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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Donka Atanassova

Segregación territorial y castigo barrial: movilidad y vías en la administración Galán

Como ya he señalado en anteriores publicaciones, el presupuesto total de Bogotá de 2026 presentado por el Alcalde Galán – que el Concejo de la ciudad aprobó la semana pasada – asigna más de la mitad de sus recursos, $21,3 billones, al Metro y a TransMilenio, obras que necesarias pero mal orientadas en sus concesiones. Viendo eso, uno podría pensar que – por lo menos – la infraestructura vial es algo fundamental para toda la ciudad en esta adminbistración, digo, le gusta mucho el cemento. ¡Sorpresa! el mapa de inversión en movilidad es centralizado y excluyente, pues privilegia la malla vial de ciertas zonas del norte de la ciudad y castiga sistemáticamente a los barrios populares, en especial a los del sur de Bogotá.

Una muestra es el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU): al revisar los 59 proyectos viales que se encuentran en construcción, mantenimiento o contratación, el sesgo geográfico es evidente. De los 10 nuevos proyectos a contratar, 6 están en el norte de la ciudad. A esto se suman 16 de los 39 proyectos en construcción o mantenimiento, también localizados en esta misma zona. El norte concentra 22 proyectos viales entre las obras priorizadas para 2026. Otros 16 proyectos viales en construcción y/o mantenimiento corresponden a troncales de TransMilenio, lo que significa que 38 de los 59 proyectos priorizados están en el norte de o son de Transmilenio, que si bien es importante, no es lo único importante (y ya traga muchos recursos, recordemos el déficit de más de 3,2 billone sde pesos del Fondo de aEstabilizacion Tarifaria). En términos porcentuales, esto equivale al 64,4% de todo el portafolio de obras del IDU.

 

Esta concentración contrasta con la situación del sur de la ciudad, donde solo 11 proyectos viales son priorizados, lo que representa apenas el 18,7% del total de los proyectos viales considerados para 2026. Para el centro y centro-occidente, se priorizan 10 proyectos, que equivalen al 17% del total.

Esta situación se agrava cuando se analizan las necesidades históricas en materia de movilidad expresadas por las comunidades de Usme, Rafael Uribe Uribe, Ciudad Bolívar, San Cristóbal, Bosa, Kennedy, Tunjuelito y Sumapaz, donde vías estratégicas como la Av. Darío Echandía, la Av. Guacamayas, la Circunvalar de Oriente, la Circunvalar Suroccidente y la Troncal Bolivariana continúan en la incertidumbre. La mayoría de estas obras ni siquiera fueron priorizadas en el Plan Distrital de Desarrollo 2024–2027. Esta distribución no responde a criterios técnicos de equidad, necesidad o impacto social. Se trata de una decisión que privilegia la conectividad de las zonas de mayor valorización inmobiliaria del norte y noroccidente, así como del denominado “centro ampliado” —Chapinero, Barrios Unidos, Teusaquillo, Salitre y Puente Aranda—, mientras que las localidades del sur y los barrios populares del resto de la ciudad, reciben inversiones marginales, a pesar de concentrar los mayores déficits en malla vial local, andenes y accesibilidad.

Al revisar los avances del Plan Distrital de Desarrollo de esta administración, se ven altos niveles de cumplimiento en lo que se denomina “infraestructura dura”: más del 80% en nueva malla vial y más del 60% en enlaces vehiculares para 2025. Sin embargo, esta supuesta eficiencia se desmorona cuando se revisan los componentes de movilidad sostenible y barrial. La construcción de ciclorrutas apenas alcanza un 10% de avance en 2025 y solo un 5% acumulado del cuatrienio. El mantenimiento de la red de ciclorrutas y de la malla vial local se encuentra estancado en un 18% de avance cuatrienal. Y la gran promesa de justicia espacial para los barrios periféricos, los cables aéreos, registra un avance del 0% en nuevos proyectos contratados, aferrándose únicamente a la promesa de entrada en funcionamiento del Cable Aéreo de San Cristóbal.

Como si fuera poco, reaparece la insistencia de proyectos altamente cuestionados como la Avenida Longitudinal de Occidente (ALO) Norte, priorizada nuevamente para 2026, a pesar de que no se han resuelto ni las diligencias judiciales ni los debates públicos sobre sus impactos negativos en los ecosistemas de la Sabana de Bogotá y Cundinamarca. Desde la Comisión Accidental de la ALO Norte del Concejo de Bogotá, que coordino,  junto a concejales de distintas bancadas, hemos advertido que existen alternativas estratégicas para mejorar la movilidad en Suba, como la construcción de un puente o deprimido en la Avenida Ciudad de Cali a la altura de la Calle 91, su conexión con la ALO en Engativá, y el mejoramiento de la vía que conecta Lisboa con la Calle 80. No obstante, la administración optó por imponer una autopista concebida bajo lógicas del siglo pasado, sacrificando la consolidación de una Ciudadela Educativa y del Cuidado y un Multicampus Universitario. Esta avenida no responde a las necesidades reales de los habitantes de Suba. Su propósito es garantizar la conectividad de nuevos desarrollos inmobiliarios en el borde norte y en la Sabana, atravesando humedales y afectando la Estructura Ecológica Principal. Se trata de un proyecto que prioriza la especulación del suelo y la rentabilidad de las constructoras por encima de la conectividad ecológica y de la emergencia climática que enfrenta la región.

