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Etiqueta: Silicon Valley

¿El próximo Silicon Valley?

Bogotá a lo largo de su historia ha tenido diferentes sobrenombres, todos muy aspiracionales, desde la “Atenas de Suramérica” por un vibrante ambiente intelectual a inicios del Siglo XIX, hasta el más reciente “Silicon Valley de América Latina” por el potencial de su ecosistema de emprendimiento. Me atrevo a decir que difícilmente alguno de estos seudónimos puede sobrevivir a su expectativa, así como deberemos replantear “la nevera” como consecuencia del calentamiento global.

Pero, volviendo a la columna de hoy, hace un año aproximadamente la Alcaldía de Bogotá realizó el lanzamiento del Distrito de Innovación de Bogotá, también conocido como Distrito de Ciencia, Tecnología e Innovación de Bogotá – Región (DCTIB). Proyecto que busca impulsar la innovación, el conocimiento y el emprendimiento en la ciudad, queriendo acercarnos al nivel de Silicon Valley.

 

La idea de contar con un entorno de esta naturaleza en la ciudad viene desde hace un poco más de una década, recogiendo las ideas del bestseller de Richard Florida “The Rise of the Creative Class” según el cual una clase de trabajadores altamente calificados y relacionados con industrias tecnológicas, entre otras, pueden tener un gran impacto en el desarrollo económico de las ciudades.

El argumento principal de este libro es que esta clase de trabajadores o “clase creativa” se verá atraída hacía las ciudades en la medida en que se combinen 4 factores, mejor conocidos como las “4 T”: Tolerancia, Talento, Tecnología y Activos Territoriales. La tecnología se refiere a la innovación y la concentración de I+D, el talento al capital humano, la tolerancia a la diversidad y apertura y los activos territoriales hacen referencia a la calidad del entorno de una comunidad, en términos de infraestructura y conectividad por ejemplo.

De acuerdo con cifras del Global Startup Ecosystem, entre 2021 y 2023, Colombia ha avanzado 7 posiciones en el ranking de ecosistemas de emprendimiento a nivel global,  pasando del puesto 47 al 40 y siendo superado únicamente por Brasil, México y Chile en América Latina. Una iniciativa como el DCTIB,  puede ser un refuerzo importante para el factor de activos territoriales, así como un dinamizador del ecosistema emprendedor que en este momento está experimentando un crecimiento acelerado.

Este avance se ve sustentado por el incremento en el número de emprendedores y startups que están dinamizando el panorama empresarial del país, el Colombia Tech Report 2023 indica que el país ha tenido una tasa anual promedio de crecimiento de startups del 28% en los últimos cinco años, estando buena parte de ellos ubicados en el Distrito Capital.

El trabajo liderado en la administración anterior por la Secretaria Distrital de Desarrollo Económico buscando aprovechar esta tendencia y consolidarla multiplicando los emprendimientos de alto impacto en la ciudad ha sido fundamental, y será una posta con la que debe continuar la administración del nuevo Alcalde Carlos Fernando Galán.

Ahora bien, para consolidar un potencial Silicon Valley  es necesario entender que no sólo de infraestructura física vive el hombre, o en este caso el ecosistema emprendedor. Un distrito como el DCTIB  puede facilitar la interacción de emprendedores, inversores, corporaciones y academia, pero en el escenario mundial la calidad de un ecosistema se establece a partir de la medición de 6 categorías:

  • Desempeño, que mide principalmente el valor del ecosistema englobando las valoraciones de las startups existentes y los exits, entendidos como los procesos de venta o salidas a bolsa de las mismas.
  • Financiamiento, relacionado con el acceso a financiamiento de las empresas que se encuentran en etapas tempranas, incluyendo el número de inversores que se han hecho presentes en el ecosistema.
  • Alcance del mercado, valora el acceso de las startups en fase inicial a clientes que les permitan, crecer, escalar y «Globalizarse».
  • Conectividad, se centra en el grado de conexión con el tejido global del conocimiento dentro del ecosistema (conectividad local e infraestructura de innovación).
  • Experiencia y talento, evalúa el talento al que tienen acceso las startups en fase inicial, así como el grado de experiencia del ecosistema teniendo startups financiadas cuando han demostrado su viabilidad en el mercado y con exits.
  • Conocimiento, mide la innovación a través de la actividad de investigación y patentes.

