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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Opinión

A la Paz le falta más decisión ciudadana

Iniciamos el año, y las cifras de asesinatos de líderes, lideresas y firmantes del acuerdo de paz, los secuestros, las extorsiones, el reclutamiento de menores, las víctimas de minas antipersonal, entre otras infracciones al Derecho Internacional Humanitario y actos de violencia armada, siguen enlutando los corazones de personas, familias y comunidades, lo que debería concitar, la indignación nacional para que los actores políticos armados y los grupos de delincuencia común, suspendan toda práctica hostil contra la población civil, decidiéndose a abandonar la confrontación armada; igualmente, los responsables estatales de proteger a la ciudadanía, deben redoblar esfuerzos y capacidades concertadas interinstitucionalmente y con organizaciones sociales, que hagan posible recuperar o garantizar la vida y la permanencia en el territorio.

Si bien es cierto, los ceses al fuego bilaterales, como elementos generadores de mejores condiciones para adelantar diálogos entre el gobierno nacional y los grupos armados, no eliminan todos los actos violentos que se desarrollan en una confrontación armada, como la que padecemos en Colombia, tampoco deberían ser utilizados por los actores armados comprometidos, para incrementar su capacidad bélica, copar territorios nuevos, o perseguir a las comunidades, y a los líderes y lideresas que trabajan o no por la paz. El cese al fuego debe ir incrementado sus niveles de prohibición de actos violentos, que excluyan a la comunidad y que disminuya las muertes de civiles y de combatientes, de lo contrario, su razón fundamental pierde sustento y respaldo popular.

 

El asesinato, las amenazas, el desplazamiento de personas que ejercen algún tipo de liderazgo social, político, económico o comunitario, y que no están involucrados en la confrontación armada, las masacres, el confinamiento, el constreñimiento político y social,  buscan fundamentalmente causar un profundo daño a la sociedad y a sus organizaciones, rompiendo o debilitando el tejido social, y eliminando la estructura orgánica que la población ha desarrollado durante decenas de años y que se convierte, en razón de estas acciones y amenazas externas, en el escudo de defensa de la cultura, las tradiciones y los conocimientos ancestrales. Una sociedad que naturaliza, que permite, por acción o indiferencia, que los liderazgos sociales y comunitarios tradicionales sean exterminados, estará condenada, tarde o temprano, a perder la base democrática que le da sustento a sus estructuras administrativas, políticas y judiciales nacionales y territoriales, dejando a merced de la iniciativa delincuencial, el control social, económico y político, profundizando la crisis de pobreza, exclusión, inequidad e impunidad.

Profundo daño a la sociedad y a la democracia, hacen aquellas personas que dirigen instituciones que les corresponde velar por la justicia y perseguir a la delincuencia, como lo que ocurre con la Fiscalía General de la Nación, cuya cabeza principal, en lugar de generar un robusto programa para superar los altos índices de impunidad, perseguir a los autores intelectuales de los asesinatos, masacres, extorsiones, secuestros y corrupción, dedica toda su fortaleza a otros temas no misionales, en un afán propagandístico personal y de proselitismo politiquero, dejando en total indefensión a las comunidades y sus liderazgos. No es por ahí que se le devuelve a la institucionalidad estatal, el respaldo y la legitimidad que requiere por parte de la sociedad. La sociedad, las comunidades y las organizaciones esperan con ansiedad que esta entidad cumpla con su mandato constitucional y se dedique a superar la impunidad, y a fortalecer las garantías a la vida, la honra y los bienes de todas y todos.

El proceso de paz avanza, es cierto, y la confrontación entre los bandos armados enfrentados disminuye, ahorrando la pérdida de vidas humanas de combatientes; sin embargo, en algunas regiones del país, estos beneficios no se hacen evidentes, por cuanto, las hostilidades en algunos casos aumentan, en otros se mantienen o no disminuyen, a la velocidad que se requiere para salvar vidas y también para generar la confianza necesaria que haga posible la participación informada en el proceso de paz, lo que demuestra que, hoy más que nunca, se requiere una mayor movilización social organizada, que le envíe un mensaje claro y contundente a quienes persisten en causar daño a la población, para que, independientemente de si están o no involucrados en las mesas de diálogo para la paz, sientan que las mayorías hemos decidido, transitar pacíficamente hacia una sociedad democrática, justa, equitativa, respetuosa de los derechos humanos, la vida y la diversidad, en donde los fusiles solo sean garantías de soberanía nacional y de defensa de la vida y la dignidad.

No podemos esperar a que todas las causas que sirven de sustento a los discursos que legitiman la lucha armada, estén solucionadas para comenzar a construir una sociedad pacífica, debemos comprometernos en un gran Acuerdo Nacional que envuelva a todas la expresiones de la sociedad en la transformación real de estas; tampoco podemos obviar la búsqueda de acuerdos con quienes se han alzado en armas, para que las soluciones progresivas a dichas causas, queden contempladas en un acuerdo de paz que cuente con el respaldo de las grandes mayorías, y que en virtud de esto, se elaboren los planes y proyectos necesarios, se destinen los recursos necesarios a corto, mediano y largo plazo, y se realicen los cambios políticos que hagan posible una democracia fuerte e incluyente, capaz de superar los fenómenos de corrupción que le roban la esperanza a la juventud.

La sociedad no puede desfallecer, es nuestra obligación salir a defender la vida y la paz, a manifestar nuestro rechazo a todas las formas de violencia armada que nos afectan. Los y las negociadoras, de todas las delegaciones, seguramente, como se ha evidenciado, están concentrados buscando, construyendo y logrando acuerdos, según las agendas previamente definidas, pero a la sociedad en general, mujeres, hombres y no binarios, comerciantes, pueblos étnicos, empleados y trabajadores, jóvenes, estudiantes, artistas, profesionales, mineros, pescadores y campesinos, población LGBTIQ+, periodistas, comunales, población con discapacidad, entre otras expresiones, le corresponde rodearlos con la movilización, exigirles compromisos y resultados en defensa de la vida, y avances en la construcción de la paz. Que los beneficios de la Paz se sientan en cada rincón del país, que las trasformaciones beneficien con más celeridad a las personas tradicionalmente excluidas y empobrecida, que el respeto a la vida y la dignidad no tenga color político o diferencias económicas.

El 2024 debe marcar con la movilización, la participación y la acción social, el fin de la violencia armada, la profundización de la democracia, el fin de la corrupción, la construcción de equidad y el goce pleno de los derechos humanos. No podemos retroceder, aceleremos el tren de la verdad, la justicia y la reparación integral a las víctimas del conflicto armado. Que nadie pierda la esperanza, vamos por la paz con justicia social y ambiental, que beneficie a todas y todos, apoyando e involucrándonos en la implementación del acuerdo logrado con las FARC-Ep. La noviolencia, la seguridad, los valores cívicos y democráticos, los deberes y derechos deben marcar el horizonte de la convivencia en las ciudades y veredas, para que la vida sea el centro sobre el cual orbite la gobernabilidad local. Que la existencia de todas y todos sea respetada, que cesen los asesinatos, las masacres, los secuestros, el reclutamiento forzado, la violencia contra las mujeres, y toda acción que atente contra la dignidad.

Encuentre aquí más columnas de opinión de Luis Emil Sanabria.

Rolando en su laberinto

Si nos pidieran poner un rostro a la jugadita que le hicieron la mayoría de los integrantes de la plenaria del Concejo de Bogotá a quienes se declararon en oposición a la Alcaldía de Carlos Fernando Galán, sin duda alguna la elegida sería la del concejal de Cambio Radical, Rolando González, quien aceptó la postulación de sus colegas para aspirar a la Segunda Vicepresidencia de la Corporación, sin darse la oportunidad de analizar si era conveniente o no.

