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Confidencial Noticias 2025

Etiqueta: Tarifas de Energía

MinEnergia se reunirá con la población del Atlántico para hablar del alto costo de la energía

Uuna iniciativa ciudadana de la organización internacional de activismo digital Change.org,, que se materializó con más de 19.100 firmas de la comunidad, logró que el Ministerio de Minas y Energía aceptará reunirse con la sociedad civil del departamento del Atlántico, para definir una Asamblea de Usuarios de Energía y Servicios Públicos en Barranquilla y el Departamento con el fin de revisar el alto costo de la tarifa.

La fecha del encuentro está por definir y será de común acuerdo, pero ya es un hecho. Para ello, esta semana se avanzará en una segunda reunión entre el Ministerio y organizaciones que serán convocadas.

 

La petición http://chng.it/XMNXLQRN, que se hizo viral en redes sociales por medio del hashtag #TarifaJustaYa y que ha generado cerca de 1 millón de interacciones en redes sociales en la última semana, logró recoger más de 19.100 firmas de apoyo y estas fueron entregadas presencialmente en las oficinas de MinEnergia el pasado viernes 06 de octubre, durante una reunión en la que lideresas del Atlántico fueron recibidas con el acompañamiento de Change.

De acuerdo con la líder de esta petición, Karol Solís Menco, politóloga, al Gobierno Nacional se le exige, pues es lo justo, una reforma al sistema de cobro de las tarifas de energía e intermediación frente al alumbrado público en el Atlántico, solicitud que vería con buenos ojos el ministro Omar Andrés Camacho. “Esta medida resulta crucial para abordar de manera integral los problemas que afectan directamente a nuestra comunidad en relación con el servicio público de energía”, señaló Solís.

Asimismo, la líder de la comunidad agregó que su solicitud se respalda en los diferentes componentes, según ella, injustificados que se cobran en la factura de energía, entre ellos “el cobro por las pérdidas no técnicas o el robo de energía que es trasladado injustamente a todos los usuarios. A eso se suma el costo también injustificado del alumbrado público que, al parecer, sólo beneficia a grandes grupos privados y políticos en detrimento del interés y bienestar público, en complicidad de las administraciones distritales y municipales, y los respectivos concejos”.

La espiral alcista de los precios de la energía

El precio de la energía en la Bolsa pasó de $374 en el mes de enero de este año a más de $1.000 el KWH en septiembre, para un incremento del 300% y lo más preocupante, con tendencia al alza (¡!). Este precio ha estado rozando el denominado “precio marginal de escasez”, que se fija mensualmente, el cual alcanzó el 11 de septiembre los $1062 el KWH. El mismo constituye el techo estimado como máximo que paga la demanda por la energía. Llegado a este punto, de condición crítica del Sistema, se activa el cumplimiento de las obligaciones de oferta de energía firme (OEF) con cargo por confiabilidad.

Son tres las causas fundamentales que han disparado esta espiral alcista, a saber: en primer término la inflación, que si bien ha venido cediendo en los últimos meses todavía para el mes de agosto, según el DANE, el índice anualizado del IPC se situó en el 11.43% y en lo corrido de este año marcó el 7.43%. Con el agravante de que los servicios públicos junto con el precio al alza de la gasolina son los que más han contribuido a la inflación.

 

En segundo lugar, tenemos los efectos del fenómeno del Niño, que empieza a hacerse sentir, influyendo en forma determinante al aumento del precio en Bolsa de la energía, toda vez que los generadores hídricos han empezado a “guardar” agua en los embalses para poder afrontar los próximos meses venideros, que se espera sean de hidrología crítica, para poder cumplir con sus contratos de venta de energía a los comercializadores de la misma.

Una aclaración importante, los embalses que sirven a las hidroeléctricas están en niveles relativamente altos, el agregado alrededor del 78%, los aportes están en el 50% del promedio histórico al tiempo que pierden, en promedio, 0.4% diario, es decir que     cada     10     días     están     perdiendo     4      puntos      porcentuales. Caben, además, dos observaciones: la primera es que la capacidad de regulación de

ellos, a excepción de El Peñol, que supera el año, sólo resisten un máximo de 4 meses. Es decir que basta con que deje de llover 4 meses, con hidrología crítica, para que dejen de ser operativas.

Por último, está el atraso en la ejecución de los proyectos de generación, destacándose entre ellos los parques eólicos en La guajira, que comprometen la entrada en operación de 2.400 MW de potencia y el de HIDROITUANGO, del cual sólo están generando dos turbinas con 600 MW, se espera que entren dos más en el mes de noviembre, restando las otras cuatro, que representan 1.200 MW. También muestran atraso considerable la ejecución de los proyectos de transmisión y subtransmisión.

En estas circunstancias, resulta muy preocupante que la Unidad de planeación minero

– energética (UPME), que es la responsable de la convocatoria de las subastas para la asignación de nuevos proyectos de expansión, el año pasado no abrió ninguna. Y la subasta que abrió en febrero de este año ha sido aplazada dos veces, ahora para febrero del próximo año. Y ello, en momentos en los que mientras la demanda de energía crece a un ritmo del 5%, la oferta sólo lo hace al 2.5%. Ello explica el alto grado de stress al cual está sometido el Sistema interconectado nacional, presionando al alza los precios de la energía. Lo dice la calificadora de riesgo Fitch Ratings: “Colombia continúa enfrentando un desajuste entre la demanda de energía y la expansión requerida del Sistema”1

El caso de la región Caribe es mucho más crítico, dado que, debido a la sobrecarga a la que está expuesta la red de transmisión de energía, a consecuencia del atraso en la ejecución de los proyectos para su robustecimiento, ha obligado a restringir la atención de la demanda. Dicho de otra manera los 2.7 millones de usuarios del Caribe vienen siendo sometidos a un racionamiento programado de energía y las térmicas que operan en la región, que deberían servir sólo de respaldo, están en la base y vienen operando a full, para poder suplir la energía que de otra manera vendría desde el interior del país, de origen hídrico menos costosa.

Impacto en la tarifa de energía

Ello termina impactando el componente G (generación) de la fórmula tarifaria ( CU

= G + T + C + D + PR + R) y, en última instancia, al usuario final vía tarifas, en mayor o menor medida, dependiendo del grado de exposición en Bolsa que tenga el respectivo operador de red, que es quien presta el servicio, en Bolsa. A mayor exposición más afectación en el monto a pagar por la factura de consumo de energía que le llega al resignado usuario final.

Peor aún, si tenemos en cuenta que el consumo de energía para el mes de agosto de este año, según la empresa XM, que administra el Sistema interconectado nacional (SIN), ha crecido, en promedio, 6.23% con respecto al mismo mes del año pasado

para un acumulado de 7.005.82 GWH/mes; entre tanto, en la región Caribe ha aumentado 11.75%, consumiendo 1.978.18 GWH/mes, atribuible a las altas temperaturas de la temporada del Niño. De modo que si al alza en las tarifas le sumamos el mayor consumo ello se reflejará en un aumento desmesurado en la factura a pagar por parte del usuario, en momentos en los que está viendo afectada su capacidad adquisitiva por cuenta de la alta inflación.

Ahora bien, el impacto es mayor para usuarios de los estratos 1, 2 y 3, que son sujetos de los subsidios, debido a que estos sólo cubren un porcentaje del denominado consumo básico o de subsistencia, del 60% para el estrato 1, hasta 50% para el estrato 2 y 15% para el estrato 3, de 130 KWH/mes para los usuarios que habitan en territorios por encima de los 1.000 metros del nivel del mar y 173 KWH/mes los que se sitúan por debajo de esa cota. El mayor consumo que se viene dando, como excede este límite se debe pagar por parte de estos usuarios con tarifa plena, sin subsidio. Es más, si el mayor consumo excede en un 50% el consumo de subsistencia se pierde el derecho al subsidio, así lo prevé el artículo 114 de la Ley 1873 de 2017 (¡!).

A propósito de los subsidios conviene dejar establecido que los mismos quedaron establecidos en el artículo 99.3 de la Ley 142 de 1994 de servicios públicos, como “un descuento en el valor de la factura” de los más vulnerables, en este caso de los estratos 1, 2 y 3. Ello dio lugar a la creación del Fondo de Solidaridad para Subsidios y redistribución del ingreso (FSSRI) mediante la Ley 286 de 1996. Para su financiación se estableció un esquema de subsidios “cruzados”, consistente en que los estratos 5 y 6, así como los usuarios no regulados (léase industria y comercio) pagaran una contribución del 20%. El estrato 4 es neutro, no recibe subsidio, pero tampoco paga dicha contribución. Así se dispuso en el artículo 47 de la Ley 143 de 1994, previendo que “el faltante de los dineros para pagar la totalidad de los subsidios será cubierto con recursos del Presupuesto nacional”.

