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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Dirección Nacional de Inteligencia

¿Intromisión de la DNI en ascensos de la Policía Nacional?

A pesar de que ya se empiezan a oficializar los ascensos en la Policía Nacional, existe descontento en las filas, no solo por la demora en su concreción, sino también por la preocupación de oficiales y suboficiales debido a que sus hojas de vida y toda la documentación exigida deben ahora pasar por una última revisión a cargo de la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI).

Personas que han hecho parte de la Policía Nacional de Colombia, y también algunos exmiembros de la Fuerzas Militares -en diálogo con Confidencial Noticias– manifestaron su preocupación por que la Dirección Nacional de Inteligencia estaría usurpando funciones que corresponden a la Dirección de Personal de la Policía y a los procesos internos de ascenso y plan de carrera.

 

Esta situación ha generado el descontento de coroneles, mayores, capitanes y tenientes, quienes, sin tener ninguna tacha en sus hojas de vida, fueron descartados del proceso de ascenso sin conocer los motivos de dicha decisión.

El proceso para el ascenso a los grados de Mayor, Teniente Coronel y Coronel incluye el estudio de trayectoria, que ejecuta la Dirección de Talento Humano de la Policía Nacional. De allí se genera un primer listado que pasa a manos de la Junta de Evaluación y Clasificación. Luego de este filtro, la Junta de Generales de la Policía revisa los nombres y los remite al ministro de Defensa, quien a su vez los envía al presidente de la república para su firma.

Existe un proceso adicional para los coroneles que aspiran al grado de general: deben contar con el visto bueno de la Comisión Segunda del Senado de la República y, posteriormente, de la plenaria de esa misma corporación.

El gobierno del presidente Gustavo Petro consideró necesaria una última revisión, ahora a cargo de la Dirección Nacional de Inteligencia. Esta medida preocupa a quienes están en la fila de ascensos, ya que consideran que dicha supervisión no tiene validez legal, al no existir una norma que la estipule. Además, manifiestan su inconformidad porque no consideran legítimo que sus años de carrera sean cuestionados por el director de esta oficina, quien, como es de conocimiento público, hizo parte de la guerrilla del M-19.

Al respecto, el concejal de Bogotá por el Centro Democrático, Julián Uscátegui, considera que esto hace parte de la estrategia del presidente Gustavo Petro por desmoralizar y desmantelar a la Fuerza Pública y a la Policía Nacional.

«La ley es muy clara al estipular los requisitos que se le exige a los uniformados para ascender a los diferentes grados y ahora someter estos ascensos a consideración del director de la DNI, especialmente cuando un exmiembro de un grupo terrorista y criminal como lo fue el M19, terminará por sacar de la Institución a los mejores hombres y continuar con este propósito dañino para la democracia y el mismo Estado», puntualizó.

De los 600 hombres y mujeres de la Policía que esperaban el grado de ascensos un número aproximado de 100 oficiales quedaron en la fila de espera, y en próximas ocasiones superar los nuevos filtros que introdujo la Presidencia de la República.

La inteligencia estratégica no es para perseguir a la oposición

En la Colombia actual, hablar de inteligencia estratégica no tendría por qué incomodar ni despertar fantasmas del pasado. Por el contrario, debería infundir esperanza y marcar el inicio de una conversación seria y urgente sobre el porvenir del Estado. Bien concebida y ejecutada, la inteligencia estratégica permite anticipar amenazas y garantiza que las decisiones políticas y de seguridad sean tomadas con base en conocimiento estructurado, ético y legítimo.

En los últimos años, en el país hubo un retroceso en la materia, porque en lugar de consolidar una Dirección Nacional de Inteligencia (DNI) profesional, técnica y al servicio del Estado, se permitió su captura por agendas ideológicas. La DNI ha estado ausente frente a las amenazas más graves de la última década: el estallido social, la captura criminal de los territorios, la expansión de las disidencias de las FARC, el fortalecimiento del ELN, la sofisticación del Clan del Golfo y la infiltración del crimen transnacional en actividades extractivas, electorales y de gobernanza local.  Por eso hoy, más que nunca, Colombia necesita una reforma profunda, audaz y ética de su sistema nacional de inteligencia estratégica.

