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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Gabinete ministerial

Se aproxima nuevo remezón ministerial

El presidente, Gustavo Petro, ha anunciado «cambios radicales» en su gabinete, reconociendo que, hasta el momento, después de cuatro grandes remodelaciones, no ha dado con uno «que cumpla con el plan de Gobierno».

En su intervención en el último consejo de ministros, Petro ha apuntado sus reproches hacia algunos de los 52 ministros que han pasado por su gabinete –entre ellos el antiguo titular de Educación Alejandro Gaviria–, acusándoles de ejercer una «oposición interna» en las filas del Gobierno.

 

«El pueblo votó por unos objetivos y se le respeta. El Gobierno no puede permitir que se burlen del pueblo», ha dicho Petro, quien ha asegurado que no puede seguir al frente del país «con gente que no sepa cuál es el plan» del Ejecutivo.

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Así, ha señalado que no es posible que los ministros, por «pereza» o por tener otra «agenda diferente», propicien un modelo de desigualdad. «No puede ser que este Gobierno, que se supone de izquierda, haga estas circunstancias», ha dicho.

Petro, que ha reconocido algunas diferencias con la vicepresidenta Francia Márquez a razón de algunos nombramientos en el Ministerio de Igualdad, es el segundo presidente con más cambios de ministros, sólo superado por Ernesto Samper con 54 movimientos ministeriales.

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Los ministerios con más cambios durante estos años de mandato de Petro han sido el del Interior, con hasta cuatro titulares distintos, seguido por los de Hacienda, Exteriores, Deporte y Transportes, con tres responsables.

Petro dice que no habrá grandes cambios en su gabinete

El presidente, Gustavo Petro, ha asegurado que no se producirán grandes cambios en su equipo de Gobierno y que sólo prescindirá de aquellos ministros con «aspiraciones electorales».

«No hay que preocuparse, no va a ser tampoco un gran cambio de ministerios, muchos van a permanecer», ha dicho Petro a su paso por Dubai, en Emiratos Árabes Unidos, para asistir a la Cumbre Mundial de Gobiernos 2025.

 

«No es sano que se combinen aspiraciones electorales y, al mismo tiempo, administración pública, no se hace ni lo uno ni lo otro», ha defendido Petro, al igual que continuar emitiendo por televisión los consejos de ministros, el último de los cuales reveló las hondas diferencias dentro del Gobierno.

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«El pueblo colombiano tiene el derecho de mirar cómo es que se administran sus bienes, sus dineros, cómo es en realidad la política pública que se construye entre los gobiernos, si beneficia al pueblo o no», ha argumentado.

Por otro lado, Petro ha dejado la puerta abierta a que los nuevos ministros procedan de diferentes partidos o tradiciones políticas ya que él fue elegido «por una especie de frente amplio» que se tradujo en once millones y medio de votos.

«No existen partidos tan grandes, ni siquiera ideologías tan grandes como para abarcar once millones y medio, que es con lo que se puede ganar», ha dicho a los periodistas, según ha trasladado Presidencia.

«Son muchos millones de personas que tienen maneras diferentes de pensar. Cada persona en Colombia tiene similitudes, pero también diferencias, y esa enorme diversidad (…) debe ser recogida en un proyecto democrático», ha valorado.

Petro confía en que el programa para la próxima legislatura profundice de manera aún mayor el actual plan de gobierno a fin de lograr «una Colombia más igualitaria, más democrática, que es la única vía para construir la paz».

Sale Catalina Velasco del gabinete ministerial

Catalina Velasco, quien venía ocupando el cargo de ministra de Vivienda sale de la entidad en medio del remezón ministerial que ejecuta el presidente de la república Gustavo Petro.

Velasco presentó su carta de renuncia en medio de una reunión en el Palacio de Nariño con el primer mandatario quien aceptó la dimisión de manera inmediata.

