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Etiqueta: Economía

¿De qué vive un colombiano con salario mínimo? La cruda realidad en cifras

En un país como Colombia, donde la desigualdad económica sigue siendo un tema crítico, el salario mínimo tiene un papel fundamental. Para 2024, el salario mínimo aumentó en un 9,5%, lo que equivale a un incremento de $123.500. Con esto, el salario básico mensual quedó en $1’300.000, más un auxilio de transporte de $162.000, sumando un total de $1’462.000. Sin embargo, la pregunta persiste: ¿es suficiente este ingreso para vivir dignamente en Colombia?

De acuerdo con cifras del Ministerio del Trabajo, en Colombia hay 22,8 millones de personas ocupadas formalmente, de las cuales 3,3 millones (14,76%) reciben únicamente el salario mínimo. Por otro lado, estudios de la Universidad de Antioquia y Expatistan, que calculan el costo de vida en diferentes ciudades, revelan que el costo mensual promedio para una persona sola es de $2’443.000. Esto significa que el salario mínimo queda por debajo del nivel necesario para cubrir las necesidades básicas, como alimentación, vivienda, transporte, salud y educación.

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Igualmente, es importante considerar que, aunque el salario mínimo ha aumentado año tras año, la capacidad adquisitiva de los colombianos se ha visto reducida debido a la inflación persistente. Esto indica que el aumento del salario, por sí solo, no es suficiente para garantizar el bienestar económico de la población y en donde cerca del 43,86% de la población activa, más de 10 millones de colombianos, vive con ingresos inferiores al salario mínimo. Esto evidencia una situación alarmante: el aumento de $123.500, aunque significativo en términos porcentuales, no compensa el alto costo de vida en el país ni cierra las brechas económicas.

El impacto en la sociedad

Para las familias que dependen de un solo ingreso, este salario apenas alcanza para cubrir necesidades básicas, dejando fuera cualquier posibilidad de ahorro o inversión en educación y salud. Según el DANE, el valor de la canasta familiar básica supera los $1’800.000 para un hogar promedio, sin incluir gastos adicionales como transporte, servicios públicos o emergencias.

Por otro lado, los pequeños empresarios y empleadores señalan que los aumentos salariales incrementan los costos laborales, lo que puede afectar la formalidad y fomentar la informalidad. Sin embargo, es crucial equilibrar estos desafíos con las necesidades de los trabajadores, quienes merecen un ingreso justo que les permita vivir con dignidad.

Cesar Orlando Amaya

Colombia será la tercera economía de mayor crecimiento de América Latina en 2025

A pocos días de que finalice enero, son muchos los estudios que se adelantan respecto al comportamiento económico tanto en América Latino como en el mundo que se espera para 2025. Más recientemente fue el Banco Mundial el que, en el marco de sus previsiones para el año que comienza, posicionó a Colombia como la tercera economía con mayor expansión con un 3,0%.

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Según reveló el organismo, esta previsión se basa en el control de la inflación, la recuperación del consumo y la inversión del sector privado que ha influido en un mejor desempeño de la economía en territorio nacional. Dejando a Colombia entre las naciones con mayor crecimiento solo detrás de Argentina (5.0%) y Paraguay (3.6%).

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Si bien en el caso de Colombia el Banco Mundial destacó la reducción en las tasas de interés como uno de los factores que ha influido positivamente, hizo un llamado para adelantar un manejo prudente a fin de salvaguardar el sistema financiero. Una tarea en la que el Banco de la República es fundamental.

El Banco Mundial también anticipó un crecimiento para América Latina y el Caribe de 2,5% en 2025 y 2,6% en 2026. Impulsadas en gran parte por la recuperación que se está registrando en Argentina en materia económica.

En 2025 debe despegar la economía

Indudablemente la pandemia acentuó las desigualdades de la sociedad colombiana, que no eran nuevas pero lo poco que el país había avanzado en la distribución del ingreso, lo perdió y está retomando el camino siendo fundamental el aumento del salario mínimo.

Claro que las empresas necesitan condiciones para reactivarse, pero al enfrentar la situación económica con un salario bajo para darle mayores márgenes de rentabilidad a las compañías esperando que se dé por esta vía, no tiene ninguna lógica, se estaría realizando la recuperación a cambio del salario, siendo una concepción fracasada aplicada en los últimos 30 años en nuestro país.

El salario no se queda en los trabajadores, ellos no lo guardan en el banco, lo gastan generando demanda a las empresas y dinamizando la economía. Si bien las empresas necesitan otras herramientas como la liquidez, se pueden lograr a través del comercio internacional que tiene una estructura totalmente negativa para trabajadores y empresarios.

Otro factor que no ayuda es el sistema pensional de Colombia (se ajustó en parte con la reforma), siendo uno de los mas inequitativos del mundo, solo para dar un dato, el 40% más pobre de la población recibe únicamente el 10% en pensión y casi todos los beneficiados de la seguridad social lo reciben los sectores altos, el 20 % de los colombianos se llevan el 80% de las pensiones.

Al gobierno nacional le ha faltado un programa de recuperación económica dentro de un marco de equidad, conciliación estatal y dejando de buscar culpables, comenzando por fomentar la inversión para impulsar sectores estratégicos como la construcción y las obras civiles y podrían superarse con una alianza inteligente entre Gobierno y privados.

Otra vía importante que el país debe revisar es la reactivación de sectores como la minería, la industria, y el comercio, que presentan una caída notable en su desempeño y tienen un peso considerable en el PIB, por lo que su recuperación es fundamental para revertir la desaceleración económica.

