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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Opinión

¿Los Fotocomparendos, negocio de quién?

La implementación de cámaras que detectan la velocidad de los conductores, que sirven de elemento probatorio para imponer comparendos por exceso de velocidad, se volvió habitual en ciudades y carreteras de Colombia. En algunas ciudades hay una debida señalización sobre la existencia de dichas cámaras, en otros lugares, particularmente en las carreteras de varios municipios de la Costa Atlántica Colombiana, no existe una señalización apropiada sobre la existencia de dispositivos detectores de velocidad, simplemente se ubican en unas destartaladas y camufladas minivans que se van moviendo en forma solapada.

Los dispositivos para fotocomparendos son aceptados por la legislación colombiana y cuentan con el aval de la Corte Constitucional, Sentencia C-321/2022. En virtud del principio del imperio de la ley, deben ser aceptados. Desde el punto de vista económico, las fotomultas se convirtieron en fuentes de negocio para las secretarías distritales y municipales de tránsito por la cantidad de recursos que reciben de los infractores. Son miles de conductores los que caen en las imágenes de las cámaras, muchas veces por desconocimiento sobre su existencia ante la precaria señalización de las vías, otrosí de la pésima ubicación de los dispositivos de detección electrónica y los absurdos límites de velocidad de las vías urbanas y nacionales colombianas, que muchas veces, no superan los 30 km/h, o en otros casos los 60 km/h, pese a que el Código Nacional de Trasporte dispone otra cosa.

 

Las secretarías municipales y distritales de tránsito tienen “temporadas de cosecha de fotocomparendos”, especialmente, en épocas de vacaciones donde so pretexto de buscar climas cálidos, las familias viajan en sus vehículos particulares y son asechadas por esos dispositivos de comparendos ante la mirada voraz de quienes realmente se benefician con las multas. El problema detrás de los fotocomparendos no es su legitimidad: Es un asunto ético, es decir, se trata de un negocio antiético con asidero legal y reglamentario. Verbo y gracia, cada fotocomparendo tiene un valor de $572,520; si se paga dentro de los once días hábiles siguientes a su notificación, tiene un descuento del 50%, siempre y cuando se realice un curso de dos horas, que dictan empresas particulares de manera rotativa y permanente, los realizan hasta los domingos, dicho curso no es gratis, tiene un valor de $73.700, que se descuenta del 50% del valor que se debería pagar por el fotocomparendo. Lo curioso del asunto: Los cursos son impartidos por empresas privadas; en otras palabras, para tener derecho al descuento por el comparendo se debe pagar el curso al particular, y el saldo $214.695 a la autoridad encargada del recaudo. Es un típico negocio público-privado.

Resulta inmoral que esos $73,400 pesitos por curso, sólo aplican por comparendo, de tal manera, que un conductor que, en su paseo de vacaciones se haya hecho deudor de dos fotocomparendos, deberá pagar dos cursos para tener derecho al descuento del 50% para cada comparendo ¿Hasta cuándo va a continuar este negocio legal pero antiético porque que lucra también a particulares de las infracciones cometidas por los conductores?

Lo anterior, sin considerar otra perla de inmoralidad, los fotocomparendos no siempre son notificados en el acto, pueden pasar meses para su notificación, no obstante, su notificación tardía, se dejan constancias de notificación del día de la infracción, y ponen al conductor infractor a explicar que fue notificado tardíamente, para poder beneficiarse del descuento por el curso particular se ve en la necesidad a acudir a intermediarios. ¡Horror de horrores! Qué catedralicia corrupción.

Al parecer, no hay alternativa de cambio en las malas prácticas de tránsito, no se puede esperar mayor cosa del desgobierno donde la corrupción pulula. Se hace necesario crear la figura del defensor del conductor colombiano, al que veladamente, por vía de fotocomparendos, los corruptos le introducen las manitos en los bolsillos. No hay justificación para tamaña inmoralidad.

León Sandoval

La democracia difícil

Escribo esta columna sin conocer aún los resultados de las elecciones en Venezuela. Un proceso que despierta el interés de millones de por la posibilidad de que ocurra un cambio en el régimen político que ha gobernado el país durante más de dos décadas. Lo cierto es que el debate sobre el futuro de esta nación hermana tiene grandes desafíos sea cual sea el resultado.

Muchas de las discusiones que se dan sobre este tema giran en torno a la existencia o no de un proceso democrático. Si han existido las garantías suficientes para que la oposición desarrolle una campaña equilibrada. Es claro que las elecciones son necesarias para que haya democracia, sin embargo no son suficientes. Y esto indudablemente es lo que pasa en Venezuela, hay elecciones pero no hay democracia plena.

 

No importa si gana la oposición, es evidente lo harían a pesar de la persecución interna y de la exclusión de millones de votantes que están por fuera del país. Y es por esto mismo que una victoria del chavismo estaría empañada por las ventajas que le suponen estar por cuarto de siglo en el poder. Aquí no se trata de cuál posición es mejor o peor, sino de las condiciones esenciales para la democracia.

La democracia requiere de difíciles condiciones que implican un respeto profundo por la diferencia, el disenso y el pluralismo. La renuncia a instrumentalizar la justicia para la eliminación de los adversarios. La protección de las minorías ante el poder aplastante de las mayorías. Los límites sociales a los discursos intolerantes que busquen desaparecer grupos políticos o sectores sociales. Garantías y respeto profundo a la libertad de expresión y de pensamiento.

Pocas sociedades son capaces de lograr estas condiciones y mantenerlas a través de las generaciones. Para lograrlo es necesario que existan transiciones en los gobiernos. Como decía Bolívar, nada más peligroso que permitir que haya alguien mucho tiempo en el poder. El resultado siempre termina siendo el origen de una tiranía.

Juan Carlos Upegui

La paz no puede esperar

La preocupación invade las mentes y los corazones de las comunidades donde la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) tiene presencia armada. Y no es para menos. Existe el riesgo de que las delegaciones en la mesa de diálogo establecida para superar el conflicto armado entre esta organización y el gobierno, que este año ha alcanzado los sesenta años, no vuelvan a encontrarse, se suspendan indefinidamente los diálogos, se rompa el cese al fuego bilateral y se reanuden las confrontaciones, afectando aún más a estas comunidades.

En un país que ha sufrido décadas de conflicto armado, la posible suspensión de los diálogos no solo es preocupante, sino que representa un riesgo inaceptable para los avances logrados en la búsqueda de la paz. Es imperativo que ambas partes retomen la mesa de diálogo y continúen trabajando hacia un acuerdo que beneficie a toda la sociedad colombiana.

 

El cese al fuego entre el Gobierno y el ELN ha tenido impactos positivos tangibles. Según cifras del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (INDEPAZ), durante el cese al fuego bilateral que se estableció en 2022, se ha registrado una reducción del 60% en los actos de violencia en las zonas de conflicto. Este descenso no solo ha salvado vidas, sino que también ha permitido que comunidades enteras vivan sin el temor constante de enfrentamientos armados .

Los diálogos entre el Gobierno y el ELN han logrado importantes avances que no deben ser subestimados. En rondas de negociación anteriores, se han alcanzado acuerdos significativos. Se han pactado y desarrollado acciones humanitarias conjuntas para mitigar el impacto de la confrontación, lo que ha permitido, en cierta medida, recuperar la seguridad de las comunidades locales. Se suspendió por un buen tiempo la práctica del secuestro y se posibilitó el regreso a casa de varias personas que se encontraban en poder de esta guerrilla.

Se logró un acuerdo para la participación ciudadana, con la instalación del Comité Nacional de Participación y la realización de encuentros y pre-encuentros territoriales y sectoriales que permitieron la construcción de un mecanismo de participación, que se espera afanosamente sea implementado. Además, se avanzó en diálogos participativos con población víctima del conflicto armado y con población con discapacidad, adelantando elementos de la agenda que estaban previstos para más adelante .

La interrupción de los diálogos constituye un paso atrás que el país no puede permitirse, ya que esto alejaría las posibilidades de la paz integral y total, impediría las inversiones sociales en amplias zonas del país y nos devolvería a los años en los que se privilegió la confrontación armada sobre los cambios estructurales. Es crucial que tanto el Gobierno como el ELN evidencien su compromiso con la paz y reanuden las negociaciones. La conversación y el acuerdo son los únicos caminos legítimos y efectivos para lograr una paz duradera en nuestra nación.

