Yvan Gil, canciller de la República, informó la fecha de reapertura de las fronteras tanto marítimas como aéreas con la isla caribeña de Curazao. El objetivo de esta disposición es seguir consolidando las relaciones bilaterales del país, lo que permite mejorar el desarrollo económico y las relaciones sociales.
«El Gobierno Bolivariano saluda la reapertura de las fronteras marítimas y aéreas con la isla de Curazao el próximo 3 de abril de 2023», anunció Gilpor medio de un Tweet. Para llegar a este acuerdo, fue por medio de una reunión con el Consejo de Ministros el pasado miércoles 8 de febrero.
Por el momento, queda a la espera el proceso a seguir con ambos países y se seguirá informando a la ciudadanía.
Aproximadamente 3.000 menores deben cruzar el puente Simón Bolívar para realizar sus estudios en Colombia, así es la rutina de varias familias que acompañan a sus hijos en este trayecto. Esta es la historia de Neyid Vargas Pérez, una madre que debe cruzar la frontera dos veces al día para llevar a sus hijas a la institución General Santander, ubicada en Norte de Santander.
Detrás de las caminadas diarias, existen varias circunstancias por las que deben pasar y lograr cumplir con sus deberes escolares, entre ellas las condiciones climáticas en las diferentes franjas horarias y el cansancio físico.
Neyid resalta que “el transporte siempre lo activa Colombia a las semanas de arrancar un nuevo año escolar”, pero hasta el momento varios padres de familia esperan la fecha de reactivación de esta medida de las rutas escolares y los menores no deban exponerse, especialmente a ciudadanos de San Antonio de Táchira.
La frontera entre Venezuela y Colombia quedó reabierta por completo este domingo 1 de enero tras la inauguración del antiguo puente de Tienditas, ahora rebautizado como Atanasio Girardot, epicentro de años de crisis entre ambos países.
La frontera entre Colombia y Venezuela permaneció cerrada durante siete años después de que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, bloqueara el paso entre los dos países latinoamericanos durante el Gobierno de Juan Manuel Santos por la supuesta presencia de paramilitares colombianos en su territorio, una crisis que se agravó con la expulsión de cientos de colombianos de Venezuela.
El puente se terminó de construir en 2015, pero jamás fue inauguró debido a problemas políticos entre los Gobiernos de los dos países. En 2019, las autoridades venezolanas bloquearon el paso por esta infraestructura vial con contenedores, después de que la oposición intentara meter en el país una supuesta ayuda humanitaria que Caracas calificó de intento de invasión.
Maduro, tras restaurar el paso fronterizo, se ha mostrado «contento por la apertura de los pasos fronterizos entre Colombia y Venezuela», según ha expresado a través de su perfil de la red social Twitter.
Así, el mandatario venezolano ha señalado que esta medida «permite seguir dando pasos importantes por el pleno restablecimiento de las relaciones comerciales, económicas, de respeto y paz entre dos pueblos hermanos».
El Gobierno del presidente colombiano, Gustavo Petro, ha trabajado para restaurar las relaciones con Venezuela y el pasado 26 de septiembre fue anunciada la reanudación de las conexiones aéreas y el transporte de carga.
«Desde la frontera entre Colombia y Venezuela acompañamos la celebración de la apertura del puente binacional Atanasio Girardot, junto a autoridades nacionales y municipales, una muestra de compromiso y cooperación entre ambas naciones», indicó el embajador venezolano en Bogotá, Félix Plasencia, a través de su cuenta de Twitter.
Las autoridades venezolanas y colombianas realizaron un recorrido por el puente para dar por inaugurado el paso por esta infraestructura vial que conecta al departamento Norte de Santander con el estado venezolano de Táchira (oeste).
Por su parte, el gobernador de Táchira, Freddy Bernal, ha asegurado que «el puente garantizará la prosperidad tanto del Norte de Santander como de Táchira».
