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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Juan Camilo Castellanos

La matanza inmobiliaria

Sé que la barbarie que está sucediendo día a día en la tierra de los palestinos, ha sido cubierta por los medios de todo el mundo, denunciada hasta más no poder, los medios al servicio de los nuevos césares la han vuelto un tema político y hasta ideológico, los insaciables oportunistas de izquierdas y derechas sin sonrojo alguno vuelven el exterminio de un pueblo en argumento para conseguir votos y lo que es peor, “me gusta” en redes sociales.

Llama poderosamente la atención, ver como lideres judíos, no sionistas, también denuncian esa carnecería humana que solo tiene precedentes en la batalla de solferino y en los campos de concentración nazi de Auschwitz. Es impresionante ver y escuchar, las declaraciones condenatorias de esta masacre humana que hacen gobiernos como el de Rusia, Turquía, Emiratos, China, Colombia, Brasil, entre otros, pero, aun así, no pasa nada, la maquina trituradora de la humanidad sigue avanzando.

 

La causa de este avance, los Estados Unidos de Norte América, ha dado el visto bueno de hacerlo, es su forma de dar un mensaje de dominio demencial ante el mundo entero, es su última ratio, en la que dejan en claro, que se puede exterminar un pueblo entero, si ellos así lo permiten, el mensaje se escribe con sangre y huesos molidos; ellos son los que determinan, cual emperadores romanos en la arena del coliseo con su dedo pulgar, hacia arriba o hacia abajo, quien recibe “La Capitis Deminutio Máxima”.

En la última sesión de la ONU, del 24 de septiembre de 2025, el Rey Felipe VI, de España, con un argumento sobrecogedor, imponente, plantea el debate como lo que es, una masacre y le pidió al bárbaro de Netanyahu, detenerla, lo hace con la autoridad moral que le dan los antecedentes históricos, por haber sido este reino en el pasado, quien acogió a los judíos sefardíes, luego, haberlos expulsado provocando la diáspora que entre otras cosas, generó la llegada de esa rama semita a nuestras tierras y últimamente haberle concedido la nacionalidad española a todos sus descendientes.

El argumento del Rey, en mi concepto, concentra y condensa lo que muchos otros, de manera racional han planteado, no se trata de ser antisemitas, porque una cosa es el sionismo, ese que impulsa esta demencial limpieza étnica. Esa corriente ideológica que se cree, moral, política, espiritual y racialmente superior al resto de la humanidad, por lo tanto, el resto de la humanidad es desechable y sierva para ellos, el “pueblo superior”, otra cosa es el pueblo judío, quienes saben lo que está pasando, quizá lo rechazan, pero no hacen nada.

Por otra parte también, están los otros extremistas homicidas del Hamas, que en su afán de asumir una vocería político-religiosa y de creerse los elegidos de Alá, para realizar la yihad, han desatado a este leviatán, que claramente no se va a detener hasta que no quede un solo palestino vivo en esa franja, lo que nos lleva a que, en la mitad de estas dos expresiones irracionales, estén las vidas de millones de inocentes, que debe ser el centro del debate, como lo señala el sensato Rey español.

Frente a tanta pugnacidad,  la declaración del ministro de finanzas de Israel, Bezalel Smotrich, hiela la sangre, pero hace que “aparezcan las llaves” y nos deja todo claro, pues, según sus palabras, lo que se tiene pensado, una vez hayan exterminado a todos los palestinos o expulsado a los pocos que puedan quedar con vida, será desarrollar, en la zona robada a sus legítimos dueños, “proyectos inmobiliarios, grandes hoteles y balnearios”, https://cnnespanol.cnn.com/2025/09/18/mundo/smotrich-israel-bonanza-inmobiliaria-gaza-trax  concepto coincidente con lo que hace meses había planteado también el señor de la Guerra, Donal Trump, quien a propósito es un financista y desarrollador de proyectos inmobiliarios. https://www.theguardian.com/world/2025/feb/05/waterfront-property-what-are-trumps-real-estate-interests-in-palestine

Blanco es y gallina lo pone, el primer imperio, es tan decadente, que tan solo está al servicio y los intereses económicos de un desarrollador inmobiliario, que USA de pretexto el derecho de defensa de sus socios inmobiliarios sionistas, para acabar con toda una nación, tan solo para enriquecerse aún más. La supuesta nación más poderosa del mundo, la presunta cuna de la democracia moderna occidental no es más que una ramera al servicio de seres demoniacos que necesitan unos lotes para construir hoteles sobre los escombros de huesos de niños, niñas, ancianos, en fin, seres humanos inocentes.

El mundo, ese que hoy cree que esto se trata de misiones bíblicas, oráculos de Delfos o debates contra el terrorismo, se dará cuenta, muy tarde creo yo, que este genocidio no tiene otra causa más que un afán económico, ni religioso, ni ideológico, ni militar, el afán de esta matanza inmobiliaria es el signo dólar, nada más, nada menos, eso los convierte en ínfimos mercenarios al servicio del sionismo que nada tiene que ver con ese gran pueblo que otrora fue el pueblo judío.

Esta es una verdad que le da una nueva estrellita de la vergüenza, en el largo haber de injusticias protagonizadas por el otrora gran pueblo de los Estados Unidos de Norte América, ante esto y aunque nada dependa de mí, dejo mi constancia histórica de qué lado estuve, condenando esta atrocidad pérfida y abyecta y jamás olvidaré, ni dejaré olvidar ante el mundo en que me encuentre, que sin eufemismo alguno, aquí ha ocurrido un genocidio.

Juan Camilo Castellanos

Miseria Humana; nuevo producto de exportación

Colombia, desde las postrimerías de su historia ha generado procesos de migración, no de aquella interna de la que hablaba el áulico José Obdulio Gaviria, refiriéndose cínicamente a los desplazados internos por la guerra civil no declarada de los últimos 76 años, eufemísticamente denominada “conflicto armado interno”. No, me refiero a la normal migración de compatriotas que, por razones voluntarias de trabajo, bonanzas en otros países, estudio o relaciones familiares, terminaban desarrollando sus proyectos de vida en otras latitudes.

También, tristemente, hay otro tipo de migración, la de la física o mera, física hambre o mera necesidad, aquella anómala, debido a que se da por razones de supervivencia, aquella que se dio por que muchos de nuestros hermanos no tenían de otra para sobrevivir, ellos o su familia, debían irse, ya no tanto por gusto, sino por física necesidad de un tratamiento médico, ya que en el país no lo había o por razones de seguridad, porque en este país el homicidio casi que es razón de muerte natural.

 

Todas estas tipologías y razones de migración de Colombianos al exterior se habían dado a lo largo de todo el siglo XVIII y XIX, pero con mayor numero en el XX y XXI, en donde las mediciones de la Organización Internacional para las Migraciones (OMI), desde 1970, siempre han ido en aumento, desde el 0.18% por cada 100 mil habitantes, que tuvo dos bajonazos el primero en el periodo 1980-1984, Gobierno Turbay Ayala, con un 0.28% y en el de 2010-2014, gobierno Santos, con un 0.29% y teniendo su mayor repunte histórico en 2020-2024, gobierno Duque-Petro, con un 0.77%.

En materia de exportación histórica y tristemente, siempre hemos sido un país exportador de materia prima e importadores de productos hechos con esa materia prima, pero al doble y triple precio, seguimos teniendo un sistema económico de colonia, principalmente con productos agrícolas, en el ayer con el Tabaco, la Quinua o el Caucho, recientemente con el Café, Cacao, Algodón y Azúcar, sin olvidar la bonanza marimbera y nuestro producto estrella, la Coca.

De igual forma hemos sido exportadores de las mayores riquezas minero energéticas, desde las esmeraldas, sal, oro, plata, cobre, petróleo y sus derivados,  como también hemos exportado otros productos que ha dado la tierrita, como guerrilleros y paracos, ladrones de apartamentos y desde la capital de la eterna primavera y sus alrededores, exportamos comerciantes y emprendedores de alto riesgo, como narcos, prepagos y sicarios, pero ahora hemos llegado al nivel más bajo posible exportando mercenarios e importando pedófilos.

Es que nos acostumbramos tanto a las razones de las causas de la emigración de nuestros hermanos y hermanas que siempre, aunque fuere cualquier razón, normal o anómala, encontramos siempre darle valor y hasta respeto a esa justificación, así fuera de mula, no faltaba quien lloriqueando afirmaba que a la pobre parroquiana, no le había quedado de otra, o la habían engañado y otros decían “le pintaron pajaritos en el aire”, en fin, sea lo que fuera, el argumento era el mismo, supervivencia, pero es que ser mercenario no es otra cosa que ser carne de cañón, es venderse para ir a morir, es entregar la vida misma para tratar de “hacer una plática”,  para sacar adelante la familia.

A qué nivel de descomposición social hemos llegado que hasta consideramos que, en la balanza de antivalores, es mejor irse a robar o a prostituirse al extranjero que irse a ser el tiro al blanco del segundo ejercito más grande del mundo como sucede con los mercenarios en Ucrania, involucrados en una guerra ajena contra los rusos.

Como puede ser, que, como sociedad, no reaccionemos ante tan vil decadencia de ver a nuestros jóvenes preferir irse a hacerse volar en miles de partículas por un dron ruso, que prestar su carrera militar o ser panadero o caficultor o maestro o embellecedor de calzado honesto en suelo patrio.

Esto debe llamarnos la atención, debe dolernos como colombianos y despertarnos ante tal dramatismo que deben estar viviendo miles de ciudadanos que prefieren someterse a tal humillación, como lo es poner precio a su propia vida, a sus piernas, vista, etc. Es el nivel más bajo de humillación, puesto que muchos se someten incluso a la medida de “ganarse el bono extra”, esto es, que, si van a 30 o 50 metros más allá de la línea enemiga, les dan un bono extra de hasta 2.500 dólares.

Nuestro eterno conflicto degradó tanto a nuestra gente, que los hizo adictos a la muerte y la guerra, pero ahora sin honor, porque antiguamente, por lo menos luchaban y lo hacían por causas, por ideas, por honor a la patria, familiar y hasta religioso, pero en estos mercenarios que matan al presidente de Haití, o que van al Golán o Ucrania, no hay ningún honor.

Entonces me pregunto, si ya tenemos compatriotas poniéndole precio a su vida, sin honor, que nos queda, como reconstruiremos esta patria, si ahora, ni la propia vida está exenta de auto tasación, en qué momento dejamos de ser el país que exportó cumbia y cultura, mariposas amarillas, marca pasos, glorias deportivas y pasamos a exportar miseria humana.

Juan Camilo Castellanos

En honor a Miguel Uribe Turbay

A Miguel lo conocí, hace unos 18 años, en una fiesta de graduación universitaria de un amigo araucano y musico de los buenos, Pedro Manosalva, con quien había compartido escenarios de la etapa como líder estudiantil, Pedro del Rosario, yo de la Libre y fue un evento propio de nuestra época, mucho tropipop, joropo y vallenato.

Aquel joven nieto de expresidente me sorprendió sobre manera, era muy cachaco, pero sabia letra menuda de vallenato, mayor fue mi sorpresa al verlo tocar Alicia Adorada en un acordeón, hasta ese día yo pensaba que los cachacos no tocaban acordeón, mucho menos los hijos de las familias presidenciales de Bogotá.