 

Su salida de la cartera de Vivienda estaría motivada por la baja ejecución de las dependencias, hecho que llevó al presidente en varias ocasiones a llamarle la atención en público y a pedir su renuncia del cargo. Al gabinete del presidente Gustavo Petro solo sobreviven Susana Muhamad en Ambiente e Iván Velásquez en Defensa.

¿Quiénes se van del gabinete ministerial?

Desde el momento en que el presidente Gustavo Petro anunció que habría cambios en el gabinete ministerial, las apuestas y los rumores sobre quienes se van y quienes llegan no han parado.

Entre todo lo que se ha dicho el común denominador es el actual ministro del Interior, Luis Fernando Velasco y la ministra de Educación, Aurora Vergara. Esta última saldría del cargo luego del hundimiento de la reforma a la educación en la plenaria del Senado.

 

Con este cambio ministerial se estaría configurando un nuevo camino para lograr mayores entendimientos con el Congreso de la República, especialmente en el Senado donde el presidente Gustavo Petro no cuenta con el suficiente respaldo para la aprobación de sus iniciativas.

La ministra de Agricultura también parece tener los días contados en el cargo y se menciona además a Catalina Velasco, ministra de Vivienda, sin embargo, no es muy seguro porque para nadie es un secreto que la funcionaria es de las entrañas del presidente Gustavo Petro.

También se ha dicho que el ministro de Defensa, Iván Velásquez, también saldría de la cartera y en su reemplazo llegaría el actual embajador del Reino Unido, Roy Barreras.

Las preguntas que desató el anuncio del cambio de ministros

Desde el momento en que el presidente de la república, Gustavo Petro, anunció un cambio en su gabinete asegurando que el criterio para decidir a quienes cambiaría, es la ejecución en las entidades, sus ministros entraron en pánico y han ordenado en cada una de sus carteras acelerar los procesos.

Como es claro que algunos no alcanzaron a cumplir con las metas de ejecución, es claro que desde ya les toca empezar a alistar maletas. La pregunta que cabe hacer es si la ministra de la Igualdad, Francia Márquez, que es la cartera con menor ejecución, saldrá del cargo y se dedicará únicamente a la Vicepresidencia de la República.

 

Otra pregunta que se hacen en los corrillos políticos es, sí este relevo ministerial que se avecina corresponde a la idea de configurar nuevos acuerdos con el Congreso de la República, ahora que llega el cambio de presidencias en el Senado de la República y la Cámara de Representantes, en donde el Gobierno ve amenazado el control que podría tener si a la cabeza de ambas corporaciones llegan el conservador Efraín Cepeda, quien no le jala a apoyar al Ejecutivo y Katherine Miranda a la Cámara, quien se ha alejado del primer mandatario.

El silencio no es la opción

Lo peor que le puede suceder a un líder es cuando la mayor parte de su equipo permanece en silencio. Es como si le pusieran una venda en los ojos. Nadie es infalible y, aunque el ego pese, uno siempre necesita que alguien le señale las cosas que no está haciendo bien. Escuchar y tomar decisiones es, tal vez, una de las tareas más difíciles de la humanidad.

El gabinete presidencial está en tensión. Las cosas no avanzan al ritmo que el presidente desea. A él no le gusta que lo tilden de mal ejecutor, especialmente después de un año y medio de gobierno, tiempo en el que soñaba con cambios mucho más contundentes. Además, en Colombia, las expectativas sobre los mandatarios son desmedidas. Es cierto que el presidencialismo es fuerte, pero está muy lejos de ser todopoderoso. En su frustración, llama la atención de su gabinete y prioriza a aquellos que lo defienden a toda costa, como el canciller Leyva o Daniel Rojas de la SAE. Sin embargo, Gustavo Petro no es un líder centrado en el cómo se hacen las cosas, y en un momento de paranoia generalizada, poca gente siente confianza para avanzar con el plan de gobierno.

