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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Paz total

Clamor y compromiso campesino para una sociedad en paz

Nuevamente, Bogotá fue escenario de uno de los más importantes eventos encaminados a consolidar la paz integral. Más de 120 delegadas y delegados de aproximadamente 60 organizaciones campesinas territoriales y nacionales, provenientes de todos los rincones del país, se encontraron durante tres días para, desde la sabiduría popular y cultural del campo, formular propuestas para alimentar la vida, el amor y la solidaridad, como parte del proceso social, hacia una Reforma Agraria y Rural Integral y Popular.

El debate fraterno, profundo y constructivo, se apoderó de la palabra dulce y la tradición cultural, y mezcló la diversidad de dialectos y gestos que representan la riqueza cultural y política de este importante sector social. El sombrero vueltiao se combinó con la ruana boyacense, las manos endurecidas de llaneras y llaneros, se hicieron suaves para saludar a paisas y opitas, el rio Catatumbo abrazó al Atrato, el Cauca se juntó con el Putumayo, y la madre tierra hizo valer su poder y energía para construir propuestas y generar confianzas.

 

Fueron varias las temáticas abordadas que dieron cuenta del compromiso que se tiene, no solo en la producción de los alimentos que llegan a las mesas de millones de colombianos y colombianas diariamente, o que son exportados, sino también, para aportar a la unidad del sector, la reconciliación nacional, la democracia y la justicia social.

Quién más que las campesinas y campesinos, que resisten y persisten desde los territorios, en la defensa de la vida y el medio ambiente, que sufren el rigor de las violencias estructurales, políticas y sociales, tienen la autoridad para exigir el cese al fuego bilateral, que se convierta en multilateral y excluya a la población civil de cualquier tipo de violencia armada. Ellas y ellos, que diariamente sufren el dolor de ver morir en combate a sus seres queridos, que lloran el reclutamiento de sus hijos e hijas por parte de las Fuerzas Armadas, las Guerrillas, las bandas criminales y los herederos del paramilitarismo, que caen gravemente heridos o muertos en los campos minados, son hoy ejemplo de lucha por la paz y de compromiso por el cambio.

Mujeres y hombres, que además de sufrir el rigor de la guerra, padecen la exclusión y el empobrecimiento, producto de años de políticas inequitativas que, como lo propone el gobierno del cambio, deben ser transformadas. Comunidades marginalizadas sin acceso adecuado y pertinente a una educación publica de calidad, sin el derecho a la salud y la vivienda, sin acceso a las tecnologías de la información, como el internet, sin vías adecuadas para el transporte de sus productos y de materias primas, y menos aún sin programas de comercialización justas, recuperan la esperanza en un presente y un futuro mejor.

De allí, la importancia de avanzar en el cumplimiento de los acuerdos de paz pactados con las extintas FARC-EP en el 2016, y los acuerdos con las organizaciones sociales y campesinas, firmados por anteriores gobiernos, y que fueron incumplidos. Por eso, el campesinado organizado, con autonomía e independencia y con un profundo compromiso movilizador, se aferra al programa de gobierno propuesto por el Pacto Histórico. Con el lenguaje propio de quienes, sin adornos y sin hipocresías, expresan sus exigencias, la convención campesina hizo un llamado vehemente a la implementación del Plan Nacional de Desarrollo, fundamentalmente en lo correspondiente al capítulo de la Reforma Agraria, Integral y Popular.

Estas exigencias, que no son sinónimo de oposición, sino aportes a las transformaciones políticas, económicas y sociales, requieren la pronta instalación de la Comisión Mixta Nacional de Asuntos Campesinos, instancia de interlocución, concertación y negociación entre el Gobierno Nacional y el movimiento campesino, para construir una gobernabilidad de la mano del poder popular, en donde las y los campesinos son un sector fundamental. Sin el campesinado colombiano, será muy difícil avanzar en la construcción de la paz integral, por eso la convención, valoró profundamente y aceptó la invitación a hacer parte del Comité Nacional de Participación, instancia convocada por la mesa de diálogo Gobierno Nacional-ELN.

Luego de siete intentos fallidos en el Congreso de la República, en donde los partidos tradicionales fueron fuertes saboteadores, se resaltó, como un logro de la lucha decidida del campesinado en alianza con congresistas campesinos y el gobierno del cambio, la aprobación del acto legislativo que reforma el artículo 64 de la Constitución Política, y que incorpora al “Campesinado como sujeto de derechos de especial protección”; este artículo aunque insuficiente, por cuanto no incorpora los derechos políticos, significa un gran salto en las conquistas sociales, que abre la puerta a más y mejores condiciones de vida. A buena hora, se reconoce al campesinado y su inigualable aporte a al desarrollo y la soberanía, saldando una deuda histórica, que nunca debió acumularse.

La ciudadanía, especialmente de las grandes ciudades, deberá respaldar y acompañar, el clamor y compromiso del campesinado por una sociedad en paz, con justicia social y vida con dignidad. El Estado debe garantizar la vida y la permanencia en los territorios de líderes y lideresas y de las organizaciones.

 Colombia cuenta hoy, con un acumulado social y político en el campesinado que, puede ser el motor de las transformaciones económicas para modernizar el país, con sentido solidario, soberano y democrático capaz de garantizar la alimentación de toda Colombia, y el ingreso de recursos a partir de las exportaciones, si se brindan las herramientas tecnológicas y económicas adecuadas, y se generan espacios de participación con poder de decisión para la planeación territorial.

 

Luis Emil Sanabria D.

Desafíos de la paz total en Urabá

Por: Pedro Baracutao

Como firmante de paz y parte del poder legislativo convoco a la Audiencia Pública “Desafíos de la paz total en Urabá” el próximo 13 de julio en el Estadio de Chigorodó, para contribuir a la búsqueda de soluciones a la violencia estructural que padece la región desde hace décadas, y que puede encontrar  en la implementación integral del Acuerdo de Paz un camino para superar las causas de la guerra como son la pobreza multidimensional, el hambre, el despojo de tierras y la falta de oportunidades.

 

Urabá es una subregión de Antioquia que clama por la paz desde que el conflicto armado la convirtió en una de las zonas más afectadas en términos de desplazamiento forzado, desaparición forzada, masacres y confrontación entre grupos armados.

La paz territorial es la base de la paz total. Deben tenerse en cuenta los mecanismos para los derechos de no repetición y verdad de las víctimas. Según cifras de Forjando Futuros, desde la firma del Acuerdo de Paz 21 líderes sociales han sido asesinados en Urabá:  una mujer trans,  4 indígenas y 13 integrantes de Consejos Comunitarios u Organizaciones de base de Comunidades Negras, Afro, Raizales y Palenqueras.