El gobierno debe tomar la iniciativa, la falta de oportunidades nos tiene en vilo… 4 de cada 10 emprendimientos surgen por necesidad según el Banco Interamericano de Desarrollo, y el 90% de esos emprendimientos no superan la curva de los 5 años, eso sin contar brechas como el aislamiento de regiones y el hecho de que gran parte del sector industrial esté en las principales ciudades que, con la falta de conectividad vial, generan un escenario de represión económica que es bueno discutir.

Que sea un 2025 donde el ejemplo de crecimiento no sea de análisis, indicadores y variables, un 2025 que a simple vista que cualquier colombiano lo pueda percibir.

Iván Santisteban

DANE reporta crecimiento en exportaciones de alimentos del agro y bebidas

Un reciente informe del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) reportó que en noviembre de 2024 las ventas al exterior de productos agropecuarios, alimentos y bebidas fueron de US$ 968,3 millones FOB y presentaron un crecimiento del 8,7 %, comparado con noviembre de 2023.

El estudio del DANE asegura que el aumento de las exportaciones de café sin tostar descafeinado o no (30 %) y carne de ganado bovino congelada (140,1 %), contribuyeron en conjunto con 9,3 puntos porcentuales a la variación del grupo.

De otro lado, en ese mismo mes, las exportaciones del grupo de manufacturas fueron de US$831,7 millones FOB y presentaron un crecimiento de 1,4 %, frente a noviembre de 2023.

Este comportamiento se explicó principalmente por el aumento en las ventas externas de maquinaria y equipo de transporte (3,5 %) y artículos manufacturados, clasificados principalmente según el material (1,4 %), que contribuyeron en conjunto con 1,1 puntos porcentuales a la variación de la agrupación.

Según el informe del DANE, entre enero y noviembre de 2024, las exportaciones del grupo de productos agropecuarios, alimentos y bebidas fueron de US$ 10.312,9 millones FOB y presentaron un crecimiento de 12,5 % frente al mismo periodo de 2023.

Este resultado obedece principalmente al aumento de ventas de café sin tostar descafeinado o no (18,3 %) y bananas (incluso plátanos) frescas o secas (38,9 %), que contribuyeron en su conjunto con 8,5 puntos porcentuales a la variación del grupo.

Igualmente, para ese mismo periodo (enero – noviembre de 2024), las ventas externas del grupo de manufacturas fueron de US$ 9.582,5 millones FOB y registraron un crecimiento de 3,2 % frente al mismo lapso de 2023.

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Las expectativas de empleo para 2025, según Manpower

ManpowerGroup, líder mundial en soluciones de gestión del talento humano, ha presentado los resultados de su Encuesta de Expectativas de Empleo para el primer trimestre de 2025 en Colombia. Con la participación de más de 500 empleadores de todo el país, la encuesta refleja una Tendencia Neta de Empleo Ajustada Estacionalmente de 20%, lo que demuestra un panorama relativamente positivo para el mercado laboral colombiano, aunque con una ligera disminución respecto a los trimestres anteriores.

Esta cifra de 20% se calcula al restar el porcentaje de empleadores que planean reducciones de personal frente a aquellos que planean aumentar su plantilla. Si bien esta cifra refleja un descenso de 2 puntos porcentuales con respecto al trimestre anterior y de 11 puntos porcentuales comparado con el mismo período de 2024, la Tendencia Neta de Empleo sigue siendo positiva, lo que indica un crecimiento moderado en la contratación en el país.

Javier Echeverri, Presidente de ManpowerGroup Colombia, expresó: “Aunque hemos observado una ligera disminución en las expectativas de contratación, los datos siguen siendo alentadores. Las empresas colombianas se enfrentan a un entorno económico desafiante, pero siguen buscando oportunidades de crecimiento y expansión, lo que refleja la resiliencia del mercado laboral del país. En ManpowerGroup, seguimos comprometidos en apoyar a nuestros clientes y candidatos, ayudando a las organizaciones a encontrar el talento adecuado para afrontar estos tiempos complejos”.

Los sectores con mayor demanda de contratación en Colombia son las Tecnologías de la Información (TI) y la Manufactura, con un 38% de los empleadores en TI reportando intenciones de aumentar su plantilla, un aumento significativo del 7% desde el trimestre anterior. La industria manufacturera sigue de cerca con un 34% de empleadores que planean expandir su fuerza laboral, mientras que sectores como Transporte, Logística y Automotriz reportan un 18%, y Finanzas y Bienes Raíces un 17%. Estos sectores reflejan el crecimiento en áreas clave como la digitalización, la logística, y la reactivación de la economía tras la pandemia.
A nivel nacional, se destaca la región del Amazonas con las expectativas de contratación más altas, alcanzando un 44% de empleadores que planean aumentar su plantilla, seguida de la región Pacífico con un 40%. En contraste, las regiones Andina y Orinoquía reportan cifras mucho más bajas, con 16% y -23%, respectivamente, lo que pone de manifiesto las disparidades en el mercado laboral a nivel regional.

Resultados clave de la Encuesta de Expectativas de Empleo para Colombia:

Transformación digital y empleo: Las industrias de Tecnologías de la Información y Manufactura lideran las expectativas de contratación en Colombia con tendencias del 38% y 34%, respectivamente, destacando la creciente demanda de talento especializado para impulsar la digitalización en el país.

Avances en equidad de género: Este año, el 66% de las empresas colombianas afirma haber alcanzado la igualdad de género, marcando un avance significativo frente al 28% del año pasado, consolidando el camino hacia una fuerza laboral más inclusiva y equitativa.