 

No coincidiamosen las corrientes liberales en las que nos sentíamos representar, él, más Draconiano y yo mucho más Gólgota, pero me impactaba su visión de la realidad social y política del liberalismo y de la política en general, tenía claro en aquellas épocas lo que iba a hacer, lo que se venía y vivimos luego en Bogotá y ahora en la nación, me asombraron sus predicciones, siempre me parecieron exageradas, hoy al pensar que está en una cama luchando por su vida con una bala incrustada en su cráneo, me parece que se quedaron cortas.

Recuerdo esas tertulias y parrandas, siempre terminábamos discutiendo entre Gaitán y Gabriel Turbay, entre López Pumarejo y su abuelo Turbay, coincidíamos eso sí en burlarnos que los de izquierda, ahora eran Gaitanistas, pero en época de Gaitán, decían que era fascista y votaban por Gabriel Turbay, que ahora, también eran dizque Bolivarianos, a pesar de que Marx se despachó en agravios contra el pobre Libertador.

Tiempo después lo volví a encontrar, tomamos el típico café donde compartimos aspiraciones, él iría al concejo de la capital y yo al Edilato de La Candelaria, en su rebeldía no quería recibir apoyos de políticos tradicionales en uno de los partidos más tradicionales de Colombia, yo tampoco acepté tal tipo de coaliciones, ambos aspiramos por el partido Liberal, ambos, de manera independiente, terminamos ocupando una curul en ese periodo de 2011-2015, apoyamos a la alcaldía a David luna, pero el Gobierno fue el de Petro y quien dijo miedo, conocimos lo que era hacer oposición, lo que era organizar debates.

Ahí conocí al Miguel Uribe Turbay, el disciplinado, el que preparaba los debates, el que raudo y por mérito fue elegido presidente del Concejo, quizás es uno o el más joven en serlo, conocí al político que todo el mundo esperaría que fuera el típico niño rico arrogante, pero no, se equivocaron, fue un hombre sencillo, de posturas vehementes, firmes, pero a la vez consciente de su papel y responsabilidad.

Recuerdo su buen trato con gente opuesta a él y lo que representaba, pero su altivez sustentada a la hora del debate me alegraba, recuerdo sus buenas calificaciones en Bogotá Como Vamosde la época, por su puntualidad, proposiciones y control político a Petro, duro y sin rodeos.

Su paso por la Secretaría de Gobierno, en el periodo Peñalosa fue de gran alegría, no solo para él, sino para muchos liberales que habíamos visto en él junto a otra camada de lideres, que nuestros esfuerzos serían posibles, renovar el liberalismo aun cuando tuviéramos posturas distantes desde el punto de vista ideológico.

Su apoyo a mi gestión en La Candelaria fue decisivo en la consecución de la sufrida Casa del Zipa o “Casa del Indio”, como jocosamente la llamaba, se la jugó por el tema de la protección del patrimonio, de la FUGA y sus programas de apoyo a la cultura, los parqueaderos y la recolección de basuras en el centro de la ciudad, por buscarle claridad a la facultad de control político que deben hacer ediles y edilesas de la ciudad.

Hicimos foros en la Universidad Libre a la que concurríamos precisamente para buscar y apoyar la modificación al DL1421 de 1993, que promovía otra joven y lujosa figura de la camada, el Dr. José Daniel López, quien finalmente logró dicha modificación en el congreso.

En la libre tomaba un tiempo para compartir con nosotros y con el doctor Julio Roberto Galindo Hoyos, Q.E.P.D., a quien lo bautizaba por esos días con gran carcajada como el “único turbayista que quedaba”, pero terminó convirtiendo a más de uno en “Turbayistas Nueva Generación” como yo con recelos, pero sonrisas afectuosas los llamaba.

De aquellas jornadas nos quedó una de las pocas fotos que tengo con Julio Roberto y una de las muchas que tengo con ese joven líder con quien en un acto de madurez y amistad política resolvimos dejar que los ríos fluyeran, él en su campaña a la alcaldía recibía el respaldo del Centro Democrático, yo como vicepresidente del Directorio Liberal me negaba a que apareciera el logo del trapo rojo al lado del logo azulito del partido del Ex presidente Uribe y mucho menos el votarle, él solo se reía con aquella risa del amigo cómplice de la picardía, en dicha campaña acompañé a Galán por coherencia ideológica.

De esa etapa, jamás olvidaré su cierre de gestión de la secretaria de Gobierno, hubo un gran concierto en la plaza de Bolívar, cantaba ChoquibTown, a Peñalosa lo chiflaron, pero a él lo aplaudieron, estaba feliz porque la ciudad reconocía su trabajo y así se lo ratificaron en las urnas, me dijo; “si ve, vamos bien”, lo abracé y nos tomaron una foto, la cual hoy puse en altar por lo significativa, porque así quiero que él se vuelva a ver, feliz.

Terminada la campaña, volvieron las charlas, uno que otro café, Miguel ya se fue en definitiva al Centro Democrático y al congreso. Los ríos fluyeron, por ello en honor a este líder, estas letras, en honor a decirle a quien pueda leer estas líneas, que el Miguel Uribe Turbay que conozco, es un hombre que entiende que puede haber diferencias ideológicas sin atacar al ser, sin irrespetar.

Todo lo contrario, ese Miguel, elevaba más su calidad humana, ese que yo conozco, sí, era opositor a la izquierda, sí, tenía una visión de la libertad y del orden diferente al gobierno actual, pero cuando tuvo poder no persiguió, ni estigmatizó, de eso muchos damos fe.

Ese político es un ser humano, con alegrías y penas, como cualquier hombre quería y tenía el derecho a representar algo y no por ello debían hacerle el daño que le hicieron, además como los cobardes que son, por la espalda, no se vale hacerle eso a un ser humano, a ninguno, menos aún por el hecho de pensar diferente, porque ese Miguel Uribe Turbay que conocí, era y estoy seguro, seguirá siendo un demócrata, no de palabras, sino de hechos.

Juan Camilo Castellanos

Patria Hermana, Patria Agresora

En algunos momentos y por algunas medidas, he sido crítico del gobierno Petro, así como lo fui del desgobierno Duque, todo esto, con sustentadas razones, con cero emotivismo barato o pareceres, sin embargo, frente a lo que está aconteciendo en materia internacional hay que decirlo, me parece bien lo que se ha hecho por lo menos en los casos actuales de U.S.A. y Venezuela,  

La historia no pelea con nadie, ahí está y el que no la quiera ver es su problema, pero la verdad es que estamos muy mal de historia, hoy vemos las nefastas consecuencias de eliminar dicha cátedra de los colegíos y universidades, pues es aterrador ver a periodistas y líderes de opinión molestos con el gobierno nacional por sus medidas en materia de relaciones con estos dos Estados.

 

Se les olvida que con Venezuela compartimos más de dos mil km de frontera y jamás, óigase bien, jamás nos han hecho daño alguno, todo lo contrario, nos dio la independencia de la tiranía, sus mejores hijos nos lo tributaron para hoy poder ser la nación que somos, la patria que tenemos, por ello, no puede el pueblo hermano, a más de lo que ya padece, pagar las consecuencias del aislamiento por culpa de un tirano que no será eterno,  pero lo que si será eterno, es el actuar que tengamos nosotros con ellos en estos momentos de crisis.

Se les olvida que, empezando por Francisco Miranda, Bolívar, Antonio José de Sucre, Urdaneta, Páez, etc., todos eran venezolanos, se les olvida que desde la batalla de Mancomoján hasta Cúcuta, en “la campaña admirable”, el principal nivel de soldados y oficiales que inició ese camino de libertad en Colombia eran venezolanos apoyados con dineros de Cartagena y de las minas de Mompox, en especial dineros de los Gutiérrez de Piñeres y María Concepción Loperena, así como de los ocañeros.

Se ha olvidado que a los gringos los tenemos husmeando desde el congreso de Angostura por allá en el año de 1819, cuando Santander desobedeció a Bolívar e invitó a los norteamericanos a dicho congreso, en el cual Bolívar plantearía el plan para la construcción de la más poderosa nación llamada La Gran Colombia; “invitaste al gato a la cena de los ratones”, le sentenció el Libertador al primer arrodillado de nuestra historia.

Dicho y hecho, conociendo el plan, se atravesaron e impidieron la anexión de la Republica Dominicana a la Gran Colombia, fueron agentes desestabilizadores en nuestra relación con Ecuador, Venezuela y Perú, finalmente nos separaron y con ello la gran Colombia murió. No contentos con lo anterior, les recuerdo en este artículo, https://x.com/confidencialcol/status/1887093845491433860?s=46&t=Ghp949xoycTJLn7xUImPbA, cómo operaron para robarnos Panamá.

Hay que recordar, todo lo que hicieron con la United Fruit Company, en Centro América, el caribe y en Colombia, apoyados por el gobierno desde Washington, o se les olvida la masacre de las bananeras, denunciada por J.E. Gaitán y relatada por Gabo y pregunto yo, ¿alguna vez el gobierno de U.S.A. se ha disculpado?

 Al igual que parece que ya olvidaron la famosa Escuela de las Américas, forjadora de todos los generales tiranos que impusieron para controlar las Américas a su antojo, matando millares de seres humanos y dejando las consecuencias violentas que aún vivimos en Colombia, recuerden que la condenada por financiar grupos narco paramilitares, la Chiquita Brand, es la empresa hija de la United Fruit Company y pregunto yo, ¿alguna vez el gobierno de U.S.A. se ha disculpado?

Se les olvida como atizaron la guerra entre liberales y conservadores para debilitar al país, pero eso sí, ganar dinero de la venta legal de armas al gobierno conservador y de la venta ilegal y contrabandeada a los guerrilleros liberales, lo mismo han hecho con la guerra entre guerrillas y paracos a través de mercenarios judíos como Jair Klein, o de donde creen que salen los R15.

No sean tan cándidos, no olviden que el nuevo gobernante la nación anglosajona, es elitista abierta y públicamente, pero racista camuflado, así que hagan lo hagan, no los va a ver como iguales, no importa cuánto tengan en el banco, el apellido o donde vivan, no son anglosajones, no lo son.

Tampoco son cubanos y hasta estos los ven por encima del hombro, acuérdense que ellos nunca quisieron independizarse de España y de hecho fueron los últimos en hacerlo gracias al acuerdo de protección que ya los gringos le habían hecho a cambio obtuvieron una enorme casa de citas y paraíso fiscal para las mafias italianas y judías en el caribe, ellos crearon a Fulgencio Batista, de ese tipo de acuerdos descienden los Rubio.

Hoy se critica que el Gobierno no haya roto relaciones con el tirano gobierno de Maduro, sin embargo parecen obviar extrañamente que lo condenó públicamente, que ha dicho que es una dictadura y no fue a su posesión, pero no, no es suficiente para algunos, que dicen que hasta Boric de Chile, siendo comunista lo hizo, valiente referencia un chileno, les recuerdo que no ha habido pueblo más pro Yankee que Chile, olvidan que muchos se sienten anglosajones, su Libertador es Bernardo de O’Higgins y casi que condenaron al verdadero libertador, José de San Martin.