«Agradezco la presencia de los señores ministros de la República de Colombia, y nos ponemos a la orden para seguir avanzando en este camino de la paz, de la unidad y de la confraternidad», ha señalado Bernal.
Las fronteras tienen un peso predominante en las transiciones entre la guerra y la paz. Así lo señala muy acertadamente la profesora de Oxford, Annette Idler, en su libro Fronteras Rojas. En los márgenes y la periferia, todo se multiplica, incluyendo por supuesto la corrupción y las violencias organizadas. Lo que ella llama el “efecto-frontera” apunta a sistemas de gobernanza estatal débiles y con una alta tendencia a la impunidad, lo que las hace un territorio perfecto con bajos riesgos y oportunidades altas para la criminalidad. Esta interpretación, a mi juicio muy lúcida, permite una mirada más precisa de nuestras fronteras y de la violencia que allí se vive, incluyendo el grado de violencia de distintos grupos armados contra el tejido social.
Voy a tomarme el atrevimiento de utilizar el planteamiento central de la profesora Idler para interpretar el contexto de hoy en la frontera colombo venezolana. En más de 2.219 kilómetros de frontera que comparten estos dos países, varios grupos de violencias organizadas logran controlar la vida cotidiana de miles o tal vez millones de personas, omitiendo o cooperando con las instituciones formales del Estado, que se supone deberían ejercer ese rol. Estos grupos pueden ser guerrillas, como en el caso del ELN, la segunda Marquetalia o algunos de los grupos que se juntaron en el nombre de Estado Mayor Central de las FARC; o violencias organizadas como los sindicatos en Venezuela o facciones de grupos de crimen organizado. Esta explicación, más compleja pero también más completa, permite salir del lugar común de muchos analistas e informes que únicamente publican la presencia de los grupos armados ilegales, haciéndola mucho mas grande de lo que es y atribuyéndole capacidades casi sobrehumanas con tal de no reconocer la relación tan profunda que existe entre las violencias organizadas y las instituciones, usualmente a ambos lados de las fronteras.
Hoy, en la mesa de diálogo recientemente instalada con el ELN, es fundamental entender lo que pasa en la frontera. He de decir aquí que se conoce (e interesa) mucho más lo que está pasando en la frontera colombiana, mientras que del lado venezolano una gran parte de informes únicamente se limitan a señalar, de forma muy burda e irresponsable en la mayoría de caso, que el ELN está en territorio venezolano. Incluso, contrario no solo a la literatura académica, sino a la lógica misma, el ELN es para ellos una guerrilla binacional que opera igualmente en Colombia y en Venezuela. La información de calidad pareciera ser la ausente en el debate público.
En la otra mesa, la de México, en la que se reúnen el gobierno venezolano y la oposición para intentar lograr condiciones para las elecciones de 2024 e intentar reconducir a Venezuela por un camino de respeto a los Derechos Humanos y a las libertades civiles no se trata ni el tema de frontera, más allá del restablecimiento de las relaciones económicas, ni de las afectaciones gravísimas a las comunidades de la Amazonía venezolana en materia de violación sistemática e impune a sus derechos humanos fundamentales. Si bien es bastante probable que la sociedad civil colombiana logre trasladar sus inquietudes, propuestas, recomendaciones y agendas a la mesa de Caracas, no será así de sencillo que esto ocurra en la de México.
En la frontera colombo venezolana las cosas no se suscriben a si está el ELN o no. Más bien es fundamental a la par que avanza la mesa, pensar en la desactivación de los mecanismos violentos y quitarles la posibilidad de que a sigan controlando la ciudadanía. Esto implica poner un muy serio límite en la mesa de diálogo a no admitir, bajo ninguna circunstancia, que continúen las agresiones a la población civil, ni siquiera cuando ésta es acusada de hacer parte del “enemigo”. Y es que, al día de hoy, el porcentaje de acciones bélicas de los grupos armados incluyendo guerrillas, estructuras criminales organizadas y similares que buscan retar al estado, no llega siquiera al 10% según el último conteo de la Fundación PARES. Ni siquiera existen altos combates entre grupos. Lo que sí hay es un número infame de asesinatos selectivos contra liderazgos sociales y personas que hacen parte de todo tipo de organizaciones comunitarias.
