Ingenieros e inversores rusos apuestan por aplicaciones fuera del entretenimiento en esta prometedora industria.
La realidad virtual se ha convertido en una de los frutos más vendibles de la revolución tecnológica en marcha. La utilización de estos dispositivos de inmersión en un mundo totalmente digital surgieron como tema de conversación destacado en el Foro Económico Mundial de Davos. Fueron los reyes para los visitantes del Congreso Mundial del Móvil de Barcelona. Y han mostrado su potencial en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo, cuya vigésima edición concluyó ayer y de la que ElEconomista ha sido el único medio en español invitado como medio asociado.
Pero esta prometedora tecnología todavía tiene importantes obstáculos que salvar antes de alcanzar todo su potencial, tal y como coincidieron ayer en un panel expertos, inversores y desarrolladores que trabajan con la realidad virtual.
“Todavía existen muy pocas aplicaciones” y “existen problemas con los dispositivos”, opinó Fabio Cacciatori, fundador de Intelligent Ideas.
La realidad virtual se está desarrollando en paralelo a la llamada realidad aumentada, aquella que añade funcionalidades digitales al mundo real a partir de gadgets, como las gafas de Google. Una tercera opción más futurista es la realidad combinada (“mixed reality”), que mezcla nuestra realidad con el mundo virtual, permitiéndonos interactuar con ambos mundos. Las HoloLens de Microsoft, lanzadas a principios de este año, y que generan hologramas con los que podemos interactuar, son un ensayo temprano de lo que puede estar por llegar.
Aunque estas tres tecnologías existen, en ninguna estamos listos para generar “soluciones sólidas”, coincidió Vladimir Verkhoshinskiy, vicepresidente de VTB Bank, uno de los inversores en este campo.
Solo el campo del entretenimiento, y en concreto la industria de los videojuegos, está creando opciones validas. Las gafas de realidad virtual que lanzará este otoño PlayStation representan una de las mejores oportunidades para generalizar esta tecnología, aunque solo para los que estén dispuestos a pagar 400 euros.
La ingeniería
Sin embargo, las startups e inversores rusos están intentando probar que existe vida más allá de los juegos. Para ello están tirando de la gran tradición del país en campos como la ingeniería, el sector energético y la producción industrial.
Este es precisamente el objetivo del fondo de capital riesgo VRTech, que se dedica a detectar y comprar pequeñas aplicaciones de realidad virtual fuera de los juegos. Con sus 500.000 euros disponibles ya ha adquirido tres de ellos, y tiene otros cuatro en la mira para una segunda oleada. Según cuentan desde el fondo, los tres primeros ya tienen beneficios.
Uno de estas aplicaciones, mostrada a ElEconomista, simula un entrenamiento en un taller militar arreglando un tanque, para luego cambiar a otro entorno en el que se soluciona un escape de gas, interactuando totalmente con el entorno con un mando, y en el que el usuario se puede desplazar por el entorno virtual, al quedar recogido el movimiento en el espacio real.
Según cuenta el desarrollador del proyecto, firmas energéticas ya se han interesado por esta aplicación.
Aplicaciones similares, también desarrolladas por otras firmas ayudan a “visitar” apartamentos sin necesidad de los costosos pisos pilotos, o diseccionan complejos proyectos de ingeniería, como aviones, para entender su construcción y diseño.
“Veremos también importantes desarrollos en el campo de la medicina, por ejemplo en la cirugía”, apuntó Grigory Bubnov, presidente y rector del Instituto Tecnológico de Moscú.
Aunque el potencial de esta tecnología se podrá explotar totalmente en un par o tres de años, todavía tendrá que encontrar una solución para evitar los importantes daños colaterales que deja en el usuario.
“He visto que aquellos que sobrepasaban el tiempo recomendado de 40 minutos terminaban vomitando y teniendo alucinaciones, algo bastante desagradable”, recordó Bubnov.