Son tan arraigados estos temas, que miren su bandera y sino lo creen, pregúntenles a los argentinos, a quienes dejaron solos y colgados de la brocha en su guerra contra los británicos en la guerra de las Malvinas, se les olvida que algunos chilenos autorizaron a los gringos por un afán voraz de una clase dirigente que se cree anglosajona, derrocar y matar un presidente constitucionalmente electo.

Además, es muy fácil romper relaciones con un país que tienes a más de dos mil kilómetros de distancia con el cual no tienes mayor balanza económica, no es coincidencia que la banda de los Prisioneros sean chilenos y compusieran la canción “Por qué no se van”, escúchenla y me entenderán.

Se critica al Gobierno colombiano actual, no romper relaciones con Venezuela claro, lo que hay de fondo y los que lo azuzan, son los que desean el despatarre a los gringos para que usen este suelo patrio, para invadir el país hermano, a cambio seguramente ya habrán negociado la repartija de los millones de petrodólares, todo con la excusa de defender la democracia y la libertad.

Juan Camilo Castellanos

El asunto del Canal de Panamá

El asunto del Canal de Panamá es uno de esos asuntos que a quienes hemos tenido el privilegio de recibir cátedra de historia en el hogar y en las aulas, nos genera dolor patrio, nos puede y hasta llena de frustración ver que el repitente presidente Trump hable de ello con tanta arrogancia y villanía, mientras los mismos descendientes de aquellos que generaron esa histórica afrenta al honor nacional van corriendo a su posesión.

El descendiente de inmigrante alemán que gobernará los próximos cuatro años el país del tío Sam, dice que Panamá fue “un regalo” que les dio el reciente y honorable difunto expresidente Jimmy Carter a “los panameños y no a los chinos”, que dicho Canal “fue construido por las tropas norte americanas” y que por tanto es un asunto de seguridad nacional.

 

Nota recomendada: ¡Sí, hay quienes simplemente quieren ver el mundo arder!

El descendiente de inmigrantes que hoy persigue a los inmigrantes busca revivir un debate precisamente generado en el gobierno del difunto Carter, con el tema de la cláusula o enmienda de Dennis de Concini, un senador de Arizona que como condicionamiento para que el senado aceptara el tratado Torrijos-Carter, introdujo una enmienda al respecto.

Este tratado versa sobre las condiciones de devolución del Canal de Panamá a los panameños, pero que, a través de la enmienda Concini, le permitiría al tío Sam recuperar el canal si la seguridad nacional del país de Dorothy estuviera en peligro, esta cláusula o enmienda, que generó debate y discusión, nunca fue ratificada por Panamá y es evidente para donde va el descendiente de inmigrantes que ataca inmigrantes.

Sin embargo, se le olvida al ario pura sangre, que el ferrocarril que posibilitó la construcción de ese canal, lo pagamos ocho veces más caro los colombianos a raíz del espurio contrato en el Gobierno de José Hilario López con la empresa Panamá Railroad Company, en 1849, en donde solo recibimos el 3% de ganancias, sin esa infraestructura jamás habría sido posible las posteriores obras tanto del primer proyecto de canal hecho con los franceses y Colombia que tan arduamente los norteamericanos boicotearon, pues ya tenían su pecado concebido.

Los autores intelectuales de dicho pecado que inició con el boicot financiero de Wall Street, fueron los banqueros William Cromwell, JP Morgan y Douglas Robinson, cuñado del entonces vicepresidente Theodor “teddy” Roosevelt, quienes luego de su jugada, compran por 3.5 millones de dólares las acciones de la empresa francesa en el proyecto, o sea,  se vuelven socios del Estado Colombiano, pero se niegan a seguir con el proyecto, quebrándolo totalmente, lo que posteriormente realizan, es que le venden esas acciones por un total de 40 millones de dólares al gobierno del nuevo presidente, Theodor Roosevelt, oh sorpresa! , toda una jugada maestra de típicos delincuentes.

Se le olvida al no americano, que el tratado Herrán-Hay, que buscó los acuerdos para la construcción del canal, contemplaba la soberanía, como era obvio, de Colombia en su territorio, es decir Panamá, sin embargo, cedía esa soberanía en un territorio interno o franja de enclave de 15km a cada lado de la zona del canal como tal y 100 años de usufruto del canal para U.S.A.

Como este tratado lo negó rotundamente el congreso colombiano, entonces no se anduvieron con rodeos, bajo el soborno y la instigación del hijo predilecto del tío Sam, el expresidente Theodore Roosevelt, nos robaron Panamá bajo los cañones del acorazado Nashville, mas 10 buques de guerra de escolta, 4 en el pacífico y 6 en el caribe.

Junto a esto, el soborno al traidor Manuel Amador Guerrero, médico del ferrocarril y a Philipe Jean Bunau-Varilla, ingeniero francés del mismo, defienden la acción separatista de unos cuantos convidados y con esa excusa lo disfrazaron de acto de independencia protegida por la estatua de la libertad, de hecho, el mismo presidente Teddy, se vanagloriaba de su famosa frase “I Took Panamá”, mientras que el nuestro, el conservador, José Manuel Marroquín, untado de ignominia decía; “recibí un país y entregué dos”, le faltó decir, “hice presidente a un copartidario”.

Se le borra de la memoria al compañero temporal de Stormy Daniels, que, al día siguiente de estos hechos, ¡oh cosa curiosa!, se nombra presidente de Panamá al dirigente del partido Conservador Colombiano, Manuel Amador Guerrero, William Cromwell termina como cónsul en Panamá y como ministro Plenipotenciario al Ingeniero Bunau-Varilla, éste a su vez, con John Hay, redactan el tratado para que Panamá; i). entregue el proyecto de la construcción del canal a U.S.A., ii). Que los beneficios de explotación del mismo sean a perpetuidad y por si fuera poco, le introducen en el artículo 136 de la constitución de su nuevo botín de la extorsión, iii). el derecho al país de la justicia y la libertad, de intervenir militarmente en Panamá.

También Olvida el condenado presidente, que luego se dio el tratado de la humillación nacional, el  Urrutia-Thompson, firmado en 1914 y promulgado el 2 de marzo de 1922, donde nuestra patria liderada por una caterva de acomplejados, príncipes de aldea con ínfulas de virreyes, aceptaba el pago del robo de Panamá por miserables 25 millones de dólares y  se definía que los productos de la industria, el correo y los buques de guerra colombianos no pagarían el cruce o más bien, tenían el paso libre por el canal.

De esta forma, tergiversa descaradamente la verdad histórica, verbi gratia, olvida convenientemente, que no fueron solo los militares norte americanos los que construyeron la mega obra y que se robaron el proyecto propuesto por Colombia en 1830 y en 1879, desarrollado por lo franceses en cabeza de Ferdinand de Lesseps pero con nuestros recursos en vidas humanas y económicos, además, desconoce que el tratado Urrutia-Thompson no se ha cumplido, luego entonces siguen en deuda con nosotros.

En conclusión, olvida el negociante, que al final aceptaron sus antecesores que eso no fue una compra, que eso fue un robo y que la excusa de que los panameños se querían independizar fue utilizada e instigada por el tío Sam para quedarse no con el enclave del canal, sino con el país completo como efectivamente lo hicieron, que el proyecto era nuestro y que, sin nuestro ferrocarril, nunca habrían podido haberlo hecho.

Pero sobre todo, olvida él que no todos hemos olvidado el hecho que no se puede reclamar lo que de manera espuria fue tomado, que el tratado Urrutia -Thompson, que también nos hacía reconocer la independencia de Panamá a cambio de la compensación no tiene validez porque Panamá nunca lo aceptó y no lo aceptó porque nunca reconoció a U.S.A. para que fuera su vocero en dicho tratado, por lo tanto, es nulo de pleno derecho por vicio del consentimiento y doble engaño.

Si eso es nulo, solo queda un país que fue instigado a ese proceso de independencia y por tanto el tratado posterior Vélez-Victoria, por el cual y bajo la presión de los buques de guerra gringos, Colombia ratifica y reconoce la independencia de Panamá en 1924 queda también viciado de legalidad. Así que hoy no estamos en aquellas épocas, el país debería alzar la voz y reclamar lo que es suyo, así como el hijo de inmigrantes que ataca inmigrantes revive el debate y reclama, nosotros debemos hacer lo propio.

Ojalá vuelva el honor y el arrojo que tuvimos con Bolívar, en tiempos aquellos cuando nos llevó a la cumbre de las grandes naciones y ojalá se haga valer que la costa de mosquitia era de la Gran Colombia, por lo tanto, el mar de San Andrés también lo es, ojalá nuestra juventud entienda y sepa que debemos recuperar la banda de la Orinoquia, del trapecio amazónico perdido con Perú y Brasil, ojalá nos atrevamos a decir “I Recover Colombia”.

Juan Camilo Castellanos

Q.D.E.P. el reggaetón

El Reggaetón es un estilo o género musical, que básicamente es una mezcla de RAP, Hip Hop, Dembou y Reggae Jamaiquino en español, con una cantada recitativa, que se dio principalmente en las barriadas de Puerto Rico y Panamá por allá a mediados de los 90`s y se fue extendiendo por el caribe antillano hispano hablante principalmente.

Un ritmo pegajoso, con letras callejeras y urbanas que se presentó como oportunidad de éxito a una nueva camada de jóvenes que no encontrarían espacio alguno entre los géneros ya consolidados donde la exigencia de mejores y afinadas voces eran la regla.

 

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Acá, al utilizar ritmos afrocaribeños ya conocidos y mezclarlos con instrumentos electrónicos y programas de computadoras, se acortaba el camino de tener buenas e inteligentes rimas, letras con sentido y voces de verdaderos cantantes, ese camino no ya no era necesario, pues el tipo de público no es que fuera muy exigente.

Así las cosas, el famoso y mundialmente exitoso Daddy Yankee y Dj Playero, en el mixtape de 1994 “Playero 36” acuñan la expresión “Reguetón”, como una mezcla entre las palabras Reggae y Maratón, sabrán ellos por qué, pero lo cierto es que les funcionó, fueron un hit mundial, que nos puso a debatir al mismo tiempo que a bailar y nos generó alegrías a la vez que repudio por algunas de sus letras.

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Se convirtió en el centro de la movida musical y ayudó a que cientos de barbaros que no sabían ni leer, ni escribir bien, que no tenían ni idea de lo que era la gramática, retorica o sintaxis, se expresaran y desahogaran su ser en uno o máximo dos versos y una o dos rimas, a lo mucho, que eso sí, generaron muchas ventas y muchos nacimientos.

Un ritmo que permitió a una generación olvidarse de la lucha diaria de sus vidas para tener un poco de alegría, un poco de ímpetu para romper esa vieja y aburrida costumbre de serenatear a una mujer, de componerle algo bonito y romántico que la ensalzara por su belleza, su feminidad y su valía, para simplemente recordarle su utilidad de satisfacción sexual momentánea, porque lo importante acá no era la galantería, ni el respeto por la mujer, sino, perrearla.