En 20 casos, las personas defendían sus territorios de la degradación ambiental, gestionaban proyectos productivos sostenibles, defendían la sustitución de cultivos ilícitos y/o defendían su derecho a la restitución de tierras o derechos territoriales. La defensa ambiental de sus territorios los expone al ataque de los grupos armados que hacen presencia en la región, los cuales se financian principalmente del narcotráfico, la minería ilegal y la extracción maderera indiscriminada.

Según la UAI de la JEP, el Urabá antioqueño y el Bajo Atrato chocoano son zonas en las que se ha reactivado el conflicto armado desde la firma del Acuerdo de Paz. La violencia persiste en gran medida por la impunidad frente a los responsables de atentar contra las y los defensores de derechos humanos, liderazgos ambientales y reclamantes de tierras.

A partir de la ratificación reciente del Acuerdo de Escazú por parte del Congreso, es importante que se fortalezcan las medidas de protección de las líderesas y los líderes ambientales que se han encargado de la defensa de sus territorios y han procurado por años salvaguardar los ecosistemas estratégicos de los que dependen sus comunidades étnicas y campesinas. Se han registrado afectaciones contra la naturaleza en 6 municipios de esta región desde 2016, asociadas a minería ilegal que contamina las fuentes hídricas, erosiona la tierra o afecta gravemente la fauna y la flora.

Invitamos a la comunidad a participar de esta Audiencia de manera masiva para lograr ser escuchados y hacer de la llamada “mejor esquina de América”, por fin, un remanso de paz, con la justicia social como principio de esa paz tan anhelada por el pueblo, por las comunidades étnicas, indígenas y campesinas.

 

Ponencia de la Paz Total pide a la Corte Constitucional tumbar la Ley de Paz Total

El magistrado de la Corte Constitucional, Jorge Enrique Ibáñez, en su ponencia de la Paz Total, pide a sus colegas tumbar la Ley que la vida jurídica.

La Ley de ‘Paz Total’, autoriza al Gobierno Nacional para hacer acercamientos y negociaciones para con las diferentes organizaciones armadas al margen de la ley como el ELN, y el Estaco Central Mayor de las Farc.

 

De acuerdo con el magistrado Ibañez, “se violó el trámite en el Congreso de la República, en este caso, la consecutividad, es decir, que se habría saltado algunos debates reglamentarios y, además, no estuvo avalada antes por el Consejo de Política Criminal”.

La ponencia deberá esperar cerca de un mes para empezar la discusión en la sala plena por la salida de la secretaria general de la Corte Constitucional, Marta Sáchica, quien tiene que cumplir el tiempo de empalme con su sucesora.

La Paz Total es la más grande apuesta del Gobierno del presidente Gustavo Petro, por lo que su caída en la Corte Constitucional le significaría un gran revés.

 

Creatividad, bondad y compromiso para la Paz

Es muy natural que, algunos de los ya reconocidos sectores que se oponen a cualquier intento de construir caminos de paz para salir de, por lo menos, sesenta años de violencias políticas, ahora se rasguen las vestiduras en contra de las propuestas que, para construir paz integral, se exploran desde el alto gobierno y los grupos armados no estatales. Como si Colombia viviera en un paraíso que hay que proteger y la muerte violenta no paseara por los campos y ciudades arrebatándole a las gentes la posibilidad de un presente y un futuro mejor, los áulicos de la violencia se niegan a cualquier propuesta que acerque la posibilidad de paz.

Vociferan, gritan, patalean, amenazan con impedir cualquier solución que no sea el bombardeo y la confrontación armada, intentan debilitar toda propuesta audaz, ridiculizándolas con sus editoriales, espectáculos mediáticos y comentarios mañosos, y omitiendo el amplio respaldo que las comunidades están brindando a los espacios de diálogo y conversaciones que, aunque con dificultades y desaciertos, se abren paso, recuperando y señalando rutas de solución política, negociada y pacífica a las violencias estructurales y armadas.

 

No se equivoquen nuevamente señoras y señores de la oposición inteligente. No se dejen aconsejar del sesgo ideológico, la mezquindad y el egoísmo; en Colombia, además de la expresión electoral que votó mayoritariamente a favor de la construcción de la paz integral y total, se están tejiendo energías, pensamientos, actuares y quereres populares. Es la Juntanza creativa, que desde los territorios está comprometida con las transformaciones de las causas que generan violencias. Basta con visitar y conversar con las comunidades en las zonas y ciudades más afectadas por el conflicto armado y el olvido, para sentir y comprobar el inmenso esfuerzo que las y los empobrecidos hacen a diario, para persistir en la construcción de paz y reconciliación.

Ejemplo de ello es, la decisión de los y las jóvenes negras de la costa pacífica que participan y fortalecen las Guardias Cimarronas y los Consejos Comunitarios para la defensa de los territorios, el rescate de la cultura, la defensa de las tradiciones, y el gobierno y la justicia propias; o el compromiso que demuestran, las gentes de las comunas de Medellín, que salen al encuentro de la Gira Territorial por la Paz, organizada por múltiples expresiones sociales que trabajan por la paz urbana y la paz nacional; o las mujeres campesinas y comunales del bajo cauca antioqueño que, resisten a la confrontación violenta y a los estragos ambientales de la minería del oro, cultivando yuca, plátano y ají, criando cerdos, gallinas, peces o manteniendo apiarios cuyo producto les ayuda a mejorar sus ingresos. Mujeres comprometidas con sacar adelante sus sueños, sus hijos y sus comunidades.

No hay que dejarse deslumbrar por las altanerías de quienes sienten que, así como perdieron la gobernabilidad nacional, van a perder gran parte de la gobernabilidad territorial. No hay que dejarse provocar de quienes se rehúsan a abandonar prácticas corruptas, mafiosas, violentas y embusteras para mantenerse en el poder. La tarea hoy es, fortalecer los procesos sociales regionales, subregionales y nacionales que han perdurado en su lucha pacífica, generar nuevos espacios de encuentro democráticos e incluyentes, respaldar las reformas propuestas para el cambio, concertar con quienes tienen pensamientos diferentes pero que creen en la paz y la necesidad de transformaciones profundas y preparase para participar coordinadamente y con propuestas consensuadas, en los escenarios que se abren paso desde las mesas de conversaciones con los grupos armados.

