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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Emmanuel Macron

Elecciones en Francia: Abstención se perfila como la gran ganadora

La abstención ha sido protagonista en las elecciones francesas donde la participación provisional a mediodía en la primera vuelta apenas llegaba al 25,48 por ciento, según los datos proporcionados por el Ministerio del Interior.

Este porcentaje supone tres puntos menos que el constatado en 2017 (28,54 por ciento) y que en 2012 (28,3 por ciento) a estas alturas de la votación.

 

Sin embargo, esta participación supera en cuatro puntos a los comicios del 21 de abril de 2002 (21,39 por ciento), año récord de abstención en una primera vuelta de las elecciones presidenciales.

A esta hora prácticamente han depositado su voto los principales candidatos a excepción del presidente francés y favorito para la victoria final, Emmanuel Macron.

Los candidatos ultraderechistas Eric Zemmour y Marine Le Pen han depositado sus papeletas en colegios electorales de París y del Paso de Calais respectivamente, mientras que la candidata de Los Republicanos, Valérie Pécresse, ha hecho lo propio en Vélizy-Villacoublay, en el norte de Francia.

El candidato presidencial de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, ha depositado su papeleta en Marsella.

Los sondeos sitúan al actual presidente como favorito, pero el sistema electoral francés no permite dar nada por sentado. Salvo sorpresas, Macron se impondrá en la primera vuelta, ya que tiene una intención de voto consolidada por encima incluso del 25 por ciento, pero queda por saber quién le acompañará en las papeletas dos semanas más tarde, el 24 de abril.

Le Pen, que ya logró el ansiado cara a cara con Macron en los comicios de 2017, es ‘a priori’ la candidata mejor posicionada.

La ‘variante truck’ señala a muchos políticos totalitarios

Desde hace semanas estaba tentado a escribir sobre las protestas en varios países contra las restricciones de algunos gobiernos por Covid-19. He seguido con curiosidad lo sucedido en Bélgica, Holanda, Australia y, sobre todo Francia y Canadá. El país norteamericano ha sido el epicentro de los ‘nuevos indignados’. Ahora que las aguas volvieron a su cauce después de un mes, al menos de momento, es hora de analizar las movilizaciones para tener una foto más clara en este histórico momento que estamos viviendo.

Este movimiento, más o menos transnacional en lo poético, pero independiente y desordenado en cada país, lo iniciaron los camioneros. Y no sé si estén de acuerdo o no, pero para mí hay pocas cosas ‘más del pueblo’ que los camioneros. Los camioneros son de los profesionales que mejor conocen sus países. Recorren día y noche sus carreteras, comercian, pulsan la calle, saben de primera mano como se mueve la economía e interactúan con todo tipo de personas, clase baja, media y alta. Tampoco es que sean millonarios, ni siquiera ganan mucho dinero para la dureza de su trabajo. Aun así, desde gobiernos y medios de comunicación amigos de esos gobiernos les han tildado de peligrosos ultraderechistas, negacionistas y ‘neofascistas del siglo XXI’… ¡¡hay que tener valor o ser muy sinvergüenza para ir soltando semejante mensaje a la opinión pública!! nuevamente inmensa mayoría de los medios de comunicación tienen que hacer análisis de conciencia en lo que se han convertido.

 

Camioneros con y sin vacuna

Todo esto comenzó a principios de enero, cuando los gobiernos de Canadá y EE.UU. impusieron limitaciones severas al movimiento en la frontera por ‘culpa’ del Covid. Básicamente, desencadenó en que los camioneros no vacunados no podían trabajar, lo que significó un gigantesco movimiento de protesta y solidaridad en el gremio. A pesar de que el 80% de los canadienses están vacunados con dosis completa y la mayoría de los manifestantes afirmaban estar vacunados afirmaban ir contra el atropello totalitario de impedir hacer su labor a un honrado trabajador.

