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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Petróleo

Tras escándalos de corrupción, se anuncia la reestructuración de la empresa estatal Petróleos de Venezuela

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha anunciado este lunes la reestructuración de la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), tras los recientes casos de corrupción que han conllevado la renuncia al cargo del ministro de Petróleo, Tareck El Aissami.

Maduro ha afirmado que el Gobierno venezolano ha asumido «una posición vertical, frontal y absoluta en la lucha contra la corrupción», según ha sostenido durante una reunión con la dirección del partido gobernante, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

 

«Hemos dado este primer golpe a los mafiosos, a las mafiosas, y tengo la absoluta voluntad y decisión de ir hasta la raíz misma para desmembrar todas estas mafias que hemos descubierto con las manos en la masa», ha asegurado, después de matizar que la investigación comenzó hace varias semanas.

La investigación, liderada por el mandatario, ha mostrado que algunos funcionarios han cometido delitos en el marco de estas «mafias de la corrupción» de la compañía estatal, que presenta ramificaciones en la empresa privada, según ha informado el portal Últimas Noticias.

Además, la Fiscalía venezolana no ha descartado solicitar nuevas órdenes de detención por los casos de corrupción en el Gobierno: «Van a salir nuevos elementos que nos van a llevar de seguro a otras personas y eso se informará de manera oportuna», ha declarado el fiscal Tarek William Saab.

En este sentido, Saab ha asegurado que la investigación «apenas ha empezado, es el preámbulo de una primera fase». «Estamos organizando mesas técnicas para llegar al fondo de esta verdad, y resarcir el daño causado a la República», ha agregado, tal y como ha informado Globovisión.

Por su parte, el candidato de Voluntad Popular para las primarias de la oposición Juan Guaidó, ha acusado a Maduro de ser responsable de «la tragedia» que vive el país en referencia a los casos de corrupción.

Según un comunicado del partido de Guaidó, la corrupción «confirma que la crisis humanitaria» no es «culpa del supuesto bloqueo» y las sanciones impuestas contra el país latinoamericano.

También se ha pronunciado el candidato a las elecciones presidenciales del país por Primero Justicia (PM) Henrique Capriles, que ha considerado que «la cúpula que detenta el poder» está llevando a cabo «un ajuste de cuentas».

«Se están peleando por el botín y no les importa el sufrimiento del pueblo», ha manifestado Capriles, que ha denunciado que la corrupción «sigue al más alto nivel» y que afecta «al ciudadano común» cada día.

Así, el opositor ha instado a buscar la «verdadera justicia, responsabilidad y transparencia» para que el pueblo venezolano tenga «un gobierno que actúe con integridad y beneficio de todos».

¿Deben los países de menores ingresos subsidiar la corrección de la huella de carbono global ?

Para algunos de quienes nos consideramos apolíticos y que preferimos conservar prudente distancia con ese mundo, es necesario tomar partido, al menos desde estas tribunas, en coyunturas como la agenda energética global, porque las decisiones que allí se toman nos incumben y a todos por igual.

Así las cosas, llamó mi atención la frase “… La solución es un mundo sin petróleo y sin carbón” pronunciada por el presidente Gustavo Petro en su intervención en la COP27. Quizá en el largo plazo tenga razón, pero no para el corto y menos para el mediano y explicó algunas de mis razones.

 

Del cacareado asunto de la no suscripción de nuevos contratos de exploración, el propio gobierno sabe que no podrá ser así (no tengo pruebas, pero tampoco dudas), porque lo que estaría en juego es la soberanía energética y el país se vería abocado a importar hidrocarburos, debido a que la demanda por sus derivados es una realidad creciente y el país no tiene cómo sustituirla con tanta celeridad. Importar hidrocarburos sería la solución, pero con un escenario de alta incertidumbre habida cuenta del manejo político de nuestro vecino país petrolero (valdría la pena recordar el alto costo que está asumiendo Alemania al depender de otro país para atender la demanda doméstica de energía), y la volatilidad de las condiciones de mercado, sería irresponsable con sus habitantes y con consecuencias impredecibles.

Luego no tiene sentido dejar enterrados los hidrocarburos que garantizarían la soberanía energética, solo por cumplir con una agenda ambiental liderada por países con enormes huellas de carbono. Dicho de otra manera, equivaldría a que los países más pobres, con menores emisiones de gas efecto invernadero – GEI, subsidien ambientalmente ahora a aquellos países que cargan la mayor responsabilidad del deterioro del medio ambiente que ya estamos padeciendo.