No obstante, en el año 2010, a través del artículo 2º de la Ley 1430 se eximió del pago de la contribución a los usuarios industriales y desde entonces el valor de los subsidios corre por cuenta de los estratos 4, 5 y 6, así como del Presupuesto general de la Nación (PGN). Según Sentencia C – 086 de la Corte Constitucional dicha contribución constituye un “impuesto nacional con destinación específica”. Ya para el año 2018 el monto de los subsidios de energía ascendía a los $3.1 billones, de los cuales $1.8 billones se cargaron al PGN. Actualmente lo que se recauda por la sobretasa sólo alcanza a cubrir el 36% de los subsidios, de tal modo que el déficit que debe cubrirse a través del FSSRI supera los $5 billones, con cargo al PGN.

En desarrollo de una Asamblea de usuarios del servicio de energía en Santa Marta el pasado 17 de septiembre, convocada por el ministro de Minas y Energía Andrés Camacho, este levantó una polvareda al espetar, sin pestañear, que “los subsidios por ley se asignan a los estratos 1,2 y 3. Y no se le entrega a la gente directamente, se les entrega a través de las empresas. Como la mayoría de las empresas son privadas, entonces se quedan con los subsidios y los administran. La transición debe garantizar que los subsidios lleguen a la gente2.

La respuesta de los gremios del sector (ANDEG, ANDESCO, ACOLGEN, ASOCODIS, NATURGAS y SER Colombia), todos a una, no se hizo esperar, le respondieron en el acto a su ligereza en los siguientes términos: “los subsidios aplican directamente a los usuarios mediante sus facturas y luego el Gobierno realiza los reembolsos mediante procedimientos que aseguran la validez de dicho proceso”. Además, revelaron que, en la mayoría de los casos, los pagos se han demorado más de lo esperado, llegando al punto de acumular deudas pendientes desde el segundo trimestre del año.

Que se sepa, el único caso en el que se pudo establecer por parte de la Contraloría General de la República que una empresa no aplicaba el subsidio a sus destinatarios, sino que se quedaba con el mismo es el de la abominable y abominada ELECTRICARIBE. Y ello dio lugar a un juicio de responsabilidad fiscal, que terminó con un hallazgo administrativo con alcance fiscal por valor de $78.517,59 millones para las vigencias 2015 y 2016”3, obligando a la empresa a su reintegro.

Ahora bien, como lo afirman los gremios en su comunicación al ministro, “si hay evidencias de malos comportamientos por parte de ellas, invitamos a interponer las denuncias que correspondan ante las autoridades pertinentes y a que estas, en derecho, ejerzan sus funciones en tal materia”4. ¡El ministro tiene la palabra!

Cota, septiembre 23 de 2023

www.amylkaracosta.net

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Se viene un alza de tarifas de energía

El gobierno nacional a través de su ministra de minas y energía, Irene Vélez, han generado una alerta sobre el incremento de las tarifas de energía a causa del fenómeno del niño, siendo esta la temporada más crítica para nuestras fuentes en temporadas secas.

Este fenómeno ocurre por el calentamiento de la superficie del océano pacifico, cambiando los patrones y ciclos del viento, manifestándose en nuestro país con menos lluvia.

 

¿Pero qué tiene que ver las lluvias con el costo de la energía?

Nuestra energía eléctrica principalmente esta generada a partir de agua, a través de hidroeléctricas… cuando deja de llover tenemos que acudir a otras estrategias más costosas como las fuentes de generación térmica.

Como lo mencione en la columna anterior, estudios indican, que al final de año hay una probabilidad mayor al 90% de que estemos en un fenómeno del niño mucho más acrecentado, toda vez que llevamos más de 36 meses de intensas lluvias.

¿Pero que tanto le impactara el costo de energía y como se manifiesta?

Lo primero que debemos entender es que la afectación es subjetiva y no a todos nos afecta de la misma manera.

Por ejemplo, para nuestros hogares, aquellas empresas que nos suministran la energía, deben comprarla de dos maneras: a través de contratos por un periodo de tiempo a precio fijo, o la compran en la bolsa donde el comportamiento de la oferta y la demanda fijan el precio.

El problema del alza es cuando una gran cantidad de empresas dependen de la bolsa, su incremento es inminente, que, de acuerdo al análisis, en su mayoría están empresas públicas, por ejemplo, electro Huila en el departamento del Huila, Putumayo y Caquetá. Aquellas que tienen su compra por contratos no se tiene mayor preocupación.

Este aumento puede ser medianamente amortiguado mediante el proceso de Cambio por Confiabilidad, un seguro que les genera un límite para el precio de la bolsa al usuario, donde, independientemente de la subida del precio, el consumidor únicamente pagara el precio de escases establecido por la comisión de Regulación de Energía y Gas, CREG.

En ese orden, esperamos que tan fuerte puede ser este niño y cuanto será la disminución del nivel de los embalses donde depende nuestro nivel de generación.

Para mitigar el impacto, no necesariamente debemos ajustarnos a índice de precios… También juega un papel muy importante los hábitos de consumo en hogares y empresas mediante el ahorro y uso eficiente de energía, e incluso implementado tecnologías basadas en Iot, como proyectos en domótica, siendo más eficientes y con una oportunidad en conciencia, cultura y mejora de procesos.

Teniendo esto sobre la mesa, en el corto plazo no hay mucho por hacer, las plantas de generación son las mismas, de igual manera para el gas y combustibles, de manera que, la oportunidad para estas plantas es optimizar sus procesos en mantenimientos preventivos, correctivos o de cambio, para que el proceso critico de generación no se vea afectado.

La otra opción ya la mencioné, haciendo la demanda eficiente y si es el caso, acudir a empresas que nos ayudan a generar hábitos, estadísticas y análisis permitiendo, bajar las tarifas y los precios que es la preocupación del momento.

Iván Santisteban

 

 

 

 

 

Las cuatro ideas del gobierno para reducir la inflación

El Gobierno Nacional propuso cuatro medidas para controlar la inflación, estas son:  la reducción de las tasas de interés, la oferta de un millón de créditos para combatir el ‘gota a gota’, buscar disminución de los precios de los alimentos y las tarifas de energía.

La primera de estas propuestas busca la reducción de las tasas de interés por parte de la banca tanto pública.

 

La segunda medida, de acuerdo a lo señalado por el presidente, Gustavo Petro, que la intención es buscar menores precios en los productos agrarios con menores tasas de interés a productores de toda la banca del país”.

Para esto, el Ministerio de Hacienda y Crédito Público, de la mano del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, el Grupo Bicentenario y la Banca de Oportunidades, promoverán la colocación de un millón de operaciones de crédito para colombianos y colombianas que no tienen acceso a financiación formal.

La tercera medida que propone el primer mandatario tiene que ver con la idea dialogada con el presidente de la Asociación Nacional de Industriales (ANDI), Bruce McMaster y el presidente de la Asociación de Agricultores Colombianos (SAC), para la reducción de los precios de los alimentos”.

Sobre este tema, el presidente de la ANDI, Bruce Mac Master, indicó en su cuenta de Twitter que “situaciones extraordinarias como los incrementos registrados en la inflación requieren de esfuerzos de todos. Hemos acordado trabajar conjuntamente para buscar soluciones. Hay temas macro y temas micro que están afectando los precios y la economía, hay que solucionarlos”.

A su vez, el presidente de la SAC, Jorge Enrique Bedoya, aseveró, a través del mismo medio, que “la razón de ser de los productores de alimentos son nuestros consumidores. Desde la SAC estamos listos para trabajar conjuntamente en el diseño de medidas sobre los factores que afectan los costos de producir alimentos en Colombia y que afectan la inflación”.

También se adelantan diálogos para buscar los los mecanismos y estrategias adecuadas que permitan la disminución de las tarifas de energía; una iniciativa propuesta por el Jefe de Estado, de la mano de la Ministra de Minas y Energía, Irene Vélez.

