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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: M19

El sombrero de Pizarro

Se equivoca de extremo a extremo el presidente Gustavo Petro al querer declarar el sombrero de Carlos Pizarro como patrimonio nacional, porque, aunque el país no desconoce que se trató de un hombre que hizo la paz y que fue asesinado por una alianza macabra de ciertos sectores de la sociedad con grupos paramilitares, tampoco se puede olvidar que hizo parte de un grupo armado ilegal que al igual que las Farc y las AUC, dejó miles de víctimas.

Por supuesto que se puede utilizar este elemento como un tema de memoria histórica pero nunca como un patrimonio histórico de la Nación porque eso sería tanto como aceptar que somos un país que se identifica con quienes han ejercido la ilegalidad y han desconocido el marco legal de las cosas.

 

No me cabe la menor de que sí a Rocío Arias o Eleonora Pineda en su papel como congresistas se les hubiese ocurrido proponer el arma de Salvatore Mancuso como Patrimonio, la oposición de Gustavo Petro como senador de la república no se habría ocultado y con toda su razón porque sería una ofensa contra las víctimas del conflicto armado.

No logro entender las razones que tiene el presidente Gustavo Petro para una idea semejante porque por mucho que se le recuerde a Pizarro como un hombre que le apostó la paz, nadie olvida que sus actos como guerrillero ofendieron a miles de personas en el país.

Es precisamente por esas víctimas que resulta ofensivo pretender mostrar un objeto que fue propiedad de un victimario como algo que identifica a colombiano. Es un verdadero despropósito.

Con esta idea lo que hace el presidente es motivar a que más adelante a alguien se le ocurra proponer la toalla que acostumbraba llevar al hombro Manuel Marulanda; la libreta en la que Pablo Escobar tomaba apuntes o el camuflado de Carlos Castaño como un símbolo de identidad de los colombianos.

El presidente Gustavo Petro debería tener en cuenta que en Colombia hay demasiados temas que bien se podrían proponer como patrimonio cultural y que son bastante positivos como para pensar justo en los que no solo generan polémica sino además traen malos recuerdos.

Oscar Sevillano

Fiscalía ordena la captura de un coronel en retiro de la Policía por el asesinato de Carlos Pizarro

La Fiscalía General de la Nación profirió medida de aseguramiento privativa de la libertad en contra de un alto ex funcionario del Departamento de Seguridad (DAS), coronel en retiro de la Policía Nacional Manuel Antonio González, por su presunta vinculación con el asesinato del exlíder del M19 y excandidato presidencial, Carlos Pizarro.

El ente investigador vinculó formalmente al oficial en retiro bajo los cargos de homicidio con fines terroristas, concierto para delinquir y porte ilegal de armas o municiones de uso privativo de las Fuerzas Armadas.  El asesinato de Pizarro ocurrió el 26 de abril de 1990, en un avión que cubría la ruta Bogotá – Barranquilla (Atlántico).

 

La decisión fue adoptada por un fiscal de la Dirección Especializada contra las Violaciones a los Derechos Humanos,

Curiosidades de la idea de Petro de declarar día cívico

El anuncio del presidente Gustavo Petro de querer decretar un día cívico el viernes 19 de abril, con el argumento de ahorrar agua, tiene algunos temas anecdóticos como los siguientes:

1.El 19 de abril es el cumpleaños del presidente de la república, Gustavo Petro.

 

2.El 19 de abril, es el día en que los exintegrantes del movimiento guerrillero del M19, como el presidente Gustavo Petro, acostumbran a conmemorar la fundación de la organización subversiva que firmó la paz en el año de 1989 en el gobierno de Virgilio Barco. El grupo insurgente fue creado el 19 de abril de 1970, respondiendo a la inconformidad de quienes consideraban que la elección presidencial de Misael Pastrana Borrero, se hizo de manera fraudulenta.