Del lado venezolano la situación para las mujeres indígenas de la amazonia es muy similar, donde la presencia de grupos armados no compite con la guardia civil por el control territorial y que por el contrario se dedica de forma sistemática a extraer recursos, riquezas y personas del amazonas y utilizarlas en negocios de explotación de niños, niñas y adolescentes, y a la esclavitud de miles de personas que están quedando enterradas en los socavones de la minería ilegal del Estado de Bolívar para que después el oro pueda ser lavado y exportado como oro colombiano. Este control violento del territorio, su economía y su población no está siendo necesariamente ejecutado por el ELN sino por otros grupos en la sombra, de los cuáles se habla muy poco. Es curioso cómo en los diálogos entre gobierno y oposición, la situación de estas personas y comunidades sigue siendo completamente invisible.
Con esto en mente, en ambas mesas la reconstrucción institucional de la frontera y la creación de oportunidades para la legalidad debería estar como un tema prioritario y no es claro que pueda llegar. Sin embargo, el liderazgo que el gobierno colombiano ha tenido para la reactivación de los diálogos en ambas mesas es determinante para abrir una ventana de oportunidad. La perspectiva nacionalista debería reemplazarse por un plan de recuperación de la frontera que contemple estos territorios como espacios transfronterizos dinámicos, que requieren una protección especial y un fuerte fomento del tejido social, que futuro lo que puede hacerlos sostenibles hacia el futuro. Propongo desde este espacio de opinión una idea: ¿qué tal promover, desde la sociedad civil transfronteriza, veedurías, verificación e intercambios que nos permitan que la agenda de una frontera pacífica e incluyente llegue a ambas mesas? Les escucho.
Durante la instalación de las mesas de trabajo del Diálogo Regional Vinculante en Norte de Santander, el presidente Gustavo Petro hizo un fuerte llamado de atención a su ministro de Comercio, Industria y Turismo por lo que ocurre en la zona de frontera entre Colombia y Venezuela por el tránsito de mercancías entre los dos países por vía terrestre.
“Señor ministro del Comercio, esas trochas se cierran porque se cierran”, dijo este jueves el presidente Gustavo Petro, desde Cúcuta, al considerar que, aunque la reapertura de la frontera entre Colombia y Venezuela se decidió para que fuera una posibilidad de prosperidad para las comunidades, lo cierto es que, “al cabo de un mes, por allí solo han pasado dos millones y medio de dólares en productos para aquí y para allá”.
A renglón seguido, el Mandatario afirmó: “¿Y el resto de los productos por dónde están pasando? O sea, abrimos el puente, nos dimos la ‘pela’, corrimos el costo político y la economía sigue pasando por la trocha, porque allí uniformados, funcionarios, de allá y de acá, están cobrando la comisión. ¿Y así vamos a construir la paz? ¿Así vamos a construir la prosperidad?”.
En este mismo sentido, el presidente sostuvo que el propósito de la reapertura de la frontera no es que a “unos ‘vivos’, de aquí y de allá, se les llenen los bolsillos y se enriquezcan”, sino que “el pueblo trabajador pueda tener un buen ingreso a partir de que crezcan las industrias, de aquí y de allá”.
“No abrimos ese puente para que los ‘vivos’ en las trochas se enriquezcan”, reiteró, al anunciar que “vamos a hacer cambios de este lado y voy a solicitar cambios de ese lado”.
“Ah, ¿qué va a hablar con Maduro? Pues sí, tocó hablar con Maduro, porque esta frontera es para la gente, no para las mafias”, recalcó.