Democratizar la energía es hacer justicia social

Mucho se ha hablado en los últimos días de la propuesta del gobierno nacional en cabeza del presidente Gustavo Petro, de “democratizar la energía”, como una medida entre otras, de hacer justicia económica con millones de hogares colombianos que hoy están siendo afectados por las onerosas tarifas de servicios públicos, especialmente las de energía.

Es una buena propuesta la del mandatario, y en esa dirección ya se dio un primer paso importante al asumir por un período de tres meses, las funciones de carácter general de la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico, la cual le permitirá al presidente y a su gobierno hacer un rediseño de la metodología para la definición de tarifas.

 

Las reacciones a esta iniciativa gubernamental no se hicieron esperar, el pasado 24 de febrero, el alcalde de Medellín Daniel Quintero, solicitó al presidente Petro congelar las tarifas de EPM, sin duda, una extraordinaria noticia que permitiría a millones de hogares tener un respiro económico y de paso combatir la inflación, como lo aseguró el mismo Quintero en su misiva al Jefe de Estado. Es importante que EPM se suba a ese bus, pero desde luego ya hay sectores que pusieron el grito en el cielo, pues la mayoría de ellos representan a los seis oligopolios que dominan este mercado.

Recordemos que Antioquia es el departamento que tiene más hidroeléctricas, cuenta con once en total. San Carlos, Porce II, Porce III, Guatapé, Guatrón, La Tasajera, Playas, Jaguas, Carlos Lleras, San Miguel y por supuesto Hidroituango que cuenta con una capacidad de generación de 2400 mega vatios. EPM es entonces el actor más importante del país en cuanto a generación de energía, pues produce más del 27 % de la energía que se consume en Colombia y dicho porcentaje subirá a 40 % cuando las ocho turbinas estén operando.

Democratizar la energía como lo planteó recientemente el presidente en Caldono, Cauca, no solo les permitirá un alivio al bolsillo de millones de familias colombianas, sino también que abre la posibilidad para que comunidades campesinas debidamente organizadas puedan ser generadoras de energía.

Hoy cómo viene funcionando el sistema, se crea un componente técnico, se socializa y se presentan comentarios de todos los agentes, la CREG recibe comentarios y hace los debidos ajustes atendiendo sugerencias y luego procede a expedir la resolución. Ahora bien, cómo funcionará en adelante, bajo el nuevo esquema planteado por el gobierno, se mantienen las reuniones técnicas para recoger sugerencias y apreciaciones, habrá reuniones con prestadores de servicios donde se tendrán en cuenta los factores de riesgo a futuro, reuniones con organizaciones de usuarios, hasta el 16 de mayo el Presidente Petro tomará las funciones de regulación.

Es una decisión que apoyamos, aquí ha faltado mucha regulación porque siempre ha habido un contubernio entre la CREG y las generadoras que se amangualaron para afectar el bolsillo de la gente y favorecer a los oligopolios y sus cabezas que son los que han dominado con el poder económico a este país desde hace décadas.

Quienes hemos estado de cerca haciéndole seguimiento a estos complejos, pero importantes temas, vemos que es una medida que hacía falta, el país la venía reclamando desde hace años, pero intereses económicos no habían permitido que se hiciera efectiva, hoy el gobierno del cambio ha demostrado que ¡sí se puede!
Esperamos que los resultados positivos se vean en el corto plazo para que la población colombiana tenga al menos un respiro en medio de tantas circunstancias adversas que heredó este gobierno.

Por: Guillermo García Realpe
@GGarciaRealpe

A reducir las tarifas

No se recuerda en Colombia una molestia más extendida que la del Caribe. Reclaman las organizaciones sociales, por norma las primeras en hacerlo, pero también los alcaldes de las capitales, las cámaras de comercio, los comités intergremiales, los obispos, los especialistas, los medios de comunicación y casi todos los sectores políticos.

Es natural tanta coincidencia. Porque los irrita que por el plan de desarrollo de Duque (2019) las facturas de la electricidad se encarecieran, además de la inflación, en 46 por ciento, duro cambio que aumenta el hambre de los hambreados, empobrece más a los empobrecidos, arrincona a las clases medias y desestimula y hasta quiebra los negocios, al punto de que se habla de abandonar la región.

 

La molestia aumenta porque cada vez más costeños se enteran de que las tarifas deben subir otro 42 por ciento real –hasta el 88 por ciento–, bastante más que el aumento del ingreso de las familias.

También genera rechazo que lo acordado entre la ministra Irene Vélez y las empresas que facturan esté muy lejos de las exigencias de los usuarios. Porque las rebajas serán muy menores, del orden de 5,6 por ciento y solo por noviembre y diciembre. Cuán poco justo le resultó al gobierno del “cambio” el llamado “pacto por la justicia tarifaria”, acuerdo que ni les consultaron a los paganinis.

Le suma bastante a la inconformidad que en el nuevo gobierno sigan siendo secretos los contratos que usó Iván Duque para dividir a Electricaribe entre Air-e y Afinia. Porque Duque fue incapaz de darle la cara al país luego de autorizar actos tan abusivos como que Air-e pagara –y parecido sucedió con Afinia– 285 mil millones de pesos por su parte de Electricaribe, pero que le otorgara el derecho a hacer ganancias sobre $2,4 billones, y con la alta tasa del 12,09 por ciento, regalándole utilidades exorbitantes.

Por razones obvias, molesta mucho que les sigan cobrando la electricidad que a las empresas se les pierde de sus redes, y falta que se enteren que la reforma tributaria presiona nuevas alzas por la sobretasa de tres por ciento al impuesto de renta de la generación hidráulica.

Se repudia todavía más que este gobierno esté usando las mismas normas de Duque para fijar las tarifas de Air-e y Afinia, aunque el artículo 126 de la Ley 142 lo autoriza a cambiarlas. Porque, demagogias aparte, esa es la única solución verdadera a unos abusos que hacen parte de unos contratos leoninos diseñados sin ninguna consideración por la ciudadanía.

Para completar, en días pasados el presidente Petro habló largo en Barranquilla y fue notorio que evadió tratar en serio un problema grave que está empeorando. Pero sí sacó aplausos insinuando que a punta de sol le daría una solución mágica.

Es deber entonces decir que Colombia puede y debe avanzar en energía solar. Pero también que no hay ninguna posibilidad de que el actual problema tarifario del Caribe se resuelva solo así. Porque pasará mucho tiempo antes de que se le pueda instalar energía solar a todos sus habitantes y porque, por distintas razones, esa electricidad no cubrirá el ciento por ciento de las necesidades, lo que impedirá que los usuarios puedan desconectarse de la energía tradicional y de las facturas de Air-e y Afinia.

Bogotá, 5 de noviembre de 2022.

El Parto de los Montes

¡La energía más barata es aquella que no se consume

Gracias al uso racional y eficiente de la misma!

 

 

El Ultimátum

Primero fue el Presidente de la República Gustavo Petro quien, ante la gravedad de la situación planteada por el alza desmesurada de las tarifas de energía, amenazó con la intervención de la Comisión de regulación de energía y gas (CREG), no sin antes abrir “primero un espacio de diálogo” entre los agentes de la cadena y el gobierno en el propósito de bajarlas. Por su parte la Ministra de Minas y Energía Irene Vélez, siguiendo sus instrucciones, instó a las empresas generadoras y comercializadoras de la energía para que procedieran a renegociar los términos de sus contratos bilaterales de compra-venta de energía tendiente a lograr dicho cometido.

Eso sí, su advertencia fue perentoria: “si no se anuncia un porcentaje de reducción significativa en las tarifas de energía por parte de las empresas, el Gobierno tomará medidas más radicales”. Y reiteró que “si vemos que no hay voluntad suficiente de estas empresas, otras decisiones serán tomadas”. Cumplido el ultimátum dado a las empresas por parte de la Ministra para que arribaran a sus acuerdos con la contraparte, se anunció por parte de ella el acuerdo alcanzado, al que denominó “Pacto por la Justicia Tarifaria”.

El Pacto por la “Justicia Tarifaria”

Básicamente la reducción de la tarifa al usuario final, la que se reflejará en la factura del mes de noviembre, oscilará entre el 4% y el 8%, que no es tan significativa para los usuarios. Estos esperaban más, un alivio mayor en sus bolsillos. La verdad sea dicha, es irrisoria en unos casos e inexistentes para otros la rebaja. De allí que los usuarios del servicio de energía se debatan entre la insatisfacción y el desconcierto, porque la misma está lejos de sus expectativas toda vez que no le mueve la “aguja” a las desproporcionadas alzas, que superan el 40% en la región Caribe y el 24% en promedio en el resto del país. Esta rebaja lejos de ser un remedio es un remedo, no pasa de ser un placebo. Como en la fábula El parto de los montes de un insignificante ratón, lo anunciado está muy lejos de lo que los usuarios aguardaban.