¿Y la ruralidad bogotana? Relegada. Aunque la meta de intervenir 20 puntos críticos de la malla vial rural alcanza 40% de avance y el presupuesto aumenta en $3.700 millones para 2026, los resultados siguen siendo irrisorios frente a la realidad del campo bogotano. En 2025, el 39% de las vías rurales principales se encontraban en mal estado —en rangos pobre, muy pobre, grave o fallado—, mientras que el 73% de la malla vial rural no principal presentaba condiciones problemáticas o fallidas.

A ello se suma la parálisis operativa de la Secretaría Distrital de Movilidad, que a la fecha deja cerca de $400 mil millones de pesos sin ejecutar. Esta incapacidad de pago y gestión impacta directamente la operación cotidiana de la movilidad: señalización, tecnología, control y seguridad vial.

Así que, tristemente, el presupuesto de movilidad y vías para 2026 no está diseñado para que Bogotá “camine segura”. Está orientado a perpetuar un modelo de grandes concesiones, segregación territorial y abandono de la vida de barrio.

Donka Atanassova

Un presupuesto que presiona la ciudad

El Concejo de la ciudad está adportas de discutir -en segundo debate – la propuesta de presupuesto para el año 2026 para Bogotá. La propuesta que el alcalde Galán ha hecho le da continuidad a una ruta de presión que condiciona la vida cotidiana de la gente al pago desaforado de rentabilidades entorno a las grandes obras, mientras se sacrifican aspectos claves como la vida juvenil barrial, la recreacion y el deporte, el arte y la cultura, el mejoramiento de viviendas y de hábitat, la gestion del riesgo, la vida de las mujeres y el sistema de cuidado, el fortalecimeinto de las economías populares y la participación. Si bien, en el primer debate se buscó ajustar la situación en parte de estos asuntos, el problema es estructural. En mi condición de coordinadora ponente de este proyecto di ponencia NEGATIVA y aquí les cuento parte de las razones.

El presupuesto total será de 40,4 billones de pesos, pero más de la mitad de éste (21,3 billones) está reservado para el desarrollo de Transmilenio y el Metro. Sin duda, son obras que la ciudad requiere, pero ¿a qué costo y con qué esquema? La manera en la que se han realizado las concesiones a traves de las que se ejecutan estas obras ha sido objeto de debate hace más de una década en la ciudad, pues las ganancias de los operadores del “servicio” son muy altas, mientras que el distrito debe asumir los grandes costos de mantenimiento, renovación y logística de base. Esto es desequilibrado con lo público. Además, la permanencia en el tiempo de este modelo genera un déficit insostenible que en el caso de Bogotá es el Fondo de Estabilización Tarifaria, cuyo monto ya supera los 3,2 billones de pesos y sigue alimentando una lógica de endeudamiento mayor, cada vez que Bogotá requiere ampliar y/o mejorar el transporte público; condicionando las decisiones de ciudad de próximas administraciones y generaciones. Adicionalmente, a pesar de la narrativa de “estamos avanzando” que la administración ha intentado posicionar entre selfies y anuncios, la verdad es que en el año 2025 no se avanzó en la preparación de la 2ª línea del Metro, a pesar de que se contaba con cuantiosos recursos para ello; esta es una decision política, no solamente un descuido administrativo, e implica que no se hará un esfuerzo de fondo para el mejoramiento de la movilidad pública a través del Metro, sino que se perpetuará la dependencia de Transmilenio que ya ha mostrado sus límites y su incapacidad de ser columna vertebral del transporte. Decisiones cuyos costos estamos pagando todas las personas que tributamos, vivimos y trabajamos aquí.

 

La negativa a la propuesta de Galán no solamente obedece a esta arbitrariedad, tambien a otros rasgos que la propuesta de presupuesto tiene. Por una parte, impulsa una solapada reforma del funcionamiento institucional de la ciudad: fortalece el nivel central de los sectores (las Secretarías) con 391 mil millones de pesos que ellas apropian, mientras se asfixian a las entidades descentralizadas, que suelen ser las que están presentes en la vida cotidiana de la ciudadanía de a pie, se les quitan 280 mil millones de pesos que son vitales para su misionalidad con la gente.