3.El anuncio estuvo acompañado de una invitación a los bogotanos para salir de la ciudad durante el fin de semana, cuando está convocada una marcha contra el presidente Gustavo Petro. En una jornada de día cívico las actividades que se detienen en más del 60% son las que corresponden a la función pública, porque la empresa privada no está obligada a acatar la medida

Nota relacionada: Petro decretará día cívico al viernes 19 de abril

Expulsado el general Jesús Armando Arias Cabrales de la JEP

El 6 y 7 de noviembre de 1985, el Ejército colombiano retomó el control del Palacio de Justicia masacrando a más de 100 personas y desapareciendo a muchas otras. Las víctimas de los hechos ocurridos llevan cerca de 40 años buscando la plena satisfacción de sus derechos a la verdad y la justicia. La semana pasada se avanzó un paso más hacia ese objetivo tan anhelado con la decisión del 16 de marzo de 2023 de la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, de excluir de su competencia al general retirado Jesús Armando Arias Cabrales. La decisión, aunque tardía, es justa y esperada.

Recordemos los antecedentes: el 24 de septiembre de 2019, la Corte Suprema de Justicia ratificó la condena de 35 años de prisión al general Arias Cabrales por la desaparición forzada de Luz Mary Portela León, Irma Franco Pineda, Carlos Augusto Rodríguez Vera, Bernardo Beltrán Hernández y David Suspes Celis.  Encarcelado, el General se sometió a la JEP en calidad de agente del Estado e integrante de la Fuerza Pública, con el fin de resolver su situación jurídica con el proceso y condena de la Corte Suprema de Justicia, es decir, con el fin de buscar beneficios jurídicos y evitar cumplir la sentencia. La Sala de Decisión de la JEP profirió la Resolución 1571 del 15 de mayo de 2020, con la cual aceptó el sometimiento de Arias Cabrales, y le concedió la libertad transitoria, condicionada y anticipada.

 

Las víctimas se opusieron a la resolución de la JEP y apelaron. Pero el 21 de julio de 2022, el órgano de cierre de la JEP la confirmó y aceptó el sometimiento de Arias condicionado a la realización de un aporte pleno a la verdad. Además, le concedió la libertad, y ordenó a la Sala de Decisión que lo citara a una audiencia de aporte a la verdad para evaluar las contribuciones y ejercer un juicio de prevalencia jurisdiccional orientado a determinar si el compareciente satisfacía las exigencias para mantenerse en la JEP y avanzar en el trámite de beneficios transicionales.

Fue así que el 5 de agosto de 2022, Arias Cabrales fue convocado con su abogada a la audiencia única de aporte a la verdad, en el marco del proceso dialógico con la participación de los intervinientes especiales, para que suministrara los aportes efectivos y definitivos a la verdad. Esta se realizó el 17 y 18 de enero de 2023, de manera pública, con la participación presencial y virtual de las víctimas, sus representantes legales y la delegada del Ministerio Público. La audiencia tenía por objeto establecer si el General debía continuar en la JEP,  o por el contrario, dada la actitud hasta entonces contumaz de Arias Cabrales de no decir la verdad, el proceso debería ser remitido a la justicia penal ordinaria para que continúe la ejecución de la condena a 35 años de prisión.

La JEP le concedió la palabra a las víctimas a fin de requerir al General sobre la verdad.  Sandra Beltrán Hernández, hermana de Bernardo Beltrán Hernández, trabajador de la cafetería del Palacio de Justicia, le dijo: […], hoy me encuentro y me pregunto cómo ha podido usted vivir casi 38 años, con el conocimiento de lo ocurrido con nuestros familiares, en cuanto a su retención, tortura, desaparición y posteriormente asesinatos, señor Arias hoy le vamos a contar y a refrescar algo que el mundo entero ya conoce, una verdad demostrada judicialmente (…)”.  Se refería a la sentencia del 14 de noviembre de 2014 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Rodríguez Vera y otros (Desaparecidos del Palacio de Justicia) vs. Colombia que declaró la responsabilidad del Estado colombiano por haber incurrido en la violación de varios derechos consagrados en la Convención Americana de Derechos Humanos.