Por supuesto su elección para el cargo no se hizo esperar y acto seguido, llegaron las críticas al Concejo de Bogotá por no dar espacio en la mesa directiva a la oposición. Es claro que los cabildantes que planearon esta jugadita no calcularon lo que se podía venir porque este mismo procedimiento se repitió en otros lugares del país, siguiendo el mal ejemplo.

 

Dice el concejal Rolando González que, aunque la ley dice que se debe dar espacio a quienes no acompañan al gobierno de turno para que participen en una de las vicepresidencias de las corporaciones de control político, en el momento en que se dio la elección, ninguna de las bancadas había oficializado su posición ante el Consejo Nacional Electoral, que esto se había hecho únicamente de palabra.

Aunque este argumento es cierto, ante los ojos de la opinión pública resulta poco creíble, porque los políticos en nuestro país no consultan las leyes para cumplirlas. Para nadie es un secreto que estos señores acuden a  las normas para encontrar los vacíos y hacerles el quite y así de paso salirse con las suyas.

Puede que el concejal Rolando González no haya planeado ni orquestado la jugadita, puede ser que la postulación lo haya tomado por sorpresa. Lo que no entiendo es la razón para haberla aceptado, si de antemano sabía de la existencia del Estatuto de la Oposición al que Cambio Radical, su partido, acudió para hacer respetar su derecho de no acompañar a la administración de Claudia López.

¿Por qué dejarse llevar como oveja al matadero? ¿es que acaso el concejal Rolando González no sabe que decir No también se vale?

Quienes orquestaron este plan para no darle espacio a la oposición en Bogotá están muy tranquilos porque saben que los ojos del país no están sobre ellos sino sobre la persona que escogieron para llevar a cabo su macabra idea. ¿Quiénes son? Nunca lo sabremos y aunque lo sepamos, ellos jamás lo van a admitir, así que ni para qué perder el tiempo buscando a este especie de conspiradores.

Aunque es claro que la imagen del Concejo de Bogotá quedó mal parada ante la opinión pública nacional por cuenta de esta jugadita, también es cierto que la cara de esta jugadita es la del concejal Rolando González, quien, por no saber decir, No, se encuentra en una situación bastante incómoda, así no lo reconozca y asegure que está tranquilo.

El cabildante González dijo que hará una especie de retiro espiritual durante este fin de semana y que el lunes dará a conocer su reflexión final y cuál es su conclusión, que esperaría sea la mejor y que ayude a restaurar su imagen y que de paso aprenda a decirles No a sus colegas, especialmente a los que no se caracterizan por jugar limpio.

Encuentre aquí más columnas de opinión de Oscar Sevillano

La vida buena

En las sociedades contemporáneas se prioriza la felicidad como un fin sin importar lo que se deba hacer para hallar la felicidad, al punto que, la educación en general fija como meta la felicidad signada por el placer, y el mensaje que a diario se propala por los medios de comunicación, hoy día copados por las redes sociales mediadas por los influenciadores de la opinión pública en sus diferentes apelativos, “instagramers”, “tiktokeros”, “tuiteros” etcétera, es la búsqueda de la felicidad, el asunto de fondo pasa por qué no se sabe a ciencia cierta: 1. Qué es la felicidad, 2. Cómo ser feliz, y 3. Cómo vivir feliz.

A menudo se confunde la felicidad con aspectos como la risa, el ocio, el placer, la acumulación de bienes y servicios, o simplemente con el hecho de tener bienes suntuosos y deseables, bienes cuya necesidad es cuestionable, sin que la mayoría de las veces, por no decirlo, casi siempre, no son necesarios, verbo y gracia, los zapatos de la marca tal, el vehículo de X cilindraje, o el reloj de la marca de zutano. Así las cosas, la felicidad termina siendo una satisfacción de necesidades que muchas veces no son necesarias, entonces, la felicidad termina siendo un símbolo de estatus social mercantilizado susceptible de cuantificación.

 

Si se pudiese medir la existencia de un ser humano en momentos de felicidad, se notaría que, aquello que se denomina felicidad es fugaz, breve e instantáneo, cual camino cíclico le sigue a menudo la infelicidad, no puede haber felicidad sin infelicidad; negar la existencia de la segunda sería desconocer la primera. La felicidad es algo tan relativo, cuyo concepto depende de la química del cuerpo, endorfinas, oxitocina, serotonina, aunadas a la sumatoria de valores socio culturales, por ejemplo, para un adicto a los juegos de computador la última versión de un juego puede resultarle felicísima, y para alguien que no le interesan los videojuegos le resulta irrelevante un nuevo software.

Se está confundiendo la felicidad, que no es otra cosa que, una consecuencia de la vida buena, con la vida buena en sí misma. La prioridad humana no ha de ser la felicidad, ya que la felicidad es el resultado de la prioridad humana, manifiesta en lo que lo que los antiguos griegos, entre ellos, Aristóteles (384-322 a.C.), denominaron como La vida buena, aquella basada en una ética que conduce a obrar correctamente. De allí el yerro que hoy se comete, en la medida que se quiere ser feliz a como dé lugar sin importar la ética, como si la felicidad pudiese ser justificada en contravía de los estándares éticos.

En este inicio del año de 2024 de la era cristiana, bien vale la pena invitar a reflexionar para que dentro de los propósitos del nuevo año: La vida buena sea uno de ellos. La vida buena entendida como la vida enmarcada en límites establecidos por una ética en la que la prudencia, la justicia, la templanza y la fortaleza al servicio de hacer lo correcto modelen cada uno de los 365 días del año, para lo cual, se requiere empezar por un día a la vez. Sólo por hoy hago lo correcto, y con el nuevo sol me mantendré en ello, sólo por hoy.

La vida buena no obedece a los patrones de consumo comercial y de los ingresos económicos, ni se evalúa por una vida de imágenes y video de redes sociales donde se enmarcan glamour, la apariencia y los lugares de moda, además de los bienes y servicios en furor. La vida buena tiene que ver con una conciencia tranquila al hacer lo correcto en el momento debido, pese a que lo correcto no necesariamente implique lo más popular o lo más atractivo para los semejantes. Muchas veces lo correcto es lo menos apetecido, pero en todo caso, siempre será lo debido.

Uno de mis propósitos para este nuevo año es que mi felicidad sea el resultado de hacer lo correcto, ese es el sentido de la vida buena: Hacer lo correcto. HaShem derrame bendiciones sobre mis queridos lectores y sus Familias.

Encuentre aquí más columnas de opinión de León Sandoval

Seguridad y Paz Total, la agenda del 2024

La seguridad del país está por el piso. De acuerdo al conteo dado por Indepaz, el año pasado a corte del 22 de noviembre fueron 93 masacres con 300 víctimas, la delincuencia común en Colombia se ubicó en 12.174 homicidios, el secuestro aumento el 67%, los robos un 7 % y la extorsión un 8% para el año 2023.

Este fin de semana se conoció del secuestro de Jefferson Elías Murillo, registrador del Chocó, cuando iba con su novia y un primo en la vía de Quibdó a Istmina. Las autoridades hablaron de un plan candado y hasta el momento sigue la llave no ha funcionado.

 

De la misma manera, las negociaciones con los grupos residuales del proceso de paz, junto con la última guerrilla que queda en el país, parecen no querer un acuerdo de paz. Si remembramos el gobierno de Andrés Pastrana, al igual que las Farc de la época del Caguán, el ELN y grupos residuales o emergentes de hoy, solo buscan una pausa para fortalecerse y seguir en lo que han hecho por años.

Este nuevo intento de paz va a morir por la persistencia en los secuestros, la negación a entregar las armas y la prepotencia de estos grupos que se sienten intocables, con la posibilidad de exigir lo que les venga en gana y el gobierno como “novia enamorada” entregándolo todo. Al final, el resultado final de un eventual acuerdo y la prolongación infinita de una conversación estará sin resultados.

