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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: León Sandoval

Feódor Dostoievsky, primer bicentenario

Por: León Sandoval

En 2021 se cumplieron doscientos años del natalicio y ciento cuarenta de la muerte del literato ruso Feódor Mijáilovich Dostoievsky, uno de los más grandes escritores de la literatura universal. Dostoiesvsky nació en Moscú el 11 de noviembre de 1821, según calendas gregorianas, y falleció en San Petesburgo el 09 de febrero de 1981; entre su prolija obra literaria destacan títulos de gran calado como, Pobre gente (1846), El doble (1846), La patrona (1847), Stepánchikovo y sus habitantes (1859), Memorias del subsuelo (1864), Crimen y castigo (1866), El jugador (1866), El idiota (1868-1869), El adolescente (1875) y Los hermanos Karamarazov (1879-1880), está última obra fue considerada por psiquiatra austriaco Sigmund Freud (1856-1939) como la más magnífica novela jamás escrita, y favorita de personalidades como el físico alemán Albert Einstein (1879-1955) y la escritora británica Virginia Woolf (1882-1941).

Dostoievsky caracterizó su pluma por la capacidad para trazar el alma humana mediante sus personajes cargados todos de consideraciones psicológicas de una humana imperfección; en donde la persona original es, en la mayoría de los casos, el individuo que se aparta de los demás, como bien lo anota el autor en su prólogo a Los hermanos Karamazov. A propósito del primer bicentenario natal, vale la pena rendir un homenaje, a quien, quizá ha sido una de las mejores plumas de la historia. Que las generaciones del presente vuelvan los ojos sobre otros autores rusos como Puhskin, Gógol, Tolstoi, Pasternak, Chéjov, Gorki, Bely y Bulgákov, que han dado lustre y brillo a las letras.

En la monumental novela Los hermanos Karamazov, Dostoievsky, mas allá del parricidio, devela la insatisfacción de una familia poco funcional, liderada por un padre déspota, truhan y vividor junto a tres hijos legítimos y un cuarto no reconocido, cada uno con sus propios dilemas, preocupaciones y rencillas personales. En el Libro Sexto se aprecia la biografía del maestro Zosimo, un starets en un monasterio ortodoxo al cual asiste Alexey Feodorovitch Karamazov; en ese texto se lee la pregunta ¿Podemos ser jueces de nuestros propios semejantes?, pregunta que toma mucho valor viniendo de la tinta de Dostoievsky, como quiera, que por subversivo fue condenado a la pena de fusilamiento por el Zar Nicolas I, y una vez frente al pelotón, le fue conmutado el suplicio capital por trabajos forzados en Siberia, posteriormente, redimido a la muerte del Zar, por su sucesor Alejandro II. Dostoievsky fue un hombre acechado a lo largo de su existencia por esa rueda de fortuna e infortunio, epiléptico y ludópata, con un rasgo de profunda humanidad y compasión, probablemente un incomprendido más de su época.

En tiempos actuales, juzgar al semejante desde los ojos de la superioridad moral es práctica frecuente, donde se es juez demoledor del otro, pero no se puede ser juez de sí mismo y menos aceptar a otro como juez, la respuesta a ¿Podemos ser jueces de nuestros propios semejantes? constituye bálsamo para el alma y confianza en la humanidad: “Recuerda que no puedes ser juez de nadie. Antes de juzgar a un criminal, el Juez debe saber que él mismo es tan criminal como el acusado, y quizá más culpable que nadie de su crimen. Cuando lo haya comprendido podrá ser Juez. Por absurdo que esto parezca, es la verdad. Si yo mismo fuese un justo, no habría criminales que se mantuviesen ante mí. Si puedes cargarte del crimen del acusado que juzgas en tu corazón, hazlo inmediatamente y sufre por él; en cuanto al criminal, déjale ir sin reproches. Y aunque la ley te haya instituido juez suyo, en todo lo que te sea posible, haz justicia con este espíritu; pues una vez que se haya marchado se condenará aún más severamente que tu tribunal. Si se aleja insensible a tus buenos tratos, no te impresiones; es que aún no ha llegado su hora, pero llegará, y en caso contrario, otro en su lugar comprenderá, sufrirá y se acusará a sí mismo, y la verdad se verá cumplida. Cree firmemente en eso, sobre ello reposan la esperanza y la fe de los santos”. La semilla debe morir para que dé fruto, Juan 12:24 ¡Viva Dostoievsky por siempre

Sonido de libertad

Sonido de Libertad es el título de una película producida por el mexicano Eduardo Verástegui (1974), coproducida por el estadounidense Mel Gibson (1956) protagonizada por Jim Caviezel (1968) mejor conocido por protagonizar también La Pasión de Cristo, y la joven colombiana Cristal Aparicio (2006), que fue filmada hace más de cinco años en locaciones de Estados Unidos, México y Colombia, y debido al tema tan polémico que aborda,  la trata de niños y niñas con fines sexuales, tuvo muchos obstáculos para llegar a las pantallas de cine y plataformas digítales, hasta que finalmente pudo ser estrenada recientemente a nivel mundial y esta semana en Colombia.

La película aborda de manera cruda y directa la problemática que gira en torno de la pederastia, cómo niños, niñas y adolescentes centroamericanos y en general latinoamericanos son utilizados como moneda de cambio y destinados a servicios sexuales por plataformas digitales, en situaciones directas que involucran a todo tipo de pederastas desde grandes empresarios, turistas, organizaciones criminales e incluso grupos armados al margen de la ley.

La película hace un recorrido denunciando como en Centro América son raptados niños, niñas y adolescentes para la prostitución infantil y luego son remitidos a diferentes países del mundo como Estados Unidos,  de Europa y por supuesto, Colombia no podía ser la excepción. La película más que una obra de arte, es una denuncia fílmica sobre la prostitución infantil y sobre como los seres más indefensos de la sociedad: Nuestros niños desde su más tierna infancia pueden ser explotados en servicios sexuales varias veces al día y por períodos de más de diez años. Cruda realidad que muchas personas se niegan a aceptar y reconocer como uno de los problemas más graves en el mundo, y los grandes estudios de cines prefieren dar vía libre a producciones más suaves e irreales.

Ejemplo de lo anterior es la película de Barbie que recientemente vio la luz en las salas de cine para enviar mensajes que van en contra de toda realidad, que tienen una carga de estupidez y tratan de distorsionar la realidad para embelesar a cientos de espectadores en el mundo por medio de publicidad. Donde los diálogos son tan vacíos e inanes que terminan direccionando toda una niñez y juventud en formación atacando el sentido de la familia, célula básica de la sociedad. En tanto que en la película El Sonido de Libertad en inglés “Sound of Freedom” es una obra maestra a la denuncia que pone el dedo sobre la llaga y da una bofetada al espectador que preocupado por el día a día, por la liga de fútbol o el cantante de turno deja de lado la realidad dolorosa y preocupante del tráfico infantil con fines sexuales.

Sonido de Libertad no es sólo una oda a la denuncia, es también una reivindicación de la figura masculina, del padre protector que da la vida por sus hijos, que defiende a sus hijos y lucha por su familia. Sí la familia, célula básica de la sociedad, y sin la cual, no es posible construir comunidad. En tiempos donde ser hombre pareciera un delito, reconocer la figura masculina como articulador de derechos de los niños, niñas y adolescentes es un aliciente a esa masculinidad tan perdida en estos tiempos.