Con el paso de los días, los manifestantes se convirtieron en un movimiento más transversal y amplio en sus protestas. El foco de la ira era el primer ministro Justin Trudeau y sus medidas poco explicadas e impuestas a la fuerza, y ni siquiera solo las relacionadas con las vacunas. Las concentraciones de apoyo a los ‘truckers’ (camioneros en inglés) ya eran en todo el país. Y se extendieron a otros muchos países, aunque no con tanta fuerza.

Lea más opiniones de política del mismo autor en desde mi rincón, por Marcial Muñoz

 

Al tiempo que la variante Omicron se mostraba cada vez más inofensiva y la gente empieza a hacer vida normal, la ‘variante truck’ hacía estragos en la credibilidad del primer ministro canadiense. Que no tuvo mejor ocurrencia que esconderse. Trudeau es el típico dirigente posmoderno mediocre, que sin su séquito de legiones de asesores en marketing y sus medios de comunicación apesebrados, apenas sabría esbozar alguna idea. Y debió ser que a sus asesores se les fue la musa porque desapareció, literalmente, del panorama durante más de una semana. Tal fue la cosa que no se sabía donde estaba ‘por seguridad’, mientras decenas de miles de personas colapsaban la capital, Otawa.

Coincidió por esos días que en Francia también se organizaron los camioneros y otros colectivos de indignados, también para protestar contra el presidente Emmanuel Macron. Aunque en París los problemas no duraron sino un par de asaltos. Le president sacó rápido la artillería antidisturbios a las calles y las concentraciones se disolvieron. Algo parecido sucedió en Australia y Bélgica.

Resistían solamente los aguerridos canadienses, que no solo tuvieron que soportar la violencia policial, sino temperaturas de hasta -25 grados. Y lo que es peor: las amenazas de un primer ministro con tics más totalitarios que otra cosa en estos tiempos de lo ‘light’ cuando me interesa ser ‘light’.

Uso de la fuerza para desalojar

A Trudeau no le bastaba con el control de la mayoría de los medios de comunicación y con la fuerza legítima del Estado. Tuvo que amenazar a los manifestantes con prohibirles echar gasolina, congelarles las cuentas bancarias, el acceso al crédito y las tarjetas… y no sólo a ellos, sino a cualquiera que les colaboraran. Desconozco las leyes canadienses (incluso las vigentes durante un Estado de excepción, pero muy democrático no suena). Y mucho menos no puedes ser tan sinvergüenza de después de intimidar, amenazar y golpear a los camioneros, encima llamarles “fascistas”.

Dicho todo lo anterior. No es justo tampoco que unas decenas de miles de personas colapsen una ciudad por tiempo indefinido (pasó en Madrid hace años, pasó en Cali en 2021, y la ciudadanía no debe ser la que pague con las incomodidades). ¿Donde está el derecho de la mayoría sobre la minoría? (aunque sea amplia). Un colectivo, por grande que sea, no puede chantajear a un gobierno democráticamente elegido, pero no es menos cierto que en esos momentos, los políticos se vuelven líderes o simples tiranos. El líder transforma el problema en una oportunidad. Se crece, empatiza con el ciudadano, se reúne con los colectivos, busca soluciones… los tiranos hacen lo que hicieron Trudeau o Macron, usar la fuerza y no cambiar nada. No escuchar las señales que les envía la gente.

Lo más sorprendente es que tanto Emmanuel Macron en Francia, como Justin Trudeau en Canadá o el propio Scott Morrison en Australia se denominan políticos de corte ‘liberal’. Lo cual no sólo es un chiste, sino una manipulación del concepto de la ideología política. No insulten nuestra inteligencia. Nos tomen por idiotas e intenten hacernos creer que los nuevos fascistas son los camioneros. Si así son los políticos liberales de ahora no me quiero imaginar como serán los totalitarios de verdad… salvo que los únicos totalitarios y fascistas en realidad sean ellos. Pero camuflados con piel de cordero y muchos asesores de imagen.

