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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Federico Gutiérrez

Federico Gutiérrez confirmó la muerte del niño agredido por su padrastro en Medellín

El alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, confirmó la muerte del menor de cuatro años que fue internado en una clínica de la capital antioqueña luego de recibir una fuerte golpiza por parte de alias ‘Lámpara’, pareja sentimental de su madre.

“Ha muerto Nairkel, el niño de 4 años que fue golpeado brutalmente por su padrastro. Luchó durante 3 días para mantenerse con vida. No pudo más. Los golpes que le generaron tantas heridas acabaron con su vida. Fue asesinado”, escribió el mandatario local.

 

Nairkel fue internado Hospital General de Medellín con fuertes lesiones en su cuerpo que causaron su muerte, informó el personal médico que le atendió e hizo su mayor esfuerzo por salvar su vida.

«Se evidenciaron lesiones en el tórax, la cabeza, la espalda y el pecho», y tras esas lesiones el niño fue ingresado en una Unidad de Cuidados Intensivos. De acuerdo con las pruebas recolectadas, el niño y su madre «soportaban un ciclo de violencia física y emocional constante», indicó el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez.

Lo que se sabe del agresor

Cristian Alexis González Gallego, conocido con alias de ‘Lámpara’ integra la estructura criminal ‘Los Mondongueros’ , y se supo de acuerdo a los testimonios entregados por la madre del menor, que constante los agredía físicamente tanto a ella como a su hijo.

El Juzgado Promiscuo del Circuito de Abejorral lo había condenado el pasado 3 de junio por el delito de homicidio simple, pero esta se encontraba suspendida. Tiene, además, once procesos judiciales en su contra.

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Alias Lámpara fue capturado en las últimas horas, luego de la denuncia en su contra por agresión al menor. Ahora deberá enfrentar cargos por asesinato, tras la muerte del niño.

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Alarmantes cifras de maltrato familiar en Medellín;

Medellín registra un promedio alarmante de 33 denuncias diarias por violencia intrafamiliar, registradas hasta mayo de 2025, según lo indicó la misma Alcaldía. Una cifra que refleja la gravedad de una de las problemáticas sociales más profundas que enfrenta la ciudad. Este fenómeno, asociado a la intolerancia y la falta de herramientas para la resolución pacífica de conflictos, ha encendido las alertas entre autoridades y organizaciones sociales.

Según expertos, el alto número de denuncias evidencia no solo la magnitud del problema, sino también la ausencia de estrategias efectivas dentro del núcleo familiar para manejar las tensiones. La mayoría de las víctimas son mujeres, seguidas por menores de edad, quienes sufren las consecuencias de dinámicas violentas que se normalizan en el hogar.

Comunas como Belén, Robledo y Aranjuez se destacan por su alta incidencia de casos, lo que pone en evidencia la necesidad urgente de intervención estatal y comunitaria. En estos sectores, líderes sociales han manifestado su preocupación por la falta de programas de acompañamiento psicosocial, prevención y educación en convivencia familiar.

Los llamados a reforzar el trabajo social, así como la implementación de políticas públicas con enfoque de género y protección a la infancia, son cada vez más insistentes. La violencia intrafamiliar no solo destruye hogares, sino que perpetúa ciclos de agresión que afectan el tejido social de la ciudad, haciendo imprescindible una respuesta articulada entre instituciones, comunidad y gobierno.

Las autoridades en Medellín reiteran el llamado a la ciudadanía para que denuncien los casos de violencia intrafamiliar a las líneas de emergencia:

  • Línea Púrpura en Bogotá 018000 112137, WhatsApp 3007551846 o escribiendo al correo electrónico [email protected]
  • Línea 123 Mujer Antioquia o escribiendo al correo electrónico [email protected]
  • Línea Nacional: 155
  • Policía Nacional: 123
  • Línea Fiscalía General de la Nación: 122
  • Instituto Colombiano de Bienestar Familiar: 018000 918080
  • Línea de Protección para niños, niñas y adolescentes: 141

La rebelión de alcaldes de cinco ciudades capitales contra Gustavo Petro

El presidente de la república, Gustavo Petro, protagoniza un nuevo choque con los alcaldes de Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena y Barranquilla, por un posible viaje de los mandatarios locales a los Estados Unidos para pedir por la no descertificación a Colombia por parte del Gobierno de Donald Trump.

En el momento en que Gustavo Petro se enteró del eventual viaje, se pronunció a través de su cuenta de X, recordando que quien maneja las relaciones internacionales de Colombia, es el presidente de la república y su canciller.

 

«Estos alcaldes no están autorizados para representar a Colombia. La Constitución es clara. Certifiquen o no, la constitución de Colombia se respeta», escribió el primer mandatario.

De inmediato llegó la respuesta del alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, quien dijo en declaraciones a la prensa que como mandatarios locales pueden representar sus territorios y que el viaje se hará.

«Claro que iremos. Y sí representamos a nuestras ciudades que hacen parte muy importante de Colombia 🇨🇴. Haremos todo lo posible para que Estados Unidos 🇺🇸 siga siendo un gran aliado para Colombia 🇨🇴.
Intentaremos mitigar», afirmó el mandatario paisa.

Donald Trump prepara una decisión en materia de certificación que determinará qué países colaboran plenamente con Washington en este frente y cuáles no. Esto se prevé que ocurrirá entre el próximo 14 y 15 de septiembre.