En este sentido, el presidente Petro puntualizó que siendo la frontera para la gente y concibiéndola no solo como un paso para el comercio sino también para el conocimiento, si se mantiene esta visión, aquí, en Norte de Santander, “tendremos prosperidad, aquí derrotaremos la pobreza, aquí derrotaremos la desilusión”.
Sabemos la importancia de las relaciones comerciales entre Colombia y Venezuela a lo largo de nuestra historia compartida, las cuales se han deteriorado progresivamente con el paso del tiempo por varias razones, sobre todo políticas, las cuales trajeron como consecuencia las rupturas comerciales posteriores, donde se pasó de un pico de transacciones comerciales superior a los $7.000 millones de dólares en 2008 entre ambos países, para luego estar ahora en una cifra no mayor a los $383 millones de dólares a julio de este año.
Bajo este hecho, pongamos sobre la balanza lo que se ha perdido en Colombia y en Venezuela por tener rotas durante tanto tiempo las relaciones comerciales y diplomáticas. Antes de 2008, según el DANE, Colombia exportaba masivamente a Venezuela carne, automóviles, textiles, prendas de vestir, químicos, cueros, ganado en pie, maquinaria, papel y cartón, entre otros. No en vano, la frontera de los más de 2.300 kilómetros, con base principal en Cúcuta desde el lado colombiano, se consideraba la frontera más activa de toda américa latina. El 91% de los bienes exportados a Venezuela eran industriales, Colombia era el segundo proveedor de Venezuela después de los Estados Unidos. Miles de empresarios nacionales, no solo de frontera, dependían del dinamismo de este mercado. Todo lo anterior se perdió.
Varios hechos acontecen en esa época que traen como consecuencia la caída de las relaciones comerciales entre ambas naciones y que terminan ese dinamismo hasta la fecha. En términos económicos, por ejemplo, se complican las transacciones de divisas en Venezuela por el sistema CADIVI, no se renuevan los permisos sanitarios para importación de carne desde Colombia, todas las exportaciones de Colombia hacia Venezuela caen casi en un 50% para el año 2009. Partiendo de estos hechos, se pueden explorar varios hechos políticos desde esa fecha que han traído como consecuencia el deterioro completo de las relaciones.
El gobierno de Álvaro Uribe en 2008, bombardea cerca de Angustura, Ecuador, para dar de bajas a militantes de las FARC. La Venezuela de Chavez reacciona negativamente, calificando el bombardeo como una incursión no autorizada, manifestando que jamás aceptaría operación parecida dentro de Venezuela. Desde allí, pienso, comienza a deteriorarse la relación diplomática. Recordemos que, por este motivo, el gobierno Uribe acusó a Chavez de apoyar a las FARC, Chavez lo negó siempre, y en respuesta retira diplomáticos en Bogotá y realiza una escalada armamentista en la frontera, tema superado meses después.
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En 2010 el Gobierno de Colombia denuncia ante la OEA, presencia de campamentos guerrilleros de las FARC y el ELN, luego Caracas retira relaciones oficiales diplomáticas con Bogotá. Con la llegada del gobierno Santos en Colombia el mismo año, las relaciones se normalizan. Independiente de las tensiones políticas, se prioriza el bienestar y el comercio entre ambas naciones en ese momento, como se señaló, ya habían caído las exportaciones al hermano país en casi un 50%.
A pesar de estos esfuerzos, en el 2015 se cierra la frontera. Maduro, tras enfrentamientos entre fuerzas venezolanas de seguridad y civiles, atribuye al “paramilitarismo” en Colombia, culpando a Uribe, quien niega acusaciones, se escala entonces el rompimiento de las relaciones. Para esta instancia, Venezuela también deporta a más de 1.000 colombianos entre otros hechos.
