verdad, la justicia, la reparación integral y las garantías de no repetición para las víctimas.