Fico está convirtiendo a Medellín en una capital del crimen

Mientras Federico Gutiérrez pasa su tiempo como alcalde entre viajes y campaña, Medellín vive una crisis de violencia para la cual la alcaldía no tiene respuesta. Según el informe de Corpades, los homicidios pasaron de 159 en el periodo enero–julio de 2024 a 185 en ese mismo lapso de 2025, un incremento del 16.4% que no responde a ajustes en el conteo, sino al deterioro de la convivencia ciudadana y al auge de la violencia de género.

En primer lugar, el repunte de homicidios en Medellín no obedece a enfrentamientos entre estructuras criminales transnacionales —como quisieran mostrar los discursos oficiales—, sino a choques de intolerancia y agresiones de carácter íntimo. El informe de Corpades evidencia que los casos atribuidos a riñas e intolerancia social superan ya a los ligados a grupos armados, acumulando 46 muertes por convivencia y 11 por violencia de género hasta el 11 de julio de 2025 .

 

Este fenómeno revela la incapacidad de la Alcaldía para implementar políticas de prevención y mediación comunitaria: no bastan operativos reactivos ni retóricas sobre mano dura con el crimen si no hay educación ciudadana, comités de paz barriales ni atención oportuna a la violencia intrafamiliar. Las muertes en Medellín están causando la intolerancia, pero para Federico Gutiérrez la tarea principal de un alcalde es liderar la oposición contra el Gobierno Nacional en vez de garantizar la convivencia en la ciudad.

En segundo lugar, la flamante sede de Interpol en Medellín —celebrada por el alcalde como un triunfo personal— desnuda cómo la ciudad se ha convertido en imán de criminales internacionales. En apenas siete meses, al menos 18 fugitivos con notificación roja han sido capturados en el Valle de Aburrá, un promedio de más de dos por mes. Lo más alarmante: entre ellos figuran abusadores sexuales buscados por Paraguay, Estados Unidos y México, como José Antonio Fandiño Hidalgo e Iván Lozano, señalados de coacción sexual, violación de menores y pornografía infantil. Cada detención de un depredador debería haber sido una alerta para reforzar controles migratorios y redes de protección a víctimas; en cambio, la gestión de Fico se jacta de resultados ajenos mientras Bogotá asume los costos políticos de esta omisión.

No es casualidad que, en medio de esta crisis de convivencia y del estigma de “ciudad refugio” para el crimen, la Alcaldía no exponga un plan integral de seguridad ciudadana. Fico ha preferido atacar de forma diaria al Presidente como excusa ante la opinión pública. Sin embargo, nadie dialoga con un abusador sexual para proteger a un barrio. La falta de dotación de Casas de Justicia, la escasa inversión en campañas de resolución pacífica de conflictos y la ausencia de rutas claras de atención a mujeres víctimas ilustran un descuido prácticamente deliberado.

Es hora de exigir a la Alcaldía un giro radical: que deje de vender espejismos de seguridad y diseñe, con el respaldo del Gobierno Nacional, políticas de convivencia, prevención de la violencia de género y control migratorio inteligente. Medellín no necesita más banderas decorativas ni selfies con agencias internacionales; necesita comedores escolares que eduquen en tolerancia, protocolos de atención a víctimas de abuso y una estrategia unificada de “Paz Urbana” que no se quede en los titulares. Si el alcalde Gutiérrez no asume este reto, quién pagará las víctimas será la ciudadanía.

Alejandro Toro

Mientras Fico pasea, en Medellín no hay cómo pagar los arriendos

En la última década, Medellín ha experimentado un alza imparable en los cánones de arrendamiento, un crecimiento masivo de las rentas temporales y una avalancha de compras de vivienda por parte de inversionistas extranjeros. Este fenómeno de gentrificación no es un mero cambio urbano: es un éxodo silencioso que amenaza el derecho a una vivienda digna de miles de familias y pone en jaque la identidad y la diversidad social de la ciudad.

En el 2024 el precio del metro cuadrado en Bogotá tuvo un crecimiento del 5%. En Medellín, de acuerdo a Camacol, el precio del metro cuadrado aumentó en un 9% en los estratos altos y, más preocupante aún, entre el 12% y el 16% para los estratos medios y bajos. ¿Qué significa? Que las familias de menos recursos, que son las que más mueven el mercado de arriendos, tuvieron que pagar un 15% más de arriendo cuando de acuerdo a la ley el precio del arriendo debe estar atado al de la inflación, que fue del 5.2%. En el barrio Bolivariana, en Laureles, los arriendos aumentaron en el 2023 en un 81%. Familias pagando casi el doble de un año a otro sólo por el hecho de vivir en un sitio

 

Simultáneamente, el mercado de rentas temporales se ha convertido en un motor de especulación. Medellín figura hoy entre las ciudades latinoamericanas con mayor densidad de anuncios en plataformas como Airbnb, con más de 19.000 propiedades disponibles para alquiler vacacional y un volumen de reseñas que supera el medio millón. El aumento de casi 5.000 nuevos anuncios solo entre 2023 y 2024 reduce drásticamente el parque de vivienda destinada a arrendamientos tradicionales, presionando aún más los precios y beneficiando a grandes inversionistas que desplazan a las familias locales.