Ello no quiere decir que la política nacional deba ser mezquina con el resto de planeta haciendo caso omiso al cambio climático y seguir emitiendo GEI sin responsabilidad. Por el contrario, el desarrollo de una política de Estado, que garantice una transición energética apropiada para el país y no de una agenda de gobierno para un cuatrienio, es y será de buen recibo por el mundo entero, lo cual aseguraría la financiación para implementar aquellas medidas ambientales que viabilicen una transición energética en función de la realidad del país, así como mantenernos dentro de niveles apropiados de la huella de carbono que le permitan a la mayoría de la población colombiana mejorar sus condiciones de vida. Permítanme ilustrar esta última parte:

Suena bastante bien en los foros locales, pero especialmente en los internacionales, comprometerse con metas como la reducción de 51% de las emisiones GEI y lograr carbono-neutralidad para 2030 y 2050 respectivamente, pero al revisar las cifras, pareciera que la balanza no está de nuestro lado, como lo evidencia este pareto: según Glen Peters, del Center for International Climate and Environmental Research, en Oslo, en términos de población mundial, casi el 50% de la huella de carbono atribuida a los hábitos de consumo, es producida por el 10% de la población de mayores ingresos, mientras que sólo el 10% de ésta, lo aporta el 50% más pobre.

¿Y cuál es el tamaño de esa huella ambiental? De acuerdo con cifras de Banco Mundial, para el 2019, ésta era de 4,4 toneladas por año per-cápita como promedio del mundo. Pero como promedio que se respete, esconde los matices, veamos esa huella de carbono para algunos casos a fin de comparar nuestra realidad: la Unión Europea 6,4, Norteamérica 14,8, el mundo árabe 4,3, Qatar 32,8 (inverosímil), miembros de la OCDE 8,5, LATAM y el Caribe 2,6, Brasil 2, Argentina 3,7, Chile 4,6 y Colombia 1,6 (juzguen ustedes mismos); por otra parte, está entidad clasifica a Colombia dentro de los países con ingreso mediano y bajo, grupo que aportó 3,4 ton por año de las emisiones de GEI, para el mismo año.

Muchos de los países que han alcanzado niveles de desarrollo altos, consecuentemente clasificados en ingresos altos por el mismo buró, se financiaron, entre otros, con el desarrollo de su industria extractiva (mientras Colombia exporta sus materias primas sin desarrollo profundo de su aparato productivo) y ahora que el planeta se está calentando, nos piden que aportemos en la misma medida. Respetuosamente, debo manifestar que no coincido con esa postura y mucho menos con la suspensión de los contratos para nuevas exploraciones de hidrocarburos. Coincido con aquellas voces que aseguran que dejar enterrados nuestros hidrocarburos, por cuenta de estas ambiciosas metas, implicaría una presión fiscal innecesaria y el sacrificio de la fuente de financiación natural que requiere una transición energética responsable para el país, con el costo adicional del desvanecimiento de la esperanza para que muchos de los menos favorecidos mejoren sus condiciones de vida.

Esa política de Estado que nos permita hacer una transición energética apropiada para el país debe: i) no ser solo un plan de un gobierno; ii) debe considerar la ejecución de los actuales contratos de exploración para hidrocarburos y la suscripción de nuevos mejorando las condiciones para el estado, prestando mucha atención inclusive a los hidrocarburos no convencionales; iii) materializar la inversión anunciada de USD200 millones anuales del estado para combatir la deforestación de la Amazonia Colombiana; iv) reestructuración de sector de ganadería extensiva, que, junto con el anterior, son los mayores aportantes de emisiones GEI en el país y finalmente, v) Colombia debe continuar con la mejora de la composición de su matriz energética, particularmente en la sustitución de fuentes fósiles por renovables sin sacrificar el consumo de sus reservas de hidrocarburos. Larga y difícil tarea, pero ese es el camino.

Nota: ¿Qué espera el Gobierno Nacional para incentivar a los actuales agentes del mercado de combustibles líquidos, que permiten la generación de energía en las zonas no interconectadas del país, para hacer una sustitución a gas y quizá gradualmente a nitrógeno, gris por ahora, con la participación de Ecopetrol?

Darío Fierro

Así va el comportamiento del dólar en Colombia

Foto: Pexels.

El peso continúa mostrando un panorama alentador para Colombia y revigorizándose frente al dólar. Este miércoles, el dólar volvió a caer y abrió a $4.514,27 en promedio, lo que significa que cedió $31,67 frente a la Tasa Representativa del Mercado, que para hoy es de $4.545,94.

 

Con esto, el dólar suma cinco jornadas consecutivas a la baja. El precio de apertura registrado por la plataforma Set-FX es de $4.508. El dólar continúa sumando una jornada más a la baja, impulsado por la estabilidad en las cifras de Estados Unidos y la reducción en la incertidumbre financiera vista en Colombia. El valor máximo es de $4.517 y el mínimo de $4.508. Se han negociado más de US$10,2 millones a través de 35 transacciones.

De cuerdo al diario La República, los futuros de las acciones estadounidenses cayeron el miércoles, luego de que Microsoft Corp. y una serie de otras firmas importantes pronosticaron ganancias más lentas y crecieron los temores de que la decisión de Berlín de aprobar la reexportación de tanques de fabricación alemana provoque una escalada en la guerra de Ucrania.

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Según Kenneth Broux, estratega de Societe Generale, una débil perspectiva de ganancias, los temores de una recesión en EE. UU. y la posible escalada en la guerra entre Ucrania y Rusia contribuyeron al retroceso del mercado.

