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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: senado

¿Cómo elegir un buen congresista?

Elegir un buen congresista se ha convertido en una de las tareas más difíciles para la gran mayoría de los ciudadanos, en primer lugar porque son tantos que difícilmente se alcanza a conocer un 10% de los nombres de quienes se presentan a consideración del electorado.

En segundo lugar, porque todos se venden como la dulce niña o niño inocente que no rompe un plato, pero que a la hora del té, por lo menos la mitad rompen toda la vajilla y, al llegar al cargo se olvidan de lo que significa la palabra honestidad, lealtad y compromiso con los electores.

 

Elegir un senador o representante a la cámara se ha convertido en una verdadera odisea para los colombianos porque deben votar por el nombre de una persona que muchas veces no conocen, que saludaron mientras estuvo en campaña y que no es de extrañarse,  prometió un cargo en alguna entidad pública, en alguna de las pocas veces que les extendió la mano.

Otra de las razones por la que resulta a veces tedioso pensar en elegir un legislador, es por los constantes escándalos en los que estos se ven inmersos luego de tomar posesión en el cargo. Muchos de estos  por tráfico de influencia o cambiar el voto a cambio de determinado número de contratos en alguna entidad pública.

Total, siempre habrá algún motivo para que el Congreso de la República se encuentra dando de qué hablar, no en vano es una de las entidades con peor calificación de parte de los colombianos.

Para colmo, los medios de comunicación de mayor consumo en nuestro país (radio y televisión), no dieron el suficiente espacio para que la mayoría de los ciudadanos pudiesen conocer al menos los nombres de quienes tienen la aspiración de ocupar una curul en el legislativo. Se cometió el error de dar prelación  a las consultas presidenciales y olvidar que el 14 de marzo se elige a quienes serán los nuevos senadores y representantes a la cámara.

Por supuesto que son importantes las consultas, pero desde mi punto de vista es más importante conocer las caras y los nombres de quienes serán los responsables de ejercer el control político al próximo gobierno y de redactar las leyes y actos legislativos, que no es cualquier tarea.

Ojalá que este error no salga caro, porque en un país como el nuestro donde no faltan hechos de corrupción en  las instituciones públicas, se requiere de un fuerte y constante control ciudadano y el Congreso de la República no debe ser ajeno a este y para esto se hace necesario conocer a las personas que lo van a integrar.

No es extraño entonces que en los días previos a la elección de los nuevos senadores y representantes, corran no ríos de dinero sino océanos de dinero a la espera de que lleguen los electores para vender su voto, al fin de cuentas el colombiano que habita en los municipios y veredas, muchas veces lejos del centro país, tiene el concepto errado de creer que lo que suceda en adelante no es con él.

Por supuesto que si con él y, es a la vez con todos y es responsabilidad de los medios de comunicación hacerlo entender, tarea que se dejó de hacer por dar prelación a unas consultas y brindar espacio a unos cuantos candidatos a senado y cámara de renombre, dejando a un lado a más del 60% de quienes aspiran a una curul.

Desafortunadamente ya lo que fue, fue y no hay manera de retroceder. Espero que en esta ocasión Colombia elija buenos congresistas, que más que aprobar a ciegas iniciativas del próximo Gobierno y convertirse en máquinas de leyes, en ocasiones inútiles, ejerzan con firmeza el control político al nuevo presidente de la república.

Por cierto, mi voto esta vez va por dos amigos que aprecio con toda mi alma y que  han demostrado un buen trabajo en temas de control político: hablo del senador y candidato a reelección Antonio Sanguino y al representante Mauricio Toro, también candidato a reelección.

@sevillanoscar

Antonio Sanguino no viajó en el tren hacia Santa Marta para ser bachiller

El senador Antonio Sanguino, quien vivió en Valledupar durante su niñez y adolescencia no le correspondió tomar el tren para viajar a Santa Marta a estudiar en el Liceo Celedón, como si le tocó a Escalona y sus amigos, por ser de una generación posterior a la del autor de ‘El Testamento’.

Sanguino nació en la Jagua de Ibiríco, fue registrado en Ocaña, Norte de Santander, pero crece en Valledupar, Cesar. Sus padres son campesinos, nacieron en la región del Catatumbo, de donde huyeron en los años 50 por la fuerte ola de violencia que azota a la región desde mucho tiempo atrás.