 

Aunque hay promesas que se han cumplido, otras van muy retrasadas. Aquellos que critican la baja ejecución en agricultura deberían revisar nuevamente las cifras, ya que no es verdad que tenga un mal desempeño. Incluso, a pesar de las trabas burocráticas, se ha avanzado más en un año y medio que en los ocho años anteriores. La prueba está en que, incluso con un aumento en el precio de la gasolina, los alimentos tienden a la baja y la inflación da un respiro. Este alivio es crucial para que el presidente pueda brindar tranquilidad. La macroeconomía va por buen camino, y Colombia se mantiene estable.

Entre las promesas retrasadas se encuentran, por supuesto, las reformas y algunos programas que podrían haberse ejecutado mejor o, al menos, con mayor celeridad. La paranoia que rodea al gobierno le impide ver que, muchas veces, puede aumentar su base de aliados entre funcionarios, líderes de opinión y organizaciones populares que llevan décadas esperando atención. No sería complicado poner en marcha el Fondo Colombia en Paz, que registra una de las peores ejecuciones gubernamentales, y así proporcionar alivio inmediato a las comunidades afectadas por la guerra y la violencia organizada. Lo mismo se podría hacer para revitalizar la dignidad de la Consejería Presidencial para los Derechos Humanos, tan necesaria hoy en día para proporcionar tranquilidad y una línea política clara para la disminución de los indicadores de violencia.

La posición del presidente no es fácil porque tiene razón. El Ministerio Público, que debería estar orientado a la provisión de justicia y a la protección de los Derechos Humanos, se ha convertido en el refugio de clientelistas que no lograron negociar con el gobierno nacional, lleno de burocracia ineficiente y ejecutando diligentemente el presupuesto de inversión en contratos de prestación de servicios, al mismo tiempo que ejercen su poder como operadores políticos. Francisco Barbosa, Margarita Cabello y William Camargo están hoy muy lejos de su rol original.

El problema del presidente no es tener la razón. Es evidente que ningún mandatario, ni siquiera el expresidente Uribe, ha estado bajo una atención tan intensa. Sin embargo, la paranoia lo lleva por un camino que él conoce bien y que no produce resultados positivos. Cuando hay silencio y uno siente que todos le dan la razón, es necesario desconfiar de inmediato, porque se corre el riesgo de conducir un coche de fórmula 1 con los oídos y los ojos tapados. El llamado del presidente es necesario para preservar la institucionalidad, pero en esto necesita mucha gente y el enroque no es una buena estrategia.

Nota: Quiero aprovechar este último párrafo para despedirme con amor de mis colegas y de Oscar Sevillano, mi editor en Confidencial Colombia, quien generosamente me ha abierto sus puertas. Continuaré con mi espacio de opinión y análisis en mi casa, Pares. Esperen novedades muy pronto.  

Encuentre aquí más columnas de opinión Laura Bonilla

¿Está pensando Petro en un remezón ministerial?

En el último consejo de ministros celebrado el pasado miércoles 31 de enero, el presidente Gustavo Petro, sostuvo fuertes discusiones con los miembros de su equipo por los pocos resultados que se evidencia en la gestión que hacen pensar que se avecina un remezón ministerial.

Ante la divulgación de la noticia, la Presidencia de la República a través de su cuenta de Twitter negó que el primer mandatario haya solicitado la renuncia protocolaria a su gabinete ministerial.

 

Aunque desde mucho tiempo atrás se viene hablando de un posible remezón ministerial, hasta ahora parece concretarse, tras el tenso consejo de ministros en las últimas horas en el Palacio de Nariño.

Aunque no es seguro los nombres de quienes se van y de quienes llegan, desde ya se da por hecho la salida de la actual ministra de Deportes, Astrid Rodríguez, por la pérdida de los Juegos Panamericanos, lo mismo que la del canciller, Álvaro Leyva, quien enfrenta un proceso en la Procuraduría por la licitación para la expedición de los pasaportes.