“El mercado definitivamente está preocupado por la desaceleración del crecimiento de las ganancias, especialmente en tecnología, por lo que ha habido una sensación de que el mercado quiere seguir vendiendo tecnología y dólares”, dijo Broux a Bloomberg. “Pero un gran riesgo de cola ahora es lo que sucede en Ucrania, si hay una escalada en el conflicto y Europa se ve envuelta en él”.

Esa preocupación pesó sobre el euro, dejándolo a la baja frente al dólar por primera vez en seis sesiones. Cayó incluso después de que la encuesta del instituto Ifo de Alemania mostrara “expectativas considerablemente menos pesimistas” en enero, sumándose a otros datos que indican que la zona euro podría esquivar la recesión.

El indicador del dólar se mantuvo plano mientras el euro, el yen y la libra retrocedieron y el estado de ánimo del mercado mundial se agrió.

El barril de petróleo Brent, la referencia para Colombia, cayó 0,16% a US$85,99; mientras que el WTI descendió 0,11% a US$80,04.

¿Se acaba realmente la exploración de hidrocarburos?

Muchos analistas e incluso ministros de este mismo gobierno, parece, tampoco creen esto y se preguntan lo mismo, ¿se acaba realmente la exploración de hidrocarburos? Esto con base a lo que anuncia el gobierno de Colombia en Davos, dentro del marco de la cumbre del Foro Económico Mundial. Estas declaraciones de terminar la exploración en Colombia, dan a entender que el futuro del Petróleo en Colombia y sus derivados, dependerán de contratos ya firmados, gestionados a la fecha, y no tardan en llover las críticas de esta decisión, que a la larga y por el bien del país, se espera que esta declaración no prospere.

Es evidente que los anteriores gobiernos han incentivado la economía extractiva, dependemos cada día más del petróleo, el carbón y el gas, las cuales representan ampliamente un porcentaje significativo de nuestras divisas que ingresan al país. Por lo tanto, las primeras preguntas con estos anuncios serían, al terminar nuestras existencias de reservas, para nosotros y para exportar, ¿de dónde saldrán las nuevas divisas? ¿de qué tipo de energía dependeremos en ese entonces para cubrir la demanda nacional? De acuerdo que no fue muy inteligente desarrollar una economía basada en la extracción, deberíamos tener décadas de desarrollo de otras industrias, razón misma por la cual suena absurdo cerrar de golpe la exploración de hidrocarburos, sin tener sustituto listo, tanto para consumo de energía como para proveedor de divisas.

 

En anteriores escritos, hemos comentado cómo en países como Chile, aprovechando su potencial en energía solar y eólica, no se producen más de 23 teravatios/hora, y en Colombia, con los esfuerzos hechos a la fecha, producimos solo 2 teravatios/hora con energías alternativas. En ningún caso es suficiente para surtir aún la demanda de energía interna. No está en discusión la transición energética mundial, hay que hacerla, pero el tema es muy gradualmente, sin exabruptos, como parece se piensa hacer en este gobierno con este anuncio, el cual, repito, se espera no prospere.

El otro tema sobre la balanza son las divisas, tema que también requiere inversión para que otra industria poco a poco reemplace las que ingresan por hidrocarburos, las cuales como hemos dicho, superan ya los $20.000 Millones de dólares anuales. Se habla del turismo, pues bienvenido sea el aumento del turismo para obtener más divisas, pero se requiere más infraestructura, vías, inversión amplia para hacer esto realidad y a muy largo plazo, aún así, no se ve muy viable estos reemplazos inmediatos para reemplazar por otros sectores lo que nos llega en divisas por los hidrocarburos.

Claro que se deben estructurar más y mejores sectores para que en un futuro nos brinden más diversidad y seguridad económica, pero esto es un largo proceso, hablemos entonces del desarrollo del cannabis, del cáñamo, de la tecnología, la ciencia, la industria de alimentos transformados hacia nuevos mercados, pero ¿cuánto tiempo nos llevará desarrollar estos sectores económicos? Hay que seguir fomentándolos sin timidez, pero el consejo para el gobierno, por más potencial que se tenga en otros sectores para generar divisas, no hay que frenar la exploración y menos en estas actuales condiciones mundiales, hasta Lula desde Brasil lo ha dicho enfáticamente.

Es una realidad que debemos frenar el cambio climático, pero nuestras emisiones como país en Colombia no son significativas como para sacrificar nuestro propio sustento, si no exploramos, a futuro no vendemos y si no lo hacemos, otro lo hará, así de simple. ¿Ya vieron cómo ha surgido Surinam con los hidrocarburos? Ellos tampoco aportan una significativa parte del CO2 que sale al mundo. Como se aprecia, el tema del cambio climático es estructural, a largo plazo y de forma muy gradual, lo tienen claro algunas grandes potencias y tienen fijadas metas muy estrictas de sustitución de energías a largo plazo, más no por esto, terminan sus exploraciones de hidrocarburos, ¿cuándo sería prudente hacerlo? Talvez cuando la famosa transición energética sea un hecho, no antes.