Todos estos grupos tienen la obligación de demostrar su voluntad de paz. Los procesos continuamente pasan por fases en las que la capacidad política de un gobierno depende de los gestos de su contraparte en la negociación. Si la guerrilla sigue indiferente al rechazo de grandes sectores, pronto el diálogo no solamente será inviable, sino que empezará a ser visto como la causa de los más grandes problemas del país.

Se debe mostrar un modelo de seguridad claro, aplicado a la lógica territorial que exige el conflicto y liderazgo civil que deben ejercer el ministro de Defensa y el presidente.

Este 2024 será el tiempo para hacer un alto en el camino y realizar un balance de las debilidades, oportunidades, fortalezas y amenazas. Oportunidades de mejora que a nivel nacional ya conocemos y que han figurado en los titulares amarillistas de diferentes medios de comunicación, pero que, si no se reconocen, nos llevarán a una sin salida mientras parte de la ciudadanía continúa siendo víctima o presa del miedo y de una fuerte sensación de inseguridad.

Balance de la primera semana del gobernador y el alcalde de Medellín

Inauguramos el nuevo ciclo político en Antioquia y Medellín, presenciando cómo el gobernador Andrés Julián Rendón y el alcalde Federico Gutiérrez toman las riendas. No obstante, lo que emerge en esta primera semana es una mezcla de políticas regresivas marcadas por un enfoque que, lejos de unir, parece empeñado en dividir e imponer la política por delante de las necesidades de la gente.

Empezando por el gobernador Rendón, su propuesta de una constante pelea con el gobierno nacional desvía el propósito del desarrollo regional y deja en vilo grandes proyectos: el Ferrocarril de Antioquia, las vías 4G, las vías terciarias, la segunda pista del Aeropuerto de Rionegro y los Metrocables para el Valle de Aburrá. Pero lo más alarmante es su idea de formar una red de cooperantes civiles. La historia nos muestra con suficiencia la inviabilidad de esta propuesta en nuestro país: la trágica experiencia de las Convivir de los noventa. ¿Hemos olvidado acaso sus vínculos con el paramilitarismo y los asesinatos selectivos? Revivir este tipo de estrategias es jugar con fuego, un fuego que atenta contra los derechos humanos y contra personas inocentes.

 

En cuanto al alcalde, su gestión parece centrada en el revanchismo y la eliminación de sus contrarios, careciendo de una visión clara para el futuro que merece Medellín. La reapertura de los parques Botero y Lleras, aunque simbólica, ignora las complejidades y desafíos que enfrentan estos sectores. Con el levantamiento de vallas no solo se pretende perseguir a los vendedores ambulantes, sino que se abre la puerta a problemas como el aumento del trabajo sexual, los hurtos a turistas y ciudadanos, y con ello, la afectación a los comerciantes del sector.

Y luego está la solicitud descarada de un concejal aliado al alcalde, exigiendo el cambio de las camionetas blindadas modelo 2019 de los concejales, argumentando que «ya eran muy antiguas», un capricho incomprensible en un contexto donde los ciudadanos piden a gritos austeridad.

Estamos ante un escenario donde los ecos del autoritarismo, la división y la pretensión de comodidades por parte de los políticos resuenan con fuerza. Es crucial no perder de vista el norte de nuestra democracia. Esta primera semana es un recordatorio sombrío de que el poder, sin un compromiso firme con los principios democráticos y la justicia social, puede convertirse en una herramienta de división y retroceso. Nos corresponde, como ciudadanos vigilantes, no solo cuestionar, sino también desafiar activamente el curso de estas políticas.

Encuentre aquí más columnas de Esteban Restrepo

El día que me puse el saco al revés

Ayer, el registrador del Chocó fue víctima de un secuestro. Hasta ahora, la policía no ha logrado obtener información sobre el autor o el motivo del delito, reflejando la realidad del 60% de los casos registrados. En el período comprendido entre agosto de 2022 y octubre de 2023, se documentaron 287 secuestros, según datos proporcionados por el SIEDCO de la Policía Nacional. Es probable que este periodo culmine con la cifra más alarmante desde la firma del acuerdo de paz con las FARC en 2016, evidenciando una tendencia al alza que suscita una preocupación generalizada.

El aumento no puede atribuirse al acuerdo de paz ni a la supuesta «entrega del país a las FARC». Más bien, se debe al enorme vacío dejado tras dicho acuerdo, combinado con el crecimiento desmedido en número y capacidad de estructuras criminales organizadas. Actualmente, contamos con 196 de estas estructuras solo en las 7 principales ciudades, y la extorsión se convierte cada vez más en una fuente de financiamiento. Entre 2018 y 2022, Colombia experimentó un aumento de 18 a 33 Grupos Armados Organizados (GAO), un mercado que se sofistica diariamente y resulta cada vez más difícil de combatir. La justificación de toda nuestra violencia mediante el narcotráfico también se torna cada vez más insostenible.

 

La política de paz total no es la única responsable del incremento en secuestros, pero tampoco ha contribuido a mitigarlo hasta el momento. Considerando que el ELN puede estar asociado al 11% de los casos y el EMC al 10%, y que solo con estos dos grupos hay mesas de diálogo, incluso con un cumplimiento del 100% de lo pactado, nos enfrentamos a un universo del 80% restante, con poca información y una alta impunidad.

El secuestro, especialmente el extorsivo, se ha vuelto atractivo para el crimen organizado y grupos armados. No requiere una logística particularmente costosa y cuenta con el respaldo del control territorial ejercido por estos grupos. Utiliza las mismas rutas controladas por los violentos y ofrece una rentabilidad inmensa a un costo mucho menor que otras actividades informales o ilegales, solo comparable con la extorsión.

La concentración territorial refuerza esta hipótesis. A nivel departamental, Antioquia (67 casos), Norte de Santander (60 casos) y Valle del Cauca (55 casos) son los más afectados. Sin embargo, a nivel de ciudades, Cali (23), Bogotá (23), Cúcuta (21), Medellín (20) y Buenaventura (12) destacan la urbanización del fenómeno. En el caso del Valle del Cauca, Buenaventura y Cali concentran el 63% de los casos.

En contraste, la capacidad de la Policía Nacional y de la Fuerza Pública en general se encuentra limitada. Se requiere una mayor aplicación de tecnología y una mayor eficiencia en el seguimiento de los casos en las primeras horas. La falta de coordinación eficiente también es un obstáculo, sumado a la enorme impunidad, donde muchos casos se resuelven únicamente con el pago de rescates. Esto implica que los responsables no enfrentan consecuencias penales, aumentando la probabilidad de que vuelvan a cometer el delito.

Hasta ahora, nos enfrentamos a un fenómeno que se urbaniza no solo en las grandes capitales sino también en centros poblados urbanos. El secuestro, de bajo costo y baja probabilidad de judicialización, se ve facilitado por el control territorial ejercido por actores armados. La Fuerza Pública tiene una capacidad limitada para perseguir y capturar eficientemente, mientras que la justicia enfrenta dificultades para condenar el delito. Todo esto, junto con la sofisticación de las redes de extorsión y el alto número de estructuras armadas organizadas, conforma un cóctel perfecto donde los incentivos negativos superan ampliamente a los positivos.

Toda esta información salió a la luz ayer en uno de los noticieros de mayor audiencia nacional, tras el secuestro del gobernador. En retrospectiva, durante la entrevista, no me di cuenta de que llevaba mi saco al revés. Sin embargo, al reflexionar sobre la atención generada por este hecho, creo que no solo mi saco estaba al revés, sino también nuestras prioridades como sociedad.

#LibertadparalosSecuestrados.

Encuentre aquí más columnas de Laura Bonilla

Las jugaditas de la derecha para borrar a la oposición

No empieza bien el 2024 para las garantías políticas en Antioquia. Los sectores tradicionales que se encuentran nuevamente en una posición mayoritaria en el Concejo de Medellín y la Asamblea de Antioquia, con la complacencia de quienes se hacen llamar de “centro”, han decidido que su primera acción como servidores públicos electos sea vulnerar los derechos a la oposición, los cuales tienen la obligación de cumplir de acuerdo al mandato constitucional y la ley.