Pues bien, como la gran mayoría de los géneros musicales, este surge de abajo, como el vallenato, el tango, la salsa, el merengue, la champeta, entre otros, sin embargo, ninguno de esos géneros había llevado la vulgaridad en su máxima expresión a tantos millones de seres y en  tan corto tiempo haber llevado ese caribe antillano a tantos rincones en el mundo.

Si bien, no todos lo hicieron de manera vulgar y grotesca, muchos como nuestros artistas colombianos fueron más bien decentes y le indujeron un “Flow”, muy particular que suavizó el tema y a la vez gustó más, casi que, por ello, terminaron tomándose la escena internacional y reinando en ella.

Un ritmo icónico de la llamada generación “millenial”, que hasta estudios científicos generó, para tratar de entender que pasaba, por qué generaba tanta afición pese a su baja calidad textual, lirica, gramatical y musical, pese a su mensaje grotesco, narco y misógino, así se hizo en Chile y en la universidad de Mallorca en España, que estableció que este ritmo generaba una activación de la parte más primitiva del cerebro y por ello gustaba tanto.

Sin duda, a muchos nos contagió su ritmo, sin importar que no dijera un carajo, era rico y divertido escucharlo, bailarlo con amigos y amigas en una noche de juerga y diversión, en los carros o en algún dispositivo móvil, hasta era divertido, aún lo es, ver como su público, al mejor estilo de los metaleros, punketos, o hip hoperos, se caracterizaban en sus modos de andar y vestir al estilo reggaetonero.

Pero como todo lo bueno se termina, con mayor razón lo hará lo malo, aunque muy divertido, no tiene sustento alguno y ante los ventarrones, se cae, porque no tiene raíces profundas, llegaron los huracanes de la música popular y de banda mexicanos, con tremendas voces, con gran musicalidad y los noqueó, se levantaron de la lona mimetizándose con mezclas del pop, rock y del merengue, otros viejos géneros casi ya en el olvido, que les generaba una base musical sobreviviente.

Sin embargo, se les atravesó en muchos países de centro y sur América la salsa, una guerrera de vieja tradición con la que no pudieron, en Colombia, no lograron vencer al Rey Vallenato, ni a la carranga, ni al joropo. Las regiones y sus viejas costumbres idiosincráticas se atrincheraron y aunque hubo conatos de vallenatón o champetón, los “cangris” perdieron la batalla.

finalmente, al compás de la música popular “contentosa”, encontraron su fin en este suelo patrio donde una carranga “coqueta”, le propinó la estocada final a lo que empezó con un “atrévete” “felina” y en la más importante temporada del año los defenestró, el pegajoso ritmo caribeño y antillano se volvió una moda y como toda moda pasa, es sobre facturada y este ritmo no fue la excepción.

Uno de sus sepultureros, el “conejo malo”, que, a propósito, malo sí es, intenta ahora de manera lacónica echar mano del simplemente llamado “ritmo urbano”, la salsa y otros géneros para sobrevivir, la imagen es triste, es como leer la última escena de la obra de Shakespeare ,“En busca de Ricardo III” y su famoso grito desesperado de “Mi reino por un caballo”.  

Cae un gigante, como cayeron el Rock and Roll, el Rock en sus múltiples variantes, el pop, la Ranchera y sus bellos mariachis, el maravilloso Bolero y las románticas baladas, que bueno que la pasamos, pero así es la cosa, vivimos la era y quedará en los recuerdos, el que lo vivió, lo gozó, pero al final, como todo en la naturaleza, solo sobreviven las más fuertes, es decir, las especies que más se adaptan, nuestros ritmos autóctonos ahora pueden seguir reinando, derrotaron una vez más a otro Goliat, Q.D.E.P. el reggaetón, ton ¡

Juan Camilo Castellanos

¡Sí, hay quienes simplemente quieren ver el mundo arder!

No sé quién es el autor de esa frase que se ha hecho célebre y que la escuchamos en una de las películas de “Batman”, pronunciada por el personaje de Alfred, fiel escudero de Bruce Wayne. Presumo que debe ser de su director y guionista, Christopher Nolan, lo cierto es que ha sido un hit y retumba en las mentes de millones, no solo por lo cruda, sino por lo real.

A lo largo de la historia, hemos conocido personajes así, personajes que nos recuerdan la famosa frase de Carataco, Rey de los Catuvellauni, una tribu celta de la Britania preromana que fue capturado y llevado ante el emperador Claudio, este lo indultó y le perdonó la vida debido a un contundente discurso donde el reo le dice, “Mi castigo será olvidado, pero si me perdonas seré un ejemplo eterno de tu clemencia”.

 

Esa frase histórica, le sirvió al Celta Rey para salvar el pellejo, pero su paso a la historia se consolida por otra frase que encierra una poderosa reflexión que ha sido una y otra vez debatida a lo largo de los siglos.

El Rey tribal al conocer y recorrer la Roma imperial luego de su indulto y con asombro por la monumentalidad de la otrora capital del mundo dijo, “¿Cómo pueden estos, teniendo tales posesiones, ambicionar nuestras pobres cabañas?”

Para muchos, la respuesta a esta pregunta-reflexión obedece a la satisfacción de los egos, la vanidad, por locura, por dinero, por religión, esoterismo y hasta racismo; pero para otros, la respuesta correcta es porque “hay quienes simplemente quieren ver el mundo arder”, no puede haber otra explicación cuando Claudio teniéndolo todo, sin haberlo forjado, ambiciona las pobres cabañas.

Putin, amo y señor de uno de los más poderosos estados del mundo, qué puede ambicionar de Ucrania?, qué puede ambicionar Netanyahu de una franja en Gaza, qué podría ambicionar occidente con la guerra en Sudán, que podría ambicionar Azerbaiyán contra los históricamente perseguidos Armenios; nada, no tienen nada que ambicionar, simplemente los señores de la guerra, los que mueven los hilos allá y en el Plateado Cauca, o en el Catatumbo, Norte de Santander, solo quieren ver el mundo en llamas.

Podrán decir lo que quieran, que es por religión, por dinero, por poder, entre otras razones, pero de fondo no son estas las causas, además, es curioso ver que siempre que se buscan las relaciones de poder y los hilos conductores de todos estos conflictos, los caminos conducen a los mismos 3 o 4 países controlados por 3 o 4 conglomerados económicos.

Esos señores y señoras son los que ejemplifican la frase cinematográfica, ellos no pueden acumular más poder, ni riquezas, no les alcanzan 3 vidas para gastar esos vanos tesoros, así que esos retóricos argumentos no pueden ser sus motivaciones, es ilógico que lo sean.

Dicho esto, veo que el mundo no tiene otra alternativa que seguir condenándolos en los tribunales destinados para ellos, como la C.P.I., que ya emitió medidas en contra de Putin y Netanyahu, pero también en contra Mohammed Deif y Omar Al-Bashir, entre otros.

Tribunales que ya condenaron a otros como Taylor de Liberia, Mubarak de Egipto, Hussein de Irak, la señora Polin Iram Masuko de Ruanda o Ríos Montt de Guatemala, contra los tiranos condena, contra los señores y señoras de la guerra, prisión perpetua.

Pero esto, que nos deje una reflexión, lo digo utilizando otra gran frase que obedece a un proverbio africano, “el niño que no sea abrazado por su tribu, cuando sea adulto, quemará la aldea para sentir su calor”, algo que curiosamente se me hace muy parecido al personaje de la misma saga de películas, el Guasón. Ojalá y algún día lo entendamos como nación y no sigamos cultivando señores y señoras de la guerra.

Juan Camilo Castellanos

¿El Cambio, de contratistas?

En la tierra del olvido, el país del sagrado rostro, en fin, en un Macondo, tuvimos un gobierno al que en repetidas ocasiones se le demostró que, bajo su egida, ciertos delincuentes AUCcionarón el sistema hospitalario y salieron de los campos de combate para convertirse en flamantes gerentes y operadores del servicio público de la salud en algunas ciudades, municipios y regiones de ese país.

Algunos frentes generaron presión en los electores, otros se evitaron ese “problema”, dando órdenes de prohibición a que ciertas personas pudieran ser candidatos o candidatas y ganarles a sus eunucos políticos, de esta forma, garantizaron tener, congresistas, gobernadoras, diputados, alcaldesas, concejales y hasta ediles. Luego con ese poder, los comandantes, eran los representantes legales de algunas IPS, y los subcomandantes lo eran del proveedor o de algunas EPS, las que como tal, prestaban el servicio.

 

De esta forma, es fácil denotar que triangulaban la ecuación y se adueñaron de millones de millones de los recursos públicos destinados a la salud de millones de compatriotas que ya no solo morían por el accionar de sus armas en los campos, pueblos y veredas de aquella patria, sino también en las camillas oxidadas y en los pasillos enmohecidos de centros de salud, o las E.S.E. departamentales o municipales.

Pues bien, todo eso pasó y es verdad judicial hoy, pero fue verdad de Perogrullo siempre, tan solo que algunas altas líderesas de cuello blanco se hicieron las de los oídos sordos, uno que otro líder o periodista se atrevió a denunciar, unos fueron asesinados, otros exiliados y a otros increíblemente los callaron con juicios penales y disciplinarios.

Luego de un intento por acallar esos fusiles por las vías de la negociación política, como debe ser en una sociedad que se precie de ser civilizada y no bastardamente salvaje, después de una pausa mediocre como ninguna otra en un gobierno que se recuerde en ese país del que les hablo, se impone por la fuerza de la esperanza y una que otra ayuda desde las cárceles y clase politiquera tradicional, de esos de los mismos de siempre, un gobierno que quería un cambio, concepto abstracto, pero que caló y se vendió al alza.

Todos, o por lo menos la mayoría, pensaron que ese cambio traería vientos de madrigal, gotas de miel, arenas de cacao, néctares de anís, cañas de Bon Bon Bum, y ni que hablar de panes de melao, pero no, no fue así, no podía serlo porque nunca lo había sido, por que en 200 años ya había pasado, aunque no lo quieran reconocer, los cambios, estos habían sido muy profundos, pero su aplicación muy tibia, las pausas prolongadas y las expectativas fueron muy altas, pero en mayor proporción lo fueron las decepciones nacionales.

El cambio para esta nueva etapa, no se materializa, sabían que en 4 años sería muy difícil, pero aun así lo prometieron y la frustración no se ha hecho esperar, cuando no se cambió el modo de delinquir de los de arriba, antes se alentó a los que nunca lo habían hecho,  quienes ahora con el poder también se atrevieron, no se cambió el modelo económico, ni el sistema de beneficios parentales o los proporcionales según el respaldo político, no se cambió la elección de los cargos diplomáticos los cuales se mantuvieron a dedo, con desmedro eso sí, puesto que antes por lo menos llegaban a bachilleres, ahora ni a eso.

Tampoco se modificó la treta de la mermelada, ni los usos y costumbres a la hora de usar aviones y helicópteros del Estado, los ataques a las cortes y a la prensa siguieron siendo como a la vieja e indecente usanza. El desprestigiar al contendor y hasta hacerle interceptaciones ilegales o perfilamientos desde el poder de la inteligencia militar, siguió siendo de uso corriente, pero en lo que sí parece que se cambió fue en los contratistas, como dicen por ahí “cada torero trae su cuadrilla”.