Ahora bien, como era de esperarse, la renegociación entre generadores y comercializadores se circunscribió a lo atinente a la reducción del Índice de precios al productor (IPP), que había pasado inexplicablemente del 4% al 34% y a la solicitud de los distribuidores para diferir los pagos que realizan en el mercado mayorista de energía, similar a la opción tarifaria que los comercializadores aplican a los usuarios para el pago de energía.

En lo que respecta al indexador de los contratos bilaterales vigentes se revisó a la baja y hacia el futuro se logró el consenso en el sentido que en delante se adoptaría el menor valor entre el Índice de precios al consumidor (IPC) y el Índice de precios al productor (IPP), mientras se establece un nuevo indexador específico para la actividad de generación y comercialización, además de diferencial según la fuente de generación. Ello es un avance significativo y la última palabra, al momento de definir la metodología a seguir, la tiene el DANE, el mismo que armó el tierrero al modificar el indexador que rigió hasta el 2020.

¿Y de los costos de restricción qué?

Capítulo aparte merece el cargo por restricciones (R). Quedó por fuera de esa renegociación, porque además no les incumbe a ellos, porque es un tema regulatorio propio de la CREG, lo concerniente a los costos de restricción (R), que también están presionando al alza las tarifas de energía, toda vez que pasaron de $20 por KWH en enero a $70 por KWH. Como es bien sabido los costos de restricción obedecen a ineficiencias que se presentan en el Sistema Interconectado Nacional (SIN), debido a atrasos en la ejecución de los proyectos de generación o de transmisión, que obligan a despachar “generación de seguridad”, casi siempre Térmica y por ende más costosa.

Dichas limitaciones en la infraestructura de SIN, impiden que el servicio de electricidad se preste con eficiencia, calidad, continuidad y confiabilidad, tal y como lo dispone la Ley eléctrica 143 de 1994. En este caso se habla de restricciones eléctricas. Pero también se presentan restricciones operativas, cuando el SIN falla a la hora de responder a las fluctuaciones de la demanda de electricidad por parte de los generadores.

Desde luego, el costo de las restricciones se calcula con base en los precios de oferta de los generadores y las mismas se asignan a los comercializadores de energía que atienden la demanda. No obstante, cabe resaltar que al comienzo de la operación del mercado mayorista (la Bolsa), de conformidad con la Resolución de la CREG 035 de 1995, el cargo por concepto de las restricciones se repartía, 50% y 50%, entre los generadores y los comercializadores. Posteriormente, la misma CREG expidió la 4 Resolución 063 en el año 2000, que modificó la anterior y se dispuso que el 100% del costo de las restricciones las asumieran los comercializadores, las cuales a su vez terminan endosándoselas a los usuarios finales vía tarifas (¡!).

No es justo que sean los usuarios quienes tengan que asumir un sobrecosto en las tarifas por este concepto, cuando deben ser los responsables de dichos atrasos quienes lo asuman. Es el caso del proyecto de Hidroituango, cuyo ostensible atraso viene, además, presionando al alza los precios de la energía en Bolsa2. Tanto más en cuanto que al tiempo que se le cobran al usuario las restricciones, éste también paga el cargo por transmisión (T) de la energía, de modo que está pagando por partida doble un mismo concepto.

La CREG, entonces, debería eliminar sin tardanza el cargo por restricciones, excluyéndolo de la fórmula tarifaria (CU). Ahora que el Director ejecutivo de la CREG Jorge Valencia afirma que ya están “trabajando en las bases metodológicas sin dejar de lado la estructura general del costo unitario”, es la oportunidad para que se ocupen de ello y le hagan justicia a los usuarios.

Y no estamos hablando de naderías. Según cálculos del Operador del mercado, XM, el costo de las restricciones en los últimos doce meses contados desde octubre de 2021 hasta septiembre de 2022 ascendió a la suma de 2.350.576 millones, superando en un 40% el costo que se registró en el año 2021, que fue de $1.674.700 millones, un crecimiento del 40%, casi cuatro veces el índice de inflación actual, el mayor en 23 años (¡!).

De tomarse esta decisión por parte de la CREG los usuarios se estarían ahorrando el costo de las mismas, que superan los $1.500.000 millones que, según el Presidente de ASOCODIS José Camilo Manzur, se ahorrarán los usuarios el próximo año por cuenta de la rebaja convenida en las tarifas de energía (La República, Octubre, 12 de 2022 ¡!). Y de esta manera se podría beneficiar a los usuarios con una rebaja en las tarifas de energía que podría aproximarse al 16%, que sí sería significativa. Mi mensaje es claro y contundente, son todos los agentes de la cadena los que deben contribuir a lograr una mayor rebaja de las tarifas, que todos pongan y no sólo los generadores y comercializadores!

El porcentaje de las PR castiga al Caribe

El caso de la región Caribe, servida por Air-e (Atlántico, Magdalena y La Guajira) y Afinia (Cesar, Bolívar, Córdoba y Sucre) es aún más dramático, la primera se comprometió a una rebaja del 5.65%, equivalente a $50 KWH. Entre tanto, de acuerdo con las declaraciones del Gerente general de EPM, Jorge Carrillo “la tarifa de Afinia que está alrededor de $823 por kilovatio, de manera voluntaria vamos a reducirla a $799 para los meses de noviembre y diciembre”, equivalente a $24 KWH, por debajo del rango anunciado por la Ministra. Ello va a contrapelo de la desatentada declaración del Alcalde de Medellín Daniel Quintero, quien preside su Junta directiva, en el sentido que esta “es la mayor baja en la Costa que haga empresa alguna, por eso nosotros quedamos de últimos para anunciar, pero es que lo bueno (¡SIC!) se hace esperar” (Caracol Radio, Octubre 13 de 2022).

En ambos casos dista mucho el porcentaje de la reducción de la tarifa con respecto a la escandalosa alza registrada en las mismas en los mercados Caribe Sol y Caribe Mar operados por estas dos empresas que, como ya lo hemos dicho, superan el 40% (¡!).

Y la verdad es que mientras no se toquen las pérdidas reconocidas (PR), del 29% para los usuarios de Air-e y 27.2% para Afinia, en contraste con el 10%, en promedio, para el resto del país, va a ser asaz difícil lograr rebajas significativas en las tarifas en la región Caribe. Y no es para menos, habida cuenta que el componente de las PR pasó de representar el 8% en octubre de 2020 al 30% en julio de 2022 en el costo unitario (CU), que es la tarifa que se le cobra al usuario final. Su contribución al incremento del CU en 2021 fue del 70% y en los primeros siete meses de 2022 del 54%, de acuerdo con el estudio que adelantó FUNDESARROLLO.

Pero, como es bien sabido dicho tratamiento se deriva de lo dispuesto en las resoluciones 010 de 2020, 024 y 078 para Air-e y 070 para Afinia en 2021 de la CREG, las cuales a su vez se fundamentan en las leyes 1955 de 2019 y 2010 de 2019, los decretos 645 de 2019 y 1231 de 2020 que la reglamentan y en la Adenda Integral al reglamento convenido entre la Superintendencia de servicios públicos domiciliarios y los nuevos operadores de red. Por ello, cualquier cambio deberá ser consentido por ellos.

Por ello he venido proponiendo que, así como logró la Ministra que se sentaran generadores y comercializadores a renegociar los términos de sus contratos bilaterales, se haga lo propio entre la Superintendencia de Servicios públicos y los operadores de red (Air-e y Afinia) para modificar la regulación “especial” aplicable y aplicada a ellos, de tal suerte que a medida que se reduzcan las pérdidas atribuibles al robo de energía, en lugar de ir a favorecer el P&G de las empresas, ese beneficio se le traslade a los usuarios a través de rebaja en las tarifas, a cambio de que el gobierno nacional, los gobernadores y alcaldes se comprometan y se empeñen en coadyuvar a la erradicación del flagelo del robo y las instalaciones fraudulentas de la energía. Al fin y al cabo las inversiones que están haciendo las empresas para lograrlo las están pagando los usuarios en sus facturas mensuales. Huelga decir que no es admisible que sigan pagando justos por pecadores!

