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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Iván Santiesteban

Seguridad y Paz Total, la agenda del 2024

La seguridad del país está por el piso. De acuerdo al conteo dado por Indepaz, el año pasado a corte del 22 de noviembre fueron 93 masacres con 300 víctimas, la delincuencia común en Colombia se ubicó en 12.174 homicidios, el secuestro aumento el 67%, los robos un 7 % y la extorsión un 8% para el año 2023.

Este fin de semana se conoció del secuestro de Jefferson Elías Murillo, registrador del Chocó, cuando iba con su novia y un primo en la vía de Quibdó a Istmina. Las autoridades hablaron de un plan candado y hasta el momento sigue la llave no ha funcionado.

 

De la misma manera, las negociaciones con los grupos residuales del proceso de paz, junto con la última guerrilla que queda en el país, parecen no querer un acuerdo de paz. Si remembramos el gobierno de Andrés Pastrana, al igual que las Farc de la época del Caguán, el ELN y grupos residuales o emergentes de hoy, solo buscan una pausa para fortalecerse y seguir en lo que han hecho por años.

Este nuevo intento de paz va a morir por la persistencia en los secuestros, la negación a entregar las armas y la prepotencia de estos grupos que se sienten intocables, con la posibilidad de exigir lo que les venga en gana y el gobierno como “novia enamorada” entregándolo todo. Al final, el resultado final de un eventual acuerdo y la prolongación infinita de una conversación estará sin resultados.

Todos estos grupos tienen la obligación de demostrar su voluntad de paz. Los procesos continuamente pasan por fases en las que la capacidad política de un gobierno depende de los gestos de su contraparte en la negociación. Si la guerrilla sigue indiferente al rechazo de grandes sectores, pronto el diálogo no solamente será inviable, sino que empezará a ser visto como la causa de los más grandes problemas del país.

Se debe mostrar un modelo de seguridad claro, aplicado a la lógica territorial que exige el conflicto y liderazgo civil que deben ejercer el ministro de Defensa y el presidente.

Este 2024 será el tiempo para hacer un alto en el camino y realizar un balance de las debilidades, oportunidades, fortalezas y amenazas. Oportunidades de mejora que a nivel nacional ya conocemos y que han figurado en los titulares amarillistas de diferentes medios de comunicación, pero que, si no se reconocen, nos llevarán a una sin salida mientras parte de la ciudadanía continúa siendo víctima o presa del miedo y de una fuerte sensación de inseguridad.

Deuda externa por acciones climáticas, el gran reto de Petro

Gustavo Petro es un político curtido, radical, que muy poco negocia su manera de pensar y qué, además, conoce muy bien nuestro país, dándolo a conocer con su particular forma de entablar su discurso.

En Colombia, a principios de los noventa, ya se había hecho un canje con el que se disminuyeron los intereses de la deuda que iban a un Ecofondo integrado por varias ONG ambientales, que tuvo un primer impulso de US$500 entregados por Estados Unidos. El acuerdo estableció que US$13 millones que el país le debía a Canadá irían a ese fondo. Luego, en el año 2000, se creó la organización Fondo Acción para administrar el primer canje de deuda por conservación firmado entre Estados Unidos y Colombia, y hacia 2004 encabezaría el Acuerdo para la Conservación de Bosques Tropicales de Colombia, firmado también por ambos gobiernos.

 

Nuestro país, no es un gran generador en las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global, apenas llegamos a un 0,66 % según datos del Banco Mundial, lo que nos convierte más en un actor de opinión, activismo y receptor del impacto.

El presidente ha llegado con un buen discurso para migrar a energías limpias que lo han llevado entre otras, a ser uno de las 100 personas más influyentes en el mundo según la revista Time. Ese discurso lo personalizo y le dio una estocada no solo desde su posesión, sino también en su primera intervención frente a la Asamblea de Naciones Unidas, donde mencionó su idea de cambio de acciones climáticas por deuda externa.

Nuevamente lo reitero esta semana en presencia del mismo Biden, y para entender de qué se trata y cómo funciona el cambio de deuda por servicios ambientales para un país como Colombia, se necesita dimensionar el costo, tiempo y alcance de beneficios que se podrían lograr.

Actualmente la deuda externa de Colombia se acerca a los US$185.000 millones y supera 50% del producto interno bruto (PIB). En este orden, el cambio de deuda por servicios ambientales podría ser una oportunidad para que nuestro país, explore mecanismos diferentes para aliviar la economía, que con la situación actual global y después de la pandemia quedaron mucho más aporreadas de lo que ya estaban.