En medio de esta crisis fronteriza, comienzan a consolidarse los éxodos de venezolanos hacia el mundo. Colombia recibe más de 2 millones de personas. La crisis se incrementa, Maduro niega el éxodo, las tensiones se reafirman luego con la llegada del gobierno Duque. En 2019, bajo el marco del llamado grupo de Lima, se reconoce a Juan Guaidó como Presidente interino ante este grupo y nace el famoso cerco diplomático. Guaidó trata de llevar ayudas humanitarias a Venezuela, en todo ese contexto, Maduro termina cortando definitivamente las relaciones de todo tipo con Bogotá, así mismo lo hace Colombia, cerrando consulados, dejando de atender a miles de colombianos en temas migratorios, de embajada. Esta estrategia del ya extinto grupo de Lima ha sido fuertemente criticada, y como dicen algunos analistas, el cerco diplomático poco o nada ayudó a las relaciones entre Colombia y Venezuela.
¿Qué se ha perdido con estas rupturas por tantos años? Evidentemente se ha perdido productividad, comercio, empleos, se pasó de tener con Venezuela el 80% del comercio representado en la comunidad andina de naciones, a solo tener un mínimo intercambio. Hay pecados de ambas naciones. El frenar desde la era Chavez los pagos a través del sistema CADIVI, pienso, fue factor fundamental en el progresivo rompimiento de las relaciones, esto hizo que miles de empresarios colombianos quebraran al no obtener sus pagos o tuvieron que buscar nuevos mercados. Es claro que el restablecimiento de las relaciones son un gran paso, pero se deben garantizar todos los servicios consulares, se deben tener las garantías de pagos eficientes y el flujo constante del comercio con seguridad requerida para el dinamismo de la frontera. El hecho simbólico del encuentro entre el Presidente Petro de Colombia y el Ministro Venezolano de transporte en el puente Simón Bolívar reabriendo la frontera, debe ir más allá, y como naciones, debemos entender que se deben superar las ideologías o posturas para lograr resultados, existen millones de personas que seguirán dependiendo del comercio legal entre ambas naciones, y se deben dar las garantías necesarias para avanzar en esta unión. La expectativa es la disminución del contrabando y el aumento de al menos $1.000 millones de dólares en el comercio, según la cámara Colombo Venezolana. El libre comercio entre nuestras naciones cercanas debe ser prioridad y tema estratégico para lograr crecimientos sostenibles. Se abre la frontera, y esto debe ser positivo para todos nosotros, independiente de las ideologías, es clara la postura de volver a lo que alguna vez se tuvo, la frontera más dinámica de América Latina. ¿Lo lograremos? Esperamos que así sea.
La politóloga y directora de expansión para América Latina de la Fundación Paz y Reconciliación, Laura Bonilla y el empresario y columnista, John Escobar, analizan en entrevista para Confidencial Colombia con Iván Santisteban, los perdidas económicas que dejó el cierre en la frontera entre Colombia y Venezuela.
“La gracia del comercio es que traiga progreso para la población y yo estaré midiendo eso; ojalá la migración que en masa vino de Venezuela a aquí, como antaño fue la de Colombia a allá, pueda hoy tener calma”.
“Necesariamente las dos economías tienen que integrarse; estamos hablando de una zona especial entre el Táchira y Norte de Santander, para que sea plataforma de la industrialización, para que la calidad de vida sea general”, agregó.
En su intervención en el Centro Nacional de Atención Fronteriza (Cenaf), del Puente Internacional Simón Bolívar, el Jefe de Estado dijo que “yo deseo que las primeras personas beneficiarias sean las que habitan a lado y lado de la frontera; las que se arriesgaban en esas trochas, las mujeres que caminaban por allí prácticamente (a merced) de funcionarios que incluso llegaban a cobrar peaje, y de bandas de todo tipo, multicrimen, que podían matar, que podían violar”.
Por esta razón, consideró que lo que se evidencia con la reapertura de la frontera es la “recuperación automática para los transeúntes” y “legalizar completamente los flujos culturales de población y económicos”.