Hoy, en ese país imaginario, hay serios cuestionamientos al respecto de beneficios contractuales a delincuentes que, bajo el estandarte de unos viejos ideales zocatos y vetustos, traquetean a diestra capitalista y siniestra comunista. Pero, aunque por ahora, no es verdad judicial, de que ELNuevo sistema contractual ya no es por cooptación política, sino por cubrir los costos de una paz de la que no sale, ni chicha ni limonada, sí existe testimonialmente una voz creíble que ante la suprema autoridad judicial ordinaria de aquel país lo está denunciando.

Se habla en esos elevados estrados judiciales que el modelo consistía ya no en cooptar la salud, sino las obras de supuestas emergencias, de vías y caminos veredales, de obras de mitigación por olas de invierno y vaya usted a saber que cosas más. Es decir, ahora los nuevos contratistas lo son del ramo de la infraestructura, tal vez lo hagan por la modalidad de la emergencia manifiesta, por menor o mínima cuantía, es posible que ya no sean contratos de dotación y suministro como lo solían hacer sus colegas fratricidas, tal vez ahora serán a monto agotable.

Amanecerá y veremos¡, dijo el creyente parroquial, por lo pronto, en el país del encanto se espera conocer la respuesta a la pregunta, ¿el cambio fue de contratistas?

Juan Camilo Castellanos

El Poder Constituyente y el Poder Constituido

“Es decir, que, si deciden violar el voto popular en Colombia del año 2022, se instaura en Colombia el poder constituyente, de una vez, a través de la movilización masiva del pueblo colombiano”. Gustavo Petro.

¿Puede existir una frase más veintejuliera, desafiante y falsa en la historia reciente de nuestra república? La respuesta es depende, hay otra comparable, pero si es más o menos, depende desde que orilla del rio estes, esta dice; “El estado de opinión es la fase superior del Estado de Derecho”, expresada por Álvaro Uribe Vélez.

 

Estas expresiones populistas, son pan de cada día en las maltrechas democracias hispanoamericanas y por supuesto en otras latitudes del mundo, en la Norte América de la era Trump, en la Europa del este de Lukashenko, Putin o Duda y en el Asía de Erdogan o Duterte, es un síntoma que viene “in crescendo” en diferentes territorios de la órbita global.

Por supuesto en lo que nos atañe, es curioso ver este tipo de frases y expresiones siendo utilizadas por las dos caras de la misma moneda, la izquierda y la derecha, el uno, queriendo olvidar, o por lo menos, asumiendo que todos olvidamos que somos ya un poder constituyente, que generamos por mandato intrínseco de nuestra soberanía ese poder constituido del cual goza el señor presidente.

Es gracias a esa capacidad jurídica que nos da nuestra naturaleza humana y nuestra ciudadanía que hoy él tiene un micrófono para poder expresar sus ideas y desarrollar su mandato legítimamente constituido gracias a que a nosotros el soberano pueblo constituyente, así nos pareció, hayamos o no votado por él.

Vanamente utiliza estas expresiones de “instaurarlo”, como si por una parte no lo estuviera ya, de ser así no habría república, por lo tanto, no tendríamos necesidad de un presidente; Por otra parte, no es él, quien podría instaurarlo, sino, nosotros, solitos como autónomamente lo somos, porque cerebro, lenguas y paticas tenemos.

Además, no recuerdo yo haberle dado poder al constituido presidente para que me represente, debe echarse una leída a la constitución, para que por fin se entere que los presidentes no representan al pueblo, al constituyente primario, la figura presidencial tan solo es una expresión de la voluntad de aquellos, es el funcionario contratado para ejecutar la Ley y punto.

Cuanta coincidencia encuentro ahora que leo esta alucinante y megalómana frase con aquella no menos tiránica de que el Estado de opinión es “una fase superior al Estado de Derecho”, pronunciada en el contexto, por otro megalómano que por estar con 82 u 85% de popularidad, pretendía con ello justificar mandar a diestra y siniestra por encima de las reglas constitucionales, garantías que tenemos los soberanos, el pueblo en síntesis.

Con ese frenesí, con esa petulancia, pretendían hacernos creer que, como la opinión mayoritaria, aquella no corroborada técnicamente, lo consideraba el mejor presidente, por ello entonces podía hacer “ochas y panochas”, expedir decretos o suscribir tratados internacionales, suprimir o fusionar entidades y desvincular funcionarios sin control alguno de la Corte Constitucional o Consejo de Estado.

Podía entrometerse en el poder legislativo a punta de Yidis y Teodolindos, en el Banco de La Republica o en el poder judicial, condenar y hacer conducir causas penales a quienes estuvieran en su contra, o sea, contra el estado superior de la opinión ya que a los porcentajes de su popularidad solo le competían “Salserin” o “RBD”, es decir, Luis XIV al decir “L´État, c´est moi”, se le quedó pequeño al príncipe de Salgar con su “Estado de Opinión”.

Cuanta arrogancia, cuanta irresponsabilidad en los dos bandos radicales que quieren, con tal de ganar unas elecciones, llevar al país a una guerra civil nuevamente, los bandos son conscientes que ese es el resultado en un país bien experimentado en el arte de la guerra, si insisten los unos en “tumbar” a un presidente o los otros en hacer lo opuesto e ir más allá, no solo no dejando que lo tumben, sino entronizándolo.. más, más y más..¡

Una y otra vez debemos insistir desde estas modestas letras en enviar un mensaje claro y contundente a quienes puedan leernos, no caigan en esos cantos de sirenas, son extremistas que todo lo ganan con nuestra perdida, la guerra entre hermanos y hermanas; bravucones de redes, porque en los clubes y pasillos del congreso, conciertos y parrandas, se les vé tomando whiskey de lo lindo, abrazados y concertando Dios sabe que cosas.

Los hombres y mujeres demócratas, somos los que pondremos los muertos, siempre ha sido así y siempre lo será a menos que maduremos cívicamente y entendamos que a los presidentes que ganaron se les deja gobernar, si nos equivocamos, entonces nuestra constitución posee una garantía, una regla en la que el periodo del cargo es por un tiempo determinado, para bien o para mal, se cumplirá el plazo y se irá, pero no se les tumba, eso es de cobardes.

Los demócratas sabemos que es en el ardor de la lucha de las ideas donde está la victoria, eso sí es ser berraca, eso es ser valiente, lograr convencer a millones con la verdad, con la inteligencia, pero eso de salir a tumbar dirigentes a través de golpes blandos, suaves o duros, lo mismo da, eso es ser tonto, abyecto; Los demócratas conquistan el poder, no se lo roban y menos haciéndolo como los matreros, lanzando la piedra y ocultando la mano.

Los demócratas, no se quedan en el poder con excusas vanas, badulaquerías o leguleyadas, los hombres y mujeres demócratas, ganan las elecciones limpiamente y cumplen con la palabra empeñada, hacen su mayor esfuerzo por dejar una huella indeleble en la conciencia colectiva y trascienden en la historia, no se atornillan ilegalmente al cargo y sobre todo, no motivan o se vuelven cómplices de los derramamientos de sangre por egos personales o de grupos.

Juan Camilo Castellanos

El Festival Vallenato

Debo decir, que me crie con más aires de música tropical orquestados, con fandangos y porros que, con vallenatos, mis teteros fueron con serenatas de Barros, con su Momposina o La Lorenza de Juancho Torres, un buen Carmen de Bolívar o Sal si puedes de Lucho Bermúdez, ni que decir de la María varilla de la banda de Chochó y de Laguneta con el Toro negro o el Mantero y con el himno familiar, La Estereofónica o Bola Candela, de Pedro “pello” Salcedo, compuesta en honor al matrimonio de mis abuelos maternos.

Esas mañanas de abuelos escuchando las melodías de la Pollera colorá, de sus paisanos Choperena y Madera, de pito atraveasaó de Toño Fernández, los hermanos Meza y la dinastía de los Domínguez de Morroa o los Caranganos de Corozal, mi padre traía sus salsitas y su Joe Arroyo, mi madre, abuela, tías, hermana y primas, todo ese ejército de mujeres que me antecedieron en el arte de bailar, fueron mis primeras parejas con los ritmos carnestolendos, con la inmortal voz de nuestro paisano y premio Grammy, Juan Piña, al son de La Luna de Barranquilla o la siempre deseada Tumba Catre.

 

Sin embargo, es indiscutible, es imposible decir que no conocí el mundo bajo los aires de las cumbias con música del acordeón de Landero con el grito lastimero, pero a la vez parrandero de su Eduardo Lora, jugué con Las Tapas de Lisandro, me monté y viajé en candentes y empolvadas vías en el 039 del gran Alejo, hasta me mecí en la Hamaca grande de Pacheco y empecé a conocer aquello del corazón con los ojos negros y verdes de Alfredo Gutiérrez y su inmortal leyenda de ser nuestro tri Rey Vallenato.

Inicié mi curso de bohemio en parrandas que asistían mis tíos maternos y primos mayores con Felipe Paternina y Jairo Serrano, lo hice con aventajada calificación en la muy importante tarea de servir el trago, tarea que me tocaba, por ser el menor de los hombres de la familia, sin poder siquiera derramar una gota y menos en mi boca, mi primera en esas lides, fue con unas cervezas costeñitas frías en medio del jolgorio del carnaval, a escondidas y en medio de ese fandango.

Pero mis primeros tragos, se dieron gracias a mi querido amigo, que ya está en el cielo, Francisco José Badel Mantilla, “Pacho Arroz”, quien me convenció, como buen hijo de político, que ese trago que repartía su papá en aquel día de elecciones, con hielo y manguito biche picao con sal y pimienta, nos iba a saber rico, que era algo como el whiskey, solo que más barato, y que le llamaban ñeque galeón. 

Esa libada de elixir criollo de la sabana, lo hicimos al son de Diomedes Diaz, con sus temas el ahijado y la juntera, cabe destacar, que la pea fue monumental, así como la muenda en las respectivas casas de las respectivas abuelas y la definitiva purgada que nos dejó la cata de ñeque evito cualquier nueva experiencia hasta varios años después, en los 15 de mi hermana, pero esta vez con el famoso vino cariñoso, ah bellos tiempos de las cometas, como lo cantaba el jilguero de América.

Así que, una vez hecho ese encuentro con esos sones, merengues y paseos tan bellos y maravillosos y entrada la adolescencia, el folclor propio de la antigua provincia de padilla nos embrujó y nos hizo querer serenatear a cuanta sonrisa bella se nos cruzara, nos maravillaba el mito de francisco el hombre, la idea de poder vivir como las “almas felices” de Tobías Enrique o como el más grande entre los grandes, el maestro Escalona en una eterna juventud a punta de versos precisos, amores y amistades eternas.

Esa imagen de la parranda vallenata era y sigue siendo cautivante, esa posibilidad de cantarle y enamorar una Diosa Coronada como lo enseña Leandro, sigue siendo ensoñadora y poética como Rosendo Romero la describe en su noche sin luceros, o como en las mañanitas de invierno que Emilianito retrata.