Sonido de Libertad merece ser vista, analizada y comentada en todos los escenarios, no simplemente entre los cineastas y consumidores de material fílmico de entretenimiento, también entre los medios académicos, judiciales, autoridades gubernamentales, trabajadores sociales, psicólogos y educadores infantiles, además de padres y madres, en toda la comunidad, porque la pederastia es una enfermedad que está devorando las entrañas de la sociedad. Es uno de los mayores males de la humanidad en tiempos donde los organismos encargados de analizar problemas como las migraciones, mencionan que los mayores índices de esclavitud en el mundo son los tiempos presentes.

Les invito a ver Sonido de Libertad como un elemento de reflexión sobre la pornografía infantil, la pederastia, el abuso y maltrato infantil creciente y real en tiempos de hiperdemocracia e hiperderechos, donde se quiere equívocamente que niños y niñas sean tratados como adultos, reconociendo en ellos derechos al ejercicio sexual temprano, con el simple ánimo velado de incentivar al pervertido y devorador sexual de menores que abundan ocultos en las redes sociales y calles de nuestras ciudades. La pederastia y la prostitución infantil deben ser denunciadas y eliminadas. Los niños, niñas y adolescentes deben de ser protegidos y los perpetradores de este tipo de crímenes deben ser penalizados con las más altas infracciones permitidas por las leyes sin beneficio alguno, porque los niños, niñas y adolescentes son hijos de Dios y los hijos de Dios no están a la venta.

Por: León Sandoval

El maestro y el aprendiz

Por: León Sandoval

Cuentan que un domingo de 1579, los miembros de la guilda concurrieron para dar gracias al Creador, por el buen año de labor mercantil, a la Iglesia de San Lorenzo (Sint Laurenskerk) erigida en el bello puerto de Róterdam de los Países Bajos. En penumbra y en el silencio acogedor de esa majestuosa edificación, un novel aprendiz de nombre Dankjewel le preguntó a su maestro Totziens Von Rotterdam: -¿Maestro, qué debo hacer para estar más cerca de Dios?, el maestro de la guilda, un anciano mercader judío que había abrazado el protestantismo, lo miró con ceño fruncido en evidente señal de desagrado, y respondió: -No te puedo decir qué debes hacer para estar más cerca al Gran Hacedor del Universo, pero sí te puedo decir las palabras que el padre de mi padre le enseñó: Seis consejos te daré, átalos a tu corazón:

Ama, ama como nunca has amado, no dejes de amar. Ámate a ti para que amándote puedas amar a tu Creador. Ama también a tu semejante, ama al otro, al que piensa como tú y también al que parece diferente. Ama al cercano y al distante. No dejes de amar. Ama la noche en su oscuridad y al día en su claridad. Ama la bestia y ama la flor. Ama al río Mosa (Maas) pero también a la mar. Amar te dará el valor de ti mismo y de los demás.

Cuida, cuida como si nunca hubieses cuidado, no dejes de cuidar. Cuida de ti para que cuidándote puedas cuidar tu corazón, reposo de Dios. Cuida también de tu semejante, cuida de todo aquel que piensa como tú y también del que parece diferente. Cuida al otro, al cercano, al distante y del que te hiere. Cuida el sol, cuida la lluvia. Cuida tu casa, tu entorno y el universo que asimismo es tu casa. Cuida desvalidos pero también fuertes. Cuida cada pensamiento y cada palabra que fluya de tu boca. En el cuidado reconocerás a tu Dios.

No juzgues, juzgar es oficio de Dioses. Deja que los Dioses hagan su tarea. Tú hombre, acepta tu realidad. Cada carga tiene sus propios tiempo y lugar. Cada vez que juzgas te estás llenando de lo que imputas. El que juzga será juzgado. Deja que la justicia transcurra en su propio devenir. Cada cual ha de rendir cuentas de su accionar. Cambia el juicio por benevolencia y compasión. Cada quien tiene su propia sed de justicia.

No odies, odiar te envilece y afeará tu alma. Aborrecer es la sinrazón de quien ha perdido el amor. No se puede abominar y amar al mismo tiempo porque al final el odio terminará por destruir al amor. Detestar te hará opresor de pesado yugo. Si alimentas tu ego dejarás de ser Tú para ser esclavo de otro. El que desprecia jamás será libre. Odiar enceguecerá tu vista, será el más cercano camino a la perdición.

No envidies, cada quien tiene lo que merece. Cada quien tiene lo que es capaz de soportar, ni más, ni menos. Hay hombres boyantes que no pegan ojo en la noche como sí lo hacen desarrapados hombres. Deja el resentimiento al resentido. Regocíjate con el triunfo del otro, algún día el otro lo hará contigo. Cuando albergas rencor el fuego de la venganza te consumirá sin darte cuenta.

Agradece, da gracias por todo y por todos, por el bien y por el mal. Todas los instrumentos te son dadas para hacer frente a la adversidad. Agradece la mañana y la noche. Agradece al entrar y al salir. Agradece por ser y por no ser, por estar y por no estar, por tener y no tener. Muta el juicio, el odio y la envidia en Agradecimiento.

El viejo maestro Totziens le miró y dijo – Ahora mis palabras son tus palabras, Adiós. El joven aprendiz Dankjewel, sólo atinó a decir – Gracias.

Un llamado a lo positivo

Por: León Sandoval

Con la proliferación de las nuevas tecnologías de comunicación impulsadas por el internet y la inteligencia artificial se dio acceso masivo de los ciudadanos a las redes sociales digitales, se creyó que el anhelo generalizado de democracia por fin se materializaría. La información dejaría de ser exclusividad de unos cuantos. Si la información es poder, el poder se redistribuiría entre los miembros de una ciudadanía mejor informada y más consciente, que tomaría mejores decisiones en materia política, por ende, la democracia se consolidaría como un bien global; más y mejor democracia que repercutiría directamente en mejores gobiernos, mejores sistemas de justicia en sociedades más prósperas y felices.

Lo anterior no se cumplió pese a haber mayor acceso a la información. Cualquiera persona con un dispositivo electrónico puede ser un comunicador social en potencia. La tecnología cambió el volumen de la información, los datos se tomaron el mundo, pero no han logrado comprender la naturaleza humana. No se puede afirmar con propiedad que hubo más empatía en el siglo pasado antes de la mediación de las actuales tecnologías de la información, no obstante, sí se puede aseverar que las nuevas tecnologías contribuyen con la formación de una masa que no ha logrado sobreponerse a la condición humana, si es que se puede de por sí, sobreponer el ser humano a la condición humana.

El Universo es una sumatoria de contrastes, de aparentes contradicciones que hacen que la vida fluya y que el misterio de la muerte esté aún por resolver. Sin Dios no hay demonio, sin muerte no hay vida, sin sufrimiento no hay alegría, sin salud no hay enfermedad, se requiere de la maldad para que haya bondad, la justicia se recrea en la injusticia. La unión de los opuestos caracteriza la existencia, por ello no vale la pena quedar sólo con lo desfavorable de las plataformas digitales, como escenarios de odio, donde a los odiadores se les denomina “haters” y cualquier motivo puede ser materia de malas vibraciones. Una competencia deportiva hasta el más sesudo debate sobre ciencias o política terminan siendo pretexto para que el odio se esparza como aglutinador social. Los ciudadanos más informados de la Historia gracias a la mediación tecnológica, paradójicamente, terminaron siendo los peor informados e incapaces de construir relaciones humanas saludables. Ese es el resultado del ejercicio: Mayor información, a su vez, menor calidad en la comunicación.

