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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: José Felix Lafourie

La trasnochada y peligrosa legítima defensa

Que no nos vengan con cuentos trasnochados. La invocación del “derecho a la legitima defensa” para enfrentar los problemas de inseguridad en campos y ciudades no es ninguna novedad, es el expediente que cada cierto tiempo desempolva la derecha política aprovechando la indignación ciudadana y los miedos colectivos que producen cada atraco, cada homicidio o cada hecho violento. Como siempre, esta primitiva invocación a defenderse por mano propia, es presentada con un ropaje inofensivo y provista de los más nobles propósitos. Hasta hay quienes, como si estuvieran en sus “cabales”, se atreven a afirmar que la legitima defensa es para defender el derecho a la vida.

Ahora de nuevo el turno fue para el Partido Conservador en cabeza del Representante Juan Carlos Wills quien acaba de radicar el, para nada innovador, proyecto de ley que busca levantar las restricciones al porte de armas establecidos mediante decreto presidencial 0155 del 2016 por el entonces Presidente Juan Manuel Santos, disposición que se ha venido reiterando desde entonces año tras año, incluyendo el periodo del Presidente Ivan Duque, y que ha sido ratificado por el Presidente Gustavo Petro con el decreto 2267 del 29 de diciembre del 2023. A Wills y a Congresistas como Polo Polo y María Fernanda Cabal no los convencen las evidencias de estudios sobre la materia como para desistir de este grotesco ataque de populismo. No se dan por enterados de estudios como el de “Epidemioloigic Revienws” realizado en 10 países por Santaella, Cerdá, Villaveces y Gaela que arroja el concluyente resultado de la disminución de la violencia interpersonal entre 1950 y 2014 en virtud de las restricciones al porte de armas. No hacen el mínimo esfuerzo por leer los estudios que revelan como el desarme ciudadano ha disminuido dramáticamente los feminicidios y la violencia intrafamiliar o los homicidios ocurridos en contextos de riñas en la vida cotidiana. Como tampoco les interesa conocer los datos de disminución de los homicidios hasta en un 22% en ciudades como Bogotá y Medellín por cuenta de estas restricciones.

 

Cuando lo que se requiere es legislar sobre restricciones severas al uso de armas traumáticas o armas blancas para promover la convivencia ciudadana y prevenir hechos de violencia derivados del uso de estas o cuando lo que se impone es perseguir las mas de tres millones quinientas mil armas ilegales, a estos avezados congresistas solo se les ocurre proponer un arma legal por cada arma ilegal en el mercado entregada a los “ciudadanos de bien”. Vaya paradoja : Los defensores de un Estado Fuerte o de un Estado cuya única función sea la seguridad y la justicia, mientras lo demás se deja a merced de la “mano invisible del mercado”, de nuevo arremeten para acabar con el monopolio público de las armas y la seguridad. Se les hace agua la boca convirtiendo nuestras calles y sitios públicos en un gran campo de batalla con armas de fuego.

Como si fuera poco y haciendo parte del mismo libreto Pepe Lafourie y Fedegan en Valledupar acaban de anunciar la creación de los “Frentes Solidarios de Seguridad Ganadera”, reedición de fórmulas que en la evidencia académica y en nuestra propia experiencia se revelan como contraproducentes para encarar la inseguridad en campos y regiones, pero sobre todo, nos recuerdan un reciente pasado violento que aun no terminamos de superar. Los testimonios de cientos de paramilitares, entre ellos Ex comandantes como Mancuso, nos recuerdan como comenzó su colaboración civil con las autoridades militares, la posterior creación de las tristemente célebres “convivir” amparadas legalmente y su rápida evolución hacia el paramilitarismo. Ante la desautorización del Ministro de Defensa Ivan Velázquez a este peligroso experimento, Lafourie y sus áulicos le “recordaron” la existencia de mas de 30 mil frentes de seguridad en todo el país, aunque peló el cobre cuando puso como ejemplo de la actuación eficaz de sus Frentes Solidarios Ganaderos la manera como integrantes de su gremio en decenas de camionetas hostigaron a campesinos sin tierra que ocuparon predios rurales en días pasados en el municipio de La Paz (Cesar) obligándolos a desalojarlos. Ello cuando el congreso de la república acaba de crear la jurisdicción agraria, precisamente para resolver por vías civilistas y legales los conflictos de tierras.