El presente y el futuro nos convocan a desatar la mayor creatividad posible, por eso, no hay que temer a las propuestas novedosas que buscan la paz. No hay que resistirse a romper esquemas tradicionales de negociación que, aunque muy importantes, no han sido suficientes para superar definitivamente los círculos de violencia que tanto daño nos hacen. La paz transformadora que hará emerger de nuestros corazones y cerebros, la justicia social y la reconciliación, requiere explorar caminos diferentes, instalar niveles variados de encuentro y construcción colectiva, que hagan posible la urgente tarea de desescalar la confrontación, para ahuyentar el miedo, el terror y la muerte.

Las guerrillas, las bandas criminales y los llamados grupos armados herederos de estructuras del paramilitarismo, también deberán hacer lo propio. El compromiso escrito se refrenda con el compromiso práctico. No se puede desconocer la importancia de las declaraciones de paz, y hay que dar pasos definitivos para robustecer el llamado Cese al Fuego Bilateral; pero también, se necesita instalar toda clase de mecanismos que conduzcan a ponerle fin de una vez por todas, a los ataques sistemáticos contra la población civil.

No es posible avanzar con la profundidad, la confianza y la rapidez que se requiere, si se continúan asesinando indígenas, afrodescendientes, comunales, sindicalistas, ambientalistas, hombres y mujeres que trabajan por la paz y los derechos humanos. No será posible convocar a toda la sociedad, si el secuestro o la extorsión no se suspenden, si se sigue reclutando niños, niñas y adolecentes, si se siguen instalando o manteniendo fronteras imaginarias que aterrorizan a las comunidades en las ciudades, si los pueblos siguen confinados, o si las lideresas y líderes políticos no pueden expresar sus ideas.

El Gobierno Nacional podrá avanzar, con el apoyo de la comunidad internacional, en la búsqueda de recursos para crear un ambiente propicio para la paz y la participación, desescalar el conflicto, prevenir los secuestros o la extorsión, progresar en la ejecución del Plan Nacional de Desarrollo, e incluso garantizar la manutención de los combatientes mientras se firman los acuerdos definitivos de paz; también, las organizaciones sociales podrán continuar con sus procesos de coordinación, construcción de acuerdos y consensos territoriales y nacionales; pero, estas ingentes labores que ponen en riesgo el acumulado político de los partidos de gobierno y mantiene en la zozobra a las organizaciones, no tendrán los resultados esperados, si los grupos armados no estatales, no muestran un mayor compromiso en la construcción de paz.

Es el momento de preparar y realizar más y mejores acciones colectivas, es el tiempo de la unidad de todos los sectores de la sociedad que queremos salir de las que parecieran ser, interminables trampas violentas, y demostrar la más desbordante creatividad, la más amplia bondad política y social, y el más resistente compromiso con la paz integral y total.

Luis Emil Sanabria D.

¿Paz total para quienes?

La narrativa de odio del gobierno nacional en contra de la Fuerza Pública cada día deja más claro que la policía está con las manos atadas ante el vandalismo. Los cambios en el ESMAD hoy llamado Unidad de Diálogo y Mantenimiento del Orden – UNDMO dejaron a los agentes desprotegidos ante el vandalismo.

El ataque con “papas bomba” lanzadas desde el interior de la Universidad Nacional tiene a un oficial de la UNDMO debatiéndose entre la vida y la muerte, y a otro herido, deja claro que en el campus hay delincuentes camuflados. Seguramente relacionados con la Primera Línea que asesinó a un jóven en Kennedy y que destruyó los entornos de los portales de Transmilenio y la infraestructura de la ciudad.

 

La alcaldesa, hoy dedicada a hacer campaña para la presidencia, dijo a la opinión pública que en la universidad hay infiltrados de las FARC. Se le olvidó que hace diez meses abrazó las banderas de la “Paz Total” y en el Paro Nacional se refería a estos delincuentes como “muchachos del corazón”. No le queda bien el discurso contradictorio mientras la ciudad se colapsa y corre riesgo la vida de dos policías.

Le pido al presidente de la república y a la alcaldesa mayor que intervengan de manera inmediata la Universidad Nacional. En estos momentos hay terroristas fabricando artefactos explosivos y amenazando a la población civil.

¿Dónde están los financiadores y patrocinadores de la Primera Línea asumiendo su responsabilidad política por crear los escenarios propicios para que estos delincuentes crecieran y se organizaran en contra de la fuerza pública y la ciudadanía?

Lucia Bastidas

El espíritu de la paz integral recorre el país

Mientras sectores políticos tradicionales coinciden con el fiscal general de la nación y la procuradora, en la elaboración de relatos para desprestigiar al gobierno del Presidente Gustavo Petro, y a su equipo de Senadores, Senadoras y Representantes a la Cámara, y de forma simultánea congresistas de oposición, obedeciendo a sus patrocinadores de campaña, en un escenario mediático que, con lágrimas y todo, ambienta y manipula la sensibilidad de la población que consume ingenuamente espectáculos y falsas verdades, se ausentan de los debates o se declaran impedidos para votar la reforma laboral o la reforma a la salud, otro importante grupo de colombianas y colombianos, continúan con sus esfuerzos de construcción de paz en medio de ataques a su vida, estigmatización y miedo que, el sonido de las balas y el olor de la muerte producen.

En el Oriente Antioqueño más de cien delegados y delegadas de los 23 municipios de esta subregión del departamento, se reunieron el 30 de mayo, en el salón El Tapial, del parque recreativo Comfama de Rionegro, convocados por PRODEPAZ, en alianza con diferentes organizaciones sociales y comunitarias, en la Tercera Asamblea General para reafirmar el Pacto por la Construcción de Paz Territorial. Con deliberaciones amplias y despojadas de sectarismos, con actos simbólicos que reafirmaron la necesidad de fortalecer los lazos de afectos y solidaridad con los miles de víctimas que el conflicto armado ha dejado en todos los poblados de la región, y con compromisos remozados, este encuentro reafirmó la responsabilidad de avanzar en diálogos regionales que aporten a la defensa de la vida, el cuidado del medio ambiente y la reconciliación.