Emmanuel Macron, el lateral con vocación política

Pocos presidentes pueden presumir de tener un historial tan deportivo como el del recién elegido presidente de la República Francesa. Emmanuel Macron, vencedor ante el ultranacionalismo de Le Pen, posee un pasado de lo más futbolero. Hincha declarado del Olympique de Marsella, Macron bien pudo haber seguido el camino del balompié, práctica semiprofesional que acabó abandonando en 2006 para dedicarse de pleno a su carrera política.

 

La Ligue Paris Ile-de-France, campeonato de aficionados donde jugaba con el ENA, sacó a la luz la última licencia federativa de Macron. Jugaba de lateral izquierdo, pero debió ver que no tenía suficiente salida y prefirió emprender el camino hasta el sitio que ocupa desde hoy, Presidente de Francia.

Macron no tiene problemas para declararse públicamene hincha del Olympique de Marsella, como lo reconoció durante un mitín el pasado 1 de abril. «El Marsella me hace soñar, llorar y vibrar». El conjunto del sur de Francia es el que más lo celebra, en boca de su técnico Rudi garcía, «el hecho de que Macron sea seguidor del Marsella es un plus”.

Pero esta no es la única hobby deportivo de Macron. También es un gran aficionado al tenis. Esta pasión la tendrá que llevar a cabo con la candidatura de París para ser sede de los Juegos Olímpicos de 2024, uno de los grandes objetivos en su nuevo cargo que tendrá que lograr Macron para vencer a Los Ángeles, la otra candidata.

Macron amplía su ventaja a pocas horas de la segunda vuelta en Francia

El candidato centrista a la presidencia de Francia, Emmanuel Macron, amplió en las últimas horas su ventaja en las encuestas sobre su rival de extrema derecha Marine Le Pen, en el último día de una tumultuosa campaña electoral.

En la votación, considerada la más importante en el país en décadas, se enfrentan dos puntos de vista diametralmente opuestos sobre Europa y el lugar de Francia en el mundo.

 

Le Pen, líder del Frente Nacional, cerraría las fronteras y abandonaría el euro, mientras que Macron, un centrista independiente que nunca ha ocupado cargos de elección popular, quiere una cooperación más estrecha con Europa y una economía abierta.

Según una encuesta de Elabe para BFM TV y L’Express, Macron obtendría el 62 por ciento de los votos en el balotaje en comparación con el 38 por ciento de Le Pen, un aumento de tres puntos para el candidato centrista en comparación con lo proyectado por el sondeo anterior de Elabe.

Se trata del mejor resultado de Macron en una encuesta de intención de voto realizada por una encuestadora importante desde que otros nueve candidatos fueran eliminados en la primera vuelta del 23 de abril.

La encuesta se llevó a cabo después de un agrio debate televisado entre los dos contendientes el miércoles, en el que los espectadores vieron a Macron como ganador según dos sondeos.

Según otra encuesta realizada por Odoxa, una cuarta parte del electorado francés probablemente se abstendrá en la votación del domingo, muchos de ellos votantes izquierdistas decepcionados después de que sus candidatos no llegaron a la segunda vuelta.

La tasa de abstención proyectada sería la segunda mayor de las elecciones presidenciales desde 1965, lo que subraya la desilusión de muchos votantes por estos comicios. La tasa de participación para la primera vuelta fue cercana al 78 por ciento, según el Ministerio del Interior.

Macron también amenaza con el camino del 'Frexit'

Emmanuel Macron, candidato centrista par las elecciones presidenciales de Francia, lanzó hoy un mensaje crítico en contra de la UE, a la que advierte que si no llega pronto una reforma corre el riesgo de afrontar el peligro de un ‘Frexit’ -término acuñado por la salida de Francia del bloque parecido al británico con el Brexit-. En declaraciones a BBC, Macron, se alineó ligeramente en la postura proteccionista que está marcando su rival directa, Marine Le Pen.