Los que suenan:

Por el momento suenan para llegar a los ministerios los siguientes nombres:

  1. Cancillería: el actual embajador de Colombia en los Estados Unidos, Luis Gilberto Murillo
  2. Ministerio del Deporte: el exalcalde de Cali, Jorge Iván Ospina. También suena el nombre del exsenador, Antonio Sanguino.
  3. Ministerio del Interior: Para este ministerio suena el nombre del actual ministro de las TIC, Mauricio Lizcano.
  4. Ministerio de Defensa: En este cargo suena el actual embajador de Colombia en el Reino Unido, Roy Barreras.
  5. Ministerio de las TIC: En esta cartera se escuchan dos nombres, el primero es el del exalcalde de Medellín, Daniel Quintero. También se escucha la posibilidad de que sea ocupada por Esteban Restrepo, quien fue secretario de Gobierno de Medellín en la administración de Quintero.
  6. Ministerio de Agricultura: Se habla de la salida de la actual ministra, Jennifer Mujica. y de la llegada de Gerardo Vega, actual director de la Agencia Nacional de Tierras.

Se espera la decisión del presidente de la república, Gustavo Petro, quien tiene la última palabra.

Vender la sala

Una persona con la que tuve la oportunidad de conversar recientemente acerca del desempeño del gobierno de Petro compartió conmigo esta analogía: Imagina a alguien que llega a su hogar y descubre a su pareja siéndole infiel en el sofá. Sin pronunciar una palabra, abandona la habitación y al día siguiente, sin vacilación, decide vender el sofá. Pues bueno, el presidente Petro está vendiendo toda la sala.

En el primer ajuste ministerial, resultaba notable la disparidad entre el programa acordado, las perspectivas de Alejandro Gaviria y las de Cecilia López. Esto era especialmente notorio con el primero, en relación al asunto esencial de la ponderación adecuada entre el papel del Estado y el del sector privado. También se tornaba patente que el presidente no toleraba divergencias y que la anhelada búsqueda de un acuerdo nacional comenzaba a perder vigor. Con el paso del tiempo, se volvía igualmente evidente que incluso sus colaboradores más leales no cumplían todas sus expectativas.

 

De manera similar, de manera gradual, iba destituyendo a los funcionarios que le resultaban incómodos, o en casos como el del Fondo Nacional del Ahorro, aquellos que estaban involucrados en las prácticas políticas y clientelistas tradicionales. Simultáneamente, al interior de las entidades gubernamentales, se encomendaba a sus seguidores más fieles la tarea de remover a todos los que habían representado al gobierno anterior. La intención era prácticamente desmantelar el aparato estatal para luego reconfigurarlo. Sin embargo, esta estrategia fue lo que verdaderamente condujo a la mayor fractura con el Congreso de la República, ya que muchos senadores y representantes vieron mermada su capacidad de intermediación y, en consecuencia, su influencia política. Ante tal situación, se cerraron filas. La inmovilidad se apoderó del Congreso, arrastrando consigo la esperanza de reformas legislativas.

Las consecuencias no se hicieron esperar. Cada vez que llega un nuevo ministro o director, pasan al menos cuatro meses de parálisis, ya que todos desean gobernar con su propio equipo. En nuestra cultura pública marcada por la desconfianza, se valora más la lealtad que la capacidad, y se premia más la adulación que la eficiencia. De igual manera, como se evidencia en las cifras de ejecución, cuanta menos experiencia tenga un funcionario en contratación estatal, más tiempo le tomará comenzar con sus programas y alcanzar sus objetivos. Si además de eso se le exige tener todo preparado en vigencias anuales (lo que no se gaste en un año se pierde), es prácticamente una receta para el desastre. Ya existen entidades en las que se han presentado denuncias serias por incumplimientos graves en el pago de funcionarios. A pesar de todo esto, Petro solicita a todos los directores de entidades que presenten renuncias protocolarias y luego amenaza con destituir a quienes no cumplan con la ejecución. Es decir, no solo puso en venta el sofá, sino toda la sala.