A pesar de las fluctuaciones, los empleadores en Colombia siguen siendo optimistas sobre la contratación para el primer trimestre de 2025. El 42% de los empleadores planea aumentar su plantilla, mientras que solo el 22% anticipa reducciones en sus equipos. El 34% de las empresas indica que no harán cambios, lo que refleja la estabilidad de algunas organizaciones en medio de un entorno incierto.

Uno de los aspectos más destacados de la Encuesta de Expectativas de Empleo 2025 es el crecimiento de la igualdad de género en las organizaciones. En comparación con el año pasado, el porcentaje de empresas que han alcanzado la igualdad de género se ha incrementado significativamente, del 28% al 66%. Este avance subraya los esfuerzos sostenidos por las empresas para cerrar las brechas de género, lo que también se refleja en la reducción de la brecha salarial, ya que 6 de cada 10 empresas reportan estar trabajando activamente para reducir la diferencia de salario entre géneros.

En términos globales, India lidera la lista de expectativas de contratación con un 40%, mientras que Argentina registra las expectativas más bajas con un -1%, lo que muestra una clara disparidad en las perspectivas de empleo a nivel global. Colombia, con una expectativa de 20%, se encuentra en una posición intermedia en el contexto global.

A nivel regional, los empleadores de América del Norte reportan las intenciones de contratación más fuertes, con un 32% de los empleadores que planean aumentar sus plantillas, seguidos por Asia-Pacífico (27%), América del Sur y Central (23%) y Europa, Medio Oriente y África (19%).

Javier Echeverri agregó: “En ManpowerGroup seguimos comprometidos en ayudar a las empresas a enfrentar los desafíos del mercado laboral, ofreciendo soluciones innovadoras que contribuyen a la contratación de talento adecuado. Las empresas deben ser más ágiles, inclusivas y conscientes de los cambios que está experimentando el mercado. Este informe es solo un reflejo de la dinámica y complejidad de los desafíos que las organizaciones enfrentan, pero también destaca las oportunidades que existen”.

En conclusión, el panorama para el primer trimestre de 2025 muestra una perspectiva mixta, con sectores como TI y manufactura liderando la demanda de contratación y avances importantes en la equidad de género.

Informe de Asobancaria revela que el sector agrícola es el motor de grandes exportaciones del país

El más reciente Informe Trimestral de Leasing, elaborado por Asobancaria, resalta que el sector agrícola es uno de los principales motores de las exportaciones del país, representando, en promedio, un 18% de los ingresos totales de Colombia por esta vía.

Entre 2006 y 2024, las exportaciones agropecuarias han mostrado un crecimiento significativo, alcanzando en los últimos años cifras superiores a los 10.000 millones de dólares.

Según los datos disponibles, el porcentaje de la población empleada en actividades agrícolas ha oscilado entre el 14% y el 19% en años recientes.

El informe señala que el leasing se posiciona como una herramienta financiera innovadora, con el potencial de transformar el sector agrícola y promover un desarrollo rural más equitativo y sostenible.

Este mecanismo, diseñado para financiar la adquisición de activos, permite a los productores acceder a tecnología y maquinaria moderna sin incurrir en grandes inversiones iniciales, y bajo condiciones de pago flexibles. Sistemas de riego eficientes y de gestión de información, así como maquinaria agrícola de precisión son solo algunos de los activos que pueden obtenerse mediante esta herramienta.

El leasing no solo puede contribuir a aumentar la productividad y mejorar la calidad de los productos, sino que también facilitaría la integración de pequeños productores en cadenas de valor más rentables, impulsando así el desarrollo de la agricultura y la economía rural.

Rey dólar

En los últimos 6 meses, el peso colombiano se ha devaluado cerca de un 10% frente al dólar, mas o menos de $4.000 a $4.400. Así como hay un “descuento Petro”, también en EEUU la fortaleza del dólar tiene explicación: Trump. Sus políticas proteccionistas y tributarias son revaluacionistas. Desde junio, en plataformas de apuestas como RealClear Polling, Trump tomó la delantera, alcanzando un pico después del atentado que solo se freno las dos semanas después del anuncio de Kamala. Los inversionistas apostaron a las consecuencias de la presidencia de Trump, desde que punteo en las encuestas se empezó a fortalecer el dólar.

Los mercados celebraron la designación de Scott Bessent en el Tesoro y Howard Lutnick en Comercio, ambos con hojas de vida admiradas, inspiran la confianza de voces tranquilas en el gobierno. Cabe destacar que, en 2024, Bessent advirtió que el aumento de aranceles comerciales sería inflacionario y conduciría a “revaluar el dólar, lo que sería contraproducente para un renacer industrial.” Aunque este comentario lo podría hacer un estudiante de primer semestre de economía, toma especial connotación cuando es pronunciado por el prospectivo Secretario del Tesoro. Refuerza la teoría que la amenaza de incrementos arancelarios será utilizada, pero no de manera arbitraria sino de manera táctica.

Durante estos seis meses, mientras el peso colombiano perdió 10% frente el dólar, el peso mexicano cayó un 18%. Aunque existe la posibilidad de que EEUU imponga aranceles a México, parece más probable que Trump exija aumentar la cooperación en la lucha contra el narcotráfico, y especialmente en frenar la inmigración ilegal. Es difícil pensar que EEUU pueda librar una guerra comercial contra China, abriendo un segundo flanco contra Canadá y México. Durante la presidencia anterior de Trump, la presión política sirvió para actualizar y mejorar el acuerdo comercial de Norte América. Después la elección y nombramiento del gabinete, el peso mexicano lleva un mes estable.