Con ese ideal, miles, de miles, hemos ido al Festival de la Leyenda Vallenata y cada vez que voy, como Armando Zabaleta en Patillal, “yo me vengo muy agradecido” con su gente, sin embargo, el tiempo pasa, los dineros de costosas boletas y parqueaderos siguen entrando, pero el barrial para entrar al parque de la Leyenda sigue siendo el mismo y los asquerosos baños, siguen deteriorándose.

El vallenato como genero musical, o la música de acordeones, que es un término más amplio y genérico, ha sobrevivido el embate de los agresivos géneros extranjeros que gracias al comercio de directores y locutores radiales amancebados con productores que mezclan nuestra tradición con ritmos impropios de nuestras regiones lo han mermado, le han quitado cierto brillo de sus antiguos kilates, aun así, esa leyenda sigue llevando miles de millones a las arcas de la fundación.

Sin embargo, salvo los concursos de las modalidades infantil, juvenil y más o menos aficionado, donde aún se respira gran pasión por los 4 vientos y la mística del folklore, es terrible ver como en la categoría profesional, todo se maneja es con palanca, el talento sirve solo para las primeras rondas, pero solo con talento no se gana, se debe tener un extra, las relaciones y quizás unos buenos aliados, como los Gabos o los Lleras.

Influye mucho la política, los patrocinadores, en fin, parece ser que para ser leyenda hay que pagar un costoso peaje a una distinguida familia que se adueñó del sueño de Escalona, la Cacica, Myriam Pupo y López, pero, sobre todo, del ideal de millones de colombianos que queremos que gane el mejor, pero en franca lid.

Ciertamente se ha desdibujado mucho aquel ideal, en la plaza Alfonso López, el bullicio de los conjuntos estridentes y desafinados, no deja escuchar la competencia de los acordeonistas en tarima, el protagonista ya no es el compositor, ni el repentista, mucho menos el decimero o los conjuntos en competencia, ni el pueblo cultor del género musical de acordeones.

Ni siquiera el Rey Vallenato, quien se volvió un simple anuncio dentro de un programa de conciertos, poco aplaudido porque los asistentes ni entienden, ni notan la diferencia entre unos y otros, lo que deja en evidencia que el público ya no es vallenato. Aun así, volverán a sonar las cajas, guacharacas y los acordeones, seguramente volveremos, pero también seguramente, cada vez será más festival, pero menos de leyendas vallenatas.

Juan Camilo Castellanos

¿Y ahora, auto-defensas barriales?

Nuestra constitución política, como pacto, acuerdo de paz y convivencia, en su artículo segundo plantea todo un tratado de derecho administrativo constitucionalizado, definieron los verdaderos constituyentes del 91, no los inventados por la post verdad, que, Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias, y demás derechos y libertades y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares”.

Pues bien, este es el mandato-fin, que plantea nuestra constitución de manera general, son las reglas de juego en este pacto que como sociedad civilizada hemos hecho y que a modo de símil podemos decir, surge como la teoría de la “gran explosión” o “big bang” y hasta como la teoría de la “cascara de nuez”, del célebre físico inglés, Stephen Hawking.

 

Estas plantean que una vez presentada la explosión cósmica y dispersadas las millones de partículas químicas en el polvo estelar a través de millares de kilómetros, esa fuerza explosiva, que en un inicio era ferozmente hirviente y veloz, a medida que se alejaba, se iba desacelerando, enfriando, generando las condiciones óptimas para disipar las nubes de polvo intergaláctico, dándose así las condiciones para generar la vida tal como la conocemos.

Sin embargo, dada esa situación, es dable pensar que al irse alejando cada vez más en el infinito esa rota cascara de nuez, expulsada en direcciones opuestas, todo aquello en medio de esta, es decir la materia contenida, se iría enfriando, deteniéndose, por lo que sería posible que la historia de la vida como la entendemos hoy tenga fin, puesto que tarde o temprano se detendrá ese impulso inicial y se enfriará a tal punto que ya no podremos sobrevivir.

Así mismo, una vez dada nuestra explosión social, se dieron las condiciones para nuestra vida de derechos y deberes a través de una carta superior, se materializó todo un acontecer generador de vida democrática, cálidos pensamientos que aceleraban las partículas sinápticas de las mentes más lucidas que nos llevaban por la senda de un porvenir mejor, a través de tan garantista documento.

Nos llenaba de esperanza que la vida en paz en la patria de Bolívar por fin podría llegar, una vez se instituyera en la práctica aquello de defendernos a todos en nuestra vida, honra, bienes, creencias y demás derechos, pero además, en garantizar el cumplimiento de los deberes que conexos llevamos y que son las garantías de equilibrio sano entre todos y todas.

Sin embargo, parece ser que la teoría del físico Hawking también se está aplicando a la patria refundada en 1991, por que a medida que pasa el tiempo nos alejamos de esa explosión de ideas de progreso, derechos, garantías y deberes, se enfría más la pasión que generó, cada vez nos aletargamos más en nuestra vida en sociedad, administrativa, política y cívica, cada vez se nos garantiza menos nuestra vida, honra, bienes, creencias y nuestros derechos, pero lo que es peor, cada vez se obliga menos a que se cumplan los deberes a los servidores y ni que decir de los particulares.

Se enfrió el impulso, se siente en las calles, donde las mayorías están a merced de la violencia de unos cuantos que agreden la vida y bienes ante la mirada y el insuficiente esfuerzo de aquel prometido Estado protector, lo vemos cuando en redes y demás medios de comunicación a nadie le garantizan su honra, menos sus creencias, nuestros derechos cada vez menos protegidos, porque no hay quien haga efectivo el cumplimiento de los deberes.

Entonces, es aquí cuando surgen los cuestionamientos ciudadanos, si el Estado no protege mi vida, mi honra, mis bienes materiales o morales, mis creencias y mis libertades o la de los míos, no debería entonces dejar por lo menos que yo lo haga?, si la entelequia no me garantiza que pueda ejercer mis libertades, pero por su negligencia permite que otros no cumplan sus deberes abusando del derecho y por tanto, me atropellen en mis libertades, con que autoridad ética, moral o jurídica me podría sancionar por no permitir que me perjudicaran?.

Para muchos el principio es básico, si el Estado no puede hacer carreteras y por eso las concesiona a privados para que las haga por él, bajo su supervisión y control, por qué no hacer lo mismo con la protección de la vida, la honra y bienes, si igual son fines del Estado. Pues bien, esto que suele asumirse como debates elevados de salones universitarios y academia, está pasando, día a día, en las calles, no de las zonas rurales, donde ya pasó con las consecuencias brutales que hemos visto en demasía, sino que está sucediendo en las ciudades.

Las gentes, ante la falta de operación de las fuerzas del Estado, las cuales han perdido legitimidad y la confianza ciudadana esta mermada por los múltiples hechos de cooptación de las mafias a esas fuerzas, está acudiendo a comunas al estilo de la revolución en Paris del 1848, para defenderse, para protegerse, para impedir que unos cuantos que sobrepasan sus derechos y deberes los maten, agredan, violen o roben.

Las personas se están organizando y sencillamente están contestando estas preguntas de una manera pragmática, fuera del derecho positivo, bajo las reglas que sus situaciones les permiten y exigen adoptar, las gentes, se están defendiendo por mano propia, ya no de manera individual, sino colectiva y organizada, recordándonos que la “Salus Populi, suprema Lex Est”.

La ciudadanía está relegando el poder del Estado, que se quedó en la primera base mientras la bola expulsada por golpe del cuarto bate hace que los otros corredores sigan su marcha hasta el “home”, la ciudadanía ya preguntó y aquello de  ¿la protección de la vida, honra, bienes, creencias, libertades y derechos pa`cuando? El establecimiento o no respondió o no lo hizo satisfactoriamente, así que el pueblo esta actuando, imponiendo su propia justicia y no le va a dar espera a la burocracia paquidérmica.

Ya hemos visto el fenómeno en Suba Gaitana, Usme y más recientemente en Kennedy para hablar de Bogotá, donde los ciudadanos o pagan a otros o ellos mismos conforman grupos de protección en sus barrios y cuadras, una especie de auto-defensas barriales o urbanas. Esto pasa igualmente en Barranquilla y Cali, donde primero protestan para exigir se les proteja, luego organizan y luego se defienden con lo que puedan y como puedan.

Ante esta realidad, implorar que aterricen los discursos, la burocracia, los títulos, los egos y las ideologías, deben actuar y hacerlo pronto, sino, nos lanzaran a todos a las fauces del leviatán, a la vorágine de la realidad, de volver a enfriar  las ideas incandescentes de la constitución del 91 sobre democracia participativa y veremos como la teoría de “la cascara de nuez” se hace realidad, matando esos valores civiles y legales,  devolviéndonos a la era del salvajismo de la lucha por la vida, la honra, los bienes, las creencias, los derechos y las garantías pero del más fuerte.

Juan Camilo Castellanos

La Constituyente, ¡otra vez, no ¡

Me rehusaba a creer que fuera verdad que el señor presidente de la Republica propusiera una constituyente, no le daba crédito, asumí que era una falsa noticia de las muchas que la gritona y floja oposición suelen filtrar para sus shows mediáticos, máxime, cuando desde esa orilla han sido quienes más han querido modificar nuestra garantista y liberal constitución de 1991, que defendemos a ultranza.

Y es que han sido las fuerzas retardatarias las que siempre han querido modificar nuestra carta superior, no les gusta un sistema donde el estado intervenga, equilibre y la propiedad privada sea una función social como la definió desde la reforma del 36 el maestro Darío Echandía. En varias oportunidades lo han intentado, sin embargo, el mismo sistema de contrafuerzas constitucional lo ha impedido.

 

Lo intentaron con el referéndum de Uribe, rechazado en las urnas por el pueblo y otras tantas rechazadas por la Corte Constitucional, como la prisión perpetua o la segunda reelección de Uribe y también con la reforma a la justicia, que pedía una super corte, para evitar el juzgamiento de Uribe, irrefutables muestras de algunas de dichas reformas constitucionales detenidas en su proceso.

Nuestra hoja de ruta fundamental, ha sido sometida nada más y nada menos que a 681 propuestas de modificación desde 1992, casi que 80 propuestas por legislatura, solo lo han logrado en 45 oportunidades de los 57 actos legislativos que se han presentado para reformarla y por fortuna, realmente significativos son pocos, no son de fondo o estructurales, sino del orden administrativo, como crear distritos o zonas metropolitanas, nada que afecte el núcleo esencial.

Podríamos decir que son; la prohibición de la extradición, el ingreso de la competencia de la C.P.I. al bloque de constitucionalidad, los periodos de 4 años para autoridades regionales elegidas por voto popular, el voto preferente, el sistema general de pensiones, regalías y el sistema J.E.P., las únicas reformas estructurales vigentes, pues si bien la reelección presidencial, una figura aprobada que alteraba el diseño original de frenos y contrapesos, fue finalmente abolida, en buena hora, en el gobierno de Juan Manuel Santos.

Las propuestas de constituyentes, que valga la pena decir, son como las guerras, uno sabe cómo inician, pero no como terminan, suelen ser utilizadas en dos sentidos; uno, para abrir un frente de debate en donde el país se distrae hablando y opinando, mientras que los gobiernos toman un respiro contra las oposiciones o medios de comunicación que los tienen contra las cuerdas.