Hay que evitar, como sea posible, que el dolor, la sangre, la muerte y la desesperanza, se apropien de los lugares que hoy ocupan las y los negociadores. Así como el país logró superar a buena hora, el espectáculo de la muerte que llenaba de sangre la arena de coliseos, herencia de la barbarie patriarcal del imperio romano que por fin superamos con la firma de la Ley que prohíbe las corridas toros, la sociedad espera celebrar la vida y recuperar el amor comprometido con la superación de la pobreza, como lo dijo el poeta Chucho Peña “con el coro de la vida cantarán los hombres las mujeres y los niños con la paloma sin cazador y el toro sin torero para que en nuestros escenarios jamás jamás sea un espectáculo la muerte

Los beneficios de la paz son inmensurables. La paz no solo implica el cese de la violencia directa, sino también la creación de un entorno donde las personas puedan vivir con dignidad, seguridad y oportunidades. Que las y los niños puedan ir a la escuela, sabiendo que algún día serán profesionales, si así lo desean; que las mujeres campesinas puedan parir tranquilas sabiendo que sus hijos e hijas además de nacer con buena salud, no serán reclutados por ningún actor armado. Según el informe del Instituto de Economía y Paz, los países que logran la paz sostenible experimentan un crecimiento económico más rápido y una mejor calidad de vida para sus ciudadanos .

El cese al fuego temporal o definitivo, como anhelan las grandes mayorías, tiene impactos positivos significativos. No solo reduce el número de víctimas directas del conflicto, sino que también permite su reparación integral y hace posible que las comunidades reconstruyan sus vidas y recuperen la confianza en la posibilidad de alcanzar la equidad y la justicia social. Además, el cese al fuego crea un ambiente propicio para la construcción de confianza entre las partes y para la implementación de programas de desarrollo y reconciliación. Como señala el Instituto Internacional de Paz de Estocolmo, ‘la paz sostenible solo puede lograrse mediante la inclusión y la participación activa de todos los actores en el proceso de paz’.

La participación ciudadana en la construcción de paz es fundamental. «Cuando los ciudadanos están involucrados en el proceso de paz, los acuerdos son más inclusivos y reflejan mejor las necesidades y aspiraciones de la población», afirma el Centro Internacional para la Justicia Transicional. Esta participación no solo legitima el proceso de paz, sino que también asegura su sostenibilidad a largo plazo, al empoderar a las comunidades y fomentar un sentido de pertenencia y responsabilidad compartida.

No quisiera seguir pensando que este proceso, asumido con seriedad por las partes y rodeado con entusiasmo por el pueblo colombiano y la comunidad internacional, se vea empañado por el desfile de las vanidades, las descalificaciones o la intransigencia. El señor Otty Patiño es personas con suficiente experiencia y compromiso con la construcción de una Colombia justa y en paz, la misma motivación manifiesta el Sr. Antonio Garcia. Sus capacidades y el desarrollo de empatías para superar las diferencias y avanzar hacia la continuidad del proceso de paz son cruciales. La historia popular les reconocerá esa decisión y ese compromiso, ya que de esto depende en gran medida nuestra capacidad para creer nuevamente en un presente y futuro mejor.

Existen dos delegaciones, una por cada parte, que han construido un importante nivel de interlocución y confianza. El papel destacado de Vera Grabe, jefa de la delegación del gobierno colombiano, junto con los valiosos aportes de todo el equipo negociador, han sido fundamentales en este proceso. Asimismo, la sorprendente demostración de serenidad de Pablo Beltrán, jefe de la delegación del ELN, y la capacidad de escucha de los integrantes de la delegación guerrillera, demuestran sin ninguna duda que las condiciones están dadas para avanzar por la ruta planteada en la agenda firmada en México. En ellos y ellas también está puesta la esperanza popular. Este nivel de compromiso y profesionalismo es esencial para construir un camino hacia una paz duradera, donde las diferencias se superan a través del diálogo y la colaboración mutua.

Es la hora de la paz, del fortalecimiento del constituyente primario, de su capacidad propositiva y transformadora para hacer posible que lo pactado se haga realidad. Uniendo voces en todos los rincones de la geografía nacional, tanto en campos como en ciudades, seremos capaces de construir un país inclusivo, respetuoso de la diferencia y profundamente democrático. Un país donde todas y todos gocemos de nuestros derechos y cumplamos con nuestros deberes. Una sociedad capaz de superar la inequidad económica, cultural y política, y cuya riqueza beneficie a todos y todas. La paz es posible; desistir de su búsqueda nos condena a renunciar a un presente y un futuro mejor.

Luis Emil Sanabria D.

El vergonzoso trato a la Fuerza Pública

El sesenta por ciento de la gente en Bogotá se siente insegura según datos de Invamer. Y el panorama se repite en ciudades principales del país. Sin embargo, a nuestra Fuerza Pública, esos valerosos hombres y mujeres que velan por nuestro derecho a la seguridad y por atacar el complejo escenario delincuencial y criminal en las calles, no se les brinda el trato que merecen.

Empecemos por el presidente de la República, Gustavo Petro. Llega tarde a los compromisos con la Policía y el Ejército, abandona los eventos públicos y su falta de cortesía con las Fuerzas Militares ha sido foco de atención en las últimas semanas, esto por mencionar algunos ejemplos.

 

Sin embargo, a este tipo de comportamientos de Petro, los colombianos, lastimosamente, nos hemos acostumbrado. Pero, uno no esperaría que ese trato indiferente se mantenga en la capital del país, bajo la administración de Carlos Fernando Galán, quien prometió que nuestros uniformados serían dignificados y que Bogotá iba a “Caminar Segura”.

Explico esto diciendo que, sumado a que no hay pie de fuerza suficiente para cumplir con la demanda de trabajo y que la MEBOG tiene más de 3.800 motos que cumplieron con su ciclo de vida útil, hay una nueva perla: ¡No hay contrato de refrigerios para la Fuerza Pública durante las protestas sociales!

Es decir, a quienes ponen el pecho por la gente, no se les da ni un tinto y los tienen pasando hambre. En lo que va corrido de 2024 no se han celebrado contratos para tal fin por parte de la Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia. Lo más absurdo es que hay recursos asignados por seis mil millones de pesos que no han sido usados sin que tengamos una explicación. La plata está, la voluntad no.

Es insólito que quienes garantizan la tranquilidad en la ciudad estén en estas condiciones. Ni siquiera pasó esto en la alcaldía de Claudia López, quien se caracterizó por su irrespeto constante a la Policía.

Aprovecho este espacio para recordarle a nuestras autoridades distritales que quienes salen a protegernos en las manifestaciones deben someterse a largas jornadas, a condiciones climáticas adversas y, además, en el caso de los integrantes de la Unidad de Diálogo y Mantenimiento del Orden (antiguo ESMAD) a cargar elementos de protección con un peso estimado de 20 kilos, pues tienen protector corporal, casco antimotín, escudo, uniforme y prenda de protección balística interna.

Nuestra Fuerza Pública tiene que estar moralizada, pero esto también se obtiene con incentivos y muestras de que los respetamos, partiendo desde las autoridades. Imagínense ustedes estar todo el día a la intemperie sin siquiera un vaso de agua. ¿Cuántos podríamos resistir?  

Quiero recordar que nuestra Fuerza Pública no solo ejerce su trabajo en situaciones de caos como el más reciente paro de taxistas o los bloqueos en la Universidad Nacional que dejaron uniformados atacados y heridos, además de buses vandalizados y alteraciones en la movilidad. Ellos también atienden a diario las movilizaciones o manifestaciones que se registran en la ciudad, que en lo que va corrido de este 2024 ya llegan a 902.

Hasta el momento, “Bogotá Camina Segura” pareciera haber sido solo un eslogan de campaña, pero pasados siete meses de esta administración, no se ve mayor intención de que eso vaya a convertirse en una realidad. No se puede perder de vista que este gobierno distrital será medido por sus logros en materia de seguridad y no se podrá tener una ciudad segura si no se honra y reconoce la labor de la Fuerza Pública.

Por último, ofrezco disculpas a nuestra Fuerza Pública por este trato inmerecido que están recibiendo por parte de la administración. Desde el Concejo de Bogotá y desde la Bancada Pro Fuerza Pública que integro, adelantaré todos los esfuerzos que se necesiten para que sus derechos sean reivindicados.

Andrés Barrios Bernal

Una oposición Bonsái

Chiquitica como un bonsái, pero más bien famélica. Así deslució la oposición al Presidente Petro en la instalación de las sesiones del Congreso de la República, el pasado 20 de julio. Bonchinchosa, carente de argumentos y llena de descalificaciones y odios, demostraron que están muy lejos de contar con el talante para ofrecerse, desde la derecha que representan, como opción de gobierno para el 2026. En medio del berrinche opositor, medio sacaron la cara, el Senador David Luna de Cambio Radical y el Representante a la Cámara Daniel Carvalho.