Espero recuerden cuando hasta hace poco, el baluarte de nuestro gobierno, el ministro de hacienda, Jose Antonio Ocampo, brindaba toda la tranquilidad sobre un posible exabrupto de no hacer más exploraciones, de tener claro el cumplimiento de los contratos actuales y de seguir con esa confianza inversionista basada en ese tema, pero hasta la fecha, no había claridad sobre seguir o no con las exploraciones, de persistir ese plan mencionado en Davos, no quiero imaginar la desconfianza que esto generaría en los mercados, y alimentando ahora sí con argumentos, una aguerrida oposición que busca este tipo de escenarios para validar su causa.

En conclusión, esperemos que esto siga siendo una pregunta, y no se solidifique. De hacerlo, se espera que se tomen las medidas adecuadas con el fin de no incurrir en riesgos, en alarmas innecesarias, en temas que no tienen posibilidad real de prosperar en el corto plazo. Esperamos sea responsable el gobierno y sigan materializando con hechos,  avances importantes para la nación y dejar a un lado la demagogia.

Liquidar contratos petroleros

A veces es necesario volver a expresar ideas que se pensaban consensos: La inversión privada es buena y si es extranjera, igualmente buena. El capital privado es fundamental para el desarrollo nacional. Colombia ha tratado de promover la inversión directa, ya que es de largo plazo y puede traer transferencia tecnológica. El presupuesto estatal no alcanza para transformar el país. En 2022 la inversión extranjera directa en Colombia alcanzó US$11.460 millones, un incremento anual de 59,9%. La elección de Gustavo Petro no espantó el interés de los inversionistas extranjeros, por el contrario, el mes de diciembre fue el segundo mejor mes de 2022. Ahora bien, si por razones ideológicas se va desincentivar la inversión en hidrocarburos, se debería hacer de manera organizada y no maltratando inversionistas.

Con el nombramiento de Clara Guatame como directora de la ANH, junto a los equipos que de Min Ambiente y Min Minas, es evidente que el gobierno está siendo consecuente con su promesa de campaña de desmontar al sector de hidrocarburos; quiere frenar la exploración administrativamente y desincentivar la inversión tributariamente. Atrás quedaron las épocas en que se promovía el desarrollo del sector, ahora se hará lo mínimo necesario para “garantizar la soberanía energética” tal como lo mencionan las bases del Plan de Desarrollo del gobierno. Esto, a pesar de que el 71,9% de la inversión extranjera directa de 2022 fue de proyectos de petróleo y minería.

 

Ya mucho se ha advertido sobre las consecuencias fiscales y cambiarias, pero es una decisión tomada. No obstante, el gobierno no debería perder de vista que muchos de los fondos que invierten en hidrocarburos también son los que invierten en infraestructura, telecomunicaciones o en la deuda del país; en vez de agotarlos con papeleo interminable y un ambiente hostil de autoridades, se debería explorar una manera organizada de terminación de contratos.

Los contratos de inversión en el sector de hidrocarburos a través de la ANH vienen acompañados de requisitos de inversión y cuantiosas exigencias de garantías. Si efectivamente el gobierno no tiene interés de que se hagan esas inversiones, primero debería agotar la alternativa voluntaria para que se deshagan esos contratos. Para efectos de transparencia y estabilidad jurídica lo óptimo sería que, a través del Congreso, se tramitara un marco jurídico y económico para hacer esos arreglos. Inclusive parte de las válvulas de escape para cancelar contratos podría ser el requisito de inversión en la transición energética que tanto busca el gobierno.

Destruir la imagen de Colombia como destino de inversión con expropiaciones, cancelaciones unilaterales u hostigamiento burocrático sería un costoso error. El mismo gobierno está buscando cuantiosas inversiones para el agro, turismo y la infraestructura del país. Si matan el petróleo habrá miedo de invertir en otras cosas, no importa que prometan. Las terminaciones voluntarias de los contratos sería un mecanismo para convertir las diferencias ideológicas en oportunidades. Seguir con la idea que Colombia continúa siendo amigable al capital privado. Ya se sataniza mucho al gobierno por ser de izquierda, destruir confianza en el país seria un error que iría mas haya del petróleo.

 

Las explicaciones de la ministra Irene Vélez por sus declaraciones en Davos

A través de su cuenta de Twitter, la ministra de Minas y Energías, Irene Vélez, explicó su intervención en el foro económico de Davos.

«No hemos hablado de acabar con contratos de exploración y explotación de petróleo y gas, pero Colombia se encamina a la transición hacia producción de energías limpia», señaló.

 

De acuerdo con la funcionaria, “la decisión de Colombia es aprovechar recursos disponibles hoy y respetar los contratos vigentes. Dijo, además, que en el plan de Colombia está el aumentar las reservas de hidrocarburos y respaldar la transición desde la autosuficiencia energética, potenciando contratos vigentes y destrabar los suspendidos.

Vélez aseguró que se han revisaron los contratos existentes y se determinó que con estos se garantiza el abastecimiento nacional de gas hasta más allá del año 2037 e incluso puede haber recursos excedentes.

Dañino oso internacional

Una auténtica vergüenza internacional es la que nos están haciendo pasar a los colombianos la ministra de Minas, Irene Vélez, y el presidente de la República, Gustavo Petro. No de otra manera puede calificarse que los dos, en Davos, se atrevieran a ratificar que Colombia no firmará nuevos contratos para buscar petróleo y gas, decisión que le hace daño al país y que, de mantenerse, le destruye su economía.