Es el momento para hacer un llamado a lo positivo, para ver el mundo desde el aprecio, desde el valor propio que se refleja en el valor del otro, del semejante y del diferente. Es el momento para que ese odio que exultan los ciudadanos en las mal denominadas redes sociales, que no son otra cosa diferente a plataformas digitales, se torne en bien decir. Es el momento de ver lo bueno, lo valioso, lo válido, lo provechoso, lo vulnerable como dones. Un llamado a una actitud positiva frente a la vida y reconocer lo bueno de la condición humana, aún en lo adverso, en lo incómodo, en lo molesto. Un llamado para buscar lo bueno que hay en la desesperanza, en el dolor y aún en la crueldad. Un llamado a entender que por muy difícil que sean los tiempos, el tiempo no es más que una sucesión de presentes que serán momentos.

El Universo es bueno, la ciudadanía es buena, los gobiernos y los estados son buenos, en el hombre habita la bondad. La vida es mucho mejor vista desde lo positivo, no desde la escasez sino desde la abundancia. No se trata de pensamiento positivo, sino de quejarse menos de la suerte o de la existencia y apreciar más, siempre habrá más por apreciar y valorar que lamentar. La Vida bien merece ser vivida, un Llamado a lo Positivo.

 

En defensa de la propiedad privada

Por: León Sandoval

La propiedad privada uno de los principios del derecho natural que ha servido para cimentar las sociedades occidentales se encuentra riesgo. Nuevos vientos apuntan hacia la sustitución de la propiedad privada por la propiedad colectiva. Cada día se dan más reflexiones desde la academia y los foros políticos para asignarle a la propiedad privada funciones, sociales, ambientales, culturales e históricas, adicionales a la natural función económica que le corresponde por naturaleza como elemento del patrimonio individual. La debacle de la propiedad privada es también la hecatombe de la autonomía individual.

El filósofo inglés John Locke (1632-1704) en el Segundo tratado sobre el gobierno civil (1689) concibe la propiedad como un todo que recae sobre la vida, la libertad y los bienes. La propiedad sobre los bienes constituye la máxima expresión de la autonomía individual, postulado que han defendido tanto liberales clásicos, conservadores, liberales modernos y libertarios.  La propiedad privada es socavada lentamente como se evidencia por parte de regímenes de partido único que, proponen lograr la prosperidad común de la mano del estado para el año 2050 lo que implicará mayores restricciones a la libertad y a la propiedad privada. Buscar la prosperidad común no es inconveniente, el inconveniente surge cuando para lograrlo se atenta contra las libertades individuales y se prioriza la propiedad colectiva sobre la privada. Estados que se erigen como las únicas superpotencias que terminarán por imponer su modelo y visión del mundo.

En Europa está el caso de Alemania cuya Constitución Política dispone en el artículo 15 con fines de socialización que, el suelo, los recursos naturales y los medios de producción puedan ser situados bajo un régimen de propiedad colectiva u otras formas de gestión colectiva mediante una ley que fije el modo y el monto de indemnización, norma que en más de cincuenta años no ha sido aplicada.

En Colombia el proyecto de unificación de los Códigos Civil y de Comercio presentado por la Universidad Nacional, en curso en el Congreso de la República, contempla artículos polémicos como el 24, 259, 268, 270, 271 y 272 que disponen entre otros aspectos, la asimilación de la posesión a la tenencia, la función social, ecológica, cultural e histórica de la propiedad privada que autorizarían al estado para expropiar, el desconocimiento de la propiedad privada por parte de las comunidades que consideren tener derecho sobre los bienes en disputa, el deber de conservación de predios rurales y urbanos so pena de abandono y transferencia de la propiedad al Estado. Proyecto legislativo que en el fondo tiene tintes de una potencial reforma constitucional, como quiera que modificaría el modelo económico dispuesto en la Constitución Política de 1991.

La propiedad privada está bajo amenaza, las señales de los tiempos conducen a su sustitución por la propiedad colectiva. Como afirmara el también filósofo inglés Roger Scruton (1944-2020) en su libro Cómo ser conservador (2014), los conservadores respetan la propiedad privada porque creen en la autonomía de los individuos. Atentar contra la autonomía individual en búsqueda de sociedades igualitarias es sumamente riesgoso, porque como dice Scruton, todo el mundo tendría lo mismo porque nadie tendría nada.  En suma, sin propiedad privada no hay autonomía individual y sin autonomía individual no hay propiedad privada. Es prioridad conservarlas.

La obediencia y el amor

 Oseas fue un profeta que vivió en Israel hacia el siglo VIII antes de Cristo, de hecho, hay un libro tanto en la Tanaj como en la Biblia que narran la misión profética de este hombre de Dios que, para los estudiosos de temas proféticos, es considerado como uno de los profetas menores. No obstante, del debate sobre si se trató de un profeta menor o mayor, vale la pena dedicar estar líneas al hombre que encarna dos valores: La obediencia y el amor, en ese orden.

La historia va así, el pueblo de Israel estaba siendo infiel a su Dios, dedicado a seguir a otros dioses. Por ello, Dios le pide a Oseas que profetice al pueblo sobre la infidelidad que comete y los castigos que vendrían, pero le pide, además, en un acto de coherencia personal, que despose a una mujer fornicaria llamada Gomer y se haga a cargo de los hijos que ella tenía fruto de actos de prostitución. Del matrimonio nacerían tres hijos, los que se llamarían: Jezreel que significa Dios siembra, Lo-ruhama que significa no compadecida, y Lo-ammi que significa no es mi pueblo.

Dios también le dice a Oseas, que su mujer lo abandonará e irá tras sus amantes porque le dan pan y vino, lino y aceite, y que también pondrá mucho dolor en la vida de la mujer, que seguirá a sus amantes y no los hallará, entonces, decidirá volver a su primer marido porque con él le iba mucho mejor. Esa mujer es el pueblo de Dios. Como efectivamente lo sentenció Dios, Gomer abandonó a su marido e hijos para huir detrás de sus amantes y dedicarse a la prostitución, como, según Las Escrituras, el pueblo de Israel hacía en búsqueda de otros dioses.

Dios le ordena a Oseas que vaya y busque a su mujer. Oseas en un acto de obediencia y también de amor, pese a cargar en su casa con la vergüenza y la afrenta a su honor conyugal, decide buscarla, la encontró convertida en una esclava que era rematada al mejor postor. En un acto infinito de obediencia y amor Oseas compra a Gomer y paga por ella 15 ciclos de plata más un kilo y tercio de cebada, lo que para la época equivaldrían a unas 30 monedas de plata, curiosamente el mismo valor que ocho siglos después pagarían a Judas Iscariote por entregar a Jesús, y que hoy tendrían un valor aproximado a cincuenta y un millones de pesos colombianos, según cálculos de este columnista.

