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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Diego Rios

La Hiper Bogotá

Si bien los países agrupan las ciudades y orientan temas esenciales para los territorios; se ha llegado a un relativo consenso entre urbanistas y expertos en torno a la relevancia de las ciudades y regiones, esto último se debe a muchas razones, entre las que se encuentran la capacidad de atención y solución de problemas locales, la generación de oportunidades y riqueza, la capacidad de reacción y adaptación a dificultades de manera más inmediata (frente a los países), la capacidad de conectarse y atender las nuevas tendencias de los sectores productivos, la ejecución de extraordinarios proyectos urbanos en diferente escala, la generación servicios especializados a partir de la conectividad e innovación, la búsqueda y concreción de mejores condiciones de vida para sus habitantes mediante el acceso a servicios públicos de calidad, salud, bienestar, transporte y educación entre muchos otros, todo esto, con una noción más consciente del desarrollo sostenible y la ineludible apropiación y participación de las personas.

El posicionamiento de la ciudad como instrumento de organización de las comunidades parece irreversible, de hecho, cada día más personas viven en ciudades, para el caso de Colombia, el DANE sostiene que solo el 22,9% de la población vive en sectores rurales; el caso de Bogotá es más drástico, pues menos del 1% de las personas viven en su ruralidad.

 

En términos de ciudades, Bogotá es relevante, es la ciudad 39 del mundo en términos de población y la numero 9 en términos de densidad poblacional, es decir, está dentro de las 10 ciudades más densamente pobladas del mundo, En Bogotá, el 99% de la población vive en el 26% de suelo urbano, mientras que el 0.09% vive en el 74% de suelo rural; en términos comparativos, Bogotá es poblacionalmente más densa que Tokio, Barcelona, Buenos Aires, más que Londres y Estambul, mucho más que Nueva York, más que Ciudad de México, que Sao Paulo, más que Lima y que casi todas las ciudades del mundo; en términos de densidad solo estamos por debajo de Mumbai, Kolkata y otras ciudades de Asía y África, y por supuesto, somos más densos que las ciudades de Europa que se reconocen como referentes en términos de calidad de vida.

Esa densidad presenta grandes oportunidades en términos de control de la expansión, eficiencia energética y concreción de centralidades, sin embargo, también se puede convertir en una pesadilla para sus habitantes en términos de desplazamientos, incremento del valor del suelo y las viviendas, aumento de la informalidad, tugurización de sectores y dificultades en la implementación de transformaciones urbanas eficientes.

En Bogotá se han ido acentuando esas dificultades, el transporte público agobia a sus usuarios, existe un déficit de vivienda digna, las personas han optado por salir de Bogotá buscando mejores y más accesibles condiciones de vida, pero una inmensa mayoría sigue trabajando en Bogotá agudizando las dificultades de movilidad, en una gran cantidad de sectores especialmente periféricos, se siguen densificando los asentamientos informales con deficientes condiciones de habitabilidad.

Lo preocupante es que no parece existir ninguna estrategia eficiente para transformar esas condiciones, según la Secretaria de Planeación, la demanda de viviendas para los próximos años está entre las 770 mil y 926 mil (2019 – 2031), y la estrategia actual para atender esa demanda consiste básicamente en densificar más la ciudad; repitiendo una y mil veces las ventajes de las ciudades densas, pero perdiendo de vista que Bogotá ya es una ciudad hiperdensa. De hecho, a pesar de las opiniones radicalmente distintas, La Ciudad se podría expandir sin poner en riesgo la sostenibilidad ambiental, protegiendo los suelos y las fuentes hídricas y sobre todo, pensando en primer lugar en el bienestar y calidad de vida de su población.

A pesar, y como consecuencia de lo anterior, Bogotá sigue teniendo unas cifras de crecimiento, desarrollo y recaudo sorprendentes; eso permite a los Gobiernos de turno, idear, formular, y financiar grandes proyectos, ojalá para este año electoral con una segunda vuelta a la Alcaldía casi asegurada, llegue un Gobierno que entienda las necesidades de la ciudad, que sea legitimado por una amplia mayoría y que logre deponer los egos, dando continuidad a lo que funciona y tomando las decisiones responsables frente a lo que no funciona.