Por último, pero no por ello menos importante, queremos insistir en otras acciones tendientes a morigerar las alzas en las tarifas de energía, eso sí, sin comprometer la suficiencia y la sostenibilidad financiera de los agentes de la cadena, como lo consagra la Ley, para no exponernos a una crisis sistémica del sector, comprometiendo la confiabilidad y firmeza de la prestación del servicio de energía.

Me refiero, en primer lugar, a la revisión y ampliación del consumo básico o de subsistencia de los estratos 1, 2 y 3, que son objeto de subsidios, de tal suerte que el mismo consulte la realidad de su consumo, especialmente en la región Caribe, en donde las condiciones climáticas demandan un mayor uso del fluido eléctrico. Esta medida, desde luego, debe ir de la mano de más y mayores esfuerzos en materia de uso racional y eficiente de la energía. A ello contribuiría también la propuesta que le hemos venido haciendo al Gobierno nacional así como a departamentos, municipios y distritos, de acometer un plan de instalación masiva de paneles solares en los techos de las residencias, lo cual redundaría en una sensible reducción del costo de la factura a los usuarios, en no menos del 30% (¡!). En adelante los proyectos de vivienda de interés social (VIS) que subvenciona el Estado deberían incorporar este aditamento.

 

AMYLKAR D. ACOSTA MEDINA

Miembro de Número de la ACCE

 

 

Ochenta y dos empresas se unen al pacto para disminuir tarifas de energía

La Ministra de Minas y Energía, Irene Vélez Torres, la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG) y los actores del sector energético ratificaron el compromiso adquirido, al anunciar, como resultado de la primera etapa de negociaciones, que 82 empresas se unieron al Pacto por la Justicia Tarifaria, para disminuir las tarifas de energía para las y los colombianos.

Según el cronograma planteado, el pasado 7 de octubre se cumplió el plazo de la etapa de ajustes en las metodologías tarifarias y en los contratos de energía.

 

Las generadoras, transportadoras, distribuidoras y comercializadoras manifestaron públicamente su voluntad de acogerse al Pacto por la Justicia Tarifaria y buscar alternativas para reducir efectivamente y, en el corto plazo, las facturas del servicio de energía eléctrica en los distintos rincones del territorio nacional.

Según reportó la Ministra Vélez, 82 empresas se sumaron a las medidas para reducir los componentes de Generación, Transmisión y Distribución. En total, 952 contratos entre generadores y comercializadores fueron modificados, de los cuales el 54% se asocian al mercado regulado y el 46% al mercado no regulado.

“Hasta el 7 de octubre, las empresas tuvieron plazo de hacernos llegar sus propuestas de disminución y los acuerdos alcanzados, y cómo estos tendrán un efecto real para la reducción de las tarifas. Por ello, hoy podemos anunciar que más de 80 compañías del sector dieron el paso de flexibilizar su postura y mostrar voluntad para alcanzar una tarifa justa”, dijo la Ministra de Minas y Energía, Irene Vélez Torres, durante el evento de presentación de los resultados en Medellín.

“Esto es solo el inicio del gran acuerdo al que debemos llegar y apenas una etapa intermedia en el cronograma del Pacto. Haber sentado en un diálogo a casi todo el sector ya es un logro sin precedentes, sin embargo reitero la necesidad de seguir trabajando para alcanzar la meta que nos hemos propuesto”, concluyó.

 

Un momento histórico

El gobierno de Gustavo Petro, sigue sorprendiendo por una serie de decisiones, de acciones y de actitudes en la línea de siempre, de promover el cambio y de cumplir lo que ofreció al pueblo colombiano en su programa de gobierno.

Vemos con mucho agrado que finalmente las empresas de generación hidroeléctrica, las empresas de comercialización y distribución eléctrica en Colombia acataron el llamado a reducir las tarifas para que el pueblo colombiano que está sufriendo una grave situación de inflación y de desempleo vea que hay algo de alivio en este tema y digamos que ese pulso lo va ganando Gustavo Petro de la mejor manera, aunque amenazó la intervención de la Comisión de Regulación de Energía y Gas -CREG-, pero finalmente el empresariado, el sector eléctrico correspondió al llamado del pueblo colombiano y del gobierno nacional.

 

De la misma manera, vemos como otros sectores se alinean a entender no solamente la necesidad del pueblo colombiano en muchos aspectos, sino que están entendiendo que definitivamente es el momento de tomar decisiones a favor de los desposeídos en Colombia.

En el tema agrario vemos algo parecido. Un avance importante en política pública por parte del gobierno en proyectos de actos legislativos y proyectos de ley para promover lo que el presidente ha manifestado, el acceso a tierras, el cumplimiento del acuerdo de paz en su primer punto y oportunidades rurales para los campesinos de Colombia, la población indígena y afro del país.

Hay que recordar que se radicó un acto legislativo de reconocimiento de los derechos fundamentales para los campesinos y campesinas de Colombia, como población diferencial, como población con especiales características de cultura en materia de producción, en fin.

Así, de la misma manera se promovió la creación de la Jurisdicción Agraria y Rural, creando Tribunales y procedimientos para resolución de conflictos en temas de tierras en nuestro país. El otro aspecto es definitivamente lo que ha radicado la Ministra de Agricultura en materia de reforma agraria.

Pero además de estas iniciativas del Presidente Petro y del gobierno nacional en temas de regulación agraria está la respuesta de los ganaderos de Colombia agrupados en FEDEGAN, presididos por José Félix Lafourie, algo absolutamente inédito que los ganaderos en el Palacio de Nariño, con Lafourie al frente le manifiesten al gobierno nacional que están dispuestos a contribuir al acceso de tierras en nuestro país. Ahí hay un importante mensaje y actitud de sectores que han sido muy reacios al tema de distribución de tierras en Colombia. Hay que reconocer que definitivamente han asumido una posición consecuente con el país, con la sociedad colombiana, con los campesinos y con la necesidades de acceso a tierras. Un buen punto también para FEDEGAN y Lafourie, se podrán tener diferencias con ellos, pero finalmente se ha correspondido con mucha sensibilidad a los intereses que requiere Colombia.

Entonces Gustavo Petro va avanzando, hay incomprensión por otros temas, la oposición promoviendo supuestas crisis inexistentes en Colombia, pero no le perdonan nada a algunas acciones menores del gobierno, pero lo fundamental va avanzando que es lo importante y lo rescatable de este gobierno.

A partir de noviembre los colombianos pagarán un menor valor por la energía eléctrica

El presidente de la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Públicos y Comunicaciones (Andesco), Camilo Sánchez, al término de una reunión en el Palacio de Nariño, anunció que desde noviembre bajarán las tarifas de energía eléctrica en el país.

El anuncio fue hecho tras la reunión que sostuvo el Gobierno con los gremios del sector, por los elevados costos del servicio.

 

De acuerdo con el Ministerio de Minas y Energía, se emitió un paquete regulatorio con diferentes medidas técnicas con la finalidad de iniciar el proceso de reducción de las tarifas de energía eléctrica.

La Comisión de Regulación de Energía y Gas – CREG emitió unas propuestas de resoluciones.  La primera de estas se encuentra proyectada a 12 meses, y busca Involucrar a todos los actores de la cadena de la electricidad en la reducción de las tarifas eléctricas. La segunda contempla la posibilidad de aliviar la carga de los comercializadores que son los que recaudan el dinero de las tarifas, permitiéndoles el diferimiento de, al menos, el 20% de las obligaciones desde septiembre a diciembre de 2022 con los generadores, transmisores y distribuidores y la tercera consiste en renegociar los contratos del mercado regulado entre comercializadores y generadores.

“Cumpliendo con lo que el presidente Gustavo Petro dijo hace ocho días, hoy anunciamos al país que antes de finalizar el año los colombianos verán una reducción en su tarifa de energía”, dijo la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez Torres.

 

La electricidad como tormento

En el último año, en Colombia las tarifas de la electricidad aumentaron el 25,9 por ciento, más del doble que la inflación y que el alza de los salarios. Pero en el Caribe el incremento fue bastante mayor: Santa Marta 49,9 por ciento, Riohacha 47,1, Barranquilla 44,4, Montería 44,4, Sincelejo 40,7, Valledupar 40,4, y Cartagena 39,2, agravando las condiciones de desempleo, pobreza y hambre de la región, de las peores del país.