Seguidamente María del Pilar Navarrete Urrea, esposa de Héctor Jaime Beltrán Fuentes, empleado de la cafetería del Palacio de Justicia, lo requirió: “(…) señor Arias Cabrales esperamos la verdad, 38 años, 38 años esperando que usted nos diga la verdad, (…) él (Héctor Jaime)  tenía 4 hijas, de 5, 3 y 2 años, y una que tenía tan solo 7 meses en el momento de la desaparición (…), con apenas 20 años tuve que asumir la búsqueda por lugares que jamás nadie se va a imaginar, todos los días en medicina legal, todos los días buscando a Héctor Jaime Beltrán y a sus compañeros de trabajo por 32 años, hasta que encontraron algunos de sus restos, (…)”

El representante de las víctimas, Eduardo Carreño Wilches, del Colectivo de Abogados/as José Alvear Restrepo, manifestó que en “los videos que se aportaron al proceso y que revelan cómo salen vivos, magistrados, los trabajadores de la cafetería, son absolutamente contundentes”. Le hizo ver al General que “esta es la última oportunidad que tiene para que diga la verdad, pero la verdad íntegra, de lo que pasó”. Le recordó que en el proceso ordinario, se encuentran las grabaciones incidentales de los militares en las que se advierte que Arias Cabrales emitía las órdenes a sus subalternos.

Ni las exigencias de las víctimas, ni el recordatorio del abogado, hizo que Arias Cabrales contara la verdad. Fue tan evidente el incumplimiento, que el 19 enero de 2023, la Procuradora Judicial conceptuó ante la JEP solicitando la revocatoria de la aceptación de sometimiento “[…] ante la clara y evidente falta de compromiso con los fines del Sistema Integral de Paz y, en particular, con los derechos de las víctimas a conocer la verdad.” La JEP compartió en su decisión del 16 de marzo pasado lo  conceptuado por el Ministerio Público, referente a la actitud “indolente con las víctimas e indiferente con el objetivo de la diligencia”, y que “sus respuestas lejos de hacer aportes a la verdad, resultaron en varias ocasiones revictimizarles y ofensivas con las víctimas.”

La JEP consideró que no hubo un sincero compromiso con el esclarecimiento pleno de la verdad por parte del general Arias, al negar su responsabilidad en direccionar y liderar las acciones de las unidades desplegadas en el Palacio de Justicia para retomar el control y garantizar el orden público en ese sector de la capital. Se mostró ajeno al seguimiento y control de las instrucciones impartidas al personal de la Dirección Nacional de Inteligencia, DINTE,  en la operación. Ignoró las sentencias en su contra que lo señalan en todo momento de ejercer el mando de las operaciones desarrolladas al interior del Palacio de Justicia y de los lugares aledaños como la Casa del Florero.  Estas fueron dirigidas por sus subalternos, los tenientes coroneles Edilberto Sánchez Rubiano e Iván Ramírez Quintero, oficiales de menor rango y jerarquía militar al general Arias Cabrales, quienes en virtud del “Plan Tricolor 83” le debían respeto, subordinación y acatamiento de sus órdenes. Por lo anterior, tenían el deber mantenerlo informado de lo que se hacía en la Casa del Florero.  Por último,  Arias Cabrales no dio información sobre la responsabilidad de otros militares, agentes de la Policía Nacional y civiles.

Dadas estas circunstancias, la JEP expulsó de su jurisdicción especial al general Jesús Armando Arias Cabrales ya que “no realizó aportes plenos, exhaustivos, francos y detallados sobre la toma y retoma del Palacio de Justicia en noviembre de 1985”. Decisión esperada por los familiares de las víctimas, sus representantes, la sociedad colombiana y la comunidad internacional. Ahora, la JEP pasará la actuación al Juzgado 15 de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad de Bogotá́, para que el general Arias Cabrales cumpla el resto de su condena. Para las víctimas, queda pendiente la verdad del General, pero está en firme un cierto grado de justicia.