Bogotá actualmente se posiciona como un hub regional de emprendimiento, teniendo sus mejores “calificaciones” en los apartados de financiamiento, conectividad y alcance del mercado, donde el DCTIB entra a fortalecer los resultados frente a conectividad. Sin embargo, si la nueva administración busca en realidad ser un referente y poder competir con Ciudad de México, Santiago o Sao Paulo por el anhelado título de “Silicon Valley de América Latina” deberá reforzar las otras categorías de la mano con el Gobierno Nacional, el sector privado y  la academia.

Los principales puntos a tratar por parte de la nueva administración son:  continuar con la reducción de trámites para la creación de nuevas empresas; reducir la carga tributaria en los primeros años de existencia de las startups; promover, desarrollar y participar en vehículos de inversión novedosos; y especialmente vincular a las universidades presentes en la capital del país con incentivos para el desarrollo de actividades de investigación y desarrollo, así como con programas de transferencia y promoción del emprendimiento científico para dotar a los estudiantes universitarios de las herramientas para explorar la posibilidad de crear una empresa derivada de la investigación.

Por supuesto la estrategia que desarrolle la Alcaldía, de la mano de otros actores relevantes para la ciudad, deberá abarcar muchos más aspectos. Pero, estos cuatro puntos permitirían un crecimiento significativo en la valoración de las categorías de conocimiento, experiencia y talento. Un proyecto de este tipo permitiría que Bogotá se consolide como un hub referente en el país y en la región, con innovaciones de primer nivel y llevando nuevos productos a mercados más cercanos, explorando entre otros el potencial que tiene en temas relacionados con la biodiversidad o las energías renovables. Puede que no lleguemos a ser Silicon Valley, pero si un referente para los ecosistemas de emprendimiento en el Sur Global.

Encuentre aquí más columnas de opinión de Raúl Arce

El fracaso de Silicon Valley Bank y la importancia de la “G”

Silicon Valley Bank – SVB- es el banco más grande en desplomarse en EE.UU. desde la crisis financiera de 2008 y su caída el viernes hizo temer por un momento un nuevo colapso en cadena como el que sacudió entonces a la economía mundial.

Para evitar un «efecto contagio» en el resto de la industria bancaria, las autoridades trabajaron a toda máquina el fin de semana.

 

Así fue como el domingo por la tarde se anunció que todos los depositantes podrían retirar su dinero y, al mismo tiempo, informaron del cierre de un segundo banco: Signature. (BBC News Mundo, 13 de marzo de 2023)

La “G” en ESG se refiere a las variables de gobernanza de la toma de decisiones. Esto incluye la formulación de políticas, la distribución de derechos y responsabilidades entre los diversos participantes en las empresas. Incluyen la junta directiva, los gerentes, los accionistas y las partes interesadas.

Las prácticas de gobernanza que reflejan los valores sociales son importantes tanto para las empresas como para los inversionistas. Hay preocupaciones ambientales y sociales, pero la gobernanza es la punta de lanza cuando se trata de crear modelos de negocio sostenibles. Todo comienza desde arriba, guía todos los demás aspectos hasta llegar a la implementación.

Es importante comprender los problemas de gobernanza porque son la base para la eficacia en la gestión de ESG, a nivel corporativo. Proporcionan la base sobre la cual se pueden construir y evaluar las actividades de responsabilidad social corporativa y sostenibilidad. Solo así se alcanzará el éxito del sector privado en el siglo XXI.

El gobierno es un elemento clave de la estrategia y el desempeño corporativo, porque afecta directamente la forma en que los recursos (incluidos el capital y el talento), los mercados (las juntas tienen un papel clave en estos), el entorno regulatorio y legal se pueden utilizar en la consecución de los objetivos de la empresa.

¿Por qué debería importarles a los inversionistas?

Los inversionistas esperan algo más que un rendimiento financiero sólido de sus acciones. También están buscando evidencia de desarrollo socioambiental positivo y la administración de sus activos. Estos esperan que las empresas respondan a estos retos, están esperando total compromiso con los criterios ESG.

El pago vinculado a ESG es una respuesta regulatoria a la presión que estamos viendo de parte de los inversionistas para que se divulgue más sobre cómo las estructuras de pago de los ejecutivos fomentan, o desalientan, las políticas de sostenibilidad dentro de las empresas. Proporciona un incentivo para que las empresas incluyan factores de gobernanza en su puntaje ESG.