El encarecimiento de la electricidad en la Costa –empeorado por el mayor consumo que imponen las altas temperaturas–, obedece a que así lo aprobó el duquismo –con votos en contra, como el mío– en la Ley 1955 de 2019, del Plan de Desarrollo de Iván Duque. Para favorecer a lo que luego serían Air-e y Afinia, las dos empresas que se repartieron a Electricaribe. “Régimen Tarifario Especial” –especial de caro–, llamaron ellos al engendro.

 

Y lo peor es que este tormento a los costeños no ha terminado. Porque las tarifas deben seguir subiendo muy por encima de la inflación, hasta alcanzar el 88 por ciento real, dado que el incremento “apenas” va en el 46 por ciento, la mitad de lo legalmente ordenado.

En la gran molestia que hay en la Costa –que llevó a los alcaldes de sus capitales a reclamarle a este gobierno urgentes soluciones– cuentan horribles secretos de esta historia que el Contralor no develó, aunque se lo solicité hace dos años.

Porque Iván Duque y sus ministros decidieron que fueran secretos los detalles del negocio y el precio de venta de Electricaribe a Air-e –de Alberto Ríos Velilla y de otros– y a Afinia –de EPM–, ocultamiento que se mantiene y que justificaron con la falacia de que era un negocio “entre privados”, cuando el ciento por ciento de las decisiones las tomaron funcionarios públicos luego de que Electricaribe, por su fracaso, quedara bajo control del Estado, que además se gastó en ella $13 billones, entre los que estuvo asumir su pasivo pensional y regalarles a los compradores la cartera.

Si algo se supo de cipote torcido fue porque empleados de Enerpereira –de despistados– publicaron el secreto de que habían pagado $285.000 millones por la que sería Air-e, a pesar de que luego la Creg reconoció que esos activos valían $2,44 billones, cifra sobre la que el gobierno les reconoce la muy alta ganancia en dólares del 11,36 por ciento, superutilidad que pagan los usuarios con sus elevadísimas tarifas.

obre otros torcidos del regalo a Air-e y a Afinia hay dos artículos de Aurelio Suárez que vale la pena conocer (ver enlace 1 , ver enlace 2 ). En ellos aparece que Air-e –que se oculta en Panamá– les cobra a los usuarios el 35 por ciento del impuesto de renta, cuando en realidad paga el 17,6, y también los obligan a pagar las pérdidas de electricidad provocadas por la ineficiencia de la empresa.

Sobre qué hacer para proteger a los costeños –y debe hacerlo el gobierno de Petro, así el problema lo creara Duque–, se necesitan por lo menos tres determinaciones: 1. Suspender nuevas alzas en las tarifas. 2. Por lesión enorme, revisar y modificar las condiciones del negocio con Air-e y Afinia. 3. Que el Estado, con sus recursos, asuma parte de las tarifas y/o de las inversiones necesarias.

Coletilla: mucho tiene que haber oculto para que del gobierno de Gustavo Petro hagan parte los partidos Liberal, Conservador y de la U.

Crisis tarifaria

El alza indiscriminada en las tarifas de servicios públicos, especialmente de energía y sobre todo en la Costa Atlántica, amerita un amplio debate nacional.

Lo que se vive hoy en el Caribe colombiano desde hace rato entró en crisis, originada por la privatización que asumió ELECTRICARIBE, una historia conocida por todo el país. No puede ser que en el Caribe el costo en las tarifas de energía haya subido cerca de un 45%, no hay bolsillo que resista una embestida de esas.

 

La gente hoy vive un doble calvario, es que prácticamente trabajan para pagar las onerosas tarifas de servicios públicos y ¡así no es! Y por si fuera poco, por otro lado, la inflación desbordada que sigue superando el 12%, una herencia del pasado gobierno.

Por eso, en buena hora el gobierno del presidente Gustavo Petro, sugiere la intervención de la Comisión de Regulación de Energía y Gas -CREG– por parte del Ministerio de Minas y Energía, que tendrá la ardua labor de buscar fórmulas que frenen el incremento en las tarifas.

Un ente que ha venido pasando de agache en el actual debate. Esta entidad se había convertido en una especie de rueda suelta, sin resultados a la vista.

Ojalá el Ministerio de Minas escuche el clamor de algunos sectores que piden con urgencia que se convoque a los generadores para lograr acuerdos de actualización de los contratos bilaterales que reflejen la realidad tarifaria.

Aunque esa tarea no es fácil, se conoció por parte del Gerente de la Empresa Air-e, Jhon Jairo Toro, que el servicio de energía no va a bajar por la inflación, aseguró “que por ahora las tarifas de energía no van a bajar mientras la inflación siga con ese comportamiento”, anunciado este tipo de reacciones, lo que debe hacer el gobierno nacional es buscar consensos y fórmulas efectivas para frenar lo que a todas luces es un abuso evidente del cual viene siendo testigo silencioso el país desde hace varios años. Sin embargo, el Presidente de EPM, Jairo Carrillo, manifestó que esta empresa hará el máximo esfuerzo al cobrar en su fórmula la tarifa mínima autorizada por la CREG, lo que fue centro de aplauso por parte de los asistentes al Congreso Nacional de ANDESCO en Cartagena.

Colombia debe dar el salto en Transición Energética, pero de manera justa, donde se logre un consenso general con los usuarios, las empresas, los gobiernos departamentales y locales y por supuesto los gremios. La principal decisión que arroje ese diálogo generalizado entre todos los actores, debe ser que el bolsillo de la gente no debe seguirse viendo afectado, que haya justicia tarifaria y un servicio de buena calidad.

Esperamos que no se le vayan las luces a algunos en las rondas de acercamiento para ponerle fin a uno de los problemas más comunes y que es el clamor de millones de colombianos.

En buena hora hubo transición de gobierno.

La hiperinflación de las tarifas de energía

Premisa mayor: no hay problema, por complejo que sea, que no tenga solución.

Premisa menor: problema al que no se le encuentra solución es problema mal planteado.

 

Conclusión: problema que tiene solución no es problema.

Por: Amylkar Acosta Medina

Se disparan las tarifas de energía

La inflación galopante ha elevado el índice de precios al consumidor (IPC), con una variación anual hasta agosto del 10.84%, el más alto registrado desde 1999. La tarifa de los servicios públicos son los que han llevado la peor parte, con un incremento del 25.9%, más del doble, la del servicio de energía particularmente subió, en promedio, por encima del 30%, casi el triple (¡!). Las alzas en las tarifas de energía en la Región Caribe son aún mayores, por decir lo menos escandalosas, desfasadas, superando el 40%, más de 14 puntos porcentuales con respecto al resto del país.

Y eso que el alza no ha sido mayor porque las empresas prestadoras del servicio han venido aplicando la llamada “opción tarifaria” desde el 2020, a raíz de la crisis pandémica, que consiste en diferir el pago de las alzas tarifarias, no su congelamiento como equivocadamente interpretaron muchos. Y, como no hay plazo que no se venza ni deuda que no se pague, las empresas están empezando a cobrar lo que se dejó de pagar en los años anteriores y el saldo por cobrar a los usuarios suma alrededor de los $4 billones (¡!).

A la pérdida de poder adquisitivo del ingreso de quienes lo tienen por cuenta de la inflación, se vinieron a sumar estas alzas desmesuradas que aboca a los usuarios, especialmente a los estratos 1, 2 y 3, a la disyuntiva de pagar la factura del servicio de energía o comer. Huelga decir que estas alzas desproporcionadas de las tarifas de energía no sólo afectan al mercado regulado (residencial) sino también al comercio y a la industria, frenando la reactivación en ciernes de la economía y menguando su competitividad.

Para un mejor entendimiento de las causas que han provocado esta hiperinflación de las tarifas de energía, me permito hacer un poco de pedagogía. Partamos de la base que en la factura que recibe el usuario mensualmente se le discriminan los cargos que por distintos conceptos determinan la tarifa aplicable, conocida como Costo unitario (CU), son ellos: generación (G) + transmisión (T) + distribución (D) + comercialización (C) + pérdidas reconocidas (PR) + restricciones (R).