Pareció más bien un taller de oratoria para principiantes, el espectáculo que tuvimos que padecer los colombianos en la presentación de las fuerzas políticas que ejercen como contestación al gobierno nacional. Ni siquiera pudieron ponerse de acuerdo para que uno o a lo sumo dos congresistas ejercieran su vocería y contestaran a profundidad las tesis y planteamientos del Presidente o juzgar con evidencias y argumentos el desempeño de un Petro que intervino como en sus mejores tiempos en un escenario en el que se destacó como un excepcional parlamentario por espacio de 20 años.

 

La chorrera de intervenciones corrió por cuenta de 6 congresistas: los Representantes Oscar Campo, Marelen Castillo, Daniel Carvalho y Miguel Polo Polo, y los Senadores David Luna y Miguel Uribe Turbay. Y las frases que quedaron en la retina de los colombianos son para llenarse de tristeza o morirse de la risa:  Un estrambótico Polo Polo apeló a sus acostumbrados señalamientos irresponsables e irrespetuosos con la investidura presidencial asimilando la Casa de Nariño a un frente de una organización armada cuyo comandante es el Presidente en ejercicio. Uribe Turbay, quizás emulando la inteligencia de su abuelo, el tristemente celebre Julio Cesar Turbay Ayala, insistió en preguntar con tono veintejuliero a que horas se levanta el Presidente. De resto, nada que trascendiera como reflexión seria merecedora de controversia pública. 

El Estatuto de Oposición incorporó como novedad que la oposición pudiera ejercer su derecho de réplica al gobierno. Uno de los momentos estelares para quienes se declaren en oposición, es la intervención a la que tienen derecho como respuesta al discurso del Presidente de la Republica en cada una de las sesiones de instalación del Congreso de la República. No es para menos: el discurso del Presidente es su rendición de cuentas o el balance de su gobierno ante el país y su oportunidad para señalar el rumbo a seguir estableciendo la agenda legislativa y el tipo de relaciones que pretende entablar con el poder legislativo y demás poderes públicos.

Esta oportunidad perdida para la oposición, la ha condimentado y de mala manera, el expresidente Cesar Gaviria, quien desde su finca familiar cuyo letrero tiene el nombre de “Partido Liberal Colombiano”, propone un nuevo “frente nacional” que mediante una consulta escoja un solo candidato para enfrentar el progresismo en las presidenciales del 26. Queriendo replicar la derrotada formula de unidad de todo el establecimiento tradicional PRI-PAN-PRD de México que sucumbió ante un arrollador Morena en cabeza de Claudia Sheinbaum apoyada por los Verdes, ahora quiere una alianza que pretendería sepultar por siempre la alternancia política izquierda/derecha inaugurada con la llegada de las izquierdas al poder en cabeza de Petro. Quieren reinstalar la democracia rotativa de antaño que relevaba el poder entre los López, los Santos, los Pastrana, los Gaviria, los Turbáis, los Valencias, los Lleras…

La oposición es fundamental en toda democracia. Colombia ha tenido una tradición de persecución violenta al opositor político que explica en buena parte el alzamiento armado contra un sistema político bipartidista que anuló la practica opositora a su interior en una suerte de partido unico que socabava las disidencias acudiendo siempre a la cooptación clientelista. Por ello, una oposición de bajo vuelo como la que estamos presenciando le hace un enorme daño a la promesa de una mejor democracia de la Constitución del 91 y del Estatuto de Oposición.  

Antonio Sanguino

La educación en la cuarta revolución industrial

Desde hace mucho tiempo se ha hablado sobre la necesidad de una evolución en la educación que vaya de la mano con los avances tecnológicos del siglo XXI. Mientras que el mundo ha progresado increíblemente en los últimos 60 años, el modelo educativo tradicional sigue anclado en métodos del siglo XVIII, diseñados durante la primera revolución industrial. Nos encontramos en la cuarta revolución industrial y es imperativo que la educación también avance para prepararnos adecuadamente para el futuro.

Si bien hay avances como la educación a distancia y el aprendizaje personalizado, la implementación global de estas innovaciones sigue enfrentando desafíos significativos, especialmente en términos de equidad y acceso. Esto resalta la necesidad urgente de integrar plenamente las tecnologías emergentes en la educación para cerrar las brechas existentes y preparar a los estudiantes para un futuro tecnológico.

 

La inteligencia artificial (IA) puede ser una herramienta poderosa para abordar estos desafíos y transformar la educación. Al permitir a maestros optimizar su tiempo, mejorar la interacción con los alumnos, diseñar instrumentos para adaptarse a diferentes necesidades, y a los alumnos entrenar un pensamiento de procesos y su creatividad. Además, las aplicaciones de IA en la educación deben diseñarse de manera colaborativa y con un enfoque en la equidad, abordando las disparidades entre diversas demografías y asegurando la accesibilidad para todos los estudiantes.

Para alcanzar este futuro, en 2020, el Foro Económico Mundial identificó transformaciones fundamentales necesarias para mejorar la calidad educativa en la era de la Cuarta Revolución Industrial, conocido como el Marco de Educación 4.0. A medida que la IA emerge como la tecnología definitoria de esta era, podemos acelerar la adopción de ésta tecnología y asegurando que los estudiantes estén preparados para prosperar con ella. Los cambios son:

Apoyo a los roles de los maestros mediante la ampliación y automatización. La escasez global de maestros es un desafío significativo. Integrar la IA en la educación puede agilizar las tareas administrativas, dando a los maestros más tiempo para un compromiso significativo con los estudiantes. Al automatizar tareas rutinarias y enfatizar la enseñanza centrada en el ser humano, podemos crear un entorno donde los educadores puedan prosperar. Sin embargo, la enseñanza implica más que impartir información: la IA debe complementar, no reemplazar el rol de los maestros.

Refinamiento de la evaluación y análisis en la educación. La integración de la IA en la educación promete revolucionar el panorama de la evaluación y el análisis. Las evaluaciones habilitadas por IA ofrecen a los educadores información invaluable, desde la identificación de tendencias de aprendizaje hasta el apoyo a la evaluación de pruebas no estandarizadas. Al aprovechar las capacidades de la IA, los educadores pueden acelerar el proceso de evaluación, ofreciendo retroalimentación oportuna a los estudiantes y facilitando un compromiso más enfocado.

Apoyo a la alfabetización digital y en IA. Muchos sistemas educativos luchan por cerrar la creciente brecha de habilidades digitales, crucial para la empleabilidad de los estudiantes y el uso ético de la tecnología. La IA presenta una vía para mejorar la alfabetización digital, el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la creatividad, preparando a los estudiantes para las demandas laborales futuras. Integrar la IA en la educación es clave para dar forma a la fuerza laboral del mañana.

Personalización del contenido y la experiencia de aprendizaje. Extensas investigaciones confirman que la tutoría individual mejora significativamente los resultados de aprendizaje. Sin embargo, proporcionar tutoría personalizada para cada estudiante presenta un desafío económico importante. La IA ofrece una solución a este obstáculo, permitiendo adaptar la experiencia de aprendizaje al individuo, mejorando el rendimiento académico mientras se atienden las diversas necesidades de aprendizaje. Las interfaces personalizables emergen como activos invaluables, beneficiando particularmente a estudiantes neurodiversos y aquellos con diversas habilidades físicas.

Modificación de los currículos educativos. Parte de las críticas al modelo educativo tradicional es contar con algunas materias que no brindan herramientas a los alumnos a desempeñarse en su vida diaria, por esto es necesario incluir temáticas que faciliten el desarrollo de habilidades las competencias digitales, la comunicación asertiva, la agilidad mental, la autogestión o la inteligencia emocional. La posibilidad de tener escenarios que cambian cada vez más rápidamente, será un desafío cognitivo, pero también de salud mental y debemos estar preparados para enfrentarlo.

Para que la IA cumpla su potencial en la educación, debemos desplegarla estratégicamente y de manera segura, considerando varios factores clave:

Diseñar para la equidad. Las innovaciones educativas habilitadas por IA deben priorizar la equidad en su diseño, abordando las disparidades entre géneros, escuelas públicas y privadas, así como atendiendo a niños con diversas habilidades y estilos de aprendizaje, eliminando las barreras de idioma y acceso.

Mejorar la pedagogía dirigida por humanos. La IA nunca reemplazará la pedagogía de alta calidad dirigida por humanos. En su lugar, debe proporcionar herramientas que automaticen tareas y alivien el tiempo de los maestros para centrarse en su oficio, ofreciendo capacitación relevante sobre habilidades de IA.