Adenda: El 15 de marzo de 2023, la Corte Suprema de Justicia confirmó la condena de 40 años de prisión impuesta el 13 de octubre de 2021 por el Tribunal Superior de Bogotá al coronel Edilberto Sánchez Rubiano, el mayor Óscar William Vásquez Rodríguez, y los sargentos  Ferney Ulmardin Causayá Peña, Antonio Rubay Jiménez Gómez y Luis Fernando Nieto Velandia, integrantes del B-2 de inteligencia de la Brigada XIII del Ejército Nacional en Bogotá, comandada por el general Jesús Armando Arias Cabrales. Contra esta decisión no procede ningún recurso. El Tribunal Superior de Bogotá deberá hacer efectiva la privación de libertad de los cinco condenados. El único que pide pista en la JEP, por ahora, es el mayor Vásquez Rodríguez. Veremos qué pasa.

Encuentre aquí más artículos de Rafael Barrios Mendivil

 

Roy Barreras responde a las críticas de Petro al acuerdo de paz con las Farc

El presidente del senado, Roy Barreras respondió a las críticas que hizo el presidente de la república, Gustavo Petro, al proceso de paz firmado con las extintas Farc durante el gobierno de Juan Manuel Santos.

“No está escrito en los acuerdos la palabra conocimiento, la palabra “saber”, la palabra “universidad”. No está escrita la palabra “industrialización”; pareciera que fuera un mundo romántico, de antes, como si se pudiera mirar hacia atrás y construir una sociedad rural que ya no somos indudablemente, con los procesos de urbanización”, cuestionó el primer mandatario.

 

Nota relacionada: Roy Barreras explica la agenda del Senado de los próximos días

Dijo, además, “A mí me gustaría que se convocara para mirar los temas que no se introdujeron, más en una perspectiva de diálogo ya de la sociedad colombiana, no de un acuerdo con algún grupo. Qué no se introdujo, no se puede tener un mundo rural equitativo, relativamente avanzado sin conocimiento sin industrialización”.

Por su parte Roy Barreras, dijo: “El Acuerdo del Teatro Colón no es un acuerdo romántico sino una hoja de ruta trazada por los mejores expertos del mundo y respaldada por toda la comunidad internacional, incluyendo el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Sí se cumpliera con la implementación del Acuerdo tendríamos un país más justo y un país más cerca de una paz estable y duradera”.

El presidente del Senado explicó que para esto es necesario construir sobre lo construido y que no se puede abandonar los logros.

Recordó que Gustavo Petro es fruto del acuerdo de paz con el M19 al que calificó como imperfecto pero que fue un avance importante.

 

Mi Vida y el Palacio: Construyendo memoria alrededor de nuestra historia

Relato sobre la toma del Palacio de Justicia

Helena, recoge tus cosas y ve a la secretaría que tu mamá te vino a buscar –es lo que recuerdo haber oído  sorprendida de no haberme ganado un regaño y de que mi mamá estuviera en la escuela, pero a la vez contenta por irme antes de tiempo. Me levanté, salí del salón de clase y después del edificio donde estaban los cursos medios. Atravesé el patio donde se estacionaban los buses, hasta llegar a otro edificio donde quedaba la secretaría de la escuela. Nosotras las estudiantes, rara vez íbamos allí.

 

Mi mamá alcanzó a verme entrando por la puerta que comunicaba con el interior del colegio, al otro lado de un amplio pasillo, ubicado al otro extremo y me siguió con su mirada hasta que estuve frente a ella.

Su rostro estaba tenso.

De repente, mis hermanas, Anahi y Maireé, se nos unieron.

Entonces mi mamá dijo: “El papá me llamó a decirme que las venga a buscar al colegio, porque hay unos disparos en el primer piso del Palacio de Justicia”.