Dios puso a prueba a Oseas e hizo con él lo que tenía previsto para Israel. Oseas vilipendiado por su condición de marido burlado y con cuernos advertidos, compró a Gomer para liberarla y restituirla en su casa con todos sus parabienes, y le dijo que serían exclusivos el uno para el otro, y no fornicarían con otras personas, y que lo mismo sucedería para con los hijos de Israel cuando volviesen a su Dios.

Oseas encarna dos principios fundamentales en la vida humana, Primero, la obediencia como acatamiento absoluto de la autoridad y la ley, pese a que muchas veces acatar la ley y a la autoridad implique el propio sufrimiento; y Segundo, el amor, porque para hacer lo que Oseas hizo por Gomer, debió haberla aprendido a amar intensa y profundamente.

Por dolorosa e ilógica que puediese ser la historia de Oseas, y más aún la del pueblo de Israel, Dios ordena en Oseas 3:1 “Ve, ama a una mujer amada de su compañero, aunque adúltera, como el amor de Jehová para con los hijos de Israel, los cuales miran a dioses ajenos, y aman tortas de pasas”, lo que evidencia que Oseas, pese a todo, amó con todo su corazón a su esposa adúltera, porque primero obedeció y la obediencia lo llevó al amor. Hay cosas, que racionalmente y desde la lógica humana no tendrían sentido, pero Dios es sabio en su sabiduría y por sus misterios son insondables para los humanos. Obediencia y amor, dos pilares fundamentales en la vida para hallar paz personal.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La lealtad

Por: León Sandoval

A parte del rey David, uno de mis personajes favoritos de la Biblia es Urías el Heteo o el Hitita, perteneciente a un pueblo aliado a los judíos en tiempos del rey David. Es breve la aparición de Urías en la Biblia, aparece en el Segundo Libro del profeta Samuel en el Capítulo 11, pero no por ello menos profunda, al punto que, me inspira a escribir las siguientes líneas sobre la lealtad.

Urías era un guerrero valiente que se encontraba bajo el mando de Joab, el comandante supremo de las tropas del rey David, en tiempos de guerra contra los amonitas. Mientras los guerreros se batían, el rey David paseaba en su residencia en Jerusalén y ve a la distancia una mujer muy bella de nombre Betsabé, la hace llamar a su aposento a sabiendas de que era casada y la seduce. Una vez enterado el rey que ha concebido con Betsabé, decide “enmendar” su error, para lo cual utilizará varías estrategias:

Primero, hace venir a Urías desde el campo de batalla, pensando que se acostaría con Betsabé, su esposa y “lavarían” la procedencia del nasciturus. Lo que no contempló el rey David, fue que, Urías y sus hombres, decidirían dormir frente a la casa del rey, y no visitar sus casas, por considerarlo indebido, ya que el Arca del Pacto y el pueblo está bajo tiendas y los soldados en el campo, y Urías consideraba indigno dormir en su casa. El rey David, decide como segunda estrategia, invitar a comer y a beber a Urías para embriagarlo, y así enviarlo con Betsabé, plan que también fracasa, porque pese a haber libado con Urías hasta embriagarlo, éste tampoco fue a dormir con su esposa, y pasó la noche o lo que quedaba de ella frente a las puertas del palacio del rey.

El rey David, atónito ante el valor y la lealtad de Urías, finalmente, decide redactar una nota a Joab, la que enviaría por la misma mano de Urías, en la que le pide a Joab que coloque a Urías en la zona más cruenta de la batalla para que muera en combate. Urías muere en combate como el valiente y leal hombre que fue. Betsabé lo llora, hace luto, y pasado el luto, es desposada por el rey David, que aprovecha la viudez, por él planeada, para hacerse cargo del hijo concebido en deslealtad e infidelidad. Dios conocedor a fondo del corazón, por medio del profeta Natán, amonesta a David le hace caer en la cuenta de su yerro y le dice que ese niño concebido con Betsabé morirá. Como en efecto acontece como consecuencia de una enfermedad.

Urías es la encarnación misma del valor, la fidelidad y de la lealtad, fue leal hasta el final, no sólo a su rey, al pueblo y a Dios, incluso pasando sobre su propia persona. Urías por medio de su vida nos enseña el valor de la lealtad y de la fidelidad, y sobre cómo los principios deben estar siempre por encima de los placeres, del gusto, del sosiego y aún del beneficio personal.

La lealtad entraña un nivel superior de compromiso para consigo mismo, para con otra u otras personas, para con la sociedad y para con Dios. La lealtad se prueba día a día porque corresponde al valor de la palabra dada, al compromiso adquirido y a la confianza que otra u otras personas han depositado. Las consecuencias de la deslealtad son múltiples, no sólo encarnan dolor y sufrimiento para quien la sufre, también para quien la práctica. De hecho, la consecuencia de la deslealtad del rey David, fue la vida de sus descendientes puesta en el filo de la espada.

La lealtad tiene que ver con principios superiores, con propósitos de vida en pareja y en grupo, con la búsqueda de la felicidad y del desarrollo humano. La lealtad es saber que siembras tu rodilla, y no la mueves de allí así un huracán venga sobre ti.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El camino

 

Por: León Sandoval

Los seres humanos en su proceso vital son caminantes que emprenden un trayecto, en ocasiones planificado, conocido y controlado, en otras oportunidades, sin planificación, desconocido y fuera de control. Algunas personas a ese camino lo llaman el destino, u otros simplemente dicen el camino de la vida que todos deben de trasegar en diversos puertos y momentos sorteando todo tipo de dificultades, desde las más sentidas hasta las más llevaderas. Al final, siempre habrá un destino, la muerte o desencarnar, en últimas nadie sale vivo del camino de la vida.

El camino de la vida es de por sí fascinante porque se hace camino al andar como diría el poeta Antonio Machado, los vivos son caminantes de la vida, y en últimas, cada quien escoge ese camino a transitar, cómo lo desea hacer y con qué mecanismos cuenta para ello. Muchas veces el camino de la vida pone compañeros de viaje, personas que vienen a recorrer trayectos y sendas similares, ya sea por largos trechos o recorridos muy breves. Puede haber quienes acompañan a lo largo de todo trecho de la vida, y otros que en la primera salida que encuentren en la vía deciden tomarla, dejando a veces con pena ese camino, pero en últimas, el camino es un acto individual que al ser recorrido en compañía se hace más llevaderos y sorteables los obstáculos que el camino presenta.

Los obstáculos del camino son para sortearlos, para superarlos y seguir adelante, ya sea esquivándolos, pasándolos por alto, por lo bajo, o en muchas oportunidades simplemente haciendo un alto y reposando hasta que el obstáculo por sus propios medios sea removido. Jamás un obstáculo en el camino podrá ser un pretexto para renunciar al camino, porque el camino pudiendo ser claro, diáfano o muy incómodo, siempre conducirá a un puerto final; el camino no termina cuando el caminante lo desee, sino cuando el Dios del Universo y su energía más allá de lo que los ojos ven, decida que la caminata ha terminado.

Hay caminantes de la vida que desean poner fin al camino por sus propios medios para desafiar el camino trazado, y no lo logran porque esa decisión está mediada por un ser superior que le permite al caminante ponerle fin al trayecto. El caminante no es un solitario que traza pasos, es también un sujeto moral y con sentido de lo divino que se mece al vaivén de los tiempos y las circunstancias, llámenlo como le quieran llamar: La divina providencia, Dios, El Gran creador del Universo, sin su voluntad el camino se torna difícil.