Dijo Petro, “No somos nosotros los que emitimos los gases efecto invernadero. Son los ricos del mundo quienes lo hacen, acercando al ser humano a su extinción, pero nosotros si tenemos la mayor esponja de absorción de estos gases después de los océanos: La selva amazónica”.

El mecanismo propuesto, podría responder a la crisis fiscal y climática simultáneamente, en la medida de que Colombia se encamine hacía una nueva oportunidad de pago de deuda o financiación, con la oportunidad existente de acceder a parte de los US$100.000 millones que los países más ricos donarán a partir de este año al resto de las naciones.

Que Colombia logre mostrar resultados relacionados a las emisiones mediante políticas ambientales, enfocadas en la captura de emisiones de carbono a través de, por ejemplo, mercado nacional de bonos verdes o pago por servicios ambientales que garantizan la reducción de una tonelada de dióxido de carbono o su equivalente de GEI, es una oportunidad de pagar y buscarle una solución a un déficit inalcanzable actualmente.

Por ejemplo, Colombia ganó el premio al Bono Verde del año 2022. El país fue galardonado por su emisión de TES Verdes por $1,5 billones en el año 2021, si lográramos ampliarlo la reducción seria significante, donde, como una tarjeta de crédito, cualquier abono es rentable.

En esta reunión presencial entre mandatarios, quedo el compromiso del Presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, de llevarlo al Fondo Monetario Internacional para su transición… ojalá y se materialice.

 

 

Incertidumbre con la paz total

Corría el año 2003, en un pueblo bello al norte de Boyacá llamado El Cocuy, muy conocido y visitado en esta época por su magistral sierra nevada que enciende y le da vida a la provincia de Gutiérrez. Aunque también, este municipio era un paso obligado a conectar Arauca, Santanderes y la frontera con Venezuela transitada por el frente 45 de las Farc y disputada con el ELN.

Este frente, recuerdo, que a muchas de las mujeres residentes se les prohibía algún tipo de relación con aquellos foráneos policías. Aquellas que se negaban a obedecer, se le citaba generalmente a una vereda en la que se establecían compromisos para no continuar con ellos, de hecho, ni lavarles la ropa, que era una manera honesta de recaudar algunos pesos… porque, aunque no lo crean, el ser policía en un lugar de estos es un privilegio económicamente hablando.

 

Recordaba esto, al ver el titular sobre los disidentes de las Farc que acorralaron a 12 policías en la estación de Policarpa, Nariño, y me preguntaba ¿Volvimos al pasado? ¿Hasta dónde podríamos ceder en la búsqueda de paz total? ¿Qué tiene que hacer el gobierno más allá de la voluntad para demostrar que es en serio?

Lo cierto es que la rentabilidad del negocio a sustituir es muy ambiciosa, más, cuando no se tiene la estructura real que nos permita ver el paso a paso. Pero; ¿Por qué se debería dejar el narcotráfico? ¿Qué garantiza que los dineros de este proceso sean invertidos en los que realmente se quiere concretar? ¿Hasta cuándo alcanza el bolsillo? ¿Quién vigila realmente que eso suceda?

Un reporte que la Oficina de Naciones Unidas para la droga y el delito (UNODC) publicado en junio de 2022, precisó que la producción mundial de cocaína fue de 1.982 toneladas en 2020 y de 1.723 toneladas en 2019. Para Fernando Carrión, historiador, urbanista y académico de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), menciono que: “En 2022, Colombia incrementó en un 25 por ciento la producción de cocaína. No los cultivos: la producción, la productividad”.

Ese crecimiento está vivo y sigue latente aun después de firmada la paz con las Farc. Acá nos centramos en la causa y no el alcance, en el anterior proceso no se tuvo la respuesta estatal de llegarle aquellos territorios que a hoy están con la misma miseria, miedo, hambre y con más incertidumbre al ver varios grupos insurgentes a quienes tendrán que manejar.

Al haber un cese al fuego sin todos los actores sobre la mesa, nadie garantiza la diferencia de un Eleno, clan del golfo o disidencias de las Farc en medio de un enfrentamiento, y más cuando se busca acaparar el territorio para generar mayor productividad. Ahí tendremos uno a uno señalándose de la culpabilidad y rompimiento del pacto, que al final, como el refrán “la culpa es de la vaca”.

Ojalá y no sea, que este proceso de paz sea responsabilizado a este mamífero artiodáctilo de la familia de los bóvidos.