Esta administración tiene una tendencia al incumplimiento de procesos de ciudad que vienen de antes pero también de los que ella misma ha propuesto y prometido. En cuanto a lo primero, basta dar una mirada al sistema de políticas públicas de Bogotá, 15 de ellas tienen reportes negativos de avance, entre ellas: Salud Mental, Migrantes, Familias, Acción Comunal, Bogotá territorio inteligente, Actividades Sexuales Pagas, Economía Cultural, Seguridad, Economía Circular, Comunicación Comunitaria, Movilidad, Hábitat, Raizal, Afro, Indígenas. El Plan Distrital de Desarrollo se concreta a través de 1537 actividades, de estas una quinta parte (277/ 18%) están en menos de 50% de ejecución, aproximadamente 4,7 billones de pesos se han dejado de ejecutar por ello.

En cuanto a lo segundo, es importante revisar el caso de la Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia, una entidad que está al centro de la promesa de Galán de “Bogotá camina segura”, sin embargo, es de las que tiene peores resultados en ejecución (apenas 65% a 23 de Noviembre/25). A pesar de ser una entidad incapaz de ejecutar lo que se le otorgó en 2025, se le otorga mayor presupuesto para el 2026, mientras se castiga a entidades que lo han hecho bien. Es una lógica inconsistente con la ciudad. Cosas como estas le han significado a Bogotá bajar su lugar en el Índice de Desempeño Fiscal IDF del Departamento Nacional de Planeación (2025).

Finalmente, hay una serie de factores macro que también cuestionan el modelo de finanzas de la ciudad, una discusión que la administracion de Galán no permite dar: parte de los síntomas muy preocupantes son el deterioro fiscal a corto plazo, el aumento del servicio de la deuda (49%) que restringe otros gastos y la volatilidad en ingresos y sectores clave – caída en los recursos de capital, menor dinamismo en el recaudo del ICA, entre otros. Son asuntos a los que haremos seguimiento para impulsar los cambios necesarios en el manejo económico de la ciudad.

Nota recomendada: Caos nocturno en TransMilenio: flota disminuye y aumenta la inseguridad

Estas criticas no solo se dirigen desde la oposición política que ejercemos, el gobierno de Galán está en crisis en la opinión pública. La más reciente encuesta de “Bogotá Cómo Vamos” muestra que solo el 26% de los bogotanos aprueba la gestión del Alcalde, mientras la sensación de corrupción e inseguridad llega a su mayor nivel desde 2012 y 2008 respectivamente. Bogotá no camina segura, ni camina bien, es urgente un cambio.  

Donka Atanassova

Concejala de Bogotá

¿En qué debe pensar Galán para elaborar su plan de desarrollo?: Habla Donka Atanossava

En entrevista con Maylor Caicedo, la concejal del Polo Democrático, Donka Atanossova, explica cuales debe ser las apuestas sociales, que desde su punto de vista, debe tener en cuenta el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, para elaborar su proyecto de plan de desarrollo.

 

Desde el Concejo de Bogotá piden a la Alcaldía decisión para enfrentar la inseguridad

Tras conocer algunos hechos de inseguridad en Bogotá, algunos concejales de la pidieron al alcalde Carlos Fernando Galán, implementar medidas de choque con urgencia para combatir la delincuencia y les permita a los ciudadanos ejercer sus actividades económicas con la mayor tranquilidad.

La concejal del Centro Democrático, Diana Diago, hizo referencia en la urgencia que tiene la ciudad por este plan de choque por parte de la administración distrital.

 

«Entiendo que el alcalde Galán lleva 15 días gobernando a Bogotá pero es urgente que nos presenten un plan de choque porque los ciudadanos tienen afán de disfrutar la ciudad; los comerciantes están desesperados y es el comercio quien genera empleo y además paga impuestos», afirmó la concejal Diago.

Al llamado se sumó la concejal del Polo Democrático, Donka Atanassova, quien además hizo énfasis en que el problema no se puede atacar únicamente con medidas de seguridad sino que además requiere de una intervención en temas de inequidad social que está presente en algunas zonas de Bogotá.

«Esto además es un problema estructural que tiene nuestra ciudad y tiene que ver además con las economías ilegales y también con los problemas de desigualdad y pobreza en gran parte de la población en Bogotá», puntualizó.

Por su parte, el concejal del Centro Democrático, Julián Uscategui, pidió mayores decisiones por parte de la Alcaldía de Bogotá para enfrentar la inseguridad de Bogotá.

Al respecto, el concejal Julián Espinosa, de la Alianza Verde y segundo vicepresidente de la corporación, quien promovió al interior del concejo esta iniciativa, destacó que la bancada de la Seguridad Distrital tiene como objetivo principal implementar un control político más efectivo para asegurar la mejora de la seguridad en la ciudad.

“Es una bancada que va a recepcionar todas las denuncias ciudadanas que se tenga con respecto a la seguridad, porque vamos a hacer un control político muy efectivo para garantizar que esta sea una ciudad mas segura. Con la firma y suscripción de más de 15 concejales vamos a garantizar que el control político sea cotidiano y sea diario a través de la corporación” afirmó el concejal.