Tan absurdos, y tan tercos, son los decires de Petro y Vélez, que el ministro José Antonio Ocampo guardó silencio, como también los demás ministros y los dirigentes nacionales del petrismo. Incapaces de corregirlos, tampoco los respaldan. Porque si no le temes a nada, témele al ridículo.

 

Es tan absurda la idea, tan errada y perniciosa, que Colombia es el único país petrolero del mundo –¡el único del mundo!– que tiene tomada esa decisión. En América, por ejemplo, no la han tomado ni la tomarán Brasil, México, Venezuela, Argentina –los cuatro con gobiernos alternativos– ni Estados Unidos. Porque saben que sería un error garrafal y que quedarían como locatos. ¿Se acuerdan de que Lulla, hace unos meses, cuando Petro le propuso que impulsaran juntos el disparate, lo despachó con cajas destempladas?

Es el colmo que Petro se atreva a decir que reemplazará los hidrocarburos por más turistas extranjeros. Porque es imposible aumentarlos hasta que sus gastos igualen los ingresos en dólares por petróleo. Y porque constituye otro engaño igualar la plata que les entra a unos particulares con la que le llega al Estado a través de Ecopetrol. ¿Y por qué hay que acabar con el petróleo para atraer turistas? Claro que luego de que Petro, en las presidenciales de hace cuatro años, prometiera reemplazar el petróleo exportando aguacates, nada debe sorprendernos.

¿Qué tiene de negativo para Colombia, de otro lado, si unos empresarios privados buscan hidrocarburos, sea que los encuentren o no y que puedan o no extraerlos y venderlos? Nada. Pero los colombianos sí obtendríamos ganancias importantes en empleos, exportaciones, regalías e impuestos si el negocio les funciona. Tienen que ser demasiado cerriles y desinteresados con la suerte del país para negarse a aceptar algo tan elemental. ¿O temen darles la cara a sus electores y decirles que se equivocaron con esta promesa electoral?

Es cinismo, además, que Petro se presente como el gran adalid mundial del ambientalismo cuando con este daño a los colombianos en absolutamente nada mejora el problema del cambio climático global. Porque si Colombia deja de producir petróleo y gas, tendrá que importarlos para su consumo y seguirá generando el mismo escasísimo CO2 que hoy produce por quema de combustibles fósiles, que equivale a solo el 0,2 por ciento del total del mundo. Y porque si deja de exportar, otros países lo reemplazarán y el CO2 emitido en su consumo será el mismo, así como su impacto ambiental.

Es imposible que Petro no entienda verdades tan elementales. Pero tampoco las controvierte con datos y cifras porque no los tiene y porque los mesías saben que es más fácil engatusar a quienes los siguen por fe si no corren el riesgo de entrar en detalles. Y así ocurre con otro disparate “ambientalista” suyo que también mencionó en Davos, el de una línea de electricidad de 25 mil kilómetros y con energías solar y eólica, de Alaska a la Tierra del Fuego, que nos hace recordar a Goyeneche.

Y no hay que hacerse ilusiones. Porque conductas como estas, que generan repudio y desconfianza entre quienes no se dejan engañar, siempre les hacen daño a los países.

 

Petro confirmó que no se firmarán nuevos contratos de explotación petrolera

El presidente Gustavo Petro se pronunció frente al anuncio de la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, de no firmar nuevos contratos para la exploración de petróleo y gas.

“No es que se suspendan los contratos actuales de explotación, que consisten en sacar la materia prima, y de exploración, que consisten en buscar más. Esos siguen vigentes”, precisó el jefe de Estado.

 

Explicó que, gracias a la labor que se ha adelantado durante estos meses, Colombia ha logrado que las reservas de gas ya alcancen, para consumo interno, hasta un periodo entre 2037 y 2042.

A su vez, fue enfático en que decir que “tenemos tiempo suficiente de consumo interno para hacer una transición planificada, ordenada; una transición que nos va a llevar hacia una economía superior”.

El Mandatario señaló que, en la actualidad, se están construyendo alianzas para que Colombia sea un poderoso exportador de energías limpias, lo que permitiría el crecimiento de la economía nacional.

Adicionalmente, manifestó que se viene trabajando para que Ecopetrol sea uno de los mayores exportadores de hidrógeno verde en el corto y no en el largo plazo.

 

Más irresponsabilidad en petróleo y gas

Como senador me tocaron incontables debates de control político y padecer errores, falacias y vivezas. Pero, en su debate de moción de censura, la ministra de Minas batió todas las marcas.

Porque fue capaz de hablar 60 largos minutos, proyectar 18 cuadros y publicar un boletín de prensa de 11 páginas y no explicó por qué “no habrá nuevos contratos para buscar hidrocarburos”. Disparate que tampoco ha sustentado Petro, aunque como candidato lo planteó desde agosto de 2021.

 

Copiando a su jefe, la ministra tampoco mencionó que Colombia no es causante del calentamiento global sino víctima, dado su pequeñísimo aporte a los gases de efecto invernadero a escala global –0,6 por ciento–, y con menos del 0,2 por quema de carbón y derivados del petróleo. Y ocultó que poquísimos países causan el 80 por ciento del problema y no cumplen con sus promesas de reducir sus emisiones.