Pareciera que el camino del caminante no es su elección consciente, cierto es que, sí fue elección de cada caminante desde antes de encarnar, y se viene a aprender del camino. No siempre el camino lleva al caminante a donde éste desea ir, ahí es cuando amar el camino es un don poderoso, amar lo que se va recorriendo por gélido, caluroso, solitario o abundante que fuese. Amar el camino es amar el aquí y el ahora, disfrutar de la vista de ese recorrido. Lo que el caminante recorrió en pasos anteriores, en jornadas pasadas, sucedió y queda la memoria.

Una actitud de agradecimiento y de bendición resultará sanadora para quién, por más que lo intente, no le será permitido reducir pasos o millas de ese camino personal. Amar el camino es amar la vida, amarse a sí mismo y al tiempo que acontece, es también amar a los otros, al semejante y al diferente. Caminar sobre los propios pasos es un deber, no sobre los que ya fueron recorridos, ni sobre los que aún no han llegado. Por más oscura que sea la noche, siempre saldrá el sol. “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar” (Machado).

Sanando a los padres

Por: León Sandoval

En diferentes consultorías que he tenido la oportunidad de llevar a cabo en campos como la astrología, el reiki, la radiestesia y en general, como mentor de vida, he hallado un aspecto bastante frecuente entre mis consultantes, que personalmente he experimentado también: Las heridas de infancia, muchas de ellas ocasionadas desde la gestación misma; lesiones que en muchos casos son atribuidas a ambos o alguno de los progenitores, que dejan honda huella en el futuro adulto, al punto, que salen a la luz con el paso de los años y, perfectamente, pueden explicar mucho de la futura personalidad, del desarrollo ulterior del adulto como ciudadano, y sobre el manejo de las emociones por parte de ese niño en su vida adulta.

No existe un manual que enseñe al individuo a ser padre o madre. Sólo se aprende a ser hijo cuando se es padre o madre, y muchas veces, ese curso también se reprueba. La paternidad y la maternidad son asignaturas prácticas que sólo se pueden llevar a cabo desde la experiencia personal y difícilmente son susceptibles de exámenes de habilitación o de segunda oportunidad, porque en ocasiones el daño sobre la futura personalidad del hijo ya está hecho, y no es posible retrotraer el tiempo en el calendario, pero sí se puede trabajar en el presente con la consciencia para restañar las heridas por lejanas que sean.

He podido experimentar en mi propia persona el proceso de sanidad de heridas de la infancia para sanar a mis padres, y también en muchos de mis consultantes, para concluir que, no sólo es posible sanarse a sí mismo y a los padres, también es un imperativo moral sanar las heridas de la infancia, así alguna de las partes en fricción halla desencarnado. Hay heridas que son fantasmas del pasado y pueden perseguir al individuo hasta el final de su vida. El proceso de sanidad de los padres, no es otra cosa, que el proceso de sanidad del hijo. En la medida que el hijo se sane por sí mismo o con la ayuda de otro, sanará también a sus padres. No se trata de esperar a que papá o mamá cambien o den el primer paso, generalmente, ellos no lo darán primero, esa tarea inicialmente, debe partir desde el estado de consciencia del hijo.

Le corresponde al hijo cambiar, si espera el cambio de sus padres. Al hijo no le corresponde cuestionar, juzgar o censurar a sus padres, esa no es la tarea del hijo, lo he aprendido con la madurez de los años. Lo que sí me corresponde como hijo es agradecer a las personas que escogí por padre y madre por el hecho de haber facilitado sus células vitales para mi encarnación en este plano, por ese simple hecho, me ha de bastar y he de ser agradecido. Lo demás, si se trató de un mal o buen ser humano, un padre o madre responsable, no es mi tarea evaluarlos, simple y llanamente, mi agradecimiento a ese padre y esa madre puede ser el primer paso y muchas veces, resulta suficiente para empezar a sanar. No se trata de entender a papá y mamá, se trata de agradecerles. Siempre pienso que mi materialidad habitaba en una gónada de mi padre, luego mi madre facilitó un óvulo para que yo estuviese dentro de Ella durante cuarenta semanas, lapso en el que me alimenté de su cuerpo, de su amor, de sus emociones, de su sensibilidad, y un día alguien cortó el cordón material que nos unía.

Yo soy el hijo que decidió escoger a mis progenitores como parte de esta vida. Ellos son mis maestros de vida ya sea por acción u omisión, pese a sus defectos, aciertos, dramas, y karmas positivos y negativos, se eligieron a ellos y yo los elegí a los dos para que yo estuviese aquí. Al sanarme a mí mismo, he sanado a mis padres. Sólo me resta decirles desde el alma: Gracias Papá, Gracias Mamá. Los amo, me costó años entenderlo y saberlo, pero finalmente lo logré. Estamos en paz, nada me deben, nada les debo. Los libero, me libero. Cierro el ciclo. Hecho está.

 

 

Mi maestro de latín y griego

Por: León Sandoval

 Nos conocimos una fría mañana de marzo de 1996 en La Candelaria de Bogotá. Su morada semejaba una sacristíabiblioteca monacal, en la que Jorge de Burgos encontraría gusto. Hube llegado tras la excitación provocada por un aviso de El Tiempo, donde el Profesor Camilo Orbes Moreno publicitaba su curso libre de Latín y Griego. Subimos por la empinada Calle 11 hasta la Universidad Externado de Colombia. El rector Fernando Hinestrosa generosamente cedía un aula para las clases del otro Maestro. Con los años descubriría que sus alumnos permaneceríamos siempre en el mismo nivel, tanto antiguos como nuevos. Nadie pagaba expensas, unos porque sus finanzas eran exiguas, otros porque Camilo rehusaba el pago de sus preciadas lecciones.

Nacido el 24 de octubre de 1935 en Pupiales (Nariño). Camilo era corpulento, vivaz, culto, de finos modales que permitían percibir esmerada crianza. Inmaculadamente vestido, traje de paño, corbata, gaban y sombrero. Su rostro de halo clerical adornado por gruesos lentes, dibujaba sonrisas preámbulo a una estentórea carcajada. Parecía un monseñor, profesó profundas convicciones cristianas, en especial marianas. Educado por los Salesianos en La Ceja (Antioquia), lo que explicaba su acento pupialeño con dejos de voceo. Aprendió Latín, Griego, Francés e Italiano junto a sus condiscípulos, el ilustre jurista Hernán Valencia Restrepo y el polémico sacerdote Bernardo Hoyos Montoya. Nunca ocultó vocación, una enfermedad ocular truncó su ordenación sacerdotal. Decía que provenía del ombligo del mundo porque Pupiales deriva de “pupo” que en Quechua significa ombligo. Su sueño: Grecia.

Destacó como filósofo, teólogo, historiador, antropólogo, curador de arte, poeta, editor y educador, oficio al que dedicó más de sesenta años, como él decía, era su “modus vivendi y comiendi”. Enseñó en Cali, Medellín y Bogotá; En las Universidades Externado, Libre, La Salle y San Martín, a estas dos últimas dedicó varios decenios. Su obra es prolífica, estudió a los Sindaguas como pueblo semejante a los Caribes o Mayas del mar Pacífico. A Francisco de Jesús Bolaños y Rosero, evangelizador del Reino de Quito, y escribió además la biografía de Fray Doroteo de Pupiales, quien fuera su pariente y fundador en 1902 de Florencia capital del Caquetá. Era el alma de la Academia de Historia Eclesiástica de Colombia.