Co-diseñar e implementar con el apoyo de las partes interesadas. Las innovaciones en educación deben reconocer los roles críticos de maestros, padres e instituciones educativas en la adopción de esta tecnología. Soluciones educativas diseñadas colaborativamente aseguran que cumplan con las demandas prácticas del aula, se alineen con los planes de estudio nacionales y protejan los datos de los estudiantes.

Enseñar sobre IA es igualmente crucial que enseñar con IA. La educación debe priorizar la impartición de habilidades relacionadas con el desarrollo de IA y la comprensión de sus riesgos potenciales, formando talento futuro capaz de diseñar y desarrollar herramientas de IA de manera ética.

Viabilidad económica y acceso. Asegurar la viabilidad económica y el acceso a oportunidades de aprendizaje sobre IA es esencial para evitar profundizar la brecha digital existente. La realización de la promesa de la IA en la educación requiere una inversión sustancial en productos, infraestructura, capacitación y protección de datos.

En conclusión, la inteligencia artificial tiene el potencial de transformar radicalmente la educación, mejorando la enseñanza, personalizando el aprendizaje y cerrando brechas educativas. Sin embargo, para lograr esto, es crucial una implementación estratégica, equitativa y colaborativa, asegurando que la IA complemente, no reemplace, los esfuerzos realizados por los diferentes sistemas educativos y proporcione a los estudiantes de todos los contextos las herramientas y habilidades necesarias para prosperar en la era digital.

Raúl Arce

Debe retirarse con prioridad el mal ejemplo

En Ecuador, país que vive en similar situación de corrupción generalizada como Colombia, están discutiendo en la Asamblea Nacional una reforma judicial muy importante con un proyecto de ley que implementaría la figura de la cadena perpetua para los delitos graves, entre ellos la corrupción, además de narcotráfico, sicariato, asesinato, femicidio, violación, desaparición forzada y torturas. En los casos de corrupción, los corruptos podrían acogerse a un procedimiento abreviado si devuelven el producto del perjuicio económico ocasionado al país y la pena será máximo de diez años (El Universo, 2024).

En el caso colombiano, una reforma así cambiaría el paradójico poder que se les confiere a los corruptos al negociar con la Fiscalía su reducción de penas por una regla más lógica en la cual el corrupto debe devolver todo lo robado y entregar toda la información a la Fiscalía si quiere evitar la cadena perpetua; es como poner las cosas en orden y evitar lo que podríamos llamar una corrupción residual en estos procesos de negociación.

 

Un proyecto de ley así tendría un trámite muy difícil en nuestro congreso, puesto que, como se ha demostrado en tantos casos en las décadas precedentes, muchos congresistas son parte de las cadenas de corrupción a través de la contratación pública. Pero hay que seguir esa senda.

Como esta, las propuestas para invertir la tendencia a la corrupción creciente en el país desvelan a quienes aún conservan el sentido ético de la vida en sociedad y la claridad de que mientras haya corrupción el país no podrá mejorar en todas las metas deseables y pendientes de desarrollo, reducción de la pobreza y de la desigualdad.

Y ayudaría a parar la impunidad. Imposible cambiar nuestra condición de corrupción generalizada con una impunidad descomunal: “es lamentable que ahora se tenga que admitir que los índices de impunidad superan el 90 por ciento” Diego Corredor, presidente de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia (Cuesta, 2024).

Cuando gente bien intencionada y con genuino cariño patrio dice que la educación es el camino (refiriéndose a la casa, al colegio y a la universidad), están en lo cierto, pero solo conceptual y parcialmente hablando. Nuestra cruda realidad indica que, como para educar a una nueva generación se requiere que la anterior pueda y quiera educarla, ni lo uno o lo otro es muy probable. Una mirada pragmática nos dice que no es fácil que una generación en la cual hay una corrupción generalizada pueda educar en valores a la siguiente generación porque precisamente le resultan contrarios a sus ideales de inteligencia y viveza, como la honestidad, la calidad y el respeto.

Es un concepto menos simple que el de la típica historia del papá que insta a su hijo a darle en una paliza al compañerito que lo hostiga, o que se enfada porque no fue capaz de participar en el robo de los exámenes para sacar una buena nota sin estudiar, como sí hicieron algunos de sus compañeros. La inversión de valores es profunda y arraigada.

Un escollo protuberante para que la nueva generación le quede tan difícil cambiar su percepción en torno a lo corrupto, radica en los malos ejemplos con los que se ve bombardeada permanentemente, principalmente fuera de casa, en todas las actividades en que nos desenvolvemos. Bien resumido en la frase “educar con el ejemplo no es una forma de educar, es la única” (atribuida a Einstein), efectivamente estamos educando en corrupción todos los días a la nueva generación a través de los malos ejemplos.

Con un agravante más: el cinismo que despliegan los corruptos. El cinismo es aún peor que la corrupción, porque además de la corrupción que lo origina, reafirma que el corrupto puede pasar por encima de todo; la impunidad lo deja indemne y le permite la corrupción, pero el cinismo lo hace héroe. Y ese es el ejemplo cotidiano.

Mientras logramos avanzar en cambios de la ley como la propuesta en discusión en Ecuador, y en educación, tenemos que, a todo ejemplo negativo descollante, cometido por un personaje público visible para el país, una región o una organización influyente, generar un gran rechazo de todos los ciudadanos no contaminados que presione tanto a quienes eligen, nombran o controlan al corrupto que se vean precisados a castigarlo por su mal ejemplo. Los corruptos más visibles y tristemente más exitosos, que despliegan ese mal ejemplo, profundizan y perpetúan que la nueva generación crea que la corrupción es el factor determinante para tener éxito en la vida.

Un par de casos que han sucedido en los últimos días ilustran esto:

El señor Jesurum es una figura pública que ejerce una gran influencia indirecta en millones de colombianos. Su comportamiento deplorable no puede quedar impune porque más allá de la pésima imagen que deja al país, la enseñanza para esos millones es por creces mucho peor. Este señor no puede estar un segundo más como figura pública influyente y debe ser castigado con la presión que hagamos todos de forma tal que obligue a que sea retirado de esa posición destacada.
El caso de la UNGRD cada vez sorprende más. Todo indica que la acción misma de pretender robar más del 50% de los dineros de una enorme compra pública, con una solución mal diseñada e improvisada, tenía como objetivo, no la solución a la sed guajira, sino el contrato multimillonario que pudiera ser esquilmado. Los señores Olmedo López y Sneyder Pinilla y demás funcionarios directos implicados deberían tener una condena severa, previamente devolviendo lo que les correspondió en el ilícito y de señalar con precisión a quienes entregaron los cuantiosos recursos. El ministro Bonilla, que se unió a la cadena corrupta, aun cuando al parecer no percibiría dinero alguno, debe retirarse y dedicarse a su defensa, recibiendo en forma anticipada la consecuencia de operar de manera incorrecta. Todas las conexiones y ramificaciones de este caso deben ser castigados para que sirvan de ejemplo de que “no paga” ser corrupto (coloquialmente hablando).

No debe perderse de vista lo expresado por el ex primer Ministro Lee Kuan Yew en Singapur en los años 60 cuando empezó su gesta salvadora de su país de las garras de la corrupción: “si quieres derrotar la corrupción debes estar listo para enviar a la cárcel a tus amigos y familiares” (Gossain, 2019). Aquí nos lidiamos entre la admiración que causa el éxito de los corruptos, ilícito, pero éxito al fin de cuentas, y el caos de aplicar medidas fuertes contra la corrupción porque probablemente tocaría las puertas propias y las de amigos y familiares. Hay que tomar partido por un país libre de corrupción, con una decisión fuerte y valiente que nos mejora a todos.

Debemos retirar de las posiciones de influencia a los corruptos, con prioridad, para impedir que den mal ejemplo y no puedan seguir educando en corrupción a nuestra sociedad y su nueva generación.

Rafael Fonseca Zarate

Kamala: la mujer maravilla

Honor hace el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, al retirarse de la candidatura y concentrarse únicamente en cumplir con sus deberes como primer mandatario y entregarle la fusta a Kamala Harris.

El, además de agradecerle a quienes creen en su reelección, manifestó el deseo de que Kamala Harris sea la candidata a la presidencia, por ser una socia extraordinaria, una excelente coequipera en todo este proceso, pero además con la confianza puesta en que sería la mujer que pueden elegir los estadounidenses y hacer lo mejor por su país. 