Irene Vélez echó el cuento de que entre 6 y 8 años nadie va a necesitar petróleo y gas en el mundo y que será eléctrico todo el parque automotor, falacias que no dijo de dónde sacó y que en Colombia contradicen conocedores como José Clopatofky. ¿Reemplazar tan rápido, por vehículos mucho más caros y sin contar las motos, 1.440 millones, incluidos los 6,7 millones de aquí? No le temen al ridículo.

Pero lo peor de todo fue que la ministra no explicó –como tampoco lo ha hecho Petro– por qué consideran dañino buscar y producir más hidrocarburos en Colombia, cuando se sabe que el CO2 que generan esas operaciones es despreciable por lo pequeño y que su consumo no desaparecerá, sea que se dé en Colombia o en otros países y con gas y petróleo producidos en una u otra parte. Y no lo explican porque saben que no tienen cómo hacerlo y Petro se ha arrogado el derecho de no demostrar lo que propone. ¡En su soberbia, aunque nos haga daño, a los colombianos nos tiene que bastar con su palabra!

Tampoco explican por qué no permitirles a las petroleras privadas correr con el riesgo de buscar y producir más hidrocarburos, riesgo que en nada perjudica a Colombia y que sí le puede proporcionar nuevos y grandes ingresos. Y le digo con consideración a la ministra: no repita usted que este gobierno los reemplazará en el corto plazo con otros productos, porque queda muy mal.

La ministra usó retórica poco creíble para ofrecer que sin nuevos contratos aumentará la producción nacional de gas, pero en un gráfico que se le coló en su presentación y al cual no se refirió, aparece que pronto todo el consumo nacional terminará importándose por Buenaventura y Cartagena (1).

Este horror lo sella un contrato entre Ecopetrol y una trasnacional española, del 4 de noviembre pasado, para promover la venta de “oil & gas” venezolanos a Colombia (ver enlace), gas que nos costaría a 26 dólares el MBTU, cuando producido aquí nos cuesta 4,8.

Debe saberse además que si la producción nacional de hidrocarburos se hunde, ello ocurrirá cuando Petro ya haya salido del cargo, con lo que las desgracias económicas y sociales que vendrán las asumirán sus sucesores. Es tanta la irresponsabilidad, que Colombia es el único país productor de hidrocarburos –¡el único!– en el que el Presidente, abusando de su poder, actúa así. Cuánto valoro mi voto en blanco.

Muy mal quedaron los petristas que en la Cámara defendieron este sartal de incoherencias, en vez de hacerle caso al senador del petrismo que dice que “sin exploración no hay paraíso”.

Oposición quiere obligar a Petro a firmar nuevos contratos de explotación petrolera

La senadora Paola Holguín radicó un proyecto de ley que de ser aprobado garantizaría la  continuidad de la exploración y explotación petrolera y de gas en el país.

Para la congresista, el gobierno Petro pone en riesgo la seguridad energética y la economía del país que depende en gran parte de los recursos que se derivan de esta actividad.

 

“Decidimos pasar a la ofensiva legislativa con un proyecto de ley muy sencillo, que tiene solo dos artículos incluida la vigencia, para garantizar que se desarrollen los proyectos de los contratos de explotación y exploración de hidrocarburos vigentes y se garanticen nuevos contratos para que Colombia tenga una transición energética segura, evitando poner en riesgo no solo la seguridad energética del país, sino también la seguridad alimentaria y financiera”, explicó.

Dijo además que de no firmar nuevos contratos de exploración y explotación de petróleo se generaría un desempleo y una crisis económica de enorme magnitud.

La iniciativa es respaldada por congresistas de oposición al Gobierno de Gustavo Petro.

 

Hidrogeno, el Futuro

Colombia es rico en todo tipo de energía: genera el 70% de su electricidad con hidroeléctricas, es el productor 20 del mundo en petróleo, el 6 en materia de carbón y está lleno de sol, viento y biomasa. Sin embargo, este potencial de generación eléctrica se frena por limitantes de exportación y la creciente complejidad del entorno de permisos.

El hidrógeno, que parecía ser una fuente energética de ciencia ficción, está a décadas de ser parte de la matriz energética y puede ser la llave para destrabar el potencial de energía del país. El hidrógeno no solo es una solución sostenible, además, brinda confiabilidad al sistema eléctrico, que para Colombia es el futuro.

 

En esencia, la producción de hidrógeno es un proceso que consiste en utilizar energía para romper átomos y aislar el hidrogeno. Si fuera, por ejemplo, agua (H20) se utilizaría la electrólisis para separar el hidrógeno del oxígeno. Una convención es el uso de colores para distinguir entre métodos de producción: verde, se produce con energías renovables; azul, se genera con gas natural, pero con captura del CO2; gris, surge con gas o metano, sin ninguna restricción; negro, con carbón; morado, con energía nuclear y el blanco ocurre naturalmente. Hoy, de las 87 millones de toneladas producidas en 2020, el 95% se producen con hidrocarburos y tan solo el 4% con renovables. Dado la nueva conciencia ambiental, el potencial del verde y azul es inmenso.