Aunque las cifras en ciudades como Bogotá registran desde el 2011 una disminución de la mayoría de los delitos de alto impacto, incluido el homicidio, o que las actuales cifras de violencia no son comparables con las que se presentaban en el país antes de la firma del Acuerdo de Paz del 2016, es innegable un aumento de la zozobra y el miedo por cada hecho violento cuya ocurrencia ponga en tela de juicio la promesa de paz total en el imaginario ciudadano. Pero los formuladores de política pública y los formadores de opinión pública no debemos olvidar que estamos en presencia de un tipo de violencia derivada de mercados criminales y sofisticadas y complejas organizaciones multicrimen de alcance transnacional. Esa mutación de la violencia no se superará con viejas recetas que nos proponen jugar al pistolero loco. Seamos serios.

Antonio Sanguino

Se enfrentan Jota Pe Hernández y José Félix Lafaurie

La intervención del senador de la Alianza Verde, Jota Pe Hernández, en la Plenaria del Senado de la República generó una fuerte respuesta por parte del presidente de la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegan), José Félix Lafaurie.

El congresista expuso un video de alias Pablo Beltrán, uno de los cabecillas del ELN, en donde asegura que aunque esta guerrilla firme la paz, «no entregarán las armas». El senador concluyó su exposición refiriéndose al presidente de Fedegan como «cómplice del secuestro», reclamándole a su esposa, la senadora María Fernanda Cabal, por la participación de Lafaurie en la mesa de diálogos de paz con el grupo insurgente.

 

De inmediato el dirigente gremial contestó en un video publicado en la red social de X pidiendo respeto por su esposa, la senadora Cabal, recordando además que su posición política siempre ha sido clara.

El senador del Polo Democrático Alternativo, Iván Cepeda, intervino a favor de José Félix Lafaurie explicando que el Estado no puede firmar un acuerdo de paz si este no se condiciona a la entrega de armas y abandono de prácticas como el secuestro.

La disputa entre Lafaurie y Petro

Recientemente se desató una polémica entre José Felix Lafaurie, presidente de la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegan) y Gustavo Petro, presidente de la república, por la propuesta del gremio ganadero de crear “brigadas solidarias” para prevenir y proteger la invasión de tierras ganaderas, una iniciativa que el primer mandatario de los colombianos calificó como “invitación al paramilitarismo”. Esta discusión se enmarca en el perenne contrapunteo entre “defensa de la propiedad” y “acceso a la tierra” que incrementó los niveles de violencia en nuestro país. Al hacer una revisión histórica se encuentran, al menos tres momentos, en los que este contrapunteo ha desencadenado oleadas de hechos victimizantes en los campos.

Inicialmente, el intento de reforma agraria de Alfonso López Pumarejo con la ley 200 de 1936 buscó que la propiedad sobre la tierra tuviera una “función social”, es decir, que la propiedad estuviera sujeta al “bien común”. En ese sentido, la ley posibilitaba que las tierras improductivas podían ser expropiadas por el Estado, en un término de 10 años, para adjudicarlas a quienes las necesitaban y podían trabajarlas. Se edificó, así, la esperanza de acceso a tierras en millones de campesinos colombianos que no eran propietarios. Sin embargo, con la expedición de la ley 100 de 1944 se echó al traste todo el proceso de reforma agraria; además de ampliar el plazo de expropiación a 15 años, empoderó a los terratenientes que decidieron armar a sus peones para atacar a campesinos que, previamente, habían ocupado tierras pensando en la adjudicación. Las primeras masacres por ocupación de tierras privadas se empiezan a registrar en 1945 y, posteriormente, con del asesinato de Jorge Eliecer Gaitán en 1948, darían paso a lo que se conoce en la historia nacional como el periodo de la Violencia “con V mayúscula”.

 

El segundo momento se registró en el marco de la malograda reforma agraria impulsada por el gobierno de Carlos Lleras Restrepo. En esta ocasión el presidente impulsó la creación de una confederación campesina que sirviera como interlocutor válido con el gobierno con miras a defender y reivindicar los derechos de los campesinos y el acceso a la tierra. Con el nombre de Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (Anuc), la confederación, que tuvo su acta de constitución en 1970, inspiró el proceso más significativo que, en materia organizativa, habían tenido los sectores rurales en la historia nacional. Se promovió, de esta forma, la ocupación o toma de tierras para que el Estado las adjudicara. La costa caribe fue una de las regiones donde más ocupaciones se registraron y un número importante de campesinos se benefició. No obstante, la arremetida terrateniente no se hizo esperar. Con la promulgación de las leyes 5 y 6 de 1973 (producto del acuerdo de grandes tenedores de tierra conocido como el Pacto de Chicoral) se frenó el intento de reforma agraria promovido por Lleras Restrepo al eliminar la expropiación del latifundio improductivo y priorizar la explotación empresarial por encima del desarrollo campesino. Como consecuencia, nuevamente, la violencia por la defensa de la propiedad se incrementó en los campos colombianos.