De estos cargos el que tiene el mayor peso es la generación de la energía (G), que representa aproximadamente el 30%. Se trata del precio de la energía, ya sea en Bolsa, más conocido como mercado spot, 20% en promedio, o el precio fijado en los contratos bilaterales entre los comercializadores y los generadores, el 80% restante, caso en el cual se respetan y sostienen los precios transados. Inexplicablemente, en momentos en los que los embalses, a consecuencia del fenómeno de la Niña, están rebosados, con niveles que superan el 80%, los precios en Bolsa se han incrementado cerca del 200% en las últimas semanas. Ello es contra intuitivo, por ello no es sólo el Presidente de la República Gustavo Petro quien observa un “comportamiento extraño” de los precios de la energía.

Llama poderosamente la atención que concomitantemente con esta escalada alcista de los precios y las tarifas de energía al usuario final, las empresas generadoras de energía, especialmente las que operan las centrales de generación hídrica, han visto un crecimiento inusitado de sus utilidades operacionales en el último año y no es para menos dado que el precio de la energía en los contratos bilaterales entre enero de 2021 y julio de 2022 tuvo un incremento exorbitante del 28.6% (¡!). Y ello, obviamente, se refleja en sus resultados operacionales, los cuales crecieron para las tres principales de ellas (EPM, ENEL e ISAGEN), en promedio, el 27.71% (¡!)). Ello no se compadece con el drama y las afujías por las que atraviesan los usuarios del servicio de energía.

La adversa y perversa indexación

Si bien los precios en Bolsa sólo afectan el 20% de la energía que compran los distribuidores, que en el argot técnico se conocen como los operadores de red (OR), los contratos bilaterales han visto impactados sus precios en el último año, por el cambio de metodología de cálculo del Índice de precios al productor oferta interna (IPP – OI) que se le antojó al DANE, en un 22.75%. Y lo que es peor, desde febrero 4 de 2021, justo cuando se dio dicho cambio, hasta la fecha su brusco crecimiento ha sido del 33.25%, que contrasta con el IPP que se venía aplicando con antelación que tuvo una variación de sólo el 4.7% entre los años 2018 y 2019 (¡!), históricamente casi siempre por debajo del IPC. Hasta ahora no se conoce una explicación de este exabrupto porque el DANE calla como ostra.

A propósito del indexador del IPP, cabe preguntarse si el mismo refleja fielmente los costos en los que incurren los generadores si tenemos en cuenta que en el cálculo del mismo se incorporan la variación de otras actividades ajenas a su operación, tales como la industria, la minería, la agricultura y la pesca, las cuales, por lo demás, se han visto afectadas en sus costos por factores exógenos tales como la interrupción de las cadenas de suministros, los mayores fletes internacionales, el desbordado incremento de los insumos agrícolas, mientras sus erogaciones se reducen a los costos de las licencias por el uso del recurso hídrico, el mantenimiento de los equipos y la mano de obra. No me cabe duda que detrás de los excesivos incrementos de las tarifas de energía está la nueva metodología para calcular el IPP, que afecta, además del precio de la energía (G), a la transmisión (T) y a la distribución (D) e indirectamente afecta también el cargo por pérdidas reconocidas (PR).

El peso de las restricciones

También incide en la espiral alcista de la tarifa de energía el cargo por restricciones (R), la cual se debe al atrapamiento de la energía generada ante la imposibilidad de transportarla a través del Sistema interconectado nacional (SIN), hasta los centros de consumo, debido a limitaciones de las redes de transporte y distribución de la energía, las cuales imposibilitan el fluido de la energía eléctrica de más bajo costo, como lo es la hídrica. En ello influye mucho el atraso, a causa de diferentes eventos, de la ejecución de los proyectos de transmisión. Así, por fuerza de las circunstancias el centro de despacho se ve obligado a recurrir a plantas más costosas que aumentan el precio de la energía. Una de las regiones en donde el cargo por restricciones es más alto es la región Caribe, dado que la capacidad instalada de potencia es insuficiente para suplir la energía demandada en tales eventos, requiriéndose las llamadas generaciones de seguridad.

El cargo que se paga por concepto de restricción (R) es calculado con base en análisis eléctricos que hace el administrador y operador del mercado XM y es distribuido a toda la demanda del país, de acuerdo con la oferta que realicen los generadores. En lo corrido del año se han presentado costos elevados de restricciones, como se puede observar en la siguiente gráfica. Lo anterior debido al 5 incremento del costo del gas en Europa que ha golpeado las ofertas de los generadores térmicos, pues la realizan con los precios del mercado internacional, llamando la atención que en Colombia actualmente hay disponibilidad de gas por aproximadamente US $7 el MMBTU. Este mayor costo del gas incide, afectado además por la apreciación del dólar, en los precios de oferta de energía del parque térmico, los cuales pasaron de los $351 el KWH en enero de 2021 a $732 el KWH en julio de 2022, el doble(¡!).

Pagan justos por pecadores

Pero, como ya quedó dicho, indudablemente el caso más crítico de las alzas de las tarifas de energía se da en la región Caribe, servida por dos operadores de red, Air-e y Afinia desde el 1º de octubre de 2020, después de que la Superintendencia de servicios públicos domiciliarios decretara la liquidación de ELECTRICARIBE, que representó para sus 2.7 millones de usuarios una verdadera pesadilla. Lo que hace la diferencia entre las alzas de las tarifas en la región Caribe y las alzas en el resto del país es el cargo por concepto de las pérdidas reconocidas (PR), cuyo costo pasó de $41.49 por KWH a $247, en contraste con el promedio nacional de $50 por KWH (¡!)

Y ello se explica porque en la Resolución 010 de 2020 de la CREG se estableció que “para la aplicación de la metodología establecida en la Resolución CREG 015 de 2018… para el régimen transitorio especial definido en la presente Resolución, los índices de pérdida eficiente de dichos mercados durante la vigencia del régimen transitorio especial serán iguales a los calculados para el mercado Caribe a la fecha de la expedición de la Ley 1955 de 2019”. De allí que las pérdidas reconocidas (PR) en la fórmula tarifaria y las cuales debe asumir el usuario vía tarifas es del 29% para Air-e y 27.2% para Afinia, muy superior al 12.5% que se le reconoce a los demás operadores de red diferentes al Caribe. Es de anotar que, dado el ciclo tarifario, que es quinquenal, esta norma regulatoria, pactada entre la Superintendencia de Servicios públicos domiciliarios y los operadores de red, permanecerá invariable hasta el 2025. Los usuarios que pagan cumplidamente sus facturas se quejan, con razón, de que con este recargo en la tarifa terminan pagando justos por pecadores, dado que las PR incluyen aquellas atribuidas al robo de energía y las conexiones fraudulentas.

Todo ello tuvo su origen en el artículo 318 de la Ley 1955 de 2019 del Plan Nacional de Desarrollo (2018 – 2022), a través del cual, como lo acotara la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN), a la cual se le encomendó la estructuración del proceso de solución empresarial que condujo a la escogencia de los dos nuevos operadores de red que reemplazaron a ELECTRICARIBE, se “aumentó el límite de participación en la actividad de comercialización y previó un régimen tarifario transitorio y especial para las actividades de distribución y comercialización de energía eléctrica en la Región Caribe”.

Estos mismos son los términos de lo acordado y convenido entre la Superintendencia de servicios públicos domiciliarios y los nuevos operadores, los cuales quedaron estipulados en sendos programas de “gestión acordado de largo plazo” que incorporaron el régimen regulatorio especial suscrito entre las partes. Este es el asidero legal de las tarifas autorizadas por la CREG a Air-e y Afinia con base en el expediente tarifario sometido a su consideración por parte de estas. El corrientazo que están recibiendo los usuarios con esta exagerada alza de las tarifas, entonces, estaba cantada, como lo advertimos en su debida oportunidad, era sólo cuestión de tiempo.

De la protesta a las propuestas

Estas alzas desmedidas de las tarifas de energía ha despertado un gran descontento, una gran inconformidad, que amenaza con turbar el orden público. Los gremios, las organizaciones sociales, los líderes cívicos y hasta las propias autoridades territoriales han levantado su voz demandando del gobierno nacional una pronta solución. A propósito del Gran acuerdo nacional que anunció el Presidente Gustavo Petro al asumir la primera magistratura de la Nación, este espinoso asunto, es uno de aquellos que lo ameritan y deben estar como prioritarios en la agenda del mismo. El gobierno nacional debería propiciar un diálogo nacional, en el que participen también las autoridades competentes, los expertos, los conocedores del tema, con el fin de arribar de consuno a una solución razonable.