En paralelo, la posibilidad de generar electricidad en Colombia para exportar a otros países está limitada, lo hacemos con éxito al Ecuador, pero inclusive esa interconexión da redundancia en momentos de escasez. El Amazonas limita la conexión con Perú y Brasil, el temor de garantía de pago frena buenas iniciativas con Venezuela y, el Darién bloquea la interconexión con Centro América. Limitaciones de exportación, retos de licenciamiento ambiental o de consulta previa, restringen el mercado doméstico aún más.

La potencia de renovables que es La Guajira, con un potencial de más de 8 mil MW, languidece frente a 42 consultas previas requeridas para construir una línea de transmisión. Igual es el caso de la excelente cuenca hídrica del sur del país, pero que tampoco es posible interconectar con el sistema nacional. Si dependemos del sistema eléctrico, estos proyectos están a décadas de desarrollar su potencial, el hidrogeno hace viable estos proyectos.

La oportunidad es generar hidrógeno colombiano para transformarlo en Amonia (NH3) o Metanol (CH3OH), los cuales pueden ser fácilmente exportados. El mercado global de hidrógeno vale US$135 mil millones, pero cada vez exige más que sea verde o azul. En Colombia sobra el viento, el sol y el agua para producirlo. Con avances tecnológicos de captura carbón esto le podría dar una segunda vida a la industria del carbón térmico. Nuestro mercado natural es el este de EEUU, aunque puede haber oportunidades en Asia.

Se le ha hecho tarde al Congreso y al Min Minas para presentarle al país una ley marco de hidrógeno. Si bien es verdad que existe una ley de renovables, esta tenía otras tecnologías en mente. Deben existir incentivos, una entidad responsable para su regulación y otra para su promoción. Ojalá no se muera en la falta de claridad regulatoria y tramitología eterna que está liquidando a otros proyectos de renovables, se requiere una señal clara.

 

 

Iván Cepeda propone acuerdo entre Gobierno Petro y empresas petroleras

El senador del Polo Democrático, Iván Cepeda, propuso un acuerdo nacional entre el Gobierno y las las empresas de extracción y explotación petrolera que permita poner fin al debate sobre hidrocarburos en el país.

«Para resolver parte de los peores efectos del cambio climático, lo ideal sería un acuerdo nacional sobre transición energética pactado entre las grandes compañías de petróleo – gas y el Gobierno que pondría fin al debate sobre exploración/explotación», aseguró el congresista en su cuenta de Twitter.

 

Para el congresista, este acuerdo podría contener una limitación en las áreas ecológicas vedadas; prohibición del fracking y un plan para transición energética que permita trabajar con otro modelo que permita la continuidad en el sector económico».

La idea del senador Cepeda surgió luego de que el Gobierno Nacional anunciara que respetará los contratos de exploración y explotación de petróleo vigentes y la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez dijera que nunca se ha pensado en suspender definitivamente esta actividad.

Un paso en la dirección correcta

“Insisto en que no voy a hacer tonterías, ni a dejar hacer tonterías” José A Ocampo

Después de afirmaciones tan categóricas como las de la Ministra de Minas y Energía, en el sentido que “no vamos a firmar nuevos contratos de exploración y explotación”, enfatizando que “esta decisión no es caprichosa…estamos cumpliendo una promesa de campaña”, secundada por su Viceministra, que en un tono desafiante les dijo a los delegados al Congreso de NATURGAS que no sabía “qué parte de esa frase no han entendido”, tuvo que salirles al paso el Ministro de Hacienda José Antonio Ocampo, afirmando que esa esta decisión “aún no está tomada”.

 

Este zambapalo en el seno del gabinete ministerial del Presidente Petro mandó mensajes equívocos y equivocados al mercado, que terminaron pasándole factura a la economía exacerbando la devaluación del peso, que ha pegado un brinco del 32% entre junio y octubre de este año y a ECOPETROL, de la cual la Nación mantiene el 88.49%, desplomando la cotización de su acción en la Bolsa, que ha acumulado una caída del 29.42 entre el 2 de mayo ($3.252) y el 27 de octubre ($2.295) del 29.42% (¡!).

No hay duda que el zar de las finanzas del gobierno, el Ministro Ocampo, sabe que tiene en el Ministerio de Minas y Energía la caja registradora. Sólo ECOPETROL, en el primer semestre de este año, gracias a los precios altos de la actual coyuntura, reportó utilidades de $17 billones, más de los $16.7 billones de todo el año anterior y se proyectan utilidades del orden de los $34 billones, mucho más de lo que se espera recaudar con el proyecto de reforma tributaria que cursa en el Congreso de la República, al cierre del 2022.

También lo sabe el Ministro de Comercio, Industria y Turismo Germán Umaña, que el petróleo es el primer renglón de exportación del país, que el año anterior le generó al país divisas del orden de US $13.514 millones, el 32% de los US $41.390 millones que le entraron por las exportaciones totales. De no ser por las exportaciones de petróleo, la balanza de pagos, que acusa un déficit de su cuenta corriente que terminó en 2021 en un estrambótico – 5.7% hubiera sido aún más calamitoso.