A este desequilibrio se suma la ola de compras de vivienda por parte de extranjeros. En 2024, aproximadamente una de cada cuatro transacciones de inmuebles en Medellín correspondió a compradores no residentes, procedentes principalmente de Estados Unidos, España y Chile. Detrás de esta tendencia no hay turistas ocasionales, sino inversionistas que ven en la ciudad un mercado emergente de alta rentabilidad, transformando las viviendas en activos financieros antes que en hogares. El resultado es una oferta permanente de vivienda cada vez más reducida y costosa para quienes viven y trabajan aquí.

Medellín está invivible. Lo peor, la alcaldía de Federico Gutiérrez parece no tener ningún interés en garantizar el derecho a una vivienda digna para la gente de la ciudad. El déficit de vivienda de la ciudad tiene a 233.000 familias necesitando de manera un buen lugar para vivir, pero mientras que en Bogotá se vendieron 18.601 viviendas VIS en el 2024, en Medellín apenas fueron 1.118, por debajo de otras capitales como Cali, Barranquilla y Cartagena.

La respuesta de Fico: un Plan de Desarrollo Distrital con una meta irrisoria en materia de vivienda en comparación con el tamaño de la problemática. Apenas 4.000 subsidios para adquisición de vivienda cuando se estima que son 37.000 familias las que están necesitando un nuevo lugar para vivir, y una inversión de apenas $351.880 en el cuatrienio para el componente de vivienda, inferior a los $405.673 que destinó la alcaldía de Daniel Quintero para el mismo ítem.

La inacción del gobierno local no solo profundiza la brecha entre quienes viven de la ciudad y quienes lucran con ella, sino que contradice la visión de una Medellín inclusiva y solidaria. El derecho a la vivienda digna debe prevalecer sobre la lógica del lucro especulativo. El Gobierno Nacional, a través de sus programas de vivienda digna y de incentivo a la producción de vivienda social, ha demostrado su compromiso con las familias colombianas; sin embargo, esas políticas requieren del apoyo y la articulación del nivel municipal para surtir efecto en el territorio.

Medellín no puede resignarse a ser un ejemplo de desigualdad espacial. Es momento de que la Alcaldía asuma con voluntad política la misión de articular un plan de vivienda integral: priorizar proyectos de construcción de vivienda VIS, movilizar recursos para mejora de vivienda existente, y regular la valorización del suelo mediante gravámenes a la especulación. Solo así se garantizará que el derecho a la vivienda digna deje de ser una estadística y se convierta en una realidad para todos los medellinenses.

Alejandro Toro

Cárcel para el sujeto que amenazó al alcalde de Medellín Federico Gutiérrez

Un juzgado de conocimiento de Bogotá condenó a Andrés José Piñarate Galindo a 6 años de prisión por el delito de amenazas contra el actual alcalde de Medellín (Antioquia), Federico Gutiérrez Zuluaga, a través de un mensaje enviado a una de sus redes sociales.

La sentencia fue proferida por hechos ocurridos el 10 de agosto de 2022, cuando el Gutiérrez Zuluaga recibió un mensaje en una de sus redes sociales que tenía como objetivo infundir temor y manifestar la intención de atentar contra la vida del líder político, que en ese momento era candidato presidencial.

 

Las pruebas presentadas por los investigadores de la Fiscalía probaron que fue Piñarate Galindo fue la persona que envió los mensajes amenazantes.

En la decisión, se dispuso la captura del condenado cuando esta sentencia quede en firme y se negó la suspensión condicional de la ejecución de la pena y la prisión domiciliaria. Además, se impuso una multa de 30 salarios mínimos legales mensuales vigentes y la prohibición de ejercer derechos y funciones públicas durante el mismo período de la condena principal.

¿La paz de Federico Gutiérrez fue darle las llaves de la Alpujarra a los combos?

En política hay líneas que no se deben cruzar. Pero hay otras, incluso más peligrosas, que se borran en medio del doble discurso. El alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, ha sido uno de los más férreos críticos del presidente Gustavo Petro por su política de paz total, particularmente en lo que respecta a los procesos de diálogo urbano con estructuras criminales. Ha señalado al Gobierno Nacional de dialogar con delincuentes, de legitimar combos y de rendirse ante el crimen.

Sin embargo, esta misma semana, los testimonios de dos de los exjefes criminales más poderosos del Valle de Aburrá, alias “Pesebre” y alias “Douglas”, revelaron una realidad que muchos en Medellín conocen pero que pocos se atreven a decir en voz alta: que durante la campaña para su primera alcaldía y el posterior gobierno local de Federico Gutiérrez, se habrían hecho pactos de gobernabilidad con bandas criminales, y lo más alarmante: que estos jefes delincuenciales entraban a la Alcaldía en camionetas oficiales.

 

Las declaraciones fueron entregadas al canal público Señal Colombia y han causado conmoción nacional. No solo por lo que implican en términos de responsabilidad ética y política, sino por el contexto en que se producen: cuando el mismo alcalde que habría facilitado el ingreso de estos jefes criminales al poder local, hoy posa como el gran enemigo de los diálogos con grupos armados.

Y entonces cabe la pregunta: ¿quién está legitimando a los combos? ¿Quién está negociando con estructuras criminales?

