La matanza inmobiliaria
Sé que la barbarie que está sucediendo día a día en la tierra de los palestinos, ha sido cubierta por los medios de todo el mundo, denunciada hasta más no poder, los medios al servicio de los nuevos césares la han vuelto un tema político y hasta ideológico, los insaciables oportunistas de izquierdas y derechas sin sonrojo alguno vuelven el exterminio de un pueblo en argumento para conseguir votos y lo que es peor, “me gusta” en redes sociales.
Llama poderosamente la atención, ver como lideres judíos, no sionistas, también denuncian esa carnecería humana que solo tiene precedentes en la batalla de solferino y en los campos de concentración nazi de Auschwitz. Es impresionante ver y escuchar, las declaraciones condenatorias de esta masacre humana que hacen gobiernos como el de Rusia, Turquía, Emiratos, China, Colombia, Brasil, entre otros, pero, aun así, no pasa nada, la maquina trituradora de la humanidad sigue avanzando.
La causa de este avance, los Estados Unidos de Norte América, ha dado el visto bueno de hacerlo, es su forma de dar un mensaje de dominio demencial ante el mundo entero, es su última ratio, en la que dejan en claro, que se puede exterminar un pueblo entero, si ellos así lo permiten, el mensaje se escribe con sangre y huesos molidos; ellos son los que determinan, cual emperadores romanos en la arena del coliseo con su dedo pulgar, hacia arriba o hacia abajo, quien recibe “La Capitis Deminutio Máxima”.
En la última sesión de la ONU, del 24 de septiembre de 2025, el Rey Felipe VI, de España, con un argumento sobrecogedor, imponente, plantea el debate como lo que es, una masacre y le pidió al bárbaro de Netanyahu, detenerla, lo hace con la autoridad moral que le dan los antecedentes históricos, por haber sido este reino en el pasado, quien acogió a los judíos sefardíes, luego, haberlos expulsado provocando la diáspora que entre otras cosas, generó la llegada de esa rama semita a nuestras tierras y últimamente haberle concedido la nacionalidad española a todos sus descendientes.
El argumento del Rey, en mi concepto, concentra y condensa lo que muchos otros, de manera racional han planteado, no se trata de ser antisemitas, porque una cosa es el sionismo, ese que impulsa esta demencial limpieza étnica. Esa corriente ideológica que se cree, moral, política, espiritual y racialmente superior al resto de la humanidad, por lo tanto, el resto de la humanidad es desechable y sierva para ellos, el “pueblo superior”, otra cosa es el pueblo judío, quienes saben lo que está pasando, quizá lo rechazan, pero no hacen nada.
Por otra parte también, están los otros extremistas homicidas del Hamas, que en su afán de asumir una vocería político-religiosa y de creerse los elegidos de Alá, para realizar la yihad, han desatado a este leviatán, que claramente no se va a detener hasta que no quede un solo palestino vivo en esa franja, lo que nos lleva a que, en la mitad de estas dos expresiones irracionales, estén las vidas de millones de inocentes, que debe ser el centro del debate, como lo señala el sensato Rey español.
Frente a tanta pugnacidad, la declaración del ministro de finanzas de Israel, Bezalel Smotrich, hiela la sangre, pero hace que “aparezcan las llaves” y nos deja todo claro, pues, según sus palabras, lo que se tiene pensado, una vez hayan exterminado a todos los palestinos o expulsado a los pocos que puedan quedar con vida, será desarrollar, en la zona robada a sus legítimos dueños, “proyectos inmobiliarios, grandes hoteles y balnearios”, https://cnnespanol.cnn.com/2025/09/18/mundo/smotrich-israel-bonanza-inmobiliaria-gaza-trax concepto coincidente con lo que hace meses había planteado también el señor de la Guerra, Donal Trump, quien a propósito es un financista y desarrollador de proyectos inmobiliarios. https://www.theguardian.com/world/2025/feb/05/waterfront-property-what-are-trumps-real-estate-interests-in-palestine
Blanco es y gallina lo pone, el primer imperio, es tan decadente, que tan solo está al servicio y los intereses económicos de un desarrollador inmobiliario, que USA de pretexto el derecho de defensa de sus socios inmobiliarios sionistas, para acabar con toda una nación, tan solo para enriquecerse aún más. La supuesta nación más poderosa del mundo, la presunta cuna de la democracia moderna occidental no es más que una ramera al servicio de seres demoniacos que necesitan unos lotes para construir hoteles sobre los escombros de huesos de niños, niñas, ancianos, en fin, seres humanos inocentes.
El mundo, ese que hoy cree que esto se trata de misiones bíblicas, oráculos de Delfos o debates contra el terrorismo, se dará cuenta, muy tarde creo yo, que este genocidio no tiene otra causa más que un afán económico, ni religioso, ni ideológico, ni militar, el afán de esta matanza inmobiliaria es el signo dólar, nada más, nada menos, eso los convierte en ínfimos mercenarios al servicio del sionismo que nada tiene que ver con ese gran pueblo que otrora fue el pueblo judío.
Esta es una verdad que le da una nueva estrellita de la vergüenza, en el largo haber de injusticias protagonizadas por el otrora gran pueblo de los Estados Unidos de Norte América, ante esto y aunque nada dependa de mí, dejo mi constancia histórica de qué lado estuve, condenando esta atrocidad pérfida y abyecta y jamás olvidaré, ni dejaré olvidar ante el mundo en que me encuentre, que sin eufemismo alguno, aquí ha ocurrido un genocidio.

