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Etiqueta: Hidrógeno

Colombia y Alemania firman convenio para impulsar industria del hidrógeno

Colombia y Alemania firmaron este viernes en Berlín un acuerdo que prevé la cooperación de la Sociedad Fraunhofer, uno de los líderes mundiales en investigación, para analizar la producción de hidrógeno verde y sus derivados para su exportación hacia la nación europea.

En el marco de la vista del Presidente Gustavo Petro a Alemania, los ministros de Minas y Energía, Irene Vélez, y de Comercio, Industria y Turismo, Germán Umaña Mendoza, suscribieron un memorando de entendimiento con la Sociedad Fraunhofer.

 

Según los estudios presentados en diciembre pasado, durante un encuentro de expertos de los dos países, la Región Caribe de Colombia puede convertirse en una importante zona industrial de hidrógeno y entregar volúmenes significativos a los mercados locales e internacionales a precios competitivos.

“Agradecemos esta colaboración, porque estamos seguros de que es el inicio de muchas oportunidades en conocimiento que nos van a acercar cada más a un planeta más sustentable”, manifestó la Ministra de Minas y Energía, Irene Vélez.

Por su parte, el Ministro de Comercio, Industria y Turismo, Germán Umaña Mendoza, dijo que “desde el inicio de este gobierno hemos venido planteando la necesidad de volver a hacer una política de modelo de desarrollo sostenible, de transición energética y hemos planteado el proceso de reindustrialización de nuestra economía”.

Resaltó que el memorando firmado busca la transición económica con modelos como el hidrogeno verde y el amoníaco; el desarrollo agroindustrial y la transición hacia los biofertilizantes.

 

La profecía de Verne

Por definición el hidrógeno se entiende como un elemento químico no metálico, es gas incoloro e insípido, catorce veces más ligero que el aire, presente en la composición de muchas sustancias orgánicas y que forma el agua al combinarse con oxígeno.

Siendo el elemento más abundante del universo, sus usos son variados e incluyen la producción de amoniaco para fertilizantes, la fabricación de vidrio, acero, grasas y aceites, en diferentes procesos industriales desde la elaboración de cosméticos hasta la de llantas, en la hidratación de crudos pesados y por supuesto como combustible de manera directa en motores de combustión. Como lo describe Isabel Carrillero para el portal El País de España “La vuelta a la movilidad basada en hidrógeno tendría cierto romanticismo, porque el primer vehículo de combustión interna lo diseñó Francois Isaac de Rivas en 1806 y consumía hidrógeno”.

 

Una de las bondades del hidrógeno: es el combustible con mayor energía por unidad de masa, un kg de hidrógeno equivale a 2,78 kg de gasolina o 2,8 kg de gasóleo; una de sus desventajas: baja densidad energética por unidad de volumen, es decir, se necesitaría más espacio para almacenar un kg de hidrógeno que uno de gasolina, por ello su almacenamiento requiere altas presiones, proceso que encarece la cadena para su utilización.

El uso del hidrógeno como combustible es la aplicación de mayor interés y su eficiencia es una realidad gracias a las celdas de combustibles, desarrolladas por la NASA con aplicaciones para producir energía eléctrica en vuelos espaciales. A partir de entonces en varios países se impulsó la investigación y desarrollo de estas celdas que son comercializadas en varias partes de mundo. En Estados Unidos (California) y España ya se comercializan vehículos particulares eléctricos que usan celdas de combustible de hidrógeno, que tardan 5 minutos en cargar, con autonomía de al menos 300 millas.

Según IEA 2022 Hydrogen Tracking Report CC BY 4.0 para 2021 la demanda global por hidrógeno alcanzó los 94 Mt dirigida principalmente a la refinación de combustibles y los usos químicos, sólo el 0,04% se dedicó al transporte y de éste principalmente se dio en China a través del uso de celdas de combustible para transporte de carga en carretera. La oferta de este hidrógeno (verde por su origen en energías renovables), correspondió a 160MW generados en China y 30MW en Europa.

Sin desconocer el importante papel que representa para diferentes industrias la producción de hidrógeno, sin un producto sustituto a la vista, es evidente que las principales fuentes usadas para su producción son ambientalmente insostenibles, por su origen fósil y su consecuente emisión de gases efecto invernadero.

La ciencia reconoce varios métodos para la fabricación de hidrógeno pero el que ofrece el mejor resultado por su baja huella ambiental y la cantidad de agua existente en el planeta, es el proceso de hidrólisis, que consiste en la separación del hidrógeno y el oxígeno, componentes del agua, mediante un proceso eléctrico. La energía usada en este proceso es el componente clave para lograr avances significativos en materia de transición energética global, que se espera sea de origen no convencional.

El factor de planta de fuentes de energía alternativas como la eólica y la solar, no permite garantizar un suministro 100% estable y continuo; por otra parte cuando ésta no es despachada al sistema, no se puede almacenar lo cual implica su desaprovechamiento,  propiedad ésta que si posee el hidrógeno que, a pesar de ser un factor costoso por las  características físicas del hidrógeno, permitiría el desarrollo de una fuente energética sin huella de carbono, estable y eficiente, con capacidad de almacenamiento estratégico, como alternativa de sustitución del uso de combustibles fósiles en sectores económicos como la industria pesada (fabricación de hierro y acero, plantas de cemento por ejemplo) y el transporte pesado y público.