 

Vivir durante ese tiempo en el departamento de Cesar, hizo que conociera a las familias Gnecco, Molina, Araujo, Castro, Campo Soto, y toda la élite vallenata que más adelante conformaría clanes políticos que de una u otra forma se fueron apoderando de los destinos de la región.

Por ser de una familia humilde, tuvo que padecer las discriminaciones de la época, una de ellas, estudiar en la jornada de la tarde en el Colegio Nacional Loperena porque en la jornada de la mañana estudiaban los hijos de las familias pudientes.

Creció en el barrio 1 de Mayo de Valledupar, una zona de invasión. Más adelante en el barrio 12 de octubre y por último en el barrio La Granja. En las calles polvorientas donde vivió por mucho tiempo, jugó fútbol, bola de trapo, trompo, elevó cometas, etc.

Era también la época en que los jóvenes llevaban serenatas cantando por las calles de Valledupar, acompañados con la guitarra o con el acordeón, para enamorar a las muchachas, cosa que también hizo a pesar de que no se considera buen cantante. Leía muchísimo los libros de Gabriel García Márquez.

Desde muy pequeño asistía a los festivales vallenatos para acompañar a Omar Geles, un acordeonero con quien es contemporáneo, y de quien le gusta mucho la manera cómo interpreta el instrumento. Sus cantantes vallenatos favoritos fueron Diomedes Díaz, Rafael Orozco y Jorge Oñate.

Sanguino reconoce que su mamá sufría mucho por sus inclinaciones ideológicas de izquierda que mostró desde muy pequeño, en un ambiente de violencia nacional bastante fuerte, donde no solo la intolerancia política estaba a flor de piel en todo el territorio nacional, sino donde además se presentaba la conformación de guerrillas y el surgimiento de grupos de extrema derecha, muchas veces ayudados por las élites regionales.

Para ‘Toño’, como le llaman sus amigos, fue muy curioso tener un pensamiento de izquierda y crecer en medio de una familia bastante conservadora, en donde cuestionar la existencia de Dios era considerada una herejía o exaltar a Gaitán era una especie de ofensa. Pero le tranquilizaba saber que no era el único que creía en la lucha por las causas sociales. Juan Antonio, su hermano mayor, también militó en los grupos de izquierda estudiantiles mientras estudiaba en la universidad de Antioquia en Medellín.

Cuando tenía ocho años, junto a sus padres ocupó un predio en los terrenos en donde hoy se ubica el aeropuerto, siendo desalojados por la Policía y posteriormente detenidos, ese hecho lo marcó toda la vida y fue lo que hizo que se inclinara por las causas sociales. Lo anterior sumado, a las charlas con su profesora de historia en el bachillerato.

En el colegio participó de núcleos de estudios donde se hablaba de la teoría marxista, economía, política, etc., estos grupos ya estaban conectados con el movimiento sindical y los trabajadores de Cicolac.

Junto con un nutrido grupo de compañeros de colegio, fundaron la Federación de Estudiantes del Cesar, con ideología de izquierda bastante marcada, utilizando como ícono al Che Guevara y la influencia del cura Camilo Torres, Jaime Batemán y la revolución sandinista.

Terminó el bachillerato y se decidió por estudiar historia y sociología, motivado por lo que conocía del Cura Camilo Torres y Orlando Fals Borda.

Al llegar a la Universidad Industrial de Santander en la ciudad de Bucaramanga en el departamento de Santander, un territorio donde el ELN tenía una gran influencia, participó en un grupo estudiantil que se llamaba el Frente Estudiantil Revolucionario Sin Permiso. Más adelante, este grupo ingresó a una organización más grande que se llamó, ´A Luchar’, en donde se conoció con personajes que de una u otra forma, hoy participan en la vida pública nacional como el analista político León Valencia, la periodista Marta Ruiz, el excandidato al senado Antonio López, el exgerente del Acueducto de Bogotá, Edgar Ruiz, etc., con quienes luego militó en la insurgencia.

No ejercicio actividad en la guerrilla rural del ELN, porque su actividad era más política en las ciudades, sin embargo de vez en cuando debía desplazarse al campo, y reconoce que le causó mucha dificultad porque su vida era más citadina.

