“Calidad educativa, una utopía para Colombia”

Mayra Castañeda, presidenta de la Comisión Iberoamericana de Calidad Educativa, habló con Confidencial Colombia de los principales problemas de la educación básica primaria, universitaria pública y privada. Asimismo, dio su visión de los problemas de los docentes en toda Latinoamérica y cómo se debe desarrollar un espacio educativo para el posconflicto en Colombia.

Con el fin de “cambiar la perspectiva educativa que tienen los países de la región” se realizará la cuanta versión del Congreso Iberoamericanos de calidad educativa. Medellín fue la cuidad elegida para desarrollar el evento que pretende reunir a dos mil docentes, investigadores, estudiantes y expertos de 23 países. El congreso se realizará entre el 8 y 11 de octubre en las diferentes sedes del Instituto Tecnológico Metropolitano.

Este medio conversó con Mayra Castañeda, presidenta de la Comisión Iberoamericana de Calidad Educativa, para conocer su visión de la educación en Colombia, sustentada desde la académica internacional.

Confidencial Colombia: ¿Qué se plantea desde la Comisión Iberoamérica de Calidad Educativa para Colombia?


Mayra Castañeda: Para el sistema educativo en Latinoamérica lo más importante es la dignificación del docente, mientas se siga precarizando la labor difícilmente vamos a poder acceder a una calidad educativa, donde el estudiante encuentre una salida real. Cuando surge la escuela se plantea que debe ser un agente o un medio para la movilidad social, con el fin de que los estudiantes después de un ciclo de 20 o más años tengan una mejor calidad de vida, una mejor posición económica, pero realmente esto no se está cumpliendo. Por otro lado, las pruebas estandarizadas no logran medir las capacidades de los estudiantes o los docentes. En Iberoamérica, los jóvenes egresados no encuentran empleos o de alguna manera son muy efímeros y no explotan sus aptitudes en el campo laboral.

Estos jóvenes crecieron con la idea de que la escuela es una burbuja, lugar donde no pueden hablar de política. Cuando salen al mundo real descubren que faltó generar dinámicas y desarrollar habilidades. Las grandes empresas como Google solicitan empleados creativos, que investigan, que sean críticos, analíticos, eso es lo que buscan en un profesional y eso no se aprende en las aulas latinoamericanas.


C.C: ¿Qué responsabilidad tienen los sistemas económicos en la calidad educativa de cada país?


M.C: Toda, el sistema educativo en la actualidad está determinado por el mercado, cuando se plantea una política educativa se piensa primero en qué necesita el país para generar producción. No hay un Ministro de Educación que se pregunte ¿qué necesita mi gente o mis estudiantes para sentirse felices y verse realizados? Siempre se piensa en cómo generar más divisas, más empleos -ficticios-, traer más recursos del extranjero, aunque se tenga que marginar el salario con el objetivo de atraer las grandes empresas que contratan por miserables tres pesos. Por ende, la educación se limita a darles una capacitación operativa y técnica para que puedan operar cualquier aparato. La creación de políticas educativas inicia desde la lógica de la eficiencia y la productividad y no desde la reflexión de lo que necesitan los ciudadanos.

Se vende la idea de estudiar y alcanzar los más altos estándares para obtener los mejores puestos, pero no es cierto, en realidad lo que se hace es capacitar una mano de obra barata para las grandes corporaciones extranjeras.

Se habla de competencias, pero al final se evalúa por contenidos, seguimos con una evaluación cuantitativa y no cualitativa, por eso desde hace más de 60 años se ve que el mal desempeño de los egresados con las mejores calificaciones, esto se debe a qué no desarrollaron competencias.

C.C: ¿Para el Gobierno Nacional la privatización es sinónimo de calidad educativa? ¿Qué tan cierto es ese enunciado?


M.C: No, para la Comisión Iberoamericana la privatización no es un sinónimo de calidad educativa. Tenemos el caso de Chile, después de 30 años de privatización notaron que esa no era la salida, ahora están regresando a la educación pública.

La calidad educativa es un término que viene desde la empresa y desgraciadamente desde que se empezó a usar esta palabra se plantearon salidas estándares, y se está delegando la responsabilidad que tienen los estados, esto significa dejar a millones de niños y jóvenes por fuera de la educación. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo OCDE, plantea tres escenarios para la educación en un futuro cercano, primero el mantenimiento del Statu Quo, también plantea un cambio radical del concepto de escuela, en tercer lugar siguieren la desaparición de la escuela, en la medida que está es privatizada. Es decir que la escuela pública es un ente crítico y no le conviene a los estados que están ligados con la empresa, luego entonces, términos como la calidad, la inclusión y la equidad se quedan en discursos.