Otro, cuando al no haber paso a las reformas, al no hacerse el cambio de reglas en el congreso al querer del gobierno de turno, entonces se creen el cuento de sus aduladores que les entonan jácaras y folías sirenescas, que los envilecen haciéndoles creer que son todo poderosos y que son las mayorías leviatánicas las que los ungieron.

Los hacen otear, falsamente, que la barahúnda esquinera, es en su apoyo y no en su rechazo, por lo tanto pueden seguirse entregando al zarambeque e izar la bandera de la causa gubernamental con la suficiente vocería para pedir constituyentes, como si el pueblo les hubiese autorizado u otorgado patentes de corso por el solo hecho de haberlos elegido a ocupar el solio de Bolívar, olvidando que por mandato y diseño constitucional al pueblo no lo representan los presidentes, sino el congreso en pleno.

Pasó con Uribe y ¡oh cosa lamentable ¡, pasa ahora con Petro, por ello, como rechazamos la propuesta de constituyente hecha por aquel, ahora debemos rechazar con contundencia la que presenta este gobierno, que si bien, en buena medida viene haciendo unos cambios importantes en materia de inflación y política monetaria, en materia de producción agropecuaria, transición energética y protección del medio ambiente, no puede ahora venir a cambiar las reglas de juego a mitad de partido, eso no se vale, eso es ser tramposo.

El gobierno actual se eligió conociendo como pocos, el andamiaje institucional, el sistema como tal y desde adentro, Petro fue congresista por muchos años, sabia y conocía como iba a ser el juego, si quería cambiar la constitución, debió tener la gallardía y la valentía de decirlo en su campaña, no firmar actas en mármol para engañar a los electores como lo hace ahora a posteriori.

Él conocía de antemano los problemas del Estado y si no le servía la constitución que tanto han dicho, “ayudó a crear”, disque cuando fue “constituyente”, cosa que aún no se ha podido establecer o demostrar, pues ha debido plantearlo al constituyente primario, sin ases bajo la manga, sin cortapisas, sin mentiras, al estilo Chávez, que de frente siempre lo dijo y de hecho fue su caballo de batalla, llegar al poder para cambiar la constitución Betancourt de 1961, como efectivamente lo hizo.

Por ello, no es, no puede ser de recibo este comportamiento antidemocrático y leguleyo, además de irresponsable con aquellos sectores democráticos y de avanzada que quedan jugados ante una derecha que no hace sino saborearse y esperar las elecciones del 26, para ganar con amplias mayorías servidas en bandeja de plata por el redentor bicentenario, que ya hasta parece el jefe de campaña, ya hasta parece que fue un tome y dame acordado con Iván “el terrible”.

Esto demuestra una vez más la tesis que he venido exponiendo hace años, que no es exclusiva de mi saber, ni de mi creación, pero es una forma de hacer ver y ojalá entender que los extremos se parecen, se complementan, se entienden, se necesitan y al final son dos caras de la misma moneda, jugando a los titiriteros de una sociedad fraccionada por sus ismos y sus excentricidades, el centro debe prepararse y preparar a las masas para verlo, entenderlo y derrotarlos.

Juan Camilo Castellanos

La paradoja del derecho a la educación y huelga en Colombia

Hace unos días, dictando mi clase en la facultad de derecho de la Universidad Libre, casa de estudios del libre examen y pensamiento, revisábamos los principios del derecho administrativo en consonancia con los fines del Estado, entendidos ellos como valores dentro del Estado social de derecho.

En esas, un acucioso estudiante me cuestiona al respecto que si bien, la educación es un derecho ciudadano y a la vez es un fin del Estado, enmarcado entre las obligaciones del servicio público de esta entelequia, como tal no debe ni puede ser suspendido de manera general y menos por razones políticas gremiales, entonces, por qué con los paros promovidos por FECODE, si se puede interrumpir el servicio de educación, me pregunta el conspicuo joven.

 

Esto ha generado una interesante reflexión, que ha calado profundamente cuestionando las razones para un sí o un no, preguntándole al militante de las ideas liberales, para quien la protesta es legítima; al abogado, el cual se ceñiría al mandato constitucional, donde no sería dable en tanto primarían los derechos de los niños al reñir con el derecho a la asociación sindical y la protesta pacífica en ponderación adicional a ser un servicio público esencial el derecho a la educación en nuestra carta superior y al académico; el que iría a la máxima de weber, quien al respecto de las relaciones de poder democráticas, decía, se “debe tener capacidad de negociación o chantaje”.

Dependiendo de los múltiples enfoques que como abogado, político o académico le podamos presentar al público, va a depender una respuesta, pero de fondo, lo que realmente hay es un debate social complejo en el que cualquier postura que acojamos generará quereres y resquemores, pero por lo que somos como sociedad, seguramente serán más los segundos.

Pero, las cosas como son, si bien el articulo 56 de nuestra carta superior plantea como garantía constitucional el derecho a huelga, “paro” como lo denominados coloquialmente, preceptúa la misma carta superior, que no es posible esto en aquellas actividades que desarrollen un servicio público, menos aún, si es esencial, tal como lo es el de la educación en nuestro ordenamiento jurídico.

Lo anterior según las sentencias hito, C-450 de 1995, que define lo que es un servicio público esencial y la T- 423 de 1996, que define expresamente a la educación con la doble connotación de derecho y servicio público esencial, sentencias promulgadas por la llamada corte de oro, aquella integrada entre otros como Antonio Barrera Carbonell, Vladimiro Naranjo, José Gregorio H. y Carlos Gaviria, entre otros brillantes juristas con tendencias garantistas y democráticas puras.

Así mismo en el artículo 366 de nuestra C.P., nuestros constituyentes honran la educación, le dan toda la relevancia como a pocos temas en nuestra carta superior donde le dan un sitial como uno de los fines fundamentales del Estado, es decir, categorizándolo además de derecho y servicio público esencial, como un fin fundamental de nuestro sistema.

Sin embargo, según investigaciones de las profesoras Karen Abadía y Silvia Soler de la Universidad Javeriana, establecen que al año en promedio hay 78 días de suspensión de clases de nuestros niños, niñas y adolescentes (N.N.A.), del sistema público de educación por causa de huelgas de maestros del sindicato de FECODE, es decir un 39% de los días en que puede asistir un estudiante al colegio en un año académico.

Y si bien, las huelgas, propenden por mejoras en infraestructura escolar, accesibilidad, gratuidad, materiales pedagógicos, programas de alimentación, en fin, un mejor sistema educativo, asunto totalmente valido, también hay huelgas que tienen que ver con programas de salud, pagos de salarios atrasados, mejoras de escalafón y plazas del cuerpo docente, incluso su propia seguridad, que también es entendible y lo debemos respaldar.

No obstante, lo anterior, en el periodo del año 2000 a 2016, según el estudio de las profesoras de la javeriana, las huelgas de los docentes del sistema público, representaron el 37% de todas las huelgas convocadas por los sectores sindicales en el país, en un total de 478 huelgas o paros, convirtiéndolos en el sector sindical que más paros genera y si llevamos eso a días sin que los chicos entren a un salón de clase, la cifra es alarmante.

Esto genera una paradoja, como muchas de las que suceden en macondo, se lucha por una educación para los sectores populares que son los que acuden principalmente al sistema educativo público, pero son los que menos clases al año reciben en comparación con los que acceden al sistema privado, es decir, a los más humildes se les está dejando en desventaja y se les está cercenando su derecho a la educación ante la incompetencia de un Estado que tendría el deber de garantizarles ese derecho con calidad.

Pero si de calidad hablamos, el mismo estudio arroja lo evidente, en relación con las pruebas saber 11 en el periodo señalado, año 2000 a 2016, los estudiantes de la ruralidad, ya en desventaja y demás colegios públicos, obtuvieron menores calificaciones en matemáticas y lectura, que los N.N.A. de los colegios privados, claro, como no, si recibieron un 39% menos de clases, que además no se recuperan ya que los profes luego del paro no compensan ese precioso tiempo perdido para esas jóvenes mentes.

Con esto volvemos al contrasentido, se lucha por los derechos de los más humildes a costa de aumentar las brechas de la inequidad académica e intelectual para ellos, o más bien a costa de ellos mismos, de su futuro, por ello debemos abrir éste debate y esta reflexión haciendo el llamado a entender que si bien existe el derecho a la huelga, esta no puede seguir instrumentalizando al futuro del país para presionar cambios políticos, de gobierno, ni para ser usados como mecanismo de presión a la hora de hacer reclamaciones salariales o prestacionales del cuerpo docente.

La protesta sí, las reivindicaciones sociales y laborales del cuerpo docente sí, pero no a costa de seguir generando inequidad y exclusión en los hijos del pueblo irredento. Si los docentes tienen reclamaciones, deben buscar mecanismos para hacerlos valer por fuera del horario laboral de un servicio-derecho fundamental, pueden hacerse escuchar sin que eso afecte a los estudiantes, pero los N.N.A., no pueden ser utilizados para presionar a los gobiernos cuando no cumplan las expectativas de los que se equivocaron en las urnas.

Así mismo los jueces de la república deben sensibilizarse al respecto y hacer las respectivas declaratorias de ilegalidad de estos paros cuando sean transgresores de los derechos de los N.N.A., cuando se utilizan para apoyar a otros compañeros de la clase trabajadora, si bien debe haber solidaridad, esta debiera ser en mayor medida con aquellos que ya bastante carga tienen sin merecerla, no aumentárselas.

Juan Camilo Castellanos

Indignidad expresidencial

Hablar de dignidad, de honor, de magnanimidad en estos tiempos parece causa perdida, a las generaciones de la guayaba y hasta de pronto en alguna medida la generación Z, según el ciclo de Andrés López en su pelota de letras, algo se le enseñó al respecto, pero de ahí en adelante, no lo sé, no me consta, parece poco probable, no lo escucho muy a menudo ni en su léxico, ni en su jerga y menos lo evidencio en su comportamiento.

Así que, escribiendo estas letras, me angustio más allá de lo que es el mensaje de este texto, porque caigo en cuenta, que cuando no hay esos límites, esos mojones en la psiquis colectiva, no queda otra cosa sino la decadencia, por mucho que los psicólogos y pedagogos nos quieran insistir en que es normal que los tiempos cambien,  este parece ser el efecto que estamos presenciando y la prueba irrefutable, es la historia.

 

En ese comportamiento genérico y social puede que influya Hollywood, puede que los estándares musicales tan bajitos, puede que la “flexibilización” de las concepciones, sociales, educativas y familiares impuestos por agendas homogenizantes de los sistemas financieros, pero creo que hay algo peor, la dirigencia de un Estado junto a la dirigencia social, que influyen mucho más.

Y es que, como lo sentencia la célebre frase del científico Georg C. Lichtenberg «Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto”, y esto, soy claro, no me refiero a mandos reverenciales por causa religiosa, racial, de apellido, abolengo o casta,sino al mando que se ejerce por las razones de mérito, institucionales o legales y que por su legitimidad causa ese efecto, más aún en tiempos donde todo es permitido, escrutable y cuestionable hasta la invención mítica en las impersonales y masivas redes sociales.