El Estatuto de Oposición, consignado en la Ley 1909 de 2018, indica en su artículo 18 que las organizaciones políticas que se declaren en oposición y que tengan representación en las corporaciones, en este caso el Concejo, tendrán participación en al menos una de las posiciones de las mesas directivas de la Plenaria de la Corporación.

 

La importancia de hacer parte de la Mesa Directiva es que le garantiza a la oposición la posibilidad de influir en las iniciativas a incluir en el orden del día y en el correcto desarrollo de las discusiones. Si quedó consignado en la ley es justamente porque es una de las formas que se le asegura a la oposición el correcto goce de sus derechos políticos, los cuales están claramente establecidos en el artículo 40 y 112 de la Constitución Política de Colombia.

No obstante, en la primera sesión del Concejo de Medellín realizada el 2 de enero, los concejales de los partidos políticos tradicionales y de Creemos, el partido de Fico, cometieron una vulneración de derechos al elegir en la posición de segunda vicepresidencia a Janeth Hurtado, de la Alianza Social Independiente, partido que se declaró en coalición de Gobierno. La presidencia le quedó a Andrés Tobón, de Creemos, y la primera vicepresidencia a Claudia Carrasquilla, del Centro Democrático, también partidos de Gobierno.

La jugadita deja claro cuál va a ser el trato hacia los miembros de la oposición en el Concejo: una total falta de garantías. Un retroceso absoluto cuando en el período anterior, la primera Mesa Directiva tuvo a Carlos Alberto Zuluaga del Partido Conservador, sin esgrimir el endeble argumento de que el vacío jurídico frente a los tiempos que se toma el CNE en sus trámites internos para reconocer la condición de oposición de los partidos es razón válida para incumplir con lo dispuesto en el Estatuto de Oposición.

En la Asamblea se presenta un panorama similar, aunque vislumbra una luz de esperanza pues el Consejo Nacional Electoral a través de Auto del 5 de enero de 2024 ha abonado conocimiento de la acción de protección de derechos de la oposición presentada por el diputado Manuel García. Esperamos que con la intervención del órgano electoral la Asamblea Departamental cumpla con su obligación de actuar conforme a la ley y se garantice la participación de la oposición en la Mesa Directiva.

Le solicito a las autoridades electorales y judiciales que revisen cuidadosamente lo sucedido en la elección de las Mesas Directivas, y en caso de que se hayan cometido actuaciones en contra de la ley, se tomen las medidas necesarias para resarcir los derechos de quienes hacen parte de la oposición.

Solo puedo esperar que irregularidades como las cometidas esta semana sean una desafortunada excepción y no la regla en el actuar del Concejo de Medellín hasta el 2027, y en el gobierno de Fico Gutiérrez en la ciudad, así como en el mandato pasado se le garantizaron a quienes estaban en oposición todas las posibilidades de participación política como lo demanda la ley.

Encuentre aquí más columnas de Alejandro Toro

El juego de la democracia y la gobernabilidad

Muy lamentable que, en algunas ciudades y municipios, las plenarias de los recién posesionados concejos municipales, inicien sus laborales para los próximos cuatro años violando la Ley y la Constitución Política, y luego sin el más mínimo asomo de vergüenza, de arrepentimiento, o de querer rectificar su actuación, echan mano de todo tipo de leguleyadas, justificaciones o mentiras para mantener sus decisiones, sin importar el grave daño que le causan a la democracia y a la convivencia. En otros casos son algunos mandatarios departamentales y municipales, los que proponen sacar adelante programas, que demostraron no solo su ineficacia frente a la paz y la seguridad, sino que sirvieron de germen a capítulos oscuros de la vida nacional y regional ligadas al paramilitarismo y el narcotráfico, que hoy lamentablemente no hemos podido superar.

No se trata solo de un problema legal o jurídico o de unas palabras lanzadas al viento y que pueden catalogarse como simples expresiones populistas, el problema es más profundo y preocupante. Los concejos con sus “jugaditas” buscan excluir a la oposición política de decisiones trascendentales para la vida de las comunidades y para la gobernabilidad local, pues en los próximos meses se tiene que organizar la elección de la persona que dirigirá las personería en cada municipio o distrito, y esta transcendental responsabilidad recae en la mesa directiva de cada concejo, y por supuesto quienes no creen en la importancia de la democracia, los pesos y contrapesos que a ella alimentan, han excluido a la oposición, demostrando con estas acciones no solamente un profundo desprecio por la labor de dicha entidad encargada de velar por los derechos  humanos, por la transparencia de la administración municipal, los intereses propios de la comunidad y en general por salvaguardar el Estado Social de Derecho, sino también por la inclusión política como eje fundamental de la vida democrática.

 

Los concejos municipales y distritales, entre otras funciones importantes, tiene la responsabilidad al inicio de cada período cuatrienal de gobierno, de gestionar en los próximos cuatro meses el Plan de Desarrollo Municipal o Distrital, y en esa función la junta directiva tiene responsabilidades determinantes a la hora de controlar que los programas de gobierno se reflejen en dicho plan y que el presupuesto presentado para su ejecución, corresponda a las expectativas y a las propuestas que la comunidad exprese a través de los mecanismos de participación ciudadana dispuestos. No es solo en este caso, que las mayorías en el concejo se impusieron de forma totalitaria y excluyente, sino también, que sus actuaciones contrarias a la democracia y a la Ley, tiene repercusiones profundas para la vida social, política y económica. No es posible, que mientras la sociedad clama por la convivencia, el respeto a la ley, la seguridad, la paz y los derechos humanos, sus representantes, en una manifestación por lo menos irresponsable, envíen un mensaje de “todo vale”, todo se puede hacer en este país, inclusive violar la Ley y la Constitución.

No señoras y señores concejales que se juntaron, consciente o inconscientemente para violar la norma y la democracia, ese no es el camino que Colombia viene construyendo y que hará posible que el país se convierta en una sociedad moderna, alejada de la barbarie, de la violencia política, de la corrupción y el clientelismo. Este tipo de actitudes que evidencian un profundo desconocimiento de los valores que deben guiar un liderazgo político moderno y democrático, comprometido con el desarrollo, no solo demuestran la falta de valores éticos y ciudadanos que en general afectan a toda Colombia, sino la reproducción de comportamientos corruptos, que buscan beneficiar intereses privados.

Las y los concejales, deben realizar un esfuerzo mayor para enmendar las situaciones generadas a partir de los errores o las jugaditas señaladas, y avanzar, pensando siempre en el bien común, independientemente de los ideales políticos que los guíen. Las reglas de la democracia se hacen para que se pueda deliberar, controlar y construir, en un ambiente de respeto. Los partidos y coaliciones de gobierno tienen una gran responsabilidad, pues no solamente les corresponde cogobernar, sino también controlar a la administración y garantizar los derechos de la oposición; a los partidos o coaliciones de oposición, además de señalar y oponerse a todo lo que consideren lesiona los intereses de sus representados, les corresponde también controlar la ejecución administrativa, informar a la ciudadanía y velar por el porvenir y el desarrollo de la sociedad en su municipio o distrito.

De otro lado, a falta de creatividad que evidencia una añoranza a viejas formas de gobernar, recurriendo a rancias y fallidas recetas que condujeron al país por el despeñadero de las violaciones a los derechos humanos por parte del Estado y el surgimiento y fortalecimiento del fenómeno paramilitar que tanto dolor y daño ha causado, algunos gobernantes locales pretenden revivir estrategias guerreristas e ilegales, utilizando como pretexto y argumentación, falsos relatos que aprovechan la necesidad urgente y evidente, que tiene el país, de lograr mejores niveles de seguridad que garanticen la vida y la libertad de toda la sociedad. Señoras y señores gobernantes locales, la defensa de la vida requiere de nuevas estrategias que promuevan la democratización de la seguridad y pongan al centro el valor de la vida y la dignidad.