 

Diego Ríos Barrero

Las limitaciones estratégicas del POT de Bogotá

Los Planes de Ordenamiento Territorial – POT, son posiblemente, los documentos más importantes para las ciudades, allí se orienta su desarrollo futuro, buscando el bienestar y equidad de las personas, definen cómo se ordena el territorio, hacia donde se crece, cuales sectores ambientales se protegen, qué actividades y usos son permitidos y cuales restringidos, donde se puede construir un edificio o un centro comercial, que tan alto puede ser y cómo se debe retribuir a la ciudad, entre muchas otras cosas.

El Decreto 555 de 2021, actual Plan de Ordenamiento territorial, propone a Bogotá como la ciudad de 15 minutos, en donde se puede conseguir todo caminando, donde se mezclan diferentes modos de transporte y se dignifican las condiciones de habitabilidad, es la Bogotá en la que todos quisiéramos vivir, sin embargo, esas condiciones de ciudad se encuentran lejos de concretarse. Con el paso de los años, la inmensa y densa Bogotá, aunque brinda oportunidades a todos, nos hace vivir días de angustia y desespero.

 

La concreción de esa ciudad de 15 minutos pretendida en el POT de Bogotá no se va a dar porque esté escrita en una norma, sino a partir de la apropiación de las personas, de un cambio de hábitos, de la construcción de infraestructura y vivienda y sobre todo de la generación de confianza de cada uno de los participantes de la ciudad.

Sin embargo, hay una medida que contempla el POT de Bogotá que a pesar de no haber sido la más debatida, (como el tamaño mínimo de las viviendas, la continuidad de la Avenida longitudinal de Occidente tramo Norte o la ampliación de las cargas para construir), tiene un inmenso impacto para la ciudad, en términos de desarrollo urbano, de generación de riqueza y de rentas captadas por el Distrito; estas son las llamadas Actuaciones Estratégicas de Plan de Ordenamiento Territorial de Bogotá.

Las Actuaciones Estratégicas son 25 inmensas zonas de la ciudad, en donde la Alcaldía aspira a realizar grandes transformaciones urbanas. ¿Cuáles transformaciones?, aún no lo sabemos, de hecho, el POT se reservó 6 años para que la Alcaldía lo defina, durante esos 6 años, no se podrá construir ningún edificio de más tres pisos en esos sectores (en promedio, restricción de licenciar índices por encima del básico IC Max 1.3).

Pero ¿qué tan grandes son las actuaciones urbanísticas? Pues bien, ahí es donde se encuentra el problema, estamos hablando de más de 920.000 predios de la ciudad de Bogotá, 7400 hectáreas (dos veces la ciudad de Pereira aproximadamente), y algo más de 160 Barrios, (entre los que destacan el 20 de Julio, Siete de Agosto, Chapinero, Corabastos, La Gaitana, Fontibón Centro, Las Ferias, Ciudad Kennedy, Usme Centro, San Fernando, Los Alcázares, San Felipe, 12 de octubre, Toberín, Zona Industrial, Barrancas, Santa Fé, El Polo, Nuevo Muzú, Santa Bárbara, entre muchos otros). Barrios completos en donde durante 6 años cada uno de los propietarios de estos inmuebles, tendrá afectado su patrimonio por la decisión de esta Alcaldía.

Las Actuaciones Estratégicas impiden el desarrollo de la ciudad en una porción muy significativa, no solamente en términos de cantidad sino también en idoneidad, porque se trata de algunos de los mejores sectores de la ciudad, con ubicación estratégica y especial potencial.

El bloqueo del potencial de construcción, tiene graves impactos a nivel individual (patrimonio de los propietarios), fiscal (impuesto predial) y urbanístico (déficit de vivienda, ciudad cercana e integración regional), esto resulta problemático, más aún, cuando existen antecedentes que prueban la dificultad de desarrollar piezas de Ciudad que dependen de nuevos actos administrativos (por ejemplo operaciones estratégicas – Decreto 190) , de hecho, la falta reglamentación y falta de certezas, ya se ven reflejadas en el bajo número de licenciamientos expedidos por las Curadurías Urbanas con fundamento en el nuevo POT Decreto 555 de 2021.

Esperemos que la Alcaldía redoble esfuerzos en la reglamentación de los muchos vacíos que trae la norma de la ciudad, que reconozca la urgencia de brindar reglas claras para el desarrollo, que entienda que lo que no atiende la formalidad lo soluciona la informalidad y que ya tiene un POT cuya única opción de transformarse en realidad, es con la apropiación y coparticipación de todos los sectores que conforman Bogotá.

*Abogado Urbanista

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