Enfatizó que se espera que “el Puente Simón Bolívar, junto con el de Tienditas –que dentro de pocas semanas se va a inaugurar, mucho más grande–, sea no solamente un puente de cemento sino la vía por la cual se construya el progreso de estas dos regiones, del Táchira, de Norte de Santander, de Santander”, para que pasen todo tipo de productos.
Manifestó que el objetivo es que “ya no sean 400 millones de dólares, como el Ministro de Comercio me dice, que, más o menos, de contrabando van pasando con cobros de peajes durísimos por las trochas, sino que pasemos a los mil millones de dólares; que pasemos, ojalá al final de este Gobierno, a 4.000 (millones de dólares), y que en el mediano plazo logremos recuperar los 8.000 (millones de dólares) que antes pasaban, la mayoría en mercaderías colombianas hacia Venezuela”.
Y reiteró: “Que la democracia, que la paz, que el respeto absoluto a la dignidad del ser humano, allá y acá, sea nuestra consigna común. Al Norte de Santander le entregamos este hecho en los primeros días de este Gobierno: poder normalizar su situación cotidiana y hacer de esos puentes y del hecho de estar en la frontera, la palanca mayor de la prosperidad económica y del bienestar general”.
«La globalización es, antes que nada, una relación entre vecinos, cualquiera que mida los flujos de comercio y población, encontrará que la mayor cantidad se realiza entre vecinos. Así era antes de que la locura sectaria se adueñara de corazones y cerebros», dijo el presidente Petro.
Petro aseguró desear que las primeras personas beneficiarias sean las que viven a lado y lado de la frontera, las que se arriesgaban por esas trochas: “las mujeres que caminaban por allí, incluso por parte de funcionarios que llegaban a cobrar peaje de bandas, multicrimen, que podían matar, que podían violar”.
El paso en la frontera entre Colombia y Venezuela fue cerrado el 19 de agosto de 2015, por el gobierno de Nicolás Maduro ordenó cerrar la frontera de manera provisional. Para entonces el presidente en Colombia era Juan Manuel Santos.
Los ministros colombianos de Transporte,Guillermo Reyes, y de Industria y Turismo, Germán Umaña, asistieron este lunes al puente Simón Bolívar, en la frontera entre Colombia y Venezuela, a pocas horas de que se produzca la reapertura del área limítrofe como producto del restablecimiento de las relaciones entre ambos países y tras siete años de cierre.
«A esta hora junto al Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, recorremos el puente Simón Bolívar en la frontera con Venezuela para supervisar protocolos y el estado de la infraestructura de transporte», señaló Reyes en su cuenta de Twitter.
Tal y como ha explicado, el recorrido por el puente ha tenido lugar poco antes de un encuentro con representantes de la sociedad civil para abordar la importancia de la reapertura del paso fronterizo y los beneficios que acarrea para el desarrollo de Colombia y Venezuela.
Asimismo, expresó que la reapertura es resultado del «trabajo conjunto, (…) donde la articulación, el diálogo y los consensos han sido fundamentales para la apertura de la frontera».
«Estamos bastante emocionados por lo que está pasando hoy, porque se nota que estamos a punto de vivir un momento histórico del restablecimiento de las relaciones entre países hermanos y esto traerá grandes beneficios para las dos naciones», afirmó antes de manifestar que «hay que afinar los detalles».
La zona fronteriza se entre Venezuela y Colombia se abrirá oficialmente este lunes y, como primer paso para el restablecimiento de las relaciones bilaterales, se reanudará la conexión aérea y el transporte de carga terrestre.
Los presidentes de Colombia y de Venezuela, Gustavo Petro y Nicolás Maduro, respectivamente, coincidirán por primera vez con motivo de la apertura de la frontera común, lo que supondrá la confirmación definitiva del acercamiento diplomático entre los dos países vecinos.
El ministro de Transporte colombiano, Guillermo Reyes, ha confirmado la cita al regresar de una visita a Caracas. Así, «en el acto de apertura (de la frontera) estarán los presidentes de ambos países», en principio en el puente Simón Bolívar.