 

Nota relacionada: Biden quiere que Kamala Harris lo reemplace en el cargo

Kamala es una mujer Afro India, con redes sociales migrantes, con la ascendencia del sueño americano. Ella hereda ese espíritu de hacer trabajo en colectivo de los demócratas. Pero esta herencia no se hizo sola, esta mujer fue senadora durante el período 2017–2021; fiscal general de California 2011–2017; fiscal de distrito de San Francisco 2004–2011, experiencia que la formó y la llevó a trabajar profundamente por las desigualdades y la justicia social de su país.

Es una mujer de 59 años, nacida el 20 de octubre 1964; es Libra, es una política y abogada, típico de los libras, la justicia y el amor por los desposeídos. Es la vicepresidenta de los Estados Unidos No 49. Es la primera mujer en ocupar el cargo y ser la funcionaria elegida de más alto rango en la historia de USA.

Nacida el Oakland, California y estudiada en San Francisco, también formada por la fraternidad Alpha Kappa Alpha (AKA) de mujeres afro descendientes.

Su padre Donald Harris un migrante de Browns Town, Jamaica, y su madre Shyamala Gopalan nacida en Chennai, India , crecieron bajo el dominio colonial británico en dos lugares muy distantes del planeta. Llegaron a Berkeley anhelando una formación profesional e integraron un círculo intelectual que moldeó el resto de sus vidas, él docente de economía y ella médica, formaron el hogar americano de dos pequeñas, así como se formaron millones de familias en Norteamérica. 

Ya en este corto relato sabemos que vivió Kamala en su niñez, las influencias de su juventud y las brechas tan duras que venció para que el techo de cristal de ella fuera tan alto que hoy le permitiese poder aspirar a la dirección del país más controversial del mundo. 

Kamala significa flor de loto, la prosperidad y el significado de tres hermosas palabras; fortuna, fertilidad y cosecha, y también significa la buena suerte del año entrante. Kamal en el idioma urdu significa ‘maravilla’ (en inglés, ‘marvel’) y que por eso la llamaron Kamala. Y se dice que por eso siempre la han considerado la señorita maravilla. Y si vemos la biblia, significa Reina o el origen de lo bueno.

Buen presagio está en su nombre y buen presagio para el destino de esa nación, ser mujer en la política es retador, pero trabajar en equipo es lo más retador, respetar los acuerdos, la palabra y el ideario de un partido no son cualquier cosa, y lo que callamos y aceptamos las mujeres no es nada en relación, a las desigualdades vividas, como cuando ceder el espacio por el bien del proceso y cuando pelearlo por el bien de vencer la disparidad.

En México sucedió ANLO apoyo a Claudia Sheinbaum y venció, tal vez estos sentimientos prendan mecha en esas urnas y el techo de cristal de las mujeres en USA se abra y permita que en noviembre de este año permanezcan los demócratas en el poder y Kamala sea la presidenta mujer maravilla.

Marcela Clavijo P

La paz endeudada

Hay una protuberante e inocultable deuda de la paz que hemos construido en Colombia: transformar los territorios excluidos. Son precisamente estos espacios de nuestra geografía, abandonados a su propia suerte, los que históricamente se consolidaron como retaguardia militar y base política y social de las organizaciones guerrilleras. Estos mismos territorios han soportado el brutal impacto del conflicto armado entre guerrillas y fuerzas militares, y  sufrieron como pocos la sangrienta incursión paramilitar. Allí se han concentrado los mas dramáticos indicadores de pobreza, viven del imperio de las economías ilegales y acusan una especial debilidad institucional.

A esa deuda se refiere el más informe presidencial ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre la implementación del Acuerdo de Paz. Y la ley de paz total o Ley 2272 del 2022 constituye una oportunidad para saldarla cuando en su articulo 7 establece que “..el Presidente de la República podrá construir Regiones de Paz, en las que se adelanten, con su autorización, diálogos de paz…”.

 

No se trata de soslayar los indudables avances derivados de 34 años de experiencias de acuerdos de paz en la Colombia contemporánea. Con el pacto de paz que trajo al M19 a la vida civil se inauguró un ciclo de negociaciones que completaron 10 acuerdos en una suerte de paz parcelada, escalonada e incremental. Además del M, el Partido Revolucionario de los Trabajadores PRT, el Ejército Popular de Liberación EPL, el Movimiento Indigena Armado Quitín Lame, el Frente Francisco Garnica, los Comandos Ernesto Rojas, las Milicias del MIR COAR de Medellín, la Corriente de Renovación Socialista CRS, las Autodefensas Unidas de Colombia y las FARC-EP abandonaron las armas luego de acuerdos con el Estado. En este período, se han reincorporado 71.500 combatientes, de los cuales 49 mil provienes de esta paz pactada y 22.500 de procesos de reinserción individual.        

Pero el logro no se reduce al desarme y la reincorporación de ejércitos enteros. La caída sostenida en la tasa de homicidios ha sido brutal en el mismo período: de una tasa de 71,2 por cada 100 mil habitantes en 1990 cuando se produjo el primer acuerdo de paz, hemos pasado a 25,7 en el año 2023. Aunque en el Gobierno Gaviria la tasa subió por cuenta de la oleada narcoterrorista de aquel entonces a 77,4, su descenso arrancó en el Gobierno Samper (69,1), Pastrana (61, 2), Uribe (34,3), Santos 1(32,4), Santos 2 (25,3) y Duque (26,1), cifras que como se ve están asociadas al impacto de los acuerdos y reincorporaciones, especialmente al desmonte de las AUC en el período Uribe y al proceso de paz con las FARC en tiempos de Santos.

Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que a este largo ciclo de paz que hemos tenido que transitar en medio de la persistencia de fenómenos de violencia, debemos también el proceso constituyente y el cambio de la Constitución en 1991, las experiencias de importancia mundial en materia de justicia transicional como los tribunales de Justicia y paz y la Jurisdicción Especial de Paz, la Ley de Victimas y el reconocimiento de los derechos a la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición. Junto a una generosa institucionalidad pública para cumplir los acuerdos y construir un proyecto sostenible de reconciliación, nuestra democracia ha podido presenciar la llegada por fin de la alternancia política izquierda/derecha verdadera puerta de entrada al posconflicto, con el triunfo electoral de un exguerrillero del M19 como Gustavo Petro.

Aún así, los territorios excluidos fueron ocupados una y otra vez por economías ilegales y violencias recicladas, al tiempo que se producían las desmovilizaciones y los desarmes. El telón de fondo de este “eterno retorno” de la guerra ha sido la pobreza multimensional de estos territorios y su exclusión histórica y estructural del resto de la nación y de los grandes centros de poder económico y político del país.     

La paz total que se propone el Gobierno Petro no solo será posible con acuerdos que cierren de manera definitiva la confrontación armada, cada vez más degradada y devaluada. Dependerá de la capacidad que tengamos como Estado y como sociedad para pagar esa deuda con una política pública hacia los territorios excluidos y con una persistente e integral estrategia de paz territorial. 

Antonio Sanguino

De acuerdo con los concejales de Fico, Medellín va mal

No es sorpresa que Federico Gutiérrez sea un alcalde ausente. No es sorpresa tampoco que su interés por los niños de Medellín sea nula, que no le importe pagar un vaso de leche a 6.700 pesos. Mucho menos sorprende que vaya más de medio año en el cargo, la inseguridad está desbordada y la crisis de las basuras no parece tener pronta solución.

Lo que sí sorprende es que ni siquiera los concejales de su extinto partido político y del Centro Democrático quieren defender su mala gestión. Se les debe reconocer a los miembros de Creemos y del CD el no estar actuando como comité de aplausos, lo cual es imposible cuando todos los medellinenses pueden ver como las calles están llenas de basura, los criminales actuando sin miedo a la autoridad y desde la administración local no se presenta ninguna respuesta.

 

El Concejal Andrés Tobón se pregunta si los sanitarios brotando de la tierra son el último fenómeno del cambio climático. Damián Pérez no puede creer cómo las calles de Medellín amanecen repletas de basura y que la ciudad no se pueda mantener como la Tacita de Plata. Andrés Rodríguez le dice a Fico que no se pueden continuar dando atracos sin que exista una respuesta contundente por parte de las autoridades.

Es un buen momento para que los concejales pasen de la negación a la aceptación, que reconozcan que la alcaldía de Fico ha hecho retroceder a Medellín, de que es hora que el alcalde muestre resultados so pena de que la imagen pública de la ciudad tanto a nivel nacional como internacional se desdibuje, se vuelva la de una ciudad que nadie quiere visitar.