 

El Primero de junio en Medellín, con la presencia de cerca de ciento cincuenta personas de toda el área Metropolitana, delegados de las expresiones barriales organizadas que defienden la vida, construyen paz y derechos humanos, se realizó el Encuentro de víctimas y organizaciones comunitarias por la protección de la vida y la paz urbana en el contexto de la paz total. Convocados por el Observatorio de Paz del Politécnico Colombiano Jaime Isaza, y un comité de impulso conformado por organizaciones sociales, contando con la presencia del Alto Comisionado para la Paz  y el Director de Investigaciones de la JEP, este evento tuvo como principal resultado el lanzamiento del manifiesto llamado Alianza Paz Antioquia, y sirvió de preámbulo a la instalación formal, el día 2 de junio, de la mesa de negociaciones con representantes de las principales bandas delincuenciales de la ciudad, buscando mediante el diálogo, ponerle fin a las confrontaciones violentas urbanas, construir un presente y un futuro mejor para cientos de miles de jóvenes y avanzar hacia el sometimiento a la justicia de los integrantes y jefes de estas expresiones armadas establecidas en el territorio.

En la zona del Catatumbo, bajo el liderazgo de las organizaciones sociales y comunitarias, se convocó una gran jornada por la paz, que inició el 1 de junio en la mayoría de municipios de la región, y congregó una concentración en la ciudad de Convención, para darle inicio a una caravana que, luego de seis horas de camino, arribó al municipio de Tibú, en donde, en una Asamblea por la Paz, cientos de catatumberas y Catatumberos reafirmaron la exigencia a los bandos confrontados, de avanzar hacia la paz, el cese el fuego y de hostilidades, el respeto al Derecho Internacional Humanitario – DIH, la instalación de la mesa de conversaciones con el Estado Mayor Central-FARC, el cese de amenazas y asesinatos a líderes sociales y políticos, entre otras sentidas peticiones. Lamentablemente, a pesar de haber sido invitados, ningún delegado de los gobiernos municipales o departamental, participaron en la jornada, y tampoco hizo presencia la Comisión de Paz del Congreso de la República o el ministerio público.

En Bogotá se reunió el 2 de junio, la Mesa Nacional de Interlocución Social para la Paz- MENISP. Delegados y delegadas de 35 organizaciones y plataformas nacionales, étnicas, campesinas, comunitarias, de población LGBTIQ+, juveniles, de mujeres, de población con discapacidad, defensoras de Derechos Humanos, constructoras de paz, comunales, sindicales, de comunicación popular, con importante presencia regional que conforman esta instancia de coordinación, reafirmaron la propuesta de implementar una ruta para la transformación política y negociada del conflicto armado, en donde el fortalecimiento organizativo, la promoción de diálogos regionales, la movilización y las comunicaciones para la paz ocupan, un lugar preponderante.

La MENIPS, se reafirma en el respaldo a las políticas de paz y transformaciones, que el Gobierno Nacional viene impulsando y hace un llamado a instalar con mayor celeridad las mesas de diálogo con todos los actores armados, al cese al fuego y de hostilidades bilateral y multilateral, y a construir conjuntamente mecanismos de participación efectiva, coordinada y vinculante de la sociedad civil en las mesas de diálogo, mediante el reconocimiento a los pactos de paz y reconciliación que se construyan, producto de los diálogos regionales y subregionales amplios que están promoviendo.

El espíritu de la paz total e integral, de la mano de las organizaciones sociales, está recorriendo el país y se abre camino, a pesar de los relatos adversos, de la oposición indolente, y en medio de la perversidad de los actos violentos. Este compromiso social, tan importante y sin el cual la paz no podrá avanzar, requiere de un mayor y decidido acompañamiento y respaldo de personas, instituciones de gobierno y Estado, partidos políticos, gremios económicos y confesiones religiosas.

Este compromiso social y popular, es un llamado contundente a unir las almas y las manos de quienes estamos convencidos de la paz como camino y como meta, de quienes promovemos los cambios estructurales que harán posible ahogar en democracia, justicia social y equidad, a las múltiples violencias que alimentan el conflicto armado interno, ese “monstruo grande” que solo se le derrotará, si a una sola voz, promovemos la construcción de un presente y un futuro con dignidad, seguros de que con la paz ganamos todos y todas.

Luis Emil Sanabria D.

 

 

Una respuesta al Estado Mayor Central

La semana pasada varios medios de comunicación me preguntaron por el cese al fuego con el Estado Mayor central. Yo dije, y me sostengo, que la decisión del presidente Petro de suspenderlo fue una buena decisión, en tanto no se contaba con una mesa instalada, un equipo negociador, y una verificación basada en unos pocos puntos de no agresión entre el Estado y el grupo. Seamos sinceros, este grupo no estaba en guerra contra el Estado, sino en expansión de su control territorial. Sin embargo, el Estado Colombiano tiene que estar preparado porque va a iniciar una campaña militar para mostrarse más grandes de lo que son, lo que en la práctica indica más confinamiento y más asesinato de líderes y lideresas sociales, como lo muestra nuestro más reciente informe en PARES.

Somos muchas las personas que desde el análisis y el seguimiento hemos tratado de aportar a la paz en Colombia. Algunas hemos pagado altos costos – como el exilio – por denunciar los entramados de la política y su profunda relación con la violencia organizada, y otras personas no pueden contar la historia. Fueron asesinadas, sistemáticamente durante más de cuatro décadas.  También cuando investigamos hace veinte años la parapolítica, fueron los violentos quienes nos señalaron, amenazaron y hostigaron. El comunicado del Estado Mayor Central es más de lo mismo: terminamos siendo quiénes analizamos la violencia y no quiénes la producen los responsables de ella. No se olvide que se trata de un grupo en armas, refiriéndose a civiles.

 

Sí hay un tufillo en el proceso de paz total de querer omitir información y análisis que les recuerde que existe el Derecho Internacional Humanitario, que la guerra tiene mínimos y que hay comunidades que están sufriendo en medio de sus embates de crecimiento territorial. Y sobre todo que el reclutamiento de menores y su posterior asesinato es un crimen de lesa humanidad, independientemente de cómo lo justifiquen. Esa voz, la voz de las denuncias ha protegido a poblaciones y comunidades durante muchos años de los abusos de los violentos, que hoy están completamente desaforados. En eso, tuvo toda la razón el presidente en llamar a la sensatez en el esfuerzo de paz. Hay cosas que el Estado no puede pasar por alto.

Contrario a las acusaciones, la mayor parte de analistas o “intelectuales” como nos han llamado, hemos defendido la permanencia de las mesas. Lo que esperamos es que en medio de una negociación se hagan explícitos los límites. Ese fue el problema fundamental del cese al fuego. Este grupo, compuesto de muchos otros, cesaron operaciones entre ellos para unificarse en una sola estructura, pero iniciaron guerras para ampliar su control. No necesariamente en contra de otros grupos armados, también lo hicieron incrementando su fuerza militar en contra de las comunidades que habitan sus territorios, amenazando a las bases sociales que no quisieron someterse y asesinando a los líderes y lideresas – especialmente los indígenas – que se opusieron al incremento desmedido del reclutamiento.