Los y las invito a explorar nuevas alternativas más audaces, pero apegadas a la Ley y al clamor popular de lograr la paz y la reconciliación. Es necesario construir y fortalecer estrategias que recuperen la confianza de la ciudadanía en las instituciones del Estado y en la gobernabilidad local. Las tecnologías de la informática y las telecomunicaciones desarrolladas para fortalecer la participación ciudadana, ligadas a estrategias pedagógicas y comunicativas sobre cultura ciudadana, en donde los deberes y los valores ciudadanos, los derechos fundamentales, la reconciliación, el perdón, el reconocimiento y la inclusión sirvan de base fundamental para estructurar redes comunitarias que propendan por la vida en comunidad y la paz, integradas a programas sociales de superación del hambre y la pobreza, de acceso y permanencia en el sistema educativo, de salud mental y física, de vivienda y desarrollo rural,  entre otras consideraciones, pueden hacer posible que la gobernanza se acerque de otra forma a la vida cotidiana, que se le cierren los espacios a los grupos delincuenciales en ciudades y campos y que las confianzas entre la ciudadanía y de esta con el Estado, haga florecer a mediano y largo plazo, nuevas relaciones y redes de vida, que fortalezcan la seguridad y la convivencia.

De la comunidad organizada y no organizada, de la participación efectiva de la ciudadanía en la elaboración y seguimiento de los Planes de Desarrollo que deben incluír un capítulo específico en materia de paz, convivencia y seguridad, de la destinación real y efectiva de recursos económicos que garanticen que los programas y proyectos se ejecuten, dependerá en gran medida, que se logre un mejor vivir para todas y cada una de las personas, en cada rincón del país, en cada ciudad, centro poblado y corregimiento. La seguridad, la convivencia y la Paz territorial es también y fundamentalmente, responsabilidad de los gobiernos locales.

Luis Emil Sanabria D.

La multiplicación de las jugaditas

Este aporte a nuestra jerga política se lo debemos al Exsenador uribista Ernesto Macías. “Nos toca por obligación que ellos hablen después del presidente…  y entonces le pido a la comisión que acompañe al presidente y lo saco de aquí… Este es mi última jugadita de presidente” le susurró Macías, entonces presidente del Senado a Eduardo Pulgar su vice y compinche en la mesa directiva, luego detenido y condenado por corrupción.  Ese 20 de julio de 2019, Macías saboteó a Jorge Enrique Robledo la réplica de la oposición a la intervención del entonces presidente Iván Duque. Con esa “torcida de pescuezo” al estreno del Estatuto de Oposición, Macías inauguró “la jugadita” como práctica política de especial gusto en las fuerzas tradicionales.

Pero quienes han seguido el ejemplo de Macías se burlan de la historia o hacen gala de una ignorancia inaceptable. Para nadie es un secreto que nuestra reiterada violencia política hunde sus raíces en la también violenta persecución y exclusión contra el opositor político. Ha sido la más grotesca deformación de nuestro régimen político que empujó a sucesivas generaciones al alzamiento armado para reclamar espacios en la disputa política. Las guerras y conflictos armados del siglo XIX y hasta bien entrado el siglo XX, tuvieron en la sectaria e implacable violencia contra el opositor un común denominador. Y el pacto del Frente Nacional que terminó la guerra entre liberales y conservadores instituyó la repartición por igual del poder público y la alternancia presidencial entre estos dos partidos tradicionales, variable poderosamente explicativa de nuestro mas reciente conflicto político armado.

 

Los viejos y recientes amantes de las jugaditas “olvidan” que los derechos de la oposición gozan de rango constitucional. La Constitución de 1991, en su pretensión por ser un pacto de paz, estableció en su artículo 112 los derechos de los partidos y movimientos políticos con personería jurídica para “ejercer libremente la función crítica frente a este y plantear y desarrollar alternativas políticas”. La reforma constitucional de 2003 avanzó tímidamente en algunas disposiciones para proteger derechos de las minorías políticas. Solo fue hasta el 2018, veintisiete años después de la orden constitucional y luego de 12 intentos fallidos, que el Congreso de la República expidió la Ley 1909 o Estatuto de Oposición a instancias del Acuerdo de Paz entre el Estado Colombiano y la ex guerrilla de las FARC, haciendo uso del mecanismo excepcional del fast track. Tuve la oportunidad de representar al partido alianza verde en la mesa que con representación de todos los partidos instaló el Ministerio del Interior en el gobierno del presidente Santos para construir por consenso el articulado del Estatuto.

Un repertorio de derechos establece el Estatuto. Curules para quienes obtengan la segunda votación para Presidencia de la República, Gobernaciones y Alcaldías,  participación en las Mesas Directivas de las corporaciones públicas (Congreso, Concejos y Asambleas) para las fuerzas de oposición, derecho a réplica a las alocuciones presidenciales, que deberían extenderse a las de Gobernadores y Alcaldes, acceso a medios y representación de la oposición en instancias del Estado como la comisión asesora de relaciones exteriores o la de inteligencia y contrainteligencia. Derechos que han empezado a violar coaliciones mayoritarias en concejos de grandes ciudades como Bogotá o Medellín, y en ciudades intermedias o municipios como en Valledupar, Riohacha o Codazzi (cesar), raponeándole a las fuerzas opositoras el asiento al que tienen derecho en las mesas directivas respectivas.

Los émulos de Macías acuden a toda suerte de artilugios. Algunos posan de juristas para “encontrar” vacíos jurídicos que justifiquen la trampa. Otros, en complicidad con los mandatarios se disfrazan de opositores para ocupar el asiento que no les pertenece. Y hay quienes se hacen elegir en estos espacios por encima de aquellos llamados a ser la voz de la oposición, con el inocultable propósito de incidir perversamente en la elección de los nuevos personeros y aumentar su capacidad de extorsión y chantaje a los Alcaldes.  Las reacciones que se ha generado en la opinión pública y en distintas fuerzas políticas dirigidas a proteger el Estatuto de Oposición, deben conducir a revocar la elección tramposa de estas mesas directivas y enviar el mensaje de que en toda democracia es tan importante el respeto a las mayorías, como la garantía de los derechos de minorías y opositores. Que no todo vale.

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Arquitectura única y excelencia

Al finalizar 2023, la Academia Caldense de Historia publicó Caldas en los albores del siglo XX, libro en el que hay un artículo de mi autoría sobre un fenómeno arquitectónico que es, a mi juicio, único en el mundo por sus notables particularidades y calidades tecnológicas y formales, dentro de la llamada “arquitectura sin arquitectos” o arquitectura popular.

Se trata de la evolución de la arquitectura de bahareque, la construida con muros de madera y cañas –en este caso guaduas– y revocada con morteros de tierra y cagajón. En Manizales y en la región evolucionó hasta construir los mismos muros, pero dejándoles a la vista tablas –bahareque de tabla–, láminas metálicas –bahareque metálico– y morteros de cemento y arena –bahareque encementado. Para poderse lucirse con las formas de la arquitectura republicana de moda, nombre que se le dio en Colombia a lo que se hacía en Europa y Estados Unidos –neogótico, neoclásico y demás neos, que eran lo moderno–, cuando en el país y en el mundo lo mejor se edificaba con piedra, ladrillos, hierro y cemento.

 

¿Por qué en el hoy llamado Eje Cafetero abandonaron los muros de piedra –que siempre fueron escasos–, los de ladrillos y los de tapias pisadas, que eran los corrientes en el resto de Colombia y se deseaban aquí? Esta es la historia.

Los colonos antioqueños que fundaron a Manizales, en 1849, fueron gentes de escasos recursos que llegaron por unos caminos de herradura tan difíciles que más que mulas emplearon bueyes, a vencer una topografía llena de crestas y hondonadas de muy difícil urbanización. Una región que se conectaba con Europa y Estados Unidos con los arrieros pasando por el lado del volcán nevado del Ruiz y navegando por el río Magdalena, a pesar de que “en invierno no eran transitables los caminos y en verano se secaba el Magdalena”.