 

¿Qué es la inteligencia estratégica?

Se debe empezar por aclarar que la inteligencia estratégica no es espionaje ni persecución. Por el contrario, es la herramienta institucional que transforma datos e información dispersa en conocimiento útil para tomar decisiones en función del interés general y mantener la vigencia del estado social de derecho. Y más aún, es un acto de responsabilidad estatal frente a las incertidumbres del entorno nacional e internacional siempre complejo.

En otras palabras, la inteligencia estratégica es el puente entre el presente y el futuro, que permite a los líderes políticos, a los planificadores y estrategas del Estado, anticipar escenarios, prevenir crisis, reducir daños y preservar el orden constitucional y democrático.

Inspirado en modelos como el del Reino Unido, Sir David Omand (2010), exdirector del Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno -GCHQ- británico, ha dicho con claridad que “la inteligencia es la manera como un Estado puede mirar hacia el futuro tomando decisiones en el presente”.

El nuevo enfoque de inteligencia estratégica que se debe proponer para Colombia entiende esta disciplina como un sistema público de gestión de conocimiento especializado, orientado a la protección de bienes públicos esenciales como la vida, la soberanía, la infraestructura crítica, la gobernabilidad, los derechos fundamentales y, sobre todo, para construir la paz.

La inteligencia estratégica no puede depender de la voluntad del gobernante de turno. Tampoco, reducirse a una oficina que produce informes de coyuntura, ni mucho menos debe ser una proveedora de empleos bien pagos para los intereses clientelistas de tirios y troyanos. La inteligencia debe ser el cerebro anticipador del Estado. Si se tuviera que definir inteligencia con una sola palabra, esta es anticipación.

Un nuevo enfoque para reconstruir la inteligencia en el país debe partir de los siguientes postulados:

  1. Actuar bajo el principio de imparcialidad, libre de sesgos ideológicos y partidistas, como lo exige la Ley 1621 de 2013.
  2. Ser parte del sistema de gobernanza pública, dialogando con las instancias de planeación, la evaluación de políticas y la protección de bienes estratégicos.
  3. Tener una visión amplia, multinivel y multiactor, que permita articular esfuerzos entre la Fuerza Pública, la academia, la sociedad civil y las agencias de control.
  4. Ser transparente en sus límites, y sujeta a control político y judicial razonable, sin comprometer su eficacia operativa.
  5. Contar con doctrina nacional, para dejar de importar modelos ajenos que no responden a nuestra realidad.

En este marco, la inteligencia estratégica no es sólo una función de seguridad, es  también de planeación del desarrollo, gestión del riesgo, gobernabilidad territorial y protección de la democracia. Por eso propongo una “ruta crítica de acción” que incluya medidas como:

  • Nombrar en los cargos y acción de la inteligencia estrategica a servidores públicos profesionales expertos y respetuosos de la constitución y la leyes.
  • Restablecer alianzas internacionales con agencias de inteligencia de países aliados.
  • Reactivar las “task forces” -grupos de trabajo temporales- de inteligencia conjunta, hoy desmanteladas.
  • Reincorporar personal experto de la Fuerza Pública que han sido estigmatizados y retirados.
  • Fortalecer la inteligencia cibernética y electrónica.
  • Rediseñar el Plan Nacional de Inteligencia con prioridades claras para los próximos 10 años.

La prioridad para el próximo gobierno será recuperar la seguridad sin perder el alma democrática. Un Estado fuerte no es aquel que vigila sin control. Es aquel que anticipa sin violar derechos. Por eso, la inteligencia estratégica debe operar siempre dentro de los límites de la Constitución y el respeto por los derechos fundamentales.

La clave está en tener una doctrina de inteligencia para la democracia, no para el autoritarismo. Una inteligencia al servicio de la “res publica”, que no confunda la crítica con la amenaza ni la oposición política con el enemigo interno. Esto implica educación, formación, transparencia, control parlamentario y fortalecimiento del sistema judicial.

Quiero cerrar esta columna con un llamado sincero a las fuerzas vivas del país a  recuperar la confianza en la inteligencia estratégica colombiana. A pesar de los errores, el país cuenta con oficiales, analistas, académicos y profesionales comprometidos con una visión ética y moderna de esta función del Estado. Son mujeres y hombres que creen en la democracia, que trabajan en silencio, que aman a Colombia y que saben que su deber es servir a los ciudadanos colombianos. A ellos les debemos la totalidad de las victorias que hemos obtenido en nuestra historia frente al crimen y a los enemigos del Estado.