Cercano a los presidentes conservadores desde Ospina Pérez, amigo personal de la maravillosa Berta Hernández de Ospina y de su hijo Mariano, de Pedro Medina Avendaño autor de la letra del himno de Bogotá, del jurista Horacio Gómez  Aristizabal, del sacerdote jesuita Manuel Briceño Jáuregui, del poeta, exgobernador  y fundador de El Frente, Rafael Ortiz González que le legó su amor por Santander, del exembajador Alejandro Ordóñez Maldonado y del socorrano Fray Martín Carlos Morales Flórez, fundador de la Universidad de la Salle; pariente por parte del padre del expresidente ecuatoriano Lenín Moreno, contertulio de “El Paisa” Serna y de un novicio crudivegano que llamaba “Fray Chuhuaco”, peruanismo para ayudante de cocina.

Firmaba poemas como “Olimac Sebro”. Su obra patriótica fue cumplir el cristiano amar al prójimo, amó tanto que fue padre de muchos que necesitaron uno. La primera semana de agosto en ciernes se cumplirán cuatro años desde su austera muerte. Como el coronel de García Márquez, pasó los últimos años esperando noticias de un enfadoso juicio para acceder a una merecida pensión. Murió preterido por la academia y sus copartidarios, pero en el amor de sus hijos. El buen samaritano encontró su partida en el Hospital La Samaritana. La sociedad que olvida así a sus educadores, entristece. El Gobierno Nacional mora en reconocer los aportes de Camilo Orbes Moreno. Su cuerpo yace inerte pero su legado permanecerá en la memoria de quienes le conocimos y en sus letras.

 

 

 

 

Mi japamala

El japamala o Yapamala es un instrumento ancestral de las tradiciones espirituales del hinduismo, budismo e incluso del sijismo, propias de los pueblos de Asia. Consiste en una serie de 108 cuentas o piezas esféricas diminutas que están entrelazadas por un hilo o pedazo de fina cuerda. Las piezas esféricas o bolitas generalmente eran de madera, hoy se les puede encontrar en piedras preciosas, semipreciosas y hasta de metal. El número total de pequeñas esferas es de 108, este número es uno de los números más poderosos y de mayor significado entre los pueblos de Asia.

El número 108 no es un número de coincidencias, es un número sagrado y fecundo, tiene una connotación profunda, por ejemplo, la distancia promedio entre la tierra y el sol, equivale a 108 veces el diámetro del astro rey, a su vez el diámetro del sol equivale a 108 veces el diámetro de la tierra. El alfabeto sánscrito tiene 108 letras, que equivalen a los 108 textos sagrados de los Upanishads, los libros sagrados de los hinduistas que datan aproximadamente de los Siglos VII y III a.C., son también 108 los puntos energéticos del yoga y la medicina ayurvédica.

Adicionalmente, en la mitología hindú cada Dios tiene 108 nombres, y en el tantra yoga hay 108 líneas energéticas que atraviesan el cuerpo y convergen todas en el corazón con punto de energía vital. Asimismo, la astrología védica habla de 12 casas y 9 planetas, lo que arrojaría de su multiplicación el resultado de 108. Como si fuese, mera casualidad, el famoso monumento de piedra conocido como Stonehenge en el Reino Unido, que constituye un centro energético muy importante, tiene una medida de 108 pies.

El japamala o yapamala se utiliza para orar, y especialmente recitar con cada cuenta un mantra hasta llegar a los 108 mantras. Un mantra es un vocablo, un sonido energético, con mucho poder, que traen protección a quien los pronuncia. Por medio del ejercicio de los mantras se pueden equilibrar energías, campos vibratorios, mentes, cuerpos y almas, trayendo reposo, paz y tranquilidad a quien los realiza.

En mi ejercicio personal con la ayuda de mi pareja, descubrí la maravillosa significancia de lo que es el japamala o yapamala y, su importancia para la meditación, la concentración y el logro de estados profundos de conciencia. Actividad que trae un descanso profundo y un bienestar interior difícil de describir en palabras. De hecho, no es tan fácil encontrar japamalas o yapamalas en los mercados colombianos, en ocasiones se encuentran en internet, lo que nos condujo a fabricar nuestros propios japamalas o yapamalas.

Mi japamala o yapamala es de piedra natural, sus cuentas son multicoloridas donde prevalece el verde de jade y el marrón del ojo de tigre, entrelazadas, luego de mucho experimentar, hasta dar con el hilo de resistencia más apropiada: El nylon empleado para las cañas de pescar, coronado por una borla o conjunto de hilos de tono verde profundo. En otras palabras, un japamala o yapamala es lo más parecido al tradicional rosario católico, instrumentos de meditación, de concentración, de oración y de regocijo espiritual por medio de mantras u oraciones.

Escribo esta columna porque quiero compartir con mis lectores este maravilloso hallazgo, tan personal y tan íntimo, que me permite conectarme con el Creador, y con la esencia de mi espiritualidad, además de permitirme meditar en pareja, me permite apaciguar la mente frente a tanto agite que bien podría terminar por sacarme de centro o de mi punto de equilibrio, empero los seres humanos están llamados no sólo por racionalidad, también por espiritualidad, a buscar, hallar, encontrar y mantenerse en punto de equilibrio, que nada les saque de control. Parece fácil, desde luego que no lo es, pero es posible con persistencia, paciencia y mucha, mucha meditación. Les invito a intentarlo.

León Sandoval

 

 

 

 

 

 

 

El poder de la aceptación

Por: León Sandoval

Quiero escribir desde el fondo de mi alma para todas aquellas personas que sufren y tienen dudas sobre el futuro. Hay tres grandes campos de preocupación humana que terminan por ser comunes a casi todas las personas: La salud física y mental, el aprovisionamiento y satisfacción de las necesidades materiales, y el relacionamiento emocional para con otras personas. Estos tres espectros sin lugar a duda, pueden constituir fuentes de profundo pesar. Desde mi experiencia personal considero que sí es posible gestionar las propias emociones, algunas veces por sí mismo y en otras con el apoyo de terapeutas capacitados e idóneos, para así restaurar poco a poco cada espacio de aflicción.

Una de las formas para superar la aflicción, la denomino el poder de la aceptación, que, en mi sentir, no es otra cosa que la capacidad natural de cada persona para aceptar que la vida no siempre es como uno quisiera que fuese, si no que la vida es como ella quiere que sea, lo que los antiguos estoicos llamaron amor fati, el amor al destino, por lo tanto, debemos aceptar la vida como es y no como quisiéramos que fuera. Por medio de la aceptación se pueden gestionar mejor las emociones y hacer frente a la realidad que, muchas veces por virulenta que pudiese ser, al final terminará. La vida, y la existencia personal es pasajera, lo importante es el aquí y el ahora.