Cuando hablamos de calidad educativa se debe enmarcar en lo social, no pueden pasar solamente en el cumplimiento a las empresas, sino también cumplirle a las personas que pagan sus impuestos y a esto sumémosle que la empresa, tristemente, es la que menos impuestos paga, los ciudadanos de a píe son los que solventan de los gobiernos.

En Finlandia y Singapur, por ejemplo, tienen uno niveles más altos en las pruebas Pisa, en estos países la educación hasta el nivel universitario son gratuitas. Hay que preguntarnos ¿por qué en América no emperezamos a replicar eso, en vez de pensar en satisfacer a la empresa?

C.C: ¿Qué piensa de las peticiones de los docentes?


M.C: Desde la Comisión Iberoamericana de Calidad Educativa -que finalmente, somos quienes estructuramos las premisas- estas peticiones son una tendencia. Esto se debe a que el estado tiene menos responsabilidad, ya que se trabaja desde una visión empresarial y donde se mide el desempeño de los profesores por medidas de producción y estas son estandarizadas por indicadores que no reflejan la calidad del maestro.

Cuando entró en Colombia el estatuto 1278 pasó lo mismo que ocurre hoy en día sucede en México: un estado excepcional para los maestros de nuevo ingreso, es decir que no tienen las mismas prerrogativas, no cuentan con las garantías, prestaciones, nivelación de escalafón y salarial que tiene los docentes antiguos. En esa medida se despierta la precarización de los docentes porque los niveles salariales son menores, las evaluaciones son “más estrictas” y se les exige productos medibles.

Colombia intenta entrar en la onda de pruebas como Pisa, que son pruebas que miden supuestamente el desempeño docente con base a la memorización de alguna premisa. La educación y el aprendizaje no son un proceso de transferencia, “no es crear un ducto donde yo adiciono esto y esto otro y la suma de todos los factores va a dar igual a tanto”, cada estudiante, circunstancia y proceso educativo son distintos. Se habla de sujetos no de objetos.

Las demandas de los docentes por las mejoras en su nivelación salarial son condiciones básicas completamente legítimas. Los gobiernos y no sólo el colombiano tienen el doble discurso, donde hablan de la calidad educativa, pero al tiempo el motor principal de la educación que es el docente es visto como un empleado de segunda, como un operario, un profesional que requiere una capacidad técnica y no una formación humana. En Colombia se habla de un aumento del uno por ciento, esta relación debería ser más comparativa. Por ejemplo, en Venezuela se les aumentó el 120 por ciento, a pesar de las precarias condiciones de nivel salarial del maestro eso bueno. En Latinoamérica en general debería ser superior. No se les puede exigir grados académicos, actualización, nivel de competencias y de desarrollo de actividades y capacidades si no hay una disposición a que los docentes estén enfocados en su labor.

C.C: ¿Educación privada de colegios religiosos vs educación pública que muestran realidad?


M.C: La escuela pública nació hace 200 años por la necesidad de las empresas para tener obreros capacitados. Para ese entonces, el cambio de era estuvo marcado por el reloj, pues se dio inicio a la premisa que “el tiempo es dinero”. Seguido de eso aparece el término disciplina, que no es más que la organización del tiempo minuto a minuto. Ahora estamos en una época diferente, tal como lo menciona Bauman: ahora pertenecemos a la era liquida, ahora el tiempo no es el componente principal.

La escuela tradicional o la escuela de monjas es la que enseña disciplina, pero a su vez, no brinda la posibilidad de ser crítico, analítico o desarrollar auto regulación. Escenarios donde el individuo es valorado por su capacidad de cumplir desde una óptica de resultados medibles.

Hoy estamos en la era digital, el tiempo ya no importa. La sociedad está enmarcada en la interactividad de la red, la posibilidad de comunicarse en tiempo real.

C.C: ¿Cómo ve la Comisión Iberoamericana la movilización de movimientos estudiantiles?


M.C: Nosotros creemos que el movimiento es fundamental, cuando se habla de reformas educativas. Desgraciadamente no siempre son relevantes para la sociedad, para las grandes masas. En este caso el contrapeso puede ser un interlocutor del Gobierno, es decir que se ven afectados porque además de ser declarada en la Constitución colombiana también en un derecho humano.