 

El favorito en las encuestas, asegura que si sale elegido, tendrá como prioridad «reformar profundamente la UE y nuestro proyecto europeo». Para Macron, continuar sin nigún cambio en la UE sería una traición a los ciudadanos. «Y no quiero hacer eso. Porque, al día siguiente, tendremos ‘frexit’ o tendremos el Frente Nacional (de Le Pen) otra vez», explica.

El candidato recordó su postura proeuropea durante toda sus campaña porque considera que la unión es importante para Francia y para el camino de la globalización. «Pero al mismo tiempo debemos afrontar la situación, escuchar a nuestra gente, escuchar el hecho de que están muy enfadados hoy, impacientes, y la disfunción de la UE ya no es sostenible», confiesa.

A pesar de ser el favorito, después de pasar a la segunda vuelta como el candidato con más votos -24,03%-, los últimos sondeos sitúan una pérdida de apoyos. A pesar de esto, sigue manteniendo una ventaja amplia -el 60 por ciento- en las encuestas con respecto a su rival, Le Pen.

Macron y Le Pen cierran sin sorpresas el pase a una anómala segunda vuelta en Francia

El líder del movimiento En marche!, Emmanuel Macron, y la dirigente del Frente Nacional, Marine Le Pen, han confirmado las previsiones y han obtenido los dos primeros puestos en las elecciones presidenciales francesas, lo que les da acceso a una anómala segunda vuelta en la que no estarán ninguna de las dos grandes familias políticas.

 

Macron ha obtenido la victoria con un porcentaje de voto del 23.75%, más de dos puntos de ventaja por delante de la segunda candidata en intención de voto y rival en la ronda final del próximo 7 de mayo, Marine Le Pen, quien ha obtenido un 21.53% de las papeletas, según los datos finales proporcionados por el Ministerio del Interior.

En tercer lugar, y ya fuera de la carrera por el Elíseo, figura el conservador candidato de Los Republicanos, François Fillon, con un 19.91% de los votos, una diferencia ajustada respecto a la del cuarto más votado, Jean-Luc Mélenchon, de Francia Insumisa, que ha recibido un 19.6% de votos.

Por destacar un último aspecto, la debacle protagonizada por el Partido Socialista representado por Benoît Hamon, que ni siquiera ha alcanzado los dobles dígitos, con un 6.35% de los respaldos, según ha recogido el diario francés ‘Le Figaro’.

El índice final de participación se sitúa en el 78.69%. En 2012, un 79.48% de los electores acudieron a votar en la primera vuelta, mientras que en la segunda ronda la cifra subió ligeramente, hasta el 80.35%. Sin embargo, ninguna de estas dos citas alcanzó las tasas registradas en los comicios del año 2007, cuando un 83.77 y un 83.97 por ciento de los votantes acudió a las urnas en primera y segunda vuelta, respectivamente.

La jornada de votación ha concluido sin incidentes a las 20.00 horas en grandes ciudades, una hora más tarde que en la mayoría de las localidades. Con el cierre de los colegios se ha dado luz verde también a la difusión de sondeos y resultados oficiales, así como a una cascada de reacciones.

La ley francesa establece un sistema de votación en dos vueltas, salvo que en una primera ronda alguno de los candidatos obtenga más del 50% de los votos. Las urnas volverán a abrirse el próximo 7 de mayo, ya para elegir de forma definitiva al sustituto de François Hollande en el Elíseo.

Los sondeos divulgados antes de estas elecciones situaban la opción Macron-Le Pen como la más probable de cara a dicha segunda vuelta. Si se cumplen los pronósticos, el exministro debería lograr una holgada victoria el 7 de mayo, para lo cual ya cuenta con el apoyo de sus hasta ahora rivales.

Una encuesta de Ipsos difundida en plena noche electoral pronostica para Macron un apoyo del 62%, frente al 38% de Le Pen. La tendencia se repite en el caso de Harris Interactive, que vaticina una victoria aún más holgada, con un 64% de los sufragios para Macron.