En el contexto colombiano, durante la administración Duque, Colombia cometió el mismo error de Petro, tomar partido en las elecciones de EEUU, perdimos margen de maniobra frente a Biden aunque eventualmente nos recuperamos. Esta vez será mas difícil, la postura actual del gobierno colombiano frente Israel y su neutralidad frente a Rusia, agravan la situación. En el mejor escenario, Argentina podría reemplazar a Colombia como el aliado más cercando de EEUU en América Latina, con los consecuentes recortes en cooperación y inversión. En un panorama más pesimista, la enemistad personal entre Petro y Trump podría involucrar a Colombia en la presión total que se impondrá sobre Venezuela.

El comportamiento del dólar refleja más la fortaleza de la economía estadounidense que una debilidad del peso colombiano. El proteccionismo impulsado por Trump, sin duda, tendrá un efecto de revaluación del dólar frente a todas las monedas. Además, se vuelve evidente que la tasa de impuestos del 21% de EEUU tendrá 10 años más de vigencia. Digamos lo que digamos, el brillo de invertir en Colombia cada vez es menor, especialmente cuando el impuesto en EEUU es menos de la mitad que el colombiano. Una dosis de libertad económica podría no solo fortalecer el peso, sino también impulsar el crecimiento del país.

Simón Gaviria Muñoz

En 2026 la economía podría crecer un 3,2%

La economía nacional ha mostrado avances en su recuperación durante este año, con un crecimiento del PIB estimado en 2,0% para el cierre de 2024, mientras que para 2025 y 2026, dicho crecimiento se proyecta en 2,5% y 3,2%, respectivamente. Así lo detalla el más reciente informe de BBVA Research, Situación Colombia, en el que destaca que el consumo privado, impulsado por un mayor poder adquisitivo de los hogares, la moderación de la inflación y mejores condiciones crediticias derivadas de tasas de interés más bajas, será fundamental para explicar esta recuperación.

Según el análisis, los sectores de servicios y agropecuario han sido los principales motores del crecimiento de la economía colombiana, la cual avanza de forma gradual. “Los servicios han mantenido su resiliencia, impulsados por la expansión en actividades como educación y salud, mientras que el agro ha registrado un desempeño destacado gracias al buen comportamiento del sector cafetero, otros cultivos exportables y la ganadería”, señaló Mauricio Hernández, economista de BBVA Research para Colombia.

Para el próximo año, los economistas proyectan que el gasto en bienes durables y semidurables se fortalecerá progresivamente, especialmente en sectores como electrodomésticos y vehículos, que se beneficiarán de la mayor disponibilidad de crédito y de una recuperación de la confianza del consumidor.

Asimismo, la inversión fija, que crecerá 1,7% en 2024, mostrará un repunte significativo del 3,9% anual en 2025 y al 7,3% en 2026. “Este crecimiento será liderado por la recuperación en la construcción de edificaciones hacia mediados de 2025, apoyada por menores tasas hipotecarias, la activación de preventas, un aumento en la demanda de vivienda y la baja vacancia en destinos no residenciales”, dijo Hernández.

El consumo público finalizaría el año con una contracción del -0,3%, reflejando limitaciones en la ejecución del gasto y ajustes fiscales en curso. Para 2025, se anticipa un repunte significativo con un crecimiento del 2,4%, impulsado por una mayor ejecución del gasto público en las regiones, mientras que para 2026 se proyecta un crecimiento del 3,1%, dado el mayor gasto necesario en épocas electorales y la consolidación de la ejecución regional y municipal.

Por otra parte, “la inflación, que cerrará 2024 en 5,1%, ha comenzado a converger hacia el rango meta del Banco de la República, impulsado por una moderación en los precios de los bienes no alimenticios y una disminución gradual en los servicios, aunque persisten rigideces en sectores como vivienda y energía. Para 2025 y 2026, se proyectan tasas de inflación de 3,6% y 3,1%, respectivamente, reflejando una estabilización en los precios energéticos y de alimentos, así como una menor presión inflacionaria en los sectores regulados”, explicó Juana Téllez, economista jefe de BBVA Research para Colombia. Sin embargo, algunos riesgos como el incremento del diésel y las limitaciones en la oferta de gas natural podrían ejercer presiones adicionales en componentes específicos.

Ahora bien, el Banco de la República ha reducido progresivamente las tasas de interés y se estima que las ubicará en el 9,25% al cierre de 2024. De acuerdo con el informe de BBVA Research, para 2025 se espera una nueva reducción que lleve la tasa de política al 6,5%, nivel que se mantendrá en 2026.

“Este enfoque busca fomentar la inversión y el consumo, aliviando las condiciones financieras de los hogares y empresas, mientras se preserva la estabilidad de precios. Eso sí, las decisiones del Banco Central siempre tendrán en cuenta la evolución de factores externos, como los precios internacionales de la energía y el diferencial de tasas con Estados Unidos”, manifestó Alejandro Reyes, economista principal de BBVA Research para Colombia.

El déficit fiscal de Colombia cerrará el año 2024 en 5,6% del PIB, proyectándose una reducción a 4,7% en 2025 y 4,2% en 2026. Aunque esta trayectoria apunta a una consolidación fiscal, su cumplimiento dependerá en gran medida de una estrategia activa por parte del Gobierno para abordar la incertidumbre en el logro de las metas de ingresos.

