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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Perfiles

Antonio Sanguino no viajó en el tren hacia Santa Marta para ser bachiller

El senador Antonio Sanguino, quien vivió en Valledupar durante su niñez y adolescencia no le correspondió tomar el tren para viajar a Santa Marta a estudiar en el Liceo Celedón, como si le tocó a Escalona y sus amigos, por ser de una generación posterior a la del autor de ‘El Testamento’.

Sanguino nació en la Jagua de Ibiríco, fue registrado en Ocaña, Norte de Santander, pero crece en Valledupar, Cesar. Sus padres son campesinos, nacieron en la región del Catatumbo, de donde huyeron en los años 50 por la fuerte ola de violencia que azota a la región desde mucho tiempo atrás.

 

Vivir durante ese tiempo en el departamento de Cesar, hizo que conociera a las familias Gnecco, Molina, Araujo, Castro, Campo Soto, y toda la élite vallenata que más adelante conformaría clanes políticos que de una u otra forma se fueron apoderando de los destinos de la región.

Por ser de una familia humilde, tuvo que padecer las discriminaciones de la época, una de ellas, estudiar en la jornada de la tarde en el Colegio Nacional Loperena porque en la jornada de la mañana estudiaban los hijos de las familias pudientes.

Creció en el barrio 1 de Mayo de Valledupar, una zona de invasión. Más adelante en el barrio 12 de octubre y por último en el barrio La Granja. En las calles polvorientas donde vivió por mucho tiempo, jugó fútbol, bola de trapo, trompo, elevó cometas, etc.

Era también la época en que los jóvenes llevaban serenatas cantando por las calles de Valledupar, acompañados con la guitarra o con el acordeón, para enamorar a las muchachas, cosa que también hizo a pesar de que no se considera buen cantante. Leía muchísimo los libros de Gabriel García Márquez.

Desde muy pequeño asistía a los festivales vallenatos para acompañar a Omar Geles, un acordeonero con quien es contemporáneo, y de quien le gusta mucho la manera cómo interpreta el instrumento. Sus cantantes vallenatos favoritos fueron Diomedes Díaz, Rafael Orozco y Jorge Oñate.

Sanguino reconoce que su mamá sufría mucho por sus inclinaciones ideológicas de izquierda que mostró desde muy pequeño, en un ambiente de violencia nacional bastante fuerte, donde no solo la intolerancia política estaba a flor de piel en todo el territorio nacional, sino donde además se presentaba la conformación de guerrillas y el surgimiento de grupos de extrema derecha, muchas veces ayudados por las élites regionales.

Para ‘Toño’, como le llaman sus amigos, fue muy curioso tener un pensamiento de izquierda y crecer en medio de una familia bastante conservadora, en donde cuestionar la existencia de Dios era considerada una herejía o exaltar a Gaitán era una especie de ofensa. Pero le tranquilizaba saber que no era el único que creía en la lucha por las causas sociales. Juan Antonio, su hermano mayor, también militó en los grupos de izquierda estudiantiles mientras estudiaba en la universidad de Antioquia en Medellín.

Cuando tenía ocho años, junto a sus padres ocupó un predio en los terrenos en donde hoy se ubica el aeropuerto, siendo desalojados por la Policía y posteriormente detenidos, ese hecho lo marcó toda la vida y fue lo que hizo que se inclinara por las causas sociales. Lo anterior sumado, a las charlas con su profesora de historia en el bachillerato.

En el colegio participó de núcleos de estudios donde se hablaba de la teoría marxista, economía, política, etc., estos grupos ya estaban conectados con el movimiento sindical y los trabajadores de Cicolac.

Junto con un nutrido grupo de compañeros de colegio, fundaron la Federación de Estudiantes del Cesar, con ideología de izquierda bastante marcada, utilizando como ícono al Che Guevara y la influencia del cura Camilo Torres, Jaime Batemán y la revolución sandinista.

Terminó el bachillerato y se decidió por estudiar historia y sociología, motivado por lo que conocía del Cura Camilo Torres y Orlando Fals Borda.