Tanto el conservador François Fillon como el socialista Benoît Hamon han pedido el voto a favor de Macron y en contra Le Pen. «No hay otra opción que votar en contra de la extrema derecha. Votaré, por tanto, a favor de Emmanuel Macron», ha anunciado Fillon en su primera comparecencia tras el cierre de los colegios electorales. «Os lo aseguro, el extremismo sólo puede traer desgracia y división a Francia», ha añadido.

Fillon ha advertido a los franceses de la importancia de estas elecciones y ha llamado a votar el 7 de mayo pensando en las futuras generaciones, en que «los niños puedan vivir en un país libre». «La abstención no está en mis genes, sobre todo cuando un partido de extrema derecha se acerca al poder», ha argumentado.

Por su parte, el candidato del Partido Socialista, Benoît Hamon, ha reconocido su derrota en las elecciones y ha pedido el voto para el líder del movimiento En Marche!, Emmanuel Macron.

Hamon, que ganó contra pronóstico las primarias socialistas con un programa escorado a la izquierda, habría quedado en quinta posición en la votación de este domingo. Como él mismo ha reconocido, se trata de un castigo «histórico» para su partido.

Para Hamon, el 7 de mayo habrá «una distinción clara entre un adversario político y una enemiga de la República». Por este motivo, ha llamado a votar por Macron y a «luchar de la forma más fuerte posible» contra Marine Le Pen y su partido, el Frente Nacional.

Horizonte complejo

El pase a la segunda vuelta de Macron y Le Pen deja fuera de juego a las dos familias políticas que tradicionalmente se han repartido el poder en estos últimos años: Partido Socialista y Los Republicanos -antes Unión por un Movimiento Popular (UMP)-.

Una hipotética victoria de Le Pen preocupa tanto dentro como fuera de Francia, en la medida en que sería la primera dirigente ultraderechista jefa de Estado en la UE y, además, lo sería de uno de los seis países fundadores. Su mensaje populista y antieuropeo le ha permitido reeditar el éxito logrado por su padre en 2002.

La líder del Frente Nacional ha llamado a todos los «patriotas» a votar por ella en la segunda vuelta, una «oportunidad histórica» a la que se presenta como «candidata del pueblo» y confiada de poder derrotar al «heredero» de Hollande.

Macron, por su parte, llega a la segunda vuelta a una edad insólita (39 años) y sin haber ocupado nunca un cargo electo. Su mensaje centrista ha convencido a seguidores moderados de uno y otro lado del espectro político, pero tiene entre sus principales lastres formar parte de un movimiento sin representación parlamentaria.

«En un año hemos cambiado la cara de la vida política francesa», ha destacado Macron en su primer discurso de la noche electoral, con el que ha tratado de llamar a la unidad de los «patriotas». Sin apelar directamente a su rival -más allá de aludir a la «amenaza de los nacionalismos-, Macron ha pedido un último empujón para poder ser presidente de Francia dentro de dos semanas.

Cambio de paradigma

El pase a la segunda vuelta de Macron y Le Pen deja fuera de juego a las dos familias políticas que tradicionalmente se han repartido el poder en estos últimos años: Partido Socialista y Los Republicanos -antes Unión por un Movimiento Popular (UMP)-. Ambas están obligadas a recomponerse en tiempo récord si quieren aguantar el envite en los comicios parlamentarios de junio.

Tanto Le Pen como Macron han coincidido en sus llamamientos a la «alternancia», que han calado entre la ciudadanía en vista de los resultados de las presidenciales. Para la líder del Frente Nacional, «l pueblo comienza ahora a «levantar la cabeza», mientras que en opinión del exministro es hora de abrir «una nueva página de la historia política» y dejar atrás un sistema que «no ha sabido responder a los problemas en más de 30 años».