Y llegaron a construir ranchos de rústicos bahareques y techos de cáscara de cedro. Hasta que, en 1856-1857, don Marcelino Palacio, el más adinerado de los colonizadores, en una esquina de la Plaza de Bolívar, levantó su casa de tapias y tejas de barro, como la mejor herencia de Antioquia. Fue tal el acontecimiento indicando el futuro soñado, que, cuando falleció, las formaletas de esas tapias se incluyeron en su tumba.

Hasta que, en 1885, otro temblor averió la iglesia y muchas casas de Manizales, amenazándole su futuro, que se salvó porque se descubrió que las casas de tapias el primer piso y de “maderas” el segundo no se dañaron, con lo que nació el “estilo temblorero”, considerado “inmune” a los terremotos.

Lo que siguió fue cómo erigir arquitectura republicana sin aleros, si la lluvia destruía las maderas, las guaduas y los morteros de tierra y cagajón. Y la solución fue protegerlos con tablas, láminas metálicas y morteros de arena y cemento, especializando los bahareques.

Las catedrales de Manizales, Pereira y Armenia y numerosas iglesias fueron de bahareque metálico, y hace poco a la de Pereira le dejaron a la vista su hermosa estructura de madera. También fueron metálicas la gobernación de Caldas y otras edificaciones. Y muchas más se erigieron en bahareque encementado, incluido casi todo el centro de Manizales –declarado patrimonio–, una vez se reconstruyó tras los grandes de incendios de 1925 y 1926.

La región ofrece numerosos y bellos bahareques tradicionales, que llenan de vida el Paisaje Cultural Cafetero –que pertenece a la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco–, arquitectura que hay que ofrecerle a Colombia y al mundo como un valor de talla universal que vale la pena conocer, proteger y promover.

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¡Qué oso!

El 5 de noviembre de 2022 la prensa internacional destacó el acontecimiento en primera plana con este titular: “la bandera cambió de manos y Barranquilla tomó el relevo como la próxima anfitriona”. Ellos y con ellos los colombianos todos recibimos exultantes desde Santiago de Chile la albricia de esta buena noticia para el país. Lo logramos se repetía el Alcalde del Distrito de Barranquilla Jaime Pumarejo, después de recibir el pabellón de los afamados Juegos panamericanos a realizarse en su XX versión en 2027, que convoca a 41 países de todo el continente americano. Daba cuenta, además, el despacho de prensa que la Soberana del Carnaval Melissa Cure, encabezó la delegación de Colombia para este fausto acontecimiento, protagonizando “un espectáculo que hizo vibrar a todos los presentes con la magia del Carnaval”. El Alcalde tomó en serio el compromiso y procedió a instalar inmediatamente el Comité organizador.

De pronto, sin vísperas, el Presidente de Panam Sports Neven Llic, que es la entidad que supervisa estos juegos envió una misiva, que se convirtió en piedra de escándalo, al Alcalde ce Barranquilla y al Presidente del Comité Olímpico Colombiano (COC) Ciro Solano, en la cual les notifica, de forma tajante que “debido al incumplimiento de los requisitos establecidos” por la misma en una misiva anterior calendada en el mes de octubre pasado “se anula automáticamente la extensión de tiempo proporcionada para subsanar los incumplimientos del contrato de Ciudad Sede” y en consecuencia había tomado “la determinación indeclinable, de retirar el derecho de ser la ciudad sede de la cita continental en 2027”. A qué se refiere el Presidente de Panam Sports?. Ni más ni menos que al cubrimiento de la obligación contraída contractualmente de consignarle a esta entidad US $4 millones de dólares, por concepto de “derecho de organización” de los Panamericanos, cifra esta que se debió desembolsar desde el 30 de julio del año

 

pasado y que se había incumplido toda vez que sólo se había recibido el valor cancelado por el Distrito de Barranquilla, lo cual motivó que le sacaran a Colombia la primera tarjeta amarilla y consintieron en un acuerdo de pago que debía hacerse efectivo a más tardar el 31 de diciembre, que tampoco de cumplió, lo que llevó al Comité ejecutivo de Panam Sports a sacarle la tarjeta roja rescindiendo el contrato de marras!

La patidifusa Ministra de Deportes Astrid Rodríguez reaccionó declarándose sorprendida por semejante dislate endosándole su responsabilidad a Panam Sports, aduciendo un supuesto acuerdo “de entregar el pago de US $8 millones durante el mes de enero de 2024, en tanto que existía una dificultad de hacerlo en 2023 por un tema presupuestal”, alegando además su propia culpa de que “en el pago de diciembre tuvimos una dificultad en el PAC”. Debe ser la misma dificultad que le valió el jalón de orejas por parte del Presidente Petro en su reciente “cónclave” por la baja ejecución presupuestal de su cartera, que a duras penas llegó al 55.92% para el mes de diciembre. Esto es inaudito!

La verdad sea dicha, yo tuve oportunidad de asistir en representación de la RAP del Caribe a la Audiencia pública de las comisiones económicas del Congreso de la República en Barranquilla, presidida por el Senador Efraín Cepeda, el 8 de septiembre del año anterior. A la misma acudió, atendiendo su citación la Ministra de Deportes, la cual ante el requerimiento de los parlamentarios para que se comprometiera a tramitar dichos pagos se mostró evasiva, escurridiza y dubitativa, para desconcierto del auditorio. Y ello a pesar de tener el respaldo en el Plan Nacional de desarrollo y contar con la partida presupuestal.

Por ello, no es de extrañar su procrastinación, la que terminó dejando a Barranquilla, al Caribe y a Colombia toda colgados de la brocha y al Alcalde de Barranquilla, que se ve ahora abocado a enfrentar un juicio de responsabilidad fiscal por detrimento patrimonial por parte de la Contraloría General de la República, por el monto de US $2.250.000 que “casó” como “plante”, como cuota inicial para asegurar la Sede de los juegos.

Una vez más se pone de manifiesto el asfixiante y detestable centralismo en este país, en el cual, a despecho de la autonomía territorial consagrada en la Constitución Política, las decisiones sobre los proyectos de mayor envergadura y de mayor importancia para las regiones, como ha sucedido con el dragado y la recuperación de la navegabilidad del Río grande del Magdalena y ahora con los Juegos panamericanos, tienen que pasar inexorablemente por las horcas caudinas de la remolona burocracia capitalina, desde donde, con desdén por su suerte, al mejor estilo de los emperadores romanos cuyo dedo pulgar hacia abajo sentenciaba, con su sólo gesto, a muerte a los gladiadores, en nuestro caso así es como se define la viabilidad de los proyectos.

Nota relacionada: Dinero para los Juegos Panamericanos sí estaba en manos del Ministerio de Deportes

Bien dijo nuestro laureado con el premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez que “del interior del país, que se cocinaba a fuego lento en su propia sopa, llegaba apenas el óxido del poder: las leyes, los impuestos, las malas noticias”, como esta “incubadas a dos mil quinientos metros de altura y a ocho días de navegación por el río Magdalena en un buque de vapor alimentado con leña”. El pretérito de la frase de Gabo se sigue conjugando en Colombia en tiempo presente!

Medellín, enero 4 de 2024

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De la pobreza a la miseria

Las autoridades mexicanas anunciaron en la tarde de este miércoles que lograron rescatar a los 31 migrantes -entre ellos cuatro colombianos- que se encontraban secuestrados desde el sábado pasado en el estado de Tamaulipas, en la frontera con Estados Unidos. (El Tiempo, 3 de enero, 2023)

Esta semana ha sido noticia el secuestro y posterior liberación de 31 migrantes, entre ellos 4 colombianos, a los cuales se les exigía $8000 dólares para su rescate. Esto es solo un reflejo de los muchos peligros de la inmigración ilegal que se está dando para llegar a Estados Unidos. Sin embargo, este fenómeno en América Latina hace parte de un drama global.