Porque más allá del escándalo mediático, hay un asunto de legalidad y legitimidad institucional. La ley es clara: la única autoridad con facultades para llevar a cabo procesos de paz o sometimiento con estructuras armadas ilegales es el presidente de la República. Lo que hizo el presidente Petro al plantear una política de paz total con enfoque urbano fue, nos guste o no, dentro del marco legal y en diálogo con instituciones del Estado.

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Lo que habría hecho Federico Gutiérrez, en cambio, fue sin facultades, sin controles, sin claridad, sin justicia ni garantías para las víctimas. Pactos por debajo de la mesa, con actores ilegales, para sostener una supuesta “paz urbana” que solo maquilló las cifras de homicidio mientras consolidaba el poder territorial de las bandas en las comunas.

Hoy, quienes respaldamos al Gobierno del presidente Gustavo Petro, lo hacemos también desde una convicción ética: los procesos de paz deben darse dentro del marco institucional, con enfoque restaurativo y con el compromiso de romper las cadenas del crimen que han golpeado históricamente a nuestros territorios. No se

trata de impunidad ni de claudicación, como pretende hacerlo ver la oposición, sino de una apuesta audaz por transformar las causas estructurales de la violencia.

Pero esa apuesta se ve entorpecida por el cinismo. Porque el actual alcalde de Medellín no puede exigir lo que él mismo no estuvo dispuesto a cumplir. No puede indignarse por los diálogos de paz cuando habría hecho acuerdos informales, sin transparencia, y utilizando los recursos públicos del municipio.

Lo que hizo Federico Gutiérrez debe ser investigado, para que las autoridades judiciales determinen si incurrió en delitos al negociar con estructuras criminales sin tener la competencia constitucional para ello. Hago un llamado urgente a la Fiscalía General de la Nación, a la Procuraduría y a la Contraloría para que actúen con diligencia y profundidad frente a estos hechos.

La seguridad no se construye con pactos oscuros. Se construye con instituciones fuertes, con justicia social y con voluntad política. Federico Gutiérrez no puede seguir construyendo su carrera presidencial a costa de ocultar su pasado. Medellín merece un debate sincero, sin hipocresías.

Alejandro Toro

Alcaldes de las ciudades principales de Colombia piden al Gobierno Nacional revisar la paz total

Al término de la reunión de alcaldes de ciudades capitales que tuvo lugar en la Alcaldía de Bogotá, el presidente de Asocapitales, Alejandro Eder, pidió al Gobierno Nacional asumir la responsabilidad de la seguridad de los candidatos durante sus actividades de campaña.

«Nosotros estamos haciendo nuestro mayor esfuerzo; nosotros hemos aumentado en un 30% los gastos de seguridad mientras el Gobierno Nacional los ha disminuido en más de un 20%, pero nunca podremos como ciudades tapar el hueco que se está dejando», afirmó.

 

El alcalde de Cali pidió además revisar la protesta social y manifestaciones públicas para que se garanticen los derechos de quienes no protesta y además exigió analizar la política de paz total.

«Vemos que muchos de estos grupos por no decir que todos, se están aprovechando de la buena fe de los colombianos y en Colombia cualquier política de paz debe ir acompañada de una política contundente de seguridad, de lo contrario veremos una descomposición de la seguridad de los territorios de nuestro país», dijo el burgomaestre.

Los alcaldes propusieron una reunión con el ministro de Defensa y la cúpula militar y de Policía para revisar y analizar las políticas de seguridad en las ciudades principales.

El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, manifestó su malestar porque a la capital del país se ha reducido el pie de fuerza de la Policía, pasándolo de 19 efectivos a 16 mil.

Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín, aseguró que en Medellín también se tiene un déficit en el pie de fuerza de la Policía y que no tienen el suficiente presupuesto para garantizar la seguridad y la tranquilidad en la capital de Antioquia.

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Federico Gutiérrez llama dictadura a la voz del pueblo

El pasado 11 de junio, el Gobierno Nacional dio un paso histórico al convocar, mediante decreto una consulta popular para el próximo 7 de agosto de 2025. Con esta decisión, el presidente Gustavo Petro y su gabinete disponen que sea el pueblo colombiano quien defina de forma directa y democrática aspectos esenciales de la reforma laboral. En un país donde durante décadas las decisiones trascendentales han estado en manos de élites políticas y económicas, esta consulta representa una apuesta valiente por devolverle al pueblo su papel protagónico. No es un atajo, es la ruta constitucional hacia una democracia más participativa.

Sin embargo, desde algunos sectores conservadores, la reacción no se hizo esperar. Uno de los más ruidosos ha sido el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, quien no dudó en calificar al presidente de “dictador” por atreverse a recurrir a un mecanismo legítimo y plenamente constitucional de participación ciudadana. Resulta paradójico que esa acusación provenga precisamente de quien representa al partido Creemos, una colectividad que nació para prolongar un modelo político sustentado en el miedo, la represión y los privilegios y que ha hecho de la oposición sistemática su única bandera.

 

Pero más allá del ruido mediático, lo que verdaderamente incomoda a Gutiérrez no es la consulta en sí, sino lo que representa, la pérdida del control absoluto sobre las decisiones del país. Le incomoda que las políticas públicas ya no se definan entre élites empresariales, comités cerrados y pactos entre poderosos. Le molesta que este Gobierno escuche a los trabajadores, a las mujeres cabeza de hogar, a los jóvenes aprendices y a los millones de colombianos que históricamente han sido excluidos del debate. Lo que está en juego no es solo una reforma laboral sino es el principio de que las grandes transformaciones ya no dependen de los de siempre, sino del pueblo y eso para quienes han tenido el poder como herencia, es insoportable.

