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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Sandra Forero

Salvemos la ALO, para que Vivamos Bogotá

Llevamos años agotados por el tráfico de Bogotá. Según la Encuesta de Movilidad Bogotá-Región 2023, los viajes en transporte público en la ciudad promedian una hora y veinte minutos, cifra que se incrementa en los estratos más bajos, y una de las razones que colocan hoy a Bogotá en el lamentable cuarto lugar del ranking de ciudades latinoamericanas con peor tráfico.

Bogotá necesita terminar su infraestructura de transporte, porque la falta de vías adecuadas no solo limita la productividad de la ciudad, sino que también encarece los costos de producción, los precios y dificulta la reducción de los tiempos de desplazamiento, lo que impacta directamente en el crecimiento económico y el empleo.  Aún con esto, el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) que se adoptó en 2021 para Bogotá eliminó el tramo norte de la Avenida Longitudinal de Occidente (ALO), una arteria vital para la ciudad, con el propósito de construir la Ciudadela Educativa y del Cuidado. Esta decisión anula años de esfuerzos técnicos y financieros invertidos en los trazados, los diseños y la compra de predios destinados para la construcción de esta importante avenida, presente en el Plan Vial de Bogotá desde hace más de 60 años.

 

El POT, un instrumento esencial para el ordenamiento territorial debería tener una visión a largo plazo, que facilite el acceso a vías públicas con infraestructura de transporte y priorice el interés general sobre el particular. La administración anterior pasó por alto estos principios y adoptó una perspectiva de corto plazo que no considera el crecimiento de los hogares y la población proyectada para Bogotá y la región. Además, la historia reciente de la ALO plantea dudas sobre la primacía del interés general en el ordenamiento territorial y sobre la transparencia de la administración anterior.  

En los últimos meses de 2023, y de manera apresurada con evidentes intereses políticos, la administración anterior adjudicó la construcción de la ciudadela, a pesar de todas las voces de advertencia; un proceso que se caracterizó por la falta de una adecuada planeación contractual y la continua alteración de las reglas de juego que generaron un escenario de incertidumbre.

En primer lugar, la selección de la constructora Las Galias, una empresa con deudas significativas con la Empresa de Renovación y Desarrollo Urbano de Bogotá (Renobo), el operador urbano del proceso se realizó antes de establecer el marco normativo necesario para la actuación estratégica, indispensable para determinar con exactitud los elementos de captura de valor del suelo. En segundo lugar, se realizaron múltiples adendas, incluso el mismo del cierre para presentar propuestas, añadiendo un manto de duda adicional al procedimiento administrativo. En tercer lugar, mediante este proceso licitatorio, y de manera inadecuada en términos legales, se impusieron una serie de competencias a Renobo. En cuarto lugar, los predios de distinta naturaleza, privada, pública y de espacio público, comprados para la construcción de la ALO, siguen bajo la tutela del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), y hoy el proceso no cuenta con el vehículo fiduciario necesario para hacer su transferencia a Renobo. Por último, la falta de indemnización en caso de inviabilidad del proyecto, contemplada en el proceso, agrega más incertidumbre, exacerbando las sospechas sobre la premura con la que se llevó a cabo este procedimiento. Estas irregularidades fueron las que motivaron a la Procuraduría General de la Nación a solicitar la terminación del proceso de construcción de la ciudadela y al alcalde Mayor de la ciudad Carlos Fernando Galán a solicitarle a su equipo revisar el proceso.

Es por todo esto que insisto en la revisión de la eliminación del tramo norte de la ALO en el POT, y del proceso acelerado de adjudicación que a todas luces está cargado de intereses políticos claros y de irregularidades. Los invito a que salvemos la movilidad de Bogotá, preservando el trazado completo de la ALO. Busquemos soluciones. La Ciudadela puede construirse en otro lugar donde también cumpla el propósito de dotar a la ciudad con los mejores equipamientos. Necesitamos defender la ALO para que con las futuras generaciones podamos decir ¡Vivamos Bogotá!

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El Sonajero

 

Un POT de papel

Por: Sandra Forero Ramírez

Arquitecta y urbanista

 

Desde la joven concepción de planificación territorial que tiene nuestro país, se ha venido discutiendo la importancia de los Planes de Ordenamiento Territorial para el desarrollo social, económico y ambiental de nuestras ciudades. Los POT son la base de la transformación física del territorio y quizás uno de los mayores instrumentos para la generación de bienestar de la población y la construcción de una visión conjunta, armónica y clara de nuestras urbes. No obstante, como todos los planes, el mejor Plan de Ordenamiento Territorial es el que se logra ejecutar y el que, en mayor medida, logra recoger la suma de realidades físicas, económicas y sociales, y los plasma en objetivos que se puedan llevar de manera tangible al territorio.