Francia mide el avance del populismo y la fortaleza del euro

Desde hace dos semanas, las diferencias en la intención de voto no dejan de acortarse. François Fillon, Marine Le Pen, Emmanuel Macron y Jean-Luc Mélenchon van corriendo codo con codo en su carrera por conquistar la Presidencia. Los candidatos han echado el resto durante toda la semana, con la esperanza de conseguir un resultado positivo este domingo, en la primera vuelta de las elecciones. Luego, los dos más votados se enfrentarán en el cara a cara del 7 de mayo.

 

«Es un puré de guisantes», explica de forma gráfica Bruno Jeanbart, director general adjunto de Opinion Way. A un día de que se celebre la primera vuelta de las presidenciales, los sondeos auguran la mayor incertidumbre posible. Raros son los que se arriesgan con el más exiguo pronóstico. Las distancias en las encuestas se han ido empequeñeciendo con el paso de las semanas y los principales candidatos están a un tiro de piedra. Y todo ello con la amenaza presente del populismo xenófobo de Marine Le Pen, quién tiene muchas opciones de pasar a la segunda ronda con su pretensión de romper con el euro. El último sondeo diario de PrésiTrack Opinion Way-Orpi, publicado el viernes, atribuía a Macron el 23% de los votos, el 22% a Le Pen, el 21% a Fillon y el 18% a Mélenchon.

Ninguna campaña presidencial había estado tan igualada a un día de ir a las urnas, salvo la de 2002, cuando Jean-Marie Le Pen, el padre de Marine, se clasificó por los pelos para la segunda vuelta. En aquella ocasión, la sorpresa se debió sobre todo a la elevada abstención. Nada que ver con lo que ahora se prevé: «La participación será alta», como en 2007 y 2012, asegura Bruno Jeanbart.

Referencias confusas

En realidad, las referencias son confusas. Dada la renuncia de François Hollande, no hay un verdadero candidato saliente ni, por ende, un debate real sobre el balance de este quinquenio, algo que solía convertirse en un elemento estructural en cada campaña electoral.

Benoît Hamon, representante en liza del partido socialista, es un viejo pendenciero que se ha opuesto a las orientaciones del jefe del Estado desde su salida del Gobierno en 2014. Ahora se enfrenta a otro exministro de Hollande, Emmanuel Macron, que también ha rechazado la herencia de estos cinco últimos años, aunque por motivos opuestos. Definiéndose a sí mismo como «ni de izquierdas ni de derechas», el líder de En Marcha aspira a renovar la política francesa y a eliminar las divisiones tradicionales, complicando un poco más el juego.

Otro elemento preocupante es el hecho de que el candidato de la derecha, François Fillon, haya sido abandonado por los suyos tras su imputación por los presuntos empleos ficticios de su mujer e hijos. Y todo ello en un contexto de desconfianza histórica de la opinión pública hacia los dirigentes: «La clase política es percibida como poco empática, corrupta y preocupada únicamente por los ricos y poderosos. Además, inspira poco respeto, usa un lenguaje demasiado abstracto y no cumple con sus promesas», aseguraba el Cevipof en su barómetro sobre la confianza política de enero, poco antes del escándalo de la esposa de Fillon. Esta situación ayuda a entender cómo todas las premisas se han venido abajo ya desde unas primarias en las que los favoritos se han doblegado ante los foráneos y los electores se han complacido perversamente desbaratando pronósticos y mintiendo en los sondeos.

Según las encuestas de opinión, el número de indecisos no es mayor que en anteriores elecciones presidenciales, pero las referencias habituales se han desvanecido. Entre la clase política, los sentimientos son encontrados, la esperanza se codea con el miedo. «No se ha perdido nada, todo es posible», dicen, por un lado. «Pero seguimos sin tener nada conseguido, somos vulnerables», se quejan, por otro.