Desde su curul como alcalde, Federico Gutiérrez ha decidido ejercer un liderazgo nacional de oposición. No gobierna para Medellín, gobierna para los titulares. En vez de enfocar sus esfuerzos en resolver los problemas estructurales de la ciudad como la desigualdad, la inseguridad, la precarización laboral y la desconfianza institucional, ha optado por lanzar ataques infundados contra el Gobierno Nacional.

Decir que el presidente está rompiendo el orden institucional por convocar una consulta popular no solo es falso, es peligroso. Es sembrar miedo en la ciudadanía y desconocer que estamos actuando bajo el marco de la Constitución. La Corte Constitucional será quien determine la validez del decreto, como corresponde en un Estado de Derecho. Además, el propio Gobierno ha sido claro al señalar que si el Congreso aprueba la reforma laboral antes del 20 de junio, el decreto quedará sin efecto. Aquí no hay ruptura, hay respeto. No hay imposición, hay democracia. No hay dictadura, hay soberanía popular.

Desde Antioquia, con la legitimidad que nos otorga el mandato popular y con el compromiso firme con la justicia social, respaldamos con convicción esta consulta popular. Lejos de ser una amenaza al orden institucional, el 7 de agosto será una demostración profunda de democracia real, porque cuando la ciudadanía participa y decide, ningún poder puede imponer el silencio. Colombia no avanza hacia el autoritarismo, sino hacia una democracia que se construye con inclusión, participación y sentido colectivo. Una democracia donde las decisiones no se concentran en élites, sino que reflejan la voluntad de las mayorías. Una democracia que no teme al pueblo, porque nace de él.

El cambio ya no es un discurso, es una transformación que se vive en los territorios, en las calles, en las comunidades y también en las instituciones que hoy se abren al control ciudadano. Esta transformación no se detendrá por quienes, aferrados a sus privilegios intentan frenar el avance popular con discursos de miedo. A la democracia se le respeta y respetarla implica escuchar, consultar y actuar con el pueblo. Eso es lo que está haciendo este Gobierno, devolverle a la gente su voz, su poder y su dignidad.

Alejandro Toro

Por primera vez en varios años sube la cifra de homicidios en Medellín ¿y la Alcaldía?

Medellín está sangrando, y el alcalde parece estar demasiado ocupado haciendo política para darse cuenta. Los números no mienten, aunque la administración insista en maquillarlos con ruedas de prensa y shows mediáticos: los homicidios han aumentado un 9% en lo que va del año. Ya van 130 personas asesinadas entre enero y mayo. ¿Cuántas más necesita esta Alcaldía para entender que su estrategia de seguridad fracasó?

En lo que va del año 2025, los homicidios han aumentado un 9% frente al mismo período del 2024. Van 130 asesinatos en solo cinco meses. Es decir, casi una persona asesinada cada día en nuestra ciudad. Y lo peor es que el 30% de esos crímenes no tienen una causa identificada. ¿Qué tipo de administración permite que haya decenas de muertes sin explicación, sin responsables y sin consecuencias?

 

Lo de Manrique es escandaloso: 16 homicidios en lo que va del año, lo que representa un aumento del 400% respecto al mismo periodo del año anterior. Cuatro veces más muertos. Cuatro veces más familias destrozadas. Y, sin embargo, el alcalde sigue actuando como si nada pasara. ¿Dónde está la estrategia de seguridad? ¿Dónde están las intervenciones integrales? ¿Dónde está el liderazgo?

La respuesta es dolorosamente clara: no hay nada. No hay estrategia, no hay presencia efectiva de la Alcaldía y, lo más grave, no hay voluntad política para asumir la magnitud del problema. El gobierno local está más enfocado en la propaganda que en gobernar, más preocupado por su imagen que por la vida de los ciudadanos.

Pero lo más indignante de todo es lo que está pasando con los delitos sexuales. Entre enero y abril de este año, los delitos sexuales aumentaron un 379.4% respecto al mismo periodo del 2024. Esta cifra debería haber generado una reacción inmediata del alcalde y su gabinete. Pero no. Silencio. Indiferencia. Inacción.

Pasamos de 11 a 125 casos de acceso carnal violento. ¡Un aumento del 1.036%! ¿Cómo es posible que esta barbaridad no haya sido motivo de alerta roja institucional? ¿Dónde están las campañas de prevención? ¿Dónde están los refuerzos en atención a víctimas? ¿Dónde están las autoridades garantizando entornos seguros para nuestras mujeres, niñas y niños?

En delitos sexuales contra menores de edad, los casos pasaron de 78 en 2024 a 332 en lo que va del 2025. Un aumento del 325.6%. Si esto no es una emergencia, ¿entonces qué lo es? ¿Qué más tiene que pasar para que esta Alcaldía deje de mirar para otro lado?

Esto no es una exageración ni una manipulación de datos. Es una emergencia. Y mientras tanto, la administración sigue enfocada en la publicidad, en el espectáculo político y en desviar la atención de lo que de verdad importa: la vida y la seguridad de nuestra gente.