Así como se están indignando por las basuras y los robos, les pido que también se indignen por los 37 extranjeros que han muerto en la ciudad y que la única respuesta sea que se debe al aumento de los visitantes, que hay que estar tranquilos porque no todos los casos son homicidios.

Que le exijan a Fico una respuesta ante el hecho de que ya van 20 personas que han sido asesinadas en la ciudad por ser atracadas pero el alcalde sólo busca como tratar de echarle la culpa al Gobierno Nacional por su incapacidad en manejar la ciudad.

Que la rabia también les alcance para pedir respuestas sobre el manejo del PAE en la ciudad, con contratos multimillonarios donde a los niños les están dando un yogurt con un mango y pastel, o un palito de queso con hongos si es que les alcanza a tocar comida.

La ciudad necesita que todas sus fuerzas políticas, sin importar el color, le exijan al alcalde Federico Gutiérrez estar a la altura del reto que se le encomendó al ser electo como alcalde. Los concejales de Creemos y el Centro Democrático ya están dando el primer paso.

Alejandro Toro

Con las manos en la masa

Con su conocido estilo de frases astutas y altisonantes, Gustavo Petro y sus bodegas –incluidas las pagas y las falsas– intentan ocultar la gravedad de la corrupción en la Unidad de Gestión de Riesgos y sus vínculos con el gobierno nacional y su clase política amiga, para escurrirle el bulto a su obvia responsabilidad política.

Es notorio que la responsabilidad política principal en este caso recae en Gustavo Petro, porque fue él quien nombró a Olmedo López y no lo vigiló, pero sí le aumentó el presupuesto de $657 mil millones a $2,2 billones entre 2022 y 2023, en una empresa que tiene como característica normativa poder contratar sin licitaciones, a dedo (Ver enlace ), lo que facilita la irresponsabilidad, el clientelismo y la corrupción.

 

Aunque intenten taparlo con calumnias, Olmedo López ha sido de los lomos de adentro de Petro y el petrismo. En 2015 fue candidato del Polo a la gobernación de Antioquia en representación de la tendencia de Clara López y Jaime Dussán, reconocidos jefes petristas. En las elecciones de 2018, Petro lo respaldó al Senado y Olmedo le prestó $300 millones para su campaña presidencial. Y es irrebatible que si no fuera de su confianza, no lo habría nombrado en la Unidad de Riesgos, a manejar sumas enormes, cargo en el que es notorio que Petro no lo vigiló de cerca, a pesar de saberse que robar allí es bastante más fácil que en las demás entidades públicas.

Y Petro no solo no controló a Olmedo, sino que su ministro de Hacienda, en persona, cuadró con él contratos a dedo por 92 mil millones de pesos en tres municipios de la Costa, de lo que no deja duda la información de Caracol TV (Ver enlace).

Porque allí aparece Ricardo Bonilla comunicándose con Olmedo López y con Sneyder Pinilla presionando esos contratos y designando a su asistente, María Alejandra Benavides, como su vocera para sacarlos adelante, aunque no respondían a declaratorias de calamidad pública, una ilegalidad. Y aparece el asesor de la Presidencia de la República Jaime Ramírez Cobo intrigando para que esos proyectos se tramitara a través del ministro de Hacienda y no de Luis Fernando Velasco y “como asesor de Carlos Ramón González, también salpicado por el escándalo”. 

Explicando cómo funciona la cadena de la felicidad de estos contratos, ante la Corte Suprema de Justicia, Olmedo López dijo: “Es una cadena que va desde lo más alto, desde la orden de un ministro hasta pasar por las manos del alcalde hasta las manos del contratista que iba a ejecutar la obra”. Pero surge una duda: según esto, hacia abajo llegan hasta el poder menor, pero hacia arriba, ¿los ministros, así sea muy en privado, no le consultan estos gastos enormes a Petro y este lo tolera?

Muy raro sería que el presidente de la República no opinara sobre el gasto de los 1,4 billones de pesos que el ministro Bonilla se consiguió entre septiembre y diciembre pasados para contratar –por norma sin licitaciones y a dedo, repito– en la Unidad de Gestión de Riesgos (ver enlace). Porque no es creíble.

Esta historia se cierra contando que en los municipios donde se intentaron estas obras hay seis congresistas que son como sus dueños políticos, los mismos que en general aparecieron votando en las comisiones económicas del Congreso en el sentido que quiso el ministro de Hacienda.

Coletilla: conocidas estas verdades, es una desvergüenza que Bonilla no renuncie a su cargo y que Petro le sirva de acólito. ¿O es que entre bomberos no se pisan las mangueras?

Jorge Enrique Robledo

Prolegómenos al anteproyecto de reforma de la ley de Servicios Públicos

Antes de adentrarnos em el análisis de los intríngulis del anteproyecto de ley de reforma de la Ley 142 de 1994 de servicios públicos que el Gobierno ha dado a conocer y que radicará próximamente en el Congreso de la República, el cual reanuda sus sesiones ordinarias de su tercera legislatura, nos permitimos exponer lo que podríamos llamar los prolegómenos a propósito del mismo.

En primer lugar es bueno dejar establecido que la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 le dio un revolcón al régimen de los servicios públicos, al dejar establecido en el artículo 365 de la Constitución Política que su prestación es inherente a la finalidad social del Estado. Que este es el responsable de garantizar “su prestación eficiente a todos los habitantes del territorio nacional”, no obstante deja abierta la opción de que pueda darse “directa o indirectamente, por comunidades organizadas o por particulares”, alternativa esta que era impensable enantes. Eso sí, La Carta le reserva al Estado “la regulación y la vigilancia de dichos servicios”, para lo cual se creó la Superintendencia de los Servicios públicos domiciliarios, la única de rengo constitucional.

 

Las leyes 142 y 143 de 1994 desarrollaron este precepto, la primera la de Servicios públicos y la segunda la eléctrica, nacieron el mismo 11 de julio y son siameses. No es dable pensar en una reforma de la primera sin tocar la segunda. Gracias a la vigencia de estas dos leyes se logró ampliar la cobertura en la prestación del servicio de energía, la cual pasó de 70.9% en 1990 a 98.72% enn2023 y el número de usuarios pasó de 4.4 millones en 1990 a 17.7 millones en 2023. Ello fue posible merced a la inmensa inversión en el sector, que alcanzó los $140 billones en el decurso de los 30 años de vigencia de estas leyes, primando, de lejos, la inversión privada sobre la del sector público.

Ello le ha valido a la arquitectura de Sistema energético colombiano y a su desempeño una buena calificación tanto por parte del Foro Económico Mundial (octavo puesto a nivel global en 2016 y el décimo en el reporte de 2020, entre 126 países analizados), como uno de los mejores sistemas energéticos del mundo, como del Consejo Mundial de Energía (WEC, por sus siglas en inglés. Colombia logró escalar 12 puestos en el ranking del Trilema (sostenibilidad, seguridad y equidad),ubicándose en el puesto 35 entre 130 países evaluados.

No puede decirse lo mismo con respecto a la Transición energética. Colombia ha retrocedido los últimos dos años en su desempeño. Después de ocupar el puesto 29 a nivel global y tercero en Latinoamérica en el Informe del FEM en 2021, gracias a la expedición por parte Congreso de la República de las leyes 1715 de 2014 y la 2099 de 2021, amén de la asignación mediante subastas entre 2019 y 2021 de 2.400 MW de capacidad de energía eólica, la demora en el tendido de la Colectora, para inyectar la energía generada al Sistema Interconectado Nacional (SIN), que solo estará operativa en 2026 y el atraso de la entrada en operación de los parques eólicos en La Guajira (los primeros han debido entrar en 2022 y hasta la fecha no ha entrado ninguno), le valió a Colombia perder 10 posiciones a nivel mundial, pasando del puesto 29 al 39 y en Latinoamérica pasó del tercer puesto al sexto.

Este retroceso se explica también por el inmovilismo y la procrastinación por parte del Gobierno, pues después de casi año y medio desde que la ex ministra de Minas y Energía se comprometió en noviembre de 2022 en el marco de la 27 Conferencia de las partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio climático (COP 27), a la fecha no se cuenta todavía con la Hoja de ruta de la Transición energética justa, un mandato de la Ley 2294 de 2023 del plan Nacional de Desarrollo (PND 2022 -2026).

Ahora bien, el hecho de que este Gobierno no haya revelado su Hoja de ruta de la Transición energética no quiere decir que no exista, pues en el anterior Gobierno de Duque se expidió el Documento CONPES 4075 de marzo 29 de 2022, contentivo de los lineamientos de la Política de Transición energética, el cual se basó en un Informe y las recomendaciones de 20 expertos para la Transición energética, que por mandato del Congreso de la República (Ley 1955 de 2019 del PND 2018 – 2012) integró el Presidente Duque y rindió su Informe, muy completo, el 28 de enero de 2020.