La razón que se ha esgrimido para decretar una moratoria a los nuevos contratos de exploración y explotación de hidrocarburos es para no “salir a presionar la frontera extractiva en un contexto de crisis climática y ambiental global”. Pero, es que lo global no nos puede hacer perder la perspectiva de lo local. Colombia, sin ser un país petrolero, produce, en promedio, 750 mil barriles/día, de los cuales se exportan 400 mil, de 100 millones que se comercializan diariamente en el mercado internacional, es decir el 0.4%, el mismo porcentaje que representan las emisiones de Colombia en la totalidad de las emisiones globales.

Y mientras aquí se pretende ponerle el freno de mano a la industria petrolera, países desarrollados como el Reino Unido y Noruega, que son los mayores responsables de la acumulación de gases de efecto invernadero y en consecuencia del cambio climático, no sólo no están tomando distancia de los hidrocarburos sino que están acelerando su extracción. El Reino Unido, por ejemplo, que había decretado una moratoria del uso de la técnica del fracking para desarrollar yacimientos no convencionales de roca generadora, la acaba de levantar y Noruega se está atreviendo hasta explorar en busca de petróleo en las profundidades del Ártico (¡!). Al parecer afana más el velón que el dueño de la olla.

Desde luego, Colombia no puede perder su Norte que apunta hacia la Transición energética para contribuir al objetivo de alcanzar la carbono neutralidad hacia el 2050, pero como bien lo dijo la 26 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio climático (COP26) “esperamos obligaciones más estrictas bajo el principio de responsabilidad común pero diferenciada”. El mensaje es claro: todo los países, todos a una como en Fuenteovejuna, deben contribuir a dicho objetivo, pero los mayores responsables de esta debacle, que significa el Cambio climático, son los que deben hacer el mayor esfuerzo. En este contexto, cuanto hagamos en Colombia, más alentados por el voluntarismo que por el realismo, no le mueve la aguja a esta problemática de dimensiones colosales.

Y no hay que perder de vista que la Transición energética no debe poner en riesgo la seguridad energética y aún más la soberanía energética. Esta es una de las lecciones aprendidas de la crisis que agobia a los países que integran la Unión Europea. Y de contera son muchos los estragos que se han derivado de la misma, abocándolos a una recesión acompañada de una inflación galopante (estanflación). No se puede jugar con candela!

Por todo lo anterior es que ha sido muy bien recibido el anuncio del Director de crédito público del Ministerio de Hacienda José Roberto Acosta dejando

entrever que el Gobierno nacional está reconsiderando la decisión, aupada por la Ministra de Minas y Energía y su Viceministra, de no más contratos de exploración y explotación de hidrocarburos. Como es bien sabido el Marco fiscal de mediano plazo (MFMP) es la Carta de navegación del Ministerio de Hacienda y lo que ha dicho Acosta es que para que se cumplan sus presupuestos y metas es menester que la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) reanude sus rondas para ofertar y contratar la exploración y explotación de nuevos bloques en áreas con potencial hidrocarburíferas en el territorio nacional. Este es un paso en la dirección correcta.

El análisis de esos números “definitivamente serán los que guien la decisión final en aras de esa sostenibilidad fiscal donde estos ingresos son muy importantes”, refiriéndose a los provenientes de la industria de los hidrocarburos. Este anuncio disipó muchos temores, muchas dudas y sobre todo mucha incertidumbre, desatada por pronunciamientos erráticos y errados que no le hacen bien al país.

De hecho la propia Ministra Irene había dado las primeras puntadas en su entrevista el pasado domingo en El Espectador, bajándole el tono a sus anteriores declaraciones, advirtiendo que “no se ha tomado una decisión a futuro, el Gobierno está analizando los escenarios y las necesidades que vaya presentando el país”. Y añadió que “en cuanto a la exploración de petróleo y gas, este es un tema que está en análisis para ver qué necesita el país mientras se lleva a cabo esa transición”. Dicho de otra manera, esta vez no descartó la firma de nuevos contratos de exploración y explotación!

 

Bogotá, octubre 27 de 2022 www.amylkaracosta.net

Gobierno Petro retrocede y anuncia la firma de nuevos contratos para temas petroleros

El director de Crédito Público del Ministerio de Hacienda, José Roberto Acosta, anunció que las cifras del marco fiscal de mediano plazo, que contienen las proyecciones del Gobierno para los próximos años, arrojan la necesidad de mantener exploración nueva y que por tanto se firmarán nuevos contratos de exploración y explotación minera.

“Serán los números los que determinen la decisión final en un tema tan importante para el país como es la reapertura de nuevos pozos petroleros”, dijo el funcionario.

 

Acosta anunció que el estudio de esas cifras saldrá pronto y que de allí se tomarán una decisión final.

El anuncio se hace dos días después de que la oposición al presidente, Gustavo Petro, anunciara un debate de moción de censura contra la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, a quien señalan de provocar “pánico económico” al asegurar que no se firmarán más contratos para temas de petróleos.