 

Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el número estimado de migrantes internacionales ha aumentado en las últimas cinco décadas. El total estimado de 281 millones de personas que vivían en un país distinto de su país de nacimiento en 2020 era de 128 millones más que en 1990, y más del triple del número estimado en 1970.

Por otro lado, el reporte de World Migration Report, hubo alrededor de 281 millones de migrantes internacionales en 2021, lo que representa un aumento del 27 % en comparación con las cifras de hace poco más de una década (2010), cuando hubo 221 millones de migrantes que cruzaron fronteras internacionales.

En su mayor parte, la migración internacional es una decisión económica y ha mantenido una tendencia predecible: trabajadores calificados que se desplazan desde economías en desarrollo como Nigeria, México, India, Filipinas y Egipto hacia países desarrollados de altos ingresos como Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, Qatar, Arabia Saudita y Malasia. Por supuesto, hay casos atípicos, como la repentina salida de 700.000 rusos en respuesta a la invasión de Ucrania.

Pero, si miramos el panorama más amplio, ya sean trabajadores de la construcción semi-calificados que se trasladan al Medio Oriente desde el subcontinente indio, desarrolladores rusos que migran a Alemania o médicos nigerianos que se mudan a Canadá y el Reino Unido, la migración internacional es una forma de apuesta económica.

Existe un ejército de trabajadores calificados de países en desarrollo que se mudan a los mercados occidentales donde pueden ganar mejores salarios y alcanzar un nivel de vida más alto; por el contrario, las economías desarrolladas están ansiosas por darles la bienvenida para apuntalar el crecimiento de su población, frenar una tendencia preocupante de escasez de mano de obra y aprovechar un grupo cada vez mayor de profesionales previamente capacitados.

En respuesta, estamos viendo una tendencia de las empresas a contratar trabajadores de otros países y ayudar a facilitar su traslado a un nuevo país. Esto siempre ha ocurrido entre un grupo selecto de empresas, pero con la llegada del trabajo remoto, cada vez más empresas empiezan a desafiar la tradición y a mirar más allá de sus fronteras en busca de talento por defecto.

Igualmente, se ve un aumento general de las remesas en las últimas décadas, de 126.000 millones de dólares en 2000 a 702.000 millones de dólares en 2020. A pesar de las predicciones de una gran disminución de las remesas internacionales debido a la COVID-19, en 2020 solo se produjo una ligera caída (2,4%) con respecto al total mundial de 2019.

Sin embargo, cuando se habla de migración ilegal, aunque tiene la misma motivación (económica y en algunos casos, huir de la guerra), como la que vemos en los campamentos de Necoclí (Colombia) o Calais (Francia), en los caminantes venezolanos cruzando toda Sudamérica, en el muro en Tijuana (México), en balsas llegando a Lampedusa (Italia) desde Libia o a las costas de Australia desde China, es una realidad absolutamente distinta, a la de alguien que llega con permisos oficiales a los países de destino.

Según el World Population Review, Estados Unidos tiene el porcentaje más alto de inmigrantes ilegales por país, según la mayoría de los informes. Con una población 330 millones de personas, se estima que ese país alberga a más de 52 millones de inmigrantes. Alemania ocupa el segundo lugar por tener la mayor cantidad de inmigrantes en el mundo, siendo un lugar centralizado para Europa y una sociedad progresista que es segura para muchas personas que huyen del terrorismo o necesitan asilo.

Arabia Saudita también es un lugar clave con una economía en auge, lo que la convierte en un lugar ideal para los inmigrantes. Este país ocupa el tercer lugar en porcentaje de inmigrantes ilegales por país.

  • Estados Unidos: 52 millones de inmigrantes, el 15 por ciento de la población
  • Alemania: 16 millones de inmigrantes, el 18,8 por ciento de la población
  • Arabia Saudita: 14 millones de inmigrantes, el 39 por ciento de la población
  • Rusia: 11 millones de inmigrantes, el 7,9 por ciento de la población
  • Reino Unido: 9 millones de inmigrantes, el 14 por ciento de la población

Pero este problema no se puede analizar como un todo, y mucho menos de forma homogénea. Se debe trabajar en la realidad del país de origen, en las condiciones de tránsito y en la integración de estas personas a las sociedades donde llegan. Pero me quiero centrar en el segundo punto, las terribles condiciones de tránsito para los migrantes.  

Según UNODC, los migrantes objetos de tráfico ilícito son vulnerables a la explotación y el abuso y sus vidas y seguridad muchas veces corren peligro: se pueden asfixiar en el interior de los contenedores, perecer en el desierto o ahogarse en el mar mientras son conducidos por contrabandistas que lucran con un tráfico en el que los migrantes se convierten en mercancías. Por tratarse de un delito clandestino, las cifras de valor en el plano mundial son difíciles de determinar con precisión.

Sin embargo, sobre la base de dos de las principales rutas del tráfico ilícito: de África oriental, septentrional y occidental hacia Europa y de América del Sur hacia América del Norte, se estima que este delito genera anualmente alrededor de 6.750 millones de dólares de los Estados Unidos para los delincuentes que operan en estas regiones solamente. Sin embargo, esa cifra presumiblemente es mucho mayor en el plano mundial.

Rutas como Colombia – Selva del Darién – Panamá – Centroamérica – norte de México – Estados Unidos, o Nigeria – Níger – Libia – Mar Mediterráneo– Lampedusa (Italia) – Oulx (Alpes Italianos) – Francia/Reino Unido/Alemania, no solo presentan los riesgos propios de las condiciones de esas zonas, como enfermedades en las selvas tropicales de Latinoamérica, o el riesgo de desaparición de botes enteros en el Mar Mediterráneo.

La peor amenaza son los comerciantes de migrantes o coyotes que se lucran de cobrar y guiar a los caminantes por trochas, pasos fronterizos o por sus puestos en las lanchas. Ellos son quienes tienen todo el poder en estas situaciones, y en cualquier momento pueden decidir si siguen con la travesía, o secuestran al grupo, justo como pasó esta semana en México.

Estos grupos están ligados a carteles, bandas criminales locales, o grupos terroristas como es el caso de Níger. Por ende, la migración también es un tema de seguridad. No se trata de criminalizar la inmigración ilegal, sino de dotar a los países para que ejerzan una lucha efectiva contra estos grupos armados, que derivará en la mejora de condiciones para los migrantes que transitan por sus territorios.

Según los investigadores Reynel Badillo y Amparo Bravo en El Clan del Golfo y grupos delictivos en América Latina y África, afirman: En este mismo sentido, la relación entre la migración irregular y el crimen transnacional organizado adquiere una conectividad muy sólida, pues la condición de ilegalidad del migrante lo expone a acceder a los servicios ilegales que ofrecen las organizaciones criminales. Estas pueden ofertar muchos beneficios que pueden variar entre el traspaso a través de las zonas fronterizas en las que tienen control, hasta la falsificación de documentación que puede ser utilizada de manera permanente en el país destino.

Por ende, los países de tránsito deben fortalecer el rol del migrante por medio de la garantía de derechos y evitando la acción de estos grupos, que abusan y se lucran de la necesidad de estas personas. Esto se debe hacer con una estrategia coordinada con todos los países de tránsito de migrantes, pues es un fenómeno que pasa las fronteras y se debe combatir de manera regional.

Muy distinto a lo que pasa actualmente, donde cada gobierno atiende a estas personas sin coordinación con otros países, y solo busca el paso rápido de los migrantes por su territorio, para que le quede “ese problema” al siguiente país de tránsito. Lo que debilita aún más la posición de estos migrantes frente a las bandas criminales.

Es necesario menos conferencias y menos discursos, y más acciones concretas, de ser posible, coordinadas. De no ser así, seguiremos condenando a los migrantes a huir de la pobreza para llegar a la miseria.

