"Somos aún capaces de continuar", Oscar Patiño

“En estos momento tengo una prioridad, poderle dar una mejor calidad de vida a mi familia, poderles brindar una casa, un hogar donde ellos se sientan cómodos y yo poderme sentir tranquilo, feliz”, este es el sueño de Oscar Iván Patiño Gutiérrez, un joven de 27 años que luchó por su vida a causa de un tumor en una de sus piernas y hoy, gracias a la Fundación Teletón, salió adelante y rehízo su vida.

Oscar vivía en el pueblito de Salamina, Caldas junto con sus padres. “Tenía una vida normal como cualquier persona, en ese entonces me encontraba estudiando, terminando mi colegio y trabajaba en lo que resultara allí en el pueblo, tratando de colaborarles a mis padres” comenta el joven.

Sin embargo a sus 19 años su vida dio un giro y empezó una lucha a contra reloj por salvar su vida. Nunca había abandonado su hogar por tanto tiempo como le tocó hace más de siete años por cuenta de una masa que le empezó a salir en un pie.

“Cuando salí de mi casa les dije a mis padres: -Yo creo que en ocho días vuelvo-. Pero lo ocho días se convirtieron en más de cinco años con respecto a todo el proceso”, afirma Oscar Patiño quien viajó a Medellín, Manizales, Pereira y por último “a este monstruo de ciudad que es Bogotá”, como señala.

“Me empezó a salir una masita en el pie y uno de joven, en parte no le prestaba mucha atención. Hasta que eso creció más y ahí sí me empecé a preocupar. Fui al hospital y me dijeron aquí no podían atender eso. Lo único que me hicieron en el hospital del pueblo fue unos rayos x, eso fue todo. Empecé a diligenciar todo con la EPS para ver si me remitían a alguna ciudad, Manizales la más cercana. Empezó así a evolucionar, a crecer más en la pierna, a incrementar más el dolor, la molestia. Fue algo muy doloroso ese proceso mientras estuve con esa masa en mi pierna porque no podía caminar bien, ni hacer mis actividades diarias como normalmente lo hacía”.

En Manizales, comenta, empezó toda su odisea corriendo detrás de su salud.

“Recuerdo la primera cita con un especialista en Manizales. El me dijo que tenía que empezar a hacer todas las vueltas medicas y yo le dije: -Doctor, yo estoy estudiando-. La respuesta de él fue: -El estudio o su pierna-. Ahí fue donde comenzó todo lo doloroso, empecé a sumirme en esa tristeza de estar lejos de mi familia, de los amigos, lejos de todo.

Su familia siempre fue el gran apoyo ante la dificultad por la que atravesaba, de un lado para el otro, poniendo tutelas, recibiendo desacatos de las tutelas, derechos de petición y su salud deteriorando.

“Entre toda esa dificultad, en primer lugar recibí el apoyo de mi familia, ellos siempre estuvieron pendientes de mí a pesar que estaban lejos”, cuenta.

Estando en Bogotá, recibió la noticia que ya no podían hacer nada por su pierna. “El médico me vio la pierna y me dijo: -No, por usted ya no hay nada que hacer. Hay que amputar esa extremidad-. Para mí fue como entrar a un túnel oscuro, me invadió la tristeza”, comenta.

Solo, sin su familia y sin personas con quien poder desahogar esa “tristeza, rabia e ironía de la vida”, como manifiesta, atravesó todo ese doloroso proceso. “Como todo joven o toda persona, esperas una vida normal, que nunca pase nada, seguir el circulo de la vida: crecer, trabajar, tener familia, envejecer y morir. Fue muy difícil asumir ese momento y más en esa etapa de soledad en la que me encontraba.”

Sin embargo, señala que uno de los momentos cruciales fue cuando llegó a la Teletón por iniciativa de un compañero con quien compartía para entonces en rehabilitación y tras ver por televisión una emisión del evento de solidaridad.

“La teletón me pudo brindar esa oportunidad de poder continuar con mi vida, ya que en ese entonces estaba destrozado, sin rumbo, sin dirección”, expresa.

Oscar Patiño cuenta que incluso después de la amputación de su pierna, recibió el rechazo y desprecio de personas, inclusive de su EPS, pero señala que la Fundación Teletón le brindo el acompañamiento que necesitaba

“Sin esperar nada a cambio, me brindaron todo el apoyo que yo estaba necesitando que era mi rehabilitación integral, la ayuda técnica de mi prótesis para poder empezar a caminar y todo el tema de la inclusión laboral. Fue una ayuda completa y eso me impulso a salir del estado en el que estaba y ahora sigo con ese impulso hacia adelante”

Sus sueños antes del fuerte suceso eran estudiar medicina, poder colaborarle a muchas personas y brindar “un poquito de ayuda a esta sociedad tan necesitada”, dice Oscar. Ahora, manifiesta que tuvo que reprogramar sus sueños y volver a comenzar de cero.

“La medicina, ese era mi pensar. Pero digamos que ya todo ha cambiado en parte. Me encuentro trabajando aquí directamente en la Fundación Teletón y aun sigo luchando por darle esa mejor calidad de vida a mis padres, poder, continuar y seguir hacia adelante”.

Sus estudios que quedaron postergados, ya los culminó. Terminó bachillerato, pudo hacer uno que otro curso, retomo su vida por completo, volvió a sentirse productivo y recupero el ánimo para seguir luchando por sacar su familia adelante.

“Estuve este fin de año en Salamina con mi familia, compartiendo. En parte fue muy alegre porque los volví a ver después de aproximadamente siete años. Fue algo muy especial pero también llega uno con esa melancolía de tener que dejarlos a ellos allá y volver a Bogotá para seguir luchando”, dice.

Siempre con tono esperanzador y con los sueños vivos y las ganas por seguir avanzado, Oscar Patiño envía un mensaje a todas las personas que como él, atravesaron o atraviesan por un momento doloroso.

“Aun se puede continuar, todavía hay esperanza. Podemos seguir adelante. No podemos seguir encerrados ni tampoco enfocarnos en que la discapacidad es una enfermedad. No, simplemente es una condición. Nosotros, el ser humano es capaz de superar miles de retos y aspiro que aquellas personas que aun no han encontrado esa luz, la puedan hallar muy pronto, que puedan seguir hacia delante y que puedan forjar un nuevo futuro”.

Su día a día es el de una persona normal, como manifiesta, hace sus quehaceres, va al trabajo, comparte con amigos, va a bares o a centros comerciales, sale a parques a respirar aire puro, toca guitarra, canta, y más.

“Continúo con mi vida normal, sin tener siempre ese presente que tengo una discapacidad. La vida sigue y uno puede continuar luchando porque nuestras capacidades no se apocaron. Lo que aprendimos en la escuela nunca se va a olvidar. Somos aun capaces de continuar de ser mejor persona cada día más.

Quisiera invitar a las personas a que le den una oportunidad a muchas personas que en este momento la están necesitando: una rehabilitación integral, una ayuda técnica. Que le puedan brindar esa oportunidad a otros así como lo hicieron conmigo aquí en la Fundación Teletón. Que las donaciones que ellos van a hacer o están habiendo, puedan brindar miles de oportunidades a nivel nacional”, concluye.

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