Emmanuel Macron: sigue como favorito, pero tendrá que luchar hasta el final

Los defensores de Emmanuel Macron no lo esconden: habrían preferido que la primera ronda se celebrase el domingo pasado. Desde enero, el candidato de En Marcha aparece como clasificado para la segunda vuelta en todas las encuestas de opinión, después de haber cambiado el curso de los comicios hace varios meses. Aun así, en los últimos sondeos, su ventaja es exigua. No ha habido un desenganche brutal, pero tampoco avances. La buena noticia para Macron es que Marine Le Pen ha bajado en las mismas proporciones y tampoco goza de una buena dinámica de fin de campaña. Sin embargo, los cuatro principales candidatos ya están muy cerca entre sí, lo que hace posible la configuración de cualquier escenario de cara a la segunda vuelta. Es una situación incómoda para Macron, el candidato que cuenta con la base electoral más frágil de todas, teniendo en cuenta la juventud de su movimiento y su posicionamiento político.

Él se niega a colocarse como favorito, al tiempo que ha venido multiplicando las movilizaciones -un mitin multitudinario en Bercy el lunes, otro el miércoles en Nantes- en un final de campaña electoral maratoniano que le lleva también a las tierras de Normandía. «Estoy aquí para convencer, no para seducir», declaró Emmanuel Macron el lunes en la cadena RMC. Muy atacado durante su ascenso, el líder de En Marcha ha tenido que enfrentarse a varias bombas fétidas en la última semana. El lunes por la mañana, en RMC, habló largo y tendido sobre su patrimonio y sus ingresos.

Marine Le Pen: en descenso, su presencia en la segunda vuelta no es segura

Marine Le Pen ha estado bajo una gran presión durante esta última semana. La intención de voto a favor de la candidata del Frente Nacional se ha reducido en los últimos días. Aunque parece muy probable que llegue a la segunda vuelta, no hay nada garantizado. Ahora Le Pen espera que los resultados del domingo le permitan concluir de forma feliz una campaña de luces y sombras, marcada por los problemas que ha tenido que afrontar su partido en el Parlamento Europeo, y que han impedido que la candidata mantuviese el discurso de «todos podridos», clásico del FN.

Marine Le Pen no ha conseguido imponer sus temas favoritos (la inmigración y la seguridad) en una campaña salpicada por el caso Fillon, el fenómeno Macron y el desplome del candidato del PS, eclipsado por Jean-Luc Mélenchon. También ha sufrido la competencia de otros candidatos soberanistas, como François Asselineau y Nicolas Dupont-Aignan, y otros antisistema, como Philippe Poutou. La ultraderechista ha construido el grueso de su discurso sobre dos temas: el terrorismo y la delincuencia. Además, también ha optado por atacar de forma muy dura a sus tres grandes contrincantes -Macron, Fillon y Mélenchon-, a quienes juzga responsables del estado actual del país, hablando de «universidad de yihadistas».

En Perpiñán, el sábado pasado, la candidata ya retomó los clásicos eslóganes del Frente Nacional. Así, según ella, con Emmanuel Macron en el Elíseo, estaremos ante «el islamismo en marcha, el comunitarismo en marcha». Ése ha sido el tono de la última semana.

François Fillon: su remontada pasa por movilizar a las bases del partido

Lo ha estado repitiendo durante toda la campaña y se lo ha echado en cara a quienes le decían que renunciase: François Fillon estaba «convencido» de que todo se decidiría en los últimos días. «Convencido», también, de que la segunda vuelta es accesible, aunque las encuestas indican unas distancias cada vez más cortas y un umbral de clasificación bastante bajo. Para intentar llegar a la meta con un último «impulso decisivo», el candidato de la derecha ha afrontado la última recta como una carrera contrarreloj, intentando movilizar al máximo a su base electoral, una derecha conservadora y liberal, católica también, muy apegada a las «raíces».