Así, el presidente está hoy en una encrucijada. Intenta por una parte llamar nuevamente al acuerdo nacional, pero con la distancia que hay entre él y los distintos jefes de partidos deberá optar por la negociación uno a uno, pero con parlamentarios que hoy creen tener la sartén por el mango. Entre mejor les vaya en las elecciones de octubre y entre más baje la popularidad presidencial, más alto es el precio que cobrarán. El problema es que lo que debe pagar el presidente es tal vez más tóxico para la democracia que lo que uno pudiera creer: significa en la práctica darle aire y burocracia a las élites políticas regionales y a los propios clanes. Es un acuerdo nacional con lo peor de la política que no puede salir bien.

Los zapatos de Petro son mucho más difíciles hoy que nunca porque depende enteramente de empezar a cosechar resultados que no parece que se le vayan a dar. Para avanzar en el congreso necesita ceder control, poder y burocracia a grupos políticos que no tienen interés alguno en los buenos resultados, ni en la superación de la desigualdad y tampoco en la paz total. Siempre en cuando puedan manejar oleadas de hojas de vida y dilapidar en ello el presupuesto de inversión del país, el resto no importa. Y en el bando de sus propias alianzas ni la fuerza ni la capacidad de hoy le es suficiente, mucho menos si el estilo de liderazgo es desmoralizar a su propio equipo.

La energía y la adrenalina de alguien que cree estar contra la pared son, por supuesto, elevadas. Incluso alcanza para trabajar las 24 horas del día, los 7 días de la semana, hasta cierto punto. Sin embargo, al final colapsa porque no basta con decir que algo debe hacerse para que esté realizado. Por el contrario, la evidencia en América Latina demuestra que los mejores resultados en las metas que Petro quiere lograr se consiguen con mayor nivel de consenso y políticas pragmáticas, bien planeadas y basadas en la evidencia. Pero al ritmo al que el presidente está avanzando, terminará cumpliendo su propia profecía y se quedará solo en un palacio frío.

 

Revolcón ministerial y balcón presidencial

A nueve meses de iniciado su mandato, dos hechos marcan el nuevo rumbo en el Gobierno de Gustavo Petro: el ajuste Ministerial y el balcón presidencial. El primero, como la advierten sirios y troyanos, representa la partida de defunción que el propio Petro le expidió a la fracasada coalición con los partidos liberal, conservador y la U. El segundo, es un recurso que el propio presidente puso en marcha en su paso por la Alcaldía de Bogotá para movilizar a la ciudadanía en favor de su agenda gubernativa. Sin tremendismos, hay que reconocer que Petro vuelve a ser el Petro que todos conocemos y que acude a un repertorio recurrente en los gobiernos de las izquierdas latinoamericanas.

No me sorprende el ajuste de líneas en el gabinete. En las primeras de cambio, la amplia coalición de gobierno que incorporaba a tres partidos tradicionales, permitió la aprobación en el Congreso de la República de un primer paquete de iniciativas legislativas de interés para el nuevo gobierno, entre las que se destacan la reforma tributaria y la ratificación del Acuerdo de Escazú. Sin embargo, la fragilidad de la coalición se evidenció cuando llegaron los proyectos de reformas que constituyen el sello distintivo de un gobierno del cambio. Fue una acida prueba que no aprobaron los partidos del establecimiento y que condujo a una previsible e inevitable apelación del presidente a soportar su gobierno principalmente en las fuerzas políticas alternativas leales a su agenda.

 

No es para menos. Si una de las principales facetas del arte de gobernar es convocar, conducir y movilizar la institucionalidad hacia una idea de Estado y sociedad en el marco del Estado de Derecho, las coaliciones políticas deben estar al servicio de dicho propósito. Si algunas fuerzas políticas coaligadas actúan en contravía de la agenda del gobernante, en este caso, las reformas planteadas por Petro, no pueden hacer parte de su gobierno. Permitir que los partidos tradicionales se mimeticen en un gobierno del cambio para satisfacer su acostumbrada costumbre de capturar porciones del aparato público es hacerle un enorme daño al esquema gobierno/oposición pilar de toda democracia.