Entre las recomendaciones de la Misión, que contó con el apoyo del BID y el Banco Mundial, centradas en 5 focos estructurales del mercado, destacándose el Marco institucional y regulatorio. Se ocupa también de la formación de precios y de la necesidad de mejorarla, la participación de los agentes de la cadena y de las transacciones al por mayor, eso sí, “sin poner en riesgo la confiabilidad y firmeza” del Sistema energético. Con base en este Informe la administración Duque publicó la Hoja de ruta “para modernizar y transformar el sector eléctrico en el corto y mediano plazo, implementando las acciones de los actores en toda la cadena de generación, producción y comercialización de energías”. De manera que el actual Gobierno, mientras no se de su propia Hoja de ruta de la Transición energética justa, por respeto a la institucionalidad, debe cumplir y hacer cumplir lo avanzado en el anterior Gobierno.

Si bien es cierto después de 30 años de vigencia de ambas leyes ameritan hacerles los ajustes y enmiendas que demandan la reconfiguración del mercado energético con la introducción de las fuentes no convencionales de energías renovables (FNCER), no hay que pasar por alto que en ello se avanzó con la expedición de las leyes 1715 de 2014 y 2099 de 2021. Sería un error garrafal pensar que con la reforma propuesta se haría borrón y cuenta nueva, lo más aconsejable para evitar un serio traumatismo en la prestación de los servicios públicos con calidad, eficiencia y continuidad, como lo manda la Ley, es construir sobre lo construido, sin demoler sus bases.

Amylkar Acosta

El Congreso colombiano debe legislar para la paz

El Congreso de Colombia, como pilar fundamental de la democracia representativa, tiene un rol crucial en la construcción de un país más justo, unido y en paz. Esta no es solo una tarea del ejecutivo en cabeza del Presidente de la República o de la rama judicial. La Constitución Política Nacional establece claramente los deberes y obligaciones de este cuerpo legislativo, subrayando la importancia de velar por la construcción y mantenimiento de la paz, propender por la unidad nacional y buscar el bienestar social de las y los colombianos.

En este periodo legislativo que inició el pasado 20 de julio, el Congreso de la República enfrenta varios desafíos en el cumplimiento de su mandato constitucional. La corrupción, la polarización política y la violencia persistente son obstáculos significativos que impiden el avance hacia una sociedad en paz, equitativa y justa. Dentro de sus obligaciones no solo está la creación de leyes, sino también su aplicación y supervisión adecuadas. El Congreso debe superar la práctica individual de hacer cola en los despachos del ejecutivo para “gestionar” proyectos a favor de sus electores, desvirtuando su labor y convirtiendo su credencial en un pase transaccional de favores.

 

La firma de los acuerdos de paz de la década de los años 90 del siglo pasado, que sellaron mediante la firma de la Constitución un nuevo pacto de unidad para la paz, el acuerdo con los grupos paramilitares finalizado en 2006, y el acuerdo de paz en 2016 con las FARC-EP, han sido hitos significativos. Sin embargo, la construcción de la paz integral y duradera requiere un esfuerzo legislativo continuo y comprometido.

La Constitución Política, en su preámbulo, resalta la importancia de «asegurar a sus integrantes la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz». Además, el Artículo 22 establece que «la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento». No queda duda de que el Congreso tiene la responsabilidad central de legislar para garantizar estos principios, que son la base fundamental del Estado Social de Derecho.

El Artículo 95 impone a los ciudadanos el deber de «obrar conforme al principio de solidaridad social, respondiendo con acciones humanitarias ante situaciones que pongan en peligro la vida o la salud de las personas», y este principio se extiende al rol del Congreso en la promoción de políticas que fomenten la cohesión y la solidaridad nacional. Su obligación fundamental está con el pueblo que les transfiere su poder para crear leyes y no con las personas jurídicas o naturales que aportan recursos económicos o materiales a las campañas.

Honorables congresistas de todas las vertientes ideológicas, su compromiso con el constituyente primario, es la de legislar para la paz, lo que implica la creación y promulgación de leyes que garanticen la equidad, la justicia social y ambiental, faciliten la implementación de los acuerdos de paz, promuevan la reconciliación y aseguren la justicia transicional. Para eso es que el pueblo les paga, para eso es que ustedes juraron ante la constitución y la ley, una vez tomaron posesión de su cargo.

La unidad nacional es otro mandato crucial para el Congreso. En una sociedad marcada por profundas divisiones políticas, sociales y económicas, es imperativo que el Congreso promueva la cohesión social y la inclusión. Su principal misión, en este sentido, es promover y garantizar el correcto trámite de las diferencias al seno del recinto del congreso y por fuera de este, buscando siempre anteponer los intereses de sus representados a los caprichos de su voluntad o a los intereses de la economía de mercado.

El Congreso debe cultivar los más altos valores democráticos y de comportamiento, independiente de lo fuerte que sean sus argumentos a favor o en contra de una propuesta legislativa. Imponer un punto de vista, una opinión o una propuesta, haciendo alarde, desde la cultura patriarcal, de la violencia física o verbal, le quita a los y las congresistas su autoridad moral y política para criticar o señalar cualquier acto violento de cualquier compatriota.

Necesitamos un Congreso que legisle a favor de la inclusión social y política, capaz de desarrollar, fortalecer y crear leyes que protejan y promuevan los derechos de las comunidades afrodescendientes, de los pueblos indígenas, de la población LGBTIQ+, de las mujeres, de las víctimas del conflicto armado, de los campesinos, pescadores, mineros, de empleados y trabajadores. El poder legislativo debe profundizar y garantizar, mediante una reforma política profunda, el ejercicio de la Democracia Directa y el poder soberano del pueblo contemplados en el artículo 3° de la Constitución.

El bienestar social es otro pilar importante en el mandato legislativo del Congreso, en correspondencia con el pacto político de 1991 y de los acuerdos de paz. Para asegurar el bienestar de todos y todas, sin privilegios de clase, estatus o cualquier otra consideración, el Congreso debe centrarse en este periodo que comienza, en garantizar el acceso universal y de calidad a servicios de salud y educación, la reforma rural integral, así como en promover leyes que fomenten el desarrollo económico sostenible, la reducción de la pobreza y el favorecimiento de la equidad en la distribución de los recursos.

Poniendo como ejemplo el proyecto de Ley de reforma a la salud, el legislativo debe prestar especial atención al proyecto de ley propuesto por las asociaciones de profesionales de la salud, para reglamentar la Ley Estatutaria de Salud 1751 de 2015. Esta propuesta contempla, entre otras consideraciones, el desarrollo de un sistema público y descentralizado, con participación de entidades públicas, mixtas y privadas en la prestación de servicios, y garantizando que el sistema no esté a cargo de empresas con fines de lucro. Además, propone el acceso universal e igualitario, no condicionado a la capacidad de pago o afiliación, y garantizar a los trabajadores del sector salud condiciones laborales justas, dignas y estables, además de una política permanente de formación y actualización profesional.

El Congreso tiene la obligación constitucional de legislar para la paz, buscar la unidad nacional y promover el bienestar social. Esta legislatura debe abordar la discusión amplia y generosa de un proyecto de ley de sometimiento o acogimiento a la justicia, que le abra el camino a una solución negociada que beneficie a las comunidades en donde se imponen los grupos herederos del paramilitarismo. La paz integral, la paz con todos los grupos, la paz negociada requiere un congreso rodeando las mesas de negociación, proponiendo y exigiendo el respeto por la población civil y la instalación de diálogos regionales en donde la voz de la sociedad sea escuchada y genere compromisos vinculantes con los acuerdos a pactar.

El legislativo puede contribuir significativamente a la construcción de un país más justo, equitativo y en paz, y al logro de un nuevo Acuerdo Nacional que ponga en el centro la superación de la corrupción, la pobreza y el conflicto armado. Aunque el camino es arduo y lleno de desafíos, el compromiso y la acción decidida, uniendo voces, pueden llevar a Colombia hacia un presente mejor y un futuro más esperanzador.

Luis Emil Sanabria D.

Colombia mi Orgullo

El 20 de julio, una fecha emblemática para la historia de Colombia, se conmemora el inicio de nuestra independencia en 1810. Este día no es solo un recordatorio histórico, sino un momento para reflexionar sobre los retos y avances en nuestra construcción como nación. Me planteo preguntas sobre cómo los años de independencia pueden traducirse en una nación más madura y democrática, con verdaderas garantías para la expresión popular y el reconocimiento de nuestra diversidad.