El uso de energías renovables eólica y solar en el proceso de hidrólisis para producir hidrógeno a partir de agua, como parte la matriz energética global, permitiría alcanzar las metas para descarbonizar la atmósfera y detener el calentamiento global. Países como Japón, Alemania y Estados Unidos apuntan estratégicamente en esta dirección.

La agenda energética de Colombia cuenta con una hoja de ruta para el hidrógeno que destaca la necesidad de su desarrollo y la implementación de esta fuente dentro de la matriz energética del país, así como su contribución en la disminución de gases efecto invernadero, sin embargo llama la atención que en la búsqueda de este objetivo tenga relevancia especial la producción de hidrógeno a partir de fuentes fósiles; destaca la ausencia de planes concretos para la incorporación de la energía renovable en la hidrólisis, la no promoción de inversión privada en su desarrollo y ausencia de estímulos gubernamentales para su investigación, desarrollo y puesta en funcionamiento.

Quizá un buen inicio en esta materia en Colombia, sería emular los estímulos e impulso otorgado a la cadena de hidrógeno verde en todas sus etapas en los Estados Unidos por la actual administración contenidos en el IRA 2022 (Ley para la reducción de la inflación por sus siglas en inglés), de lo contrario mucho me temo que en Colombia no se cumplirá con la premonición descrita en la novela La Isla Misteriosa de Julio Verne publicada en 1874 “Creo que un día el agua será un carburante, que el hidrógeno y el oxígeno que la constituyen, utilizados solos o conjuntamente, proporcionarán una fuente inagotable de energía y de luz, con una intensidad que el carbón no puede; dado que las reservas de carbón se agotarán, nos calentaremos gracias al agua. El agua será el carbón del futuro.»

Hidrogeno, el Futuro

Colombia es rico en todo tipo de energía: genera el 70% de su electricidad con hidroeléctricas, es el productor 20 del mundo en petróleo, el 6 en materia de carbón y está lleno de sol, viento y biomasa. Sin embargo, este potencial de generación eléctrica se frena por limitantes de exportación y la creciente complejidad del entorno de permisos.

El hidrógeno, que parecía ser una fuente energética de ciencia ficción, está a décadas de ser parte de la matriz energética y puede ser la llave para destrabar el potencial de energía del país. El hidrógeno no solo es una solución sostenible, además, brinda confiabilidad al sistema eléctrico, que para Colombia es el futuro.

 

En esencia, la producción de hidrógeno es un proceso que consiste en utilizar energía para romper átomos y aislar el hidrogeno. Si fuera, por ejemplo, agua (H20) se utilizaría la electrólisis para separar el hidrógeno del oxígeno. Una convención es el uso de colores para distinguir entre métodos de producción: verde, se produce con energías renovables; azul, se genera con gas natural, pero con captura del CO2; gris, surge con gas o metano, sin ninguna restricción; negro, con carbón; morado, con energía nuclear y el blanco ocurre naturalmente. Hoy, de las 87 millones de toneladas producidas en 2020, el 95% se producen con hidrocarburos y tan solo el 4% con renovables. Dado la nueva conciencia ambiental, el potencial del verde y azul es inmenso.

En paralelo, la posibilidad de generar electricidad en Colombia para exportar a otros países está limitada, lo hacemos con éxito al Ecuador, pero inclusive esa interconexión da redundancia en momentos de escasez. El Amazonas limita la conexión con Perú y Brasil, el temor de garantía de pago frena buenas iniciativas con Venezuela y, el Darién bloquea la interconexión con Centro América. Limitaciones de exportación, retos de licenciamiento ambiental o de consulta previa, restringen el mercado doméstico aún más.

La potencia de renovables que es La Guajira, con un potencial de más de 8 mil MW, languidece frente a 42 consultas previas requeridas para construir una línea de transmisión. Igual es el caso de la excelente cuenca hídrica del sur del país, pero que tampoco es posible interconectar con el sistema nacional. Si dependemos del sistema eléctrico, estos proyectos están a décadas de desarrollar su potencial, el hidrogeno hace viable estos proyectos.

La oportunidad es generar hidrógeno colombiano para transformarlo en Amonia (NH3) o Metanol (CH3OH), los cuales pueden ser fácilmente exportados. El mercado global de hidrógeno vale US$135 mil millones, pero cada vez exige más que sea verde o azul. En Colombia sobra el viento, el sol y el agua para producirlo. Con avances tecnológicos de captura carbón esto le podría dar una segunda vida a la industria del carbón térmico. Nuestro mercado natural es el este de EEUU, aunque puede haber oportunidades en Asia.

Se le ha hecho tarde al Congreso y al Min Minas para presentarle al país una ley marco de hidrógeno. Si bien es verdad que existe una ley de renovables, esta tenía otras tecnologías en mente. Deben existir incentivos, una entidad responsable para su regulación y otra para su promoción. Ojalá no se muera en la falta de claridad regulatoria y tramitología eterna que está liquidando a otros proyectos de renovables, se requiere una señal clara.