Un grupo en expansión necesita dinero, armas y gente. Tres cosas básicas para garantizar su supervivencia. Al no tener el control absoluto de la economía incrementaron la extorsión – como lo muestran todas las cifras de fuentes oficiales y también de fuentes primarias – el control de economías menores y la presión para obtener recursos y gente. Sea la coca, sea la minería ilegal, sea la vergonzosa economía de la trata y esclavitud de personas que controla el clan del golfo en el Urabá, sea el contrabando, sea la violencia sicarial. A eso, le complementa la amenaza en 166 municipios de afectar las elecciones, terminando de hundir la ya precaria democracia local.

Por eso, la primera regla del Estado en una negociación con un grupo similar tiene que ser parar la expansión. Y en esto la fuerza pública juega un papel fundamental. Por supuesto que la presencia del Estado debe ser integral, pero hoy no hay posibilidad alguna de avanzar en ello si al menos no se detiene la expansión de los grupos. Y eso no es guerrerismo, sino mera sensatez. La izquierda necesita combinar efectivamente el anhelo de paz con la política de seguridad. En esto el presidente puede y debe llamar a la unidad nacional.

Durante la semana que pasó, una de nuestras investigadoras más lúcida y brillante estuvo reportando balaceras cada día, ante el rompimiento de una tregua, situación que pudo ser evitada con una acción más efectiva del Estado. Su valentía nos inspira a no callar.

 

 

 

 

No desfallecer ante la adversidad de la guerra

Al reclutamiento y posterior masacre de cuatro niños pertenecientes al pueblo Murui (hijos del tabaco, la coca y la yuca dulce), comunidad ancestral de la Amazonía, a manos del Estado Mayor Central -Farc, se le suman los crueles asesinatos de una comerciante y un trabajador informal en el municipio de Simití, Sur de Bolívar, a manos del Clan del Golfo, y el doloroso asesinato de dos policías y una mujer, en el casco urbano del municipio de Tibú en Norte de Santander, por parte del ELN, entre otros actos atroces cometidos por estos y otros actores armados, que infringen el Derecho Internacional Humanitario y violan los derechos fundamentales de la población civil.

Esta acciones tienen en la práctica dos objetivos comunes, de un lado, debilitar el optimismo y la fuerza que las organizaciones sociales, comunitarias y sectores de la sociedad han manifestado, acerca de la posibilidad de construir participativamente caminos de paz y reconciliación, aportando a los cambios estructurales que se requieren para superar las múltiples causas y consecuencias que alimentan las violencias, y de otro lado, generar mayores niveles de desesperanza, para imponer sus proclamas.

 

Al logro de los objetivos comunes en las actuaciones de los Grupos Armados No Estatales, se les suma, el empeño de algunos líderes políticos de oposición, de directivos de gremios económicos, de medios de comunicación y periodistas que, metiendo el dedo en la herida, construyen un relato de desaliento y engaño, como si las consecuencias que nos ha dejado la guerra no estuvieran cargadas de suficiente dolor. En esto, nuevamente los extremos se unen.

Las arengas se caracterizan, en el caso de las guerrillas, por sus contradicciones ideológicas, sus desaciertos en el análisis del momento político y por su escasez de propuestas transformadoras, y en el caso de los neoparamilitares, por pretender presentarse como adalides de la justicia, la democracia y la libertad, y abrogarse un carácter político que no tienen, eso sí, todas ellas cargadas de descalificaciones contra el Gobierno Nacional y las organizaciones que trabajan por la paz y los derechos humanos.

Las organizaciones sociales tienen la no muy fácil tarea de mejorar los niveles de coordinación, comunicación y movilización, para reafirmar y mandatar la paz. A los esfuerzos de diálogo social que hoy se expresan en todo el territorio nacional, buscando la construcción de pactos, se le suma la urgente tarea de crear campañas de comunicación, generar escenarios de movilización y acciones simbólicas masivas para demostrarle a los actores armados, que no serán ellos, si continúan con sus actuaciones caducas y degradadas, los llamados a aportar en la construcción del futuro y el presente que el pueblo necesita.

Es necesario nuevamente mandatar la paz, como se hizo masivamente en 1997 y 1998, cuando un amplio e incluyente ejercicio de participación y movilización, posibilitó que millones de colombianas y colombianos, manifestaran de forma contundente, su compromiso con la construcción de paz y justicia social, y su exigencia a la solución pacífica del conflicto armado. Hoy, aunque las condiciones son diferentes, en tanto existe una sociedad más polarizada, el poder del narcotráfico y la corrupción son mayores, y el accionar de los grupos armados deja poco espacio a la creatividad política, se hace necesario nuevamente volcar a las calles y en las urnas el poder del constituyente primario, proclive a la paz y la justicia social.

Una mezcla de acciones territoriales de resistencia, diálogo y concertación en done intervengan todos los sectores de la sociedad, y un esfuerzo nacional coordinado de comunicaciones, movilización e incidencia política que se manifieste en las futuras elecciones, le daría al Gobierno Nacional una señal contundente de respaldo y decisión a favor de las transformaciones progresivas y concertadas, no por ello menos profundas, que requiere la paz integral, y le enviaría a los grupos armados no estatales, un irrevocable mensaje de paz para el desescalamiento inmediato de la violencia, el abordaje serio y decidido de una agenda de negociaciones profunda pero realista, en relación con las condiciones políticas, económicas y sociales del país, y la firma de acuerdos que permitan ponerle fin al conflicto armado interno.

De allí la importancia de las manifestaciones que mediante comunicados públicos y actos simbólicos se produjeron esta semana. A la par de que los actores armados hicieron demostración de su capacidad de atrocidad y sevicia, múltiples organizaciones sociales, iglesias y confesiones religiosas de carácter nacional y regionales, convocaron eventos simbólicos, académicos, se pronunciaron repudiando la violencia, y más de 300 organizaciones e instituciones universitarias reafirmaron, mediante un comunicado que denominaron Nuestro Grito por la Vida y la Paz, su compromiso con la paz y sus propuestas encaminadas a defender la vida.