El asesinato de su hermano, la caída del Muro de Berlín, el proceso de paz del M19, etc., le hicieron caer en cuenta tanto a él, como a otras personas de la organización insurgente en la que participaban, que la guerra no era el camino, y es entonces cuando se introducen en un proceso de paz exitoso que hoy se conoce como el de la Corriente de Renovación Socialista en los años 90.

A partir de ese momento se dedica a participar en temas de paz y reconciliación, la enseñanza en las universidades y la elaboración de proyectos y diagnósticos en temas de resolución de conflictos, diálogos y convivencia, tanto en el CINEP como en la Corporación Nuevo Arco Iris, en donde fue su director ejecutivo y presidente.

Por un tiempo hizo campaña a favor de la abstención por lo que le resultó un tanto extraño verse en la búsqueda de votos para acceder a un cargo de elección popular, por esto cuando inicia su campaña política para lograr una silla en el Concejo de Bogotá, primero debe hacer un ejercicio de reingeniería mental para convencer a la gente de que debían apoyar su causa.

Lo eligen entonces concejal de Bogotá en el año 2007, cargo que ocupa en tres ocasiones consecutivas y al que renuncia para buscar una curul en el Senado de la República en el año 2018.

Nunca se imaginó que podía llegar a ocupar un lugar en uno de los poderes del Estado (legislativo), su idea de joven era ser un buen sociólogo, no más.

Su encuentro con Álvaro Uribe en el Senado de la República, con quien es ideológicamente opuesto, lo considera como un ejercicio interesante y excepcional, además porque coincidió con la presencia de los miembros de las Farc, quienes salían de la guerra para participar en la política.

Antonio Sanguino, busca su reelección en el Senado de la República por la Alianza Verde, sin saber si este será su último período en el Congreso de la República o si se dedica por buscar un tercer período en el cargo. No le trasnocha saber que pasará mañana, vive el momento y lo disfruta con toda la intensidad del caso.

Hay quienes le invitan a buscar la Alcaldía de Bogotá, otros la gobernación del Cesar, pero a Sanguino lo único que le preocupa por el momento es obtener por un período más la curul en el Senado y ser participe desde el Congreso de la República, del cambio en la mirada que hoy se tiene en el país, que según él, se dará en el próximo gobierno, en el que tiene la clara esperanza, que no será de derecha.

“No quiero un centro asexuado que no tenga responsabilidades ni asuma posiciones”: Gustavo García

El candidato al Senado por la Alianza Verde, Gustavo García, en entrevista para Confidencial Colombia, asegura que no busca llegar al legislativo por ser hijo de… y asegura que la Coalición de Centro Esperanza debe asumir una posición clara frente a los temas del país.

¿Cómo justificar que el hijo de un senador que pide mayor espacio para el pueblo en los espacios de discusión, llegué a ocupar la curul de su padre?

 

Gustavo García: Somos un equipo de personas que venimos trabajando por una causa común desde hace mucho. Vengo desempeñando algunas funciones dentro de ese grupo, repartí volantes, pegué afiches, etc., haciendo parte de una familia que tiene vocación de servicio, que es algo que no se le puede negar a Guillermo García Realpe. Hoy nos toca jugar un papel diferente que no significa en ningún momento que sea una herencia, es una continuidad de un trabajo.

Más allá de ser el hijo de Guillermo García Realpe, ¿cuáles son los méritos que hacen que Gustavo García llegue al Senado de la República?

Gustavo García: Insisto, no estoy aquí por ser el hijo de…, hay un espacio dentro del grupo político que me he ganado a pulso. He coordinado la campaña de mi padre recorriendo el país de norte a sur y he tenido la oportunidad de conocer las necesidades de muchos colombianos en los territorios apartados. Soy abogado constitucionalista y he sido consultor en diferentes entidades públicas y además, tuve la oportunidad de asesorar los diálogos de Paz entre las Farc y el gobierno Santos. Tengo trabajo propio que merece ser tenido en cuenta a la hora de elegir los nuevos congresistas.

¿Con que ideas quiere llegar?

Gustavo García: Por supuesto el tema de los sectores productivos, la lucha contra los altos precios de los combustibles, defensa de los usuarios de los servicios públicos, la paz, la defensa del medio ambiente y de la Constitución.

¿Por qué aspira por un movimiento político diferente al Partido Liberal?

Gustavo García: Es que no sabemos qué ocurrió con la dirección del Partido Liberal, hoy parece una veleta. El partido que defendimos durante varios años no es el mismo, no ofrece las soluciones para los problemas sociales que tiene el país. Estamos en la Coalición de Centro Esperanza, avalados por la Alianza Verde, con personas que entienden la voz de los colombianos.