Desde la administración pública, sacar adelante un POT no es una tarea fácil. La divergencia de intereses y visiones se sobreponen en la necesidad de contar con un ámbito regulatorio que genere certeza jurídica para las inversiones públicas y privadas, y en el que exista una continua y legítima conversación con todos los actores para que eso que se planea sea una hoja de ruta clara y una guía de ciudad. Pero lo que no puede pasar es que un POT se convierta en el logro tecnocrático de un grupo de “gurúes” que por imposición ideológica, académica o política suponen verdades que la tinta y el papel validan sin ninguna legitimidad y sin efectos en el territorio.

Hoy nuestra querida Bogotá está bajo la guía de un POT de papel que,  saltándose todos los procesos de debate y consenso, en 8 libros, 608 artículos, 7 anexos técnicos y más de 21 decretos, circulares, resoluciones y manuales hacen prácticamente imposible intervenir la ciudad para su desarrollo formal y en el que expedir una licencia urbanística queda inmerso en una maraña de disposiciones de toda índole y que como resultado bloquean el avance social y económico del territorio. Este POT es un compilado de desafíos, propósitos, políticas, directrices que invocan objetivos, todos ellos loables, pero que sin duda desconocen la capacidad institucional y los incentivos necesarios para plasmarlos en el territorio.

Por ejemplo, el POT define 25 actuaciones estratégicas que suman alrededor de 6.000 has de suelo con potencial de re desarrollar la infraestructura, los equipamientos y generar oferta de vivienda para los hogares, pero la realidad es que a la fecha, la forma para materializar estas actuaciones solo cuenta con escuetos documentos de directrices que entiende un grupo de tecnócratas y que con presentaciones y renders se alejan de la realidad operativa y de la forma de hacer efectiva esa figura. Mientras tanto, 30% del área desarrollable de la ciudad, bloqueada. Otra perla viene de la supuesta política de protección a moradores que actualmente está en discusión. Esta reglamentación del POT propone que para desarrollar la ciudad se debe “indemnizar” a los arrendatarios, trasgrediendo los derechos reales de propiedad y que al final deja casi cualquier desarrollo e inversión inmobiliaria sujeta a una especie de “consulta pública” bajo la bandera de evitar la gentrificación. Esto es otro evidente capricho politiquero carente de sustento y solución real a la gentrificación.

En resumen, los bogotanos estamos heredando un POT que no necesariamente le sirve a la ciudad, pero como debemos construir sobre lo construido, lo que hay que corregir supone que se deben modificar algunas de las reglamentaciones expedidas y tener mucha sensatez desde la administración distrital para expedir lo que falta. Es imperativo, volver a darle la legitimidad necesaria mediante el diálogo constructivo en el Concejo Distrital, para que por excepcionalidad ajustemos el POT a algo más cercano a la realidad y más lejano a tener un POT de papel.   

    

 

Hay uribistas que no quieren a Sandra Forero a su lado

En la reciente cita donde se reunieron los concejales de Bogotá del Centro Democrático con algunos sus senadores  y la directora del partido Uribista, Nubia Stella Martínez, se habló del nombre de la persona que encabezaría la lista de la colectividad para las próximas elecciones de Concejo de Bogotá.

El nombre puesto a consideración fue el de la expresidenta de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), Sandra Forero, con el que la mayoría de los asistentes no estuvo de acuerdo.

 

Forero es la persona favorita del expresidente y líder de Centro Democrático, Álvaro Uribe Vélez, y según confirmó Confidencial Colombia, fue recomendada por el empresario, Mario Hernández, sin embargo, su figura no parece gustar mucho al interior de la colectividad, quienes consideran que hay personas al interior del partido que se han destacado desde mucho tiempo atrás y han hecho el mérito.

Los asistentes a la cita esperan la respuesta del expresidente Uribe, quien tiene la decisión final, de sí escucha y atiende las voces de quienes le han acompañado o aplica la política del bolígrafo e impone a la exlíder gremial.

Sandra Forero se retira de Camacol

La presidenta de la Cámara Colombiana Para la Construcción, Sandra Forero, renunció a su cargo como dirigente gremial.

La decisión se conoció durante el Congreso Colombiano de la Construcción, que tiene lugar en Barranquilla. Forero permaneció durante 12 años al frente del gremio.

 

“Son decisiones personales, 12 años al frente de un gremio en el que hemos hecho una tarea maravillosa, con un equipo maravilloso, en el que la vivienda ha llegado a un nivel que siempre ha merecido. Tengo unas ganas enormes de empezar nuevos proyectos, siempre pensando en las viviendas y en las ciudades de calidad”, explicó.

Sandra Forero es arquitecta de la Universidad Piloto de Colombia con especializaciones en Arquitectura Urbana y en Montaje de Operaciones Públicas de la Escuela de Arquitectura de París y un DEA (Diploma de Estudios Avanzados) en Urbanismo y geografía del Iheal de la Universidad Sorbona. Actualmente es coordinadora de la Comisión de Vivienda y Desarrollo de la Federación Interamericana de la Industria de la Construcción, representante de los empresarios ante la Comisión Nacional de Competitividad.

El retiro de quien hasta hoy fue la presidenta del sector de vivienda en Colombia, se da en medio de fuertes tensiones del presidente Gustavo Petro con algunos gremios económicos como Fenalco y la ANDI.