Yo celebro la actitud propositiva y la disposición que han mostrado los gremios del sector energético para contribuir a dicho cometido. Se deben explorar fórmulas que allanen el camino a una solución consensuada que, al tiempo que modere y mitigue el impacto sobre el ingreso y la capacidad de pago de los usuarios, no ponga en riesgo la estabilidad financiera de los distintos agentes de la cadena, pues ello podría conducir a una crisis sistémica de imprevisibles consecuencias. Cualquiera que sea la solución debe preservar y proteger la arquitectura del sistema energético del país, que tiene su fundamento en las leyes 142 y 143 de 1994 y que ha mostrado su solidez y consistencia, sin perjuicio de revisar y ajustar el régimen regulatorio vigente, cuya responsabilidad recae en la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG).

En este contexto, me permito someter a la consideración del Gobierno y de todos los grupos de interés ligados a la prestación del servicio de energía varias iniciativas, las cuales deben poner al usuario en el centro del Gran Acuerdo Nacional como vía de solución de esta problemática, las siguientes propuestas, a saber:

  • Se debería proceder, de manera inmediata, a suspender la vigencia y aplicación de la nueva metodología de cálculo del IPP por parte del DANE, mientras una comisión se encargaría de estudiar con gran rigor técnico y proponer otro específico y diferenciado para la cadena, que consulte los costos reales en que incurren cada uno de los agentes de la misma, según la fuente de generación, ya sea que se trate de los hídricos o los térmicos.
  • Como es bien sabido los estratos 1, 2 y 3, que son los más vulnerables, reciben un subsidio por parte de la Nación, aplicable a su consumo básico o de subsistencia, el cual es de 130 KWH/mes para los usuarios ubicados en regiones que estén por encima de los 1.000 metros sobre el nivel del mar y de 173 KWH/mes para aquellos ubicados en regiones por debajo de dicha cota, en donde el clima es más caliente y por ende más exigente en el consumo de electricidad. Lo que se reconoce como consumo de subsistencia es a todas luces insuficiente y no consulta la realidad, se debería reajustar de acuerdo al resultado que arroje un estudio de campo por parte de la Unidad de Planeación Minero – energética (UPME), tendiente a modificar su Resolución 355 de 2004 que fijó tales límites.
  • Añadiría a la propuesta anterior y enfatizando en las zonas caracterizadas como especiales, que el Congreso de la República debería tramitar un proyecto de ley que establezca un mínimo vital de consumo de energía gratuito para garantizar el bienestar general y la calidad de vida en condiciones dignas y justas de los habitantes del territorio nacional en condición de subnormalidad. Para todos los efectos, se entenderá este mínimo vital como la cantidad mínima de kWh que requiere cada persona mensualmente para garantizar la suficiencia energética, permitiéndoles el acceso al servicio de energía, definido como esencial por la Ley de servicios públicos (artículo 4º) y en consecuencia como derecho fundamental, como lo declaró la Sentencia C – 663 del 2000 de la Corte Constitucional y de paso dar cumplimiento al 7º de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
  • En orden a distribuir la carga financiera que le significa a los operadores de red (léase empresas distribuidoras) la opción tarifaria entre todos los agentes de la cadena, sería conveniente que por parte de la CREG se modifique la Resolución 012 de 2020 de tal suerte que los generadores y transmisores de la energía pongan en práctica también la opción tarifaria aplicable al pago por parte de las empresas distribuidoras. Convendría explorar, para la aplicación de esta propuesta, la conveniencia de crear una línea especial y transitoria de financiamiento por parte del Gobierno, con créditos blandos, habida cuenta de los aumentos recurrentes de la tasa de interés de intervención por parte de la Junta directiva del Banco de la República, que haría más costoso dicho financiamiento.
  • El Gobierno Nacional, con el concurso de las entidades territoriales, comprometiendo recursos del Sistema general de regalías (SGR), como lo prevé el artículo 25 de la Ley 2099 de 2021, debería acometer un plan ambicioso de cobertura masiva, focalizado en viviendas de estratos 1, 2 y 3, de instalación de paneles solares, permitiendo de esta manera la implementación de sistemas de autogeneración de energía solar fotovoltaica para barrios subnormales (instalación de parques solares en cada barrio subnormal del país), con base en la modalidad de “generación distribuida”, logrando cubrir entre un 15% y 20% de la demanda energética de estas comunidades. Con el desarrollo e implementación de este tipo de proyectos se dará un gran paso para que los asentamientos más vulnerables del país accedan a los beneficios de autogeneración de energía eléctrica a partir de fuentes no convencionales de energía renovable (FNCER), contribuyendo así 9 a la eficiencia del sistema interconectado nacional SIN), con menos pérdidas y a la reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2).
  • Teniendo en cuenta que los circuitos internos de los barrios subnormales no cumplen con los requisitos técnicos mínimos establecidos por la Resolución CREG-070 de 1998, se deberá garantizar que el tramo desde la salida del Sistema de Autogeneración hasta el punto de conexión cumpla con las normas técnicas establecidas en la Resolución CREG 070 de 1998 y demás normas que la adicionen, modifiquen o sustituyan. En este sentido, el punto de conexión del proyecto estará localizado aguas abajo del elemento totalizador de medida o de la frontera comercial del barrio subnormal ante el Operador de Red (OR). La energía eléctrica producida por cada proyecto será utilizada principalmente para atender la demanda propia del barrio subnormal sin utilizar activos de uso de distribución y/o transmisión y sin cobro adicional para los grupos de familia pertenecientes a estos asentamientos. Con tal fin se pueden utilizar recursos provenientes del SGR y del Fondo de energías no renovables y gestión eficiente de la energía (FENOGE), creado por la Ley 1715 de 2014.
  • Uno de los compromisos que deberá asumir el OR se relaciona con la administración, operación y mantenimiento (AOM) durante su vida útil, lo cual incluye arriendos de terrenos y cambios de estructura. La inversión inicial del proyecto deberá ser realizada por un fondo que el Ministerio de Minas y Energía proponga para tal fin (como el FENOGE). Finalmente, una vez el barrio beneficiario se encuentre en estado normalizado, el OR debe comprar los activos del proyecto, el cual pasará de ser un proyecto de autogeneración a “generación distribuida”.
  • Los resultados en materia ambiental de este tipo de proyectos serán muy significativos, aportando de esta manera a alcanzar los objetivos trazados en la Cumbre Mundial de Cambio Climático en París (COP21), en las leyes 1715 de 2014 y 2099 de 2021, autogeneración a pequeña escala (Resolución CREG 174 de 2021) y el Plan de Acción Indicativo del Programa de Uso Racional de Energía PAI-PROURE 2021. Además, se logrará aliviar la carga económica que supone el servicio de energía eléctrica en los ingresos de los grupos de familia de estas comunidades.
  • A guisa de ejemplo: para una familia que consuma 283 kWh/mes, que deba pagar $137.712 (Asumiendo una tarifa de $766 /KWH), beneficiándose con un proyecto solar que le ahorre un 15% del consumo de energía, tendría un ahorro mensual superior a $32.000. De otra parte, el gobierno invertiría para 10 este usuario en el proyecto solar aproximadamente $1.300.000. Esto significa que, el gobierno tendría una recuperación social de la inversión en aproximadamente tres años y medio, tiempo en el cual, si se normaliza el barrio en este mismo plazo, la recuperación de la inversión sería de al menos el 75% del capital.
  • Otra pata que le sale al cojo. En momentos en los que todo el país está preocupado por la brutal alza en las tarifas de energía, el bloqueo a la central de generación hidráulica del Guavio, en el Departamento de Cundinamarca, ha impedido que la empresa que la opera (ENEL) le dé el mantenimiento debido a sus 5 unidades de generación, con una capacidad de 1.260 MW de potencia, que representa el 7% de la energía que demanda el país, lo cual obligó a parar 2 de ellas, declarando indisponibles dos turbinas con capacidad de generación de 500 MW.
  • Esta contingencia estresa el sistema eléctrico, hace imperativo en primera instancia suplir dicha energía con energía térmica que es mucho más costosa que la hídrica, lo cual presionará los precios de la energía al alza, tal y como lo viene haciendo el reiterado aplazamiento de la entrada en operación del megaproyecto de Hidroituango. Tal situación podría, eventualmente, encarecer aún más el costo de restricción (R) e incluso poner en riesgo la confiabilidad y la firmeza del Sistema interconectado nacional (SIN).

 

¡Ojo, pues!