Tampoco debe estigmatizarse la convocatoria a la movilización ciudadana para defender las reformas planteadas y en discusión en el Congreso de la República. La deliberación pública y la presencia de las ciudadanías movilizadas no debe ser interpretada como una transgresión al principio democrático de separación de los poderes públicos. Como la representación popular en cuerpos colegiados no es un cheque en blanco, es justo reconocer que las voces ciudadanas puedan intervenir en el trámite legislativo de las reformas. Para elevar la calidad de nuestra democracia, la propia Constitución de 1991 estableció una adecuada combinación de representación y participación.

La oposición de derecha puede acudir al tremendismo como estrategia política. No es ninguna novedad. La posverdad hace parte sustancial de su repertorio. Pero en rigor, el debate democrático debe fundarse en la argumentación y no en la especulación. Petro, ha escogido la lealtad al mandato de cambios que recibió en las urnas y está apelando a un recurso democrático para respaldar con la movilización la agenda de reformas.

 

Los ministros que llegan al gabinete de Petro y los que se van

A través de su cuenta de Twitter el presidente de la república, Gustavo Petro,  anunció los cambios que se darán en su gabinete ministerial.

El primer cambio se dio en el Ministerio del Interior, a donde llega el actual Consejero Para las Regiones, Luis Fernando Velasco. Sale Alfonso Prada.

 

El Ministerio de Agricultura pasa a manos de Jennifer Mojica, actual directora de Asuntos Étnicos de la Unidad de Restitución de Tierras. Sale la liberal Cecilia López Montaño.

Otro ministerio que cambia de jefe es el de Hacienda que venía en cabeza de José Antonio Ocampo. A esta cartera llega el exsecretario de Hacienda de Bogotá, Ricardo Bonilla, actual director de la Financiera de Desarrollo Territorial S. A. (Findeter) Es economista con estudios en la Universidad Nacional de Colombia y la Universidad Jorge Tadeo Lozano.

El cuarto ministerio que enfrenta un cambio es el de Salud, que será encabezado por el exsecretario de Gobierno de Bogotá, Guillermo Alfonso Jaramillo. Sale Carolina Corcho.

Un quinto cambio se dio en el Ministerio de las TIC, a donde llega el exsenador y exdirector del Departamento Administrativo de la Presidencia, Mauricio Lizcano. Sale del cargo Sandra Milena Urrutia.

El Ministerio de Transporte no se salvó de los cambios. Llega William Camargo, actual director de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI). Es ingeniero de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia y sale Guillermo Reyes.

El último ministerio en donde se presentan cambios es en el de Ciencia y Tecnología a donde llega Yesenia Olaya.

Al departamento Administrativo de la Presidencia llega Carlos Ramón González, quien venía ocupando la subdirección del Partido Alianza Verde. Es abogado, politólogo y especialista en medioambiente

El presidente de Perú tomará juramento mañana a su nuevo gabinete ministerial

El presidente de Perú, Pedro Castillo, ha anunciado que el viernes tomará juramento a su nuevo gabinete ministerial, el quinto en poco más de un año de mandato, tras la dimisión de Aníbal Torres como primer ministro.

«Mañana vamos a juramentar al gabinete, y en la convocatoria que hagamos nosotros, bienvenidos los actores políticos que creen en el país», ha detallado el mandatario en declaraciones a la prensa, ante los que ha invitado a todos los partidos políticos a formar una «ancha base para trabajar por el país», recoge ‘La República’.

 

El hasta ahora primer ministro Torres puso el miércoles su caso a disposición del presidente argumentando su decisión en «razones personales»; un movimiento que aboca a Perú a un nuevo equipo de Gobierno desde julio de 2021, cuando Castillo tomó posesión.

Así, Castillo dará a conocer el viernes el nombre del encargado de tomar las riendas de la Jefatura de Gobierno, un papel que hasta ahora han desempeñado el ya mencionado Torres; Héctor Valer, quien ocupó el cargo durante apenas siete días; Mirtha Vásquez, que duró menos de cuatro meses como ‘premier’, y Guido Bellido, quien se vio obligado a abandonar el puesto tras poco más de dos meses por orden del propio presidente.