Le corresponde al Gobierno Nacional y a la cooperación internacional, respaldar y potenciar a la ciudadanía organizada para rodear el proceso de paz, sin imponer criterios, sin presiones o expresiones que pueden sonar a chantaje, respetando la autonomía de los procesos y respaldando sus propuestas, para ahogar las violencias con más democracia participativa, más transformaciones, más goce efectivo de derechos, y más diálogo. Se tendrán que aumentar exponencialmente, por parte del Gobierno y el Estado, los esfuerzos económicos y de seguridad, tendientes a respaldar el accionar de las organizaciones y redes regionales y nacionales, y garantizar la vida de líderes y lideresas sociales, de firmantes de los acuerdos de paz, de defensoras y defensores de DDHH y constructoras de paz.

No desfallecer ante la adversidad de la guerra, no dejarse seducir por los llamados de las trincheras, no sucumbir ante quienes escupen balas y ruegan que la violencia nunca llegue a sus hogares, son las convicciones que debemos mantener para hacer posible vivir en una Colombia en paz, con justicia social, cultura democrática, respetuosa de los Derechos Humanos, la vida y la diversidad.

 

Luis Emil Sanabria Durán.

Comisionado de Paz cree que aun es posible rescatar la paz total

El Alto Comisionado para la Paz, Danilo Rueda, afirmó que en la construcción del camino de la Paz Total “hay que persistir e insistir para resolver los obstáculos y creo que lo vamos a lograr”.

El funcionario,  hizo las afirmaciones respecto a la decisión unilateral del Gobierno Nacional de suspender el cese al fuego con el Estado Mayor Central (EMC-Farc) y reactivar las operaciones contra este grupo ilegal en los departamentos de Meta, Guaviare, Caquetá y Putumayo.

 

Indicó que para avanzar en la Paz Total Colombia también cuenta con canales internacionales de cooperación que van a propiciar el ambiente para impulsar la pronta instalación de una mesa de conversaciones con el EMC-Farc.

“Hay una disposición abierta del Gobierno para iniciar la mesa de conversaciones y ese es el mensaje central. Si hay una disposición de la EMC-Farc, iniciaremos esa mesa de negociaciones y allí seguramente abordaremos los temas del cese al fuego y asuntos de las hostilidades, que son muy importantes para la población”, destacó Rueda.

 

Estado Mayor Central de las Farc advierte a Petro que habrá más plomo

El Estado Mayor Central de las Farc, emitió un comunicado en las últimas horas en donde responsabiliza el Gobierno Nacional de lo que ocurra en adelante en los departamentos en donde el grupo armado ilegal hace presencia.

«El rompimiento unilateral desatará la guerra y se multiplicarán los muertos, heridos y prisioneros, contrario a una política de paz total… el rompimiento al cese al fuego se origina cuando se está destapando la política de Estado de crear el paramilitarismo como quinta columna del régimen burgués», afirma.

 

La organización ilegal asegura que»han demostrado voluntad de paz desde el 22 de septiembre de 2022, cuando se anunció el cese de acciones ofensivas contra las fuerzas militares con el fin de crear un ambiente propicio para una eventual mesa de diálogo y culpan al comisionado de Paz Danilo Rueda de no dar trámite a una gestión necesaria para acabar con lo que llaman «maquina de guerra estatal».

«Con la presencia del Comando Sur de los Estados Unidos en el consejo de seguridad del 21 de mayo de 2023, se concluyó romper oficialmente y de manera unilateral el cese al fuego, violando una vez más el protocolo establecido con el sofisma de un rompimiento parcial del fuego en Meta, Putumayo, Guaviare y Caquetá y que esto quede en manos de la OTAN», dice el comunicado.

El grupo ilegal negó su participación en la masacre de cuatro menores en el departamento del Putumayo.

La luchas de la juventud por la paz total en Quibdó

En el año 2022 nos acercamos a los procesos juveniles en Quibdó construyendo y visibilizando liderazgos para los Consejos Municipales de Juventud (CMJ), en una apuesta de participación política para la construcción de la paz territorial desde un sujeto político fundamental como lo es la juventud. La muerte criminal nos ha arrebatado más de 600 jóvenes en los últimos 6 años (Fundación Círculo de Estudios Culturales y Políticos, 2023), y esto no lo podíamos dejar en silencio. Realizamos constancias, diálogos territoriales y una audiencia pública para tratar el tema.

En abril los asesinatos de jóvenes en Quibdó incrementaron de una manera desorbitante, y para el 26 de abril ya habían 82 homicidios, una hecatombe como llamaban los griegos a  esa tragedia tan grande de vidas humanas, víctimas de una guerra ajena de carácter trasnacional por los intereses que la generan, principalmente el narcotráfico.

 

Organización y lucha política

La juventud se organizó a través del CMJ y de la construcción de  Plataformas de Juventud para exigir que cese el derramamiento de sangre. Fueron las y los jóvenes quienes demostraron autonomía en la realización de actividades de cara a la visibilización de los asesinatos que han venido ocurriendo en Quibdó.

Desde la curul apoyamos la marcha pacifica en el mes de abril liderada por más de 400 jóvenes, luego una velatón por la paz. Con este acumulado de acciones colectivas la juventud organizada plantea una solución política a esta guerra urbana. Acuden al gobierno departamental y no son escuchados, igual pasa con el gobierno municipal, no se ven  soluciones estructurales.

Ante esto la juventud logra movilizarse hasta el Congreso de la República, se entrevistan con algunos congresistas, son escuchados en diversas comisiones y presentan el “Mandato de jóvenes del Chocó por la pacificación del territorio”. Esboza los siguientes puntos:

Inversión social

  • Creación y adecuación de escenarios deportivos.
  • Infraestructura física de Casas/Centros de Juventud, arte, cultura, centros de escucha abierta, liderazgo político, habilidades para la vida, educación financiera y emprendimiento para las 7 comunas del municipio de Quibdó.
  • Fortalecer las infraestructuras artísticas y culturales de las organizaciones de juventudes a través de empresas y agencias de cooperación internacional.

Políticas públicas

  • Socialización e implementación inmediata de la política pública de seguridad y convivencia ciudadana.
  • Creación e implementación de la Política Pública de arte, innovación y cultura.
  • Actualizar e implementar la Política Pública de Juventud del Municipio de Quibdó.
  • Creación e implantación de la Política Pública municipal de género

Empleabilidad

  • Ser los pioneros de la ley de mi primer empleo.
  • Estimular la creación de pequeñas y medianas empresas para la población juvenil de Quibdó, y de igual manera garantizar acompañamiento para la sostenibilidad de las mismas.

Protección

  • Creación de la comisión de paz por Quibdó con enfoque étnico y diferencial, con una temporalidad de 10 años y con participación intersectorial.
  • Crear una plataforma digital que sirva como sistema de alerta y protección para casos de violencia juvenil en el municipio de Quibdó.
  • Creación de una veeduría para la salvaguarda de los derechos de la juventud étnica del municipio de Quibdó.