En otras variables, el empleo en Colombia ha mostrado una trayectoria de recuperación moderada este año, reflejando una mejora gradual en la actividad económica, aunque persisten retos estructurales significativos. En este sentido, BBVA Research estima que la tasa de desempleo se ubicará en 10,2% para finales del año, por encima del nivel observado en 2023 (9,8%), mientras que la participación laboral se mantiene en niveles reducidos.

“En este contexto, los rezagos en grupos específicos, como jóvenes y mujeres, siguen siendo notables. La tasa de participación de las mujeres continúa siendo baja en comparación con los niveles pre-pandemia, mientras que la fuerza laboral juvenil sigue disminuyendo en los datos más recientes, afectando su inserción en el mercado laboral”, resalta el informe de BBVA Research.

Para 2025 y 2026, se espera que las importaciones mantengan una tendencia creciente, en línea con la expansión de la inversión y el consumo privado. En contraste, las exportaciones podrían enfrentar presiones en los próximos dos años, debido a un entorno global menos favorable para los precios de productos básicos como el petróleo y el carbón, así como por la senda decreciente de producción interna en estos sectores.

Finalmente, se proyecta que el dólar cierre 2024 en 4.320 pesos, con una leve depreciación a 4.345 pesos en 2025 y una apreciación hacia 4.230 pesos en 2026. “El déficit en cuenta corriente, que se ampliará, seguirá siendo un factor clave de presión sobre el tipo de cambio. A esto se suma un entorno fiscal más desafiante, mientras que la reducción del diferencial de tasas entre el Banco de la República y la Reserva Federal contribuirá a moderar la presión sobre el peso, especialmente hacia 2026”, dijo Reyes.

Panorama internacional resiliente

El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos ha añadido algo más de incertidumbre a las perspectivas económicas globales. Sus políticas comerciales, que incluyen tarifas del 60% a productos chinos y del 10% a otras economías, podrían alterar las cadenas de suministro y frenar el comercio internacional. En China, estas medidas podrían generar una contracción adicional en las exportaciones, junto con una depreciación del renminbi para mitigar el impacto de las tarifas.

Europa enfrenta riesgos similares, con posibles afectaciones en sectores clave como el automotor y el manufacturero. América Latina, por su parte, podría ver acentuados sus desequilibrios externos debido a un dólar fortalecido y un entorno financiero más restrictivo.

La actividad económica mundial cerrará este año con un crecimiento del 3,2%, un ligero repunte respecto a 2023. Además, las perspectivas para 2025 apuntan a una moderación, con un crecimiento proyectado del 3,1%, afectado por políticas proteccionistas, tensiones geopolíticas y ajustes estructurales en diversas economías. Para 2026, se espera una leve aceleración al 3,3%, impulsada por la estabilización de las condiciones financieras globales, una normalización en las cadenas de suministro y un mayor dinamismo en economías emergentes clave.

Productividad afectada por bajos niveles de capital gerencial de las empresas

Las empresas en Colombia se caracterizan por presentar bajos niveles de capital gerencial y capital social, lo cual es preocupante dado que estos se asocian con mayores niveles de productividad de las empresas, según lo concluye un informe del Laboratorio Empresarial de Productividad (LabE) de la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario, Lift Growth & Innovation y la Universidad EIA.

Según el estudio, el 91 % de las empresas analizas reportan no tener ninguna práctica vinculada a capital gerencial y el 86 % no tienen vínculos que se puedan asociar a capital social.

“Nuestros hallazgos confirman que el capital gerencial y el capital social afectan positivamente la productividad. Este resultado es importante, ya que llama la atención sobre la baja proporción de empresas que afirman invertir en estas formas de capital, lo que subraya la importancia de las políticas industriales para crear capacidades estratégicas en las empresas y promover la productividad”, dijo Andrés García-Suaza, investigador del LabE y decano de la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario.

“Un resultado importante es que invertir en consolidar prácticas gerenciales y mejorar el relacionamiento de las empresas importa. Es decir, el capital gerencial y el capital social se asocian con mayores niveles de productividad. Esta relación no solo se explica por la presencia de prácticas gerenciales o de los vínculos de las empresas, sino también por su intensidad”, agregó Fernando Cárdenas, investigador socio de Lift Growth & Innovation y del LabE.

El informe revela que la proporción de empresas con capital social o gerencial no supera el 30 %. Los niveles más elevados se observan en el sector petróleo y productos químicos (20) y productos farmacéuticos y productos químicos medicinales (21). Por el contrario, los niveles más bajos se observan en industrias como la confección (14), el cuero (15) y la madera (16).

“En la cantidad de capital gerencial y social por industria se observa un patrón similar, pero con una mayor variación. En otras palabras, en los sectores en los que hay una mayor proporción de empresas que muestran tener capital gerencial y capital social también se presenta una mayor cantidad promedio de certificaciones y contactos”, explicó Cárdenas.

Los niveles de capital social en las empresas son mayores que los de capital gerencial, aunque en ambos casos los niveles son bajos. Cuanto mayor es el capital social, mayor es el capital gerencial, lo que puede explicarse por una mayor sofisticación de los sectores que favorece la acumulación de ambos tipos de capital.

Capital gerencial, capital social y productividad

LabE en su informe “Revisando la relación entre capacidades y productividad: ¿Importan las condiciones del mercado laboral?” analiza la relación entre el capital gerencial, el capital social y la productividad empresarial en Colombia y explora el papel de las condiciones del mercado laboral en esta relación. Se analizaron datos de empresas para estudiar la incidencia de las prácticas empresariales y el relacionamiento de las empresas nacionales, y cómo estos aspectos se relacionan con los niveles de productividad.