Cuando acepto que hay situaciones y circunstancias que no van a cambiar, que carece de sentido luchar contra lo que no será, podré canalizar en mejor sentido mis energías y dirigirlas hacía aquello que sí depende de mí; lo que me permitirá redireccionar lo que me hace sufrir o me provoca dolor o nostalgia, verbo y gracia, la condición genética, la presión social, o en el territorio de las relaciones de pareja cuando se ama y se entrega lo mejor, sin que haya reciprocidad. Aprender a vivir en las circunstancias, aceptarlas y aceptarse a uno mismo como parte del aprendizaje de vida, siempre será preferible a sufrir y desdeñar de la “suerte”, entonces, la existencia será más amable.

Cuando no se acepta la realidad el sufrimiento aparece, con el paso de los años he aprendido que no siempre es posible cambiar el mundo, pero lo que sí se puede cambiar de poco a poco es la propia experiencia vital con actitud de excelencia y compromiso. He aprendido también que hay personas que luchan toda una vida por cambiar el mundo y, hay otras que luchan toda una vida para cambiar un mueble o un electrodoméstico, ambas luchas son igualmente válidas y aceptables. Las prioridades, necesidades y urgencias de todas las personas no siempre tienen por qué ser las mismas. Es tan lícito luchar por una sociedad justa, como también lo es luchar por tener el carro de moda o el sofá más cómodo. A estas alturas de mi vida, ya no me afana cambiar mi País y menos el Universo, ese no es mi trabajo hoy, lo que sí me interesa y me apasiona es ser instrumento de bienestar, paz, seguridad y tranquilidad para aquellas personas que cercanamente ingresan a mi vida y deciden hacerme parte de las suyas, lo que constituye parte de mi ejercicio personal de aceptación.

Quiero que mi experiencia vital aunada a los dones que el Universo me ha prestado, estén al servicio de los seres que se puedan beneficiar de ellos. Hoy me intereso por el camino, en este camino sólo quiero sonreír y si he de llorar, lo haré, pero con aceptación y agradecimiento totales, con la conciencia tranquila de que la vida es finita, y yo no seré la excepción.

 

 

 

 

 

 

 

 

El poder del agradecimiento

Por: León Sandoval

EL rey David, luego de Jesucristo, con toda seguridad, ha sido el hombre más amado por Dios, entre otras cosas, porque David encierra como los clarosobscuros del tablero de ajedrez, todos los vicios y las virtudes humanas. Fue un hombre valiente, corajudo, justo, decidido con alto valor, pero también fue un hombre que tuvo momentos de vida licenciosa, en la que se entrego a las pasiones, al licor, a la estupidez humana e incluso al amor irrefrenable, al punto que llegó a cometer actos oprobiosos de lujuria que sin lugar a dudas dejaron grandes consecuencias. Pese a lo anterior, fue de tal tamaño el amor de Dios hacia David, que no sólo lo ungió como rey en sustitución del rey Saul, le llamó de lo más sencillo del pueblo de Israel, y por amor a su nombre, no arrebató jamás la corona de su hijo y sucesor, el Rey Salomón. De hecho, cuando Dios puso en el corazón de David la necesidad de construir un templo para Dios, El Señor le dijo a David que sus manos habían derramado tanta sangre, que no sería la persona adecuada para construir un templo, le pidió en su lugar que aprovisionara todos los recursos necesarios para ello, y que, su sucesor sería, quien, con unas manos puras, sin mancha de sangre, edificaría el añorado templo.

El Rey David reunió en una sola persona todo el catálogo completo de pasiones, vicios, defectos, virtudes, bondades y emociones positivas y negativas que la naturaleza humana puede albergar, pero ¿Porqué que el Supremo Arquitecto del Universo le dispensó infinito amor y misericordia a un hombre perfectamente imperfecto?, la respuesta es fácil hallarla en las crónicas del profeta Samuel, en los libros de Reyes, y en los Salmos que el mismo Rey David compuso. Ante todo, David el pastorcillo, el jovenzuelo que se encargó de cuidar los ganados de su padre Jesé, luego el héroe que destruyó a Goliat, posteriormente el preferido del rey Saul, y finalmente, el líder amado por su pueblo que logró la unificación de las doce tribus de Israel bajo su mano, tuvo algo, y era el poder del agradecimiento, que le permitió hallar gracia para ante Dios.

David fue un hombre con defectos, seguramente un hombre de temperamento que oscilaba entre colérico y sanguíneo, siempre dispuesto a reaccionar inmediatamente muchas veces sin meditar, un hombre impetuoso y pasional, pero siempre agradecido. En boca de David siendo el hijo menor de su padre, el que no estaba llamado a heredar, o siendo el gran Rey que gobernó durante 40 años, siempre afloro la Gratitud. La palabra Gracias fue la palabra que siempre estuvo en boca de David, aún fastuoso por los títulos, siempre agradeció por todo y por nada.

El agradecimiento entraña un mantra de poder, una acción de visualización del pasado, del presente y del futuro. Quien agradece ora dos veces, agradecer en la mañana, al medio día, en la tarde, en la noche, y no dejar de agradecer. No basta simplemente, en leer textos como 1 Crónicas 17, 2 Samuel 22, o piezas tan hermosas como el Salmo 86 o el Salmo 144 para entender como de la boca, de las manos y de todo el Ser de David brotaba el agradecimiento perenne hacia su creador.

A lo largo de mi vida he aprendido que el agradecimiento es parte esencial de la existencia, no hay vitalidad sin agradecimiento. Una de las personas más maravillosas que he tenido la oportunidad de topar en mi vida, tiene tatuada la palabra Gracias, y así como está grabada en su piel, también la tiene grabada en su alma y me ha enseñado sobre el agradecimiento. No sé si aspirar a ser el rey David en tiempos de algoritmos sea posible, pero lo que sí sé, que es posible ser agradecidos por todo y por nada, así el mundo vaya en sentido contrario y sientas que todo va en contra tuya, da las gracias siempre y no dejes de hacerlo, porque como le diría el Rey David en sus últimas palabras a su hijo Salomón: “Yo sigo el camino de todos en la tierra; esfuérzate, y sé hombre”, al final es el alma agradecida la que queda…

 

 

 

 

De prejuicios y preocupaciones

Por: León Sandoval

La libertad es un valor universal que se ha convertido en ideal de las sociedades a lo largo de la historia, bajo el estandarte de la libertad se gestó la independencia de las colonias americanas. El ideal del individuo libre ha sido consigna permanente y gestor de todo tipo de movimientos sociales y políticos. Sin lugar a duda, todos quieren ser libres, parecer libres, en suma, ejercer la libertad. No obstante, en tiempos de determinismo moral, surge la pregunta ¿Si no hay libertades absolutas, por lo menos, los seres humanos son libres de prejuicios y preocupaciones?

La pregunta anterior resulta por demás retadora porque prejuicios y preocupaciones son modeladores de la conducta humana, permanentemente salen a flote en todo tipo de actividad, como si la experiencia previa determinara la consecuencia ineluctable de las acciones, aún esa consecuencia no esté presente o jamás ocurra. En otras palabras, los seres humanos son expertos en juicios de valor anticipados a partir de experiencias personales, y son también capaces de preocuparse, es decir, de ocuparse de temas y asuntos que jamás sucederán o cuya probabilidad de ocurrencia es remota.