El llamado que hago desde el Congreso no es nuevo. Lo hemos hecho una y otra vez, desde todas las instancias posibles. Pero ya es hora de hablar con claridad: esta Alcaldía le quedó grande a Medellín. Su política de seguridad no funciona. Su narrativa está desconectada de la realidad. Y mientras tanto, las víctimas siguen aumentando.

No es admisible que quienes gobiernan actúen como si estos datos fueran simples estadísticas de rutina. Aquí estamos hablando de personas, de vidas, de barrios enteros que sienten que han sido abandonados. Y eso, en una ciudad como Medellín —que ha luchado tanto por superar su pasado violento— es imperdonable.

La ciudadanía ya no cree en promesas, y con razón. Medellín necesita recuperar el rumbo, y eso solo será posible con decisiones firmes, con políticas públicas reales y con un liderazgo que ponga la vida por encima de la propaganda.

Porque Medellín no aguanta un día más con esta indiferencia. Porque esta ciudad merece vivir sin miedo. Porque no vamos a quedarnos de brazos cruzados mientras nos matan, nos violan y nos ignoran.

Alejandro Toro

Grupo de jóvenes en Medellín increparon al alcalde Federico Gutiérrez

El alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, fue increpado por un grupo de jóvenes en un parque de Medellín, mientras el mandatario de la capital de Antioquia observaba un partido de fútbol en el que participaba su hijo.

“Hoy me querían sacar a mí de una institución pública, de una universidad pública. Mañana entonces nos van a querer sacar de las ciudades y del país”, aseguró Gutiérrez.

 

El hecho se presentó en la noche del viernes 23 de mayo al interior de las instalaciones del Politécnico Jaime Isaza Cadavid, en el sur de la ciudad.

El grupo de jóvenes donde algunos taparon sus rostros y que no excedía las 10 personas reclamaron al alcalde por el trato que hasta el momento han recibido por parte de la Administración, exigiendo respeto por su manera de pensar.

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¿Malas cifras de EPM en la alcaldía de Fico?

Los resultados financieros del Grupo EPM y su casa matriz, Empresas Públicas de Medellín (EPM), correspondientes al primer trimestre de 2025, representan mucho más que una simple pérdida contable. Revelan una tendencia estructural que pone en riesgo la sostenibilidad de una de las instituciones más importantes del patrimonio público paisa. El Grupo EPM reportó ingresos por $9,4 billones, lo que representa una disminución del 7% frente al mismo periodo del año anterior. En el caso de EPM, la caída fue del 11%, cerrando con ingresos por $4,3 billones. Pero lo más grave: la utilidad neta del Grupo cayó un 16% (hasta $1,4 billones), y la de EPM un 23% (hasta $1,2 billones). Esta no es una situación menor.

¿Cómo se explica que una empresa históricamente eficiente, ejemplo de buena gestión pública, esté viendo reducidos sus ingresos y utilidades de forma tan drástica? La respuesta es evidente: porque la actual administración municipal, encabezada por el alcalde Federico Gutiérrez, ha demostrado un desinterés intencionado y sistemático por el cuidado de lo público. Bajo su mandato, EPM ha sido sometida a una serie de decisiones equivocadas que debilitan su autonomía, comprometen su estabilidad financiera y la alejan de su misión social.

 

Nombramientos por conveniencia política, directivas técnicamente débiles, y un desdén constante por los principios de planeación a largo plazo han convertido a EPM en una caja menor del ejecutivo municipal. La política ha reemplazado a la técnica. El resultado está a la vista: una empresa menos rentable, con menor margen de maniobra y, lo que es más preocupante, con menor capacidad para sostener su rol como motor de desarrollo regional.

A esto se suma un contexto de presiones financieras crecientes. Durante el primer trimestre de 2025, el Grupo EPM realizó inversiones por $928.000 millones, y EPM destinó $201.000 millones para la culminación de Hidroituango, el eterno boquete de recursos. Estas inversiones son necesarias, pero cuando se realizan sin una estrategia clara de sostenibilidad financiera, pueden comprometer la estabilidad a futuro. Más preocupante aún es que el EBITDA del Grupo cayó 16% y la rentabilidad operativa está en descenso. Esto afecta la capacidad de EPM para sostener su crecimiento, atender emergencias o responder a las nuevas condiciones del mercado energético.

Y, sin embargo, en medio de esta tormenta financiera, la Alcaldía de Medellín recibió $483.000 millones como parte de las transferencias por excedentes de EPM. Esa cifra representa el 55% de las utilidades de 2024. Es decir, incluso cuando la empresa muestra signos de debilitamiento, se la sigue exprimiendo para financiar el funcionamiento del municipio.

Esa realidad obliga a una exigencia contundente: si el Distrito está recibiendo recursos de una empresa que empieza a mostrar fatiga financiera, está obligado a invertirlos en el bienestar de la gente. Federico Gutiérrez no puede seguir beneficiándose del prestigio de EPM mientras su administración la descuida. Esos recursos deben verse reflejados en más colegios, más acueductos rurales, más seguridad barrial, más oportunidades para los jóvenes. De lo contrario, habremos pasado de tener una empresa modelo de desarrollo a una fuente de caja vacía.

Desde el Congreso seguiremos ejerciendo control político. Medellín merece una administración que defienda su patrimonio, que entienda que lo público no se administra con retórica sino con resultados, con responsabilidad y con una visión de largo plazo. Si el alcalde Gutiérrez no está dispuesto a asumir esa tarea, que lo diga. Porque nosotros sí estamos dispuestos a dar la pelea por EPM.