¿Por qué SVB y la G?

Según un artículo de Bloomberg del 14 de marzo, durante las investigaciones del colapso de SVB, la Reserva Federal ha encontrado que este banco no tuvo Chief Risk Officer (Gerente de riesgos) por gran parte del 2022.  En ese artículo, esto se presenta como una falla en la “G” de ESG, que produjo el colapso de SVB.

Lo anterior, sin duda es un error enorme en la gobernanza empresarial, que tiene al manejo de riesgos como componente clave, pues de este se desprenden decisiones de inversión, capitalización, o transacciones de bonos como sucedió en SVB. La “G’ es el primer pilar de ESG que se debe implementar. Las empresas no solo deben centrarse en energías limpias, o en la reducción de emisiones de gases de carbono, es necesario revisar la gestión.

Así mismo, los inversionistas se confiaron de los indicadores y reportes de empresas calificadoras como Sustainalytics, MSCI o Bloomberg ESG ratings, quienes no estaban monitoreando la “G”, y solo se han dedicado a seguir las inversiones verdes, los reportes y la transparencia de las empresas. Esto ha hechos que inversionistas y otros actores del mercado hayan tomado decisiones sin tener toda la información disponible.

Por otro lado, republicanos como Ron de Santis (Gobernador de Florida) o la congresista Marjorie Taylor Greene, han atacado las políticas y medidas ESG, afirmando que los ejecutivos en lugar de centrarse en los resultados financieros, últimamente, han tenido que dedicarse a medidas de inclusión y ambientales, que nada tienen que ver con las ganancias de los bancos. Según estos políticos, esta es la causa que SVB haya fracasado.

¿La falta de “G” en SVB causo su quiebra?

No. La ausencia de Gerente de riesgos, y su visión para evitar operaciones con bonos o sus eventuales recomendaciones para diversificar el riesgo no hubiesen sido la salvación para ese banco. El colapso se dio por una multiplicidad de factores. Lo que le ha ocurrido al Silicon Valley Bank es que después de años de abundancia de liquidez y tipos de interés muy bajos, en 2022 empezó a subir la inflación. Esto ha provocado que los inversores tuvieran menos dinero para sus empresas. Por otra parte, al subir los tipos de interés cayó el valor de la deuda pública que se había emitido anteriormente, puesto que pagaba unos intereses mucho menores.

Esto provocó dos consecuencias en el Silicon Valley Bank: los clientes empezaron a reducir sus depósitos (16.000 millones en 2022) y el valor de las inversiones en deuda pública empezó a generar pérdidas. En 2023, los intereses han seguido subiendo, los clientes han seguido retirando depósitos y el banco ha tenido que liquidar bonos con fuertes pérdidas (1.800 millones de dólares). Al informar de las pérdidas, muchos clientes se han asustado y aumentado las retiradas de depósitos.

La Gobernanza de ESG, no se puede reducir a la ausencia de la persona encargada de manejar los riesgos, la “G’ es mucho más que eso.  Se practica con políticas, acciones, reportes, nombramientos, etc, todo lo concerniente al manejo de una empresa. No hubiera hecho diferencia si se tiene una cabeza o no, ante la gestión de riesgos.

Sin embargo, es claro que SVB es un primer aviso que la “G” debe ser más protagonista en la toma de decisiones de los gerentes e inversionistas, pues sin esta no es posible que “E” y la “S” tengan impacto y sean sostenibles en el tiempo. De esta manera, el éxito estará asegurado, y voces como la de algunos políticos republicanos, serán acalladas.

Igualmente, las firmas que evalúan ESG deben ser conscientes de este error, y trabajar en mejorar sus calificaciones, pues los actores del mercado seguirán fiándose de estas. Por eso, ellas son parte clave dentro de este mapa, porque tienen la responsabilidad de evaluar todas las letras de ESG, y sus posibles impactos, antes de asignar AAA a una empresa o banco, que puede quebrar al siguiente año, justo como le paso a SVB.

SVB no necesariamente será el aviso de una profunda recesión económica (esperemos que sea así), pero si es un aviso que los criterios ESG son cada vez mas protagonistas, y el sector privado tendrá que alienarse cada vez mas con esto, porque si no lo hace, no solo no recibirá inversión, sino fracasará en el manejo de sus activos.