Para nadie es un secreto que de alguna manera el nacimiento de la República en Colombia no solo marcó el fin del dominio colonial, sino que también inició un proceso de construcción de identidad nacional. Según el historiador David Bushnell, la independencia fue un punto de partida crucial para la formación de una identidad nacional que integrara las diversas regiones y culturas del país. Esta nueva identidad buscaba articular un sentido de pertenencia y cohesión entre los ciudadanos, a pesar de las diferencias étnicas, regionales y sociales. La independencia también permitió el surgimiento de nuevos líderes y pensadores que promovieron ideales de libertad, igualdad y fraternidad, inspirados en los movimientos revolucionarios de la época.

 

Históricamente, el 20 de julio ha simbolizado la lucha por la libertad y la autodeterminación. En la actualidad, esta lucha se refleja en la resistencia y organización de diversas ciudadanías que han emergido con fuerza en el escenario político y que hoy tienen representación en el gobierno. Movimientos sociales como los del Paro Nacional de 2021, que movilizó a millones de colombianos en defensa de sus derechos y en protesta contra la desigualdad, han demostrado el poder de la acción colectiva y la importancia de una ciudadanía activa y comprometida. Todos estos nuevos actores que hoy enriquecen el concepto de Nación y de Estado son una oportunidad para revisar que significa que esa garantía hoy este en cabeza de un gobierno progresista y humanista.

Hoy cuando se cumplen 214 años de independencia, Colombia y este gobierno ha implementado políticas que buscan reducir la desigualdad y mejorar la calidad de vida de los colombianos. Por ejemplo, la reforma tributaria progresiva, que busca redistribuir la riqueza, ha sido un paso importante hacia una mayor equidad. Además, el gobierno ha impulsado la protección del medio ambiente a través de la prohibición del fracking y el apoyo a proyectos de energías renovables, la reforma pensional que protege a nuestros adultos mayores y los créditos populares, todos estos avances nos permiten decir con orgullo que avanzamos hacía una mejor Colombia.

El reconocimiento de la diversidad cultural de Colombia es otro logro notable. El gobierno de Petro ha promovido políticas inclusivas que buscan visibilizar y empoderar a comunidades históricamente marginadas. En términos de cifras, es relevante destacar que, bajo la administración actual, el índice de pobreza ha mostrado una tendencia a la baja, gracias a programas sociales dirigidos a las poblaciones más vulnerables. Además, el apoyo a la educación y la implementación de políticas de acceso a la salud han mejorado significativamente las condiciones de vida de muchos colombianos.

Sin embargo, la polarización política, la resistencia al cambio y los persistentes problemas estructurales como la violencia son obstáculos que requieren soluciones integrales y duraderas. El gobierno de Petro se enfrenta a la ardua tarea de demostrar que una Colombia inclusiva y justa es posible, y que las promesas de campaña pueden aún en este medio tiempo convertirse en realidades palpables para todos los colombianos.

Uno de los aspectos más críticos en este proceso es la garantía de la libertad de expresión y la participación popular. Las reformas políticas y sociales propuestas por el gobierno han generado debates intensos y, en algunos casos, oposición frontal de sectores tradicionales. La tarea del Estado debe enfocarse en promover un diálogo abierto y constructivo, donde todas las voces, incluso las disidentes, tengan un espacio para ser escuchadas. Sin embargo, es lamentable la campaña auspiciada por grupos económicos, medios de comunicación y sectores radicales de oposición para generar una sensación de caos, corrupción y desgobierno porque las políticas no representan sus intereses.

En este 20 de julio, rendimos un homenaje a aquellos que han contribuido a la construcción de Colombia y que ya no están con nosotros. Líderes sociales, defensores de derechos humanos, artistas, científicos y ciudadanos comunes que, con su dedicación y sacrificio, han forjado el país que hoy conocemos. Su legado nos recuerda la importancia de seguir luchando por un mejor país.

No basta con recordar los logros del pasado; es necesario trabajar activamente para que los valores de libertad e igualdad que inspiraron a nuestros próceres se materialicen en políticas y acciones concretas. Solo así podremos avanzar hacia una Colombia donde todos sus habitantes, sin excepción, puedan vivir con dignidad y en paz. Este 20 de julio, reflexionemos sobre los retos que enfrentamos y comprometámonos a seguir construyendo una nación donde la democracia, la justicia y la inclusión no sean meras aspiraciones, sino realidades cotidianas. Honremos a quienes han dado su vida por este país y asumamos la responsabilidad de continuar su legado con valentía y determinación.

Quena Ribadeneira

Tranquilidad

En tiempos de pasiones desbordadas y de fragilidad emocional, vale la pena escribir sobre la tranquilidad. La palabra “Tranquilidad” tiene origen en el latín y está conformada por el prefijo “trans” que significa más allá y el verbo “quiescere” que significa calmar. En otras palabras, la tranquilidad es la capacidad de estar en calma, la habilidad para mantener la mente en reposo. La cultura de la tranquilidad en tiempos de hiperconectividad digital, de exceso de información con bajísimos niveles de comunicación, de odios y de rencores, de hiperdemocracia y supraderechos, debería ser un imperativo personal. La finalidad de la vida, hoy nutrida por la ética utilitarista, no debería ser la búsqueda de la felicidad a partir del placer como lo propusieron los antiguos epicureistas. El propósito de la vida debería ser el de obrar correctamente y tener la mente bajo control propio, y de esta forma mantenerse tranquilo pese lo adverso o lo propicio de las circunstancias.

Quien logre estar en calma no obstante las dificultades, está muy cerca de alcanzar su propio señorío, estará más cerca de las deseadas serenidad y paciencia, que el antiguo Kaliman recomendaba a su pequeño amigo Solín, rememorando la serie radiofónica mexicana que luego fue llevada al formato de historieta por Latinoamérica en los años sesenta del siglo pasado. La cultura de la tranquilidad invita a reflexionar sobre si la enfermedad mental es una constante de las sociedades contemporáneas, cada vez se diagnostican más personas con síndromes asociados a la hiperactividad, curiosamente en tiempos de hiperactividad, todos hablan de meditación, pero pocos logran silenciar sus mentes. En la búsqueda de la tranquilidad se acude a las más disímiles vías, “el mindfulness”, el yoga, el gimnasio, la espiritualidad, la fe religiosa, los medicamentos, hasta los opiáceos y el alcohol son utilizados para lograr la deseada tranquilidad. Valdría la pena plantear la construcción de una cultura de la tranquilidad a partir de la mente y su control, personas dotadas de herramientas para el sosiego y la paz interior.

 

¿Deberían las sociedades implementar una política pública para la construcción de una cultura generalizada de la tranquilidad a partir del trabajo interior de las personas en el conocimiento de si mismas?, el deseado conócete a ti mismo y hallarás la felicidad, que suele atribuirse a Sócrates (470-399 a.C.), no debería ser simplemente una máxima de filósofos si no un estado de vida permanente que redundará no sólo en la calma de la mente y del espíritu, también en la recuperación del tejido social con mejores prácticas de civilidad urbana, ciudades como espacios comunes en los que la seguridad, los buenos modales y prácticas deberían desplazar la inseguridad, el desorden, la suciedad, la contaminación visual y auditiva.

La cultura de la tranquilidad es también la cultura de la paz interior, que debería ser un tesoro para toda persona, y no simplemente un deseo o un estado transitorio del alma. Con toda seguridad quien está en paz para consigo mismo y ha expulsado sus demonios, no sólo será un mejor ciudadano, será un mejor miembro de familia, un mejor trabajador y una persona que aportará valor sólido a la sociedad.

La tranquilidad se contagia, quien encuentra la calma interior está más cerca de lograr estados de felicidad insospechados, por ello, la tranquilidad no puede depender de otra persona, o de un empleo, o de un salario, o una mascota, la tranquilidad debe depender exclusivamente de cada uno, como amo y señor de su propia conciencia. Por las anteriores razones, la tranquilidad no es endosable a otras personas, ni a los gobiernos e instituciones. Sólo quien halla en su inconsciente los estados mentales suficientes para proceder en calma sin importar la dificultad que enfrenta, con toda seguridad estará más cerca del Cielo. Parece fácil escribirlo y repetirlo, pero una cultura de la tranquilidad además de un imperativo personal, debería ser un camino. ¡Qué jamás el afán del día perturben el estado mental de reposo y sosiego! No parece fácil, pero se puede y se debe.

León Sandoval