Reyes ha ultimado con el Gobierno de Maduro los detalles de la esperada normalización fronteriza, que llega después de años de cortes frecuentes y de una animadversión política entre Caracas y Bogotá. Las dos administraciones mantienen contactos diversos estos días.
Petro, prometió al llegar al poder un giro de la política con Venezuela que venía manteniendo su predecesor, Iván Duque, lo que se tradujo en las semanas posteriores en el nombramiento de embajadores y el restablecimiento formal de relaciones diplomáticas.
Los presidentes de Colombia y de Venezuela, Gustavo Petro y Nicolás Maduro, respectivamente, coincidirán el próximo lunes por primera vez con motivo de la apertura de la frontera común, lo que supondrá la confirmación definitiva del acercamiento diplomático entre los dos países vecinos.
El ministro de Transporte colombiano, Guillermo Reyes, confirmó la cita al regresar de una visita a Caracas. Así, «en el acto de apertura (de la frontera) estarán los presidentes de ambos países», en principio en el puente Simón Bolívar.
Reyes habló con el Gobierno de Maduro los detalles de la esperada normalización fronteriza, que llega después de años de cortes frecuentes y de una animadversión política entre Caracas y Bogotá. Las dos administraciones mantienen contactos diversos estos días.
Petro, el primer presidente de izquierda de la historia de Colombia, prometió al llegar al poder un giro de la política con Venezuela que venía manteniendo su predecesor, Iván Duque, lo que se tradujo en las semanas posteriores en el nombramiento de embajadores y el restablecimiento formal de relaciones diplomáticas.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció en la mañana de este viernes que se reabrirá la frontera con Venezuela a final de este mes, exactamente el próximo 26 de septiembre.
Esta noticia se dio por medio de una publicación en Twitter donde el mandatario dio a conocer cuando será el día de este suceso, pero además dijo el «primer paso» será la reanudación «de la conexión aérea y el transporte de carga entre nuestros países».
El próximo 26 de septiembre daremos apertura a la frontera entre Colombia y Venezuela. Como primer paso, se reanudará la conexión aérea y el transporte de carga entre nuestros países. Confirmamos el compromiso del Gobierno por restablecer las relaciones de hermandad.
El anuncio se realizó junto a Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, quien por su cuenta de Twitter también anunció la reapertura.
Maduro, compartió por medio de una foto la reunión en la que estuvo junto al ministro de Comercio de Colombia, German Umaña, donde agregó que, volverán «los vuelos entre Caracas – Bogotá y Valencia – Bogotá» lo que, en según él hará que «reinicien con buen pie el intercambio y la cooperación» entre los países.
El presidente de la república, Iván Duque, respondió al anuncio del mandatario electo, Gustavo Petro, asegurando que “las fronteras con Venezuela siempre han estado abiertas”.
«Las fronteras no han estado cerradas, están abiertas. Aquí lo importante es sobre que del lado venezolano se garantice que no haya connivencia con el terrorismo, porque allá está ‘Pablito’, allá está ‘Antonio García’, allá está ‘Iván Márquez’, entonces que los devuelvan, que los manden para que los capturen y los extraditen y le demuestren a Colombia hay voluntad de colaborar», dijo el mandatario.
El primer mandatario, Iván Duque, señaló que no se puede espantar la inversión extranjera directa, ni la no minero energética, ni la minero- energética, “Colombia y el mundo están en una transición”. En cuanto a Ecopetrol dijo: -“Ecopetrol es hoy una empresa de hidrocarburos, de hidrógeno verde, es la mayor auto generadora con renovables no convencionales y al mismo tiempo está participando en proyectos de conservación, geotérmicos y biomasa”.
Duque recordó que el país ha hecho inversiones «muy grandes» costa afuera, en asoció con empresas extranjeras, por lo que calificó como un error retomar la idea de que Colombia tenga una dependencia en hidrocarburos por parte de Venezuela.