El año 2024 marcó un punto de inflexión en la relación de los niños con la tecnología. Expertos, colegios, y padres de familia unieron fuerzas en una cruzada para reducir el uso de celulares y pantallas en menores de edad, subrayando los efectos negativos de estos dispositivos en su desarrollo.
El llamado de los expertos durante este año, psicólogos y pedagogos insistieron en que los niños no deberían tener acceso libre a dispositivos electrónicos, especialmente antes de los 14 años. Las razones incluyen el impacto en la salud mental, la facilidad con que las redes sociales pueden exponerlos a contenidos inadecuados, y el riesgo de desarrollar una adicción comparable al consumo de sustancias como el alcohol o el tabaco.
La evidencia científica señala que las pantallas pueden alterar los patrones de sueño, afectar la capacidad de atención y fomentar el aislamiento social. Además, los dispositivos pueden convertirse en herramientas para el ciberacoso, amplificando los riesgos emocionales y sociales que enfrentan los jóvenes.
Un ejemplo destacado de esta cruzada fue el anuncio de la Unión de Colegios Internacionales de Bogotá (Uncoli), que en mayo prohibió el uso de celulares en sus instituciones. Entre los colegios que lideraron esta iniciativa se encuentra el Colegio Hacienda Los Alcaparros, que no solo implementó la medida, sino que se ha convertido en un modelo a seguir para otras instituciones. Esta medida, respaldada por psicólogos y educadores, busca fomentar el aprendizaje cara a cara, las relaciones interpersonales y el juego libre en los colegios.
Desde su implementación, los resultados han sido prometedores
Rosita Caro, directora del Colegio Hacienda los Alcaparros resalta los beneficios que ha traído la implementación de la medida:
Mejor concentración: Los estudiantes han mostrado mayor participación en clase y atención a las actividades.
Menos ciberacoso: Al limitar el acceso a redes sociales en el colegio, se ha reducido el bullying en línea.
Más interacción social: Los niños ahora recurren a actividades físicas y juegos tradicionales, lo que también ha incrementado el deporte escolar.
Rosita Caro, afirmó: “La medida fue aceptada por toda la comunidad, por los niños, los profesores y los padres de familia. En algunos colegios se tuvo que hacer un poquito más de trabajo con los estudiantes o con los padres, pero en general la aceptación ha sido muy buena”.
Mirando hacia el futuro
La iniciativa no solo continuará en 2025, sino que también está siendo estudiada por instituciones académicas para medir su impacto a largo plazo. “Estamos haciendo una investigación con la Universidad de Stanford para mirar los efectos de la medida en los 30 colegios de la Uncoli. Al finalizar el año tendremos un buen estudio sobre este tema, pero en principio estamos muy contentos”, explicó Rosita Caro.
El Colegio Hacienda Los Alcaparros ha sido uno de los principales impulsores de este cambio, sirviendo como ejemplo de cómo una comunidad escolar puede adaptarse y prosperar sin el uso excesivo de tecnología. La directora destacó los beneficios observados: “En la escuela debe suceder una clase colectiva entre seres humanos que comparten formas de conocer y comprender un fenómeno, donde uno de los elementos puede ser lo digital, pero no el elemento central”.
Un cambio necesario
El debate no se limita a prohibir dispositivos, sino a educar sobre su uso adecuado. Si bien las herramientas digitales son esenciales en el mundo moderno, los colegios y expertos abogan por un enfoque equilibrado: las pantallas como un complemento, no como el centro de la experiencia educativa y social.
El 2024 nos deja una lección clara: la infancia debe ser un espacio para aprender, jugar y crecer sin las cadenas de la tecnología. A medida que avancemos, la responsabilidad recae en padres, educadores y la sociedad en general para proteger ese derecho. ¿Será este el comienzo de un cambio global duradero?