Si aquellos que por algún mérito, bien sea ganar el respaldo popular para acceder a un cargo de representación, por un concurso o examen de aplicación para acceder a un cargo o por su actividad artística, histriónica, militar, filantrópica o económica logra hollar las cumbres sociales y estando allá actúan con desvergüenza y deshonor, aquellos que los siguen y en cierto modo los oyen, admiran u obedecen, perderán el respeto, no solo con el personaje, sino en general.

Eso suele ser más impactante en la vida social cuando los lideres así actúan, pervierten a aquellos que se sienten autorizados porque de esa forma actúa su referente, está tan memorizado y ha calado tanto en la profundidad de la psiquis colectiva ese bello principio de la igualdad de todos y todas, que lamentablemente como decía Platón, ya se empieza a degenerar ese símbolo de la democracia en tiranía, entonces aparece el “yo tirano”, expresando el triste y agónico, si lo hace él, pues entonces yo también”, o “si lo esa ella, porque yo no”

Esto es discutible, lo sé, pero cada vez me convenzo más que es real, que se ve y se siente en la idiosincrasia Colombiana y solían ser los dirigentes, los más reputados, por lo menos a la gran mayoría se les notaba el intento, quizás por eso aun hoy hay estruendos en la conciencia colectiva de un Gaitán, un Alfonso López, un Darío Echandía, una Aydee Anzola Linares, Manuela Beltrán, o María Antonia Santos, o José Antonio y Luis Carlos Galán.

En el ámbito de la cultura, Vargas Vila, Gabo, Escalona, Alejo Duran, Maravilla Gamboa, el profe Ochoa, Manzur, Botero, Débora Arango o Virginia Gutiérrez, Julio Mario Santo domingo, Fidel Cano, entre tantos otros, con algo en común, todos, en diferente épocas, fueron reconocidos por actuar con honor y dignidad, fueron en sus esferas dirigentes de un país, imprimieron su estampa en la sociedad para bien, pero aun así, lo que más suele resaltar son aquellos que ejercen la dirigencia política.

Por ello, en Colombia la figura de los ex presidentes solía ser tan respetada como el símbolo del presidente de la república, quien siempre ha simbolizado no solo una imagen de poder, sino en buena medida el ser el primero entre todos, estar al frente de,  después de todo, esa es la etimología de la palabra, pero también por costumbre y literatura jurídica había simbolizado el prestigio, la unidad y hasta la dignidad del país.

Esos expresidentes solían ser consultados, convocados incluso a la comisión asesora de asuntos exteriores, a grandes foros nacionales e internacionales, en fin, hasta se les seguía diciendo o llamando por el rango al que habían llegado, el de “presidente”, todo esto se ve desdibujado en las últimas décadas del Siglo XX entre tantos escándalos y redes sociales con el inverosímil concepto de la post verdad, usado más recientemente.

Salvo unas contadas excepciones, ya no tenemos a aquellos “excelentísimos” dignatarios, sino aquellos cuestionados dirigentes, bien sea por la forma en que accedieron a la alta magistratura o por la financiación de sus campañas como en el caso de Samper y Pastrana, pero jamás pensé que llegaríamos a ver que un expresidente, terminara de Dj, presentándose en camiseta cual adolescente entre juego de luces de animador de fiestas con reggaetón.

No le bastó a Iván Duque con la humillación pública de las “cabecitas” ante un ex jugador de futbol del Real Madrid, tampoco con quedar ante el mundo y ante el Rey de España de mandadero de “saludos” del expresidente Uribe, todo ello, ante la mirada claramente despectiva del monarca, no le bastó con insultarse a madrazos en plena vía pública, cual verdulera con un pseudo periodista gringo y ahora nos sale con esta perla.

Una perla que hace notar que perdió el norte de lo que solía significar la figura presidencial, que perdió la poca vergüenza en su actuar, que si bien no es criminal, para nada, no es inmoral, ni más faltaba, sí desdibuja esa jerarquía que debiera tener un ex jefe de Estado, no sé si esto lo perdió, francamente creo que nunca lo tuvo, pero que triste ver que con nuestros impuestos debemos seguir sosteniendo un personaje así.

Si bien creo, que los expresidentes, son eso, creo que, de la generación de la W, de la que son mis padres y seguramente de las costumbres provincianas con las que me formaron, tengo el rezago de esa forma de ver el mundo, en donde hay que aceptar que muchas veces, como te ven te tratan y que es nuestro deber engrandecer el cargo,

no el cargo engrandecerlo a uno.

Que hay responsabilidades que si se asumen se tienen que cumplir, pase lo que pase, puesto que no es el nombre personal e individual, sino de millones que hay que mantener en alto estándar y dignidad, pienso que esas son las consecuencias que se cometen a elegir personas sin méritos propios, sino por dejarse llevar de las calenturas del momento, se vota por los “pollos” o “gallos” de x o de y, no por el mejor, sino por el “menos peor”.

Juan Camilo Castellanos

El proceso 8.000 y la teoría del eslabón perdido

El señor expresidente Andrés Pastrana Arango, se ha caracterizado por ser un asiduo denunciante, aquí y allá de actos que a su juicio son contrarios a la Ley internacional o colombiana, a la moral de la función pública y las buenas costumbres en términos generales y con ello, intentar mostrar un valor cívico que suele ser una particular característica ciudadana que lamentablemente se ha perdido en el país.

Sin embargo, parece ser qué como en la parábola bíblica, “mira la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio ojo”, más aún, su inquisitivo dedo acusador, suele ser muy adaptable, conveniente, además de selectivo en los tiempos de promover las acusaciones, sobre todo si se acerca la época electoral nacional o de “mitaca”.

 

Así lo ha hecho con su propio partido, el Partido Conservador Colombiano, en tiempos en que pretendía imponer candidata a la presidencia y como las directivas del mismo no se doblegaron al capricho del delfín presidencial, sencillamente los acusó de ser corruptos en el año 2009.

En dicha ocasión, acusó a su colectividad de estar sufriendo del mal de la “enfermedad andina”, al referirse al apoyo de esa colectividad a la reelección de Álvaro Uribe, a quien a su vez en 2010 lo bautizó como “el aconsejado del consiglieri de pablo Escobar”, para llamar de esta forma a José Obdulio Gaviria, el mismo con el que después hizo equipo de campaña en contra del plebiscito por la paz.

En 2014, debido al apoyo de los azules al presidente Santos, los volvió a señalar de corruptos, a ese, su partido, el que apoyó a su papá y a él mismo a llegar al poder y, que valga la pena decir, que su padre, llegó a la presidencia de una manera bastante cuestionada y abiertamente corrupta para muchos historiadores respetados del país, que, según los hechos históricos no corroborados, así lo afirman.

En 2017, dijo expresamente, “El Partido Conservador es absolutamente corrupto”, luego en 2023 ante los nuevos señalamientos de corrupción de su tolda, ésta se cansó y le contestó al dirigente sin mencionarlo en palabras más o palabras menos, que “ante la ausencia de ideas y el desespero por ganar seguidores acudían a la mentira”, es decir, al ausente dirigente lo tildaron de ser un corto de ideas y un pinocho.

Sin embargo, después de toda esta arremetida, apoyó a su candidata Martha Lucia Ramírez en la consulta conservadora de 2019, donde fue la ganadora contra el ex procurador Ordoñez entre otros, lo que la avaló para ser la formula vice-presidencial del candidato de Uribe, Iván Duque, quien también fuera aconsejado por el “consiglieri de pablo escobar”, es decir, ahí el Dr. Pastrana  guardó sepulcral silencio frente a sus antiguos cuestionamientos de corrupción del partido conservador y de Álvaro Uribe Vélez, hipócritamente y por arte de magia, su dedo acusador fue recogido.

Tiempo atrás, por allá en 1994, días después que perdiera las elecciones presidenciales contra Ernesto Samper, se fue por el mundo a denunciar los narco-casettes, donde según las narraciones históricas y judiciales, se grabaron a los capos del cartel de Cali, los hermanos Rodríguez Orejuela, diciendo que habían financiado con 6 millones de dólares la campaña de Samper, lo que generó el estallido del proceso 8.000 que casi tumba al presidente.

Estos particulares hechos le dan pie para que en el año 2017, el señor expresidente al muy estilo de Torquemada, publicara un apócrifo texto llamado “Memorias Olvidadas”, donde en su amañada y muy conveniente versión, señala al ex presidente César Gaviria T., de haber conocido de la existencia y contenido de esos narco-cassettes pocos días antes de las mencionadas elecciones de 1994, en las que Gaviria fungía como primer mandatario, por esta razón, bautiza en su texto, a su homologo, como el “Eslabón Perdido” del proceso 8.000. Ante esta acusación, Gaviria, “ni corto ni perezoso”, le revela al país algo que jamás se había conocido, por lo menos yo jamás, hasta ese momento, lo había escuchado; es el hecho que en los narco-cassettes, se menciona la presunta financiación de la campaña de Samper y también la del excelentísimo delfín presidencial, Andrés Pastrana Arango

Es decir, lo único bueno del libro es el nombre, porque al señor ex presidente parece que se le olvidó en sus memorias, muy convenientemente ese “pequeño” detalle, decirle al país que él también era señalado de haber sido financiado en esa campaña por los narcos del Cartel de Cali, nada más y nada menos, una versión que ha pasado de agache.

Pero como “para verdades el tiempo”, en el año 2020, en plena pandemia, los narcos Rodríguez Orejuela, publicaron una carta, donde no sólo exoneraban al Dr. Horacio Serpa, de cualquier vínculo con ellos, sino que afirman que sí financiaron al señor Pastrana Arango, además de acusarlo de chantaje y de estar vinculado de manera directa en los actos de corrupción de los contratos de Dragacol y Chambacú.

Ante esto, no ha habido mayor cuestionamiento en escenarios judiciales, mediáticos, ni políticos, curioso hecho, sin embargo, la historia juzga y estamos muchos aún dispuestos a que esto no se le olvide al país, por que algún día debe saberse la “verdad verdadera” y completa de este triste episodio de nuestra historia política.

Sin embargo, verlo ahora, haciendo shows mediáticos atacando y cuestionando al presidente Petro, es indignante, no por el ataque, por que bien puede hacerlo cualquier ciudadano, estamos en un Estado de derecho y al poder o a los poderosos, sean quien sean, de la corriente ideológica que sea, hay que cuestionarlos porque nadie está por encima de la Ley, o por lo menos, no pueden ni debemos permitirlo y si es culpable que lo venzan en juicio.

Pero que el presunto verdadero eslabón perdido del proceso 8.000 venga a presentarse como adalid de la moral, la verdad y la pulcritud de los altos dignatarios y dirigentes de la nación es cuando menos, un insulto al país. Que primero le diga la verdad a Colombia sobre la financiación de su campaña presidencial de 1994.

Por esa misma senda, que primero recupere las pérdidas memorias sobre su papel en la liquidación de la caja agraria y las razones reales que lo llevaron a ese hecho durante su mandato, que primero se ratifique o no en sus cuestionamientos a Uribe por el pacto de Ralito y luego sí, que se dé una vuelta por la casona azul en época no electoral.

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