Necesitamos proteger los valores fundacionales de nuestra sociedad: la paz, la vida y la libertad. Sin inteligencia estratégica, Colombia camina a ciegas. Y un país que camina a ciegas siempre tropieza en el mismo abismo.

Por: Coronel (RP) Juan Carlos Nieto Aldana, PhD en Gestión, experto en inteligencia estratégica y en seguridad ciudadana.

«Con el software Pegasus alguien está mintiendo»: David Luna

El senador de Cambio Radical, David Luna, citante al debate que se hizo en la plenaria del Senado de la República a la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI), bajo la entonces dirección de Carlos Ramón González, afirmó en entrevista para Confidencial Colombia, que alguien en el Gobierno Nacional está mintiendo sobre el software Pegasus.

Luna recordó que el entonces director de la DNI, Carlos Ramón González, negó la existencia de cualquier sistema para espiar a la oposición y a magistrados, y dijo que ha quedado sorprendido con las declaraciones del Gustavo Petro, quien aseguró en alocución que a través de la Dirección de Inteligencia de la Policía se había adquirido el software Pegasus, y que este se habría pagado en efectivo.

 

Nota relacionada: El ministro de Defensa dice que Pegasus se habría comprado durante el gobierno Duque

Petro aceptó la renuncia de Carlos Ramón González

A través de su cuenta de X el presidente de la república, Gustavo Petro, confirmó la aceptación a la renuncia de Carlos Ramón González al cargo de director nacional de Inteligencia.

Acepto la renuncia de Carlos Ramón como director de la Dirección de Inteligencia Nacional. Su posición como responsable de inteligencia civil es incompatible con cualquier proceso judicial y con el funcionamiento mismo del sistema de justicia del país. Para asegurar la tranquilidad de fiscales y jueces, para preservar su independencia y buen criterio, así como para facilitar la defensa legal de Carlos Ramón, consideramos que lo más apropiado es su separación del cargo”, escribió el primer mandatario.

 

De acuerdo con Petro, las denuncias por el caso de corrupción en la Unidad Nacional de Gestión Para el Riesgo de Desastres (UGRD) hacen difícil la permanencia de González en el cargo.

Carlos Ramón González González fue director del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre) y, posteriormente, pasó a dirigir la Dirección Nacional de Inteligencia

Crece el escándalo de posibles chuzadas

El director Nacional de Inteligencia (DNI), Carlos Ramón González, aseguró que las denuncias sobre posibles chuzadas a magistrados parten de rumores y que la Fiscalía General de la Nación, no ha confirmado nada hasta el momento.

“Las instituciones del Gobierno no se usan para perseguir a nadie”, dijo el funcionario cuando se le preguntó por este asunto que hizo parte de un debate en el Senado de la República en las últimas semanas.

 

A estas denuncias del magistrado de la Corte Constitucional, Jorge Enrique Ibáñez, se unió la Justicia Especial Para la Paz, quien envió una carta a la Fiscalía pidiendo una investigación sobre las supuestas chuzadas a magistrados de ese y otros tribunales.

Al respecto, el presidente Gustavo Petro se refirió desde la Escuela de Cadetes de la Policía, General Francisco de Paula Santander, afirmando que los informes de prensa sobre supuestas chuzadas a miembros de las ramas del poder,corresponde a face news, que según él, parte de redes de WhatsApp.

“Le llegan rumores a la prensa y los vuelven noticia. Les llegan WhatsApp a los magistrados y se creen la red de WhatsApp. Se cree en el fake news. Están intentando debilitar al Gobierno rompiendo sus relaciones internas y sus relaciones con las otras ramas del poder público, con fake news”, enfatizó.

El mandatario agregó que la “prensa sin investigar los está repitiendo, los está volviendo noticia valedera”.

El primer mandatario recordó que a su familia y a el mismo en calidad de Senador de la República, se les hizo seguimientos ilegales y que por tanto no estaría bien que el hiciera lo mismo.