Con este acumulado, el 3 de diciembre de 2022 realizamos la Audiencia pública “Paz por los Jóvenes de Quibdó”, la cual contó con la asistencia de más de 64 jóvenes y más de 20 organizaciones juveniles, la UNAD y la UNICEF. 20 días después algunos grupos organizados al margen de ley manifiestan su intención de acogimiento a la Paz Total.

Dicho acogimiento se ha evidenciado en la disminución del 55% de asesinatos en Quibdó, y del delito del hurto. Nuestro sueño de una paz grande se acompasa con estas luchas de la juventud que tiene todo por dar para construir una Colombia al tamaño de sus sueños y no al tamaño de un interés mezquino como el de la guerra. En los gestos, luchas y atrevimientos de la juventud vemos una enseñanza fundamental: ver, oír y sentir el territorio desde los balcones de la esperanza y no desde los balcones del resentimiento.

 

 

 

 

¿La paz política negociada, si o no?

El Presidente de la República Gustavo Petro U, en la reciente conferencia con los altos mandos de las Fuerzas Armadas, señala la grave vinculación de las guerrillas en las últimas tres décadas, con el fenómeno del narcotráfico, en uno o en todos sus eslabones, lo que pone en tela de juicio la existencia del conflicto político armado, no por la falta de causas estructurales que pudieran sustentar el análisis y la decisión política -por supuesto equivocada- que soporta la sostenibilidad de la lucha guerrillera, sino por las características principales que esta asume  y sus alianzas estratégicas, formales e informales, con el narcotráfico.

Aunque existen distintas evaluaciones sobre los orígenes, continuidad y retroalimentación del conflicto político armado en Colombia, tal como se evidencia en las relatorías de la Comisión Histórica del Conflicto y sus víctimas, es posible reconocer la existencia un conflicto altamente fragmentado en el que se expresan diversos subconflictos armados que se entre mezclan en el territorio, con causalidades, comportamiento y consecuencias diferentes. Existen una gama de expresiones armadas, desde grupos guerrilleros insurgentes, grupos armados irregulares de extrema derecha, grupos herederos del paramilitarismo, hasta estructuras criminales armadas organizadas. Todas con presencia en regiones y ciudades, alimentadas por su respectiva élite política e ideológica, o por estrategas de los altos intereses económicos ligados al lavado de activos.

 

En el caso de las guerrillas, aunque se involucran en delitos comunes no siempre conexos al delito político, se reconocen los elementos que los caracterizan como grupos insurgentes, pues son organizaciones que, en sus inicios y aun hoy, apelan a la violencia armada como estrategia política para resistir, derrocar o cambiar el orden político establecido, es decir, esa característica política, aunque con muchas debilidades, prevalece sobre las demás características. En esta definición se pueden enmarcar las actuales guerrillas, no obstante los señalamientos de su alianza estratégica con el narcotráfico para fortalecer la lucha armada, la misma alianza que hace posible el dominio político, económico, social y cultural en ciudades y campos, de delincuentes que se presentan como líderes políticos y que han puesto el Estado al servicio del lavado de activos y de la corrupción, apoderándose de recursos del Estado, que deberían tener como destino a los más empobrecidos.

De otro lado están las estructuras armadas organizadas de crimen de alto impacto- EAOCAI, tal y como los define la Ley 2272 de 2022, en esta clasificación se reconocen los llamados herederos del paramilitarismo en todas sus denominaciones. Estos grupos heredan la estrategia fortalecida en la década de los 90, como parte fundamental de las maniobras de imposición del modelo neoliberal, como respuesta contrainsurgente, como estructura de promoción y defensa del narcotráfico y como fenómeno cultural ligado a la estrategia política y económica de sectores de las llamadas derechas extremas, siendo los principales aliados del narcotráfico, aunque no los mayormente beneficiados del negocio.

De esta forma, es muy importante retomar lo que se expresó en el programa de gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez, cuando se afirmó que, “cumpliremos a cabalidad los acuerdos de paz con las FARC y retomaremos las negociaciones con el ELN para finiquitar la existencia de la insurgencia armada en Colombia a partir del diálogo político”, y que “Fortaleceremos las diversas ciudadanías como sujetos sociales y políticos en procura de consolidar una paz total”, propuestas ratificadas luego por el legislativo, por iniciativa del gobierno nacional en la llamada Ley de paz total (2272 de 2023) y en el Plan Nacional de Desarrollo Colombia Potencia Mundial de la vida y la paz.

En este marco, es válido volver a la siguiente pregunta ¿Es posible y necesaria la búsqueda de la paz política a través de múltiples negociaciones que tengan como resultado la transformación pacífica y negociada del conflicto armado? Y la respuesta hoy cuestionada, es evidente, claro que se debe continuar por el camino de la paz negociada con todas las guerrillas, aceptando que el mismo gobierno les dio ese estatus político a las disidencias de las FARC, y claro que debemos seguir explorando el sometimiento a la justicia de las bandas criminales, grupos de autodefensas o neoparamilitares. Esto no excluye la necesidad de combatir el fenómeno del narcotráfico, el lavado de activos, de tráfico ilegal de armas y municiones muchas de estas producidas por INDUMIL, y la trata de personas, todos estos, negocios de alto impacto en la economía nacional y que definen en muchos escenarios, la magnitud de la confrontación armada.

Pero no solo se trata del diálogo con los grupos armados, lo más importante es que en este escenario de la Paz, se susciten como lo han venido haciendo las organizaciones sociales, comunitarias y étnicas, mesas de interlocución social para la paz regionales, que mediante procesos asamblearios o encuentros amplios identifiquen en cada región, subregión, ciudad o territorio étnico, las principales causas y consecuencias que originan y alimentan la existencia de grupos armados ilegales.

Instaladas las mesas sociales, se pueden promover procesos de encuentro con los gremios de la producción, el comercio, y los partidos políticos, para construir conjuntamente, pactos de vida regionales, subregionales, en campos y ciudades. Diálogos sinceros, prolongados en el tiempo, armoniosos, sin imposiciones, que generen soluciones a largo, mediano y corto plazo, las cuales deben ser asumidas por el Estado, los Gobiernos Nacional, Departamentales y Municipales, por los Partidos Políticos de todas las ideologías, y por la Mesas de Diálogo con los Actores Armados. Seguramente también saldrán propuestas que no lleguen a ser consensos, pero para eso está la democracia representativa y para eso se contará con mecanismos en relación con la democracia participativa, que deben ser desarrollados a propósito del segundo punto pactado con las FARC-Ep y del primer punto que se desarrollará en la agenda con el ELN.