Al llegar a la Universidad Industrial de Santander en la ciudad de Bucaramanga en el departamento de Santander, un territorio donde el ELN tenía una gran influencia, participó en un grupo estudiantil que se llamaba el Frente Estudiantil Revolucionario Sin Permiso. Más adelante, este grupo ingresó a una organización más grande que se llamó, ´A Luchar’, en donde se conoció con personajes que de una u otra forma, hoy participan en la vida pública nacional como el analista político León Valencia, la periodista Marta Ruiz, el excandidato al senado Antonio López, el exgerente del Acueducto de Bogotá, Edgar Ruiz, etc., con quienes luego militó en la insurgencia.

No ejercicio actividad en la guerrilla rural del ELN, porque su actividad era más política en las ciudades, sin embargo de vez en cuando debía desplazarse al campo, y reconoce que le causó mucha dificultad porque su vida era más citadina.

El asesinato de su hermano, la caída del Muro de Berlín, el proceso de paz del M19, etc., le hicieron caer en cuenta tanto a él, como a otras personas de la organización insurgente en la que participaban, que la guerra no era el camino, y es entonces cuando se introducen en un proceso de paz exitoso que hoy se conoce como el de la Corriente de Renovación Socialista en los años 90.

A partir de ese momento se dedica a participar en temas de paz y reconciliación, la enseñanza en las universidades y la elaboración de proyectos y diagnósticos en temas de resolución de conflictos, diálogos y convivencia, tanto en el CINEP como en la Corporación Nuevo Arco Iris, en donde fue su director ejecutivo y presidente.

Por un tiempo hizo campaña a favor de la abstención por lo que le resultó un tanto extraño verse en la búsqueda de votos para acceder a un cargo de elección popular, por esto cuando inicia su campaña política para lograr una silla en el Concejo de Bogotá, primero debe hacer un ejercicio de reingeniería mental para convencer a la gente de que debían apoyar su causa.

Lo eligen entonces concejal de Bogotá en el año 2007, cargo que ocupa en tres ocasiones consecutivas y al que renuncia para buscar una curul en el Senado de la República en el año 2018.

Nunca se imaginó que podía llegar a ocupar un lugar en uno de los poderes del Estado (legislativo), su idea de joven era ser un buen sociólogo, no más.

Su encuentro con Álvaro Uribe en el Senado de la República, con quien es ideológicamente opuesto, lo considera como un ejercicio interesante y excepcional, además porque coincidió con la presencia de los miembros de las Farc, quienes salían de la guerra para participar en la política.

Antonio Sanguino, busca su reelección en el Senado de la República por la Alianza Verde, sin saber si este será su último período en el Congreso de la República o si se dedica por buscar un tercer período en el cargo. No le trasnocha saber que pasará mañana, vive el momento y lo disfruta con toda la intensidad del caso.

Hay quienes le invitan a buscar la Alcaldía de Bogotá, otros la gobernación del Cesar, pero a Sanguino lo único que le preocupa por el momento es obtener por un período más la curul en el Senado y ser participe desde el Congreso de la República, del cambio en la mirada que hoy se tiene en el país, que según él, se dará en el próximo gobierno, en el que tiene la clara esperanza, que no será de derecha.

El piano se convirtió en el mejor amigo de Miguel Uribe durante su infancia

La música llegó a Miguel Uribe Turbay cuando tenía 5 años y su padre Miguel Uribe Londoño, contrató un profesor para que le enseñara a interpretar el piano, aprendizaje que le sirvió para desahogar la pena de perder a su madre (Diana Turbay), cuando apenas era un niño y por una causa que por su corta edad, le era incompresible.

Más que un instrumento musical, el piano fue una especie de ‘mejor amigo’ para Miguel. Más adelante comienza a interesarse por otros instrumentos (guitarra, batería, violonchelo y acordeón), convirtiendo la música en una oportunidad para ser feliz, palabras que dice con voz entrecortada por la tristeza que le produjo el no tener a su madre cerca en los momentos en que toda persona necesita de esa mujer que nos da la vida, la misma que durante los primeros años de la infancia nos despierta todos los días para que nos alistemos para ir al colegio, que nos lleva a la cama y nos da el besito de las buenas noches, y en ocasiones nos narra un cuento de hadas mientras llega el sueño.

 

También compartía mucho tiempo con sus primos y a pesar del asesinato de su madre, vivió una infancia alegre y de mucha intimidad con su círculo familiar.