En los países iberoamericanos los dineros de la Educación se invierten en las carteras para la seguridad nacional, sin saber que la raíz de la violencia está en la falta de accesibilidad a la educción porque se sigue con la premisa de que las soluciones son armadas y no culturales, en esa medida se desvaloriza la formación humana.

Esta promesa de destinar dinero a la educación no debe estar sujeta a un acuerdo de paz, debe ser un compromiso de Gobierno, por lo tanto está muy bien que los jóvenes le exijan a su gobierno frenar el déficit con la educación.

En Chile, por ejemplo, muchos de los líderes estudiantiles ya son diputados y están promoviendo leyes para la gratuidad de la educación. Ese fue uno de los compromisos de la presidenta Bachelet. Ya es hora de cambiar la óptica y eso lo hace el maestro, por eso es un agente tan peligroso para el gobierno, porque cuando un niño o un joven pasa por su aula y este maestro tiene la posibilidad de abrir su mente, de volverlo un receptor crítico, tanto de los medios de comunicación como de las políticas, además consigue que los jóvenes sean capaces de investigar. En esta medida se está despertando una persona que en algún momento pondrá en tela de juicio la palabra del gobierno y no lo va dejar actuar tan fácilmente, es más, va a empezar a aplicar una serie de valores que tengan que ver con la construcción colectiva.

C.C: ¿Pasar de lo gremial a lo política puede romper un movimiento estudiantil?


Es muy curioso, los líderes se visibilizan y cuando tienen la posibilidad de entrar en la política desde el mismo movimiento estudiantil son criticados, esto ocurre por los niveles de desconfianza y de corrupción.

Como dice Sabater “hay que pasar propuesta electoral primero por la propuesta educativa que tengan los candidatos”, esto es lo más importante a la hora de votar, y las personas aun no comprenden este concepto.

C.C: ¿Cuál es la relación de la Comisión con el Gobierno y el Ministerio de Educación?


M.C: Con el Ministerio de Educación desgraciadamente no hemos podido establecer relación. Entendemos los cambios en la cartera y esperamos establecer un contacto lo más pronto posible.

Por otro lado, tenemos una relación muy interesante con la Alcandía y la Secretaria de Educación de Medellín, así como con la Gobernación de Antioquia, de las cuales hemos recibido un gran apoyo, pero el Ministerio no ha encajado con nuestra propuesta.

Esa falta de contacto con el Ministerio en realidad no nos preocupa, nosotros no esperamos un aval de los gobiernos, pues nuestro trabajo es ser entes críticos de las políticas educativas. Es más, trabajamos de la mano con profesionales e investigadores para proponer y cuestionar lo que sucede con las políticas educación en cada uno de los países. Nosotros somos un canal entre los maestros y estudiantes para optimizar las dinámicas educativas en los países de la región. No pertenecemos a ninguna corriente política, somos consientes del compromiso que se debe tener con la educación y la calidad de la misma.

C.C: Colombia atraviesa por un proceso de paz con las Farc y se habla de un eventual fin del conflicto armado. Entonces ¿cómo debe ser la educación en un escenario de posconflicto?


M.C: Nuestra premisa es: “sembrando ciudadanía para cosechar paz”. La educación se da desde el ejemplo y es algo que desde todas las esferas está perdido, hay que dejar entrar al aula unos conceptos y conocimientos, por ejemplo las inteligencias múltiples de Howard Gardner para aprender a auto regularnos, si los docentes aprendemos a desarrollar esas aptitudes en los niños y jóvenes estaríamos dejando una generación autosuficiente. Por otro lado, valores y las inteligencias no son algo que se deba solamente repetir, sino también debe aplicarse en lo cotidiano y eso no se aprende en el contenido de un libro.

En la construcción de paz también deben tener en cuenta los derechos humanos y cada quien decide qué deja entrar en su vida, qué le sirve y qué no. Todos estos espacios deben abrirse a los estudiantes para que sean entes críticos, pero también sujetos sociales para hacer cambios desde sus cotidianidades, desde sus entornos, barrios, colegios y universidades hasta lograr un cambio positivo por su país.

La educación para la paz no se debe abordar como una metería más, no es para aprender de memoria y retransmitirlo, es más una autonomía o un interés para el cambio. Los educadores deben trabajar desde la conciencia educativa para implementar la educación para la paz, para que ésta efectivamente tenga una relevancia en la vida de los niños y jóvenes.