¿Está de acuerdo con quienes creen que la Coalición de Centro Esperanza es una fuerza con buena imagen y pocos votos?

Gustavo García: Quiero aprovechar la buena imagen para conseguir buenos votos.

La Coalición de la Esperanza parece enfrascada en una discusión en torno a Ingrid Betancourt, ¿qué piensa de eso?

Gustavo García: Hay personas valiosas en la Coalición como Ingrid, que me parece un buen ser humano, que cree que en la lucha contra la corrupción y en eso nos identificamos plenamente.

Ve posible que el exgobernador Sergio Fajardo asuma una posición y la defienda

Gustavo García: Es buen líder. La mesura, la tolerancia, no necesariamente significan indecisión. Yo si quiero un centro vibrante, que proponga, no un centro asexuado que no tenga responsabilidades ni asuma posiciones.

¿Cómo defenderá a su natal Nariño en el próximo período legislativo?

Gustavo García: Es el momento de pensar seriamente en cambiar el sistema centralista que está acabando con las regiones. Hasta que no tengamos un modelo que cambie estructuralmente la relación gobierno nacional con los gobiernos locales, no vamos a tener un pleno desarrollo en departamentos como Nariño.

¿Apoyaría iniciativas que busquen acabar con los cuatro meses de vacaciones que tienen los congresistas?

Gustavo García: Este es un período de reflexión y de trabajo interno con los equipos. Si se va ampliar el período, este debe ser para el ejercicio de control político y el trámite de leyes ordinarias, pero no para aprobar actos legislativos.

Un senado ciego, sordo y testarudo

Una vez más el Congreso de la República demostró que pocas ganas tiene auto reformarse a través de iniciativas como por ejemplo, duros castigos para el ausentismo parlamentarios, reducción del sueldo o el recorte del período vacacional de cuatro meses al año.

Seguramente hay miles de justificaciones para tratar de explicar lo sucedido en días anteriores, cuando por falta de quorum se hundió el proyecto de ley que buscaba reducir las vacaciones como por ejemplo, que estaban en el baño; que salieron a contestar el celular; que se les cayó la señal a quienes se conectaron desde la virtualidad y hasta que se pararon un momento a tomarse un tinto.

 

Lo cierto es que ninguna de esas explicaciones ayudará a corregir el autogol que el mismo Congreso se hizo al hundir una iniciativa que bien les podía ayudar en su intención de reelegirse en el cargo en 2022, porque aportaría a resarcir la mala imagen que tienen los parlamentarios en Colombia.

Al parecer, los actuales congresistas no han entendido que hoy existe un malestar y una indignación ciudadana que se ha reflejado en las calles en medio de las diferentes manifestaciones que se ha venido dando en todas las ciudades y municipios del país y que por primera vez obligó al Estado a escuchar el sonido de la cacerola.

Esta indignación es la que se va a hacer sentir en las urnas tanto en marzo como mayo y junio, y poco les va a importar las razones que tuvieron para permitir que se hundiera un proyecto que bien les pudo servir dentro de sus logros, pero está visto que pudo más el deseo de no querer perder privilegios.

Hoy día muy pocos creen en la vieja excusa de, “en los días que no están en las plenarias y comisiones están en las regiones dialogando con las comunidades y conociendo sus necesidades y problemas”. Bastaría con preguntar en Migración Colombia cuantos congresistas salieron del país entre diciembre y marzo, y nos podemos encontrar con que más del 90% lo hicieron, y no fue precisamente para charlar con los colombianos que viven en el exterior.

Lo sucedido en días anteriores es algo que difícilmente se les olvidará a los colombianos habilitados para votar en las próximas elecciones, detalle que por lo visto ninguno de los senadores tuvieron en cuenta antes de actuar de esa manera tan ciega, sorda y testaruda.

Insisto, seguramente habrá uno que otro senador que las circunstancias del momento le obligaron a ausentarse y alguno habrá tenido que pasar por alguna desafortunada coincidencia como por ejemplo, que se le cayó la señal, el tema es que dice el viejo y conocido refrán que ‘el que inocentemente, inocentemente se condena’, y ya veo a más de uno condenado en las próximas elecciones a Cámara y Senado.