Alejandro Toro

La alcaldía de Fico le da la espalda a los ediles?

Desde hace varias semanas he recibido con profunda preocupación los reiterados reclamos de varios ediles de Medellín que hoy se sienten abandonados por la actual administración municipal. ¿La razón? La Alcaldía no ha gestionado ni entregado, como corresponde, el bono mensual de transporte que históricamente ha sido un apoyo fundamental para el ejercicio de sus funciones.

Este bono no es un regalo. Es un reconocimiento básico a la labor comunitaria, territorial y cívica de los ediles, quienes recorren veredas, barrios y comunas para acercar el Estado a las necesidades reales de la gente. Su trabajo no tiene horarios ni garantías, pero sí un profundo compromiso con la ciudadanía.

 

Negarles este recurso es, en la práctica, ponerles trabas a su labor, dificultar la representación y
cercenar el ejercicio pleno de sus derechos políticos.

Y es importante que la ciudadanía entienda qué hacen los ediles. Muchos los ven solo como figuras menores de la política, cuando en realidad son fundamentales en la construcción de ciudad desde lo más local. Los 146 ediles son elegidos popularmente para conformar las Juntas Administradoras Locales (JAL) en cada una de las 16 comunas y 5 corregimientos de Medellín. Ellos no legislan, pero sí planean, proponen, vigilan y representan.

Son quienes conocen de primera mano los problemas de su comunidad, quienes reciben las quejas sobre el mal estado de una vía, la falta de iluminación, el abandono de un parque, o la necesidad de un programa social. Son ellos quienes dialogan con la comunidad y canalizan esas demandas a la Alcaldía, quienes evalúan y proponen ajustes a los Planes de Desarrollo Locales de las comunas, quienes promueven la participación de las comunidades en las priorizaciones del presupuesto participativo, quienes ejercen control político sobre los recursos públicos invertidos en sus territorios.

En pocas palabras: sin ediles no hay democracia barrial. No hay interlocución real entre la ciudadanía y el gobierno municipal. Por eso su debilitamiento —a través del recorte o el incumplimiento en apoyos básicos como el bono de transporte— es también un debilitamiento de la participación ciudadana.

Medellín fue pionera en dignificar este rol. En la administración anterior, bajo el liderazgo del exalcalde Daniel Quintero, se dio un paso histórico: nuestra ciudad se convirtió en la primera capital del país en reconocer honorarios mensuales a los ediles, gracias al Acuerdo 053 de 2021. Además, se fortalecieron sus capacidades con procesos de formación política, entrega de herramientas tecnológicas como un computador por edil, espacios de participación activa, entre otros.

Cuando la Alcaldía anterior encontró dificultades para el pago del bono de combustible no fue por falta de voluntad política, fue por el ahogo de las cuentas de la ciudad que hicieron quienes hoy ostentan el poder al imposibilitar a la administración la recuperación de los recursos de UNE disminuyendo así el monto de transferencia de EPM a la administración. Hoy, con la mayoría de las fuerzas políticas cumpliendo cada capricho de Fico no hay justificación válida para negar el apoyo a los ediles.

La Alcaldía actual no solo ha descuidado el pago del bono, sino que tampoco ha explicado con claridad por qué se suspendió ni cuándo se restablecerá. Esta omisión es inaceptable y atenta contra el funcionamiento mismo de la democracia local. Quienes están en el poder no pueden hablar de participación ciudadana mientras castigan, por acción u omisión, a quienes la hacen posible todos los días.}

Hago un llamado público al alcalde de Medellín para que rectifique con urgencia. Que entienda que respetar a los ediles no es un favor político, sino una obligación legal y ética. Y a los ediles, mi respaldo y admiración. No están solos. Desde el Congreso seguiremos denunciando estos atropellos y trabajando por restituir lo que en justicia les corresponde.

Porque cuando se debilita la voz de los ediles, se debilita la voz del pueblo.

Alejandro Toro

¿En que quedó la imputación de cargos al exalcalde de Medellín Daniel Quintero?

La audiencia de imputación de cargos al exalcalde de Medellín, Daniel Quintero, fue aplazada el próximo 21 de abril a las 2:30 p.m., para decidir si se avala la formulación de cargos o si, por el contrario, la declara nula y obliga al ente acusador a reformular la imputación desde cero.

el juez con Función de Control de Garantías llegó a esta decisión al considera que la defensa de los sindicados no estuvo conforme con los argumentos de la fiscal, que según ellos, no fue clara.

 

El caso tiene que ver con el lote Aguas Vivas, al que le fue modificado el uso del suelo con la firma del decreto 412 de 2023. El terreno estaba destinado para la construcción de un ecoparque que no se llevó a cabo.

La fiscal solicitó la imputación al exalcalde de Medellín por los delitos de peculado por apropiación en favor de terceros y prevaricato por acción.

Durante este proceso judicial se ha presentado un fuerte enfrentamiento entre el exalcalde, Daniel Quintero, y el actual mandatario de la capital de Antioquia, Federico Gutiérrez, quienes se han acusado mutuamente de tener responsabilidades en el caso.