Eso fue todo lo que dijo mi madre y salimos sin hablar del colegio. Una de las monjas a cargo de la secretaría, llamó un taxi que nos recogió en la salida de la carrera 9ª y nos llevó hasta la calle 72 para después tomar la carrera quinta hasta el barrio La Macarena, a casi seis kilómetros de distancia, donde vivíamos.

No hablamos en todo el recorrido. Mi mamá transpiraba angustia. Yo estaba muda y quizá desde ahí decidí no volver a decir mucho para protegerme de sentir. Tenía mucho miedo. Me desconecté del trayecto, de mis hermanas y de mi madre y no volví a hablar por muchos meses más.

El taxi subía con dificultad las calles empinadas sobre los cerros del lado oriental de Bogotá; perdía fuerza, se colgaba hasta lograr lentamente llegar a la cima de la pendiente, entonces retomaba la velocidad inicial. No hacía mucho que mis padres habían vendido el Renault 4 comprado justo en nuestra llegada a Colombia y con el que habíamos recorrido y conocido gran parte del país. Ahora teníamos un jeep de marca LADA. Era un carro con fama de ser resistente, fabricado en la URSS, que ese día mi papá había parqueado en los sótanos del Palacio de Justicia, y en el que nunca llegaríamos a viajar. Finalmente llegamos a nuestro apartamento en la carrera quinta con calle 27. Ya era poco más del medio día.

Entré y me fui a mi cuarto. Era muy amplio, de hecho era el más grande de toda la casa y el único que daba hacia el patio del edificio, así que era el menos ruidoso de todos. Me senté en la cama por un momento. Mi cama estaba separada de la de Maireé, por una mesita de noche en la mitad. Yo compartía cuarto con mis hermanas menores. La menor, que seguía siendo una bebé, a veces dormía con nosotras en su cuna, a veces con mis padres. Anahi, que ya entraba en la adolescencia, tenía un cuarto para ella sola, algo más pequeño.

Recuerdo que el cuarto era frio, sobre todo en las noches y por eso para dormir me metía entre las cobijas de lana, evitando las sabanas heladas. Había muñecas por todos lados. Mis hermanas jugaban con ellas. A mí, en cambio, nunca me habían gustado mucho.

En el cajón de la mesita de noche guardaba mis lápices, borradores de colores de olor a fresa. Lo que más cuidaba eran las hojitas con impresiones de muñequitos japoneses y garabatos que nos gustaban a las niñas de mi colegio y que por alguna razón llamábamos esquelas. Abrí el cajón y revisé que estuviera todo en su lugar, como buscando asegurar mi pequeño mundo. Lo volví a cerrar y fui a la sala.

Mi mamá ya no estaba. Había vuelto a salir a recoger a la menor de las hermanas al jardín infantil. Había tenido que tomar un taxi nuevamente.

En la sala de la casa las ventanas iban de extremo a extremo y se podía ver toda la ciudad. En una de ellas mi papá había pegado un poster con un dibujo de una paloma blanca que simbolizaba la paz. Hacía un año que se había firmado un acuerdo de paz entre el gobierno y varios grupos guerrilleros como las FARC o el M19.

Las ventanas tenían unas cortinas delgadas para opacar un poco la luz que entraba al salón de forma directa desde el mediodía y durante toda la tarde. Corrí una cortina hacia un lado y me metí entre ella y la ventana, y ahí me puse a mirar el horizonte. De repente, y como en una película, vi acercarse y pasar delante de mis ojos, por la carrera quinta en dirección sur, un tanque de guerra,  uno de esos monstruos pesados, diseñados en los países del norte para las guerras que se libran en el sur . Iba listo para el combate, listo para matar. Iba en dirección hacia donde se encontraba mi papá. Sentí mucho miedo pero no comenté nada a nadie.