Encuentre aquí más columnas de Juan Camilo Clavijo Martín

BanRep: un comienzo tímido, pero un comienzo!

BanRep en su reunión de diciembre, decidió por mayoría bajar la tasa de política en 25 puntos básicos, al 13,0%. Es su primera reducción desde septiembre de 2020. En esta decisión se destacan dos factores: se inicia un ciclo bajista, a pesar de la tradicional retórica del Emisor de no señalar comportamientos futuros; y se presenta un cambio de opinión de tres miembros de la Junta. Surgen dos preguntas: ¿qué los hizo cambiar de opinión? y ¿cómo será el ciclo de tasas en 2024? Tratemos de abordarlas.

En los 24 años del esquema de inflación objetivo, la decisión de este mes se encuentra entre las más complejas y difíciles. Al Emisor todavía lo despierta en la noche la alta inflación y, más que eso, la singular incertidumbre sobre la misma, lo que hace que la decisión tome un mayor valor. Pero también observan una economía que viene a menos, con quizás el desequilibrio más marcado en mucho tiempo entre consumo e inversión. Una posición en la que no quisiera estar, pero que se zanjó a favor de un inicio del ciclo de reducciones, apenas asomando la cabeza con una rebaja tímida de 25pb. Aunque, no le quitemos el mérito, ¡es una rebaja!.

 

Hacia delante, seguramente la inflación continuará cediendo, ampliando ese diferencial con la tasa de interés, lo que presionará al Emisor a acelerar el paso en las reducciones de las tasas. La actividad económica permanecerá débil. El mismo BanRep estima un menor crecimiento en 2024 que en 2023 y, si bien otros apuntamos a una ligera recuperación, ésta es muy tenue y con cada nuevo dato se reducen las previsiones de crecimiento para 2024.

Con ello, creemos que el nuevo balance en la Junta es una señal clara de inicio del ciclo bajista, uno que si los datos lo apoyan, como creemos, llevará a reducciones importantes de las tasas en 2024. No creemos que haya una disyuntiva entre controlar la inflación e impulsar el crecimiento, pero si consideramos que se pueden lograr los dos objetivos con rebajas de tasas, conforme la inflación siga cediendo y la actividad demande mayor apoyo.

Alejandro Reyes

La Medellín que recibe Federico Gutiérrez

Federico Gutiérrez regresa al mando de una Medellín que se ha transformado de maneras que desafían su propia narrativa de rescate y revanchismo. Los hechos y cifras concretos pintan una realidad de progreso y cambio significativo bajo la administración anterior, a menudo opacada en una sociedad donde los medios, controlados por élites económicas, moldean la percepción pública.

En el período de gobierno de los Independientes, Medellín experimentó una mejora notable en la seguridad, con una reducción del 38% en los homicidios, traduciéndose en 854 vidas salvadas. Los delitos de alto impacto como el feminicidio y lesiones personales disminuyeron en un 31% y 21%, respectivamente. La participación de niños, niñas y adolescentes en grupos delictivos se redujo en un 70%, y se instalaron 3262 cámaras de seguridad que han transformado la política de inteligencia del Estado.

 

El rescate y puesta en marcha de Hidroituango por parte de Daniel Quintero no es un hecho menor, gracias a esta gestión EPM logró ingresos por 1 billón de pesos anuales, mientras recuperó 4,3 billones de pesos por parte de los seguros. La deuda de la ciudad se redujo en un 20%, evidenciando una gestión fiscal eficiente y estratégica. El Metro de la 80, con una inversión de 3,5 billones de pesos, y el Metrocable de Picacho, con una inversión de 364.955 millones de pesos, no solo mejoraron la movilidad, sino que también aumentarán la red de transporte masivo de Medellín en un 38%.

En educación, la entrega de 131.000 computadores mejoró el rendimiento en las pruebas ICFES en 30 puntos y contribuirá a la construcción de la nueva vocación económica de Medellín: El Valle del Software. La implementación de la matrícula cero benefició a 120.000 estudiantes, marcando un hito en el apoyo a la educación superior.

Medellín es la ciudad que más disminuyó el desempleo, pasando de 12,8% ( ultimo trimestre de Federico) a 8,1% ( ultimo trimestre de los Independientes). En turismo, Medellín se convirtió en el primer destino turístico inteligente de Colombia y el segundo de América, con un aumento en la ocupación hotelera y la apertura de 6 nuevas rutas aéreas.

Estos datos demuestran cómo Medellín ha avanzado en áreas clave como seguridad, infraestructura, educación y economía, planteando un desafío a la nueva administración de Federico Gutiérrez de construir sobre este legado o tomar un camino diferente. La ciudadanía, con el tiempo, reconocerá y valorará estos avances, más allá de la percepción creada por los políticos y replicada por los medios de comunicación.

Encuentre aquí más columnas de Esteban Restrepo

Y Laura Sarabia ahí

Muchos creyeron que la actual directora del Departamento de Prosperidad Social, Laura Sarabia, luego del escándalo por el uso del polígrafo con la niñera de su hijo, caería en la desgracia y que el presidente Gustavo Petro no volvería a contar con ella durante su gestión como primer mandatario de la Nación.

Pues lo cierto es que no solo regresó al Palacio de Nariño, sino que además Petro le otorgó más poder del que antes tenía como una muestra de la inmensa confianza que siente hacia ella por la capacidad laboral que hasta el momento ha demostrado.

 

Puede que Laura no sea la funcionaria más querida por quienes integran el gabinete del presidente Gustavo Petro, ni por quienes prestan sus servicios profesionales en el Palacio de Nariño, pero lo cierto es que sí el presidente la ha mantenido en su círculo cercano es porque ella le está entregando los resultados que él quiere ver, algo que parece no han entendido algunos ministros.

Puede que por aquellos estados emocionales que suelen llegar cuando se logra algo de poder, Laura haya maltratado incluso a quienes llegaron a ostentar un lugar de gran influencia en la Nación y en la opinión pública, pero aun, ni con las quejas en su contra fue expulsada de la Casa de Nariño, un lugar en la política colombiana que es lo más parecido al Olimpo, donde se supone vivían los dioses en la antigua Grecia, quienes sostenían enormes rivalidades entre ellos y no perdían oportunidad para darse uno que otro codazo e ir al gran dios Zeús a llenarle la cabeza de intrigas e inquinas para hacer quedar mal al otro.

El tiempo ha demostrado que Laura Sarabia de bobita no tiene nada, que no solo conoce lo que quiere el primer mandatario sino que busca los medios para lograrlo, algo que Petro  valora y es lo que  motiva a mantenerle su lugar.

Seguramente habrá más razones para no retirarla. Uno no sabe, puede ser que por haber estado en la campaña ‘Petro Presidente’ conoce uno que otro secretito que no conviene que se sepa.

En la decisión de dejarla en el primer círculo de poder de la Presidencia de la República, también podría estar ahí la mano de la primera dama Verónica Alcocer. La Casa de Nariño tiene muchas verdades ocultas que impiden que el país conozca la realidad de la política en Colombia y la forma como esta se maneja, pero lo cierto es que la presencia de Laura Sarabia en el período actual Gobierno Nacional, está más que cantada y segura.

Cambiando de tema: He visto mucho show por parte del concejal de Bogotá, Juan Daniel Oviedo, quien llega a todos los lugares con pose de estrella de Hollywood, llamando la atención. Al parecer, el cabildante no sabe que el respeto de la ciudadanía en la política se logra con base en el trabajo, los argumentos y los conocimientos que se tiene de los temas, en este caso, los que corresponden a la capital del país.

Por favor doctor Oviedo, pare su show, que el Concejo de Bogotá, aunque se trate de un escenario político, no se parece a las pasarelas del Reinado de la Simpatía, y dedíquese más bien a conocer la manera en cómo funciona la política en Bogotá.

@sevillanoscar

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