En el proceso incluye además a personas que hicieron parte de la administración de Daniel Quintero en Medellín como: Sergio Andrés López Muñoz, exdirector de Planeación de Medellín; Natalia Andrea Jiménez Pérez, exsubsecretaria de Ejecución; Leidy Jiménez Echavarría, exsubsecretaria de Proveedores; Ingrid Vanessa Gonzalez Montoya, exsecretaria de Gestión Humana y Yina Marcela Pedroza Gómez, exsubsecretaria legal de Movilidad.

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¿En qué va el enfrentamiento entre Daniel Quintero y Federico por el lote Aguas Vivas?

Una vez más se reaviva el debate entre el exalcalde Daniel Quintero y el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, esta vez por cuenta del lote Aguas Vivas, un terreno que cuenta con aproximadamente 142.000 metros cuadrados, ubicado en la parte superior de la comuna de El Poblado.

En el año 2019, la primera alcaldía de Federico Gutiérrez mediante Escritura Pública número 5762 celebró el contrato de cesión anticipada de obligaciones urbanísticas sobre este predio, quedando registrada en la Oficina de Registro de instrumentos Públicos de Medellín – Zona Sur, con matrícula inmobiliaria 001833877.

 

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Para dar piso jurídico a la adquisición de este predio la primera alcaldía de Federico Gutiérrez expidió el decreto 2502, expedido el mismo 27 de diciembre de 2019, pero publicado sólo en las horas de la noche del 31 de diciembre siguiente, cuando el entonces mandatario local terminaba su período al frente de Medellín e iniciaba el de Daniel Quintero.

Esta operación a la que Quintero denomina como «el cartel de los lotes» prácticamente inicia el 23 de julio de 2019 cuando el alcalde Fico valoró el terreno en 48 mil millones de pesos, muy a pesar de que este se encontraba valorado inicialmente en 2 mil millones de pesos, pero que aun así, señala el exalcalde, “fueron recibidos por el fondo inmobiliario por $40.000 y $60.000 millones.

En la misma situación se encuentran lotes como Las Guacharacas y la Volcana, hecho que Quintero considera como un campanazo de alerta porque según el, «fue valorado de forma irregular en julio de 2019 por $44.000 millones, y además fue transferido al fondo inmobiliario cuatro días antes de la finalización del gobierno de Gutiérrez».

Todas estas supuestas irregularidades que denuncia Daniel Quintero, estarían ligadas a la primera administración de Federico Gutiérrez en la capital antioqueña (2016-2020).

Este asunto se presenta en medio de la disputa política entre Federico Gutiérrez y Daniel Quintero, quienes han sostenido fuertes discusiones públicas por las decenas de demandas y denuncias que ha realizado el actual mandatario de Medellín contra su antecesor, y que hasta el día de hoy no han arrojado ningún resultado que indique que durante su mandato se cometió alguna irregularidad.

El presidente Petro entra en la pelea

Luego de conocer la radicación de la Fiscalía la Fiscalía General de la Nación ante un juez la solicitud de formulación de imputación donde señala al exmandatario local, junto a otros exfuncionarios suyos, como presuntos responsables de los delitos de peculado por apropiación en favor de terceros, interés indebido en la celebración de contratos y prevaricato por acción, el presidente Gustavo Petro salió en su defensa.

“Cuando quieren silenciar al que denuncia para que calle eternamente. Ley de la mafia: silenciar, impedir que suene la voz allí donde la codicia ha ensuciado lo público”, dijo Gustavo Petro en su cuenta personal de X, antes Twitter.

Quintero solicitó a la fiscal general de la Nación, Luz Adriana Camargo, el traslado a Bogotá de todos las investigaciones que le vienen realizando por presuntos hechos de corrupción durante su gestión, al considerar que detrás la actual Administración de Medellín estaría ejerciendo presión sobre las decisiones que la seccional del ente investigador en la capital de Antioquia ha tomado.

El proceso judicial incluye también a los exfuncionarios de la alcaldía de Medellin, Carlos Mario Montoya Serna, Karen Bibiana Delgado Manjarrés, Natalia Andrea Jiménez Pérez, Fabio Andrés García Trujillo e Ingrid Vanessa González Montoya, quienes fueron secretarios de despacho. Asimismo, están involucrados Alethia Carolina Arango Gil, exdirectora de Gestión del Riesgo de Medellín; Sergio Andrés López Muñoz, exdirector de Planeación; y las exsubsecretarias Leidy Jiménez Echavarría y Yina Marcela Pedroza Gómez.

Recorte presupuestal decretado por Petro afecta proyectos en Bogotá y Medellín

El Gobierno Nacional expidió, a través del Ministerio de Hacienda y Crédito Público, el Decreto 0069 del 24 de enero de 2025, aplazando $12 billones que no están financiados en el Presupuesto General de la Nación para este año.

La medida impactará varias carteras ministeriales, incluyendo a las de Hacienda, Trabajo, Defensa, Igualdad, Interior, Vivienda y Salud.

 

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Además afecta proyectos e Bogotá como el metro con 770.000 millones de pesos de aplazamiento. También le quitan 328.000 millones de pesos al TransMilenio por la Calle 13 y 87.000 millones de pesos a la Región Metropolitana.

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Al respecto, el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, rechazó la decisión y le recordó al Gobierno Nacional que estos son compromisos que se deben cumplir sin ninguna vacilación.

En el caso de Medellín se afecta la obra del Metro de la 80, lo que generó una reacción inmediata del alcalde Federico Gutiérrez.