Lully Bosa pregunta: ¿Qué cambiaría si por un instante miraras el mundo con los ojos del otro?
Con una propuesta valiente, emotiva y profundamente humana, la reconocida actriz Luly Bossa vuelve a los escenarios con “Ponte en mi lugar”, una obra escrita y dirigida por Sandra I. Corrales que invita al público a mirar más allá de sus propios prejuicios, a escuchar con el corazón y a ponerse —literalmente— en los zapatos del otro.
El montaje, que mezcla drama, humor y crítica social, se construye a partir de los monólogos entrelazados de cinco personajes que coexisten en un mismo universo familiar. En un desafío actoral de alto nivel, Bossa interpreta a todos ellos, mostrando una vez más su versatilidad y entrega sobre las tablas.
La historia gira en torno a Karoll, una joven influencer en busca de aceptación; Lulú, una madre sobreprotectora que arrastra heridas del pasado; Oli, un padre salsero dividido entre su rol tradicional y sus emociones reprimidas; la tía Albita, una octogenaria que encuentra en TikTok un canal para contar su verdad; y Cris, una mujer trans que por fin vive de acuerdo con su identidad. A través de estos cinco personajes, la obra explora temas universales como la identidad, la familia, los traumas no resueltos, las expectativas sociales y la necesidad de sanar.
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En escena, los relatos se entrecruzan con naturalidad, dando paso a momentos de risa, nostalgia, incomodidad y profunda empatía. La puesta en escena no solo se apoya en el talento actoral de Bossa, sino en una dirección que apuesta por la sinceridad emocional y una narrativa cercana, que toca fibras sin caer en lugares comunes.
“Ponte en mi lugar” es más que una obra de teatro: es un llamado urgente a la comprensión, al diálogo y a la empatía. Nos recuerda que, detrás de cada historia, hay una persona con miedos, sueños y una lucha que merece ser escuchada.
Con esta producción, Sandra I. Corrales reafirma su lugar como una de las voces más comprometidas con el teatro social en el país, y Luly Bossa ofrece una interpretación que emociona, conmueve y deja huella.
La obra ya se perfila como uno de los imperdibles de la temporada teatral, tanto por su calidad artística como por la profundidad de su mensaje. Un viaje escénico que nos invita a quitarnos los juicios y calzarnos el alma del otro.