Los segundos y minutos pasaban y yo permanecí ahí mirando hacia afuera, sintiéndome como elevada, por encima de lo real, como inexistente dentro de lo que acontecía, mi cerebro no podía ir a la velocidad del momento, ni entender qué pasaba. No lograba ordenar lo que oía, o lo que veía, yo era insignificante, todo pasaba, pero yo no podía actuar.

¿Un tanque de guerra pasando por mi casa, hacía donde estaba mi papá? ¡No podía ser verdad! Solo el pavor me parecía real. Pero no dije nada, me lo guardé para mí. Me guardé todo el ruido, me guardé todo el espanto que viví y todo se fue poniendo más duro dentro de mí.

Muchos años después, cuando finalmente hablé de aquél recuerdo, supe que ese no había sido el primer tanque que había ido a parar al Palacio de Justicia y que Anamaría también había visto algunos sobre la Carrera Séptima poco antes, cuando iba camino a mi colegio.

Nota relacionada: El Palacio de Justicia: 35 años de silencio e impunidad

Cuando mi mamá regresó a la casa con la menor de las hermanas,  ya sabía que el M-19 se había tomado el Palacio de Justicia y libraba una batalla con las Fuerzas Armadas en pleno corazón de la justicia de Colombia. A medida que fueron pasando las horas y la situación dentro del Palacio se ponía peor comenzó a llegar a nuestra casa más y más gente.

Y el teléfono no paró de sonar…

Sobre Helena:

Nació en Lovaina, Bélgica, en 1975, hija de madre uruguaya y padre colombiano. Estudió Ciencias Políticas en Colombia y Maestría en Estudios Latinoamericanos, Lingüística y Medios en Hamburgo, Alemania. Se ha desempeñado en campos como la investigación, la cooperación al desarrollo, el periodismo, la promoción de la paz, la memoria y la democracia, la defensa de los derechos humanos y como asesora parlamentaria del Bundestag Alemán.

Ha colaborado como columnista de la Revista Cambio, el diario El Espectador y El Diario.es. En 2020 presentó su libro: Mi Vida y el Palacio, Ed. Planeta; un relato político autobiográfico desde la mirada de una niña de 10 años sobre la peor tragedia institucional de violencia política en la historia de Colombia: la toma del Palacio de Justica; la experiencia del exilio para una niña y el peso de la impunidad.

Extracto del libro:

Mi Vida y el Palacio: 6 y 7 de noviembre de 1985

Autora: Helena Urán Bidegain

https://www.planetadelibros.com.co/libro-mi-vida-y-el-palacio-6-y-7-de-noviembre-de-1985/322327

 

Twitter: @HelenaUranBideg

 

Petro deja la Dirección de Inteligencia en manos de un ex M19

El presidente, Gustavo Petro, nombró en el cargo de director de Inteligencia a Manuel Casanova, ex miembro del M19, movimiento guerrillero de los años 80.

El nuevo funcionario del Gobierno Nacional, remplazará al almirante Rodolfo Amaya, será el encargado de desarrollar todas las actividades de inteligencia estratégica, contrainteligencia; prevención y mitigación de amenazas, internas o externas, junto con otras labores referentes a la seguridad nacional.

 

Manuel Casanova, acompañó la Alcaldía de Gustavo Petro desde entidades como la Caja de la Vivienda Popular, y en Planeación Distrital. Hizo parte de proyectos sociales en la Fundación para el Desarrollo del Conocimiento Avanzar y fue docente en el Sena.

 

“Santiago Uribe me perdonó la vida”

A lo largo de su carrera, Olga Behar ha colindado con la realidad de Colombia. Su experiencia como periodista cubriendo el Congreso en los años noventa y la vida fuera como corresponsal, le deja en su anecdotario múltiples historias en páginas de libros y reportajes. Su nuevo libro, A bordo de mí misma, narra anécdotas con personajes de los talantes más diversos que una reportera de su calidad y experiencia ha tenido que ‘pilotear’.

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