El capital gerencial, que puede pensarse como el «talento para gestionar», ayuda a las empresas a utilizar mejor sus insumos. Este talento y las prácticas gerenciales han mostrado una relación significativamente positiva con la productividad. Una empresa también necesita estar conectada para alcanzar y absorber mejores conocimientos y tecnologías. El capital social, entendido como la capacidad de la empresa para obtener beneficios de sus redes sociales, puede explotarse para adquirir conocimientos, tecnología y mejorar el aprendizaje colectivo.

“Las empresas en Colombia se caracterizan por presentar bajos niveles de capital gerencial y capital social. Incluso, en general, menos de 20 % de las empresas tienen alguna práctica vinculada a capital gerencial o conexión asociada a capital social”, señaló García-Suaza.

Este resultado es importante, ya que llama la atención la baja proporción de empresas que afirman invertir en estas formas de capital, lo que subraya la importancia de las políticas industriales para incentivar la creación de capacidades estratégicas en las empresas y promover la productividad.

“Los esfuerzos en política pública por profundizar en prácticas gerenciales y conectar las empresas, tienen retornos importantes para la economía, los cuales pueden ser mayores en contextos socioeconómicos menos favorables”, resaltó Jhon Sebastián Villarreal, investigador de la Universidad del Rosario e del LabE.

Según el informe, en las regiones con menor calidad de mano de obra, el efecto del capital gerencial y del capital social sobre la productividad es mayor. Esto implica que el esfuerzo de invertir en capacidades estratégicas de la empresa en regiones con un contexto pobre tiene un retorno positivo, incluso mayor que en regiones con un contexto más favorable.

En particular, en las regiones donde los niveles de educación son más bajos, aumentar los niveles de capital gerencial y capital social tiene retornos adicionales sobre la productividad, dijo Villarreal.

A nivel departamental no se observa una relación directa entre el tamaño de la región y el nivel de capital gerencial y social. Los niveles más altos de las capacidades no se observan solo en las regiones más grandes. En el caso del capital social, las regiones más pequeñas tienden a presentar mayores niveles de especialización industrial, lo que puede facilitar la interacción entre empresas.

Colombia y el síndrome de la cobija cortica

Se trata del síntoma del mal que sufren los que duermen con una cobija pequeña, pues si se cubren abajo, les da frío arriba y si se tapan arriba, se enfrían abajo, por lo que siempre pasarán malas noches. Y se sabe que es un síndrome que solo se evita con una cobija mayor, capaz de cubrir todo el cuerpo al mismo tiempo.

Lo mismo puede decirse sobre las condiciones de vida de los países. Si la riqueza que se crea es escasa, a una gran proporción de sus habitantes mucho o todo les será insuficiente: empleo, alimento, techo, educación, salud y demás. Luego este problema exige para resolverse crear más riqueza, en primer término –base de su mejor distribución–, como es el caso de Colombia.

Puesto en dólares de riqueza creada por habitante al año, Colombia apenas produce 6.979 (2023), en tanto Estados Unidos crea 81.695 –11,7 veces más–, Alemania, 52.745 y España, 32.677, de donde se concluye que los colombianos no alcanzaremos los niveles de vida de esos países mientras no creemos más riqueza.

Y como los impuestos gravan la cantidad de riqueza por habitante, la capacidad de los gobiernos para atender las necesidades ciudadanas también depende de la riqueza generada, la cual se acumula en cada país, más o menos, en los bienes y servicios mencionados atrás y en infraestructura, justicia, fuerza pública y demás.

Como es obvio, el bajo producto por habitante de Colombia se explica porque la economía nacional ha crecido con suma lentitud, dado que por décadas hemos sido tan mal gobernados que la insuficiente tasa de crecimiento anterior a 1990, en vez de aumentar, ha disminuido.

Entre 1961 y 1989, la economía creció al 4,7 por ciento promedio anual, tasa insuficiente para sacarnos del subdesarrollo. Y, como algunos lo advertimos, creció todavía menos con la apertura neoliberal y los TLC (1992-2022): 3,5 por ciento, reducción que también ocurrió en el agro y la industria, empeorando todas las debilidades.

Las cuentas externas también explican la crisis de Colombia. Entre 2010 y 2023, la relación entre importaciones y exportaciones nos fue negativa en 142.209 millones de dólares. Y con el pago de deudas y utilidades de trasnacionales, el déficit aumentó en 47.569 millones, achicando casi todas las cobijas nacionales y advirtiendo sobre la inviabilidad de esta economía de mercado.

Fue el fracaso de los gobiernos anteriores a 2022 lo que hizo ganador a Petro. Y lo peor es que Petro –neoliberal, aunque lo oculte– no ha hecho nada para diferenciarse de sus antecesores en cuanto a crear más riqueza y agrandar las cobijas de Colombia como un todo ni las de la mayoría de sus habitantes.

Para probarlo, basta con saber que sus leyes y medidas –por norma, equivocadas– han tenido como fin modificar la distribución de la escasa riqueza nacional y no cómo generar más riqueza, para que la nación pueda escaparse del muy escaso capitalismo de los siete mil dólares por habitante que nos martiriza.

Jorge Enrique Robledo

Esto se espera de las negociaciones del salario mínimo para el 2025

Análisis del Politécnico Gran Colombiano

Comenzó oficialmente la discusión para definir el incremento del salario mínimo en Colombia para el 2025. Representantes del Gobierno, gremios empresariales y centrales obreras serán los encargados de llegar a un acuerdo en cuanto al porcentaje de aumento; de no ser así, el 30 de diciembre se tendrá que definir por decreto presidencial. ¿De cuánto se espera que sea el incremento?