El tercer momento se viene presentando desde la década del ochenta y se materializó en la connivencia de algunos terratenientes con paramilitares para expulsar a campesinos de tierras con vocación productiva. El despojo y abandono forzado de tierras propiciado por grupos organizados al margen de la ley contra millones campesinos, afectó, en mayor medida, a poseedores de predios privados y ocupantes de baldíos, justamente, por la informalidad de la tenencia de la tierra en Colombia. En varios de los casos trabajados por la Unidad de Restitución de Tierras se da cuenta que propietarios infringieron violencia sobre poseedores utilizando grupos al margen de la ley para recuperar sus tierras y afianzar el derecho a la propiedad privada.

Vale decir que la legislación colombiana, en parte, ha sido condescendiente con la creación de “grupos de autodefensa” para la amparar del derecho a la propiedad y la lucha contrainsurgente. Con el Decreto Legislativo No. 3398 de 1965 (que tenía una vocación transitoria, pero fue adoptado como normatividad permanente con la ley 48 de 1968) se estableció la posibilidad que personas civiles podían integrar “grupos de autodefensa” e, incluso, utilizar armas de uso privativo de las Fuerzas Armadas. Aunque en 1989 la Corte Suprema de Justicia declaró “inexequible” el parágrafo 3 del artículo 33 del Decreto legislativo 3398 de 1965 que posibilitaba la creación de grupos de autodefensas, con el Decreto 535 de 1993 y el Decreto Extraordinario 356 de 1994 se facultó dotar de armamento de uso privativo de las fuerzas militares a los Servicios Especiales de Seguridad Privada “Convivir”. El funcionamiento de estas organizaciones (instrumentalizadas por el paramilitarismo y algunos terratenientes para la protección del derecho a la propiedad y la lucha contrainsurgente), finalizó en 1997 cuando la Corte Constitucional publicó la Sentencia C-572 y declaró su ilegalidad. Se selló, por esta vía, la laxitud del Estado en la promoción de grupos de autodefensa.

Los colombianos esperamos que las “brigadas solidarias” que está impulsando el presidente de Fedegan no devengan en más violencia y, peor aún, como lo ha señalado Gustavo Petro, inviten al paramilitarismo. Aunque Jose Felix Lafaurie ha sido tajante en mencionar que estos grupos son pacíficos y que los propietarios “tenemos el derecho a movilizar la solidaridad de los ganaderos para el buen propósito de evitar que la propiedad privada sufra cualquier tipo de menoscabo”, la historia de la violencia no debe repetirse, más cuando la actual administración está promoviendo la movilización y organización campesina por la reforma agraria por medio de comités municipales para dicho fin.       

La preocupación de los ganaderos por proyecto de decreto que llama a la movilización

El presidente ejecutivo de FEDEGÁN dio a conocer la preocupación del gremio ganadero luego de conocer el proyecto de decreto del Ministerio de Agricultura en donde se llama a la movilización ciudadana para apoyar lo que sería la reforma agraria.

“Advertir no es provocar”, señaló el dirigente gremial. No cuestionamos el derecho del campesino a movilizarse, pero el país conoce en qué puede terminar la movilización, cuando es instrumentalizada por grupos armados que ejercen control en los territorios.

 

“El pasado mes de marzo, la movilización en Los Pozos, Caquetá, terminó con un campesino muerto y un policía degollado, y con el secuestro de la Fuerza Pública”, recordó el dirigente gremial.

Agregó que “el proyecto es inconveniente, pues la movilización es un derecho que surge espontáneo de la inconformidad de las comunidades y, por tanto, no se convoca por decreto; pero, además, es inoportuno, pues la grave situación de orden público en los territorios lo que menos necesita es que el gobierno mismo incite a la movilización, pacífica por supuesto, pero impredecible bajo la presencia de grupos armados ilegales”.

Lafourie recordó que su obligación es con los ganaderos y que han sido muchos los mensajes de preocupación y angustia que he recibido a raíz del proyecto de decreto.