Durante el fin de semana pascual, François Fillon multiplicó sus esfuerzos en torno a esa Francia asistiendo a una misa copta el sábado y a Puy-en-Velay, lugar sagrado del catolicismo francés, con un discurso de identidad, raíces y cultura francesa, burlándose de paso de Emmanuel Macron. El candidato también prometió medidas para defender a los cristianos de Oriente. Además, esta semana, en Niza, Fillon ofreció un discurso muy cerrado sobre seguridad, inmigración, orden, autoridad y terrorismo islámico, fustigando para la ocasión al laicismo de un Jean-Luc Mélenchon que, según él, también quiere alcanzar a los votantes tentados por Le Pen pero asustados de su programa económico. Y para quienes sigan preocupados por los escándalos y aún duden, François Fillon ha querido demostrar que su proyecto es el único que trae el «deseo poderoso de alternancia». Sin duda, su mejor aliado.

J.L. Mélenchon: debe atraer a los indecisos para dar la gran sorpresa


Miles de personas el domingo en Toulouse, centenares en una peregrinación en barcaza por el Sena el lunes? El éxito popular de la campaña de Jean-Luc Mélenchon es innegable. La tarea del candidato del movimiento La Francia Insumisa ha sido la de mantener la dinámica que le colocaba casi en pie de igualdad con el trío que encabezaba las encuestas. Más que nunca, Mélenchon debe tratar de hacer olvidar el «ruido y el furor» de su campaña de 2012 y atraer a los numerosos votantes indecisos. Su referencia al histórico socialista Jean Jaurès, el domingo en Toulouse, no fue en ese sentido anodina, sino un guiño a los electores que todavía son fieles a Benoît Hamon.

Por otra parte, Jean-Luc Mélenchon también intenta minimizar el alcance de su propuesta de adhesión a la Alianza Bolivariana para América (Alba), limitada únicamente a las Antillas y Guayana francesas, una medida escarnecida por todos sus adversarios, que ven en ella el reflejo de su admiración por Hugo Chávez. Además, el candidato de La Francia Insumisa se niega a reivindicar su pertenencia a la izquierda y sitúa su candidatura más allá de las divisiones al uso. Sin embargo, en el fondo, esas declaraciones no le impiden mantener la integridad de su programa económico (un incremento en el gasto público por valor de 173.000 millones de euros y un plan de inversión por valor de 100.000 millones). Incluso ha advertido que, si el primer plan no bastara, se lanzaría de aquí a diez años un segundo de 100.000 millones más.

Benoit Hamon: ya sin opciones, sólo le queda el reto de evitar un resultado ridículo

¿Llegar a la segunda vuelta es imposible? «Lo tenemos asumido», suspira un miembro del Gobierno que le ofreció su apoyo. «Cuando el cohete despega torcido, es difícil que vuelva a su trayectoria», resume otro.

Benoît Hamon finalizó el martes en Toulouse un periplo de cinco días por nueve departamentos, antes de ofrecer el miércoles un gran mitin al aire libre en la Plaza de la República de París. Con sus ataques a Jean-Luc Mélenchon, sobre el encaje europeo, y a Emmanuel Macron, en lo social, el exministro ha luchado hasta el final por parecer el único candidato de izquierdas creíble. Sin embargo, la realidad es que sus objetivos son mucho más modestos que los de los otros cuatro grandes aspirantes al Elíseo: «Recuperarse», dice uno de sus allegados, para evitar la humillación que anuncian los sondeos, que actualmente le asignan un resultado de una sola cifra.

Hamon espera «influir en el curso de los acontecimientos»en el seno del PS y la izquierda, afirma uno de sus ayudantes, mientras que otro teme que las ideas que ha defendido durante la campaña desaparezcan tras la derrota. Pese a su victoria en las primarias, el socialista no ha logrado cobrar impulso y se hundido en las encuestas por el voto útil, las críticas de parte de sus seguidores y sus propios errores tácticos. En este fin de campaña, el estrechamiento en las diferencias entre las intenciones de voto de los cuatro principales candidatos a la presidencia de Francia ya no tienen nada que ver con Benoît Hamon. Ya sólo le queda intentar evitar el ridículo.