El prejuicio no es otra cosa que arrimar conclusiones de manera anticipada sin tener elementos de juicio objetivo para ello, simplemente a partir de experiencias anteriores que fueron dolorosas o agradables. Verbo y gracia, creer que, si en un lugar sin iluminación se comete un crimen, en todo lugar sin iluminación se cometerán crímenes, y que, por haber personas que han cometido conductas desleales, ergo, todas las personas son desleales, como si el delito fuese un tema de lugares no iluminados, la deslealtad algo común a todos los seres humanos, y se debería necesariamente minar la confianza debida.

La preocupación, como su nombre lo indica, es ocuparse de los asuntos antes de su ocurrencia, ocuparse de lo que no existe, en otras palabras, dedicar energía, pensamientos y atención a cosas o eventos que por lo general no sucederán o es distante su ocurrencia, por el contrario, a mediano plazo producirán cuadros clínicos como depresión y ansiedad. De hecho, según la prestigiosa psiquiatra española Marian Rojas Estapé (1983) autora de los libros Cómo hacer que te pasen cosas buenas y Encuentra tu persona vitamina, el noventa por ciento de las cosas que preocupan a las personas jamás ocurren, ni ocurrirán.

Conductas como prejuzgar y preocuparse son innecesarias, especialmente, las manidas conductas de establecer juicios de valor a partir de experiencia subjetivas sin insumos objetivos suficientes, afanarse por resultados que tiene tan sólo un diez por ciento de probabilidades de ocurrencia carece de sentido. No puede ser libre la persona prejuiciosa o preocupada porque se convierte en esclava del prejuicio y la preocupación. El humano como ser moral subjetivo es dado a elaborar razonamientos inconscientes a partir de la experiencia personal previa modelada por situaciones externas, lo que hizo daño siempre será potencialmente peligroso, por ello se construyen estereotipos que recuerdan mucho el determinismo del médico criminólogo italiano Cesare Lombroso (1835-1909),  que afirmaba que la criminalidad dependía de las causas físicas y biológicas de los seres humanos, en su análisis, ciertos sujetos con características físicas particulares siempre serán delincuentes. Para Lombroso, una persona cuyo rostro se ajustase al patrón fisonómico mayoritariamente aceptado como bello poco o nada podría delinquir.

Dicen por allí que, cada persona es dueña de sus propios demonios, el prejuicio y la preocupación son dos demonios de marca mayor, mal se hace con criticar a las personas prejuiciosa o preocupadas, sus válidas y respetables razones tendrán. Muchas veces, al igual que lo acontecido en el mito platónico de la Caverna, se observa sólo sombras y a veces es la propia sombra la que se refleja, empero, el conocimiento real es diferente al aparente. Se debe buscar bajo la capa del corazón, no en vano, bien lo dijo El Zorro al pequeño Príncipe: “On ne voit bien qu’avec le coeur. L’essentiel est invisible pour les yeux.

 

 

 

 

La familia

La familia es la agrupación social más importante, no en vano es considerada la célula básica de la sociedad, y cumple a diferencia de las demás organizaciones sociales todos los fines y propósitos de vida del ser humano, desde lo espiritual, lo emocional lo material y hasta lo lúdico. La familia es un tesoro de inestimable valor. Quien tiene una familia goza de un privilegio que muchas veces no se comprende hasta que finalmente por la razón que fuere: La muerte de sus miembros, la traición o la cesación de efectos civiles se pone fin al vínculo formal de la familia. No pretendo dar una explicación sobre el origen de la familia, ni pretendo hacer una clasificación sobre los tipos de familia, simplemente quiero garabatear unas ideas sobre lo que entiendo por familia.

Lo primero que quiero señalar es que no es lo mismo un vínculo que una relación, muchas veces las relaciones carecen de vínculos, porque hay relaciones que son vacías y caen en la formalidad o en obligaciones, por lo tanto, se está obligado a pertenecer a una familia porque es lo mandado legalmente, en tanto que, existen vínculos que son conexiones del alma que van más allá de la sangre, o de un documento legal o de un simple hecho biológico. En astrología se dice que los seres humanos antes de su encarnación eligen a sus padres y la familia a la que desean pertenecer, como misión de vida para trabajar en esa existencia. Cuando se es consciente de ello, la vida se torna más fácil porque la lucha no es contra padre, madre, hermanos o parientes, a ellos no se les debe juzgar, especialmente al padre y a la madre porque fueron el vehículo que cada uno escogió para poder encarnar, por ese simple hecho, padre y madre cumplieron como instrumentos, y por ello sólo queda agradecer. Papá y Mamá cumplieron al brindarme lo mejor de su genética para permitirme estar aquí, no en vano, fue el mejor esperma de papá el que fecundó al mejor óvulo de mamá.

La familia no siempre es como yo desearía que fuera, porque la vida no es como yo quiero que sea, mejor es aceptar la vida como es. Muchas veces las familias se fundan en relaciones estereotipadas de padre, madre e hijos, pero no siempre ese modelo aplica para todas las familias; hay familias que se construyen a partir de quereres, donde muchas veces la biología pasa a segundo plano y es sustituida por el crisol de los afectos, de los cariños y de la intimidad. No siempre quien aporta el gen es miembro de la familia, así la tradición quiera enfocarse en la responsabilidad legal vincular a la familia a quien engendra vida. Hay ideales que se manifiestan en “El deber ser”, pero también hay “Ser”. Familias también son la de un solo progenitor con hijos, o las conformadas por una pareja o una trieja, hay familias sin progenitores, familias sin nexos genéticos entre sus miembros, hay también familias extensas y extensísimas, y familias que se construyen a partir de los afectos que surgen entre los hasta ayer desconocidos.

No creo que las familias surjan por mandato legal, o por el hecho de la concepción y el parto, tampoco creo que se formen en un laboratorio de experimentación social, ni creo que las familias pertenezcan al Estado. Las familias se construyen como se levanta un muro, ladrillo a ladrillo. La familia se construye a partir de algo que se llama intimidad y complicidad entre dos o más miembros, sumado al afecto, al amor y al respeto entre quienes la conforman. No puede haber familia sin respeto.  Las familias no siempre se edifican sobre la base de la biología o del documento legal, puede haber familias sin apellidos comunes, y no por ello dejan de ser familias. El concepto de familia no debería ser definido por la ley, porque el amor siempre desbordará a la ley. No hay leyes que contengan al amor y no se puede imponer el amor a la fuerza, ¿Si la familia surge del Amor, porqué entonces leyes para la familia?

En resumen, la familia es ese lugar al que llamas hogar, y hogar es un concepto espiritual. La familia tiene que ver con lo espiritual y con el afecto, con el respeto, con el amor, con la protección y la compasión, no es sólo la casa cuatro del zodiaco que corresponde al hogar y a la madre, ni la casa diez que corresponde al padre. Es más que eso, la familia implica amor, afecto, confianza, respeto e intimidad, tranquilidad sin juzgamiento, sin lo anterior, yo no concibo a mi familia. Puedo estar muy equivocado con lo que expreso en este texto, pero reitero, no basta una relación para que haya familia, debe haber más que eso: Vínculo. La construcción de una familia es un acto voluntario, no es un mandato, ni puede ser una imposición de un legislador o un juez. Escribo estas líneas con afecto para Natalia, Cristian y su bebé, y para todos aquellos que en estos tiempos han decidido construir su propia familia, mi deseo para Ustedes es que su Familia sea fortaleza y fuente de todo lo bueno que la vida les depara.