Factores clave en la discusión salarial

El contexto económico y social será determinante en las negociaciones. Jaime Rojas, líder del Centro de Investigación en Análisis de Datos Económicos Sectoriales del Politécnico Grancolombiano, explica que la inflación y la productividad laboral serán determinantes para definir el aumento. La inflación está proyectada para cerrar el año levemente por encima del 5%; mientras que la productividad laboral se espera que sea apenas positiva.

El experto analiza que los trabajadores se centrarán en la discusión argumentando la necesidad de recuperar el poder adquisitivo, reducir la desigualdad y mejorar las condiciones de vida, especialmente en sectores con ingresos bajos. Actualmente, cerca del 10% de los trabajadores colombianos gana un salario mínimo, mientras que más de 10 millones de personas perciben ingresos inferiores a este. En este sentido, un ajuste podría tener un impacto directo en mejorar las condiciones de vida de estos sectores. “Un incremento real del salario puede permitir a los trabajadores mantener e incluso mejorar su calidad de vida, especialmente si supera la inflación”, explicó Rojas.

Sin embargo, desde la perspectiva empresarial, las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPymes), que constituyen más del 90% del tejido productivo del país, enfrentarían mayores desafíos. “El incremento de los costos laborales podría afectar la sostenibilidad de las MiPymes, dificultando su capacidad de generar empleo formal y de competir en el mercado”, agregó el docente.

Otro aspecto crucial en este debate es dimensionar el impacto que tendría un incremento significativo del salario mínimo en un país donde más del 50% de los trabajadores son informales. Según Rojas, “un aumento desproporcionado podría dificultar el tránsito de la informalidad a la formalidad y, en algunos casos, empujar a trabajadores formales cercanos al umbral del salario mínimo hacia la informalidad”.

Entonces, ¿qué se espera del incremento del salario mínimo?

Aunque las cartas aún no están sobre la mesa, ya se han dado ciertas luces que permiten proyectar cómo va a ser la puja. Lo que está claro es que, por Ley el incremento no puede ser inferior a la inflación registrada en el mes de noviembre, que se espera estará sobre el 5.2%. Este sería el aumento mínimo.

Posición del gobierno: el Ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, ya habló del tema afirmando que el aumento debe estar por encima de la inflación, sumado a un punto de productividad, lo que indica que estaría cercano al 6.2%. De ser así, el salario mínimo no superaría los $1,4 millones el próximo año. El gobierno también descartó un aumento del 10%, argumentando que la inflación ha estado todo el año en un solo dígito.

Posición de los trabajadores: Los expertos prevén que las propuestas de los sindicatos rondan el 10%, es decir, un aumento de $130.000 que dejaría el salario mínimo en $1,43 millones el próximo año. El presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Fabio Arias, explica que una cifra de mínimo dos dígitos será determinante para garantizar el poder adquisitivo de los trabajadores.

Posición de los empresarios: El sector productivo plantea un incremento entre el 5% o 6% y considera inviable un incremento de dos dígitos en la coyuntura económica actual. Para ellos, un amento desproporcionado del salario mínimo podrá impactar fuertemente las finanzas de las empresas colombianas.

En los últimos tres años el aumento estuvo por encima de los dos dígitos. En 2022 fue de 10,7%, en 2023 fue de 16% y en 2024 fue de 12%. Sin embargo, estas altas cifras se debieron a la alta inflación de esos años. Según el docente del Politécnico Grancolombiano, Jaime Rojas, lo más probable es que, como en los dos años anteriores, no se logre un consenso y sea el Gobierno quien decrete el incremento, posiblemente cercano al 7%.

Además, el docente destacó que este ajuste será un termómetro para evaluar las dinámicas económicas del país. “Un incremento moderado, basado en datos sólidos de productividad e inflación, podría equilibrar las necesidades de los trabajadores sin desestabilizar al sector productivo”, concluyó.

Las fechas clave:

3 y 4 de diciembre: se analizarán las cifras de productividad que presentará el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).

9 de diciembre: se conocerán los indicadores del mercado laboral más recientes

11 y el 15 de diciembre: se realizarán las discusiones de las propuestas de incremento salarial. En este lapso, las partes buscarán llegar a un acuerdo que permita definir el nuevo monto del salario mínimo para el próximo año.

30 de diciembre: último plazo para llegar a un acuerdo sobre cuál será el aumento, si no es así, se declarará por decreto presidencial.

La definición del salario mínimo 2025 no solo impactará a millones de trabajadores, sino que también será un reflejo del compromiso entre las partes para equilibrar las demandas sociales con la realidad económica del país. El calendario de negociaciones avanza, y se espera que las próximas semanas sean decisivas para definir este aspecto crucial de la economía colombiana.

El café cerró en la Bolsa de New York con el valor más alto en los últimos 13 años

Este comportamiento se debe a una posible afectación en la producción de café en Vietnam y Brasil, impactando la oferta mundial y favoreciendo el precio del café colombiano durante estos tres días consecutivos.

Se indica que la posible disminución de la cosecha es por cuenta de la afectación climática en Brasil y en Vietnam (primer y segundo productores mundiales) ocasionando que la relación oferta y demanda se incline a favor del sector cafetero y en consecuencia, en Colombia, el tercer productor mundial de café.

Por otra parte el alza en la tasa de cambio ayuda a que hoy el precio de la carga del café en Colombia se haya disparado a $2.505.000 pesos en beneficio de las 552 mil familias caficultoras colombianas.