Luis Emil Sanabria D.

Arauca mucho más que petróleo y guerrillas

Tenía muchos años de no estar en un evento que aglutinara a decenas de líderes y lideresas de diferentes sectores de la sociedad en el departamento de Arauca. Gracias al encuentro departamental “ARAUCA LE HABLA A COLOMBIA”, organizado por Luis Eduardo Celis de la Fundación PARES el pasado 26 de abril y respaldado, entre otras organizaciones, por REDEPAZ, pude nuevamente refrescar la memoria de lo importante que ha sido y que es este departamento y sus gentes, para Colombia y para Venezuela.

Antes de que nacieran el Ejercito de Liberación Nacional – ELN y las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- FARC-Ep, y antes de que descubrieran los yacimientos de petróleo, ya existían los movimientos campesinos, cooperativos, étnicos, sociales y comunitarios en la hermosa región de Arauca. Movimientos que hoy, exigen del Estado y de los Gobiernos Nacional, Departamental y Municipales, el cumplimiento de múltiples acuerdos firmados y la inversión que nunca llegó, para el fortalecimiento de los proyectos y programas propuestos por las comunidades.

 

Arauca no es un departamento petrolero, para la ciudadanía su verdadera vocación es la agricultura y la ganadería, la riqueza ambiental, la belleza de su cultura y sus gentes. El petróleo principalmente ha servido para enriquecer a una clase política corrupta y unos pocos socios de la empresa privada, para la acumulación de capital de los dueños de las empresas extractivistas extranjeras, para empobrecer a la gente, para romper las tradiciones culturales y para llenar de falsas esperanzas a miles de trabajadores y trabajadoras que hoy ven amenazada su subsistencia, ante los anuncios del fin de la bonanza de los hidrocarburos.

No hay oferta educativa pertinente pública profesional, técnica o tecnológica propia de un departamento que tanta riqueza ha visto saquear, no hay cubrimiento adecuado de salud, todavía los y las araucanas enfermos de gravedad deben padecer horas de ambulancia terrestres, cuando los traslados son autorizados, para ser atendidos en hospitales o clínicas adecuadas en Cúcuta, Bucaramanga o Tunja. Lo que si hay es “Elefantes Blancos” que, si fueran seres vivos, no habría como alimentarlos. La corrupción local ha campeado desde hace décadas, con la complicidad o la manguala de los socios nacionales.

Cómo no esperar que floreciera la violencia armada, en un departamento en el cual la respuesta a las peticiones sociales desde la década de los 70 ha sido la mentira, la represión, el bombardeo o las falsas promesas. Pretender culpar de todos los males que hoy padecen las gentes del departamento de Arauca, a la presencia del ELN, de las cuestionadas Estado Mayor-FARC, o a los paramilitares, es un sofisma de distracción, que busca ocultar las verdaderas raíces de la violencia. Un Estado débil, cooptado por la corrupción y el clientelismo, el empobrecimiento de sus habitantes, la falta de programas y proyectos que respalden la pujanza de su gente, la privatización de los servicios públicos y de salud, entre otros, son la verdadera razón, el resto son productos de esta situación, que hoy clama por pactos, cumplimientos y soluciones.

Los Araucanos son los primeros productores de plátano del país, reconocido no solo por su sabor sino también por la calidad del fruto, de cáscara delgada y con pocas sustancias agro tóxicas, son segundos en la producción de Cacao y los primeros por su calidad y sabor, son excelentes productores de arroz en calidad y cantidad, producen piña, papaya, maíz y por supuesto ganado vacuno de exportación, Arauca no tiene una sola mata de coca sembrada con fines de uso ilícito, pero adolecen de plantas procesadoras para agregar valor a sus productos y de vías adecuadas que los conecten con el resto de país, por donde puedan comercializar de forma justa. Otras de las muchas promesas incumplidas por el Estado, y sufren los graves impactos ambientales producidos por la industria petrolera, el mal manejo de sus cuencas y la deforestación de las cabeceras de ríos y quebradas en el parque del Cocuy, patrocinada o permitida por las corporaciones ambientales.

En Arauca hay pueblos indígenas que reclaman territorios ancestrales, autonomía y gobierno propio, hay afrodescendientes que llegaron a la región esclavizados para las haciendas de los jesuitas en época de la colonia que también reclaman mayor reconocimiento para sus consejos comunitarios, territorio, autonomía y autogobierno. Pueblos que reclaman ser excluidos de la confrontación, que exigen a los actores armados que cese el confinamiento, el desplazamiento forzado, el reclutamiento de sus niños, niñas y adolescentes, y la suspensión inmediata de la instalación de minas y artefactos explosivos antipersona. Reclaman acuerdos humanitarios y cese al fuego bilateral y multilateral.

Hoy Arauca está más madura para la paz integral que muchas regiones del país. Las organizaciones sociales, comunales, presentes en el evento, en tono de reclamo y sin ocultar su capacidad de resistencia propositiva, manifiestan su voluntad de paz, pero también lo hicieron las organizaciones gremiales de ganaderos,  plataneros, cacaoteros y arroceros, los y las ambientalistas, las organizaciones juveniles, las organizaciones de mujeres, las organizaciones de personas con discapacidad, las cámaras de comercio, lo gobiernos municipales y departamental, están unidos en un solo coro que claman paz.

Por eso la importancia de fortalecer y ampliar la coordinación de todos los sectores de la sociedad, instalar mesas de diálogo temáticas y territoriales, para generar una gran deliberación departamental, identificar desacuerdos, construir acuerdos y avanzar hacia un Gran Pacto Departamental por la Paz, la Democracia, la Justicia Social y la Reconciliación. Un acuerdo que sea cumplido por todas las partes, que logre el respaldo y compromiso financiero y político del Gobierno Nacional, Departamental y Municipales y de todo el Estado.

Un Pacto para poner al centro la vida con dignidad, que sea acatado, respetado y acogido en el marco de los diálogos y acuerdos que el Gobierno Nacional pacte con el ELN y demás grupos armados presentes en el departamento. Un pacto para erradicar la corrupción, el clientelismo, las violencias, la pobreza y sembrar de prosperidad y amor, sus ríos, llanuras y montañas. La paz es posible, si se dialoga sin exclusiones y se pacta para avanzar.

Luis Emil Sanabria D.