Gracias a que su papá escuchaba música clásica y ranchera, se familiariza con estos dos géneros, más adelante le encuentra gustó a los boleros, género en donde los Panchos son sus exponentes favoritos.

Interpretando instrumentos musicales aprendió además a conquistar a las chicas de su edad cuando le llegó la época de las novias, y aunque reconoce que no tiene voz de cantor, mantiene el deseo de mejorar en esta faceta, tarea que dice tener pendiente.

El baile lo empieza a practicar en las fiestas juveniles a las que le invitaban, encontrando en el merengue de la agrupación Ricarena a un gran aliado que le evitó la pena de decirle a sus amigos(as) que no era muy diestro en este arte.

A pesar de que vivió una parte de los años en que los niños de la cuadra iban de casa en casa invitando a sus amigos a salir a la calle, para jugar fútbol, canicas, yermis, ponchado y hasta trompo, Miguel prefería los juegos de mesa, es decir el ajedrez y las cartas. Eso sí, no desperdició los momentos que le quedaban libre para disfrutar de una pequeña caminata por las calles del barrio y compartir un helado en compañía de sus primos, una amiga de la cuadra o de una compañera del colegio.

Cuando su padre le comunicó la noticia de la muerte de su progenitora, no lloró ese día, solo lo hizo hasta el momento en que entendió que su madre estaba muerta.

Durante muchos años sintió mucho resentimiento pero con el tiempo aprendió a perdonar. En este proceso ayudó su abuela, doña Nidia Quintero, quien le enseñó que la única manera de reconciliarse con la vida es a través de Dios.

Su abuela cumplió el papel de madre y le enseñó la importancia de servir a los demás. La acompañaba a la Caminata de la Solidaridad, a las charlas con mujeres líderes, a los eventos en los barrios donde la invitaban, etc. Doña Nidia le enseñó a valorar a la familia, los amigos y las personas cercanas. A disfrutar cada momento de la vida.

En el 2006, participó en un homenaje a su abuela con la banda marcial del Colegio Los Nogales, interpretando el redoblante, marchando en frente del entonces presidente Álvaro Uribe, abriendo aquella versión de la marcha tradicional de la Caminata de la Solidaridad Por Colombia.

Recuerda este episodio con mucho cariño porque ese toque fue para su abuela, a quien considera como su mayor ejemplo. Asegura que le encantaría ser su nieto preferido, aunque confiesa que ella los quiere y los adora a todos por igual.

De su abuelo, el expresidente Julio Cesar Turbay, admira la fortaleza, disciplina y superación con la que salió adelante, porque al ser hijo de un inmigrante libanés que vivía en la pobreza absoluta, no tuvo las mismas oportunidades que tenían muchos pero esto fue no fue obstáculo para no lograr la meta de dirigir los destinos de un país, que parecía no tener futuro por estar sumido en la violencia generada por las guerrillas de las FARC, el ELN, el M19 y el EPL, sumado a los hechos trágicos que provocaba el narcotráfico y el nacimiento de unas autodefensas.

Miguel cuenta que no se molesta ante las burlas y mofas que hacen de su abuelo, porque cree que vienen de un sector de la sociedad que busca reducir al mínimo los logros de quien consideraban como “un inferior”.

El trabajo como concejal de Bogotá y como secretario de Gobierno, le cambió su manera de pensar, y conocer esa ‘Bogotá Profunda’ donde la pobreza extrema es la protagonista, y darse cuenta de muchas historias de vidas, entre ellas, las que hay detrás de las víctimas de la trata de personas, la violencia sexual y prostitución infantil, le hicieron entender en lo necesidad de luchar por cambiar esos problemas que a veces parecen invisibles pero que están a la vista de todos, a la espera de una solución.

De los momentos que comparte junto a su familia, el que más disfruta es cuando están en la cocina preparando su plato favorito (arroz, carne y papa).

El llegar cansado, con el estrés de los largos recorridos que debe hacer en medio de su campaña al Senado y encontrar esa sonrisa de su pequeño bebe y el abrazo de su esposa y de las hijas de su señora, a quienes considera como propias, le llenan de emoción y felicidad y le dan motivos para continuar con su objetivo de trabajar todos los días por un mejor país.