“Estamos en un momento en que los caficultores cuentan con un gran volumen de café, debido a que nos encontramos en la cosecha principal del país, y en donde el precio internacional genera un estupendo resultado a favor de los cafeteros colombianos” resalta Germán Bahamón, Gerente General de la Federación Nacional de Cafeteros.

Recordemos que el precio interno del café es el resultado de tres variables: Precio en Bolsa de NY, tasa de cambio y el diferencial del café colombiano que se paga por su calidad.

El ministro de Hacienda destaca los logros en la economía

El ministro Ricardo Bonilla recalcó como noticia positiva, el crecimiento de las actividades primarias en el último dato de Índice de Seguimiento a la Economía (ISE), siendo el sector Agro el gran dinamizador en el mes de agosto.

“Es el sector agrícola el que está teniendo el dinamismo y particularmente por una mini bonanza de café. Hoy la expectativa es cerrar el año con un crecimiento económico de 2%. Una recuperación lenta pero segura”, resaltó Bonilla.

Además, el jefe de la Cartera destacó la importancia de continuar ajustando el precio del ACPM para tener unas finanzas públicas sanas y recalcó que el impacto en la inflación con los nuevos aumentos en el combustible, no es significativo.

“La inflación de septiembre fue de 0,24% en total y la de transporte fue solo 0,03%, ahí está el precio del ACPM. De tal manera que el imaginario que todo sube porque sube el precio de los combustibles ya tiene un efecto real cierto y es: la inflación sigue bajando”, señaló Bonilla.

En este sentido agregó que, con la caída del IPC, es hora de que las tasas de interés empiecen a bajar más de 50 puntos básicos. Esta decisión es indispensable para la reactivación económica del país.

“Seguimos teniendo una tasa contractiva muy alta, la solicitud al Banco de la República es a que acelere la reducción de intereses de tal manera que la tasa real se reduzca”.

Finalmente, destacó el Pacto por el Crédito como una de las medidas efectivas para la reactivación, teniendo en cuenta que impulsa a sectores estratégicos de la economía como el Agro y el Turismo. Esta iniciativa desembolsó a estos y otras actividades, $10,6 billones en el mes de septiembre.

Informe revela caída en la creación de empresas

Un documento recientemente divulgado por Informa Colombia revela que entre enero y agosto de 2024, se han registrado la creación de 126.139 nuevas empresas en Colombia, un número muy bajo en los últimos años, registrando una caída del 31% en comparación con el mismo período de 2023.

Los territorios que registraron mayor número de creación de empresas durante los últimos ocho meses fueron Bogotá, Valle del Cauca y Antioquia con un total de 34.854, 14.321 y 12.169 registros, respectivamente.

El informe muestra un panorama desalentador en donde se refleja una caída del 31% en la creación de empresas en comparación con el mismo período de 2023.

Los departamentos que reflejan menor creación de empresas son: Norte de Santander, Cundinamarca y Caldas las regiones más impactadas. Atlántico y Santander mostraron una reducción en los cierres de empresas, lo que indica una dinámica económica desigual en el país.

Las empresas de suministro de electricidad y gas experimentaron caídas del 44% y 47%, respectivamente, según el informe, «por debido a cambios regulatorios y la transición hacia energías más limpias». Lo anterior, por la incertidumbre que se ha generado en el sector

Colombia en el camino de la recuperación económica

A lo largo de 2024, la economía colombiana comenzó a mostrar signos de recuperación, impulsada por una mejora parcial en la demanda interna. De consolidarse esta tendencia, el PIB pasaría de un crecimiento de 0,6% en 2023 a 2,0% en 2024, y seguiría acelerándose hasta 2,8% en 2025 y 3,5% en 2026.

El consumo privado crecerá un 2,1% en 2024, 3,4% en 2025 y 3,2% en 2026, beneficiado por mejores condiciones financieras que incrementarán la capacidad de compra de los hogares, impulsando el gasto en bienes durables y semidurables. El consumo en servicios, tras una desaceleración cíclica hasta 2025, se dinamizará nuevamente en 2026. En efecto, la tasa de interés de política monetaria, que cerrará 2024 en un solo dígito, seguirá bajando hasta 6,00% en 2025. La inflación, que cerrará en 5,4% este año, disminuirá hasta 3,8% en 2025 y 3,4% en 2026. Además, la recuperación del mercado laboral desde 2025 será clave para sostener el crecimiento del consumo.

La inversión fija, que crecerá un 6,5% en 2025 y 2026, estará impulsada por infraestructura, edificaciones no residenciales y maquinaria desde este año, con la vivienda sumándose a partir de mediados de 2025. Sin embargo, la inversión como porcentaje del PIB ha perdido terreno en los últimos años, y serán necesarios nuevos catalizadores para alcanzar los niveles máximos del pasado, que sustentaban un mayor crecimiento potencial.

El crecimiento de la demanda interna incrementará las importaciones y ampliará el déficit en la cuenta corriente, que se espera cierre en 2,9% del PIB en 2024 y suba a 3,5% en 2025, financiado principalmente por inversión extranjera directa. Aunque el déficit fiscal seguirá disminuyendo, se mantendrá elevado en los próximos años. En este contexto, el tipo de cambio se depreciará ligeramente en 2025, alcanzando 4.265 pesos por dólar, para luego apreciarse moderadamente en 2026, cerrando en 4.195 pesos.

En conclusión, la demanda interna será el motor de la recuperación económica, impulsada por mejores condiciones financieras, la recuperación del empleo y la infraestructura regional.

Por: Mauricio Hernández-Monsalve